Luego de la paupérrima Superman Returns (“Superman Regresa”), el icónico superhéroe vuelve con esta versión para la pantalla grande, Man of Steel (“El Hombre de Acero”). Esta nueva adaptación es dirigida por Zack Snyder, con la ayuda del guionista David S. Goyer y el productor Christopher Nolan. En el elenco están Henry Cavill como el protagonista, junto a Amy Adams como Lois Lane, Russell Crowe como Jor-El, Kevin Costner en el papel de Jonathan Kent junto a Diane Lane como Martha Kent, y Michael Shannon como el villano de turno, el General Zod. ¿Qué nos pareció? Enteráte. En el inconsciente colectivo se lo suele ver a Superman como un ser demasiado naive e infantil, al igual que en la obra de Richard Donner de 1978, que es Superman: The Movie (“Superman: La Película”), o siendo un disparate total, como son los casos de las secuelas de Richard Lester y Sidney J. Furie. Pero en el caso de los comics, el personaje fue evolucionando y ha tenido grandes historias y reinvenciones, como en el caso de su reintroducción moderna en 1986 a manos de John Byrne o su más reciente versión de la mano de Grant Morrison en el 2011. En Man of Steel se vuelve a contar el origen del personaje para mostrar sus motivaciones y, a su vez, detallando su conexión con el antagonista de turno, el General Zod. El uso de flashbacks en Man of Steel no es una mera decisión caprichosa, sino que es para mantener el uso de la acción seguida luego de la motivación para dicha acción, dándole una energía diferente a la película en cuestión. Con esta estructura que va adelante y atrás en la línea temporal puede ser difícil al principio para el espectador, que no está acostumbrado a que Superman sea presentado de esta manera, al menos cinematográficamente hablando. Los últimos 40 minutos del metraje están dedicados a la acción a gran escala, lo cual es propio del personaje, de sus habilidades y de sus historias en los distintos comics, esta gran escala es un elemento que no ha sucedido en ningún film anterior de Superman. Es posible que algunas cuestiones de la película puedan verse de una manera negativa, sea la gran cantidad de acción en los últimos 40 minutos del film o que la trama del General Zod y su plan se desarrolle de manera rápida, sin dejarle tanto espacio a los personajes secundarios, pero este film es Superman Inicia, centrándose en la vida de Kal-El/Superman/Clark Kent, cometiendo errores y haciendo decisiones difíciles en su vida (las cuales varias de ellas han sucedido en las historietas). Hay gente que se quejará de los cambios al personaje y a su historia en Man of Steel sin darse cuenta que toman como la fuente de Superman al primer film de Richard Donner, el cual no era ni fiel al personaje ni a su historia. En cambio, Man of Steel tiene sustento de sus modificaciones en base a diferentes comics del personaje, sin desviarse demasiado, más allá de lo que lo que el común de la gente piense. Man of Steel es la primera película digna de Superman, con ventajas y desventajas, pero que no puede ser criticada por ser poco “fiel” o tener “poca historia”, porque para eso ya están en Blu-Ray y DVD las anteriores películas de este superhéroe.
Will Smith (junto a su hijo Jaden) protagonizan este film dirigido por el famosamente alicaído M. Night Shyamalan. “Después de la Tierra” es un drama entre un padre e hijo en medio de una lucha por sobrevivir. “Después de la Tierra” es una película de ciencia ficción, en donde Will Smith encarna a un guerrero especializado en matar monstruos llamados ursa, especie creada por un grupo de alienígenas con ganas de destruir lo que queda de la humanidad (estos monstruos atacan a los humanos ya que los detectan a través de su miedo). La historia entre padre e hijo está marcada por la tensión debido a una antigua tragedia familiar en la que el personaje de Hayden Smith estaba involucrado. Este proyecto es un trabajo por encargo para Shyamalan, más conocido ahora por fiascos como “La Aldea”, “La Dama en el Agua”, “El Fin de los Tiempos” o “El Último Maestro del Aire” que por “Sexto Sentido” o “El Protegido” (sus mejores películas). Para el director, este film por encargo era una oportunidad de mejorar la trayectoria de su carrera, ya que ha pasado por casi todos los grandes estudios y no han vuelto a contratarlo, pero volvió a caer bajo sus peores defectos y terminó haciendo de este largometraje un producto lento, incoherente y aburrido: Con una premisa que claramente no funciona, uno se pregunta quiénes son y porque esos alienígenas quieren destruirnos con sus ursas y ¿No es mejor matar a los ursas con armas de fuego en vez de con humanos que sienten miedo? La nave en la que viajan los protagonistas lleva uno de estos ursa ¿Porque? El film hace que Will Smith actúe distante y robóticamente dejando el protagonismo para con su hijo Hayden, quien no es un buen actor y no puede llevar a cabo la empresa de reemplazar a su padre. También a lo largo de la película se suceden hechos inexplicables o forzados, que hacen avanzar arbitrariamente a la trama, sin importar ningún tipo de lógica. Pero más allá de todos estos problemas la verdadera clave de porque “Más allá de la Tierra” no funciona es la siguiente: Si la motivación del personaje de Jaden Smith es superar la tragedia familiar acontecida hace años para así vencer al miedo (y, consecuentemente, ser un gran guerrero) esto no tiene sentido, pues la tragedia familiar es claro indicador de culpa, y la culpa no es miedo.
En una nueva ola de revisionismo por parte de la industria cinematográfica, en este año van a salir dos films en donde la Casa Blanca es atacada, el primero de esos films en estrenarse es protagonizado por Gerard Butler, Morgan Freeman y Aaron Eckhardt, dirigido por Antoine Fuqua, responsable de trabajos como “Día de Entrenamiento” “Tirador” y “Los Mejores de Brooklyn”. “Ataque a la Casa Blanca” fue moldeada a la manera de “Duro de Matar” y “Avión Presidencial”, con sus elementos clásicos de film de acción sin una mirada irónica o despectiva. El guión no tiene ninguna cuota de originalidad pero el director Antoine Fuqua se mantiene fiel a la narrativa y no esconde los elementos más violentos que este tipo de premisa contiene, dándole a “Ataque a la Casa Blanca” una impronta menos juvenil de lo usual (léase película de acción a lo “Transformers” donde nunca hay un cadáver). Por otro lado uno debe aceptar la premisa que este film presenta, ya que al ser un high concept (la idea es simple y fácil de identificar y tiene gran atractivo para el público, por ejemplo: Romeo y Julieta en un barco = “Titanic”) la cuota de absurdo se incrementa considerablemente. También al haber tenido poco tiempo en terminar la película en cuestión, los efectos generados digitalmente son de mediocre calidad, pero la pericia en el montaje por parte de Fuqua y sus editores hacen que el film se mueva a buen ritmo y la desprolijidad de las imágenes digitales sea pasajera. Al comparar esta película con la reciente “Duro de Matar: Un Buen Día para Morir”, “Ataque a la Casa Blanca” es claramente superior, ya que no sólo cumple con los ingredientes esenciales de film de acción sino que también tiene pausas adecuadas, una dirección más clara, su violencia es más brutal y sus personajes mejor delineados, en especial su villano de turno, si se comparan ambos largometrajes. En definitiva, el largometraje de Antoine Fuqua no subestima ni deja insatisfecho a su público ya que también les entrega escenas de acción coherentes y espectaculares. “Ataque a la Casa Blanca” tiene como target al público masculino, quien disfrutará del mismo y sus méritos, en especial con su honestidad a la hora de retratar la brutalidad de dicho film.
El icónico creador Shane Black (responsable de los guiones de “Arma Mortal” y “El Último Boy Scout”, entre otros) pone su impronta personal en el personaje de Iron Man/Tony Stark, encarnado por Robert Downey Jr., y lo coloca en una aventura en donde debe valerse de su ingenio para vencer al antagonista de turno, todo esto en medio de explosiones, chistes e invalorable amistad y compañerismo. Por Juan Pablo Bondi. Luego de la épica “Los Vengadores”, en donde el Capitán América, Thor, el mismo Iron Man, Hulk, etc. se enfrentaban a una amenaza extraterrestre, el nuevo capítulo del superhéroe en armadura debe lidiar con las consecuencias de esta batalla intergaláctica y adentrarse en la vida de Tony Stark. “Iron Man 3” muestra al protagonista en un estado de paranoia y confusión, en una nueva y peligrosa situación y con enemigos acechándole, creados por una equivocación propia hace años atrás. Con Shane Black a cargo de la dirección y del guión (recordemos este informe completo respecto a su carrera), junto a Drew Pearce, obtenemos una aventura en clave buddy movie un tanto ochentosa, en donde cobran igual importancia los personajes como la acción y la narrativa. El guión de “Iron Man 3” tiene los clásicos de Black: secuestro, dos personajes disimiles forzados a resolver juntos un misterio, acción, humor e irreverencia, todo esto adaptado al universo de Iron Man. En una buena película de acción/suspenso/neo-noir no puede faltar un buen antagonista, y ese papel lo cumplen dos personas: Aldrich Killian (interpretado por Guy Pearce) junto a sus secuaces, y El Mandarín (papel hecho por Ben Kingsley), terrorista que apunta a los E.E.U.U. Shane Black también aumenta la escala visual con respecto a las anteriores entregas de la saga, con un final a toda orquesta que involucra numerosas explosiones y efectos visuales bien logrados, sin descontar buenas dosis de suspenso y acción. “Iron Man 3” sólo puede ser criticada por su duración, unos apenas 130 minutos, que podría haber sido un poco más corto, y por salirse de la fórmula de film de superhéroe ya que se asemeja más a un thriller de acción que a una película basada en un comic book (a algunos puede no gustarles el cambio pero era más que necesario para poder mantener fresco al personaje). Luego de la decepcionante “Iron Man 2”, el personaje resurge con esta nueva entrega, la cual seguramente dejará satisfecho y también sorprenderá a su público con los giros que la historia contiene.
El estreno de “Oblivion: El Tiempo del Olvido” marca la primera (¿y última?) vez que Tom Cruise -junto a sus coprotagonistas Olga Kurylenko y Andrea Riseborough- visitan la Argentina como parte de su tour promocional para el film de Joseph Kosinski. ¿Qué otras cosas marcará este estreno? Con un guión ideado en parte por el propio director, “Oblivion” es un film de ciencia ficción cargado de suspenso y con una cuota de misterio. Pero el problema principal que sufre este largometraje es la falta total de originalidad ya que recuerda a otros trabajos que están enmarcados dentro de su mismo género. Otra problemática de la película es la relación contenido-duración ya que el relato de “Oblivion: El Tiempo del Olvido” se estira demasiado, en parte por su ritmo lento y en parte por los puntos de giro, que se acumulan en la última porción de la narración. Por suerte, algunas cuestiones están bien resueltas por parte del director Joseph Kosinski, como por ejemplo la prolija edición, la elegancia visual que el film contiene y los espectaculares diseños y efectos visuales necesarios para la historia que se quiso contar. Las actuaciones de Cruise y Kurylenko son regulares pero al menos Riseborough y Freeman cumplen en sus respectivos papeles. “Oblivion: El Tiempo del Olvido” no es un trabajo memorable pero al menos puede lograr con su cometido de entretener al público con sus giros en el guión y sus deslumbrantes escenarios y efectos visuales.
El director inglés Joe Wright (“Hanna”, “Orgullo y Prejuicio”, “Expiación, Deseo y Pecado”) se especializa en adaptaciones cinematográficas de obras literarias de autores como Jane Austen o Ian McEwan, y esta vez se encargó de hacer una nueva versión para la pantalla grande de “Anna Karenina”, una de las obras más conocidas del ruso Leo Tolstoy. Con un guión de Tom Stoppard, un conocido guionista y dramaturgo inglés que escribió “Shakespeare Enamorado” y “Brazil”, el director Joe Wright trajo a la producción su dirección profundamente estilizada. Esta nueva versión de esta historia de Tolstoy, con varias subtramas que siguen a personajes secundarios y la trama principal de la joven Anna Karenina envuelta en su trágico romance con un conde. “Anna Karenina” es un caso de estilo sobre substancia, ya que el guión sufre un poco debido a su al vestuario y decorados, de gran calidad, lo cual hace que la narrativa pierda fuerza en medio de la visualización del director (la historia de Anna sucede en un teatro en donde se representan sus escenas mientras que las escenas de Levin, un personaje secundario interpretado por Doomhall Gleeson, sucede en la verdadera Rusia). Las ideas de Wright tienen su razón de ser ya que la sociedad estaba dividida en dos: los campesinos, que vivían fuera de las grandes ciudades y hablaban en su lengua materna, y las clases altas, que emulaban a la sociedad parisina tanto en sus costumbres como en su idioma, inclusive algunos ni siquiera podían hablar su lengua materna. A pesar del particular método del director Joe Wright, los actores están correctos en sus papeles y la parte visual es deslumbrante, sólo resta saber si “Anna Karenina” pasará al olvido como otra adaptación más de la novela de Tolstoy o si el esfuerzo de Wright y compañía dará sus frutos y logrará perdurar en la memoria de los espectadores durante mucho tiempo.
Finalmente se estrenó la secuela de Tron en las salas, esta vez grabada con cámaras y en 3D con un reparto que incluye a Jeff Bridges, Gaerrett Hedlund, Michael Sheen y Olivia wilde. El director es el debutante Joseph Kosinski. El film está situado en nuestros días, en los que Kevin Flynn (Bridges) ha desaparecido y su hijo Sam (Hedlund) va a buscarlo al mundo digital sin saber que hay alguien esperándolo con siniestros planes que nuestros héroes deben evitar. Como se ha visto en los avances publicitarios, Tron: El Legado es un film que deslumbra visualmente, tanto por el diseño de sus vehículos como por sus trajes y su fotografía. Como en su predecesora, algunos de los vehículos fueron hechos por un diseñador industrial, en este caso el alemán Daniel Simon, la fotografía estuvo a cargo de Claudio Miranda, conocido por su trabajo en El Curioso Caso de Benjamin Button (de David Fincher, mentor de Kosinski), cuyas características de trabajo se repiten, con alguna variante: la imagen en Tron: El Legado tiene claroscuros, al principio el film tiene un tono casi sepia y también incluye movimientos de cámara muy suaves y precisos, sin contar que fue grabada digitalmente como en el caso del film del 2008. La variante en la imagen viene del look "Tron" que se resume en trajes iluminados por LED con tonos fríos y cálidos y el diseño de la arquitectura decididamente digital. Otro elemento que se relaciona con El Curioso Caso de Benjamin Button es el uso de la misma tecnología para rejuvenecer varias décadas a un actor (Bridges en este caso) pero esta vez los resultados son mediocres, con la posibilidad de distraer al espectador con la pobreza del efecto. Un recurso visual interesante que se utiliza en el film es el pasaje de 2D, en las escenas del mundo real, a 3D en el mundo digital, lo cual puede compararse del pasaje de imagenes sepia a Technicolor en El Mago de Oz. Con respecto al guíon de Tron: El Legado, éste logra reestablecer la historia en nuestros días, introducir a nuevos personajes y crear espectaculares escenas de acción. El problema es que se introducen nuevos personajes solamente para ser utilizados en una próxima secuela, lo cual crea la impresión el público que el film está parcialmente incompleto debido a que los realizadores están utilizando a la película como un mero segundo acto y no como una historia completa. Otro defecto es la simpleza con la cual están escritos algunos de los personajes principales, en especial en el caso de Quorra (Wilde) e inclusive el guión por momentos tiene poca claridad narrativa, a pesar de lo básico del relato. Por suerte, una dirección prolija de Kosinski permite no lleguar a aburrirse en ningún momento, sin por ello recurrir a un montaje plagado de cortes rápidos y confusos. La música de Daft Punk es enérgica, atractiva y más que adecuada para el film, lo cual permite otro punto de atracción para los espectadores más jóvenes. Tron: El Legado tiene mejor ritmo que el film original, aunque no logra sortear varios de los mismos problemas que sufrió la anterior entrega, aunque finalmente es entretenida. Ahora habrá que esperar a ver si el film en cuestión triunfa en la taquilla para continuar con el resto de la historia.