Exceso de sangre La radiación amenaza Norteamérica. Hay 17 mil crímenes por día en la ciudad Mega City One, una metrópoli con 400 millones de personas y donde los jueces son los únicos encargados de hacer justicia. Dredd (Karl Urban) es uno de los legendarios jueces, usa una máscara que jamás deja ver su rostro y se expresa con monosílabos. En una misión de rutina, Dredd junto a la novata psíquica Cassandra Anderson (Olivia Thrilby) entran en un magno edificio para capturar a la jefa de una organización criminal que trafica estupefacientes y autora de numerosos crímenes en los últimos días. Se trata de la criminal más temida y ex prostituta “Ma-ma” (Lena Headley) que tratará durante los 98 minutos que dura el filme, de matar a los dos jueces que quieren atraparla. En pos de la supervivencia, los jueces imparten justicia, matando al que se interponga en su camino. Así, mueren inocentes, niños, familias enteras. Y todos sucede dentro de un edificio hermético de más de 200 pisos donde no puede entrar ni salir nadie. Una película sólo apta para los amantes de la sangre, los tiros y la muerte en extremo.
En la espera del milagro Félix Cayetano Gómez es un hombre muy creyente que vive en una pensión sin trabajo y sin amor. Pero su historia tiene una particularidad: Félix nació mientras su madre hacía la cola el día de la peregrinación de San Cayetano. Él piensa que posee una especie de bendición pero en realidad vive esperando una vida de dicha que nunca llega. Sobrevive haciendo changas de gestor y piensa erradamente que su hija está en París, cuando en realidad ella está tratando de sobrevivir en Buenos Aires, como él, y acude a una agencia de “caza talentos” trucha donde utiliza su cola como recurso de trabajo para que aparezca en los populares “Mandá cola al 7070”. “La cola” muestra una porción triste y humilde de la realidad porteña y que no tiene un mensaje muy profundo ni actuaciones brillantes, salvo la de Antonio Gasalla que aparece en los últimos minutos como un sacerdote que le hace abrir los ojos a Félix. Una película que muestra las miserias más visibles de los argentinos desde la desocupación y el tema de “la cola” en todas sus variantes: desde lo insoportable que es hacer cola para cualquier trámite hasta como un objeto para sobrevivir y la eterna espera de algo que nunca llegará, pues la solución no es precisamente seguir esperando.
Cruel venganza de un arte La joven pareja de Kelly (Ashley Greene) y Ben (Sebastian Stan) se mudan a una enorme mansión en Palmdale en California, perteneciente a los padres Kelly, a la cual prometieron cuidar mientras ellos se ausenten de la ciudad. Ya instalados en la ostentosa casa, los jóvenes empiezan a experimentar fenómenos paranormales: desde el corrimiento de un mueble, la muerte de un perro, la aparición de puertas abiertas, hasta manchas de moho en las paredes. Aunque los sonidos pueden llegar a sonar aterradores, la película nunca llega a un episodio límite. Sólo la ayuda de un experto en lo sobrenatural, amigo de la adolescencia de Ben, podrá ayudarlos a desligarse del ente que los acecha, que resulta ser una presencia que invocaron años atrás en un experimento inocente. Tras varios días en la casa y pese a que los episodios son cada vez más frecuentes, la pareja no decide irse, sino quedarse a investigar qué está sucediendo. Pues si la pareja se dejaría guiar por la lógica e irse de la casa, se terminaría la película, o incluso, duraría cinco minutos. ¿Conclusión? Una película sin ningún tipo de argumento, con diálogos vacíos y poco atrayentes.
De asteroides y cohetes Las estrellas brillan y nadie se pregunta por qué. “Un día se apagarán y todo quedará oscuro. Ese será el momento en que tengas que utilizar la máquina que hacer estrellas”, le advierte su abuelo a Pilo, un niño que vive con su madre en un asteroide del cinturón que rodea al planeta Ank J y se preocupa por la existencia de las estrellas. Su casa queda en el medio de una galaxia perdida. De pronto el día llega. Las estrellas se apagan congelando todo a su alrededor y dejando el universo en la oscuridad total. El único que sigue con vida es Pilo, quien se embarca en una original y entretenida aventura de satélites, máquinas con enormes engranajes y mundos desconocidos con un único objetivo: encontrar la máquina que hace estrellas para devolverle la luz al Sinfin. En el camino, Pilo conoce al robot “19” y al ser gelatinoso y luminoso Jiva con quienes entabla una dulce amistad que por momentos recuerda al filme “Wall- E”. Bajo la dirección de Esteban Echeverría, este filme animado en 3D, logra contar una historia entretenida con animaciones muy bien logradas y una destacable banda sonora. Una producción que no tiene mucho que envidiarle a las películas internacionales donde los personajes principales reflejan valores humanos. Una opción interesante para niños y adultos.
Juegos peligrosos ¿Swinging? El intercambio de parejas es una práctica casi tabú, sobre todo en Argentina. Y más aún para Diego, el personaje que encarna Adrián Suar, cuando su esposa, Emilia (Julieta Díaz), lo pone entre la espada y la pared al proponerle hacer swinger con sus mejores amigos, la pareja de: Betina y Richard (Carla Peterson y Juan Minujín). “De repente te convertiste en la Alessandra Rampolla argentina?”, le dice Diego a su mujer sorprendido. El matrimonio encarnado por Suar-Díaz está desgastado y sus encuentros sexuales son muy poco frecuentes. Es por este motivo que Emilia fantasea con probar cosas nuevas por el bien de la relación. Lo que en principio surge como una inquietud para fortalecer el vínculo marital, termina despertando dudas sobre el concepto que estos personajes tienen acerca del amor, el matrimonio, el sexo, los límites e incluso la amistad. Con la dirección de Diego Kaplan, “Dos más dos” es una película con episodios jugados y un lenguaje directo y crudo, aunque no supera la ocurrencia de “Un novio para mi mujer” . En tanto el rol de Alfredo Casero, un gurú del sexo, es digno de destacar. A tener en cuenta la frase célebre de Julieta Díaz: “Tener sexo entre todos está genial, pero enamorarse es un pecado mortal”.
Un lúgubre terreno de mutantes ¿Osos, perros, mutantes? Nunca queda en claro cuál es el peligro que corren las tres parejas de jóvenes que deciden realizar turismo aventura en el pueblo de Prypiat para conocer la antigua planta de Chernobyl. Todo transcurre entre las abandonadas edificaciones del pueblo ucraniano, donde la catástrofe nuclear parece haber matado a todo ser vivo. Una apasionante excursión se convierte en la peor pesadilla signada por la muerte. Amenazados por la radiación que aumenta a cada paso, los seis turistas deberán sobrevivir mientras el espectador delibera quién será el siguiente en morir. Original, en absoluto. Todo relato de suspenso supone precisamente eso, suspenso. Sin embargo, en esta película la repetición de escenas, el diálogo gastado y el abuso de linternas derivan en un desenlace predecible. Reiteradas son las coincidencias con “El Proyecto Blair Witch” donde prevalece el escenario natural, los pastizales y el desarrollo de los crímenes a cielo abierto. Un filme ilógico, carente de una trama sólida y mucho menos terrorífico que la real tragedia de Chernobyl del año 1986.
Curly, Larry y Moe resucitaron de la mano de los ya consagrados directores Peter y Bobby Farrelly en un filme plagado de humor al mejor estilo de "Los tres chiflados". Cachetadas y torpezas por doquier son los rasgos más característicos de esta película protagonizada por Crhis Diamantopoulos, Sean Hayes y Will Sasso. Los tres chiflados nacen en un orfanato, rodeado de monjas, y con el tiempo van creciendo hasta llegar a ser adultos y se ven involucrados en un complot de asesinato cuando intentan evitar la desaparición del orfanato. ¿El resultado? Las travesuras de siempre en un formato de largometraje -que hasta incluye las presentaciones originales por capítulos- que no defrauda a los fieles fanáticos de estos tres huérfanos que fueron furor en la gran depresión de la década del 30 y al mismo tiempo es una excelente oportunidad para aquellos que aún no rieron con sus eternas bofetadas.
Vuelta por el universo “La vida no se elige, se vive” le dice Daniel (Emilio Estévez) a su padre Tom Avery (Martin Sheen). La vida estructurada de un oftalmólogo se modifica profundamente al notificarse de la muerte de su hijo por encontrarse atrapado en una tormenta en Los Pirineos por donde realizaba una travesía hacia Santiago de Compostela. El Camino de Santiago es una ruta que recorren los peregrinos procedentes de toda España y de toda Europa para llegar a la ciudad de Santiago de Compostela, donde se veneran las reliquias del apóstol Santiago el Mayor. Daniel emprende los 800 kilómetros de peregrinaje, pero a tan sólo un día de iniciar la caminata, muere. A raíz del accidente, su padre Tom decide cremar los restos y emprender el viaje que su hijo no pudo terminar. Magnos paisajes, extensos fogones e interminables caminatas desenlazan en un estrecho vínculo que Tom logra con su grupo de viaje y con el mundo que lo rodea. Ese universo tan inmenso que nunca se había atrevido a conocer y que nunca lo había cautivado. A partir de las heridas de la muerte de un hijo, nace la inquietud por explorar la vida. Una historia conmovedora y portadora de esperanza que hasta incluso hace resurgir el amor.
A raíz del misterioso asesinato de un senador, comienza la búsqueda de un asesino soviético que creían que estaba muerto: el temible "Cassius". Para encontrarlo, deciden llamar a un agente retirado del FBI, interpretado por Richard Gere y que pasó años buscando al famoso Cassius. De este modo comienza una minusiosa investigación que llevará a los agentes a encontrar detalles que no habían tenido en cuenta anteriormente y que los llevarán a encontrar al verdadero asesino. Para ayudarlo al experimentado Gere, estará un joven agente del FBI, interpretado por Topher Grace y que logrará descubrir al asesino con sus técnicas universitarias aprendidas en Hardvard. Una película que mantiene a la audiencia atrapada en una encrucijada de misteriosos asesinatos, luchas de poder, agentes soviéticos y mucha adrenalina. Con la dirección de Michael Brandt, el filme pretende mostrar la dicotomía que existe en la profesión de agente secreto. Por un lado, uno de los investigadores tiene una familia perfecta conformada por su esposa y sus pequeños hijos, mientras que el agente retirado está solo en el mundo y no tiene nada que perder. En su cabeza sólo existen planes de venganza y soledad. Podría ser una película más de acción, pero logra además, mantener el clima de tensión constante.
Logan Thibault (Zac Efron) interpreta a un sargento de la Marina norteamericana que vuelve de Irak en busca de una mujer cuya foto encontró durante la guerra. Al encontrar a Beth (Taylor Schilling) Logan dedica su tiempo a conquistarla. El guión está basado en la novela del escritor estadounidense Nicholas Sparks, también autor de "Diarios de una pasión", y que parece repetir la fórmula del chico que hace lo que sea necesario para obtener su amor eterno. Aunque eso suponga que deje todo y se instale en un pueblo sin trabajo, ni familia, ni amigos. Más allá de que según Sparks, la historia "simboliza un viaje metafórico a la vida", la película está plagada de muerte y romance barato. En cuanto a las actuaciones de Schilling y el ídolo adolescente Efron, rozan la frialdad y permanecen inmutables ante situaciones extremas.