DETRÁS DE LA MAGIA Hay un detrás de escena que pocas veces se ve en los espectáculos. Hay personas que hacen posible que todo parezca natural. Los trabajos y los días se coloca del otro lado del escenario, en los momentos y los días anteriores a que suceda la magia. Nos encontramos ante un film de pocas pretensiones, pero de una idea clara: mostrar qué pasa detrás y quiénes son los protagonistas que nunca aparecen en escena. La fuerza de esas manos que al aire enhebran los hilos más hermosos, que dan vida a cada uno de los instrumentos en la orquesta, tuvo el nombre de Gerardo Gandini. El es la entrada a ese detrás de escena que propone el film, un claro homenaje a su persona. Nos encontramos dentro del Centro Experimental del Teatro Colón. Aquí confluyen diferentes decisiones para poder mantener al lugar en las mejores condiciones posibles y que se pueda disfrutar de la música. Aquello que se vuelve sublime, la imponente puesta de los músicos, que bien se puede disfrutar en los últimos minutos del film, tiene mucho de mundano. Desde cambiar una lamparita hasta discutir quién sería el encargado de realizar determinadas tareas es de lo que está hecho en mayor medida el teatro. Para dar lugar a todas estas actividades, Los trabajos y los días toma parte de las conversaciones del personal y las vuelve relevantes. La cámara se coloca detrás de los trabajadores para registrar todo aquello que da vida a los grandes espectáculos. Si bien la propuesta tiene una intencionalidad que constituye una revalorización de todas aquellas personas que forman parte de espacios como este, tiene sabor a poco. Lo cotidiano se come a lo mágico volviéndolo un poco desabrido. Son los últimos minutos los que logran encandilar, a través de aquellas manos que arman un mundo en colores con su música.
RECORDAR ES ACERCARSE MIENTRAS NOS ALEJAMOS Cuando se realiza un documental en el que la persona que lo dirige es parte íntima de lo que se narra se corre el riesgo de dejar afuera al espectador. Se pueden dar por sabidas cosas o bien pensar que ciertas selecciones son relevantes de por sí cuando en realidad han sido importantes para esa persona. En el caso de este film tan solo ocurre un poco. Hay una búsqueda para generar que Silvia sea un personaje intrigante y digno de conocer. Tres son las hermanas que dan voz a las anécdotas de lo vivido con su madre y su padre. Ya desde el comienzo un hecho da cuenta de lo tormentosa que resultó la vida en la infancia de estas chicas. Esto da paso a generar un clima necesario en el que quien observa se pregunte qué sucedió. El suspenso aparece aquí, pero no cierra nunca. Se presentan ciertas situaciones que hacen concreto al misterio. Pero aún así es como si viéramos una pincelada de la vida de esta familia. El documental presenta una arista familiar que cobra relevancia y es el eje, pero hay por debajo todo un debate sobre cómo se recuerda y cómo se construyen relatos tras la palabra condicionada de cada uno de los protagonistas. Escuchamos una narración leída por una voz en off, mientras vemos videos de recuerdos familiares. La voz es siempre la de alguna de las hermanas, pero a esta lectura la irrumpen los debates sobre lo que se lee. Por momentos, aparecen las impresiones de ellas a la hora de nombrar ciertas cosas, como si al decirlas se vivieran de nuevo. En otras instancias, aparecen conversaciones porque están en desacuerdo en cómo se está contando. Así como si salieran debates en forma de raíces, todos los relatos entran como sostenidos de hilos. Se dice y se desdice la historia de sus vidas. El documental pone su foco en cómo cada una de las hermanas aun viviendo gran parte de su vida juntas tienen un recorrido distinto de aquellas situaciones. E incluso la misma directora pone en duda hasta su propio parecer en una parte del film, en esa búsqueda constante de marcar las limitaciones del recuerdo y la continuidad que representa repensar lo que se vivió. Pero, un largo pero. Para llegar a estas impresiones e invitación del debate de los recuerdos es necesario también presenciar momentos no tan bien resueltos. Cuando el documental se corre del suspenso, da demasiado peso a la melancolía y la nostalgia. Se entiende que aparezca la musicalización en piano que realizó en vida Silvia, porque se cuenta su deseo de ser pianista, pero el abuso del recurso invade generando un clima denso, que deja por fuera al espectador, quien no tiene los recursos para percibir el dolor que infunden estos momentos. En esos pasajes Silvia se pierde en el intimismo y la búsqueda del debate, o bien la intriga, quedan relegadas.
¿LLUEVE AFUERA O ADENTRO? ¿El afuera es horrible o dentro de nosotros hay algo que nos convoca a escuchar la tristeza del mundo? De pocas palabras, el film Miragem coloca a los espectadores en los ojos de un taxista que vive su trabajo, de horario nocturno, con un velo de amargura. Deambulamos junto a él apreciando esos tratos que duran unos minutos, pero que pueden generar bastante tensión, siempre con el objeto de centrar la mirada en la percepción de las diferentes situaciones. Para esto, todos los elementos parecen funcionar en pos de llegar a entender al protagonista que tan solo evoca unos trazos de su vida de forma verbal. El silencio es una de las grandes herramientas que utiliza el film para lograr que todo lo que no es palabra tome más relevancia. Se agudizan los sentidos al no tener todo dado, pero también se pierde, por momentos, la intensidad. El conflicto en cuestión es cómo ve el protagonista lo que está viviendo, cómo, de alguna manera, todo se cubre de color noche por su malestar. Se percibe el vacío del protagonista que oscila entre desgano y mal humor. Los diferentes pasajeros van generando en él incomodidad por diferentes razones, salvo una chica que logra sacarle una sonrisa. Pero no es solo lo que vive como protagonista lo que va tomando relevancia para él sino, también, aquello que pasa afuera. Las calles de Río de Janeiro muestran su mayor tristeza, la violencia, el disturbio, la pobreza. Las noticias de la radio, comentando la grave situación de parte de la población, es otro de los elementos que va agregando contenido en este combo de malos tragos. Pero, por sobre todo, está lo que le pasa al protagonista. Hay una gran tristeza que lleva consigo de la cual sabemos tan solo una parte y la otra la imaginamos por lo que mira del mundo. El hecho de manejar de noche sirve como excusa al film para darle ese toque de oscuridad que lleva el protagonista dentro de sí y que se traslada a todo. Para construir toda la otra parte que no podemos saber se utiliza como recurso el juego con las luces y los sonidos. Es el paisaje urbano otro gran escenario de respuestas ante los silencios. Por momentos, los ruidos externos parecen tan altos que se puede oír el lamento y el estado de confusión del protagonista. Miragem es un film que nos invita a utilizar otros elementos de nuestra percepción para poder entender lo que está pasando. Su objeto pareciera no pretender más que eso. Esto hace que, por momentos, se pierda un poco la gracia tras centrarse en la experimentación con los sentidos.
LA PALABRA, ESA QUE PUEDE AMARRAR O LIBERAR Las aristas de la violencia familiar son amplias y comprenden problemáticas muy delicadas a trabajar. Línea 137 propone un acercamiento a los conflictos que llegan a través de las llamadas a este número. El trato en esas circunstancias, la prudencia para pensar estrategias rápidas pero no impulsivas y las palabras de contención parecen ser algunas de las herramientas con las que cuentan o deberían tener estos centros de atención. Con el resguardo de las víctimas, buscando no mostrar sus rostros y deformando su voz, Línea 137 provee una mirada a la problemática de la violencia familiar, aunque la mayoría de los casos que se ven son de violencia de género. Se le da la voz a las víctimas, pero no desde la observación de sus propias experiencias sino desde el acontecer en transcurso. Observamos, entonces, el momento en el que las víctimas llaman para pedir ayuda o bien están siendo acompañadas para poder dejar sus hogares sin sufrir nuevas agresiones. Nos acercamos así también a las limitaciones del programa. Las dificultades no solo aparecen por el conflicto en sí, sino que están atravesadas por sujetos, ideas, preconceptos y el presupuesto que se le designa a esta área. En varias ocasiones se muestra cómo se llevan a cabo reuniones en las que se juntan todos los trabajadores que están dentro de esta línea para poder discutir cómo se ha acompañado el pedido de ayuda de algunas de las víctimas. Aparecen ahí algunas de las falencias que el sistema tiene. Por otro lado, vemos el trabajo de los profesionales acompañando a las personas y la complejidad que requiere esa tarea. La escucha de las víctimas y el respeto de su decisión son las que imperan. En las palabras de las víctimas se observa cómo muchas llegan a creer que son inferiores y apuntan a sus debilidades para justificar a su agresor. La mayoría de los denunciantes que aparecen (salvo un anciano que llama por agresiones que realiza su hijo) son mujeres, algunas de ellas han pasado varios tipos de violencia antes de acudir por ayuda. Las vivencias que narran, a veces ellas, otras entre el personal, parecen estar por encima de lo que se podría imaginar. Dar a conocer algunas de las situaciones que llegan a estas instituciones es mostrar una mínima parte de lo que acontece. Y es visualizar también cuánto queda por transformar. Como recurso para el acompañamiento, los profesionales usan la palabra, que parece una de las grandes herramientas de transformación. Se les discute a las víctimas muchos conceptos instalados, de los discursos que se repiten y que promueven ciertas prácticas abusivas que, por supuesto, no están solo en ellas sino que se suelen perpetuarse en la sociedad en su conjunto.
SALIR DE LA TELA Cuando accedemos a la biografía de un artista nos adentramos en su mundo, en su intimidad. Pero en el caso de Salvador Dalí pareciera que aún muerto siguiera trabajando desde el engaño y la sospecha a las posibles perspectivas ¿Dónde empieza el artista y termina la persona? Dalí se vuelve actor de su propio teatro o mejor dicho reconoce muy bien que todos formamos parte de un gran espectáculo. Es por eso que los límites de su obra se desdibujan para formar parte de un todo con su vida. Su obra, como el documental Salvador Dalí: en busca de la inmortalidad trabaja, se vuelve en sí un laberinto que difícilmente podremos apreciar sin sentir que nos estamos perdiendo de un montón de otras interpretaciones. El montaje pausado permite mirar los lienzos y da una primera aproximación a los detalles. Pero deja la sensación de tener que explorar por fuera más detenidamente. Mientras, se escuchan a especialistas hablando de su obra o los mismos escritos del artista. Esto permite también vincular ciertos acontecimientos con lo que se está observando, pero lejos está de establecer una sola posible mirada. La obra no permite pensar en un entendimiento lineal. Aún recorriendo toda su vida, el documental parece desbordar de información al punto de quedar corto. Pero esto es debido a la magnitud de la obra del artista. Se genera la sensación de que apenas se llegan a recorrer ciertos aspectos. Esto es un gran acierto en la forma en la que está realizado el film, porque abre puertas para que luego los espectadores sigan recorriendo. El documental cuenta con un material muy interesante y lo recorre mostrando la majestuosidad de que tuvo Dalí para construir un mundo. Sus obras salieron de la tela para armar un show, tanto de su persona como de sus hogares. La vanguardia y la rebeldía que manifestaba para su época hacen que la vigencia de su arte siga intacta. Los diseños arquitectónicos que realizó tienen gran importancia para la mirada del film. Es por eso que aparecen, como complemento del recorrido por estas estructuras, los testimonios de Dalí y Gala sobre las expectativas que tenían acerca de lo que iban diseñando y construyendo. Los bocetos y la fotografía también forman parte de esta aparición gradual de habitaciones que se iban sumando a la casa inicial. A la par de Dalí, el documental pone bastante foco en la figura de Gala. No se queda con la idea de pareja y musa inspiradora sino que muestra cómo ella fue parte de la distribución y comercialización de la obra. Se enfoca en la idea un amor que les ayudó a sostenerse mutuamente, muy atravesado por el juego. Sin embargo, lo más interesante que el film plantea sobre ellos es ese velo de misterio, esa idea de no llegar a conocerlos del todo.
EXISTO YO, LUEGO EXISTO YO Llegará una edad para descansar luego de trabajar arduamente. Esta es la gran fantasía que inunda a los protagonistas de ¡Por fin solos! Se entabla así un film que explora las complicaciones para llegar a su gran objetivo, el descanso de las obligaciones. Esta comedia, que juega con los enredos familiares mediante las mentiras piadosas, se ancla en lo hiperbólico para generar el humor, pendiendo muchas veces, por esto, de un hilo muy fino. Marilou y Philippe esperan ansiosos mudarse a Portugal para concretar su retiro laboral. Con una edad avanzada, pero aun teniendo vitalidad y con hijos ya adultos, imaginan que ahora sí podrán descansar y pensar en ellos. Sin embargo, las demandas familiares empiezan a poner obstáculos en su planificación. El deseo es el motor que lleva a los protagonistas a mentir descaradamente con tal de conseguir su objetivo. El egoísmo es tal que no pueden mirar si les hacen daño a otras personas. Pero lejos de trabajarlo de forma dramática, la película explora lo disparatado y el humor negro. Mariou y Philippe son dos personajes un tanto detestables. Gente pudiente que no oculta bajo la falta modestia su rechazo por los inmigrantes y por las personas con pocos recursos. Son personajes hiperbólicos. Su individualismo es exagerado, al punto de no ver más allá de ellos mismos. El film se atreve así a señalar la hipocresía de una gran parte de la sociedad. En su rol como abuelos y padres las conversaciones no pasan filtros. No tienen ganas ya de andar lidiando con los problemas de otros y por eso acumulan mentiras para evadirse de las responsabilidades. El poco registro de los demás los lleva hasta especular con la muerte de un familiar y al mismo tiempo ni tomar en cuenta que serán nuevamente abuelos. El film no tiene problemas para llevar adelante ciertos diálogos políticamente incorrectos. Sus personajes son aberrantes, pero sabe dejarlos expuestos. Sí le cuesta, por momentos, medir el grado de exageración de la circunstancias. En este sentido, los protagonistas rozan la sobreactuación, al igual que otros personajes, mientras que la hija o la abuela llevan adelante solas algunas escenas muy interesantes. ¡Por fin solos! es un film con pocas aristas para destacar. Su mayor logro es lograr reírse del individualismo y confrontar con las miserias comunes, que quedan bajo la alfombra.
CUANDO EL PODER SE VUELVE ABUSIVO Las discusiones sociales de estos últimos años analizan con mucho interés el rol que ha ocupado la mujer en la historia y el que tiene ahora. En este sentido El acoso se enfoca en el abuso de poder en el ámbito laboral. Michal Aviad hace foco en la construcción del sentimiento de culpa de una mujer que sufre acoso por parte de su jefe. Orna vive con su familia, que está compuesta por su esposo y sus tres hijos. Ellos tienen un negocio propio que no está rindiendo como debería. Es por esto que decide tomar un empleo dentro de una inmobiliaria, aún sabiendo que los horarios no serían tan claros. Estos límites desdibujados son el primer paso para que su jefe se tome ciertas atribuciones que no debe. Luego el film nos va mostrando cómo la protagonista, casi sin darse cuenta, va siendo cada vez más acorralada por este hombre. Vemos entonces cómo le dice lo que tiene que vestir y cómo comportarse, que en pleno trabajo pueden pasar como sugerencias necesarias. Esos pequeños detalles van generando una relación abusiva y difícil de distinguir para Orna. El acoso logra construir todas las piezas que van haciendo posible que se entienda por qué una mujer no se siente con poder de irse o defenderse al momento de sufrir un abuso sexual. Muestra el grado de confusión que Orna atraviesa gracias a todos esos pequeños abusos que recibe antes de que la situación se vuelva más grave. La película hace posible que se visualice la complejidad de la situación, no sólo desde los personajes involucrados sino también desde el esposo de Orna. Benny, el jefe, no tiene nunca remordimiento por sus acciones. Incluso este hombre se ofende, y es esa su principal arma, cuando ella no responde a sus pedidos. Este empresario hace todo para que el entorno de hombres de negocio registre que ella le pertenece. Orna oscila entre la necesidad laboral, sus motivaciones de crecimiento personal y cierto grado de convencimiento sobre lo que le debe a Benny por su amabilidad como empleador. Ofer, el marido de Orna, también juega un papel decisivo porque cuando ella le cuenta lo que le ha pasado, con todo el pudor de la situación, él no duda en juzgarla y ponerla en el lugar de la provocación. Son las situaciones que va viviendo la protagonista las que logran cierta tensión en el relato. Pero no está exenta de ser un tanto previsible en cuanto a los giros. Sin embargo, el gran problema del film es la resolución que plantea. Tomando un rumbo esperanzador realiza un cierre que parece poco verosímil a lo que se había planteado hasta el momento. Esto peca de considerar el empoderamiento con liviandad, como una especie de epifanía. Sin embargo, así como supo reconocer que son todos aquellos pequeños detalles -que parecen menores- los que construyen la sumisión, no logra mostrar cómo romper con esto es también un trabajo minucioso y lento.
SIN RECETAS PARA LA MATERNIDAD A oscuras, con la luz puesta en las entrevistadas. Casi como si se entrara a la intimidad, a ese mundo de la maternidad que han querido dejar en las sombras. Así es la puesta en escena de Malamadre, dando espacio para que se cuente el Lado B de la cuestión. Las diferentes teorías feministas han proliferado en los últimos años. Esto ha generado que se redefinan y discutan las tareas que históricamente se le han asignado a la mujer y al hombre, e incluso que se hable de aquellos que no responden al binario. Como dicen las protagonistas de este documental, al replantearse el rol de cada uno de los géneros, la maternidad también es puesta en disputa. El llamado “instinto maternal” empieza a caerse y con esto la necesidad de replantear los privilegios que ha tenido el hombre a la hora de tener hijos. Y aunque también se pone en discusión el rol del hombre, el film está centrado en la aparición de relatos que se corresponden a la maternidad pero que muchas veces quedan relegados por no pertenecer al imaginario que se ha creado en torno a esta tarea. La publicidad y los medios de comunicación presentan a super-mamás, mujeres que lo pueden todo. Pero para derribar mitos aparecen estas mamás que con dolor confiesan que no se puede, que no se llega a ser como esas mamás ideales. E incluso que se han encontrado con monstruos internos que las han asustado. Responder a la pregunta de qué es ser una buena madre parece quedar muy fácil para las recetas. Pero cada una de estas mujeres no sabe muy bien cómo darle una respuesta. Y es que justamente lo que se pone en dilema es toda la carga de lo que las madres deberían ser, hacer u ocultar para lograr entrar en la categoría de buenas madres. La idealización sobre el rol de la madre continúa y es muy fuerte todavía. Todo aquello que parece no entrar en las expectativas queda relegado a las “malasmadres”. Sin embargo, como ponen en manifiesto estas mujeres entrevistadas, la maternidad tiene mucho de esos momentos que no les son permitidos. Dar lugar a la narración de las incertidumbres, del miedo, del desconcierto de no saber bien qué se está haciendo, pero aún así no dejar de amar, son algunos de los planteos. La animación que aparece entre las entrevistas junto al relato en voz en off va dando cuenta del caos mental de las madres. Frente a la maternidad color de rosa se muestra una más humanizada. No por eso dejan de tener mucho amor, concepto al que dan énfasis estas madres, pero difiere mucho de ser un camino tranquilo. Malamadre aparece como un grito que llama a la comunidad. Si hasta ahora las mujeres aprendieron a marcarse entre sí con el dedo señalador, aquí se empieza una lucha por entenderse. Al fin y al cabo no hay buenas madres, de manual, porque son justamente palabras desde la teoría. Madres que cuentan sus errores, que se muestran dudosas y cansadas dan pie para aprender y para poder llevar a cabo otras maneras de crianza en las que la tarea no quede sólo en una persona.
INVENCIBLE PARA LA GENTE, FRÁGIL PARA LOS CONOCIDOS Los personajes delictivos que han respondido al pueblo siempre captan la atención. El más conocido es el caso de Robin Hood. Pero Argentina tiene su versión también de este tipo de personaje en la figura de Isidro Velázquez. Esta es la inspiración que da origen al film con estilo western Pistolero. Durante el gobierno de Onganía, dos hermanos se hacen famosos delincuentes por salir victoriosos de cada uno de estos violentos asaltos. Isidoro es el que más resalta de los dos por el rumor de que ayuda a la gente con el dinero que toma. Con ese gesto, lo que logran es obtener la complicidad civil. Mientras que la policía los va siguiendo, ellos cuentan con el silencio de la gente de los pueblos, lo que les permite una mayor tranquilidad para moverse. La continuidad de los exitosos robos los vuelve casi una leyenda. Eso en conjunto con sus acciones solidarias les da un sentido endiosado a los personajes. Incluso se llega a decir que las balas rebotan en sus cuerpos. Durante el final del film se hace referencia a esto nuevamente en una escena en la que Isidoro parece ser inmune a las balas. Pistolero logra buenos momentos en los que explora la tensión de los asaltos. La adrenalina y acción en los enfrentamientos policiales está muy lograda. La historia mítica que se va conformando alrededor de ellos es otro de los puntos fuertes. Pero más allá de los encuentros delictivos que relata el film hay otro aspecto que también está trabajado y quizás de ahí deviene el punto más débil de la película. La soledad en la que suele caer el personaje de Isidoro es entendida por su constante remordimiento por el pasado. Es una persona que huye de lo vivido y eso hace a su camino una incertidumbre y una búsqueda constante de respuestas por las cuales seguir viviendo. En este camino aparece en la vida de Isidoro el amor de la mano de una maestra. La relación que mantienen delinea momentos muy distintos a la otra faceta del personaje. Se lo humaniza, pero aparecen para esto conversaciones un poco forzadas, en las que ella siempre le comenta alguna frase reveladora de su destino. Los diálogos no se dan de forma natural, las palabras no fluyen en estos momentos. Otro de los problemas que presenta el film son las largas escenas que no suman del todo a la historia. Un ejemplo de esto es el principio de la película. Aunque luego se entiende que se presenta un escenario desolador en este tipo de western, se pierde la intensidad de la propuesta.
“SON AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS” Las personas estamos atravesadas por circunstancias, situaciones que conjugan muchas sensaciones en un mismo lugar. Muchas veces no llegamos a explicar las razones de porqué algo toma tanto significado para nuestras vidas. En este sentido, hay “cosas” que se tornan sumamente importantes porque nos remiten a muchos otros aspectos. En El jilguero lo que toma protagonismo es un cuadro, que conjuga muchas de las emociones de un hombre. Theodore pierde a su madre en un atentado terrorista a los 13 años. El momento en el que pasan estos hechos lo acompaña hasta la adultez, lo traba emocionalmente. El joven siente, aún habiendo pasado varios años, una gran culpa por la muerte de su madre. La película narra cómo sigue el niño luego de la pérdida de este ser querido. Al no tener un padre presente, es una familia adoptiva temporalmente la que lo acoge. El cuadro de El jilguero es lo último que contemplan juntos Theodore y su madre. Esta es una de las razones por las cuales esa pintura tiene tanto valor para el protagonista. Ante la soledad con la que se enfrenta en varios momentos de su vida, el cuadro simboliza ese abrazo añorado. Pero el film luego explora cómo ese objeto se va llenando también de muchos otros significados. La película argentina El estado de las cosas se ponía a pensar, mediante las subastas, cómo depositamos en ciertos objetos muchos anhelos y recuerdos. Cómo viven junto a las personas elementos que cobran un gran valor para ellas. En El jilguero aparece esta reflexión también, pero de manera solapada y centrada en el objeto artístico. Muchos de los vínculos más significativos para el protagonista están asociados a estas creaciones. La madre adoptiva comparte con él el amor hacia ciertas pinturas, que contemplan juntos casi como un secreto. Su amigo del local de antigüedades, en el que luego trabaja, le enseña el amor por los muebles antiguos. Y su madre aparece como la iniciadora de la contemplación artística. Se puede pensar también al cuadro de El jilguero como una analogía. Es el dibujo de un pájaro muy bello y atractivo, que parece en libertad. A primera vista llama la atención por esas características, pero que luego al mirar mejor se puede observar que tiene una cadena muy fina que lo mantiene amarrado a la base en la que está apoyado. El jilguero bien podría ser el estado de Theodore en su adultez. Nos encontramos ante un hombre que se muestra socialmente muy estable y carismático, pero que en los momentos íntimos sigue encadenado a un pasado que no lo deja vivir en libertad. Aunque por momentos la película parece perderse en ciertas narraciones, hacia el final logra reunir varios de esos elementos dispersos para dar un buen cierre. El interesante planteo que va tramando se apoya en una bella fotografía. Hay un momento memorable, captado en una imagen. Esta es la figura de espalda de un amigo de la adolescencia de Theodore, con un paraguas abierto en medio de un día soleado. Esta rebeldía que nos deja pensando, que mantiene nuestra atención y la cual le damos diferentes interpretaciones es una perfecta metáfora del arte.