Una Biopic más se ha lanzado al ruedo comercial esta semana y es el turno de revisitar a la talentosa Judy Garland con dirección de Rupert Goold (ésta es su segunda película para el cine) y guión de Tom Edge (autor entre otros de algunos episodios de The Crown) sobre la pieza teatral Al Final del Arco Iris de Peter Quilter. Desde ya que quien busque innovación en este tipo de formatos saldrá decepcionado. Pero claramente estas propuestas fílmicas focalizan en otras posiblidades. La Primera está dada por el homenaje a través de la pantalla para esta icónica cantante y actriz catalogada por el American Film Institute como la octava mejor estrella femenina en la historia del cine en dos tramos claves de su carrera: el iniciático que recrea todas las alternativas de la filmación de “El Mago de Oz” (1939) y el final con su doloroso declive y ocaso. La segunda, y tal vez la esencia de este film, es la majestuosa creación que Renée Zellweger realiza de esta criatura, logrando que desaparezca por completo su imagen y metamorfoseándose en este querible símbolo hollywoodense con todo su dolor y afectación. El plus que ofrece su actuación es que es Zellweger además, quien interpreta todos los temas del film, desde su embriagadora y cautivante performance. Todos los rubros técnicos son prolijos y la recreación de la época refleja una exacta transcripción de modas, gustos y tendencias. Luego de 16 años Renée Zellweger ha sido reconocida con una nominación al Oscar por su actuación en este film, y sin duda coronará con un triunfo esta vuelta. POR QUE SI: «Renée Zellweger logra que desaparezca por completo su imagen y se metamorfosea en este querible símbolo hollywoodense con todo su dolor y afectación»
Habiendo dejado atrás (afortunadamente) su etapa “Bond”, Sam Mendes incursiona en la recreación de una historia de la Primera Guerra Mundial que le fuera narrada por su abuelo. Lo hace con espíritu inglés, y alejado de toda sensiblería que intente seducir al espectador, habiendo tomado unas cuantas decisiones afortunadas para que ello ocurra. En primer lugar, el criterio del falso plano secuencia, para que a los ojos del público la historia fluya con continuidad circular, y pese a la presencia vigorosa de sus dos protagonistas (Dean-Charles Chapman y George MacKay) como dos soldados británicos que deben cumplir con la misión de atravesar territorio enemigo para evitar un catastrófico ataque que acabaría con la vida de 1600 uniformados, el centro de la unidad narrativa es la historia misma. En segundo lugar, y aun pese al artificio virtual, lo que se ve plasmado en la pantalla es sencillamente impactante y grandilocuente. La Dirección de arte es encomiable (Dennis Gassner en Diseño de Producción y Lee Sandales en Decorados de Set) y se constituye en la otra protagonista de esta propuesta. El cambio de punto de vista a mitad de la narración (que fiel a nuestro estilo, no adelantaremos aquí) sin alterar por ello la esencia del relato se erige como una herramienta más que pone de relieve la clara intención del director de no manipular a la audiencia con el falso heroísmo que el cine ha venido insistiendo (salvo excepciones) con reflejar en este tipo de films, y de no edulcorar historias bélicas. Otro rubro encomiable es la fotografía. El talentoso Roger Deakins (Blade Runner 2049; Fargo; Sicario; Skyfall; No Country for Old Men; The Reader) pudo desarrollar con precisión estética la admirable conjunción entre tomas largas y la velocidad a la que debía ir la cámara. La precisión y variedad de recursos de los protagonistas a los que se suman un grupo de famosos que intervienen fugazmente dotando de colorido a la narración (Colin Firth, Benedict Cumberbatch, Mark Strong, Andrew Scott) tornan a 1917 en un exponente de visión necesaria. POR QUE SI: «La clara intención del director de no manipular a la audiencia con el falso heroísmo que el cine ha venido insistiendo»
En "Parasite" de Bong Joon Ho, el realizador nos presenta a manera de parábola un ajustado caso de dominación de clases en clave de comedia con viraje súbito al drama más lacerante y descarnado y todo ello filmado de una manera sorprendente y magnética.
Una invitación al humor desenfrenado en clave de comedia para este drama ingenioso y conmovedor sobre la segunda guerra mundial con un Hitler que se cuestiona su efectividad como líder.
Sólo pocos como el talentoso Clint Eastwood podían cargarse al hombro con talento narrativo y con variedad de recursos esta historia de la vida real basada en el protagonista que da titulo al film, quien fue sindicado como el autor de un atentado durante las Olimpíadas en Atlanta en el mes de Julio de 1996. Sorprende y agrada asimismo su elección temática que cuestiona el poder deformador, tendencioso y poco riguroso de los medios e ironiza con la inutilidad e ineficacia de los servicios de inteligencia, y la mirada básica de una sociedad americana manipulada y poco crítica, que transita sin escalas de la entronización a la demonización de nuestro héroe de turno. También focaliza en los prejuicios hacia el freak, el obeso y en apariencia algo tonto, encomiable trabajo del protagonista Paul Walter Hauser Como en todas las películas del casi nonagenario director, Richard Jewell se desarrolla de manera minimalista, priorizando por encima de todo al relato, y con actuaciones muy ajustadas y convincentes: Sam Rockwell, como el tenaz abogado de Jewell, Kathy Bates, como su madre, Olivia Wilde como la inescrupulosa periodista y Jon Hamm como el controvertido investigador del FBI. La música del talentoso Arturo Sandoval enmarca esta historia de introspección sobre el comportamiento de los medios y la ausencia de autocrítica. POR QUE SI: «Se desarrolla de manera minimalista, priorizando por encima de todo al relato, y con actuaciones muy ajustadas y convincentes»
Bacurau de Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles, de próximo estreno vibrante western de denuncia social con múltiples alegorías a la realidad social del hermano país brasilero y nuevamente con Sonia Braga como su adlátere.
Luego de conquistar al público argentino con sus anteriores films (Bucarest 12:08; Policía, Adjetivo; Cae la Noche en Bucarest; El Tesoro) llega este nuevo opus de Porumboiu en el que nos propone un cambio de registro. Una historia pergeñada en formato de cine noir con detectives, policías que juegan a dos puntas, lavado de dinero; sospechosos que no lo son tanto; la bella infaltable que se constituye en el objeto de deseo de unos y otros; y un nuevo lenguaje que se erige como el vehículo de avance del relato: El silbido. Tal vez el título original The Whistlers hubiera resultado más apropiado que el de la Gomera, que alude al lugar geográfico en el que transcurre gran parte de la acción. La historia es muy dinámica, con reminiscencias a los films de los Coen de “Simplemente Sangre” o “De Paseo a la Muerte” y es construida desde los distintos puntos de vista de cada uno de los personajes que dan título a los respectivos segmentos temáticos. La utilización de la música y el sonido es otro de los grandes hallazgos de La Gomera; que incluye desde Iggy Pop a los clásicos. El director se permite también homenajear a John Ford que es revisitado en una secuencia de “The Searchers” que transcurre en un cine y donde el sonido de los somorgujos remeda a los silbidos de la acción que nos ocupa y también a Hitchcock en “Piscosis” con bañera y cuchillo incluidos. Los encuadres finalmente, de gran virtuosismo, realzan el bello paisaje de las islas Canarias, destacándose la buena fotografía de Tudor Mircea. Las actuaciones son muy ajustadas, conformando un atractivo puzzle de estilos interpretativos con actores rumanos y españoles. Luego de este saludable cambio de registro, sería deseable que Porumboiu reincida en un futuro con nuevas y atractivas historias de este tenor. POR QUE SI: «Los encuadres finalmente, de gran virtuosismo, realzan el bello paisaje de las islas Canarias, destacándose la buena fotografía de Tudor Mircea»
La hora final del día estaba reservada para el preestreno de «Entre Navajas y Secretos» de Rian Johsnon (Knives Out su original) con un elenco de notables en un film del género Who done It (Quien lo Hizo?) para contar la historia de un crimen y la búsqueda del asesino. Daniel Craig, Jamie Lee Curtis, Toni Colette y Christopher Plummer se reúnen en una casona en la que se desarrollará esta historia.
Tras la impactante aparición de Mariano González en la escena cinematográfica con su opus Los Globos (2017), que debutó en el Festival de Mar del Plata en 2016, en donde ya se perfilaba un abordaje inquieto hacia la interioridad de sus criaturas mediante una cámara desprejuiciada e inquisidora que buscaba retratar el alma de los personajes, llega ahora «El Cuidado de los Otros», que tras su paso por la 34 edición de este mismo Festival, esta vez en Competencia Internacional, desemboca en las pantallas locales. Lo primero que puede observarse en este film es que González intensifica su criterio de búsqueda, dotando a su cámara en mano de un poder absoluto y potenciador, haciendo recaer todas las circunstancias narrativas y emocionales en Sofía Gala Castiglione, excelente decisión de casting. Es esta sensible actriz quien dota a su personaje desde una interioridad rigurosa, haciéndole recorrer todo el andarivel de sensaciones: culpa, angustia, rebeldía, negación, vergüenza, desesperación, frustración. La cámara, esa otra gran protagonista, es quien avanza impulsando la historia junto con “la cuidadora” del título, sin anticipar, y se instala en el momento a momento de cada una de las circunstancias de su protagonista, deteniéndose precisamente en el impacto de lo que sucede por encima del hecho puntual en sí mismo. El director vuelve a demostrar aquí su predilección por los menores y como la resultante de las conductas de los adultos, reverbera en la superficie de aquellos. De estilo seco y directo, con notables influencias Dardennianas, González construye un universo potente en el que “el mientras tanto” pasa a ser objeto directo de su foco. POR QUE SI: «González intensifica su criterio de búsqueda, dotando a su cámara en mano de un poder absoluto y potenciador, haciendo recaer todas las circunstancias narrativas y emocionales en Sofía Gala Castiglione, excelente decisión de casting»
«The Irishman», el nuevo vehículo de Martin Scorsese está listo para llegar a algunas salas del interior y Gran Buenos Aires (En Capital sólo en el Cinema Devoto) antes de su estreno en Netflix en pocos días más y, seguramente nadie saldrá defraudado. Scorsese juega aquí con sus temas preferidos: La Mafia y la lealtad, la naturalización del crimen, los renunciamientos personales en favor de la Omertá. Se vale para ello de dos de los mejores actores de la década del 70. Su consabido socio y alter ego Robert De Niro y por primera vez Al Pacino. El Primero como Frank Sheeran, veterano de guerra y asesino de Jimmy Hoffa por encargo, y el segundo presidente del Sindicato de Camioneros (Teamsters) . El film, que abre con Sheeran desde su resignada invalidez recordando su vida, transita más de cuatro décadas describiendo con narrativa remarcable el ascenso y caída de este singular asesino a sueldo como sólo Scorsese lo podía hacer. Lo hace en un tono pausado, detallista, inductivo, seductor, con momentos de tensión austera y en vertiginoso ascenso, para rematar en algunas situaciones con golpes secos, efectistas, hipnóticos. La gran fascinación que produce Scorsese con su cine consiste en la naturalización de la violencia, en su plasticidad que surge espontánea. Y desde ya en la introspección acabada de sus personajes, con logrados claroscuros; con la humanización de sus culpas, autorreproches, traiciones, complicidades, abandonos, faltas. Al Pacino como Hoffa luce conmovedor, irritable, contenido, brindando una interpretación impecable. Pero quien se lleva todos los laureles es aquí Robert De Niro, impecable desde su silencio, su economía de recursos, su fragilidad, su lealtad. Del elenco merecen destacarse asimismo un talentoso Joe Pesci, Bobby Cannavale tan caro a este tipo de personajes y Anna Paquin como Peggy Sheeran, silencioso testigo del proceso interno de derrumbe de su padre. La brillante fotografía de Rodrigo Prieto (quien ya suscribiera sus films anteriores «El Lobo de Wall Street» y «Silencio») y la ágil edición de su habitual colaboradora (Thelma Schoonmaker) dan marco a esta superlativa historia que este maestro del cine nos ha regalado. POR QUE SÍ: «La gran fascinación que produce Scorsese con su cine consiste en la naturalización de la violencia, en su plasticidad que surge espontánea. Y desde ya en la introspección acabada de sus personajes, con logrados claroscuros; con la humanización de sus culpas, autorreproches, traiciones, complicidades, abandonos, faltas»