Largo viaje hacia uno mismo Película inteligente, necesaria, de una lúcida herencia latinoamericana, es la que propone el muy premiado Pablo Giorgelli, junto a sus tres excelentes actores: Germán de Silva, Hebe Duarte y la pequeña Nayra Calle Mamani. Minimalista, austera y de una intensa emocionalidad es el filme de Pablo Giorgelli, en el que describe el viaje de Asunción-Paraguay a Buenos Aires, de un camionero y una madre soltera con un bebé. "Las acacias" es una road-movie en la que las palabras no es lo esencial. Lo poco que un personaje le dice a otro es suficiente, para aclararle al espectador algo de esos protagonistas. Lo demás es imagen pura, primeros planos, planos cortos, la mayoría realizados dentro de la cabina de un camión que transporta troncos de acacias a Buenos Aires. El guión del mismo director y Salvador Roselli, parte de Asunción, Paraguay y sigue el trayecto de los dos protagonistas y la bebé. La ruta, las miradas, los gestos que expresan hastío, sueño, indiferencia, molestia ante la inevitable presencia de un desconocido, son parte del contenido de la historia. LA IMAGEN CUENTA Giorgelli y Roselli entendieron lo que pocos, que en cine es la imagen la que cuenta más que las muchas palabras inútiles que a veces se dicen, mientras los actores permanecen indiferentes. En "Las acacias" son los cuerpos de los actores los que "hablan", los que expresan sutilmente sus emociones, su incomodidad o su necesidad del otro, ante la soledad que los invade individualmente. Lo que cuenta el filme es una incipiente y posible historia de amor y cómo una bebé, con su silenciosa e infantil mirada, logra hacer que desaparezcan los gestos huraños, parcos de ese hombre acostumbrado a vivir en las rutas. El final es revelador y le transmite al espectador la necesidad de que esa historia continúe, quizás en otra película, para saber cómo puede seguir ese encuentro inesperado entre Rubén, Jacinta, la joven paraguaya y la pequeña Anahí, de expresivos ojos oscuros. Película inteligente, necesaria, de una lúcida herencia latinoamericana, es la que propone el muy premiado Pablo Giorgelli, junto a sus tres excelentes actores: Germán de Silva, Hebe Duarte y la pequeña Nayra Calle Mamani.
Semblanza de una mujer sola El título de la película se refiere a Cabo Polonio, la playa uruguaya, a la que muchos de los que la han visitado consideran un lugar único, que parece haberlos conectado con algo tan inexplicable, que les resulta difícil transmitir. Algo de eso debe haber, porque la protagonista de este documental, de nombre Natalia, vivió en Montevideo, según dice, se separó de su marido, con el que tuvo una hija, que murió a los pocos años. A partir de ese momento esa playa uruguaya se convirtió en su lugar de contención. Cabo Polonio se muestra en invierno, cuando el turismo ha mermado y solo unos pocos pobladores coinciden en esa playa, solitaria en algunos aspectos, pero que a la vez acerca a los pocos que allí viven y les permite compartir sus alegrías, sus dolores, sus deseos. LOS HIPPIES Por lo que decidieron mostrar los cineastas Daiana Rosenfeld y Aníbal Garisto, el clima tiene algo de la estética del hippismo, eso se observa en la ropa, en la precariedad de las casas, en el escuchar a un gurú y sus consejos de vida, en los músicos que se admiran. A pesar de la aridez que exhibe Cabo Polonio, lugar en el que no hay luz eléctrica, ni agua potable, todos los que allí habitan, o a los que se los muestra en el documental, parecen haber encontrado el lugar ideal para sus vidas. Lo valioso de este trabajo de Rosenfeld y Garisto es haber mostrado un "recorte" de una realidad, en la que varias personas pudieron encontrar una razón a sus vidas y sentirse, aparentemente cómodos y felices, con muy pocas cosas materiales.
Gente unida a su pueblo chico La "opera prima" de Rodrigo Guerrero invita al espectador a sumergirse en un instante en la vida de seis personajes, cuyas existencias parecen suspendidas en el aire. "El invierno de los raros" es un filme que habla de la existencia, de la identidad y ciertos pasajes que hacen a una raíz antropológica de un grupo de personajes. Esta última lectura surge por la clara identificación de varios de ellos con el lugar, los que parecen pertenecer a ese pequeño pueblo y no a otro. Ellos son seres adheridos a su tierra, a su suelo, si se quiere inhóspito, en el que aparentemente no pasa nada, pero sí invita a hombres y mujeres a bucear en su interior y desandar una serie de situaciones que a veces los ubican en un lugar no demasiado agradable de sus vidas. Los seis hombres y mujeres de distintas edades que pueblan el filme, no saben qué quieren, o hacia dónde van, qué anhelan, o en todo caso eso no fue un tema de preocupación del director, también guionista de su obra. TAN SOLO INSTANTES La cámara de Guerrero tiene la misión de observar, de meterse en su cotidianidad para registrar tan solo instantes, a la vez que en algunos casos, la naturaleza, lo que ella brinda, sirve de incentivo a muchos de estos seres para desandar los ciclos de la vida, quizás como lo hacen los animales, tratando de imitarlos en su sencillez y en su crueldad. Sólo una de estas criaturas imaginadas por el joven director, representa la síntesis de todos ellos. Se trata de una bailarina, desilusionada de su pareja, que decide partir, no se sabe hacia dónde. Rodrigo Guerrero concreta su primer filme, con una madurez narrativa inusitada. Sabe elaborar climas, atmósferas. Sabe esperar a sus personajes en sus silencios, en sus ensimismamientos, en sus llantos. A la vez que concreta un nivel actoral homogéneo, en el que ninguno desentona. Paula Lussi y Lautaro Delgado, la pareja joven, es la que más se destaca, por su exigencia interpretativa. Lussi, oriunda de Córdoba, es una actriz de una sutileza extraordinaria que con leves matices muestra en parte lo que le sucede. En tanto Lautaro Delgado es ese muchacho de campo, en una composición tan verosimil, conmovedora en sus silencios, que parece que él mismo hubiera pertenecido a ese lugar que el filme testimonia.
La desolación y el desamparo Excelente es la actuación de Junghee Yun, una gran actriz coreana, que logra hacer de este melodrama un filme de intensa y admirable emocionalidad. Miya es una mujer de algo más de sesenta años. Vive con su nieto, al que cuida y alimenta, pero prácticamente no tiene diálogo con él. El chico no habla, sólo ve televisión y parece despreciar esa casa y a su abuela, a la que ni siquiera mira. Sólo le habla para pedirle comida. Ella tiene una hija, la madre del chico, que nunca los visita y con la que sólo habla por teléfono. Miya casi no tiene diálogo con nadie y su vida resulta tan desoladora y tan carente de afectos, o de alguien que le dedique tan sólo un instante, que eso la obliga a querer hacer algo siempre postergado: aprender a escribir poesía. Miya va a un taller y hace preguntas: ¿cómo se escribe una poesía? ¿cómo surge la inspiración? Su maestro le responde que el primer paso es la observación, pero eso también trae dolor, cómo el que le produce el tener que atender a un anciano hemipléjico al que ayuda a bañarse. Ese es su trabajo. VIDA Y ARTE "Poesía para el alma" es un filme que investiga en el lenguaje, en sus implicancias en la vida de todos los días, y paralelamente aborda el arte. El lenguaje es un elemento esencial para alimentar la memoria. Por eso cuando a Miya se le diagnostica Alzheimer y su nieto comete un hecho delictivo en su colegio, el mundo parece derrumbarse ante ella. A partir de ese momento su pequeña libreta y sus anotaciones, en la calle, en salidas por el campo, resultan una compañía invalorable. Lee Chang-Dong, director y guionista utiliza la poesía para describir a una sociedad como la coreana, con sus propios códigos de aciertos y desaciertos. Pero si algo queda claro en el mensaje que intenta transmitir la película: una vez que se considera terminada la misión en la vida, es mejor despedirse en calma y silenciosamente. Excelente es la actuación de Junghee Yun, una gran actriz coreana, que logra hacer de este melodrama un filme de intensa y admirable emocionalidad.
De conservadores y radicales La película permite conocer a un muy interesante director Teodoro Ciampagna, mientras que junto a la solvencia de Luis Brandoni y Enrique Liporace, aparece un estupendo niño actor: Lucas Gamarra. La sospecha de fraude electoral siempre formó parte de la historia argentina, de todas las épocas. En este caso se trata de lo ocurrido en la provincia de Córdoba, en 1935, cuando se enfrentaron conservadores y radicales y lo que quedó como saldo fueron varios muertos. Sobre ese entretejido social, Teodoro Ciampagna, el director concreta un filme que se vuelve un testimonio de la Argentina y está inspirado en un hecho real ocurrido en la localidad de Plaza de Mercedes, en la que se rodó parte de esta muy bienvenida producción cordobesa, la segunda por estos días dada a conocer en nuestra ciudad, ya que la primera fue "De caravana" que se estrenó el pasado jueves. "Hipólito" sigue los pasos de lo que ocurre alrededor de un niño que lleva ese nombre, él que es huérfano de padre y sólo sabe de él, según lo que le dice su madre, que tenía su mismo nombre y era radical. CAUDILLO DE PUEBLO El niño vive en la casa del caudillo radical del pueblo, un hombre que tiene una almacén de ramos generales, que se encarga de doctrinar a la gente del pueblo de la importancia del voto, aunque vivan amenazados por el ejército y los conservadores de la provincia. En medio de esa puja de poderes, el niño y el hijo de un abogado radical que vive en Buenos Aires, tratan de ir abriendo sus propios caminos personales, los que a veces están lleno de obstáculos e incertidumbre, o en otros casos, el peligro es tal que sólo quedan librados a la buena de Dios. La película permite conocer a un muy interesante director Teodoro Ciampagna, mientras que junto a la solvencia de Luis Brandoni y Enrique Liporace, aparece un estupendo niño actor: Lucas Gamarra.
Diálogo de pueblos americanos La película, es un muy interesante legado para las nuevas generaciones y, está dedicada a la memoria de tres antropólogos que han trabajado en la defensa del hombre y la naturaleza, como Otto Arcella, Guillermo Magrassi y Rodolfo Kusch. El documental de Darío Arcella propone un diálogo entre los pueblos, entre los descendientes de comunidades aborígenes americanas: la Argentina, Perú, Paraguay, Bolivia y lo hace entrevistando a varios de sus representantes que aún hoy intentan conservar sus costumbres ancestrales. "Crónicas de la gran serpiente" habla de buenos y malos, sin claroscuros. Refiere a las crueldades provocadas por la colonización, desde la llegada de Colón a nuestros días y hace hincapié con pronunciados elementos poéticos, en mostrar la belleza de la Tierra, de la naturaleza con sus paisajes inhóspitos, solitarios, montañosos, o las rutas incaicas. LA MEMORIA El filme habla de la memoria fragmentada, del legado de los dioses de cada una de esas comunidades que se regían por ciertos signos que marca la naturaleza con sus ciclos y estaciones. A través de escenas, de fragmentos de noticieros, de gráficos, de animación, de imágenes más actuales pueden verse a hombres y mujeres que habitan en, algunos casos, en pequeñas casas hechas de piedra, a artesanos, o cultivadores de la tierra y tejedoras. Muchos de ellos aún practican ceremonias rituales y logran sobrevivir en un suelo que cada vez se vuelve más estéril ante la invasión de las actuales minas a cielo abierto, de los experimentos llevados a cabo en zonas que antes, resultaban un prodigio de árboles, o de ríos en los que sus peces se convertían en el alimento diario de muchas de las comunidades. La película, es un muy interesante legado para las nuevas generaciones y, está dedicada a la memoria de tres antropólogos que han trabajado en la defensa del hombre y la naturaleza, como Otto Arcella, Guillermo Magrassi y Rodolfo Kusch.
Fans de Carlos "La Mona" Jiménez Comedia de situaciones, de enredos, en los que el amor es uno de los ejes del relato, "De caravana" tiene un bien logrado lenguaje narrativo y un equipo de actores con miras a un futuro más que promisorio. Es muy gratificante que del nuevo cine cordobés llegue "De caravana", porque permite acercarse a una historia con identidad claramente cordobesa, a través de personajes que se mueven dentro de una marginalidad periférica de la capital de la provincia, e incluye a músicos, travestis y vendedores de droga. Con ellos, Rosendo Ruiz, el director, consigue un fresco poéticamente delirante de personajes arquetípicos de una ciudad grande. "De caravana" ganó el premio del público, a la mejor película en el Festival de Cine de Mar del Plata y permite un acercamiento a personajes que a través de sus giros culturales, identifican claramente a la provincia mediterránea. Un recital del cuartetero Carlos "La Mona" Jiménez posibilita el despegue de una serie de historias que se entrelazan y tienen un denominador común: el amor que despierta una chica, fans del músico, en un fotógrafo que se acerca por primera vez a ese universo de admiradores del artista cordobés. EL FOTOGRAFO No es casual, tal vez, que sea un fotógrafo el que con su lente registre a personajes que representan un cierto costumbrismo típico de esa provincia. Las situaciones, la mayoría inmersas en un cierto humor, que se desprende de los mismos diálogos, muestran maneras de relacionarse, de comunicarse, de establecer una complicidad, que despiertan una marcada empatía con el espectador. A partir de las imágenes captadas por el joven fotógrafo, que es víctima del robo de su cámara, en el primer encuentro con ese universo marginal, el espectador comienza a asomarse a un grupo de criaturas, de coloridas vestimentas, que se mueven en un pequeño entorno que los identifica, en los que el amor, el robo, las "transas" pasan a ser moneda corriente. Hay en Rosendo Ruiz cierta mirada ingenua sobre sus personajes, no obstante eso le permite mostrar a una comunidad que se mueve con sus propios códigos. Comedia de situaciones, de enredos, en los que el amor es uno de los ejes del relato, "De caravana" tiene un bien logrado lenguaje narrativo y un equipo de actores con miras a un futuro más que promisorio.
El bien y el mal, sin fronteras El filme si bien se apoya en un cuento de Mishima, tiene la identidad de un curioso y original cineasta como Luis Ortega y ese es el mayor aval de este filme, en el que se destacan Julieta Ortega y Joaquín Furriel. Hace varios años que Luis Ortega quería llevar al cine el cuento de Yukio Mishima "Muerte en el estío", finalmente lo logró. "Verano maldito", igual que su filme anterior "Los santos sucios" se ubica dentro de una poética despojada, austera, en la que sus personajes parecen inmersos en un cierta enajenación que los lleva a crear un mundo con reglas propias. Estas criaturas que tanto le atraen a Ortega, coguionista y director de uno u otro modo desafían y desdibujan contornos culturales, en pos de ser fieles a su libre albedrío. Eso sucede en este filme, en el que Julieta Ortega concreta uno de sus papeles más comprometidos dentro de su carrera, a la que la actriz le pone el cuerpo sin prejuicios, dejándose someter a las postulados de una historia, que la ubican en el papel de una madre joven, cuya espiral de locura, la sumerge en una subrealidad en la que el bien y el mal ya no tienen fronteras. CASA BLANCA La historia se ubica durante un verano. En el interior de casa blanca cerca de la playa, se observa a una mujer que duerme mientras su cuerpo es bañado por el sol. Más adelante en la orilla del mar, un hombre observa el horizonte, unos niños corren cerca del agua y de pronto un vertiginoso giro provoca un accidente, los niños mueren y eso que parecía apacible se convierte en una pesadilla. La mujer y su marido, ya no parecen entenderse ni comunicarse más a partir del accidente y cada uno termina escondiéndose en un mar de silencios, de caminatas, de situaciones que parecen extraídas de un estado de cierta alucinación. Ya nada es lo que parece y lo que sucede choca, pega, cuestiona al espectador. Luis Ortega filma con una libertad narrativa, que entre una y otra película, parece ir despojándose de ciertos vicios estilísticos, para centrarse cada vez más en la adquisición de una narración propia, en el que las imágenes se apoderan de cada fotograma y ejercen un cierto magnetismo y fascinación en el espectador, que incentivan el interés por querer saber más de lo que se cuenta. "Verano maldito" si bien se apoya en un cuento de Mishima, tiene la identidad de un curioso y original cineasta como Luis Ortega y ese es el mayor aval de este filme, en el que se destacan Julieta Ortega y Joaquín Furriel.
La oficina de personal es bastante complicada El filme apunta a un gran público -tuvo un marcado éxito en Colombia- y tiene un humor bien elaborado, que surge de la misma composición de los personajes, de características de lo más diversas, pero efectivas. Mientras a su mujer ni siquiera la mira, sólo la observa cuando le da órdenes, o lo obliga a cambiar el bebé, hijo de ambos, por las demás mujeres, Ricardo Osorio parece perder la racionalidad. Ricardo Osorio, es el jefe de la oficina de recursos humanos de Rioplatense limitada, una fábrica de dulces y detergentes. El es el protagonista de esta comedia ligera, efectiva, con un humor zumbón, que llega del escaso cine colombiano que asoma por nuestras tierras. NOVELA "El jefe" está basada en la novela "Recursos humanos" de Antonio García Angel, un escritor que tiene en su haber una pasantía con Mario Vargas Llosa. Desde ese aspecto su relato se apoya en un pronunciado cinismo que pone en práctica a través del tratamiento de lo que les sucede a los personajes, en ese entorno laboral, en el que Osorio, el jefe de personal, bien podría llevar el disfraz de un maquiavélico y tonto personaje. El filme apunta a un gran público -tuvo un marcado éxito en Colombia- y tiene un humor bien elaborado, que surge de la misma composición de los personajes, de características de lo más diversas, pero efectivas. En el papel de la secretaria de la dirección, se desempeña una siempre efectiva Mirta Busnelli, a su lado se ubica Carlos Hurtado, un comediante con muy buen oficio, que logra hacer de Osorio, un protagonista tan oscuro y perverso, como simpático.
Intenso drama épico e intimista Con una excelente construcción de personajes y un eficiente equipo actoral (Sami Bouajila, Roschdy Zem, Jamel Debbouze y Chafia Boudraa), Bouchareb consigue valiosos logros narrativos. El conflicto entre Francia y Bélgica, que había retratado Gillo Pontecorvo en "La batalla de Argelia" vuelve a recobrar un intenso vigor dramático con este filme de Rachid Bouchareb. La dominación colonial, la militancia, la resistencia, el drama humano de una familia separada durante la Segunda Guerra Mundial, en la que cada hijo toma un rumbo distinto para volver a reunirse a partir de la mitad de la película, en una nueva vertiente tan íntima, como épica, son parte de este inteligente retrato que sobre la tierra de sus padres, concreta el director francés de familia argelina. ARGELIA, 1945 "Tres hermanos, tres destinos" parte de un hecho no demasiado difundido. Se trata de la terrible matanza cometida por los franceses, en contra de la resistencia y el pueblo argelino, ocurrida en Sétif, en 1945, durante la Segunda Guerra Mundial. Ese es el momento de despegue de esta historia familiar, en la que cada uno de los hermanos toma un rumbo distinto. El más chico se termina convirtiendo en un cafishio y mafioso después, el mayor milita en el ejército y el del medio se une a los grupos de la resistencia. Varios años después, el menor de los hermanos y la madre viajan a Francia y se radican en una "villa miseria", en la que la mayoría de los argelinos que allí viven trabajan en fábricas. Pero el más joven del trio de hermanos argelinos no quiere ese destino para él y le pide a un mafioso del lugar que lo emplee junto a él. A partir de ese momento comienza una carrera, en la que igual que su empleador explota a mujeres en burdeles y se dedica a organizar torneos de boxeo. FRENTE DE LIBERACION Poco después a la villa llegan los dos hermanos restantes, uno de ellos luego de cumplir una condena carcelaria. A partir de ese momento la resistencia argelina vuelve a rearmarse, bajo la figura del Frente de Liberación Nacional (FLN). Rachid Bouchareb gira su película sobre el costado argelino y lo hace convirtiendo esta coproducción entre varios países, en un fresco de gran relevancia histórica. El director consigue equilibrar con buenos recursos dramáticos, la vida de los hermanos, su devenir hacia una madurez, que parece condenarlos a una lucha armada sin tregua. Con una excelente construcción de personajes y un eficiente equipo actoral (Sami Bouajila, Roschdy Zem, Jamel Debbouze y Chafia Boudraa), Bouchareb consigue valiosos logros narrativos.