Una entrega con delirio controlado Lo conocimos en los "90. La delirante serie "Cha Cha Cha", "Todo por dos pesos" y "Los videos de Diego Capusotto", hicieron que uno ingresara al universo del absurdo sin remordimientos. Alfredo Casero, Fabio Alberti lo acompañaban y con Saborido bailaban al ritmo del mismo mambo. En este filme, Diego Capusotto presenta a Violencia Rivas, personaje de su serie televisiva, cantante, conductora y crítica social emergente de "La Barra de la Nueva Ola" de los "60, que analiza un tema: el entretenimiento como mal necesario. Violencia, a la manera de un analista, estigmatiza el nuevo dios de la sociedad del siglo XXI, que nos condena al absurdo. ESCENAS MAS LOGRADAS Parodia de la parodia, Diego Capusotto con el tema del entretenimiento se permite sumergirnos en el mundo de sus personajes, Bombita Rodríguez, remedo "monto" en decadencia, Jesús de Laferrre, el predicador de los pobres, Pomelo o Micky Vainilla, el discriminador. Por su crítica pasa el mundo rolinga y el mundo careta, gorilas y peronistas, contradicciones y fanatismos de ambos bandos, mundos digitales y reales, objetos estrambóticos e improbables, dragones y arcas. Un mundo Capusotto donde todo es posible y criticable, donde la libertad y la crítica conviven democráticamente y el lenguaje también se parodia. Si tenemos que destacar secuencias más logradas, ésa va a ser la de la masacre de Ezeiza de 1973 y la del atentado a las Torres Gemelas. Cuando mejor funciona la película, es cuando más se desborda la imaginación, porque el delirio es contagioso y las medias tintas o la coherencia no son materia de Capusotto. La estructura general representa una vez más un estilo desorbitado, sin términos medios. La estructura general de la película no escapa a lo caótico, efervescente, desparejo, a veces demasiado ingenuo. Y eso es lo que espera el admirador "capusoteano", algo que lo inspire y le haga sentir emociones. Un sentimiento elemental, ingenuo, crítico y absolutamente válido
La corrupción política existe George Clooney, director de este filme, se basó en una obra teatral de Beau WIllimon, "Farragut North", inspirada en la campaña demócrata del político Harry Dean (2004). Como en "Confesiones de una mente peligrosa" o "Buenas noches y buena suerte", producciones anteriores de este actor-director nacido en Kentucky, la temática enfrenta un ambiguo mundo social y al hombre inmerso en él. En Ohio, el gobernador Mike Morris inicia las internas demócratas presidenciales. Con él está Paul Zara, el asesor de confianza con toda la experiencia del mundo, ése que hay que encontrar cuando se tiene mucho para ganar sin mirar a los costados, ése que hay que poner al lado como sea para que no vaya con tu enemigo. También tiene su lugar en el cuadro el que recién empieza, pero en el que ya se vislumbra un futuro ganador, un casi idealista, un muy ambicioso secretario de prensa, Stephen Meyers, la voz del gobernador. FAUNA DE CAMPAÑA Meyers, a pesar de la mugre que presiente, sigue al que admira y que, ¿por qué no? secretamente idealiza al candidato que promociona. Alrededor, pichones de abogados, la pasante estrella, Molly Sternes (Evan Rachel Wood), hija de otro poderoso, con ganas de correr carreras, pero todavía tan joven perdiendo un poco la cabeza con el sexo. También aparecen como miembros del paisaje urbano, el burdo veterano a cargo de la campaña del rival y la periodista del New Tork Times, Ida, a la que los políticos veneran, pero que a la vez temen. De la que conviene ser amigo, si alguien tan arriesgado es capaz de hacerle creer que la amistad existe. Los personajes están. El drama se presiente. Por algo la película tiene un nombre real "Los Idus de Marzo", que habla del fatalismo, de conspiraciones alrededor de un poderoso (Julio César entonces, un demócrata ahora), confiado en su suerte en la vida, sin pensar que el final violento le esperaba. Esta vez el poderoso no lo es tanto, todavía busca el poder. El secretario de prensa, aprendiz de jugador, está aprendiendo a dominar el tablero, confiado en que las piezas están a su favor, sin saber que la suerte o la desgracia esta vez es femenina y su caída puede desmoronar algo más que una pieza de ajedrez. Con algo de policial negro y su carga denunciante y escéptica, "Secretos de Estado" obliga a pensar, a visualizar un complejo mundo de fantasía y corrupción. Lo hace con un lenguaje brillante, diálogos agudos, toques musicales sorprendentes y un rico panorama de actores que apuntan a distinciones vastas, como el canadiense Ryan Gosling, Philip Seymour Hoffman (Capote), Paul Giamatti, Marisa Tomei y el mismo George Clooney. Aunque no hay "nada nuevo bajo el sol" y el final es predecible, el intento es valioso.
Un policial no del todo negro En la mejor residencia del pueblo hubo una muerte. La policía investiga. Los vecinos aportan datos. Algunos policías tienen una sorpresa adicional, cuando encuentran el cadáver de la mujer de don Jaime, poderoso señor de la zona. La cámara sigue a otros personajes, el jardinero, Ramos y su perro. Después, por sucesivos flashbacks, sabremos de una relación entre el subcomisario y Doña Rosa, la ahora difunta. Habrá otros detalles como pactos entre particulares y policías con "desaparecidos" políticos, más ingerencias sorpresivas de pequeños animales. Lo que parece ser un asesinato esconde historias paralelas desconocidas. ACIERTOS ACTORALES Podría haber sido una buena película, pero se suceden una serie de problemas que jugaron en contra. El guión era interesante, pero el exceso de flashback la satura y complejiza sin necesidades válidas. Varios de los personajes despiertan interés, pero no se profundiza en sus psicologías y lo que tuvo un brillante inicio, en el que estaba bien planteada la línea argumental, finaliza en un final recargado. Hay un muy buen equipo actoral. Goity como el subcomisario, con los pequeños detalles que lo destacan es el personaje más acabado, Gigi Rua correcta y con un rostro para explotar en cine, Dayub y Audivert, excelentes pero desperdiciados, Héctor Bidonde en un perfecto don Jaime y Dario Levy como el policía con problemas. "Domingo de Ramos" tiene ciertos momentos de humor que ayudan a aliviar la tensión del relato negro, un cuidado paneo de la naturaleza que rodea la mansión y un original papel de dos personajes secundarios, que adquieren, luego, singular relevancia, el perro Domingo y el loro de Doña Rosa.
La revitalización de un género Versión norteamericana de la primera parte de la atrapante saga "Millenium" del sueco Stieg Larsson, "La chica del dragón tatuado" no defrauda al consumidor de entretenimientos fuertes. Y decimos fuertes porque el contenido de esta clásica película negra, revitaliza lo que clásicos del género policial como Ross McDonald o Patricia Highsmith popularizaron. Trama apretada y sinuosa. Personajes al borde de la locura. Corrupciones históricas, pecados finamente reciclados. Más la usual cadena de engaños, infidelidades, incesto, crimen, sexo, con buenas dosis de suspenso. Un investigador, la ayudante que con el tiempo será tan famosa como Watson, Lisbeth Salander, el desafio de buscar una adolescente desaparecida hace cuarenta años, miembro de la poderosa familia Vanger, suerte de grupo Krupp aggiornado. Y todo en una isla nevada, con paisajes que de no estar teñidos por sangre, podrían albergar silfos y hadas. Pero como estamos en 2012 no podemos dejar de transformar a Lis en hacker, sumergirla en la cultura cyberpunk, darle música Reznor-Ross y contextualizarlos a todos en una ola de corrupción y negrura que va del nazismo al desbande de las multinacionales. AMBIENTACIONES David Fincher, el director, ambienta con exquisitez. Captura lo formal con sutileza. Puede zambullir al espectador en locaciones de celofán o ambientaciones high-tech, hacerlo parte de fotografías claves para la resolución de un crimen, o sumergirlo en una vorágine musical. Y también es capaz de generar el equipo perfecto, del que tendremos noticias en las próximas nominaciones internacionales. La chica Rooney Mara (Salander), no es la sombría y capturante Noomi Rapace, de la anterior película del director danés, pero tiene lo suyo, algo de fantasmático y oscuro, el señor Vanger nunca tan bien interpretado por el marido de la señora Trapp, la famosa y prehistórica "Novicia rebelde", hablamos de Christopher Plummer. También hay competencia de rubias, a cual mejor actriz. Entre ellas, la hija de Vanesa Redgrave y el director de Tom Jones, Joely Richardson en los personajes de Anita y Harriet. Notable Stellan Skarsgard (Martin) y como curiosidad, aparece como Frode, el amigo del viejo patriarca Vanger, un gran dramaturgo, Steven Berkoff, el de "Decadencia". También en un cameo, Julian Sands como el joven Henrik. Aparece también Daniel Craig como protagonista y hace de Daniel Craig. Lo hace bien.
Una historia real con amigos Si a usted le dicen que va a ver la historia real de un chico de veintisiete años, con un cáncer terminal detectado al principio del filme, puede reaccionar de varias maneras. Una de ellas, no entrar al cine; otra, presentir que va a sufrir durante todo la proyección. Pero nunca se puede imaginar que tendrá varios momentos de humor, escuchará verdades duras pero necesarias y saldrá del cine satisfecho, con optimismo. Y eso lo logra un guión humano y sólido, un director que huye de las lágrimas y el melodrama y un tríptico de actores estupendos. Se trata del canadiense Joseph Gordon Levitt en el protagónico, Seth Rogen, dúctil actor, guionista, productor y locutor, más la trabajadora compulsiva de "Amor sin escalas", Anna Kendrick.SIN PREJUICIOS Filme directo y franco, con gags humorísticos, reflexiones adultas y un interesante desarrollo de los personajes principales (los amigos Kyle y Adam)."50/50" es una aproximación sin prejuicios al tema de las enfermedades terminales, hecha con valentía y sentido común. Con un ritmo ascendente y diálogos atractivos se asiste al desarrollo de una amistad entre seres totalmente opuestos en los que la enfermedad terminal de uno de ellos refuerza la relación y hace madurar al más infantil.La gran Anjelica Houston como la madre del chico enfermo, con el que nunca se llevó demasiado bien, hace una breve y notable intervención para enfatizar el concepto de ""no hay pequeños papeles para grandes actores"", mientras se desenvuelve en un filme de impecables diseño de producción y atractiva música. Si los jóvenes actores se destacan por sus estilo interpretativos antagónicos, Gordon Levitt es austero, de medidos gestos y Seth Rogen al borde del desborde en cualquier momento; la Kendricks se gana todas las simpatías del público con su sensible terapeuta que se inicia en su carrera con el caso de Adam. Este es un filme que, a pesar de su final convencional, atrapa.
Entre cruceros y un naufragio Sabemos que las ardillas son roedores, que algunas vuelan, que otras tienen cola tupida, pero eso sí, ninguna canta ni baila. Virtud que caracteriza a las célebres creaciones de Ross Bagdasarian, que comenzaron como marionetas hace más de cincuenta años, también eran ardillas y luego se transformaron en dibujos animado y tiras cómicas, haciendo famosas sus canciones y ganando varios Grammys. Ya iniciada su carrera cinematográfica hace un tiempo los ya conocidos Alvin, Theodore y Simon, divierten con sus aventuras, ya sea enloqueciendo a su "padre y descubridor" Dave, o poniendo un crucero patas arriba como en este caso. TESORO PERDIDO "Alvin y las ardillas 3" presenta nuevamente al rebelde Alvin, el racional Simon y el dulce y robusto Theodore que parten con su protector para una gira de trabajo y enloquecen a tripulantes y capitanes, hasta caer al mar en una travesura de Alvin, que desea tener una buena panorámica y se escapa en barrilete a las alturas, siendo seguido por sus amigos. La película propone una agradable historia para los más chicos, sin ninguna innovación temática, con sus conocidas canciones, que sobresale en la primera parte cuando divierten con sus aventuras en el crucero y tienen a mal traer a su "padre" y al capitán; pero decae en la segunda parte, cuando, como náufragos, deben sobrevivir en una isla desierta. La presencia ambigua de una misteriosa mujer (Jenny Slate, la actriz de "Saturday Night Live") y un tesoro perdido, completan el paisaje isleño. Con una historia en la isla un poco traída de los pelos, el filme, que mezcla dibujos animados y actores en vivo es impecable técnicamente. Tiene buen ritmo y le sobran algunos minutos, aunque la atractiva presencia de los roedores y sus bailes logran distraer a los más chiquitos.
Un personaje para la ternura Norberto tiene más de treinta y menos de cuarenta. No está casado, pero vive en pareja. No se lleva muy bien, pero tampoco mal. Aunque su mujer parece "torearlo" a veces por su abulia, él sigue indiferente. No le molesta o "casi" le molesta. Si hablamos de personalidades, Norberto no es "blanco", no es "negro". Es gris. Si le ponemos un adverbio para identificarlo, Norberto es "casi". Norberto es "apenas". Y el adjetivo que le va a corresponder a esos adverbios, Norberto lo está buscando. Por suerte lo conocemos cuando un hecho bien concreto se le cayó en la cabeza. Lo despidieron. Aunque a su chica el asunto parece que la impactó más que a él. Pero como Norberto no es un tipo con mala suerte, aparece un trabajo nuevo, claro que "a comisión", vendedor de una inmobiliaria. Norberto intenta vender el departamento de una pareja anciana que ya no puede castigarse subiendo escaleras. La pareja ¿le hará pensar en el futuro ? ¿Querrá una venta rápida para cobrar? O llegará a acostumbrase a los viejitos y a ese limbo, esa rutina que no le desagrada. Es entonces cuando ve un aviso, después que el jefe lo incentivó para que haga un curso que lo despierte un poco. El aviso habla de un taller de teatro. Norberto se anota y el "casi" y el "apenas" van a quedar en el camino. EL "PAISITO"Daniel Hendler es el preferido del director Daniel Burman. Las actuaciones de Hendler como los Arieles de "Esperando al Mesias", "El abrazo partido" y "Derecho de familia" tienen un poco de la atmósfera psicológica de este Norberto. Hendler consigue diseñar un espacio, el "paisito" montevideano de las novelas de Onetti, un presente con mucho de la bohemia del pasado de Buenos Aires (ese profesor de teatro setentista, ese grupo de estudiantes de teatro). Y un personaje, el "buenazo" de Norberto, que, a pesar de su falta de ambición, su casi abulia, encuentra su verdad, al menos en este tramo de su vida y se entrega a ella como suele hacerlo con todo, austeramente, de forma minimalista, pero, quién sabe, con sabiduría. Filme pequeño, austero, aburrido para algunos, con ciertos tiempos muertos, pero absolutamente auténtico, con escenas quizás un poco largas, un actor ideal, Fernando Amaral y un equipo actoral sin fisuras entre los que figuran en pequeños papeles, Roberto Jones, el gran director y actor uruguayo, Arturo Goetz, Leo Masliah y la directora Ana Katz. Interesante inicio en la dirección de Daniel Hendler.
Los tiburones están al acecho Una vez un muchacho llamado Spielberg, puso de moda a los tiburones en los filmes de terror. Era allá por la década del 70 y ya uno se había asustado con monos, bichos de difícil ubicación zoológica y hasta dinosaurios. El terror nunca puede pasar de moda, porque forma parte de los sentimientos humanos. Pero los tiempos cambiaron, los bichos y animatronics se perfeccionaron y aunque parezca mentira, ahora ciertos terrores dan risa, como aquélla película del año pasado ‘Piranha 3D’ ambientada en el lago Victoria. Aquí tenemos otra locación, el lago Crosby, agua salada, buenos paisajes y el momento único para un grupo de adolescentes de pasar un buen fin de semana, con sol, bronceado, momentos de surf y romances de primavera. La casa de Sarah Palsky ubicada en una isla es el sueño de todo amante de la vida al aire libre. Pero nadie imagina que el lago tiene habitantes no deseados, dientudos y ágiles en el salto. Lo que pareció ser un accidente, se convierte en una suerte de plaga de seres hambrientos que merodean un lago de maravillas, refugio casual o provocado de escualos de horror. TODO PREVISIBLE El filme de David R. Ellis, el mismo de ‘Destino Final 2’ no tiene ninguna virtud que pueda destacarlo en su género. Todo es previsible, los trucos son bastante ingenuos, los animatronics gritan "no soy real" y no podemos divertirnos ni enloquecernos con ese grupo de adolescentes que soñaban con lo que se convirtió en una pesadilla. Chicas livianas de ropa, tomadas de atrás, ingenuidades varias, situaciones inverosímiles y la pena de que un filme de terror ambientado en Luisiana, rica en leyendas y espacio de furia del Katrina, no haya aprovechado las tradiciones del lugar. Sara Paxton es la protagonista y condenada al parecer a filmes de terror, pronto viene la remake de ‘La última casa de la derecha’, remake de la de Wes Craven y otra incursión terrorífica a un lago, "Los crímenes del lago Riar". Por ahí también está Joel David Moore de "Dr House" que hace lo que puede. Un filme menor con tiburones y adolescentes.
Esos amores que van y vienen Ismael es un seductor, parece querer a Julie, pero también gusta de Alice. Como el amor es libre y lábil, en este filme de Honoré, ellos prueban una relación de tres y pasan su vida cantando y dialogando. Sí, porque como aquella "Los Paraguas de Cherburgo" de Demy, el amor puede expresarse cantando cuando nace, vive o se muere. Ellos son jóvenes, lindos, libres, están en Paris y todo es posible. Pero nadie se ocupó de prohibir la muerte y ella aparece llevándose a Julie. Habrá tristeza, habrá una familia que irrumpe preocupada por Ismael, sin saber que Ismael puede consolarse con Alice, o con las hermanas de Julie, Yasmine y Jane o con el joven Erwann. MUY LELOUCH, TAN VARDA El fin es un juego, una cadena de amores que van y vienen, sin ataduras morales o códigos. París funciona como cuadro melancólico con su invierno y sus árboles despojados y sus personajes reflejan conflictos actuales y pasados, muy Lelouch, muy Truffaud, tan Vardá. Las canciones de Alex Baupain son bellas, poéticas y los actores cantan bien. Las entonan entre los diálogos, naturalmente, como si fueran simples palabras sin música. Todo es evanescente, libre, dispuesto a cambiar de forma en cualquier momento. Se puede entonar loas al amor presente, al Angel de la Bastilla o a la muerte y todo parece encajar en un París sin tiempo, donde todo es bello, joven y puede reiniciarse con libertad. Actores ideales en sus papeles. Louis Garrel jugador e inconstante, Ludivine Sagnier, la chica de "Gotas que caen sobre las piedras" y Chiara Mastroianni, con la ternura que refleja su apellido paterno y la lejanía de Catherine Deneuve, su madre en la vida real.
La búsqueda de la identidad perdida en los años oscuros El argumento pasa por la historia de un escritor y periodista español, que vuelve a la Argentina desde España, para terminar un libro. Más allá de la escritura del libro, la verdadera razón de su vuelta es saber más de su identidad y vengar la muerte de sus padres, desaparecidos durante la época del Proceso. Habrá viejos amigos que lo reciban y lo ayuden en su hogar de la Patagonia, pero también aparecerán sus vecinos, la familia de un ex comisario, que Gonzalo, el periodista, averigua estuvo involucrada en las muertes. Justamente éste es padre de una jovencita que se enamora del recién llegado y cuya relación con el periodista la hará recurrir a la agrupación Abuelas de Plaza de Mayo. CORRECTAS ACTUACIONES El filme de Víctor Jorge Ruiz, retoma una historia por todos conocidos: los desaparecidos. Pero, lamentablemente, el guión no pasa de una medianía general, tiene escenas poco creíbles, diálogos no siempre verosímiles y muy explicativos lo que ralenta la acción narrativa. Ciertos temas han sido muy tratados por el cine argentino,como el de los desaparecidos y los niños apropiados. Algunos de esos filmes gozan de cierto interés y hallazgos formales, recordemos "Cautiva", de Gastón Birabent, que tan bien interpretara Bárbara Lombardo. Pero no es el caso de "La última mirada", que aunque tuvo el apoyo de un buen director, el mismo de "Flores amarillas en la ventana" y un correcto plantel de actores, el desarrollo de su tema no aporta nada nuevo en líneas generales. Algunas situaciones estereotipadas, ciertos personajes poco justificables y algunos obviables, no dejan de dilatar el discurso narrativo. Es correcta la labor de Eugenio Roig como Gonzalo, muy bien Arturo Bonín en el comisario Caldrinelli, junto con Katia Alemann y Beatriz Spelzini, como la esposa del comisario. Una revelación Victoria Almeida en el papel de Marta.