Crímenes Imposibles cuenta la historia de Brandoni, un detective con un pasado trágico y, por coincidencia, un caso que lo lleva a revolver un misterio personal. Protagonizada por Federico Bal, Carla Quevedo y Sofía Del Tuffo y dirigida por Hernán Findling este supuesto “thriller psicológico” es un recorrido confuso que no encuentra su camino en ningún momento. Hay que destacar que Federico Bal da un esfuerzo digno a reconocer en su interpretación como el detective Brandoni, no obstante es un rol que no puede dominar por el hecho de que está en sus primeros pasos serios como actor; es demasiado temprano para que Bal se asocie a un rol de este calibre pero hay que destacar que se arriesgó y bueno… por algo se empieza ¿no?. De todas formas sus co-protagonistas tampoco logran acertar en sus respectivos roles y se observa como este error de casting en realidad no es un error de casting, sino una clara falla en la dirección de actores por parte de Findling; lo peor es que la situación se agrava con el pasar de los minutos transformando el film en un vuelterio de inconsistencias en el apartado de dirección. Tampoco ayuda un guión absurdo por parte de Nora Leticia Sarti. Un guión que se encarga de desequilibrar la película constantemente pasando por varios géneros y no conseguir una autonomía. Crímenes imposibles se vende como un thriller psicológico, bordea elementos del género terror y en su final se revela como una película cristiana oculta. Un plus y joyita desastrosa a desatacar: los absurdos diálogos entre los personajes. Crímenes Imposibles es un desafortunado intento que demuestra que si se busca un berenjenal y no se posee una idea clara, el proyecto termina a medias quedando como un paso fallido para replantearse hacia donde se busca ir. Valoración: Regular.
Disney es una cita obligada en cines, la magia que posee la empresa del ratón magnate llega a grandes y chicos; es una pasión sin límites de edad. Ahora la empresa aprovecha la moda de los live-action para exprimir hasta el último esfuerzo sus más grandes obras e innova implementando secuelas y el fueron felices para siempre milenario, poco a poco, va quedando en el olvido. Llega el turno de la secuela de Maléfica (2014) película que pone a Angelina Jolie en primer plano después de un hiatus entre una notable dirección de películas (Unbroken, By The Sea y First They killed My Father) y su divorcio con Brad Pitt. Siempre es bueno ver a Angelina y sin dudas es de las pocas actrices que pueden llevar el título de «Flor de Actriz»; Jolie es tan buena en su trabajo que ver el retorno de su vision de Maleficent – nombre en inglés – es algo que eriza la piel. Hay que destacar que la primer película del 2014 no era tan buena pero con Jolie de first billed se permite recordar. Ahora llegó la secuela y esta vez el guión a cargo de Micah Fitzerman-Blue, Linda Woolverton y Noah Hapster es una ramificación tan grande que Maléfica: Dueña del mal se instala entre en territorio de Danza con Lobos/Avatar. Además el constante uso de mensajes innecesarios hacen que la secuela se despegue de la oscuridad de su origen y evolucione a algo multicolor y desastroso que no termina de cerrar en ningún momento. Tal vez el alto mando necesita que la gente quiera Maléfica, pero vamos… no es necesario. Secundada por Elle Fanning, Harry Dickinson, Sam Riley, Ed Skrein, Chiwetel Ejiofor y Michelle Pfeiffer Maleficent: Mistress of Evil no funciona como una proyecto coral, Jolie opaca a todos. Además Michelle Pfeiffer ofrece una penosa actuación dando lugar a una posible nominación en los próximos Razzies por una vergonzosa sobreactuación mítica. Es un infierno ver el talento de Pfeiffer en esta forma. Maléfica: Dueña del mal recurre al que fue de la vida pero hay veces que el misterio y el incitar a que el espectador imagine el futuro es mucho mejor que forzar la historia y derrapar en el intento. Valoración: Regular.
Lejos de la lloriqueada continua de lo políticamente correcto llega Rambo: Last Blood, película que defiende el género con toda bala disponible. Dirigida por Adrian Grunberg (Get The Gringo) esta nueva y – ¿última? – parte del largo camino de John Rambo es satisfacción a la orden de todo fan. Sylvester Stallone es un showman, un hombre completamente sumergido en lo que quiere y ama al espectador y a sus fans y a veces esto es una contra ya que sus proyectos tienen alma pero carecen de la ejecución deseada – Expendables 3 –. No obstante, en una era de puntos débiles y el extremo inaceptable de calentarse por pavadas por mínimas opiniones en Rambo: Last Blood se dan las cosas a la perfección para que la pavada se deje de lado y el quejón – aquel que le grita al cielo porque sí – se tenga que comer las pavadas con un poco de la buena, vieja y confiable realidad. Rambo: Last Blood se siente gloriosamente In your face!. First Blood puso a Rambo contra su propia gente, en su propia tierra, perdido en su propia madre patria (y mucha gente al hablar de Last Blood se olvida de esto); llegó First Blood: Part II y fue turno de los vietnamitas y soviéticos, en Rambo III las cosas se complicaron otra vez con los soviéticos y John Rambo unió codos con ciertas facciones afganas… Tudo bom, tudo legal. En Rambo IV la paz fue interrumpida por mercenarios y varias facciones militares en plena Birmania pero John, en su final, consigue regresar a casa. De todas las películas de la saga Rambo: Last Blood se siente la más personal – perdón Coronel Trauman – y en esta vez John Rambo tiene todo para perder – su accionar es simplemente proteger todo lo que quiere – simple y claro. En su furia gastada y olvidada, John Rambo pasa sus días en su rancho localizado en Bowie, Arizona. Rambo no se encuentra solo, lo acompañan Maria (Adriana Barraza, como un breve interés romántico) y su nieta Gabriela (Yvette Monreal). Gabriela es una joven entusiasta y un claro escudo de paz en la burbuja de estrés post-traumático que vive John; cuando ella es vendida por su propia “amiga” a narcos en un viaje a México – al cual John le rogó que no fuera– para encontrar a su padre, el infierno se desata y John se pone cara a cara con los hermanos Martinez (Sergio Peris-Mencheta y el mismísimo Luisito Rey de la miniserie de Netflix, Óscar Jaenada). Una Old School Vendetta se apodera del magistral acto tres ofreciendo todo lo que el espectador quiere ver. Sin pelos en la lengua John utiliza su extensa experiencia como boina verde para eliminar a todo villano que atraviese su propiedad; hablamos de gente mala, que respira y exclama el mal 24 horas al día y con lo que se expone en la película es una sola cosa: justicia. La justicia moral está justificada y lejos de ser una llamado de realidad pone a disposición del espectador 89 minutos de pura construcción de acción cuyos 20 minutos finales evocan la gloria del cine de acción. Una película que no interesa y tampoco busca la simpatía de los voceros del amor y paz; una película que le hace cara a la falta de huevos, a la falta del “a todo o nada” que alguna vez reinaba en salas. Con alma y mensaje Stallone y Matthew Cirulnick hacen un guión simple que no pide una sobreexposición de hechos, no desencadena misterios innecesarios y no deja preguntas en la cabeza; Stallone nos lleva directo al nido de ratas y pone una bomba para que nada quede, algo para que la victoria se sienta a pesar de tener un sabor agridulce. No apta para los impresionables y en una época en que todos se gritan por cualquier cosa, en que la justicia se mide por la cara de pobrecito que esconde a un monstruo llega Rambo: Last Blood y es justo lo que la gente necesita, un hombre luchando contra la injusticia… ¿Por qué? Por qué nadie lo hace como John Rambo. Valoración: Muy Buena.
Todd Phillips dirige, se arriesga y escribe –junto a Scott Silver – una controversial historia de origen sobre uno de los villanos más amados de la historia de los comics, tv, videojuegos y cine; Joker es un logro conseguido por el cuidado de sus responsables. Joaquin Phoenix da vida a Arthur Fleck, un cómico fracasado cuya vida es una suma de mala suerte y falta de autoestima. Fleck es un saco de boxeo humano, el aspirante a Standupero recibe todo tipo de burlas, golpes y maltratos de parte de toda persona que lo rodea, en muy contadas situaciones habla – con una fragilidad y dulzura escondida – y cada vez que trata de pertenecer, de encajar en un entorno fracasa monumentalmente por culpa de un desorden neurológico que hace que se ría en las situaciones menos indicadas. Arthur Fleck es atraído constantemente hacia un mundo que no lo quiere, que lo mastica y escupe… una y otra y otra vez; pero la vida de Arthur cambia gracias a Bruce Wayne (Brett Cullen), Murray Franklin (Robert De Niro) y una pistola. Hay que aclarar que a pesar de todo el abuso que sufre Fleck, su personaje no trasmite compasión alguna ya que con cada oportunidad Fleck recurre a realizar una acción propia de un trastornado sin cura. Por circunstancias de la vida, un compañero de trabajo (interpretado por el excelente Glenn Flesher) le ofrece un arma para defenderse de posibles futuros altercados, Arthur sabe que no debe tener un arma cerca y alerta a su proveedor sobre ello, pero en cuanto su piel hace contacto con ese instrumento de caos nada bueno sale; hay baile, juegos, intento de suicidio y lo inevitable… muerte. Toda decisión que toma Arthur en Joker es una mala decisión de una persona que hace mucho tiempo necesitaba ayuda y ahora es una bomba de tiempo libre y a punto de estallar. La actuación que ofrece Phoenix es majestuosa. Él ya se encuentra lejos de lo que sería un Tour de Force porque cada interpretación que realiza es un peldaño más de un nivel de excelencia continuo. Joaquin Phoenix es, actualmente, el mejor actor de cine del momento y su Arthur Fleck/Joker es digno de cada premio, cada aplauso y alabo posible. Lejos ya de Cómodo, de Johnny Cash, o de Freddie Quell, Joaquin Phoenix logra un nuevo Joker que supera, mezclando distintos tonos, homenajeando a los pasados príncipes de los payasos y creando algo propio, nunca imitando sino innovando en la actuación, en su entrega, compromiso y profesionalismo. El actor de actores ése es – y lo demuestra con cada película – Joaquin Phoenix con un Guasón frágil pero terrorífico que desde su primera escena asoma un monstruo a punto de salir. Con una clara influencia por el cine de Martin Scorsese – en un primer momento productor de este film – Joker se congracia en su controversia con el espectador. Vemos penurias pero nos sentimos ajenos a ella, ¿buscamos tener una experiencia de locura en primer plano? Podemos divisarla con total facilidad gracias al trabajo de Todd Phillips tras la cámara y su disposición de contar una historia que no necesita “un poco más”. Puede ser que la mayoría de espectadores se encuentren desalentados con lo que van a ver, estamos en tiempos en que la exposición de factores cinéfilos no permiten dejar nada a la imaginación no obstante Phillips muestra, engaña realidades con maestría y su relato es solo una mirada a la otra cara banal de la moneda, una que cuenta verdades subjetivas ocultas, que quita la belleza del misterio pero lo hace de una forma cuidada con personajes que raspan – a pesar de todo – solamente la superficie. Joker ganó el León de Oro en el festival de Venecia, tuvo una ovación de pie de ocho minutos y por culpa de medios sensacionalistas se recibe como una película que incita al taboo; Joker no es perfecta, con todos sus factores positivos y negativos, con su deslumbrante elenco y el perfeccionismo de su actor principal la película pone nuevamente a prueba el ¿qué vemos en el cine? y mi respuesta es simple: una gran película, la prueba final es si resiste al tiempo. Valoración: Muy Buena.
Terror a 47 Metros: El Segundo Ataque es la secuela de aquella película que protagonizó Mandy Moore bajo el agua, en el año 2017. Respaldada por Johannes Roberts (director de la primera) la segunda parte aprovecha los recursos de la claustrofobia del océano y un extra: ruinas Mayas. En esta secuela se presenta una historia de decisiones pobres de adolescentes con ganas de divertirse. ¿A quién se le ocurre visitar unas ruinas mayas inexploradas por pura diversión? Es la pregunta que resuena una y otra vez con cada minuto que pasa de esta película y tenemos un plus: hay tiburones ciegos con sentidos agudos debido a los años de evolución; todo esto suena como un disparate pero la película de Roberts no se toma en serio y trata de agilizar situaciones enfocando la diversión y el suspenso para después caer en algo verosímil, por esa razón Terror a 47 Metros: El Segundo Ataque entretiene y supera a su original. Un rejunte de situaciones hacen recordar a The Descent (2005) y The Cave (también lanzada en ese mismo año); por lo disparatado que suena la película logra plantar un interés en el espectador al no tratarse del clásico «tiburones en mar abierto». Es un recurso valorable el introducir espacios cerrados en este tipo de películas ya que no sucede siempre y en cierta forma Terror a 47 Metros: El Segundo Ataque es muy original. Sistine Stallone (la hija de Sly) hace su debut actoral y tiene zapatos enormes en portación de apellido que llenar, no obstante, para lo poco que ofrece pequeño rol secundario no lo hace para nada mal; si Stallone hija se enfoca por ahora en este género tiene una carrera muy positiva por delante. Dato extra: hay un actor en la película con el nombre Khylin Rhambo… una perlita de que todo lleva a Sylvester de una forma u otra. Hay que destacar que los tiburones de El Segundo Ataque son un simple artefacto para avanzar en la historia; no causan un efecto positivo, es más, tienden a figurar en pantalla cuando el guion necesita un empuje – además de ser recurrentes se muestran pixelados por un CGI absurdo -. Quitando los últimos 10 minutos (con un giro bastante inesperado y aceptable) dan pena. Terror a 47 Metros: El Segundo Ataque es un guilty pleasure, no es una buena película, pero tiene lo necesario para atraer al público y entretener a la sala en menos de 90 minutos. Valoración: Regular.
Siempre se recibe mejor una película que posee un aura de misterio desde su concepción, Ad Astra consigue eso y nos toma de sorpresa para situarse como una de las mejores películas de año. James Gray crea una opera espacial siguiendo los latidos de Heart of Darkness (El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad) y varios clásicos del espacio para resolver el conflicto de padre e hijo de una forma monumental y muy original. La historia de Ad Astra pone a Roy McBride (Brad Pitt) en una misión de rescate espacial para rescatar – y hacer entrar en razón – a su padre, interpretado por Tommy Lee Jones, Cliff McBride. Cada paso que McBride hijo da en su viaje es una irregularidad en su controlada vida, Roy se muestra a prueba de todo – en el comienzo de la película sobrevive a un catastrófico accidente – y cada obstáculo no afecta a su sentido común y la posibilidad de lograr su objetivo con total eficacia. Ahora bien, Roy es un hombre distante, un lobo solitario, que no tiene posibilidad de tener una vida personal plena por su trabajo pero en cuanto sus superiores le avisan de que su padre… todo cambia. Hoyte van Hoytema da otra lección en el departamento fotográfico y nos muestra todo el esplendor de un espacio asombroso, realista y aterrador. Van Hoytema es el eslabón perdido en los Academy Awards por fotografía pero con Ad Astra está muy cerca de la consagración en forma de esa añorada estatuilla, la única pared en cuestión se llama Robert Richardson y su lente por Once Upon a Time in Hollywood. Muy pronto veremos quién sale victorioso en este duelo de titanes. Para sumar Brad Pitt demuestra que nunca pierde el brillo ofreciendo una destacada actuación que le vale una clara nominación – su Cliff Booth hasta el momento es el rey en la terna mejor actor secundario – pero no lo sitúa como un ganador. Acompañan un excelente Tommy Lee Jones y un Donald Sutherland como un consigliere temporal y posibilita un semi-reunión de Space Cowboys del gran Clint Eastwood. ¿Para ver en cines? Desde ya que sí, es más, Ad Astra consigue sorprender por darle gran uso a la pantalla grande. Es una película que triunfa en pantalla grande y hay que verla en una sala de cine por que en pantalla chica va a quedar como una más y esta nueva película de James Gray no es un simple «una más». De mis favoritas del año. Valoración: Muy Buena.
Volviendo a utilizar el sujeto del misterioso Pie Grande, Sr. Link trata de encontrar audiencia luciendo la amistad entre un explorador hambriento de fama (Hugh Jackman) y Mr.Link/Susan (Zack Galifianakis). Primero que nada hay que recordar que el estudio que se encuentra detrás de este proyecto es nada más y nada menos que Laika, o sea que tenemos un producto extremadamente cuidado y mimado por todo aquel que puso sus manos en la realización; y sí, Sr. Link es una hermosa aventura – a nivel técnico – que saca provecho de su humor al igual que su simplona historia – guión de Chris Butler – mezclado con una hermosa paleta de colores y un departamento de arte de primera. La historia no es gran cosa y parte del deseo del explorador Sir Lionel Frost (Hugh Jackman, intachable) por triunfar y ganar reconocimiento. En una de sus tantas aventuras recibe una carta con una dirección y la promesa de encontrar lo que se describe como The Missing Link – Pie Grande -; el problema es que el emisor de esa carta es el mismo Pie Grande y este gran ser necesita la ayuda de Frost para encontrar a lo que queda de su raza. Detrás de esta simple historia se esconde el tema del deseo; el deseo por pertenecer a un grupo, un lugar, una familia… y ese mismo deseo tal vez nubla la vista del que tanto anhela. Es asombroso a lo que una simple historia puede llegar y Sr. Link lo logra con mucha tranquilidad introduciendo temas de aceptar al prójimo no por como luce sino por lo que es. Ojo!, este mensaje lo vimos miles de veces en el mundo del cine, pero Laika, con su magia – aún desconocida por muchos – lo logra cómodamente. Desde Corpse Bride (2005) y Coraline (2009) hasta Kubo (2016) las cosas van creciendo para un estudio que se encuentra lejos de lo que es ser una maravilla del box office, no obstante el cuidado de sus producciones y la calidad de entrega de las mismas hacen que se tenga muy en cuenta, tal vez mucho más de lo que se tiene a otras mega fabricas de sueños. Esta empresa puede que no sea primera en recaudación ahora en nominaciones de Academy Awards… esa es otra historia, por que siempre está presente. Sr. Link es una película que interesa al no restar ninguna edad, toda persona que la vaya a ver va a ser tocado por la nobleza que rodea esta producción. Simple pero llena de magia, Sr. Link es para recomendar sin lugar a dudas (y si es en su idioma original, mucho mejor). Valoración: Muy Buena.
Posible cierre de la trilogía Has Fallen y regreso de Mike Banning (Gerard Butler) a la línea de tiro, Presidente Bajo Fuego (Angel has Fallen) dirigida por Ric Roman Waugh es el historia más personal sobre uno de los mejores héroes de acción de los últimos tiempos. Una saga que sigue ofreciendo lo que la gente quiere ver; Presidente Bajo Fuego tiene diversión, destrucción y disparos consiguiendo un combo sumamente efectivo dado que todo cae en manos de un protagonista carismático y sin filtros que no solo termina con sus enemigos sino que los remata de brutal forma para que no quede vuelto alguno, el éxito al nombre de Mike Banning, Gerard Butler regresa por tercera vez en un rol que poca gente aprecia por la sobredosis de héroes pintorescos comiqueros estancados en una fase continua de acción limpia a pesar del tiempo y las numerosas batallas. Tenemos muy pocos casos de héroes que sufren estrés postraumático por consecuencia de golpes, cortes y disparos recibidos a lo largo de los años y en esta tercera parte Banning sufre las consecuencias de estar al servicio de la nación, además es buscado por todo el país por el intento de asesinato al presidente (Morgan Freeman) – que claramente es un hecho que no cometió -; todo esto es una sumatoria de estrés que el personaje de Butler lleva hace bastante tiempo y sin dudas lo pone en una situación incomoda en su profesión… pero los guerreros no se retiran fácilmente. El mejor amigo de Banning, Wade Jennings (el siempre destacable Danny Huston), comenta reiteradas veces «somos leones Mike«, pero más allá de todo Banning no es un simple león, los leones pueden abundar en un mundo de guerra… en la saga has fallen Mike Banning es el rey de la selva. Roman Waugh da un enfoque personal, la vida detrás del guerrero, en esta secuela. Nick Nolte (Warrior, Under Fire) aparece robando escenas pero sin abusar del runtime – 129 minutos – como el padre de Banning. Nolte entrega energía suficiente para sorprender y hacer reír a toda la sala como un veterano de guerra de Vietnam que se encuentra fuera del radar de la tecnología; además tenemos a Piper Perabo (Coyote Ugly) suplantando a Radha Mitchell como la esposa de Mike. El punto débil de este film es Jada Pinkett Smith cuyo talento se ve desperdiciado por un flojo manejo de personaje en el guión de Creighton Rothenberger y Katrin Benedikt. En otro aspecto Presidente Bajo Fuego adquiere un inconsistente uso de efectos especiales que por momentos funcionan y por otros son absolutamente culpables de atribuir un carácter trucho en plena acción. Las escenas se echan a perder por lo absurdo y no terminan de lucirse del todo por estos cinco centavos que dejan un gusto dulce pero lastimoso. Una correcta tercera parte y posible cierra de una gran saga Angel Has Fallen es una muy buena opción para los fanáticos del cine de acción. Se deja ver, es entretenida y Mike Banning sigue dando catedra a tiros. Valoración: Muy Buena.
La adaptación de la novela de Stephen King que despertó la pasión de nuevas generaciones por el escritor y temor hacia los payasos regresa en un segundo capítulo más grande en producción, más oscuro y más adulto. Dirigida nuevamente por Andy Muschietti It: Capítulo 2 llegó a salas de cine. El éxito conseguido en la primer entrega catapultó al estudio y su director a arriesgar y apostar para un proyecto más grande y riesgoso – cosa que sucede muy seguido en la industria – y en este segundo capítulo de 170 minutos de duración Muschietti creó un arma de doble filo. A pesar de tener un poderoso elenco experimentado, casi ninguno de ellos logra traspasar la pantalla positivamente en sus respectivos papeles. Con excepción del excelente Bill Skarsgard (Pennywise) y simpático Bill Hader (Richie Tozier) el rejunte actoral deja mucho que desear. James McAvoy se ve perdido en un rol que queda en la nada y a diferencia de su joven contraparte, Jaeden Martell, el líder de los Losers es una sombra de lo que fue. Chastain es puro look automático y su Beverly, por más interesante que sea su comienzo, es una anécdota insignificante; el resto del elenco es olvidable y solamente están para llenar vacíos. En It: Capítulo 2 por más parecidos que resulten los actores la decepción llega mucho más lejos que el efectivo delivery de una buena sección de actuación. Además, la película alarga situaciones desinteresantes que suman minutos y además bostezos. Muschietti entrega un atractivo primer acto, que logra incluir al público en una experiencia satisfactoria de buen camino pero al avanzar nos encontramos con una película sintética que pierde ese juego preciado con la nostalgia, los miedos y el horror para acabar en un espectáculo lleno de homenajes del cine de género de los 70s y 80s… ¿Importa?… para nada, ya que la película deja de tener identidad propia – justamente como Pennywise – y lo destacado resulta honor pasado. Una película que repite acciones, cansando al espectador y jugando con su paciencia, no estamos ante el horror en pantalla grande que merecemos. Por más que se utilice más sangre e imágenes pertubadoras y tengamos un Pennywise Unleashed la película no logra anotar positivamente y sorprender; el esfuerzo queda en segundo plano por disponer de un presupuesto mayor de lo que se necesita, It: Capítulo 2 es un espectáculo – bellísimo, por cierto – que entrega mucho más de lo que el público necesita ver. Ahora bien, estamos hablando del segundo capítulo de la adaptación de un libro que es criticado, justamente, por esto. La segunda parte – la parte adulta – es el talón de Alquiles de la novela de King y al plantear esto vemos una encrucijada ¿es culpable el libro, o la película? ya que se recuerda (y no de buena forma) la mediocre miniserie de Tommy Lee Wallace cuyo punto fuerte son los primeros 90 minutos, el resto es un gran elenco desperdiciado. Visualmente bella, pero larga y con un elenco inconsistente It: Capitulo 2 es necesaria para completar la historia. Una historia que cierra de manera irregular, con momentos destacables pero se queda estancada en sus numerosos homenajes y no consigue sorprender por su ramificación de la obra original, el capítulo final que intenta conseguir la sorpresa y queda en un ya lo vi. Valoración: Regular.
Sí, Dora la Exploradora tiene su live-action producido por Michael Bay (Transformers, The Rock) y dirigido por James Bobin (Muppets Most Wanted), el remate: la película no solo sorprende sino que deja una barra muy alta de entretenimiento para toda la familia. Dora y la Ciudad Perdida no se toma en serio, es más, se ríe constantemente de su realidad. La película juega con chistes internos de la serie, lo hace de manera efectiva y sin perder tiempo – además no abusa de ellos – y el recurso de expresión de cada broma tiene un timing exacto. Isabela Moner (Instant Family) es la joven actriz que interpreta a esta Dora de carne y hueso; la película funciona por Moner y los roles secundarios de conocidos actores (Michael Peña, Eugenio Debrez, Eva Longoria) son opacados por esta actriz que resulta extremadamente convincente a la hora de interpretar a la afamada exploradora. La gracia de Moner se observa durante toda la película y ojo, a la hora de que corren los créditos la sorpresa que deja Dora y la Ciudad Perdida es tan grande que pide indudablemente una secuela. Un film que estima a toda la familia y no deja que ninguna edad se sienta excluida del entretenimiento. Las risas son constantes y el tiempo que Dora deambula por la ciudad y la jungla es el justo y necesario, no extenúa las situaciones. Dora y la Ciudad Perdida es una gran sorpresa y un claro acierto sobre como hacer un live-action. Es auto consciente y no pide grandes cosas pero a su vez termina siendo un gran momento de diversión en la sala grande, aguante Dora. Valoración: Muy Buena.