Un conflicto que se eterniza A lo largo de 2010, la directora Sandra Gugliotta, decidió trasladarse con un pequeño equipo de filmación hasta el colegio Nicolás Avellaneda y registrar una de las tantas "tomas" de ese tipo que tenían lugar en aquel momento en nuestra ciudad. Su registro de la "toma" en ese colegio no se detuvo en registrar lo que pasaba con los chicos, sino que abarcó a sus autoridades y lo que en esencia deja en claro, es que el problema de la educación pública, es responsabilidad de todos, de estudiantes, padres, maestros y autoridades. ENTRE RECLAMOS Un aula que quedó chica para la clase de música, un gimnasio que tiene goteras, o la modificación de determinadas leyes referidas a la educación y al papel de alumnos y profesores, son algunos de los planteos que salen a la luz en este documental, centrado en una institución educativa de nuestra ciudad, en la que de un total de ochocientos alumnos que cursan, sólo cien participaron de la "toma". "Si bien ese número no es representativo, permite al resto establecer un grado de conciencia de lo que sucede en el colegio al que concurren diariamente", opina uno de los maestros. "La toma" es un documental que no se muestra partidario de una u otra ideología. Sólo intenta mostrar las nuevas formas de "levantar" la voz de los alumnos, quienes a través de aciertos y de errores, intentan hacerse escuchar frente a determinados reclamos que consideran esenciales. Contado mediante escenas breves, con una narración dinámica y por momentos, lógicamente, algo caótica, Sandra Gugliotta, plantea un conflicto social típico de nuestro país, que siempre termina dividiendo a unos y a otros y pareciera que lo más atractivo de la situación, es mantener latente el conflicto, en lugar de tratar de arribar a soluciones más concretas para solucionarlo.
Inquietante pacto de silencio Del director Juan Eduardo Dickinson se ha conocido "Un día en Constitución". En esta segunda película, igual que en la anterior, se ocupa de personas que trabajan, que pasan por situaciones a veces trágicas, que casi nunca tienen trascendencia. Este es un policial dramático, en el que sus protagonistas son dos choferes de micros de larga distancia, a los que la vida llevó por distintos caminos. Olivo (Manuel Vicente) más comunicativo que su compañero, esconde varios secretos. Conoce a todos en la ciudad de San Pedro de Jujuy, cerca de Río Grande, donde a veces va a pescar con Pocho (Luis Machín). Este es más minucioso, detallista y disciplinado. Mientras, Olivo se dedica a seducir a la chicas que suben al micro, es amigo de la policía de la zona y tiene una camioneta que no se sabe cómo adquirió. EL PARADOR En un parador de la ruta, en el que se detienen en cada viaje para comer, Pocho simpatiza con una joven camarera que lo atiende, Clarita (Celeste Geréz). Una noche en que se hizo tarde, Clarita le pide a Pocho y Olivo que la acerquen por la ruta hasta la entrada deln pequeño pueblo en el que vive: El Fraile. Pocho está a punto de jubilarse y es un hombre que no parece pedirle nada más a la vida. No es ambicioso, ni tampoco aspira a casarse, pero con Clarita le ocurre algo. Se interesa por ella, hasta que la muchacha un día es reemplazada y en el parador no le dan detalles. LAS MENTIRAS Ese acontecimiento no se sabe por qué le cambia la vida a Pocho. Se toma unos días de vacaciones y se acerca hasta El Fraile. Va a un hospedaje precario del lugar y le dicen que ese pueblo de pocos habitantes, en su mayoría, vive de lo que dejan los trabajadores "golondrina", que muchos llegan de Bolivia. Algunos datos oscuros, gente que miente, otros que lo amenazan, lo llevan a descubrir que en el lugar existe una encubierta prostitución de chicas, que todos intentan disimular. A partir de ese momento su búsqueda de Clarita se hace más intensa, con los riesgos que so implica. Juan Eduardo Dickinson tiene un correcto manejo de situaciones, pero no ahonda demasiado en los personajes y muchas de sus escenas no quedan claramente resueltas. Lo meritorio de su trabajo es esa atmósfera misteriosa, en la que se presiente un peligro latente y le sirve para sostener la tensión entre los distintos personajes. Son convincentes los desempeños de Luis Machín (Pocho), Manuel Vicente (Olivo) y Celeste Geréz (Clarita).
Mirada a la guerra de Bosnia Con impresionantes escenas, que muestran en parte la crueldad de la guerra que se llevó a cabo en Bosnia, en 1992, el director estadounidense Mark Steven Johnson abre este filme, para el que contó con dos protagonistas de lujo: Robert De Niro y John Travolta. "Tiempo de caza", es la historia de una venganza. Pero a la vez refiere a dos hombres cuyas vidas quedaron marcadas para siempre, a través del horror y de la impotencia ante la imposibilidad de poder salvar a un familiar, o aceptar órdenes que indicaban se debía torturar y matar al enemigo. LOS REHENES Benjamín Ford (Robert De Niro), es un ex soldado norteamericano que en Bosnia, junto a otros compañeros, tomaron como rehénes a un grupo de bosnios y los fusilaron a sangre fría, tirándoles por la espalda. Emil Kovac (John Travolta), fue uno de esos rehénes a los que Ford intentó matar sin lograrlo. El hombre se hizo el muerto y luego de pasar una temporada en un hospital logró salvarse. Pero su pasado está teñido de sangre, ya que su hermana y su madre, también fueron víctimas de las vejaciones de los soldados durante la guerra. En el presente, ambos hombres se reencuentran. Aunque Ford al comienzo no sabe quién es ese cazador solitario que lo ayuda a poner en marcha nuevamente su auto, cuando se lo cruza en el camino (cerca de su cabaña en los montes Apalaches) y al que luego, como una forma de pagarle el favor, lo invita a su casa. Al principio ambos comen y beben y recuerdan lo que sucedió en la contienda bélica, pero Ford no sabe en verdad quién es Kovacs. JUEGO SANGRIENTO La decisión de ambos hombres de ir a cazar ciervos, le permite a Kovacs mostrarse quién es: un serbio que espera del otro una confesión convincente que le permita entender por qué aceptó fusilar a un grupo de hombres por la espalda. A partir de ese momento se abre una especie de juego del "gato y el ratón". Uno persigue al otro y ambos hombres se hieren, se humillan, se acechan y se esconden hasta que vuelven a reencontrarse, con la intención de llevar adelante un ritual de tortura, que haga sufrir al otro hasta sus últimas consecuencias, o hasta que no resista más y muera. "Tiempo de caza" es un drama psicológico, un thriller, en el que Evan Daugherty ("Blancanieves y la leyenda del cazador"), su guionista pone en marcha una historia que se apoya en la violencia y en la situaciones de tortura, pero no ahonda con mayor profundidad en la personalidad de sus protagonistas. Mientras que el director Mark Steven Johnson, si bien logra al comienzo algunas escenas de agudo suspenso, al final solo se dedica a cambiar de ángulos su cámara y a dejar que la sola presencia de De Niro y Travolta, despierten interés en el espectador, algo que ambos actores, como ocurre siempre, lo consiguen a través de su conocido profesionalismo.
Sobreponerse a la adversidad Filmada en la provincia de Entre Ríos, la "opera prima" de Mario Pedernera es una película que derrocha humanidad y muestra la tenacidad de un hombre que se sobrepone a una trágica circunstancia y decide emprender una nueva vida. "Pies en la tierra" es una "road-movie" con escasas palabras, sus personajes dicen solo lo necesario, pero lo que muestran las imágenes hablan de una serie de circunstancias, que hacen de una historia mínima algo conmovedor. El protagonista es Juan, un joven de treinta y tres años que se mueve en silla de ruedas, vive con su madre en una zona de islas, en la provincia de Entre Ríos y todos los días, con la ayuda de algunos lugareños, es trasladado hasta una ruta cercana, en la que tiene un improvisado puesto de pescado, en el que vende, a los que detienen su auto frente a su puesto, las especies que le trae un muchacho en bicicleta. LA RUTINA La vida para Juan transcurre rutinariamente. A la noche regresa a su casucha de madera. Su madre cocina y comen juntos, hablan unas breves palabras antes de irse a dormir y es toda la comunicación que tienen. Pero un día todo cambia y cuando Juan llega encuentra a la mujer muerta. La ayuda que recibe de la gente de campo, acostumbrada a ser solidaria con los más desvalidos, le permiten superar, en parte el dolor por la pérdida. Lo que viene después es el rotundo cambio que Juan decide hacer en su vida. Sólo y con su silla de ruedas se traslada a la ciudad de San José, cerca de Colón, a encontrarse con su prima y su sobrina. Los pintorescos personajes con los que se encuentra a lo largo del trayecto, le aportan no sólo emoción y color a esta película, excelentemente actuada por Francisco Cataldi (Juan) y un inigualable Carlos Belloso, en el papel de un típico cantante popular. "Pies en la tierra" propone una historia mínima, bien contada, que habla de un hombre que ante la adversidad decide no rendirse y asumir la vida en totalidad.
Un adiós obligado, y bizarro El director Oscar Mazú, es un hombre que tuvo la suerte de volver a vivir, luego de sufrir un infarto, que le terminó costando cuatro by pass y cómo él confiesa ""estar muerto por algunos minutos"". Tal vez a modo de catarsis, o de enseñanza para los que tienen la felicidad de disfrutar de la vida y para aprender a perderle el miedo a la muerte, Mazú decidió hacer este filme de bien ubicado nivel de ironía y humor negro. Sin duda bien asesorado por especialistas, Mazú juega con las imágenes y no se ata a ningún estilo cinematográfico, aunque en esencia su filme tiene el formato de un documental. ¿Qué propone? Todas las variantes que a uno se le puedan ocurrir y algo más sobre los rituales afines a la muerte. Desde la elección del cajón para el difunto, que las funerarias ofrecen en lujosos folletos, aspirando a que quien está vivo se lleve el más caro por amor al difunto; hasta mostrar que para los fanáticos, existen cajones temáticos, como el dedicado al club Boca Juniors. EL MAQUILLAJE Oscar Mazú habla ante la cámara, incluye imágenes de cajones que parecen ir a la deriva sobre las olas de un mar espumoso, o muestra los trucos que se deben tomar en cuenta para maquillar a un difunto, para que cuando la familia los vea en el féretro parezcaa vivo. Pero el "plato más sustancioso", de esta divertida trama de humor negro, es la aparición del conocido tanatólogo Ricardo Péculo, quien explica, con entusiasmo el tratamiento que le hace a los cadáveres, desde aquellos que son donados para los estudiantes de medicina, hasta los que forman parte de casos curiosos y hay que desentrañar el origen de su muerte. Un apartado importante que incluye el director Oscar Mazú, es cuando detalla como él y su empresa se dedicaron a filmar y llevar adelante el traslado del cuerpo del ex general Juan Domingo Perón, del cementerio de la Chacarita, hasta su actual mausoleo en San Vicente. Documental curioso, interesante e inquietante, quizás resulte de un gran actractivo para los admiradores del humor negro, o los filmes de terror.
Un encuentro logrado por chat El director Marcelo Briem Stamm es redactor publicitario, guionista y cineasta y con este filme propone un ejercicio psicológico, que se sostiene a partir de sus dos protagonistas: Patricio (Patricio Ramos) y Mario (Mario Verón). "Solo" se ubica por su trama en el género delthriller psicológico. Es una historia breve, contundente, que está ambientada en una sola locación: el departamento de Patricio, que es soltero, acaba de terminar una relación y en la soledad del living de su casa se dedica a chatear por internet. Por este medio conoce a Mario, un outsider, en apariencia a la pesca, de ciertas víctimas a las que seducir, luego amenazar y estafar. HISTORIA BREVE Lo cierto es que con Patricio, Mario tal vez no pueda llevar a cabo lo que acostumbra a hacer siempre, porque el otro le hará encontrarse con una sorpresa. "Solo" es una película que habla de una relación entre dos jóvenes, incluye algunas escenas de sexo que rozan lo porno-soft, pero lo más interesante es cómo el director va dosificando ciertas dosis de violencia, que concluyen en un final imprevisto. Dentro de este esquema de historia breve, Briem Stamm, desde la dirección consigue convincentes actuaciones de sus dos protagonistas: Patricio Ramos y Mario Verón.
Los jóvenes sin un horizonte Los treinta años sin duda representan para cualquier persona una edad de cambios, es tiempo de mirar el futuro de otro modo. La adolescencia quedó atrás y los que aún viven con sus padres, o se independizaron, deben ir pensando en qué hacer con sus vidas, con su pareja, con sus estudios, o cómo evolucionar en tantos sentidos. El director Luciano Quilici reúne a cuatro varones y cuatro mujeres, que son amigos y se encuentran en un momento de sus vidas, en que parecen enfrentarse a la crisis de no saber qué rumbo tomar, o no saben por qué no pueden realizar determinadas cosas que necesitan. EN EL GIMNASIO Ese es el caso de la pareja que conforman León (Alan Sabbagh) y Raquel (Valeria Lois). El le reprocha a ella, que por su culpa y sentirse cómodo a su lado, dejó de cuidar su cuerpo, se ve con varios kilos demás y no sabe por qué no puede ir a un gimnasio. Ella lo mira con cara de asombro y sin entender demasiado lo que su novio le quiere decir y él concluye que tal vez sea mejor dejar de verse. Poco después dos desconocidos Ciro (Ramiro Agüero) y Betina (Margarita Molfino) se conocen en un bar, simpatizan uno con el otro y él le dice que está enamorado de ella. Luego de unos días Ciro y Betina se reencuentran en la casa de él, pero cuando intentan tener una relación sexual todo fracasa y el muchacho termina echando a la chica de su casa. LAS CONFESIONES Tras mostrar estas dos situaciones, como si fueran parte de dos capítulos distintos, el director traslada su cámara a una casa en las afueras de Buenos Aires, en la que coinciden varios de los personajes que se mencionaron antes. De las charlas y confesiones que surgen a la hora de las comidas y cuando están tomando sol, se desprende que a cada uno de ellos los une un particular desencanto. "Los quiero a todos" es un filme algo confuso, cuyas situaciones por momentos se muestran deshilvanadas, como si el director no supiera como continuar su historia. La sensación más clara que le deja al espectador es que se refiere a la amistad y la necesidad de compartir con otros las desdichas y la incertidumbre, de un grupo de hombres y mujeres de unos treinta años, que no saben hacia dónde encaminar sus vidas.
Sobrevivir en la Gran Manzana Alejado de las imágenes de postales turísticas, el argentino Martín Piroyansky, en su "opera prima", muestra una Nueva York, desde una mirada joven, en la que contrastan la diversidad de colores de los negocios que ofrecen comida japonesa, de la India, o las vidrieras de souvenirs, hasta las interminables torres de edificios, que parecen "dialogar" con viviendas de estilo más clásico y de pocos pisos. En medio de la vorágine que impera en esta ciudad, el joven director, que también es actor, sigue lo que le ocurre a la pareja que conforman Valeria (Carla Quevedo) y Pablo (Abril Sosa). Ella trabaja de camarera en un restaurante y él es un músico bohemio, mantenido por su novia, que no es capaz de armar un mini recital, ni siquiera para cantar en un restaurante y que le paguen unos dólares por su actuación. Valeria y Pablo, son dos argentinos en Nueva York, que son novios, se necesitan uno al otro, pero ella poco a poco se va dando cuenta que Pablo, es más lo que desprecia esa ciudad, de lo que intenta adaptarse. Mientras que a ella le ocurre lo contrario, intenta hablar cada vez mejor el inglés, toma clases de teatro y es una eficiente empleada, a la que su jefe la reconoce. EN PLENACRISIS El detonante que provoca la crisis en la pareja, es el cumpleaños de ella, cuando Pablo la invita a comer a un restaurante de comida hindú y ocurre un accidente que a ella la enoja mucho. A tal punto que terminará expulsándolo del departamento en el que convivían. Una gran sorpresa que se revela cerca del final -y es mejor no comentar- hace que la pareja madure de golpe y que sus componentes se conviertan en dos personas responsables. En el medio ella intentará enamorarse de un estadounidense, pero al final rehúye de la relación y la soledad sin Pablo a su lado, la termina aislando, hasta que más tarde todo se reacomoda. Martín Piroyansky se descubre como un director de una sorprendente creatividad, no solo en la brevedad de sus diálogos precisos y concisos, también en la manera que intenta contar este drama joven, al que no le falta el humor, ni tampoco el encanto que proviene de sus imágenes y también de sus dos excelentes actores Carla Quevedo y Abril Sosa, ex batería del grupo Catupecu Machu.
Un tributo para Federico Moura El pop y rock locales en la década de 80 tuvo una figura esencial: Federico Moura, el que murió víctima del sida, en 1988. Virus fue una banda oriunda de la ciudad de La Plata. Federico Moura, había nacido en Berisso, en 1951 y desde muy pequeño, quizás influenciado por su madre, que es pianista, se inclinó por la música. "Federico siempre fue un chico muy inquieto. A los cinco años tocábamos el piano a cuatro manos y siempre le atrajo la música clásica", cuenta Velia Oliva de Moura, madre del músico. Mientras que el ex baterista de Virus, Mario Serra, señala que no era fácil tocar con el vocalista y creador de "Wadu wadu". "A veces no coincidimos en un tono, o una melodía y se enojaba muchísimo, discutíamos, pero después siempre terminábamos coincidiendo en esas canciones, que para el público terminaban siendo una fiesta". LA FAMILIA "Imágenes paganas", el documental de Sergio Costantino, es un cálido y afectuoso homenaje a Federico Moura, al que lo muestra a través de fotos, de notas publicadas en distintos diarios, en tapas de discos y en declaraciones que se escuchan en off, como aquella, en la que afirma, ""no estoy seguro de lo que quiero y me parece bien que sea así"". Los Moura (que en total eran seis hermanos, dos mujeres y cuatro varones), en plena dictadura, sufrieron la desaparición de Jorge, uno de los hermanos y a Federico y sus músicos no les fue fácil al comienzo imponer su música y esas letras, que hablaban del amor con ironía, del romanticismo, o la sensualidad. El director Costantino intenta abordar desde distintos ángulos lo que fue la vida del músico y lo hace a través de testimonios de familiares, de amigos y también se muestra que Moura, era un artista multifacético que intervenía en la ropa que iba a ponerse la banda para salir a escena, en la tapa de los discos, en las ilustraciones de los afiches. El filme también permite un recorrido por fragmentos de sus canciones, muchas de ellas han quedado grabadas en el recuerdo de los que vivieron aquella época, como "Imágenes paganas", que da título a la película; "Wadu wadu", "Hay que salir del agujero interior", o "Luna de miel en la mano".
Una amistad medio despareja La curiosa relación entre una anciana viuda y una modelo de veintiún años, que también se dedica a filmar películas porno, es lo que propone el director estadonidense Sean Baker. "Starlet" es una película que muestra lo cotidiano en la vida de dos chicas que son modelos, el novio de una ellas y los cambios que se producen en la vida de una anciana que vive sola, cuando una joven desconocida decide preocuparse por ella. Jane (Dree Hemingway) parece estar de paso en todos lados. Alquila una habitación en la casa del novio de su amiga y vive con su perro chihuahua, al que le puso de nombre Starlet. La joven se mueve por ese barrio alejado del centro de Los Angeles en su auto, hace compras y dedica parte del día, cuando no tiene que hacer fotos, o filmar, a los videojuegos, junto con su amiga Melissa (Stella Maeve), que consume drogas igual que su novio Mikey (James Ransone). DINERO INESPERADO Jane prefiere mantenerse un poco al margen de lo que hacen sus amigos y su vida cambia cuando en una venta de garage, adquiere un termo en desuso a la anciana Sadie (Besedka Johnson). Lo inesperado es que cuando decide limpiar el termo, descubre en su interior varios fajos de billetes que conforman una abultada suma de dólares. Al comienzo Jane no sabe qué hacer, si devolverle el dinero a Sadie o no. Lo cierto es que decide visitar a la anciana que es bastante gruñona y hosca y de muy pocas palabras. Al final, en una de las visitas, la mujer se da cuenta que la chica necesita tanta compañía como ella y se hacen amigas y deciden hacer un viaje juntas a Europa. "Starlet" es una película extraña, original y cálida, en la que a través del comportamiento diario de sus personajes, intenta transmitir que los afectos se van construyendo a partir de pequeñas cosas, en su mayoría totalmente intrascendentes. La película hereda esa cuota de cierto costumbrismo melancólico, típico del cine independiente norteamericano, a la vez que posibilita conocer a una actriz debutante Dree Hemingway (bisnieta de Ernest Hemingway), que en el papel de Jane, consigue elaborar un personaje tan misterioso, como fascinante. A su lado la veterana Besedka Johnson, muestra una valiosa intervención actoral.