Lo nuevo del director Paolo Zucca (El árbitro) es una comedia ligera con toques absurdos, esta vez en torno a un hombre que compró la luna para regalársela a su amada. Alguien de Cerdeña compró la Luna. Cuando el gobierno se entera manda a un agente secreto a infiltrarse en ese pueblo. El elegido es el agente Kevin, alguien cuyas raíces se encuentran en Cerdeña pero que reniega del origen al que ahora lo obligan a regresar. Más allá de la premisa en torno al hombre que compró la luna, casi la mitad de la película tiene como protagonista a Kevin aprendiendo las costumbres de Cerdeña y luego la puesta a prueba de ellas una vez en el lugar. Con un peculiar personaje haciéndole de profesor, el film apuesta a un tono cómico absurdo, cuando éste le enseña cosas que parecen ridículas y luego, al poner un pie en esa tierra, descubre que son tal como le enseñaron. Acá Zucca aprovecha para hacer un retrato pueblerino tal como ya había hecho un poco, en menor dosis, en El árbitro, y la trama principal parece ser más bien una excusa para pintarlo. Es en la última parte donde la narración vuelve a ponerse en eje y aparece el famoso pescador que compró la luna, ya con mayor entidad. A esta altura, Kevin no es más la persona que era o que creía que era, más allá de que el cambio de look se dio más temprano. La película está escrita junto a Barbara Alberti y Geppi Cucciari y no parece ubicarse en una época temporal precisa. Su tono de comedia por momentos está teñido de cierto drama que le imprime un poco de melancolía. Más allá de este tono particular, extraño, que funciona como hallazgo para la historia que se quiere contar, lo que no termina de funcionar es la trama. Quizás porque navega por ríos muy distintos y eso la hace quedarse como a la deriva.
Protagonizada por Rose Byrne y Mark Wahlberg, Familia al instante es una comedia inspirada en vivencias del propio director Sean Anders que gira en torno a una pareja de mediana edad que deciden convertirse en padres adoptivos. Ellie y Pete están casados, tienen una casa linda y grande y de repente en una reunión familiar vuelve a sus vidas un tema que vinieron evadiendo: la idea de tener hijos. A través de un comentario en apariencia intrascendente que hace él, respecto a estar grande para tener un bebé, a Ellie se le ocurre averiguar para adoptar niños un poco más grandes, aquellos que generalmente no son la primera opción de personas que deciden adoptar, sobre todo si es a causa de no poder tener hijos biológicos. Con más curiosidad que miedo, la pareja se anota para un curso y de a poco un mundo que ignoraban se les presenta ante sus ojos. Niños que pasan sus vidas de familia en familia, o en reformatorios, muchos que no son adoptados porque vienen en grupo de varios hermanos. Finalmente deciden ser los padres temporales de tres hermanos: dos niños pequeños y una adolescente. De pronto toda la emoción que no venían sintiendo en su pareja la encuentran multiplicada de la mano de estos chicos, cada uno con sus manías y personalidades. Sean Anders dirige esta historia co escrita junto a John Morris, inspirada en su propia experiencia como padre adoptante. Por un lado, Familia al instante gana a la hora de elegir el humor para contar una historia que del modo más tradicional caería en uno de esos dramas que se mueren por la temporada de premios, al mejor estilo Un sueño posible (la película se encarga de dejar bien en claro que no quiere ser esa película). Por el otro, es ese humor también el que le permite ser más honesto a la hora de expresar los miedos y las sensaciones que provocan algo tan grande e importante como armar una familia de cero con niños que ya fueron criados, o incluso los motivos que llevan a querer entrar en esto (o a salir, cuando se siente que no se puede más). Si bien Mark Wahlberg (quien repite con el director después de Guerra de papás y su secuela) encuentra en la comedia la faceta donde mejor destacarse, es Rose Byrne, que ha demostrado funcionar en muchos registros distintos, quien se ha convertido en el rostro imprescindible de la comedia norteamericana actual. Sin dudas es ella la que sobresale, aportándole mucha naturalidad y frescura a su personaje. Pero allí se encuentra también la más joven y menos conocida Isabela Moner que interpreta a la adolescente, el personaje que más cambios va sufriendo a lo largo de todo el film. También destacan entre las actrices Octavia Spencer y Margo Martindale.
Después de su reciente paso por la Competencia Internacional del Festival de Cine de Mar del Plata, donde ganó el Gran Premio del Jurado, se estrena Vendrán lluvias suaves, película de Iván Fund escrita junto a Tomás Dotta, que se introduce en el cine de género pero con el estilo que caracteriza a su realizador. Un día de verano que se corta la luz, los adultos no despiertan. Sumidos en una especie de sueño eterno -o al menos provisorio-, los niños despiertan como de costumbre y se encuentran como si estuviesen solos en el mundo, pues los adultos no son más que cuerpos arrojados sobre la cama, no muertos, simplemente durmiendo. Si los adultos no despiertan y los niños se quedan solos, el hermano menor de una de las protagonistas no estará con nadie en su casa. Es entonces que deciden ir a buscarlo, en un principio desenvueltos por la ausencia de la mirada adulta pero, con el paso del día, algo más preocupados. En especial una chica con la que se encuentran en el camino, la mayor, que teme cumplir años y no poder despertar. Y ese trayecto, esa road movie a pie, es el que va a narrar Fund en Vendrán lluvias suaves. Un mundo sin adultos, con niños y mascotas que quedan olvidados y vagando. Es eso principalmente la película, un andar. No hay grandes conflictos ni mucha acción, y sin dudas la película no lo necesita, no para lo que el director, junto a su coguionista Tomás Dotta, pretende contar. En el medio, placas con fragmentos de cuentos infantiles presentan esta especie de viñetas o capítulos, como si fuese un cuento, aunque estas frases no tengan relación directa e impriman más un tono que otra cosa. Fund apuesta a la contemplación, al estilo de cine observacional que tan bien maneja, y no necesita más que eso, una destacable fotografía y un grupo de pequeños actores que le sigan el rastro. La infancia que narra Fund es hermosa pero está llena de terrores que en principio le pertenecen a los adultos. Un film protagonizado exclusivamente por niños podría haber encontrado con facilidad flojeza en las interpretaciones, y sin embargo eso no sucede. Cada uno de ellos se desenvuelve con naturalidad, capaces de mantener incluso esos largos planos que le gustan a su director.
abía una época en la que Steve McQueen era un director que daban ganas de seguir. Con "Hunger" y "Shame" (dos películas protagonizadas por lo mejor de Michael Fassbender). Luego, ya con "12 años de esclavitud" ganaría el Oscar de la mano de una película poco inspirada que atrajo a los votantes por su fuerte retrato de la temática. Ahora regresa con una película de elenco multiestelar, una de robos que pretende ser mucho más que eso, una película de personajes tratada con seriedad y solemnidad. Situada en Chicago y basada en una novela de Lydia La Plante (que tuvo una versión televisiva británica), "Viudas" está además adaptada por Gillian Flynn, la escritora de las novelas "Perdida", "Heridas abiertas" y "Lugares oscuros" (todas adaptadas a la pantalla grande o a la chica). La historia empieza con un robo que sale mal y deriva en la muerte de sus asaltantes. Cada uno de ellos deja una viuda, no sólo desolada por su muerte sino sumida a diferentes tipos de deudas. Veronica (interpretada por la siempre intensa y teatral Viola Davis) encuentra hurgando entre las cosas de su amado fallecido (Liam Neeson), una libreta donde está detallado cómo iban a cometer el siguiente robo, y cuando es apretada para pagar lo que debía su marido decide juntarse con las otras viudas que todas aceptan a excepción de una. Por otro lado, la película sigue la historia de dos candidatos políticos, un afroamericano que busca ser el primer representante público de color y el otro hijo de un racista de quien espera seguir su legado. Estas vertientes se unirán más temprano que tarde. Alrededor de "Viudas" hay un montón de temáticas interesantes, sobre todo para McQueen. Y las despliega de un modo crudo, como la brutalidad policial o los mecanismos sucios de la política. Entre tanto actor reconocido y por lo consecuente tanto personaje, la película parece perder su eje en varios momentos. Y eso que la película no es una simple película de robos, nunca quiere ser eso, quiere ser más y por eso intenta dotar a sus personajes de una dimensión que no siempre consigue. A la larga, "Viudas" es una película sobre mujeres que no están dispuestas a quedarse en el molde, a quedarse quietas y ver cómo las cosas les suceden. Que se muevan en un mundo a veces oscuro y sórdido no es una elección pero tampoco lo que determinará sus destinos. La última película de Steve McQueen apuesta al género y sin embargo no parece querer encasillarse. Por eso le imprime su sello de autor, sus planos secuencias, sus escenas brutales (aunque no sean precisamente gráficas; no siempre nos impresiona más lo que vemos), y ese tono solemne que casi no permite un aire fresco, un poco de humor (por eso quizás las escenas con Lukas Haas son tan valiosas). El problema es una trama de giros tan forzados como previsibles al mismo tiempo. Viola Davis, Michelle Rodríguez y Elizabeth Debicki son el trío protagonista al que luego se le suma Cynthia Erivo; un team que funciona porque cada una sabe cuál es su aporte. Al menos como grupo funcionan mucho mejor que las "Ocean’s 8" (vale la comparación aunque sean dos películas muy diferentes porque ambas son sobre un grupo exclusivamente de mujeres que planean un robo), tienen motivaciones y antagonistas mucho más creíbles y fuertes. A su alrededor se mueven personajes interesantes como el hermano del candidato interpretado por Daniel Kaluuya (protagonista de "Huye!"), un personaje tremendo y protagonista de las escenas más terribles. Colin Farrell cumple desde su registro sobrio y Robert Duvall no decepciona. Aunque consigue buenos climas, "Viudas" no logra ser la película que quiere ser. Quizás porque se preocupa tanto por la construcción y desarrollo de personajes (que sólo consigue prácticamente con los femeninos) que descuida la trama principal, que a la larga es la que mueve todo lo demás, la del robo, y ésta resulta en giros y situaciones poco convincentes. Una película más ambiciosa que lograda.
Dirigida por Muayad Alayan y escrita por Rami Musa Alayan, "El affair de Saleem y Sarah" es una película palestina que gira en torno a un romance extramarital que tendrá consecuencias a causa del contexto político que los rodea. Sarah es una mujer israelí que está casada con un coronel del ejército y tiene una hija pequeña. También lleva adelante un café que ama; no es su primer intento, pues el trabajo de su marido la hace mudarse más seguido de lo que quisiera. Saleem es palestino, trabaja haciendo entregas y está casado con una mujer que espera un hijo. Aunque se la pase trabajando apenas puede mantenerlos. Sarah y Saleem se encuentran, conectan sin muchas palabras pero con el cuerpo, y aprovechan sus situaciones (un marido que no está todo el tiempo, o un trabajo que exige horarios distintos y puede dibujar) para estar juntos sin muchas pretensiones más que ese escape, que ese momento de distención. Lo que empieza como algo inofensivo (digamos, porque a la larga un encuentro entre ellos dos es mucho más peligroso que un simple encuentro entre dos amantes) toma otras tintes después de un viaje a Belén. Saleem es contratado para llevar algo hacia esos pagos y ella la acompaña. Aprovechan estar más lejos y que nadie los conoce y salen a un bar. Pero un altercado que parece quedar ahí no queda ahí y todo se irá complicando más y más. Primero para Saleem, que es arrestado y lo acusan de querer reclutar a una mujer israelí para prostituirla. Algo que no tiene ni pies ni cabezas pero le cuesta refutar al no querer exponer a Sarah. Sin embargo, en algún momento se va a encontrar a esta mujer con la que Saleem engañó a la suya. Saleem no es acusado sólo de engañar a su mujer, sino a su patria. A lo largo de toda la película seguirán apareciendo cosas que compliquen la situación, ya no sólo la de él, y a la larga quedará expuesta la complicada situación política que hay entre los dos. “Sólo es sexo”, y de repente eso nada más amenaza con acabar con la vida que cada uno armó por separado. No estamos ante un drama romántico, no es esa la historia que hay acá para contar. "El affair de Sarah y Saleem" es un drama socio-político que va desarrollando su trama con paciencia y cuidado y sin embargo en las poco más de dos horas de duración no decae ni pierde el interés. Un film interesante y rico, construido con sólidos ladrillos y con una estética sobria, de cámara en mano, que le imprimen al film un registro más bien naturalista.
Escrita y dirigida por Martín Deus, Mi mejor amigo plantea lo que provoca un encuentro entre dos jóvenes adolescentes. ¿Amor o amistad? nos preguntan desde el póster. Lorenzo es un adolescente educado y responsable, un poco retraído, malo en el deporte y que prefiere pasar su tiempo libre leyendo libros. Vive con su hermano menor y sus dos padres en un pueblo de la Patagonia. La tranquilidad y cierta predictibilidad del hogar se ven rotas con la llegada de Caíto, un muchacho apenas unos años mayor que él, hijo de un viejo amigo del padre, de una amistad que parece salida de otra época. Caíto llega a la casa después de un accidente del que de a poco se irán conociendo mayor cantidad de detalles, pero se deja en evidencia desde un primer momento que es una persona problemática, que no soporta y no puede hacer lo que le dicen que tiene que hacer, y que busca diferentes maneras de escaparse de una realidad en la que no se halla, aunque muchas veces esos modos sean autodestructivos. Lorenzo y Caíto, tan distintos como son, comienzan a entenderse a medida que se acompañan y hablan. Lorenzo expone ante él cuestiones que nadie parece notar en su casa y Caíto, de a poco, le va desentrañando su particular mundo personal. Martín Deus presenta desde el póster de la película “una historia de amor o de amistad, según como la mires”, no obstante no estamos ante una típica película de iniciación gay. Hay algo en el aire entre los dos, pero se nota cómo lo percibe cada uno de ellos. No es un conjunto de planos homoeróticos a lo Marco Berger, ni una historia de amor propiamente romántica como Esteros. Lo que a Deus le interesa es retratar una etapa, la de la adolescencia. Aquella en la que pasan tantas cosas que comienzan a definirlo a uno como persona. Y Lorenzo comienza a definirse gracias a la presencia de Caíto. Caíto es apenas mayor y hay una parte de él que cree ya estar determinada. Aquella que lo hace actuar como actúa, reaccionar como reacciona. Lo que no sabe aún es que aquellos años nos forman pero no nos condenan. Caíto es además el hijo de un amigo del padre de Lorenzo (interpretado por Guillermo Pfening) de una época en la que llevaba una vida muy distinta a la de padre y esposo que lleva hoy. Y sin embargo Caíto y Lorenzo parecerían provenir de dos lugares muy diferentes. Deus toma de todos modos siempre el punto de vista de Lorenzo así que explora mejor las inquietudes propias de él y la relación con sus padres, especialmente con una madre que a veces parece comprensiva y en otras más demandante. Y es con ella -interpretada por Moro Anghileri- con quien protagoniza una de las escenas más lindas del film (que puede rememorar y mucho a la gran escena entre padre e hijo de los últimos tiempos, la de Llámame por tu nombre). El encargado de interpretar a Lorenzo es Angelo Mutti Spinetta y allí radica el punto más flojo del film. El actor nunca logra expresar de manera corporal ni gestual todo lo que le sucede a su personaje, más allá de ser este siempre de una naturaleza contenida. Al contrario, el debutante Lautaro Rodríguez consigue dar vida a Caíto a través de muchos matices.
El Cascanueces y los Cuatro Reinos de Lasse Hallström y Joe Johnston Dirigida por Lasse Hallström y Joe Johnston y adaptada por Ashleigh Powell, El Cascanueces y los Cuatro Reinos es la nueva película de Disney sobre una joven que debe encontrar una llave para hallar respuestas. Clara no es una niña como todas, pues prefiere encerrarse en el altillo de la casa, aislándose de la realidad. Es la del medio de tres hermanos que, recientemente, se quedaron sin madre. Con un padre que está tan perdido y desolado como ellos y por lo tanto no sabe cómo lidiar con sus propios hijos, intentan llevar adelante la Navidad como ella hubiese querido, ¡hasta llegó a elegirles los regalos! Así, Clara recibe un extraño huevo dorado que no logra abrir porque no tiene la llave, con la nota en puño y letra de su madre que le indica que todo lo que necesita está ahí dentro. Ése es el comienzo de una aventura que ese mismo día de Navidad la trasladará a otro mundo, uno donde ella es princesa. Pero allí las cosas además de increíbles no resultan tan hermosas como a primera vista, pues es un lugar dividido y en guerra y esperan que sea ella la salvación. Entre los personajes que conoce allí dentro se destacan un soldado cascanueces que le será incondicional y la reina de los dulces, Sugar Plum, interpretada por Keira Knightley, -una actriz acostumbrada a corsets y vestidos de época-, con el cabello rosa y una actitud aniñada (al igual que su voz impostada) en una de sus interpretaciones más deslucidas. Como no hay historia clásica sin villanos, Helen Mirren promete atemorizar con su Madre Ginger y sus secuaces ratones. Quien tiene la tarea de ponerse en la piel del rol principal es Mackenzie Foy, actriz que se hizo conocida por la saga Twilight pero que luego participó en algunas películas diferentes más (Interestelar, El Conjuro) y en quien se puede ver un futuro como actriz prometedor. Acá es capaz de transmitir tristeza y desolación y luego valentía y fortaleza. Su personaje tiene aristas interesantes, es una princesa que no necesita ser salvada, al contrario, es capaz de ponerse el uniforme e ir a la guerra. Como en toda historia de aventuras, se irán presentando diferentes peripecias y alguna vuelta de tuerca, con el fin de que el film nunca aburra y al mismo tiempo sorprenda. No obstante, no es lo que sucede durante gran parte de este relato. Quizás porque más allá de la magia de este mundo, la historia cae en todos recovecos y moralejas conocidos. Quizás porque el carisma de su elenco no termina de funcionar. O quizás, lo más probable, porque se nota que no todo el relato fluye del mismo modo, tal vez debido al cambio de directores que hubo en el medio (cuyo crédito se da en conjunto pero que trabajaron por separado; en otras palabras, uno la empezó y el otro se hizo cargo y junto al guionista Tom McCarthy le dio la forma final). La versión que hace Disney de El Cascanueces es extenuante a nivel visual, con una dirección de arte y vestuario preciosa pero recargada. No obstante a nivel argumental resulta simplista y poco profunda. En esta adaptación libre entre el cuento de E. T. A. Hoffman y Tchaikovsky, el ballet, con la performance de la bailarina Misty Copeland, está incluido en el medio del relato y luego junto a los créditos finales. Sin embargo en esa primera aparición se suma la explicación de uno de los personajes, líneas que son totalmente prescindibles.
Escrita y dirigida por Arturo Castro Godoy (El silencio) y protagonizada por Julieta Zylberberg, Aire es una película que pone en el centro la figura de la madre en medio de una cotidianidad hostil. Lucía (Julieta Zylberberg, quien acaba de estrenar una película con un protagónico en un registro totalmente distinto: All Inclusive) es madre de un niño con síndrome de Asperger. Lo cuida y lo cría sola, aunque a veces cuenta con la ayuda de su madre con quien justo sabemos que algo sucedió, una discusión o una pelea por la cual está algo alejada. Un día que parece ser como todos comienza con ella quedándose dormida, con su hijo que no quiere ir a la escuela (probablemente una situación que se repite todo el tiempo y a la cual ella responde sin hacer mucho caso, quizás cansada, abrumada) y con un trabajo que no le brinda la seguridad que necesita. Pero al rato de empezar su jornada laboral recibe una llamada de la escuela y le avisan que el niño se dio un golpe y ella necesita ir. Lo que podría ser algo normal (los niños juegan y exploran y es común que en medio de ese aprendizaje se lastimen), para Lucía y en especial para su hijo Matías no lo es. Porque lo conoce y sabe que no reacciona como todos ante situaciones inesperadas y junto a gente desconocida. A partir de ese momento se sucede toda una escalada de situaciones que confabulan en impedirle el simple propósito de llegar a su hijo. En su trabajo le dan mil vueltas para dejarla ir, el colectivo no llega y se toma un taxi que no puede terminar de pagar, en la escuela se entera de que al niño lo derivaron al hospital y así se van sucediendo una tras otra, porque todo lo que puede salirle mal a Lucía ese día le va a salir peor. Ella intenta hacer las cosas bien, del modo en que están pautadas, pero aun así recibe negativa tras negativa y la paciencia de a poco se le va acabando. Sola y desesperada, Lucía, que es asmática y la desesperación siempre está a punto de impedirle respirar, intenta moverse en medio de una ciudad que no parece nunca querer ayudarla. Santa Fe, por momentos muy parecida a Buenos Aires, es el escenario principal de esta historia, donde ella chocará contra piquetes, hombres que quieren aprovecharse y gente incapaz de ayudarla si no tiene el dinero que necesita. Arturo Castro Godoy logra generar un clima desesperante, siguiendo todo el tiempo de cerca a Lucía, que nunca cede ante las puertas que no dejan de cerrarse frente a ella y junta coraje de donde ya no tiene para seguir adelante ante las situaciones más imprevisibles. Carlos Belloso y María Onetto aparecen durante algún segmento, cada uno como los dos personajes más humanos, aunque cada uno tenga su límite.
Semanas después de llegar a las salas con Hasta que me desates, Tamae Garateguy estrena los jueves de noviembre en el Centro Cultural de la Cooperación su documental 50 Chuseok, en el que sigue al actor Chang Sung Kim en medio de un viaje a sus raíces. Chuseok es una fiesta coreana que año a año celebra las buenas cosechas. Ya lleva cincuenta siendo realizada en Argentina por esa comunidad. Casi esos mismos años lleva el actor Chang Sung Kim viviendo acá, sin haber regresado a su país de origen desde que lo dejó cuando era un niño de siete años. 50 Chuseok -lo nuevo de una de las realizadoras del under que ha sabido hacerse un nombre y se destaca por hacer cine de género (Pompeya, Mujer lobo y las UPA que codirige)- es un documental que comienza con esos climas de fiesta y celebración. Además de retratar cómo festeja la comunidad coreana instalada en nuestro país esa fecha (e introducir pequeñas historias de algunos de ellos), también sigue lo que parece la vida de un actor canchero y reconocido, reunido en un asado junto a otros colegas o juntándose a jugar al fútbol. Ese clima, de a poco, se va tiñendo de melancolía cuando Chang tiene la oportunidad de regresar a la Corea del Sur que dejó tan atrás. Acompañado por el equipo de la película (que aparece en imagen y en la historia, cada vez más, a medida que se va sucediendo), uno va siendo testigo de las diferentes emociones por las que transita el actor. Nervios, ansiedad, miedo, tristeza. De repente por las calles de Corea es casi como si fuese un turista, recorriendo lugares desconocidos para él, probando y disfrutando las comidas autóctonas. Y luego, el verdadero motivo del viaje: el poder regresar al lugar específico del que se fue, un lugar que se le aparece en sus recuerdos como si fuesen bocetos y que al llegar es muy distinto a como él lo había dejado. Sin dudas los mejores momentos de 50 Chuseok son los que siguen a su protagonista en los momentos más importantes a nivel personal. Son esos instantes de emoción y miedo, en los que las palabras sobran y algunos silencios se apoderan de las escenas. Ya cerca del final de una película que se desarrolla de una manera previsible y con cierta dosis de caos (es un documental que no teme mostrar el detrás de cámara, algo que está a medio camino entre reflejar autenticidad y poner en evidencia cierto artificio), hay alfombra roja, fotos y entrevistas en medio del circuito del cine. Acá parece ponerse en primer plano la importancia de contar y mostrar estas historias.
La película escrita y dirigida por Beom-sik Jeong que llega ahora a nuestras salas es un found footage ambientado en uno de los lugares más terroríficos de Asia. Un hospital psiquiátrico abandonado, que carga con misteriosas muertes y, dicen, presencia de fantasmas. Claro que en la vida real hay mucha gente que se interesa por hacer turismo alrededor de este tipo de lugares y si bien se encuentra poco accesible recibe miles de visitas. En Gonjiam tenemos a un protagonista que lleva adelante un famoso canal de youtube llamado The Horror Times y en él Ha-joon propone juntar a un grupito de jóvenes y visitar el famoso hospital. Por supuesto, la idea es registrarlo todo y subirlo en vivo. A diferencia de "El Proyecto Blair Witch", un film que influencia todas las found footages desde que salió, acá tenemos una cantidad mayor de cámaras y elementos que ayudan a que el subgénero no resulte tan seco como muchas veces, donde una sola cámara enfoca mal, se mueve todo el tiempo de manera nerviosa y si se apaga, chau historia. Quizás en eso se parece un poco más a la ¿remake? que hizo Adam Wingard, con presencia de drones y GoPros. El grupo de jóvenes, tres chicos y tres chicas, se reúne para empezar el viaje y todo queda grabado por una de las múltiples cámaras. Allá, cada uno entra con dos cámaras, uno que los enfoca a ellos y otro lo que tienen adelante. Pero además instalaron algunas cámaras más en el lugar temprano mientras era de día. Y Ha-joon guía todo desde una carpa con acceso a cada una de estas cámaras con el fin de que si hay actividad paranormal en ese lugar, ésta quede registrada. Esto permite justamente que el relato fluya de una manera más dinámica a la que acostumbra el found footage. Para cada uno la idea de entrar a ese lugar resulta una propuesta divertida. Incluso una de ellas se jacta de haber visitado ya tres de los siete lugares que CNN citó como los más terroríficos del planeta donde el hospital figura en el último puesto. No obstante, a medida que se van sumergiendo, que van subiendo a los otros pisos, las cosas resultan cada vez más inquietantes, al menos para algunas, ya que queda en evidencia rápidamente cierta manipulación con tal de llegar a la ambiciosa cantidad de un millón de vistas. Hasta que llega un momento en que ya nadie sabe qué creer porque las cosas cada vez tienen menos posibilidad de una explicación racional. A nivel visual, la idea parece ser más la de sugerir que mostrar. Y al ser de noche y haber mucha oscuridad hay golpes que incluso no llegamos a ver y nos enteramos porque lo dicen los personajes, “se cerró la puerta”. A la larga, "Gonjiam" es una película de terror que sabe cuándo aprovechar los rasgos más característicos del found footage pero que al mismo tiempo sabe modernizarse y entiende el uso que se le puede brindar a la tecnología. En cuanto al terror logra generar algunos buenos momentos pero ese clima no se mantiene durante todo el relato, aunque sí en su último tercio es cuando mejor aflora. El problema principal radica en lo unidimensionales que resultan los personajes y en el hecho de que no logra contar ni mostrar nada nuevo. No deja de resultar un digno exponente del cine de terror coreano actual y también es interesante la crítica que realiza sobre el mundo de los videos de internet, las aspiraciones y las reacciones que puede generar.