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Tim Hill (Alvin y las Ardillas, Hop) trae en En Guerra con mi Abuelo un aire simpático en lo que tal vez en otra temporada se consideraría como un terrible proyecto. Protagonizada por Robert De Niro, Uma Thurman, Rob Riggle, Christopher Walken, Cheech Marin y Oakes Flegley, The War with Grandpa – título original – se disfruta gratamente si no se pide mucho en estos tiempos pandémicos. En Guerra con mi Abuelo trata sobre Peter (Oakes Flegley, en una gran actuación), un joven que se ve obligado a ceder su habitación a su abuelo (Robert De Niro), un cascarrabias solitario veterano de guerra que en los últimos tiempos presenta dificultades para manejarse diariamente solo. Peter con una gentileza falsa acepta a su abuelo en un principio pero, entre el aliento de sus amigos de escuela y las – mínimas – injusticias que se dan en su vida, decide declarar una guerra sin cuartel. Hay que conceder que todos los actores y actrices que trabajan en este proyecto se muestran en piloto automático pero curiosamente hay una gran química entre ellos. De Niro y Flegley son geniales como abuelo y nieto, no obstante lo que más se destaca es la dupla sorpresa entre el mismo De Niro y Rob Riggle (interpreta a su yerno) la cual crea las situaciones más hilarantes desde el primer momento que coinciden en pantalla. Uma Thurman – nunca para menos esta gran actriz – se ofrece como el daño colateral entre las trampas que De Niro y Flegley realizan durante toda la película; Christopher Walken, Jane Seymour (JANE SEYMOUR!!!) y Cheech Marin aparecen brevemente para completar la pandilla de amigos de De Niro, simpáticos notablemente desperdiciados. La película se presta para el homenaje fácil a clásicos del séptimo arte (por ejemplo: tenemos a De Niro imitando la escena del caballo de El Padrino y a Uma Thurman sacando su Beatrix Kiddo en meros segundos) hay un sacrilegio: lamentablemente no vemos nada para prestar de The Deer Hunter (Michael Cimino, 1978) un error fatal teniendo a Walken una vez más junto al gran Roberto… todo no se puede pero vamos es The Deer Hunter!!!, Walken y De Niro… Nick y Mike… MAO!. Hay que decir que pesar de un constante aire superficial la película cumple como un entretenimiento simple sin demasiadas exigencias; En Guerra con mi Abuelo no hay que esperar grandes cosas además de lo obvio (ver a grandes actores trabajando por el cheque y no por el reconocimiento) sin embargo hay una simpática sensación de diversión de principio a fin que resulta soberanamente acogedora y que, en estos tiempos, hace falta sin lugar a dudas y sirve para todas las edades. Valoración: Buena.
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A veces nos encontramos con películas que pasan de largo y quedan en el olvido a pesar de tener grandes talentos en su elenco y dirección, aquí está el ejemplo perfecto. Protagonizada por Tom Holland, Daisy Ridley, Mads Mikkelsen y Nick Jonas, Caos: El Inicio dirigida por Doug Liman es una película que no trae caos y además no es un muy buen inicio. Situada en El Nuevo Mundo, un planeta alienígena recientemente colonizado por el humano en el cual los hombres adquirieron un don llamado el ruido y las mujeres fueron exterminadas misteriosamente en una guerra interplanetaria, la historia se centra en Todd Hewitt (Tom Holland), un joven pesimista que en un accidentado día cruza su destino con Viola (Daisy Ridley), una joven que no posee el don del ruido y que presenta un conflicto de intereses con el Mayor Prentiss (Mads Mikkelsen), el villano de turno en esta película. A pesar de poseer una interesante trama en un mundo novedoso, la película de Doug Liman no sale de lo genérico en todos sus aspectos. Vemos una posibilidad de enganche en esta habilidad llamada ruido pero después de unos minutos no hay sorpresa alguna… es como si toda una cena completa se agotara en la entrada. Nada sorprende y las cosas se tornan aburridas muy rápidamente. De todas formas hay destellos de buenas actuaciones. Este apartado claramente es dominado por Mads Mikkelsen y Demián Bichir, dos actores experimentados y carismáticos que hacen lo que pueden con el rol que se les ofrece; Mikkelsen siempre domina con su versatilidad además de su presencia y en esta película el actor danés es quien más más se destaca y queda mejor parado; por el contrario Holland quien es el first billed de Chaos sufre en su performance por la terrible química que muestra en pantalla junto a Ridley. Esos roles pudieron ser casteados por dos actores jóvenes con menor renombre pero con una mejor interacción en la pantalla. Con un ritmo estático la película se muestra muy densa con tan sólo 109 minutos de duración. No importa nada de lo que sucede, es más, sinceramente cuesta entender que idea Liman quiso darle a esta adaptación literaria ya que las cosas se podrían resumir en una mezcla de Fled (1996, Kevin Hooks) con cualquier película de ciencia ficción dominguera que muestra más un ecosistema que el argumento en si. Cuesta encontrar algo memorable para destacar en Caos: El Origen si quitamos un penoso golpe bajo que funciona simplemente por el bien del desarrollo pero cae pésimo por el trato que se le da. Podría haber sido algo tierno y sentimental y Liman elige mostrar un momento insoportable en el recuerdo de un personaje. Desde ya todo tiene un por qué: el guion fue reescrito por numerosos guionistas y constó de varios reshoots desde el 2018 hasta el año 2019 por una pobre recepción en los test screeners con público. Una verdadera pesadilla de realización con más de diez años de ideas que llevo a una regular ejecución. La película va en tono pero es mejor resuelta que varios bodriazos teens de moda que se fueron dando desde el año 2008… una moda que gracias a Dios ya quedó atrás. A pesar de ser innovadora en su idea y con aciertos gracias al elenco de reparto Caos: El Inicio va a quedar en el olvido muy rápidamente. Valoración: Regular.
Adam Wingard trae – por fin – el enfrentamiento entre dos de los más emblemáticos monstruos de la historia del cine. Protagonizada por Millie Bobby Brown, Alexander Skarsgård, Eiza González, Rebecca Hall, Brian Tyree Henry, Demian Bichir y Kyle Chandle, este enfrentamiento es soñado pero no decisivo. Primero lo primero: la película enfrenta a estos dos majestuosos monstruos en una época contemporánea y tiene el lujo de dar rienda suelta a efectos especiales. Es sorprendente ver a Godzilla y a Kong a las piñas, no obstante el problema es que todas estás secuencias se sienten a medio cocinar, con una falta de momentos decisivos que ponen en duda el objetivo de «uno sólo saldrá victorioso». Se ve todo y se disfruta pero al mismo tiempo un sentimiento de insatisfacción se hace presente; no hay alma en este pleito. En parte se debe a un guión a cargo de Eric Pearson y Max Borenstein que se concentra en las guirnaldas y no en la fiesta en sí. No sólo entramos en un terreno de ¿quién es el monstruo alpha? sino también en subtramas sobre una posibilidad de una tierra hueca, conspiraciones, una nueva amenaza monstruosa y claro, una Millie Bobby Brown innecesaria que su único objetivo es tentar al público teen a comprar entradas. Hay demasiadas cosas absurdas sucediendo en simultáneo para que realmente interesen y la gente quiere algo simple: ver a monstruos pelear. El factor humano complementa muy bien este duelo. Los puristas tal vez se sientan decepcionados sobre el peso que tienen estos personajes y la consecuente relegación de los monstruos por esto (Godzilla es desaprovechado), algo arriesgado pero en Godzilla vs. Kong las cosas funcionan. Skarsgård lleva la batuta, Hall y Tyree Henry acompañan muy bien como coprotagonistas, la hermosa Eiza González utiliza su encanto para ocultar sus verdaderos motivos presenciales y Bichir da una vuelta de tuerca a la situación y demuestra que no siempre tiene que ser un simple rol de minion, la mano derecha del cerebro de la operación, sino el encargado de dar las ordenes… para bien y para mal. Si nos extendemos a los monstruos el rey de esta película es Kong. El gorila es el protagonista indiscutible de esta cinta, sin dudas él es el encargado de solucionar y mover la trama. Además no es difícil encariñarse con él ya que lo humanizan de tal forma que prácticamente es más humano que un humano; por otro lado Godzilla es un instrumento de ayuda, algo que está de paso. Esto es un error abrumador ya que tenemos en el mismísimo título su nombre dominando al resto y la realidad es una decepción copada que cumple pero no lo suficiente para que las galeras vuelen… al lagarto gigante no le hicieron justicia. Empieza la pelea ¿Es entretenida? sí ¿ofrece lo que los fans querían? también, pero a medio camino y con un conjunto de reacciones y deus ex machina sin sentido; por fin se ve la batalla entre dos titanes de la industria… pero no de la manera que se esperaba. Agarren los pochoclos, desconecten el cerebro y vean esta película como tiene que ser vista: en pantalla grande. Valoración: Buena.
Wonder Woman 84 (títiulo original) por fin llegó a los cine de nuestro país después de numerosos retrasos por la pandemia del COVID-19. Esta secuela dirigida por Patty Jenkins (Wonder Woman, Monster) y protagonizada por Gal Gadot, Chris Pine, Kristen Wiig y Pedro Pascal ofrece mucho estilo y un regreso de la princesa amazona pero ¿a qué costo?. La mujer maravilla ochentera Diana Prince vive su nueva vida rodeada de una sociedad que la admira en secreto, no obstante ella se encuentra distante de todos por la pérdida del amor de su vida y la presión de su verdadera identidad heroica. Al dar con un extraño artefacto antiguo, la vida de Diana, su compañera Barbara Minerva (Kristen Wiig) y un excéntrico y misterioso presentador de televisión (Pedro Pascal) cambia a la gracia de deseos. Patty Jenkins ofrece una secuela estilizada que consigue presentar una nueva faceta de Wonder Woman, brindando profundidad a la historia de Diana y centrando el foco en lo que significa los valores de un héroe. No obstante, a pesar del estilo, esta película sufre por el desborde innecesario de agregar situaciones ya vistas (el regreso de un ser querido difunto) y un factor épico que se pierde expandiendo subtramas innecesarias, algo imperdonable en el género. Tenemos acción pero no hay un efecto positivo en ella por el estilo caricaturesco que Jenkins muestra en todas las coreografías; esto es un fallo para resaltar ya que al presentar un tono serio y situaciones dramáticas de descubrimiento interno la directora opta por utilizar el recurso de la comedia en equivocados momentos. Nos encontramos nuevamente con un caso de estilo sobre sustancia. En el apartado de actuaciones Wonder Woman 1984 se defiende gracias a la fuerte presencia de coprotagonistas. Se destaca Wiig como una aliada convertida en villana (Cheetah) y Pascal va a la par con el tono – como señalé anteriormente – caricaturesco del film; Chris Pine es una excusa de relleno, un retorno innecesario para un efecto – algo bobo – de cerrar un circulo. La palabra soltar resuena en toda la película. Gadot, ya canchera con el rol, es excelente en manerismos pero resulta alarmante lo hilarante que es su entrega de líneas. A resaltar negativamente una escena de persecución en Egipto en la cual ella y Pascal tienen un intercambio de palabras con un efecto absolutamente bizarro y muy lejos de lo que se quería mostrar en pantalla. Hans Zimmer, como siempre, marca los tonos adecuados para que la película funcione en su banda sonora original sin embargo a pesar de situarse en los ochentas la película carece de himnos musicales de esa época. La película desperdicia su potencial ya que hay que contentarse con una sola canción a cargo de Frankie Goes to Hollywood y no, no es Relax. 151 minutos de los cuales se podrían recortar 40 de ellos para lograr un efecto más positivo. Wonder Woman 1984 resulta aburrida y carente de sentido alguno, se va por las ramas cuando no debería y a pesar de tener una época dorada, villanos coloridos (e interesantes) desperdicia todo por la intención falsa de caer copada y emitir un mensaje vacío. Valoración: Regular.
Ópera prima del productor Gastón Portal La Noche Mágica se enfoca, justamente, en una noche de celebración con una vuelta de tuerca. Protagonizada por Natalia Oreiro, Diego Peretti, Pablo Rago y Esteban Bigliardi las sorpresas están a la orden del día o mejor dicho… en la noche. La celebración de noche buena se detiene cuando Nicola (Diego Peretti), un ladrón sin escrúpulos, irrumpe en una casa y se encuentra con una situación de infidelidad entre Kira (Natalia Oreiro) y Cachete (Pablo Rago) en coincidencia de la llegada de Juan (Esteban Bigliardi), marido de Kira, en el lugar. En un principio La Noche Mágica se muestra de esta forma, como una comedia negra de tono navideño fuera de la temporada de fiestas; la idea es simple pero poco a poco los secretos se van revelando, la tensión se da a lugar y el descontrol se apodera del lugar. Lamentablemente ese mismo descontrol imposibilita que la película se defina correctamente ya que encontramos un volantazo al finalizar el segundo acto (aproximadamente al llegar a los 60 minutos) que confunde la experiencia total; todas las acciones que los personajes realizan previamente dejan de importar por el pésimo cuidado que Portal exhibe en el guión (no sólo él dirige, sino también pone lápiz y papel). El elenco funciona correctamente (se destacan Peretti y Oreiro) pero por las absurdas circunstancias que Portal pone en guión las cosas no terminan de convencer a la hora de darle un cierre al asunto y el talento, que ayuda a que la experiencia sea más placentera, queda opacado. La Noche Mágica se disfruta no obstante falla al intentar cerrar con broche de oro el festejo, es más, esa celebración se arruina por un final con sabor amargo. De todas formas hay que destacar el trabajo de Rodrigo Pulpeiro como director de fotografía. Él se encarga de mostrar espacios laberinticos en una casa que tiene mucho que contar; exteriores que muestran celebración e interiores que parecen sagrados y lejanos a lo que el espíritu de la navidad transmite. Una película coral que se brilla por sus actores pero no por mucho más, y si se llega a un punto justo La Noche Mágica intenta darnos algo nuevo mezclando cosas que ya vimos pero las vimos tantas veces que el intento se aprecia… pero tristemente no funciona. Valoración: 50/100.
Tenet puede resultar compleja, pero no es imposible de entender. Dirigida por Christopher Nolan este esperado thriller de ciencia ficción demuestra que por más ambicioso e intrincado que sea el proyecto a veces las cosas funcionan mejor de forma simple y clara. Con un ingenioso primer acto TENET logra enganchar al espectador presentando un mundo de espionaje en el cual las reglas del juego cambian a medida que pasa cada minuto. John David Washington (Blackkklansman, Malcolm & Marie) mueve las piezas en su rol como «El Protagonista», no tenemos datos de vida pasada ni nombre pero sí nos aclaran que experiencia en el campo de espionaje hay de sobra. Su personaje logra llevar la acción de los hechos pero al mismo tiempo no termina de convencer y conectar lo suficiente con el publico para que se pueda simpatizar con él, y Washington, desesperadamente necesita el apoyo de sus coprotagonistas para que la película logre interesar en sus 150 minutos de duración. Lo acompañan Robert Pattinson (con leves tintes de su T.E. Lawrence espia en Queen of the Desert de Herzog) que logra fortalecer TENET gracias a su presencia escénica y, además, Elizabeth Debicki pone valentía escondida y Kenneth Branagh entrega el acento y la amenaza justa pero necesaria. Todos ellos son un pilar fundamental para que TENET funcione correctamente. Nolan crea escenas deslumbrantes, mueve los hilos e impresiona con cada truco de cámara y efecto (práctico y en CGI). Lamentablemente el guión es un disparate complejo que pone más dudas que respuestas; la mayoría de situaciones que vemos tiene una explicación extensa y confusa que no sirve si se busca un rato de emoción sin sentido frente a la pantalla. De igual forma pasa con la acción, lejos del detalle de mostrar las explosiones y enfrentamientos a balazos limpios, el lente se enfoca en los personajes y sus acciones casi para demostrar que el resto de las cosas posee poca o nula importancia. Nolan se arriesga y el resultado en este apartado no convence del todo, la confusión le gana a la acción y se necesita paciencia para salir convencido. Nolan dio un paso adelante, tal vez para exhibir y tantear los límites de la sala de cine, se ve demasiado y se disfruta poco. En la complejidad y entre ese peldaño cerebral falso que le ponen a su filmografía TENET se destaca por conseguir lo que anteriormente no se pudo: llegar a un límite y la certificación de probar una nueva dirección. De todas formas la película se disfruta, en un momento tenemos una referencia clave para definir a TENET: «no intentes entenderlo, sólo siéntelo». Esto es un antes y un después ya que poco a poco comenzamos a sentir lo que pasa pero también a reír sobre lo que intentamos entender. Se agradece el intento y se agradece que a pesar de todo la película se siente como una experiencia cinematográfica total, no funciona para darle un visionado en casa. TENET marca una diferencia a la hora de volver a la sala de cine, no es un producto perfecto pero es necesario para darle un puntapié inicial de resurrección a las salas de cine. Valoración: Buena.
Crítica emitida por radio.