Shame: la vida de un ser abatido por el pasado Afuera hace frío y en cada espacio cerrado también lo parece. Esas cajitas de cristal son las que encierran a Brandon en su trabajo, en el bar o en su casa. Con una paleta de colores con tintes azulados seguimos la vida del protagonista por una Manhattan de clase b. Con un plano cenital vemos a Brandon (Michael Fassbender) recostado en su cama. Las arrugas de las sábanas indican que ha estado despierto toda la noche y a modo de flashback fragmentado conocemos las razones mientras que se funden con el presente lineal. Si Sabina parafrasea diciendo: "El zaguán donde te desnudé sin quitarte la ropa...", en Shame Brandon seduce y conquista con la mirada. Pero solo son encuentros fugaces que se entremezclan con videos de chicas hot y masturbaciones. En el callejón, en el bar gay o el baño de la oficina son los ámbitos donde vemos satisfacer los deseos sexuales a este adicto. Con una vida prolija y ordenada, Brandon sufre un desequilibrio cuando recibe de manera inesperada la visita de su hermana. Gracias a Sissy (Carey Mulligan) podemos deducir algunos aspectos de su pasado. Él, a creado una máscara, un camuflaje que le permite ocultar y de ese modo olvidar –aunque es imposible- lo que ha ocurrido un tiempo atrás. Ella, en cambio, ha podido escapar de ese tormento pero no lo oculta, lo lleva y de la manera que puede. Si en las escenas donde prima la respiración acelerada, el director Steve McQueen, prefiere eliminar el sonido y acompañar la acción con unas notas sostenidas, uno de los momentos más bellos es cuando Sissy interpreta a capella la canción New York, New York. Con una carga emocional intensa, esa escena se convierte en un sutil diálogo entre hermanos desde la mirada, pero también es el único ambiente cálido, y paradójicamente tenso, durante toda la película. McQueen, como en un estado de enamoramiento con la actriz, la filma dándole el tiempo necesario con un plano de su rostro para que podamos desmenuzar cada palabra que interpreta mientras se le aguan los ojos.
Philippe Le Guay lleva a la pantalla un recuerdo que lo ha marcado para el resto de su vida. Ese recuerdo se llama Lourdes y era la señora que realizaba las tareas domésticas en su casa, la persona que prácticamente lo crió y la que le contó historias del país vecino. Lourdes era una española que tuvo que dejar su país en el momento de la dictadura e instalarse en Francia para poder mantener a su familia a la distancia. Esta historia es la que retrata Le Guay con excelentes interpretaciones con actores de ambos países. Carmen Maura, Natalia Verbeke y Lola Dueñas son -algunas- de las representantes españolas que durante el día realizan las tareas de limpieza de diversos departamentos y por la noche habitan el sexto piso de ese edificio burgués, pero en precarias condiciones. La pareja de actores franceses son Fabrice Luchini y Sandrine Kinberlain como el matrimonio principal. Jean-Louis Joubert y su esposa contratan el servicio de María (Verbeke). Poco a poco, su carisma traerá confianza en el nuevo hogar que despertará el interés de Jean-Louis llegando a estudiar al país vecino como si fuera un punto remoto en el mapa. Cuando la situación matrimonial se deteriora, Jean-Louis decide mudarse al sexto piso, y desde este momento él encontrará la paz así sea rodeado de mujeres que hablan a los gritos. Donde la comodidad se reduce a un pequeño cuarto sin calefacción ni agua caliente. Las Mujeres del 6º Piso es una comedia que nos muestra la manera en que los franceses educan a los españoles (¿brutos?) con refinados modales. Mientras que los españoles los conquistan por sus sabores y solidaridad.
Blancanieves en su versión no enjoyada Desde la primera versión cinematográfica en 1937 hasta la actualidad Blancanieves siempre se presentó como un ser tierno, bondadoso y carente de espíritu salvaje. En cambio el director hindú Tarsem Singh propone una adaptación más libre que la original. La película comienza con la voz en off de la bruja o madrastra de Blancanieves, interpretado por Julia Roberts, contando todo lo acontecido desde el nacimiento de la niña hasta la actualidad de forma animada. Pronto llegará el momento de descubrir sus rostros y su atuendo. Magníficos vestidos desfilan por la pantalla a excepción del joven príncipe -Armie Hammer- que en reiteradas ocasiones lo vemos en ropa interior como consecuencia tras un enfrentamiento con un grupo de pandilleros. Los enanos son los pandilleros. Si, pero se presentan como esbeltos piqueteros que cortan el camino del bosque que une el reino con la aldea para robarle a quién pase por allí. Cuando la bruja manda a matar a Blancanieves, ella busca refugio entre estos pequeños seres y pronto recibirá un exhaustivo entrenamiento de combate. Blancanieves pasa de ser una muchacha inocente de 18 años a una guerrera que se enfrenta con la fiera más temible del bosque. Roto el encantamiento la madrastra pierde su poder pero sobre todo su belleza que es mantenida bajo meticulosos tratamientos "naturales" para mantener la frescura de su piel. Con sus pestañas arqueadas, cejas abultadas y una boca en forma de rojo corazón, Blancanieves termina bailando cual canción hindú para cerrar con esta versión colorida y alternativa de cuentos clásicos.
Barajando la suerte Uriel (Jorge Drexler) es un divorciado y padre de dos hijos. Es un experimentado en hoteles alojamientos y gran jugador de póker. Pero de la misma manera que oculta su rostro cada vez que se sienta a jugar también oculta su realidad. La suerte en tus manos se centra en Uriel, en su entorno y cómo lo redescubre. A diferencia de las películas anteriores de Daniel Burman donde las relaciones eran padre-hijo, ahora la conexión se ramifica. El protagonista cambia su perspectiva cuando se reencuentra con una novia del pasado. Ella es Gloria (Valeria Bertuccelli) y regresa a Buenos Aires para desalojar la casa donde vivió su padre recién fallecido y encontrarse con su madre. Uriel vive de mentiras, de falta de compromisos y miedos. Que se realice una vasectomía es por la comodidad, ante un posible embarazo, de no tener que volver a empezar otra vez. Su rol como padre ya está completo. Y de esta manera teme volver a empezar una relación por miedo a que lo abandonen. Él, no se juega o lo hace apostando muy poco, a la hora de empezar un noviazgo. Teme ser abandonado y como mecanismo de defensa, miente. "Vos te fuiste y me dejaste..." esta frase surge en reiteradas ocasiones ante planteos realizados por Gloria. Norma Aleandro, como madre de Bertuccelli, es una mujer proactiva que abandonó a su esposo porque se dio cuenta que no iba a progresar, porque su futuro se cerraba en la juguetería que administraba. Y esto mismo es lo que le sucede a Uriel, él sigue trabajando en la financiera que era de su padre y ante la mirada juzgadora de la gente –porque la plata está mal vista o la comodidad de transitar un camino ya realizado por otro- inventa ser productor de espectáculos. A medida que avanza la película cada personaje se va redescubriendo y este cambio de perspectiva afecta de manera positiva a su entorno. La suerte puede estar en sus manos pero mejor es saber donde apostarla.
Las mujeres y el desencuentro amoroso Gianni Di Gregorio es el director de La Sal de la Vida y, además, el protagonista del film como Gianni. Cada uno de los personajes tiene el nombre verdadero del actor. El mismo realizador que hace unos años estrenó Un Feriado Particular, ahora nos trae otra comedia donde él es el centro en un círculo vicioso femenino. El título real de la película: Gianni e le Donne (Gianni y sus Mujeres sería su traducción literal) es la síntesis de lo que trata. Desde una madre demandante, una esposa ausente, una hija preocupada, amantes no consumadas; todas ellas entran y salen de su vida utilizándolo como un objeto hogareño. Di Gregorio, co-guionista de Gomorra, utiliza su don humorístico para interactuar y llevar adelante su vida encontrándose en un momento inestable. Vive de su jubilación pero se siente joven, vital, pero a la vez no es el estereotipo masculino de las mujeres que a él le gustan, cada una de las acciones que él toma son generadas, prácticamente, por los únicos dos hombres cercanos a Gianni: su amigo, el abogado y el novio de su hija. Dos edades diferentes que dan como resultado accionares distintos. Gianni, considerado como el Jacques Tati italiano, filma con los nombres reales, en el barrio donde creció, donde despliega su destreza culinaria, su paladar por el buen vino y su situación económica actual, y donde busca en las caminatas por la ciudad, el nacimiento de un encuentro amoroso.
Dirigida por el director alemán Ulrich Köhler, filmada en África, Camerún, donde conocemos a Ebbo Velten, un médico especialista en una pandemia que está asolando esas tierras y da nombre a este film: El Mal del Sueño. Desde la primera escena ya podemos deducir la personalidad, carácter y ánimo de Ebbo que se irá acrecentando con el correr de los minutos. Él vive con su esposa y reciben la visita de su hija que se encuentra en un internado en Alemania para continuar con sus estudios. Luego de algunos roces y entredichos su esposa e hija deciden volver al país germano dejando a Ebbo solo y decidiendo qué hacer con su vida: continuar con la investigación o regresar a su país natal. Y este es el punto donde la historia toma otro rumbo. El protagonista, interpretado por Pierre Bokma, pareciera que se fuera desgastando cada vez más, se lo nota agobiado, con su ropa sucia y su aspecto desalineado y desprolijo. La barba cada vez más tupida muestra signos de dejadez, que ya todo le da igual. Su permanencia en la investigación está siendo cuestionada por la OMS y pensar regresar a su hogar es viajar a un territorio ya ajeno a él. Si Ebbo cambió su vida para luchar por una cura a una enfermedad llamada El Mal de Sueño, ahora es él el que está padeciendo la enfermedad, la enfermedad de su propio sueño. Dato: Otro de los actores que conforman el reparto es Hippolyte Girardot, director de Yuki and Nina.
Con su estilo característico de situaciones inexplicables Bioy Casares escribe en 1973 la novela Dormir al Sol. En la actualidad, el director Alejandro Chomski adapta el libro para llevarlo a la gran pantalla, y después de haber participado en diferentes festivales llega su estreno local. La historia transcurre en Parque Chas, un barrio circular y detenido en el tiempo como lo anuncia la película conocemos a Lucio, un relojero de carácter tranquilo que sin mucho temperamento y motivos, decide internar a su esposa por recomendación de un entrenador de perros en una clínica Frenopática. El metraje cuenta con una buena ambientación de la década del ´50 y también con buenos actores como Luis Machín, Esther Goris, Enrique Piñeyro, Carlos Belloso, Mercedes Scápola, Norma Argentina y Florencia Peña. Sobre el final se puede disfrutar de una excelente actuación de Machín cuando su comportamiento se vuelve siniestro y su mirada perturbadora en el rol de Lucio. Una historia tan circular como el barrio donde fue filmado, en algunas ocasiones redundante, pero logra un climax tenso, en acompañamiento con la banda sonora, que se vuelve inevitable ser partícipes de este mundo fantástico que Chomski ha creado de esta novela urbana.
La ultima película de Tomas Alfredson que se estreno en Argentina fue Criatura de la Noche (Låt den rätte komma in) sobre una niña vampiro que, obviamente, se alimentaba de sangre pero la historia va mas allá de su desesperación para calmar su hambre. En esa historia también encontramos las bases de la amistad que se mezcla con la inexperiencia del primer amor de dos pre-adolescente y bajo esas circunstancias, será un amor para toda la vida. Un film bien dirigido que lograba capturarte, trasladarte a Suecia y calarte el frío en los huesos. Ahora llega otra película de Alfredson, El Topo (Tinker Tailor Soldier Spy), y nada me produjo al verla. Con una lista de grandes actores como Gary Oldman, Colin Firth, Tom Hardy, Mark Strong, Benedict Cumberbatch, Toby Jones y John Hurt, ninguno es explotado al máximo. Durante los 127 minutos de cinta recién en la última media hora la película comienza a tener forma. Si bien la introducción a la historia es comprensible después se vuelve confusa y muy difícil seguirla ya que incorpora demasiados nombres, sobrenombres, subtramas y flashbacks que enredan la narración en vez de aclararla para lograr descubrir al espía, al delator del grupo, al topo. Caratulada como una película de espionaje, thriller e intriga poco tiene de esos géneros. Solo la banda sonora y Oldman (ambos nominados al Oscar) logran, por momentos, situaciones de tensión pero se pierden realizando una lectura general del film.
Si hay algo que merece El Artista es llevarse las diez estatuillas por las cuales está nominada para los premios Oscar. En estos tiempos donde cada vez son más los estrenos de películas en formato 3D, fuegos artificiales y explosiones llega este film en blanco y negro, y silente para refrescar nuestra mirada. El Artista es el cine que ya no se hace, el "como era antes" dicen algunos, es el que en ausencia de diálogos priorizan los gestos, guiños y miradas. Michel Hazanavicius realza estéticamente lo mejor del cine de la década de finales de los años ´20 y la revolución de los estudios cinematográficos de Hollywood con la incorporación del sonido a principios de los ´30. George Valentín, es la estrella del momento, mantiene su sonrisa y postura dentro y fuera de la pantalla como el galán que es pero esa fachada se derrumba cuando las nuevas tecnologías y talentos comienzan a ganar su lugar. Y en este período de transición surge Peppy Miller, una muchacha que pasa de ser extra en el mudo hasta consagrarse como una de actrices favoritas en el sonoro. El Artista está constantemente rindiendo homenaje a la propia industria, el cine dentro del cine, el espectador es testigo, cómplice, entra y sale del film con una sonrisa o moviendo los pies porque es inevitable no acompañar los diferentes ritmos. Una de las mejores escenas que posee es cuando George Valentín comienza a escuchar diferentes sonidos como el desplazamiento de una silla (este descubrimiento lo perturba pero... ¿Antes no oía, su realidad también era muda o es un guiño para nosotros?) o el ladrido de su fiel compañero Jack (o por lo menos eso creí entender cuando leí los labios del actor ya que no apareció su nombre en los intertítulos), un perro pequeño y lleno de carisma que, con un Palm Dog en su haber, también merece llevarse un Oscar en la próxima entrega.
"Una vez leí que, aunque no lo sepa, siempre se escribe para alguien. Alguien sentado en la tercera fila de la sala. Esta película entonces, está dedicada a mi familia y a mi padre especialmente, fue con él que empecé a enamorarme de las películas" Estas palabras pertenecen al director Pablo Giorgelli y se encuentran en el dossier de prensa de su película Las Acacias, y quién haya disfrutado de esos 85 minutos se dará cuenta que es un film familiar que se va constituyendo como tal durante los 1.500 km de viaje y genera tanta cercanía y cariño con los tres solitarios personajes que uno trasciende la tercera fila para viajar con ellos desde Asunción a Buenos Aires. Rubén es un camionero que transporta troncos de acacias y antes de cruzar la frontera de Asunción-Argentina se encuentra con Jacinta y su hija Anahí, una beba de 5 meses, para llevarlas de viaje a nuestro país. El viaje constituye la película. Los gestos hacen a la película. Las miradas, las sonrisas, los llantos y los silencios es la película. Giorgelli no necesita, prácticamente, de las palabras para saber lo que sienten los personajes, sus angustias o sus tristezas. Rubén, un hombre de pocas palabras, está acostumbrado a viajar solo y eso queda claro cuando lo vemos cebarse solo unos mates mientras maneja. Rubén es un tipo simple, un solitario del camino. En tanto, Jacinta una muchacha tímida, lleva día y noche a Anahí en brazos, a sus pertenencias en varios bolsos y a la ansiedad sutil por llegar a destino. Notablemente hay que destacar el trabajo actoral, revelación porque no, de la pequeña Anahí. La beba emitiendo solamente sollozos, sonrisas y hasta durmiendo es el elemento que une a estos dos personajes. El permitir cuidarla para descansar un poco los brazos y en ese acto ejercer la paternidad robada por la distancia y las ausencias. Las Acacias no posee planos complicados, no los necesita porque el guión no da el lugar tampoco. Generalmente vemos a ellos tres de perfil, sentados en el camión haciendo el camino y convirtiendo ese ambiente en su futuro hogar.