Remake francesa de un exitoso film mexicano tiene al muy exitoso comediante Omar Sy, el de Intocable, como padre impensado, cuando la mujer con la que pasó una noche le deja a una beba a cargo. Del shock inicial, Samuel pasará a ser el padre más dedicado y amoroso del mundo: otra persona. Pinta para otra comedia simpática de un padre a su pesar, pero se revela como una dramática donde todo es inverosímil, edulcorado y plagado de golpes bajos.
Una coproduccion checo eslovaca que se estructura alrededor de una reunión de padres de un colegio secundario a principios de los ochenta. Con la maestra del título ausente, se discuten las consecuencias del suicidio de uno de los alumnos y va saliendo a la luz la red de vínculos e intereses que la maestra fue tejiendo entre chicos y padres. Podría haber sido más entretenida y menos prolija en su desarrollo, pero La maestra es un perturbador relado de un tema en boga, el de la política cuando se mete en el aula.
Inspirada en la serie de libros de Stephen King, una desordenada suma de clichés del género fantástico con destino de desenlace genérico e insulso, apenas sostenida por la solvencia de Idris Elba. Un guión con baches para el cruce de géneros, presente en el material de base, y un ritmo absolutamente errático resultan en una experiencia fallida.
Mario es padre austente, que se gana la vida como imitador de sandro en fiestas y eventos, quiere recomponer la relación con su hijo pre adolescente. es el corazón de esta película argentina que con esquema de road movie, sigue el tambaleante reencuentro de los dos, a los que se suma el Oso (Iair Said), suerte de manager de Mario. Una película que sin grandes sorpresas, evita caer en el sentimentalismo y con el aporte esencial de Mike Amigorena, acompaña, con ternura, a sus personajes.
Una rareza, opera prima escrita y dirigida por un tunecino que llega a nuestras salas, La amante es la historia de un joven tímido y obediente, empleado de una automotriz, que a punto de casarse en un metrimonio arreglado, conoce en viaje de trabajo a otra, con la que vive una pasión liberadora. Una realización despojada, con un notable protagonista cuyas transformaciones mínimas parecen resonar en asuntos más grandes.
Visualmente apabullante, cruce de Avatar con Star Wars y Blade Runner, Valerian es la nueva osadía de Luc Besson, capaz de manejar presupuestos hollywoodenses para rendir culto, como en este caso, a un comic cuya adaptación tiene en la cabeza desde hace años. Son más de dos horas de aventura intergaláctica con una imaginería que asombra alrededor de una pareja de héroes casi adolescentes que, en el espacio infinito, defienden a una civilización oprimida por un villano interpretado por Clive Owen. Ambiciosa, simpática, aunque algo inconexa y caótica, Valerian ofrece un gran espectáculo. Eso sí, sin emoción ni demasiada "alma". Todo no se puede.
Un director estadounidense radicado en Buenos Aires sigue por las calles de Buenos Aires a un texano-argentino que organiza tours de turismo sexual, para extranjeros que se dedican a viajar por el mundo, de Tailandia a Costa Rica o Buenos Aires, teniendo sexo con la mayor cantidad y variedad de mujeres. También hay un inglés, que tuvo un hijo con una prostituta y se debate entre seguir acá o irse y criarlo en un lugar con mejor todo. Monger es una película fuerte, porque fuerte es, aunque no haya escenas de sexo, la sensación que produce ver y escuchar a estos hombres que hacen listas y puntúan a las mujeres con las que tienen sexo pago. Zorrilla no juzga, no se mete, no baja línea: acompaña y registra los testimonios entusiastas de estos señores. Uno llegó a las 400 y desafía en redes: voy por las 500. "Comida, vehículos y mujeres -dice uno de ellos-, el hombre necesita variedad de todo eso,una dominicana tetona y una chica que podría estar en Playboy, de cuerpo perfecto, por el precio de una cena".
Basada en una serie de novelas gráficas muy divertidas y exitosas, adaptadas por el talentoso Nicholas Toller (Muppets, Neighbors, Cigüeñas), esta película cuenta la aventura de dos niños, amigos del colegio que mientras padecen los rigores de un director autoritario crean una serie de historietas, sobre las aventuras del capitán Calzoncillos. Creativa, inteligente, con una animación que combina 2 y 3D y hasta una secuencia con marionetas, el resultado es igual de divertido. Una historia que conecta, sin demagogias ni sobreactuaciones, con el universo de los chicos, le toma el pelo a todo, desde los superhéroes en ropa interior a las absurdas obligaciones de la educación biempensante, mezclando la fantasía y la realidad de los personajes como en los mejores cuentos. En los mejores cómics.
En el comienzo de La Cordillera, un proveedor llega a la Rosada y debe pasar los controles burocráticos. Lo hace un poco a regañadientes, porque ya lo conocen y las reglas, en Argentina, son maleables a la costumbre, incluso para una institución tan importante como la casa presidencial. Y lo hace por la puerta del costado, acaso indicando la manera en la que estamos invitados a mirar la alta política. En el interior, hay una asistente de alto rango (Erica Rivas), y reuniones previas a la cumbre de presidentes de la región que se celebra en un resort nevado de Chile, hacia donde viaja el presidente, Hernán Blanco (Ricardo Darín, siempre estupendo) y su comitiva. Ya en este preámbulo, el inicio de un viaje (un cambio), aparece la idea del escaso carisma de Blanco, político de perfil bajo. Y también la noción de que su cabeza está en otra parte, preocupada por su hija (Dolores Fonzi), a la que manda traer a la cordillera. Allí sucede una presentación de personajes, de presidentes: la anfitriona, primera mandataria de Chile, el peso pesado de Brasil, el colega mexicano. Esta primera parte de la última película de Santiago Mitre resulta algo extraña, pero ya intrigante, ¿estamos ante una especie de House of Cards criollo?, ¿importa realmente lo que se traen estos presidentes entre manos, un acuerdo petrolero, o importa más la distracción evidente de Blanco? La llegada la hija, que tiene problemas psiquiátricos, pone en guardia sutil a sus colaboradores cercanos. Es con la presencia de ese personaje que la película da un giro, se dobla hacia otro lugar, imprevisto, como corresponde, al abrir la puerta a los abismos de la mente de la chica. Porque todo parece ir bien con ella hasta que se produce un brote, un quiebre visualmente literal que obliga a Blanco a dejar de lado la rosca política para ocuparse de ella. En esa especie de segundo viaje, Mitre y su coguionista, el cineasta Mariano Llinás, saltan hacia terrenos que parecen un claro homenaje al Hitchcock freudiano, sesión de hipnotismo incluida, y La Cordillera crece en libertad y sorpresa, en intriga y misterio. El paisaje nevado y los caminos sinuosos que llevan y traen autos oficiales a través de la nada, parece una metáfora contundente de los laberintos internos de ese padre y esa hija, recortados de todo contexto, como abstraídos. Un espacio abierto y a la vez opresivo, en el que se tejen destinos de los pueblos de este continente mientras viejos secretos dolorosos amenazan las apariencias del presente. La Cordillera es una película notable, pensada, escrita y realizada con inteligencia y madurez, de una gran elegancia en su puesta en escena y que te mantiene en vilo durante sus casi dos horas de duración. Una de esas películas que no debiera ser contada, sino comentada a la salida, como sucedió entre los críticos en los días posteriores a sus funciones privadas. Finalmente, un thriller de esos que, a pesar de su frialdad, parecida al clima de la cordillera, se arma como un rompecabezas cuyas piezas quedan rebotando en la cabeza: ese diálogo, ese portazo, esa mirada.
Trae realmente pocas novedades esta nueva película sobre grupo de chicos adolescentes fascinados con las viejas historias de masacres y fantasmas que se meten en la que, cien años atrás, vio morir a una familia entera a manos de un loco con un hacha. Estudiantina en busca de excitaciones fuertes se combina con maldición un poco tosca, de esas que se materializan y desarrollan porqué sí y a fuerza de sustos de efecto. De todas formas, Valenzuela no filma mal, como demuestra sobre todo en la primera parte, y el trío protagónico, junto a los bullys enemigos, es interesante.