"Marta Show. Con Malena y Carol" reza el cartel casero contra la reja de una plazoleta barrial. Lo que viene mezcla lo extravagante, lo imposible y lo puramente bizarro. Suerte de performance con grabador sobre la calle, la música acompaña a dos chicas jóvenes con tutús clásicos sobre calzas oscuras y a una estrafalaria señora de más de 75 años, también de calzas, que, gozosa, acompaña con agilidad un ritmo ochentoso. La película de Malena Moffat y Bruno López permite conocer uno de los increíbles personajes que habitan Buenos Aires. Esta señora que presenta su show en la calle (le suena mal que digan "show callejero") fue bailarina de cabaret y una pionera del striptease en Buenos Aires, según confiesa un contemporáneo de la performer que no dudamos visualizó a Marta cuando escandalizaba a desprevenidos y complacía a otros. Ahora está en situación de calle, como metaforiza la actualidad para suavizar los significados. Algo pasó: Marta fue internada por una crisis emocional y salió sola a la realidad habitual. Pero lo increíble es que, elegido el espacio callejero donde vivir, hace catorce años, también diagramó un show, ahí nomás, en la Plaza 1º de mayo, del barrio de Balvanera, donde ahora, con la ayuda de dos chicas jóvenes improvisa su espectáculo. HAPPENING URBANO Documental inquieto como su protagonista, la cámara sigue a la incansable Marta con el carrito improvisado que atesora sus pertenencias y una palmera envuelta que alguien le dijo que iba a crecer. Dar de comer a las palomas, bailotear y hacer playback con sus ropas coloridas, luciendo unos dientes que no van con el resto de su persona, son sus tareas habituales. La directora (hija de Alfredo Moffat, creador del Bancadero, mutual psiquiátrica gratuita), que es también actriz, la conoció en un taller de arte y con una amiga la ayudaron para mantener el show, una maratón donde la música de Sandro, Los Chiringuitos o Demis Roussos tienen su lugar con algún desarrapado que se incorpora a la celebración. Porque a Marta no sólo la miran asombrados los paseantes, hasta hay un turista oriental que baila con ella, mientras algún contemporáneo la espía disimulado por la cortina de la ventana de una planta baja. "Marta Show" visibiliza a una de nuestras desconocidas. Esa que en la línea del mejor Cronenberg ("Videodrome") habla de las máquinas electrónicas que te dicen cosas malas de otra persona para que vos te molestes con ella, pero también afirma que su show distrae, saca la mufa y que la vida es una ilusión óptica. Con Malena Moffat y Carol, Marta -como diría el creador del Bancadero- ""redistribuye la locura"" entre música, canciones de Raffaella Carrá o Sandro. Socializa un show ""con buena onda"", protagoniza su psicodrama para los demás.
A Magda todo parece irle bien. Joven, linda, clase media acomodada, un novio interesante y miembro de la comunidad agropecuaria en la que los dos habitan. El casamiento está cerca y los preparativos se multiplican. Pero hay algo que avanza dentro y fuera de la chica. Ciertos abrazos del novio parecen molestarle, los chismeríos de la casa repartidos entre la madre, sus amigas y las parientas se transforman en inaguantables, y un accidente en la fábrica del novio la alerta sobre la abismal diferencia entre patrones y empleados. En la oleada ominosa que parece apoderarse del cuerpo y la mente de Magda se desarrolla la historia que la ópera prima de Luis Mercado maneja con firmeza y buen manejo de los tiempos. Magda toma conciencia, en víspera del matrimonio, ansiado más por la familia que por ella, de que ese mundo provinciano de rituales y mandatos, vacíos algunos, vanos los otros, es la frágil estructura que la va a aprisionar para siempre. Que los accidentes en la agropecuaria sojera nunca van a tener responsables, que ella misma será motivo de chismerío social pero también emisora responsable. A pesar de la conciencia corporal que la hace llorar o retorcerse como un acto de rebeldía, Magda sabe que no será capaz de evitarlo. CRESCENDO DRAMATICO Un director interesante este Luis Mercado, con un buen uso del crescendo dramático, del fuera de campo siempre sugerente e inesperado y de los recursos sonoros. En su mundo Rita Pauls es la intérprete ideal, con su rostro sugerente y ese exacto manejo de los gestos que nunca se exceden, bien demostrativos de Magda, tan contenida en la vida diaria, tan excitada en los ataques que comenzarán a explicar su interioridad. A su lado, otra actriz ideal para el papel de la madre, María Fiorentino, que resume todas las condiciones que una sociedad de extremos moldeó para ella, nido de prejuicios, lista para el silencio pero sabedora de que rebelarse puede tener un molesto precio. Promisorio debut de Luis María Mercado, un director a seguir.
Historia de familia. Aparentemente íntima, con grandes y pequeñas anécdotas, pero en la que el espectador, aunque la directora no indague en profundidad en determinados conflictos, puede atisbar la Gran Historia. A partir de la pregunta de por qué uno de sus pequeños miembros realiza un Bar Mitzva (ceremonia religiosa judía) no siendo una familia religiosa, la narración se dispara hacia espacios y tiempos diferentes. Momentos en los que una familia de origen judío no practicante debe iniciar el exilio, esa suerte de despojo espiritual durante el cual va perdiendo recuerdos, objetos, relaciones, hasta llegar a integrarse a otras religiones por miedo a la persecución y a la muerte. Una multiplicidad de fotos, películas caseras, testimonios de parientes y amigos configuran la memoria de los Kaplun que llegaron a la Argentina en 1949, desde la Alemania en que Hitler era ya una amenaza. Lo hicieron pasando por Suiza, Egipto y desgranándose en otros familiares que quedaron en Venezuela o España, buscando simplemente un espacio de convivencia para trabajar en paz. PARA OBSERVAR Recuerdos de un filósofo (miembro de la familia) que fue perseguido, alejado de la cátedra universitaria y de su mundo de ideas y libros hasta morir joven, son momentos que pesan y forman parte de las raíces. Historia del desarraigo, del exterminio humano, de la locura del nazismo, de seres que inician la diáspora a veces definitiva. Volver a la casa de Wannsee en Alemania, el hogar que pasó a manos nazis y que es devuelto por el gobierno luego de más de sesenta años y pasa a ser un símbolo del reconocimiento de la usurpación y lo inexplicable. Muy cerca del hogar familiar, en 1942, funcionarios del Tercer Reich negociaron "la solución final" por la que judíos de Europa fueron deportados y asesinados. Hay temas que quedan en el camino, pero también testimonios familiares valiosos, reveladoras fotografías, hasta palabras que no se dicen pero expresan más que muchas confesiones que sobrevuelan el filme. Una película para observar y analizar, más allá de las bellas imágenes cristalizadas en fotos de una familia feliz, esa que con alegría decía en una de sus postales "Berlín era demasiado bella para ser real".
Un chico que se llama Ihjac y alucina con la presencia de su padre muerto, que exige su ritual funerario, es el centro de la historia creada por dos realizadores latinoamericanos. Raene Nader Messora, brasileña, y Joao Salaviza, portugués, cuentan la simple historia de un adolescente que afronta una serie de experiencias antes de intentar cumplir mandatos parentales. A partir del encuentro inicial con su difunto padre en medio de la Naturaleza y la inquietud por la situación futura (consolidada la ceremonia será libre y tendrá que asumir su destino), Ihjac duda. DE VIVOS Y MUERTOS Lo que diferencia esta experiencia de un adolescente respecto de otras es que, mientras el relato transcurre, el espectador observa que Ihjac es un indio, que vive en una comunidad en la sabana brasileña, se sabrá después. Tiene una compañera tan joven como él, y un niño. Los rituales que el chamán de la comunidad pone en juego fracasan para aliviar la inquietud de Ihjac. El adolescente tendrá que salir de la zona Krahó y acercarse a un dispensario urbano. Allí se sabrá que vive en Pedra Branca, estado de Tocantins, que no tiene documentos y que tampoco hay nada que lo alivie de su malestar. "Chuva e cantoría na aldeia dos mortos" es una particular experiencia que asumieron los directores conviviendo meses con esta etnia, hasta lograr cocrear una historia juntos, centrados en la creencia de que los muertos deben ser alejados de los vivos con un buen ritual, de lo contrario se tornan peligrosos. El resultado es un relato de docuficción, con reminiscencias que pueden rozar el cine etnográfico, con signos que apuntan a la reproducción de comportamientos identitarios de una comunidad. El relato tiene una armonía especial y un ritmo que parece identificarse con la Naturaleza. Sólo algún momento de regocijo (chapuzones del grupo en el río) interrumpe ese tono moroso con que la pareja adolescente se expresa. Toda la atmósfera que va rodeando al protagonista parece acomodarse a su accionar, al menos en el contexto conocido no urbano y escenas como la inicial, que aúna lo fantástico y lo real, llaman la atención por la naturalidad de su ejecución y el hipnótico manejo del tiempo. Llamativos logros de jóvenes realizadores que parecen moverse en mundos poco conocidos con espontaneidad y frescura.
El tema de la basura, su recolección, su eliminación, su reciclaje, es un problema que fue creciendo a lo largo del tiempo y a través de distintos gobiernos. En un momento se aludía a "La Quema", el vaciadero de basura de Nueva Pompeya donde las chatas descargaban la basura de toda la ciudad, que luego de ser removida por los que vivían de ella, era incinerada. Ahora le dicen "La Montaña" y en un momento más de 200 mil personas en extrema pobreza que se abastecían de ella llegaron a pedir un acceso al espacio. Durante la crisis de 2002-2003, más de mil personas diariamente vivían de la basura. El director Ulises de la Orden ("Tierra adentro", "Chaco"), con su habitual interés social, se interna en el tema de la basura, poniendo el acento en las cooperativas de reciclado, las llamadas popularmente "cooperativas de cirujas". Y conocer la Cooperativa Bella Flor es verdaderamente apostar al futuro cuando se habla de un tema tan poco atractivo. Con el testimonio de sus integrantes, los que en un principio se acercaban a "La Montaña" en busca del alimento diario, se visualiza cómo la organización y la prepotencia del trabajo pueden convertir un vaciadero en fuente de recursos que aseguren la subsistencia de cientos de trabajadores. ESCUDO AMBIENTAL Así, quien observa este documental conoce ""la cara oculta de la basura" y se sorprende participando de la energía vital que mantiene en pie el espíritu de grupo y la fuerza para lograr la continuidad de estas organizaciones de recuperadores del Ceamse. Como ellos dicen, todo nace de la necesidad y no de una política de estado. A través de lo que nos dicen se puede aprender el ABC de la protección del medioambiente y se puede asegurar, viendo algún eficiente coordinador de la cooperativa que hace no más de seis años dejaba la prisión para formar parte del grupo, que el ascenso es posible. Un documental que conmueve.
Estamos en Coral Lake y una tormenta se hace huracán en grado cinco y se extiende por la ciudad. La protagonista, mientras conduce, imagina la situación de su padre. Pero ni los peores pensamientos responden a la realidad. Lo encuentra en un sótano en pésimo estado. Cocodrilos arrastrados por la tormenta son los nuevos huéspedes de una casa en peligro. La escena del horror está presente. Un oscuro y reducido espacio, las aguas que permanentemente suben y las sombras de los clásicos bicharracos de los pantanos de la Florida en acecho. Cine catástrofe clase B, con reducido presupuesto, pleno de golpes de efecto con cimbronazos sonoros y acciones inesperadas, quiméricos obstáculos y más quiméricas soluciones. Un combo de aflojamientos y tensiones que puede al espectador con su profusión de fuera de campos impredecibles, primeros planos macabros y una airosa Haley, que como buena campeona de natación hace malabares acuáticos para acabar con los saurios, salvar al perro Sugar y pedir ayuda para ayudar a un padre herido y una casa en estado de crisis. Alexandre Aja ("Alta tensión") muestra su pericia en la puesta en escena, como generador de tensiones y creador de cocodrilos poco creíbles, pero no puede casi nada con tanta obviedad de un guion añoso y poco creativo. Nadando con la ayuda de buenos campos visuales con desenfoques inteligentes, el director logra una película de buen ritmo, que aunque suena a cosa ya vista puede distraer a algún amante del género sin demasiadas pretensiones.
El filme de Trevor Nunn está basado en la novela de Jennie Rooney, que toma como protagonista la historia real de Melita Noorwod, considerada como la espía británica más veterana de la KGB. "La espía roja" sigue la historia de la mujer, descubierta en 1999, a los 87 años, por el Servicio Secreto británico y a través de flashbacks cuenta las circunstancias que la convirtieron en un personaje peligroso para la seguridad nacional. A partir de la captura de Joan, con Judi Dench en el papel de la veterana señora acusada de espionaje, vamos al pasado en el prestigioso universo de Cambridge donde Joan estudia Física (ahora la actriz es Sophie Cookson). Allí asistimos a su deslumbramiento ante gente diferente como pueden ser Sonya (la modelo Tereza Srbova) y Leo Galich (el también modelo y actor Tom Hughes), atractivo joven que cambia la mirada de la joven Joan y comparte con Sonya la ideología comunista. De ahí a la historia amorosa hay un paso. Lo que sigue es todo lo que estamos acostumbrados a ver en una película que mezcla espionaje y amoríos, pero en un tono más cercano a la modorra que a la acción, con argumentos en cuanto a la conversión en espía de Joan Stanley un tanto ingenuos. En cuanto a Judi Dench, como siempre estupenda, pero, a no engañarse: su presencia es mínima. La actriz, junto al director Trevor Nunn y Ian Mc Kellen, protagonizó hace unos años una versión inolvidable de "Macbeth" en teatro, pero la dupla en cine con "La espía roja" no parece haber dado los mismos resultados.
"El Rey León" nació en 1994 como una producción de Disney con intervención de animación por computadora. La idea era de fines de los "80, cuando se reunieron el sobrino del legendario Walt Disney, Roy; Jeffrey Katzenberg (luego fundador de DreamWorks) y un ex integrante de los Niños Cantores de Viena, Peter Schneider, director de orquesta de tradición wagneriana. Charlie Fink, creativo y vicepresidente de Disney dio el toque final al proyecto. La película "El Rey León" tuvo dos directores, Robert Minkoff y Rogers Allen; y tres guionistas, Linda Wolverton, Irene Mecci y Jonathan Roberts; con la música de Hans Zimmer, Elton John y Tim Rice. Costó 45 millones de dólares y hasta el estreno de esta nueva versión recaudó más de 968 millones de dólares y logró que Simba, sus amigos y sus canciones fueran amados por chicos y grandes. Vuelve ahora la historia de Simba, el pequeño león que, habitante de la sabana africana y heredero del Rey Mufasa, es engañado por su tío y huye del hogar para volver años después a recuperar el reino. OTRA MIRADA Convertida en una versión live action por computadora, la actual "El Rey León" no difiere prácticamente en nada de su versión original desde el punto de vista del argumento. Sin embargo, hay algunas reelaboraciones en la duración de ciertas secuencias, el alargamiento o acortamiento de la intervención de ciertos personajes (las hienas) y algunos cambios en los diálogos, como la incorporación de cierto tono de improvisación en algunos de ellos (la charla que une a los divertidos difusores de "Hakuna Matata", Pumba y Timón, la suricata y el jabalí que protegen a Simba en su exilio). En cuanto a la música, a los mayores éxitos de la primera versión, que se mantienen (incluso el de Elton John "Nunca es demasiado tarde"), se incorpora "Espíritu", por Beyoncé, mientras que la conocida "Puedes sentir el amor esta noche" la une con Donald Glover. "El Rey León" seguirá gustando a los nuevos chicos de 2019 y a sus padres a pesar de todo. Porque chicos y animales concentran todos los gustos en una película, aunque estén intervenidos por computadora. Los que vimos la primera versión extrañaremos la expresividad y los sentimientos que las sonrisas y gestos de personajes como Mufasa y Simba transmitían, aunque no los que sólo conozcan ésta. No notarán la similitud de todas las leonas, o lo destartalado que luce Scar. Pero sí disfrutarán como los antiguos espectadores el despliegue visual del comienzo, cuando todos los animales de la comunidad de Mufasa acuden a saludar a Simba. Y también ellos escucharán los consejos de Mufasa sobre el valor de tener responsabilidad o mirar el cielo para sentir a los antepasados mientras el círculo de la vida se reinicia. Miradas para todos.
Una jovencita salida apenas de la adolescencia y su madre. Las dos, Leonor y Estrella viven juntas en un pequeño pueblo de España. Ella ya tiene edad para independizarse, más ahora que empezó a trabajar. Ni su vida modesta, ni su trabajo rutinario la atraen demasiado, pero la posibilidad de viajar a otro país la entusiasma. Así, un pedido de niñera en Londres le abre las puertas a una forma de dejar la casa familiar. Esa partida final que pronto tendrá que afrontar. Con un ritmo lento y un clima denso, la directora sevillana Celia Rico Clavellino arma una historia intimista tan real y cotidiana como la vida misma. Minuciosa en el detalle, observadora serial, nada de lo que pasa en esa relación simbiótica le es ajena. La necesidad de la madre de proteger a su hija, la tranquilidad que le da el hecho que trabaje en el "espacio de plancha" en que ella se inició y donde todavía la recuerdan. Estrella está en paz cuando ve la telenovela con su niña, cuando cose para ajenos en su vieja máquina con la poca iluminación de ese departamento tan triste. Estrella es feliz cuando le prepara la comida y lucha por armar la valija para el viaje de Leonor. Estrella necesita ordenarle la ropa a su hija. Es como ordenarle la vida, Estrella muere cuando queda sola en el departamento y estará vigilando el celular, entreabriendo los cajones del cuarto de su hija para sentirla presente. EMOCIONES Filme intimista, de sentimientos intensos, de esperas y palabras que no se dicen, de sentimientos que se expresan en gestos, en aprehensión de objetos tanto en la madre como en la hija. Sólo sabremos de la posible muerte del padre por la figura de Leonor apretando algunos de sus trajes o de Estrella regalando alguno de ellos a un plomero luego de observarlos interminablemente. Hasta la necesidad de madre que Leonor siente, a pesar de su constante intentos de independencia (salida con amigos, un viaje laboral, trabajo diario), es reveladora en ese pasaje nocturno, cuando la soledad apremia y la chica busca refugio en la cama materna. Dos estupendas actrices, Lola Dueñas ("Zama") y Anna Castillo parecen haber nacido para ser esa madre e hija de la historia, tan parecidas a tantas madres e hijas únicas del mundo.
Nuevamente en la cartelera nacional, la antología de cortos cinematográficos nacida en 1995 por el impulso del Instituto Nacional de Cine. Semillero de nuevos talentos como Lucrecia Martel, Adrián Caetano, Santiago Loza, Daniel Burman, Sandra Gugliotta, Ulises Rosell, ésta nueva edición es algo así como la carta de presentación de una nueva oleada de directores. "Historias Breves 17" con sus siete cortos, muestra un nivel distinto respecto de la anterior. Un aspecto formal homogéneo, mayor orientación hacia lo comercial en los contenidos con excepción de dos de ellos y la clásica pluralidad de la temática. Dos de sus cortos se inclinan por contenidos relacionados con gobiernos autoritarios ("Hay Coca" y "Noche de Novias"), tres incursionan en lo fantástico ("La medallita","El agua de los sueños" y "El agua") y dos en lo cotidiano, dirigidos por Andrés Turnes y Mercedes Arias ("Una noche solos" y "El espesor de lo visible"). Si la diversión corre por cuenta de la amable "Una noche solos" de Martín Turnes con la profesionalidad de Analia Couceyro y Diego Velázquez, sobre un matrimonio que intenta recuperar la intimidad de su relación en un hotel alojamiento, lo fantástico pertenece a la directora Andrea Dargenio ("El agua") en una lograda estampa casi de ciencia ficción y Pablo José Fuentes y Rocío Muñoz, que con "El agua de los sueños" retoman el tema de la Conquista en base a un guión del gran maestro de la historieta, Enrique Breccia y de Carlos Trillo (Sexto episodio de la serie "Alvar Mayor") con la presencia del estupendo Germán Da Silva, Gustavo Pardi y una esforzada dirección de arte de Lucía Onofri. MIRADAS Y las palmas se la llevan dos cortos. "Hay Coca" y "La medallita". "Hay Coca" está dirigida por José Issa, maravillosamente fotografiada por Mauricio Asial en las arideces de la Puna, con una historia en que se entremezcla la aventura y la censura (Isabel Sarli incluída) con notables interpretaciones de Roly Serrano y Cástulo Guerra, un gran actor argentino, radicado en Estados Unidos. El otro corto destacable es una pequeña joya dirigida por Martín Aletta. "La Medallita", que a la manera del canadiense Guy Maddin, recrea una historia en que se mezclan pasiones argentinas, el boxeo y el tango con el recuerdo de Cátulo Castillo en un encuentro expresionista con vidente urbano incluido. Destacan las actuaciones de Juan Manuel Correa, Ariel Pérez de María y rubros como la dirección de arte, la fotografía y la música.