Bajo el título de "Guerra Fría" se engloba la historia de dos personas condenadas a juntarse y separarse con la misma pasión desesperada de una lucha armada. Así, mientras se infla y se desinfla ese enfrentamiento total que dividió el bloque Occidental del bloque del Este al final de la Segunda Guerra Mundial, Wiktor y Zula son arrastrados por corrientes de flujo y reflujo en las que se mezclan tendencias personales y de época que impiden que la unión sea posible. A partir de un encuentro en una escuela de arte, donde él trata de convocar nuevos talentos musicales con el fin de conformar un grupo nacional que de una manera utópica refleje la conformación de la nueva Polonia en construcción, todo será complicado. Ella, cantante talentosa, marcada por una vida que la llevó incluso a la cárcel por motivos ligados a pasiones oscuras, se ve atraída por este patriota que no hace concesiones y es capaz de estrellarse una y otra vez con la misma pared cuando cree verdaderamente en lo que ejecuta. Los cambios políticos, la vida sacudida por la inestabilidad y la violencia, los arrastran en recorridos desde la Polonia natal hacia la Francia de la posguerra, buscando la solidez de lo imposible en una época de crisis. ESTILO DE DIRECCION El notable Pawel Pawlikowski, ya conocido por el público argentino por "Ida" (Oscar 2015), la historia de una novicia adolescente durante el régimen comunista, en busca de la verdad sobre lo que pasó con sus padres muertos en la ocupación nazi, retorna con un filme comprometido y poético dedicado a sus padres, donde la ficción tiñe sus recuerdos de adolescente. Con la permanente presencia de la música, que va marcando momentos libertarios y de sumisión, espacios de propaganda y liberación, la historia de una pasión se deconstruye una y otra vez al ritmo de los instintos y la época. El aterciopelado blanco y negro, clásico en el director, pinta atmósferas de humo y música, de alcohol entremezclado con compases que marcan los pasos de amantes desencontrados pero que persisten en intentar lo imposible. Con un ritmo afelpado, que parece susurrado por las melodías, Pawlikowski, con mínimas pero claras señales, un cartel político, una vestimenta, una actitud, marca épocas y situaciones. Dos grandes actores deslumbran en el filme, Tomas Kot y -especialmente- Joanna Kulig, ambos veteranos de la actuación; ella, también destacada cantante. Varios premios se llevó este filme, no sólo en Cannes, merecidos todos. Una película para recordar.
Clara y sus dos hermanos viven en una bella casa de la ciudad con su padre. Su madre murió hace poco y enfrentan la primera Navidad sin ella. Clara, la mayor, parece no poder enfrentar tanta tristeza. Por eso, cuando su padre le da su regalo navideño, una primorosa caja en forma de huevo que la madre dejó especialmente para ella, la jovencita espera la solución para sus lágrimas. Pero la caja no tiene llave y ella debe encontrarla. La más aventurera y rápida de la familia, Clara, ayudada por su padrino (Morgan Freeman) en su búsqueda, accederá a un mundo de fantasía donde encontrará exóticos personajes, un reino en peligro, un amigo soldado que la guiará por el submundo y la noticia de que en ese espacio maravilloso, ella es la princesa, su madre fue la reina y su ausencia provocó la parálisis de su ejército de muñecos soldados. "El Cascanueces y los cuatro reinos" es una adaptación libre de la versión de Alexandre Dumas padre del cuento "El Cascanueces y el rey de los ratones", del escritor berlinés Ernst Theodor Hoffmann, sobre el que Tchaikovsky creó su ballet, estrenado en el teatro Mariinsky de San Petersburgo en 1892. ORIGINALIDAD Así, hay originalidad en el diseño del Rey Ratón, un torbellino de roedores que se arma y desarma en las persecuciones en el bosque, mientras que los soldaditos de hojalata están logrados en su diseño y movimientos, y el Hada Copo de Azúcar ("Sugar Plum") es una verdadera creación, mezcla de la Campanita original de Disney y la icónica Marilyn Monroe, vampiresa de los años "50, con sus mohínes y desplantes de diva, magníficamente interpretada por Keira Knightley. También hay belleza en el armado de los payasos, que unen elementos siniestros y humorísticos que recuerdan al personaje de Joker del "Batman" de Tim Burton y las clásicas matrioshkas rusas. A estos se agrega la Madre Ginger en su versión gigantesca de Muñeca, que recuerda las Gigantas creadas para shows internacionales por el Cirque de Soleil. Respecto al argumento, convencional pero llevado con buen ritmo, la modelo adolescente y promisoria actriz Mackenzie Foy, Keira Knightley y Helen Mirren responden al movimiento de empoderamiento femenino con la presentación de mujeres múltiples, capaces de aventura, valentía, inteligencia y encanto. Fiel al respeto integrador, a los derechos sexuales y raciales, el filme incorpora a la pareja cómica integrada por Eugenio Derbez y Richard Grant, Jayden Fowora-Knight, primer actor joven negro en el papel de Soldado, y a la excelente Misty Copeland, que tres años atrás se convirtió en la primera bailarina solista negra del American Ballet, institución con 75 años de antigüedad.
Stephanie es la chica común que todos creemos conocer, sencilla, romántica, ni linda ni fea, ingenua, buena madre y capaz de solucionar todos los problemas. Cuando se siente satisfecha por su pequeño blog de Internet sobre gastronomía y sociedad que está gustando a la pequeña comunidad en que vive, aparece Emily. Ella es la mamá de un compañerito de su hijo en la salita del Parroquial de la zona. ¡Y qué mamá! Rubia, tan alta como cualquier modelo que se cotiza y con lo último en carteras europeas. No se sabe cómo Stephanie en pocos días se convierte en su amiga y deambula por su imponente mansión, que según Emily no sabe cómo pagar. Ni la comunidad ni ella entienden cómo se forjó esa amistad. Hasta que Emily le pide un pequeño favor. Que retire a su pequeño y lo cuide hasta que ella llegue. Como siempre, Stephanie cumple todo a la perfección, pero el problema es que Emily no llega y también tiene que atender al conflictuado marido, atractivo malayo que se las da de escritor. Lo que viene se bifurca en varias subtramas y tiene suspenso, inverosimilitud, pero entretiene bastante. Paul Feig ("Damas de guerra") es un director que maneja bien el entretenimiento y si no se hubiera desbarrancado en la segunda mitad de esta película hubiese logrado un estupendo filme. Porque la primera parte tenía de todo: originalidad, seducción, estupendos ambientes (casa de Emily y singulares ""fetiches pictóricos""), dos heroínas de primera y una intriga policial que merecía conocerse. Pero Feig tiró casi todo a la basura, aceleró el ritmo, descuidó la verosimilitud, exageró en la trama (culpa también de la autora del best seller, Darcey Bell) y patinó. Eso sí, con encanto y buen ritmo. BUENA PINTURA El caso es que esta película, que recuerda mucho, argumentalmente, a "Perdida", aquel filme basado en otro best seller, en ese caso de Gilliam Flynn, con Benn Affleck, luego de pintar acertadamente una pequeña comunidad escolar integrada por algunas mamás inmigrantes (el mismo esposo de Emily es malayo), cae en exageraciones y en recursos de policiales clase B. Sin embargo, "Un pequeño favor" se ve con interés y se disfruta por la actuación de la excelente Anna Kendrick (la competidora de George Clooney en "Amor sin escalas") y la seductora Blake Lively, más la elegancia de su diseño visual y su variada música.
Dominga Sotomayor es una joven realizadora chilena, la primera mujer que se alzó con el premio a la Mejor dirección del Festival de Locarno con esta película. "Tarde para morir joven", con elementos autobiográficos, cuenta la historia de un grupo de niños y jóvenes que vivían en la Comunidad Ecológica de Peñalolen (Chile) en los "90, luego de la dictadura de Pinochet. El núcleo del relato se centra en los chicos de la comunidad que comienzan a desplazarse en libertad en un espacio en que se convive con la familia y los vecinos en forma permanente fuera de toda modernidad, con objetivos comunes, en contacto con la naturaleza. Estamos casi a fin de año y la cámara elige a dos adolescentes y una niña para seguir especialmente su recorrido. Sofía, hija de padres separados, que se irá a vivir con la mamá fuera de la comuna luego que la venga a buscar en las fiestas; Lucas, su amigo del alma que ve con tristeza como en el amor por Sofía otro le ganó de mano y él sólo puede ahora dedicarse a la música y observarla amorosamente; y la pequeña Clara, de unos nueve años, que se pasa toda la película descubriendo a los demás, aprendiendo de la vida y buscando a su perro. Película de chicos que empiezan a diferenciarse identitariamente en su mundo, que sienten deseos, que están en disconformidad con los adultos, que empiezan a amar o a darse cuenta de que las cosas no son sólo como las ven, chicos que quieren vivir su vida. Silencios, pocos diálogos, muchas miradas de los chicos a los grandes, de los chicos entre chicos, con una naturaleza casi salvaje que los rodea y hasta parece protegerlos del incendio final. ESPONTANEIDAD Con la protección de la música con la que se identifican y los animales que los acompañan, la directora de poco más de treinta años llama la atención por un estilo donde predominan la fluidez y frescura con que maneja el relato, y la naturalidad que logra en todo ese plantel de chicos y adolescentes que se muestran con una espontaneidad llamativa. La directora misma, Dominga Sotomayor, formó parte de ese grupo comunitario de impronta hippie y vivió esa vida de casas de adobe, huertos orgánicos, respeto a la naturaleza y gran parte de la infancia a la luz de velas y faroles. Allí se los criaba para la libertad, exactamente en el momento político en que terminaba la dictadura pinochetista y se vislumbraba un horizonte amplio. Un grupo de niños, adolescentes y adultos pueblan el relato cinematográfico. Son el actor transgénero Demián Hernández, en el papel de Sofía; Antar Machado como Lucas y Magdalena Totoro como la pequeña Clara.
Se supone que todo tiene un origen. La "Halloween" original nació hace cuarenta años y renovó un stock de psicópatas asesinos cinematográficos, hasta el momento encabezado, al menos en el cine popular, por el Norman Bates de "Psicosis" (1960), un clásico del cine negro de Alfred Hitchcock. Ese enmascarado Michael Myers, aplanadora serial de Haddonfield, que aterroriza a un pueblo, generó una serie de películas que inundaron la comunidad pochoclera adolescente. Hoy también tenemos una secuela, que retoma a Myers encerrado en una cárcel-loquero y que despierta el interés de dos jóvenes periodistas que lo tratan de entrevistar previo permiso de su médico-estrella. Myers nunca habló y menos lo hace ante estos chicos que participan de una escena apocalíptica, donde los colegas de Myers parecen solidarizarse con él a puro grito y estremecimiento (prometedora escena del comienzo). Después de tanto alboroto reencontramos a Laurie Strode, la única que se salvó de aquella matanza y que sobrevive, solitaria, en una casa búnker. Detalles que hablan de que estamos en 2018, época de empoderamiento femenino, y que la mujer va a tener un lugar especial. OBSESIONES Después nos enteramos de las obsesiones que acompañan a Laurie desde entonces y que transmitió a su hija, que la rechaza y trata de que, a su vez, su hija (Judy Geer) no tome contacto con ella. Pero la sangre tira y la nieta de Laurie (Andy Matichek) se solidariza con la abuela. Lo que sigue, luego de una buena escena en la que asistimos al accidente que hace que el autobús con reclusos (incluido Myers) lo deje en libertad en vísperas de Halloween, es más de lo mismo. A partir de ese momento lo que vimos en las muchas secuelas del "clásico" se repite, exaltando la modalidad de asesinato con predomio de mazazos y cuchilladas de todo tipo centradas en cabeza y rostro. Si hasta el momento del choque pensábamos que se venía una "Halloween" diferente, nos equivocamos. Nada de interioridad del asesino, de misterios dejados a lo largo del camino de las secuelas. Otra vez sopa. Y había una muy buena oportunidad con esa heroína especial que es Jamie Lee Curtis, la misma de la película original, una actriz diferente, capaz del humor ("Mentiras verdaderas" o "Un pez llamado Wanda") y la aventura. A los amantes del horror en cine los defrauda lo que viene después de ese inicio con créditos al mejor estilo gráfico clase B y ese maravilloso zapallo respirando a su lado. Una "Halloween" que pintó distinta en sus inicios, pero que, a pesar de todo, entretiene, con sus bocanadas de hemoglobina y clásicos golpes bajos.
Rodrigo vive en las sierras cordobesas. Ahora administra unas cabañas para turistas que construyó su padre. Eso lo sabemos cuando Rodrigo comienza a abrirse con Juan, un adolescente que cayó en las sierras con su mochila y se quedó. Claro que antes hubo un pequeño incidente que cargó de culpas a Rodrigo y que luego lo llevó a aceptar que lo ayudara a mejorar las cabañas. De Juan sólo sabremos que vive con la abuela, a quien llama desde ese lugar diciéndole que ya llegó. En los primeros días las relaciones serán distantes. Tampoco Rodrigo, cuarentón solitario, es dado a las palabras. Pero el hecho de compartir momentos y trabajo predispone a hablar un poco de cada uno. FILME LINEAL Clásico filme en que se asiste al crecimiento psicológico y moral del protagonista, "El otro verano" está dirigida por un joven egresado de la Universidad del Cine que decidió filmar en Córdoba y ser acompañado por dos de sus intérpretes en "Puentes", su película anterior, Malena Villa y Juan Ciancio. En "El otro verano" no habrá sobresaltos ni sucesos fuera de lo común. Sí reuniones en algún boliche de las sierras, alguna chica que atrae a Juan y con la que inicia algo así como un romance y cierto final intempestivo del que Rodrigo no es ajeno. Algunos paseos por la zona, la inquietud de un partido de fútbol con otros conocidos de Rodrigo y también la pesca. Cosas pequeñas que a veces pueden volverse tediosas. Casi pareciera que no pasó nada. Que todo sigue igual, pero los sentimientos serán distintos y la vida se prepara para algún asalto mayor. Buen nivel formal y un reparto en el que se destaca Guillermo Pfening.
Nuevamente uno de los más destacados realizadores alemanes, Christian Petzold ("Ave Fénix", "Barbara"), se interna por los caminos de un pasado actual. Basada en una novela de Anna Seghers que transcurre durante la ocupación alemana en Francia, el realizador ubica la acción en la Marsella contemporánea en un espacio expectante y desesperado que resume toda la angustia de la espera. Georg, un joven técnico en radio y televisión, salido de un campo de concentración y refugiado en París ilegalmente, ayudado por amigos, intenta la huída hacia un espacio de libertad. Un compañero le pide que acerque a un famoso escritor disidente, Weidel, unas cartas de su esposa. Las cartas no serán entregadas porque el suicidio del hombre precipitará a Georg a un viaje a Marsella donde es confundido con el escritor consiguiendo azarosamente los papeles necesarios para la huída. La presencia de un niño, hijo de una magrebí y un amigo fallecido, y la extraña esposa del escritor, que espera un salvoconducto para huir, cambian el destino del refugiado. ESPERA ANGUSTIANTE Melodrama romántico a la manera de los "40-"50, "Transit" remite a la inolvidable "Casablanca", el clásico de Michael Curtiz que ambientado en la ciudad marroquí durante el gobierno de Vichy sobrevivió a varias generaciones con los inolvidables Ingrid Bergman y Humphrey Bogart. Espías, refugiados y desclasados se confunden en una amalgama informe de miedo e inseguridad, en una Europa decadente, donde el barbarismo es posible y América latina como destino es el Paraíso prometido. Narrada fuera de cámara por alguien que conoce todo de los personajes y sus acciones (relator omnisciente), "Transit" no necesita las señales del tiempo para mostrar la vigencia del totalitarismo y la negación de los derechos humanos. Ya no hay signos de la Gestapo o cruces esvásticas, la persecución y el encarcelamiento arbitrario pueden estar a la vuelta de la esquina. El filme de este gran director alemán habla del permanente peligro de la injusticia, del tembladeral de la condición humana condenada al miedo o al heroísmo, pero también sujeto al avatar del amor o el sacrificio. Un cuadro abigarrado de seres que dejan toda dignidad para mendigar un pasaporte o un pasaje, o no reaccionan ante la ilegalidad de un arresto cualquiera, ilustra una situación límite. La película de Petzold exhibe cuidados formales como el de la inquietante música de Stefan Will y la fotografía de Hans Fromm, que acentúa la sensación de "sin salida" en los interiores y de soledad en los exteriores. Metáfora de una realidad actual, con actores intensos como Franz Rogowski (Georg), la enigmática Marie (Paula Beer) o la mujer judía de final dramático (Barbara Auer), "Transit" duele porque nos conecta a una realidad sospechosamente conocida.
A través de una sencilla historia protagonizada por el dragón Antares, el búho Eustaquio, el ratón Cesar y otro personaje que recuerda a Mickey, Víctor Leali y Uriel Sokolowicz, "Argentina Animada" homenajean la historia de la animación argentina desde "El apóstol", primer largometraje de animación creado por Quirino Cristiani en 1917, hasta la llegada al formato 3D. Precisamente un dragón en 3D, Antares, perdido y considerándose un primer actor dispuesto a protagonizar un filme, se encuentra, de pronto en el mundo 2D desilusionado al encontrar un mundo y personajes "planos" a los que rechaza. Pero las enseñanzas de un búho mayor, Eustaquio, lo hace apreciar, en un viejo televisor, todos los años de animación argentina que de alguna manera hicieron posible que él existiera. Esos personajes planos son los que permitieron, con el constante progreso de las técnicas de animación, la brillante llegada al 3D del gigantesco saurio, Antares, el dragón, comprende su realidad al observar ese caleidoscopio de dibujos animados a lo largo del tiempo. En este caso el presentador es el búho sabio, quien conduce al dragón y a los espectadores a la visión de personajes de la historieta llevados al cine argentino, como el Mago Fafa de Alberto Broccoli (1975), "Pío Pío" de García Ferré, que se suma a "El otro yo del Doctor Merengue", protagonista de la exitosa historieta de Divito. En tanto, Patoruzú, nuestro telúrico cacique, creado por Dante Quinterno es llevado a la pantalla por Tito Davison en 1942 con la colaboración de Tulio Lovato en "Upa en Apuros", primer dibujo animado en color en la Argentina. Fragmentos increíbles como "No más goles" de 1947, obra de Jorge Caro o fragmentos de "El patio de la morocha" de Oscar Desplats, permiten conocer valiosas imágenes pocas veces tan cercanas al gran público. CUIDADA SELECCION Como recordara el investigador Raúl Manrupe, al referirse al periodo de 1977-78, los dibujos animados son utilizados como propaganda antisubversiva durante ese periodo en el llamado Proceso de Reorganización Nacional y tienen su momento en este filme. También secuencias de la época de oro de los dibujos animados publicitarios en la década del "60 (propaganda del Vaquero Far West animada por el maestro Néstor Córdoba) con su música pegadiza o posteriormente la publicidad de Gándara con los nombres de Alberto del Castillo y Carlos Ceretti. "Argentina Animada" dirigida por Víctor Leali, el creador de "Dibu", y Uriel Sokolowicz no tiene una producción de última generación. Pero sólo el esfuerzo de la cuidadosa selección de joyas animadas hace que merezca destacarse. Un ejemplo es la exhibición del fragmento de "La Reina de las Ondas" (1948) de Karel e Irene Dodal, pionera de la dirección cinematográfica, prácticamente ignorada por los medios.
Los primeros minutos son dignos de una apetecible película de terror; una secuencia de horror que une una pequeñita de rostro y ojos increíblemente expresivos y un hombre (Papi) de cara poco confiable y voz enferma, que la asusta diciéndole que afuera hay una Bestia que come niños y por eso ella no puede salir. Las siguientes secuencias acentúan la amenaza y el temor de la chiquita. Después viene algo peor: como la nena quiere salir a pesar del miedo a la Bestia, intenta abrir la puerta y el picaporte descarga electricidad. La nena comprende que es mejor casa que quemaduras lacerantes. Ya adolescente, el terror remata con inyecciones aplicadas por Papi, que van a detener su posibilidad de convertirse en mujer. Papi es malo y como ve que ni con las inyecciones puede impedir el cambio, intenta suicidarse. Hasta aquí el cuento de horror, la verdad que óptimamente manejado. Pero después viene lo que le pasa a la chica en su contacto con la realidad, porque mientras Papi va al hospital una sheriff la lleva a vivir con ella a la casa y comienza a ir a la escuela. HIBRIDO INQUIETANTE Desde un comienzo que recuerda a "La habitación", con Brie Larson, la estupenda película en que una joven abusada es retenida cautiva por años con el pequeño hijo que tuvo con el violador, el filme pasa a desarrollarse como "Carrie", con las cargas de bullying escolar naturales en una chica poco acostumbrada a la escolaridad. Después hay un impase panteísta de amor por la naturaleza que la jovencita siempre añoró desde su celda-hogar, la amistad con el hijo de la sheriff y con un cazador de lobos, de presencia excéntrica. La ultima parte trae la aparición fantástica y un cambio que no revelamos, que arma este rompecabezas poco claro. Filme entretenido, que con un guion más coherente y siguiendo la línea inicial de horror psicológico hubiera dado mayores réditos, "Criaturas nocturnas", dirigido por el alemán Fritz Bohm, desafortunadamente se bifurca en su objetivo. Abre su argumento en varios brazos y uno no sabe si quiere metaforizar el cambio de la adolescencia con su extrañamiento en actitudes y captación de la realidad, subrayar la fuerza femenina en la lucha con la adversidad o dar un marco real a una mutación fantástica que ocurre al final. EXPRESIVA MASCARA El filme tiene buen ritmo, atrae a pesar del desajuste del guion y tiene actuaciones destacadas de Bel Powley y Brad Dourif (Papi), el actor de "Duna" y "El señor de los anillo", que aporta su expresiva máscara y esa voz que da miedo y que le prestó a Chucky en varias producciones. Los efectos especiales, sólo correctos, y una iluminación bastante oscura, impiden en la parte final apreciar en detalle algunos momentos del desarrollo. Opera prima con defectos pero promisorias inquietudes.
Alejo está pasando por un momento especial. Algo no cierra en su vida y ciertas asperezas hacen crisis durante una reunión familiar (su cumpleaños). Al final del encuentro, su padre tiene reservado para él algo que no aprovechó en su momento cuando cerró la fábrica en que trabajaba, unos lotes ricos en pinares en Corral de Tierra (Alpa Corral). Allí decide pasar un período Alejandro, abandonando su trabajo de arquitecto y pensando que un tiempo al aire libre puede ayudarlo a solucionar un malestar físico, que puede ser resultado de algo psicológico, la falta de sueño continuado. El viaje es una buena propuesta para pasar un período con su pareja. Más allá de un premio en su especialidad, será buen momento para poner en ejecución ese proyecto de casa ideal donde el eco tenga un lugar especial. ATMOSFERA ONIRICA El director cordobés Hugo Curletto, de trayectoria dentro de los medios audiovisuales, debuta con un largometraje de ficción en el que aborda un viaje con todo lo que éste implica como metáfora de sentimientos que pugnan por acomodarse en una estabilidad general. A partir de un tratamiento que se inicia de forma realista, con la presencia desencadenante de la naturaleza como contexto, el filme deriva en un estrato onírico con pocos contactos con la realidad y disgresiones cronológicas, donde se acentúan los desencuentros afectivos y se desnudan inestabilidades que parecen profundizarse en el caso de Alejandro. Así, un reciente episodio laboral, el derrumbe de una pared en una obra, parece haberle anticipado que la solidez es un mito y en cualquier momento el desequilibrio puede desencadenar el caos. Con escasez de diálogos, ciertos momentos que no alcanzan a definirse entre la realidad y la ficción, sumados a un ritmo lento, donde la intriga no desencadena suficientes puntos de tensión, el relato decae y es atrapado por la morosidad. Cuidado formalmente, destaca la actuación de Guadalupe Docampo ("El jugador", "Errata").