No soy tu mami introduce con una premisa que supone ser innovadora a su protagonista, Paula (Julieta Díaz), quien tomó la decisión de no tener hijos, no quiere ser madre ni ahora, ni nunca. Paula trabaja para una revista femenina que busca alejarse del contenido tipo Cosmopolitan para acercarse más a la mujer real de hoy en día. Cuando la revista se encuentre en peligro justamente por su postura, Paula tiene la idea de empezar a escribir una serie de artículos, bajo un seudónimo, que relaten sus razones para no ser madre. Por otro lado, tenemos al personaje de Rafa (Pablo Echarri) un hombre que está criando solo a su adorable hija de 5 años y que, oh casualidad, se muda justo justito al departamento de al lado de Paula. Y si, por supuesto que Paula y Rafa se conocen, hay onda y finalmente se enamoran. A todo esto el no solo no sabe que ella no quiere tener hijos, sino que tampoco está al tanto de que Paula está usando su relación con la hija de rafa para generar material para su revista. La nueva película de Marcos Carnevale es una comedia romántica que intenta retratar el empoderamiento femenino, así como la inversión de los roles de género que viene asociada con el movimiento feminista. Sin embargo, este recurso, que de por si no aporta mucho a la discusión, termina dando lugar a nuevos estereotipos y esquemas de relaciones. Tanto Julieta Díaz como Pablo Echarri se cargan la película al hombro e interpretan sus personajes desde un lugar sumamente auténtico que permite conectar con la historia. También podemos encontrarnos con algunas situaciones cómicas puro mérito de los actores secundarios que reivindican un poco la historia. Pero, a fin de cuentas, No soy tu mami se queda corta, especialmente en la resolución del conflicto y la escena final de la película que concluye de manera simplista y predecible.
No te preocupes, no irá lejos, la nueva película de Gus van Sant, es el relato biográfico de John Callahan (Joaquin Phoenix), quien al comienzo de la película se introduce como un tipo bastante infeliz, un borracho, incapaz de empezar su día sin una gota de alcohol, descuidado con su trabajo y responsabilidades. Durante una noche de fiestas conoce a Dexter (Jack Black) un alcohólico como él que lo incita a seguir de fiesta toda la noche. Su poca lucidez para tomar decisiones lo lleva a encontrarse de regreso en su auto con Dexter al volante, quien choca violentamente contra un poste en la ruta. Como resultado del accidente John queda paralítico de la cintura para abajo y su movilidad pasa a depender de una silla de ruedas Es así como este hombre que ya antes de ser paralítico tenía muy poco aprecio por su vida, se ve forzado a encontrar el modo de seguir adelante. Una vez superada su terapia física toma la decisión de hacerse cargo de su problema con el alcohol y comienza a asistir a reuniones de alcohólicos anónimos. Allí conoce a Donny (Jonah Hill), un heredero millonario un tanto excéntrico, que parece tener las cosas un poco más resueltas. Por este motivo John le pide que sea su sponsor. Donny accede y lo incorpora a su grupo de alcohólicos. De a poco, John empieza a reflexionar sobre su vida y descubre en sus ilustración y en la comedia una motivación que le permite terminar de sanar. No te preocupes, no irá lejos es un film sobre autosuperación, que conjuga astutamente el drama con un tono sutil de comedia marcado por la ironía. Si bien la interpretación de Joaquin Phoenix es acertada y coherente con el talento del actor, por momentos, más que nada en las escenas de joven, resulta poco creíble. Jonah Hill, en cambio se destaca en todo momento, llevando adelante una caracterización extremadamente alejada de lo que estamos acostumbrados a ver de él. En esta oportunidad Gus Van Sant nos acerca una historia que invita a la reflexión, a evaluar porque uno toma determinados caminos en su vida y de qué modo se pueden afrontar las adicciones. La utilización de múltiples líneas temporales resulta sumamente adecuado para abordar la complejidad de este proceso. Pero, a pesar de esto, es un film bastante directo, que cumple lo que promete y logra, sin dudas, llegar al espectador.
La nueva entrega de Animales fantásticos, escrita por J.K.Rowling y dirigida por David Yates, continua con los personajes de la primera película, casi en el mismo lugar donde los dejamos. Newt Scamander (Eddie Redmayne) regresa a Londres y se encuentra imposibilitado de seguir viajando con sus criaturas mágicas por el mundo, ya que, por todo los estragos que causó en Nueva York, recibe una sanción que se lo prohíbe. Sin embargo, muy pronto se le presentarán las razones que le harán romper su castigo para dirigirse a París junto a su amigo Jacob Kowalski (Dan Fogler), con el fin de encontrarse nuevamente con el joven Credence (Ezra Miller), responsable del Obscurus que Newt persiguió en su anterior viaje. Scamander asume los riesgos del viaje a pedido de su amigo y ex profesor, Albus Dumbledore (Jude Law). Èste lo incentiva a ir en busca del muchacho con el fin de anticiparse a los planes del malvado y extremadamente poderoso mago, Gellert Grindelwald (Johnny Depp), quien ha escapado de Azkaban con la intención de convocar a sus fieles seguidores para concretar su visión de dominio sobre el mundo muggle. Grindelwald planea atraer a Creedence a su bando, ya que, gracias a su Obscurus, es el único mago capaz de enfrentarse a Dumbledore. Credence, por su parte, se encuentra en búsqueda de sus orígenes, no solo para conocer su historia, sino porque hay rumores y teorías que sostienen que su identidad es de gran importancia para la comunidad mágica. En Animales Fantásticos: los crímenes de Grindelwald, recordamos la habilidad que posee J.K.Rowling para crear un mundo complejo y extraordinario, así como para entretejer múltiples historias que se van desplegando a medida que avanza el film. La intriga se mantiene desde muy temprano al introducir en la trama diversos interrogantes relacionados con la verdadera identidad de sus personajes y su historia familiar. Esta dinámica genera relaciones temporales que logran conectar personajes y sucesos tanto de Animales Fantásticos como de Harry Potter. Es realmente un deleite para los fanáticos de la autora ir rastreando estos vínculos que les permiten armar especulaciones y teorías acerca de las intenciones de los personajes y sus posibles desenlaces. Esta entrega es más compleja y mucho más satisfactoria que la primera, especialmente por el final bomba que hace desear que la próxima película salga ya mismo.
Todos conocemos en menor o mayor medida la clásica historia del Cascanueces, sin embargo esta adaptación de Disney se aleja bastante de la historia original en este film que promete mucho más de lo que cumple, lamentablemente. La protagonista en este caso es Clara Stahlbaum (Mackenzie Foy), una chica inquieta de espíritu curioso. Su madre falleció recientemente, dejándola junto con sus hermanos, Louise y Fritz, al cuidado de su padre, quien sólo parece preocupado por seguir adelante con las responsabilidades de la familia como si nada hubiera pasado. En la víspera de navidad los niños desenvuelven los regalos que dejó su madres para ellos antes de partir. Clara recibe un extraño objeto con un enigmático mensaje que le promete que ahí adentro encontrará todo lo que necesita, pero la llave para abrirlo no se encuentra allí. Esa misma noche, los Stahlbaum asisten a una exhuberante fiesta navideña organizada por el padrino de Clara, Drosselmeyer (Morgan Freeman) quien fue el tutor y maestro de su madre. Clara recurre a él para que la ayude a encontrar la llave pero solo recibe más interrogantes y ninguna respuesta concreta. A la hora de recibir sus regalos todos los niños de la fiesta son conducidos por un hilo hacia su presente, pero cuando Clara sigue su recorrido se encuentra con un pasaje hacia un mundo fantástico. Esta tierra mágica está dividida en cuatro reinos, los cuales se encuentran en guerra. Rápidamente se entera que ella es la princesa de ese lugar, ya que su madre, la reina, fue su creadora, y que los habitantes confían en ella para hallar la solución a sus conflictos. Clara asume el rol de salvadora sin dudarlo, se enfrenta a Mother Ginger (Helen Mirren), guiada por Sugar Plum (Keira Knightley), regente del Reino Dulce y acompañada del Cascanueces (Jayden Fowora-Knight), soldado que la protege y la introduce en este nuevo mundo. El mayor atractivo de El Cascanueces y los cuatro reinosse encuentra definitivamente en el componente visual, la puesta en escena es lo que más se luce, asi como los complejos y llamativos vestuarios, las caracterizaciones de los distintos personajes y la belleza de los actores.Sin embargo, a pesar de esto, es imposible no compararla con películas como Las crónicas de Narnia y Alicia en el país de las Maravillas, ya que parece una especie de mashup entre estas dos. Si bien la película cuenta con buenos actores, su trabajo no resulta suficiente para redimirla. Morgan Freeman interpreta una versión más del típico viejo sabio misterioso que tantas veces realizó a lo largo de su carrera , mientras que Helen Mirren y Keira Knightley se la juegan un poco más con sus caracterizaciones y da gusto verlas haciendo algo tan diferente a lo que estamos acostumbrados. Por otro lado, la historia en sí resulta confusa y superficial, el relato avanza de manera forzada y bastante previsible, lo cual se traduce en un film decepcionante que no termina de atraer del todo.
Christopher Robin (Ewan McGregor), aquel niño que supo ser el compañero fiel del famoso oso Pooh, ya creció y, con el paso del tiempo, se fue olvidando de su peculiares amigos y de las aventuras compartidas en el Bosque de los cien Acres. Sus padres lo enviaron a un internado lejos de su hogar en donde le enseñaron, con metodología exigente y demandante, como ser un trabajador aplicado. Esa impronta fue la que adoptó el resto de sus días, y si bien permaneció un hombre amable y compasivo, su trabajo y sus responsabilidades económicas se convirtieron en su prioridad. Esto causó que Christopher descuidara a su mujer y a su hija, pasando cada vez menos tiempo junto a ellas e imponiendo en la pequeña las mismas exigencias que le impusieron a el. Pero en un mundo en el que los osos de peluche que cobran vida no son solo parte de la imaginación de un niño, Winnie Pooh encuentra el camino que lo lleva a encontrarse nuevamente con Christopher, a quien reconoce al instante a pesar de su cambiada apariencia por el paso de los años. Pooh necesita ayuda para encontrar al resto de sus amigos que parecen haber abandonado el bosque, es por eso que arrastra a Christopher hacia la casa de su infancia, donde su esposa y su hija están disfrutando de un fin de semana fuera de la ciudad. A partir de este insólito encuentro los amigos se embarcan en una aventura que los lleva a reconectar con el vínculo que compartieron en el pasado y permite a Christopher revaluar las prioridades de su vida. Esta versión de Disney del mundo de Winnie Pooh no solo apela a la nostalgia de todos los adultos sino que tiene el potencial de conectar con espectadores de todas las edades y lograr que se enamoren de cada uno de los personajes. Todos los animales de peluche resultan encantadores y sumamente tiernos, los diálogos son muy delicados y profundos de una manera sencilla que no es fácil de lograr, dicen mucho con muy poco. Ewan McGregor es realmente un gran actor que logra interpretar su rol con completa verosimilitud y lleva a cuestas casi toda la película. Christopher Robin es un film realmente muy disfrutable, que sorprende y enternece hasta los corazones más duros.
Soledad es el primer largometraje dirigido por Agustina Macri (si, la hija del presidente) y está basado en el relato de Martín Caparróstitulado “Amor y Anarquía” sobre Soledad Rosas, una militante anarquista argentina que dejó su marca en Italia. El film es una coproducción Argentina con este país y fue filmado a lo largo de tres años casi enteramente allí, a excepción de algunas escenas que se rodaron en argentina, y también está hablada en su mayor parte en italiano. Hacia fines de los ‘90 Soledad (Vera Spinetta) era una joven de clase media que no sabia bien cual era su lugar en el mundo ni que camino tomar, como suele pasarle a muchas personas a esa edad. Mientras trataba de descifrar estas cuestiones existenciales se dedicaba a estudiar, a trabajar de paseadora de perros y a salir con su novio y sus amigos. Tenía 23 años cuando sus padres le regalaron la oportunidad de viajar a Europa por haber terminado la carrera de Administración Hotelera. En Turín, Italia, conoció a un grupo de okupas anarquistas que luchaban contra las injusticias del sistema. Soledad tuvo una conexión casi inmediata con este grupo de personas tan apasionadas y se unió a su causa, pasó a ser una más de ellos. Es aquí donde conoce a Edoardo (Giulio Maria Corso) y se enamora apasionadamente. Desafortunadamente su nueva vida se derrumba por completo cuando es arrestada por la policía junto con su amante y otro colaborador del movimiento, acusados de participar en actos terroristas en contra del estado. Soledad es una película que busca reflejar la impronta de Soledad Rosas, de introducirse en su experiencia y contemplarla de manera reivindicadora. Por este motivo podemos decir que tanto Vera Spinetta, en su sensible y cruda caracterización, como Agustina Macri intentan ponerse en la piel de Sole para contar su historia. El relato está bien construido, intercalando momentos de su vida interior en Buenos Aires con los hechos que se desarrollan luego de conocer a Edoardo. Su relación con el se vuelve el núcleo de toda su fortaleza y su identidad, el cual se desestabiliza a partir del momento en que Edo, alias “Baleno”, es encontrado muerto en su celda. La historia de Soledad es sin duda trágica y desgarradora, pero permite reflexionar acerca de la búsqueda de identidad, la defensa de ideales y el compromiso que implica ser actores del cambio que se quiere generar el mundo y la sociedad.
A la deriva es una película de amor y supervivencia basada en un historia real, protagonizada por Shailene Woodley y Sam Claflin, dirigida por Baltasar Kormákur. Tami Oldham es una joven de espíritu libre que se dedica a viajar y a recorrer diferentes países con el fin de conocer lugares y culturas nuevas. En 1983, durante su estadía en Tahití conoce a Richard Sharp, de quien se enamora rápidamente ya que comparten el amor por la navegación y la aventura. Al poco tiempo de iniciar su relación, una pareja amiga de Richard desea contratarlo para que navegue su yate desde Tahití hasta San Diego. Tras contemplar lo que significaba para la pareja emprender este viaje juntos, ambos deciden aceptar la oferta y se embarcan rumbo a Estados Unidos. Los primeros días del viaje Tami y Richard se encuentran cargados por la emoción de cruzar el océano y la oportunidad de apreciar la naturaleza que los rodea, al mismo tiempo fortalecen su vínculo y disfrutan de su compañía. Pero, hacia la mitad del recorrido los sorprende una fuerte tormenta tropical que hace que su barco pierda el control y quede a la deriva. Desafortunadamente, la tormenta arrojó a Richard hacia el océano y dejó a Tami con un fuerte golpe en la cabeza. Sola y desesperada, a bordo del yate destrozado, Tami se ve forzada a seguir adelante para salir de esta situación y sobrevivir para poder llegar nuevamente a tierra. A la deriva vale más como recuento de una extraordinaria historia real que como obra cinematográfica. Lo que le tocó vivir a esta mujer, su historia de supervivencia, es tan increíble que al escucharla cualquiera pensaría “esto parece una película” de tan inverosímil que resulta. El film tiene algún que otro punto destacable como la actuación de Shailene Woodley en los momentos más desgarradores del drama o como las imágenes avasallantes de la tormenta en medio del océano. Pero así y todo no deja de tornarse un poco insulsa y predecible en sus formas. El relato está compuesto por dos líneas temporales que se entremezclan mostrando el inicio del romance y la aventura por un lado y por otro el esfuerzo de la protagonista por sobrevivir, ubicando como punto culmine de la historia la terrible tormenta. Lo más atractivo resulta llegar a ver el punto de quiebre de Tami y como, encontrándose en la peor situación posible, logra salir adelante y consigue sobrevivir para contar su historia y la de Richard.
Dry Martina es el tercer largometraje del realizador chileno Che Sandoval. A diferencia de su films anteriores (Te creís la más linda (pero erís la más puta), Soy mucho mejor que voh), la protagonista de esta historia es una mujer. Martina, interpretada por la argentina Antonella Costa, es una cantante de pop argentina que tuvo su momento de fama y, si bien ahora no está pasando su mejor etapa, supo ser lo suficientemente conocida como para que exista una banda que se dedique a realizar covers de sus canciones…en Chile. Ella es sin dudas una mujer sensual, sexual, su imagen está construida desde la atracción y el deseo. Sin embargo, en su vida privada no hay tal fuego, no hay tal pasión. Martina no consigue que nada la caliente, está, como se encarga de referenciar el título, seca. Un día se le aparece en la puerta de la casa una chica chilena, Francisca (Dindi Jane) que la sigue después de uno de sus conciertos para revelarle que es su hermana. Pero Martina no quiere saber nada acerca de una supuesta hermana y se deshace rápidamente de ella, no sin antes echarle el ojo a su novio, César (Pedro Campos), por quien siente toda la atracción sexual que no venía sintiendo hace tiempo. Su conexión con César resulta una especie de revelación milagrosa, él es la solución a su problema. Por este motivo lo persigue y lo encara, van a su casa y tienen una noche maravillosa. Pero, al día siguiente, el muchacho chileno se vuelve a su país a pesar de la determinación e insistencia de Martina para que se quede con ella. Entonces, resuelta a no quedarse sin su santo remedio, decide ir a Chile a buscarlo. Martina dice que en la cama es el único lugar donde se siente libre. La pérdida de esa libertad le dejó un enorme vacío que no sabe cómo llenar y ahora que el único hombre que la calienta no quiere saber nada más con ella, se encuentra desesperada. Se acerca a su supuesta hermana para poder estar cerca de César pero finalmente establece una especie de amistad con ella y con su padre (Patricio Contreras)que no está lejos de parecerse a un vínculo familiar. Dry Martina está atravesada fuertemente por costumbrismos tanto chilenos como argentinos. Muchas escenas están escritas de modo que el tematizar sobre las diferencias de lenguaje, expresiones cotidianas y modos del habla, es lo que hace que los personajes vayan encontrando una forma de comunicarse, de conectar. En muchas escenas es en ese punto donde se introducen las situaciones más cómicas de la película, debido a las confusiones y malentendidos que se generan. Todos los personajes de la película se caracterizan por tener un carácter fuerte y avasallante, especialmente en el caso de las mujeres. Tanto Martina como Francisca van de frente, encaran lo que quieren, buscan satisfacer sus deseos y caprichos como sea. Sin embargo, esta actitud parece responder a una necesidad de evitar algunas duras realidades, sobre todo la soledad.
Cuando ellas quieren es una comedia romántica protagonizada por cuatro grandes actrices de Hollywood, todas con larga trayectorias, mucha experiencia y reconocimiento: Jane Fonda, Diane Keaton, Candice Bergen yMary Steenburgen. En el film sus personajes mantienen una amistad desde jóvenes y forman su propio club de lectura. La historia comienza cuando Vivían(Jane Fonda), la más vivaz y energética del grupo, decide que el próximo libro sea Cincuenta sombras de Gray. Creo que a esta altura tanto la trama como el tono y el contenido erótico de los libros de E.L. James son de conocimiento popular, y si bien fueron sumamente exitosos, no se destacan por ser una pieza literaria de la mejor calidad. Por este motivo, sus amigas reniegan de la decisión de Vivian, pero finalmente terminan aceptando su elección. A partir del momento el grupo va adentrándose en la provocadora historia de Christian Gray y su secretaria, comienzan a redescubrir ciertos aspectos de su vida que habían dejado relegados específicamente en relación al sexo, el amor, y las parejas. Todas se ven afectadas por la lectura y eso las impulsa a cambiar y animarse a nuevas experiencias. Diane (Diane Keaton), recientemente viuda y con dos hijas que la sobreprotegen, conoce a un piloto de avión con quien tendrá un amorío, a escondida de sus hijas. Sharon (Candice Bergen), divorciada hace bastante años no logra superar a su ex marido, vive sola con su gata y tienen cero esperanzas para su futuro amoroso pero se anima a probar un sitio de citas por internet para conocer a alguien. Carol (Mary Steenburgen), casada desde siempre pero desconectada de su pareja, busca reactivar la pasión en su matrimonio. Y, finalmente, Vivían, una exitosa mujer de negocios, dueña de un hotel de lujo, que se dedica exclusivamente al trabajo y mantienen relaciones casuales con varios hombres, se permite enamorarse por primera vez. Definitivamente el atractivo principal de la película es ver a estas grandes actrices trabajando juntas y no mucho más que eso. Tanto los personajes como el desarrollo de la historia se apoyan en varios estereotipos y a fórmulas narrativas trilladas, lo cual resulta en un guión sumamente predecible. Salvando algún que otro momento cómico, mérito absoluto de la capacidad de sus actrices, Cuando ellas quieren se torna un tanto aburrida. Solamente cabe rescatar el hecho de asistir a una comedia romántica protagonizada por cuatro mujeres de mayor edad y todos los cambios en la concepción de protagonistas típicos e ideales que esto implica. Sin embargo, la película decepciona porque a pesar de eso sigue perpetuando estereotipos de mujer ideal, de relaciones románticas y estilo de vida.
En Crimen en el Cairo, película escrita y dirigida por Tarik Saleh, el protagonista es Noredin Mostafa (Fares Fares), un comandante policial en un contexto social donde el conflicto, las coimas y la violencia son moneda corriente en la ciudad del Cairo del 2011. Es un tipo duro, de poca paciencia, solitario, que acepta las cosas como son y hace lo que tiene que hacer para ascender en su carrera. Nordin se encuentra envuelto en la investigación del asesinato de una cantante pop que se encontró degollada en una habitación del hotel Hilton. Rápidamente descubre que la víctima es la amante de dueño del hotel, Hatem Shafiq, un político y amigo del hijo del residente. La única testigo de lo ocurrido es una mucama sudanesa quien teme por su vida. El encargado del hotel le ofrece dinero como incentivo para que deje de hacer preguntas. Sin embargo, en esta oportunidad Noredin no puede mirar al costado y decide interrogar a Shafiq quien, por supuesto, niega su relación con la cantante asesinada. El jefe del departamento de policía, que también es el tío de Noredin, le dice que se olvide del “incidente” del Hilton ya que el fiscal lo catalogó como un suicidio. Insiste para que abandone el caso y le advierte que no puede protegerlo si continua. Pero, por alguna extraña razón, no puede hacerlo y cada vez se introduce más en su investigación. A medida que va desenterrando las pistas del caso, Noredin se encuentra con una intrincada red de corrupción que llega hasta los estratos más altos del poder. Todo se encubre, todos miran para el otro lado y aceptan el dinero de las coimas, perpetuando la corrupción institucional y la violencia con la que viene acompañada. Crimen en el Cairo es un policial negro con todos los elementos que constituyen al género. Es un film que logra captar al espectador y mantener un clima tenso con misterio y oscuridad en cada escena. Cuenta con un protagonista que va contracorriente, que se encuentra en el camino de recuperar su valores morales y está dispuesto a abrir los ojos al mundo que lo rodea. Sin embargo, se da cuenta que de poco le valió su cambio de actitud ya que es demasiado tarde. Noredin es incapaz de obtener justicia y hacia el final se encuentra impotente frente a la corrupción.