En esta época de abundancia de películas sobre superhéroes no resulta sorprendente que Pixar haya decidido dedicarle una secuela a Los Increíbles, escrita y dirigida por Brad Bird (Ratatouille). Su estreno en 2004 fue bastante exitoso y muchos pudimos disfrutar de Mr. Increíble, Elastigirl y sus hijos, Violeta, Dash y Jack-Jack. Catorce años después, Los Increíbles 2, nuevamente a cargo de Brad Bird, retoma a esta extraordinaria familia prácticamente donde la dejamos. En un mundo en el que los superhéroes tienen prohibido usar sus poderes debido a los enormes gastos que causan al destrozar la ciudad en su intento por salvarla, a los Increíbles nos les queda otra opción que seguir adelante con sus vidas. Sin embargo, esto no es tan fácil ya que se encuentran sin trabajo, viviendo en una habitación de hotel y con tres niños que mantener. Elasticgirl en acción Mr. Increíble es quien ansía más que nada volver a vestir su traje y ayudar a la gente con sus poderes pero, es Elastigirl quien recibe esta oportunidad. Winston Deavor es un billonario de la industria de la telecomunicación que cree fervientemente en los superhéroes y está empecinado en probarle al mundo que son necesarios. Por este motivo le ofrece un trabajo a Elastigirl para que vigile la ciudad y pruebe que existe la posibilidad de ayudar sin causar destrozos. Con la madre de vuelta al trabajo, la responsabilidad de ocuparse de sus hijos recae en Mr. Increíble quien, por más poderes que tenga, tiene que lidiar con la tarea de matemática de Dash, los problemas amorosos de Violeta y hacer dormir al bebé. Es en el desarrollo de estas tareas que lo vemos derrotado como nunca, ojeroso, malhumorado y muy lejos de sentirse super. Un buen padre Estas circunstancias generan algunas de las escenas más cómicas de la película al mostrar las dificultades del padre en esta situación de intercambio de roles familiares. Sin embargo, esta temática hoy en día ya no resulta una novedad. Hace rato que contamos con diversas representaciones de los roles parentales en el cine y la película no hace más que inscribirse dentro de esta nueva configuración en su intento de actualizarse. De todos modos, ver a Mr. Increíble descubrir que su bebé tiene no uno, sino múltiples superpoderes y la pelea de Jack-Jack contra el mapache, es uno de los momentos más divertidos. Pero, como en toda peli de superhéroes, no podía faltar el villano. En este caso tenemos a Rapta-pantallas, un misterioso enemigo que hipnotiza y controla a las personas a través de cualquier tipo de pantalla. Los Increíbles deberán enfrentarse a él y eventualmente todos se encontraran desempolvando sus super trajes para poder vencerlo. La familia unida Es interesante cómo se introducen en la trama algunas ideas sobre comportamiento social: con Elastigirl realizando un trabajo que va en contra de la ley para demostrar justamente la invalidez de la misma y con Rapta-pantalla que hace referencia a la adicción a las pantallas como síntoma de una sociedad conformista. Por otro lado, las escenas de acción y persecución tienen un buen ritmo y un gran despliegue visual. Sin dudas, Los Increíbles 2 es una película sumamente entretenida, tanto para los chicos como para los adultos.
Un viaje extraordinario, dirigida por James Marsh, es una película basada en el intento de Donald Crowhurst por completar una regata sin escalas alrededor del mundo. Colin Firth interpreta a este hombre de familia que no está pasando por un buen momento económico pero es un optimista empedernido. Por este motivo, sin dudarlo demasiado, decide inscribirse en la carrera Golden Globe de 1968, la cual premia a la primera persona que complete la ruta de navegación sin paradas y sin ayuda de ningún tipo. Donald no es el hombre más adecuado para esta aventura ya que es apenas un navegador amateur y nunca ha realizado un viaje complejo. Sin embargo, está convencido de su capacidad para lograrlo. Su optimismo es tan contagioso que logra convencer a su mujer de que realmente existe la posibilidad de ser el ganador. En poco tiempo todo el pueblo se encuentra pendiente de su viaje y lo alientan. Claramente Donald no parece ser un hombre que le tema a los desafíos ya que se enfrenta a varios: no solo carece de experiencia marítima, sino que decide construir su propio barco. Para esto, consigue un sponsor y saca varios préstamos poniendo en más riesgo económico a su casa y su familia. Llegado el momento de partir su barco no se encuentra del todo terminado pero, ya tienen tanto en juego, que no le queda otra opción que afrontar su decisión. Y, tal como se preveía, no tardan en aparecer las complicaciones. Solo en el mar En medio del océano, Donald se ve obligado a enfrentar las dificultades de sobrevivir y al mismo tiempo se encuentra solo con sus pensamientos por primera vez. Ésto lo lleva apreciar hasta qué punto arriesgo todo lo que tenía y qué es capaz de hacer una vez que resulta evidente que no podrá ganar la carrera cumpliendo las reglas. Este personaje, que vimos al principio como un soñador aventurero, se revela de pronto como un hombre sumamente necio, inconsciente de la gravedad de sus acciones y sus consecuencias. Colin Firth maneja muy bien esos matices de su personalidad y su interpretación de Donald genera bastante empatía, más de la debida quizás. También es destacable el rol de su mujer, a cargo de Rachel Weisz. Collin Firth en Un viaje extraordinario Por lo general siempre escuchamos las historias del lado de los vencedores, los héroes, aquellos que se enfrentaron a las situaciones más adversas y tuvieron éxito. Por eso, el aspecto más interesante de Un viaje extraordinario es que cuenta la historia de alguien que se dio la cara contra sus limitaciones y fracaso. Donald Crowhurst es alguien que tomó una gran decisión, apostó su vida entera, la de su mujer y la de sus tres hijos. Pero sus sueños no eran compatibles con la realidad y lamentablemente todos salieron perdiendo.
El día a día de siete personas ligadas al fútbol se ven constantemente afectadas por el sometimiento que vive Palestina por parte de Israel. Sin embargo, cada una de estas personas se las arregla para poder vivir y sobrellevar todo tipo de problemas de la manera más digna posible, y así, seguir disfrutando de una de sus pasiones más grandes: el fútbol. Yallah! Yallah! es la primera colaboración cinematográfica entre Argentina y Palestina dirigido por los argentinos Fernando Romanazzo y Cristian Pirovano. El documental propone introducirse en la situación conflictiva de Palestina a través del Fútbol. A lo largo del film vamos conociendo diversos personajes relacionados con el mundo del fútbol, desde jugadores, hasta técnicos, pasando por jefes de la hinchada, jugadores amateur y dirigentes de la federación nacional de fútbol. Todos ellos, en mayor o menor medida, se encuentran con varias trabas en su actividad debido al conflicto bélico que tiene lugar en la zona en la que viven. Las restricciones y amenazas están siempre presentes y forman parte del panorama cotidiano de estas personas. Los directores de Yallah! Yallah! logran hábilmente captar la magnitud de esta presencia al mostrar cómo, en cada lugar que filman, suele haber un lugar desde el cual se puede ver el muro que los divide. La traducción del título en español vendría a ser “¡Dale! ¡Dale!”. Ésta es una frase muy significativa y apropiada como canto de aliento a estos personajes que parecen ir contracorriente. En este contexto desalentador, el fútbol parece adquirir mayor importancia, no tanto como una distracción o como una forma de negar la realidad, sino más bien como un respiro. Responde a una necesidad de descomprimir por algún lado. Resulta interesante esta idea de tomar una disciplina que genera una pasión desmedida en el pueblo argentino como punto de acercamiento a una realidad durísima y muy lejana. Sin dudas, el mayor logro que tiene la película es justamente ese nivel de aproximación al que logra acceder con los personajes y la situación en la que viven. Gran parte de esto se debe a que la relación con el fútbol facilita la identificación con los habitantes de Palestina. Asimismo, las imágenes que nos brindan, además de ser atractivas, tienen mucho contenido para desglosar y considerar.
En Tully, la nueva película de Jason Reitman, Charlize Theroninterpreta a Marlo, una madre de dos pequeños que está esperando su tercer hijo. Todo el cuidado y la atención que demandan tanto sus hijos como la casa generan un gran desgaste físico y emocional en esta mujer. Si bien es capaz de lidiar con estas responsabilidades se la nota al borde un un colapso. Una vez que nace el bebé, la presión se intensifica y apenas consigue dormir por las noches debido a llantos de la recién nacida. Su hermano se ofrece a pagar por una niñera nocturna, un persona que se ocupa del bebé a la noche de manera que ella pueda dormir. Al principio Marlo rechaza su propuesta, pero luego cambia de opinión y decide aceptarla. Entonces entra en escena Tully, una joven cálida y carismática interpretada por Mackenzie Davis, quien se introduce en la rutina de Marlo con total naturalidad para ayudarla. Sin duda alguna, lo que más llama la atención en Tully es el modo en que retrata la maternidad. Se despega de los lugares comunes que asocian el ser madre únicamente con un momento hermoso, un acto de amor y el milagro de dar vida. En cambio, muestra de manera cruda y sin filtro lo que vendría a ser el lado B de la experiencia: el agotamiento, la exigencia y el descuido de la mujer. La película transmite de manera tan efectiva los altibajos de la maternidad que incluso, por momentos, se hace difícil ver al personaje en esa situación. Charlize Theron, quien aumento de peso para interpretar este rol, brinda una interpretación sumamente realista de esta mujer y es su actuación lo que hace que el espectador empatice tanto con Marlo. De todos modos, el tono de la película descomprime bastante el peso del tema generando un contrapunto cómico en una situación dramática. Esto se debe en gran parte a un guión que se destaca por su ingenio y corresponde al el estilo que caracteriza a su creadora, Diablo Cody, que tanto éxito le trajo en sus trabajos anteriores (Juno, Adultos jóvenes). Pero, si bien la película es excelente en estos aspectos, decepciona gravemente hacia el final. Si la intención principal del film era hablar sobre la maternidad de una manera no antes vista e introducir un discurso que examine ciertos aspectos del rol materno y cómo éste es percibido, el twist del final (además de ser poco original) desvaloriza un poco todo esto y confunde al espectador. Sin embargo, a pesar de un final flojo, es una peli que merece ser vista y discutida.
Rescate en Entebbe está basada en un hecho real, relata los sucesos ocurridos en 1976 cuando dos palestinos y dos alemanes, miembros del Frente Popular para la Liberación Palestina, toman un avión de Air France que se dirigía de Tel Aviv a París. Los terroristas fuerzan el aterrizaje del avión en un viejo aeropuerto de Uganda y secuestran a todos los pasajeros. La finalidad del ataque consiste en extorsionar al gobierno de Israel para que libere a prisioneros palestinos. Entonces, por un lado asistimos a lo que pasa en el viejo aeropuerto con los terroristas y, por el otro, vemos como el primer ministro y el ministro de defensa de Israel planean afrontar el ataque. La película nos introduce la historia a través de los dos alemanes protagonizados por Daniel Brühl y por Rosamund Pike. El atentado se narra con un recuento de los días a modo de diario hasta el momento del rescate. Está intercalado con flashbacks que permiten conocer a los personajes de Brühl y Pike, de este modo podemos entender cómo terminaron ahí, cuáles son sus convicciones, qué ponen en riesgo para realizar la misión y a qué son fieles. Estas personas se autodenominan humanitarios, están a favor de la libertad ante todo y son antinazis, el recuerdo de esa época pesa bastante en ellos. Por este motivo resulta interesante la paradoja que establecen al introducirse en una situación en la cual se ponen en comparación constante con los regímenes del nazismo que tanto odian. Sin embargo, en el transcurso del secuestro comienzan a darse cuenta que, en cierta medida, fueron usados ya que no eran partícipes de todo el plan. También notan que, por más de que estén a favor de la causa (hasta el punto de arriesgar su vida por ella), sus mismos compañeros de lucha los ven como externos al conflicto de su país. A lo largo de la película se va trabajando un paralelismo entre una danza contemporánea con la coreografía de los militares a través de un soldado, participe de la misión de rescate, y su novia, que es bailarina. Éste es uno de los puntos más débiles de la película. Si bien el paralelismo podría resultar visualmente atractivo, y es verdad que ambas disciplinas tienen más de un punto en común, en esta oportunidad resulta bastante forzado. Es un recurso de por sí poco novedoso y en vez de aportar matices a la historia principal resulta ser anticlimático y una distracción. Podría decirse que el mensaje que subyace en Rescate en Entebbe parece ser la necesidad de diálogo que necesita existir en un conflicto ante el cual los Israelíes no están dispuestos a negociar. Es el primer ministro de Israel quien, en repetidas ocasiones, toma esta posición ante el ministro de defensa. Sin embargo, al final cede y el contraataque es la respuesta. A pesar de esto, el film no logra causar demasiadas impresiones en el espectador, más allá de dar a conocer los hechos que son impactantes y movilizadores en sí pero, esto no se traslada a la película.
Wendy (Dakota Fanning), una joven autista bajo la vigilancia de su cuidadora, encuentra la forma de huir. Todo lo que ella quiere es enviar un texto para una competencia de redacciones y mostrar que tiene talento para ser escritora. En Un nuevo camino Dakota Fanning interpreta a una joven con autismo llamada Wendy. Vive en un hogar terapéutico en San Francisco donde cuenta con asistencia constante a cargo de Scottie (Toni Collette) y tiene todas su actividades organizadas según días y horarios, hasta su vestimenta está planeada con anticipación. Éste supone ser el tipo de estructura recomendada para simplificar su vida diaria ya que tiende a tener un comportamiento irritable al no poder lidiar con el día a día. Wendy tiene un fanatismo extremo por el mundo de Stark Trek y sus personajes. Casualmente, hay un concurso que consiste en escribir el guión para un capítulo de la serie en el que el ganador obtiene una importante suma de dinero. Ella está convencida de que si gana su hermana (Alice Eve) la va a dejar volver casa y conocer a su sobrina, e incluso podrá, por fin, valerse por sí misma. Sin embargo, la respuesta ante su plan no es la esperada. Wendy tiene dificultad para manejar sus emociones ante la negativa de su hermana cuando ésta va a visitarla después de mucho tiempo. Luego de un episodio de histeria se da cuenta que ya es demasiado tarde para entregar su guión por los tiempos del correo. Entonces, toma la decisión de viajar ella misma hasta Los Ángeles, a los estudios de Paramount Pictures, y entregar su guión en persona. Así comienza una especie de odisea para Wendy, a partir del momento en que se escapa de la casa, y nos toca asistir a su intento de desenvolverse en el mundo a pesar de sus dificultades. Se ve obligada a lidiar con situaciones que la mayoría de las personas realizan sin problemas pero con las cuales ella tiene mayores contrariedades, como cruzar la avenida, tomar un micro, comprar comida, entre otras. Pero, a todo esto, no está completamente sola. Pete, su perro, decidió seguirla, así que Wendy no solo deberá cuidar de ella misma, sino también de otro ser vivo. Un nuevo camino resulta una película simpática, llevadera y optimista. Contiene un mensaje alentador de superación que va más allá del autismo. Dakota es correcta y suficientemente creíble en su interpretación de esta joven con capacidades diferentes, pero no es un rol que se presta a un desarrollo profundo sobre el tema, así que tampoco hay demasiado lugar para que la actriz se despliegue mucho más. En definitiva, es un film un tanto predecible que responde a ciertas fórmulas de películas esperanzadoras, cuyo atractivo principal son elementos de color y no tanto la historia en sí.
En “La desaparición”, el director rumano Constantin Popescu se dedica a explorar un tema bastante difícil como es la pérdida de un hijo. Tudor es el padre de una familia tipo común y corriente, va a buscar a sus hijos al colegio, tiene reuniones con amigos y una relación amorosa con su mujer Cristina. Pero todo esto va a destruirse gradualmente a partir de la desaparición de su hija, María. Popescu busca que el espectador logre conectar con el drama de manera profunda y personal, es por eso que para relatar la historia se vale de recursos que demandan su absoluta atención. Utiliza planos secuencia extensos en los momentos claves ubicando la acción del personaje principal a diferentes distancias, incluso, por momentos, fuera del encuadre. Hace que el público sienta el paso del tiempo y tome nota de que los hechos importantes suceden imperceptiblemente de un momento a otro. La escena más destacable de la película es aquella en la que Tudor se encuentra en el parque con sus hijos. Allí podemos presenciar su cotidianidad de forma directa y honesta hasta que ocurre el hecho trágico: su hija desaparece inadvertidamente sin dejar rastros, sin testigos ni explicación alguna. A partir de esto, toda la película se tiñe de un abanico de emociones intensas y desconcertantes asociadas, por supuesto, con la pérdida, el enojo, la impotencia, la culpa y el dolor. Es interesante ver cómo los personajes van pasando de un estado emocional al próximo. El film propone indagar dónde va a terminar cada uno y cómo llegan hasta allí, de que forma van a manejar esta situación de pérdida y en que medida afectará a su familia. Ambos actores logran plasmar ese recorrido en sus cuerpos con absoluta destreza. Pero es el personaje de padre a quien seguimos más de cerca y es quien se corrompe más por lo sucedido debido a su incapacidad de lidiar con la culpa de haber perdido a su hija y su obsesión por encontrarla. La desaparición definitivamente no es una película para todo el mundo, tanto por su temática como por su estilo narrativo y su longitud. Pero esto no le quita interés. Es un film que busca explorar una sensación desconsoladora de manera profunda y hay que estar dispuesto a ir con ella a dónde quiere dirigirse, no va a tratar al espectador con delicadeza y tampoco va a darle todas las respuesta.
En esta oportunidad nos encontramos con una historia de amor fuera de lo común pero tan contundente como todas aquellas que dejan una marca profunda e inspiran libros que luego inspiran películas. Lo más destacable es, sin dudas, sus protagonistas, Gloria Grahame, una ex estrella de cine americana de avanzada edad que supo ser muy famosa y hasta ganó un Oscar (Annette Bening) y Peter Turner, un joven de Liverpool aspirante a actor (Jamie Bell). La pareja se conoce cuando se encuentran viviendo en la misma casa de huéspedes en Primrose Hill y rápidamente entablan una amistad que pronto se convertirá en algo más. El tema de la diferencia de edad parece ser el gran elefante en la habitación, aquel detalle que no quiere llamar la atención pero, por mucho que se intente, es difícil dejar de lado. Sin embargo, esto no parece un desafío grande para Gloria y Peter. Ambos saben muy bien como construir una ilusión, después de todo, es la base de su trabajo como actores. Y Gloria es de las mejores. Es una mujer encantadora, exuda un tipo de sensualidad que ya no existe y que esta presente en todo lo que hace, desde fumar un cigarrillo hasta cualquier cosa que diga con esa voz cantada que hace que todo parezca una proposición, un coqueteo. Sabe como llamar la atención y mantenerla y si bien los años son evidentes, proyecta tanta juventud como cualquier veinteañera. Es por eso que Peter cae en su ilusión, la ve como ella se ve, como es y como fue, no le queda otra que enamorarse de este ser maravilloso que tiene delante. Y así, el también se envuelve en la magia de Gloria, estar con ella es como formar parte de cualquier película icónica de los 50. Por momentos, ese es el tono que toman algunas escenas y la película remite al clima de las producciones Hollywodenses, como la escena en que Peter es recibido por Gloria en el aeropuerto en Estados Unidos y van manejando al costado de la playa. En Las estrellas de cine nunca mueren la historia no transcurre de manera lineal sino que nos introduce en la vida de los personajes a partir de un reencuentro de la pareja, luego de haber estado separados por algún tiempo y con Gloria atravesando una grave enfermedad que no termina de asumir. Es interesante como se relata el pasado del amor que compartieron a través de unos flashback tan sutiles que las idas y venidas del pasado al presente suceden de la manera mas orgánica posible. Este recurso le brinda a la película una dinámica destacable y logra contraponer situaciones de alegría y liviandad con otras de mucha tristeza y dolor que dan cuenta de la relación compleja que une a los protagonistas. Hacia el final el director, Paul McGuigan, se permite jugar con un cambio en la perspectiva del relato, mostrando los hechos que llevaron a su separación primero desde el punto de vista de el y luego desde el de ella. Queda por destacar lo increíble que son estos dos actores que cuentan con la tarea de dar vida a estos personajes. Annette Bening tiene una importante trayectoria, es reconocida como una gran actriz y lo es, logra encarnar a Gloria con total naturalidad, siendo fiel a su espíritu y a lo que conlleva semejante desafío. Es absolutamente maravilloso verla transformada en este papel con todos sus matices. Pero Jamie Bell, reconocido principalmente por su rol de Billy Elliot y no mucho más, no se queda ni un poquito atrás. Su interpretación es tan solida y bien lograda que te atraviesa, te parte al medio. Logra expresar las emociones mas complejas con tan solo una mirada. No, las estrellas de cine nunca mueren. Viven con tanta luz e intensidad que encandilan, inevitablemente dejan una marca tanto en sus películas como en la memoria de quienes la conocieron, y ahí es donde habitan. El amor de Gloria y Peter es tan inmortal como ella es y esta película lo confirma.
Un pequeño pájaro chorlito dorado, Ploey, no aprendió a volar cuando su familia emigra en el otoño.Risueño y frágil, tiene que sobrevivir al invierno ártico, a los enemigos malvados y a él mismo para reunirse con su amada Ploveria en la próxima primavera. Es bien conocida la metáfora de animarse a desplegar las alas y volar en relación con aquellas situaciones de la vida en las que nos encontramos necesitando un empujoncito para salir adelante. Ésta película se adentra en el mundo de las aves para materializar esa metáfora en la historia de un joven pajarito llamado Ploey, quien, temeroso de aprender a volar, es accidentalmente dejado atrás cuando su familia se ve obligada a migrar hacia un clima mas cálido. Ploey es un chorlito, un tipo de pájaro que no esta hecho para soportar el frío, por lo tanto debe encontrar la manera de sobrevivir el invierno solito para reencontrarse con su familia y especialmente con su novia, la chorlita Ploeveria. El motor principal de la valentía de Ploey es el amor, esto es lo que le permite enfrentarse a las situaciones mas adversas y vencer a los enemigos que se le presentan a lo largo de su viaje. También es lo que le permite forjar las amistades que lo ayudarán y lo apoyarán en su camino. Es una película infantil relativamente sencilla, no contiene elementos sorpresivo ni novedosos tanto en la trama como en los personajes. Las escenas más entretenidas son aquellas en las que el protagonista se ve en problemas y es víctima de la persecución por animales más grandes como el halcón o el zorro. Hay algunos roces con el humor, más que nada a cargo de algunos de los personajes secundarios, como las ratas italianas o el skua (un pájaro depredador), pero no se destaca por ser una película graciosa. Por otro lado cuenta con algunas situaciones de sentimentalismo un poco chatas y efectistas que buscan enfatizar constantemente la necesidad de seguir adelante y de vencer los miedos. Si bien la historia de Ploey esta atravesada por la tragedia, la actitud del joven pajarito siempre la tiñe de optimismo y valentía. Ésta parece ser la lección que la película intenta dejar en los más pequeños. Es una historia de auto superación y crecimiento que resultará entretenida para los niños ya que podrán identificarse con Ploey e involucrarse en sus aventuras, pero difícilmente se convierta en uno de sus personajes favoritos.
Las orejas de los caballos se recortan sobre un amanecer cerrado. Una chica patina en rollers sobre el parquet de un departamento vacío. En una fiesta la gente canta a viva voz una canción. Vistas fugaces por la ventanilla del tren. En verano, dos hermanas compran un cedrón, cavan un pozo y lo plantan. Una chica gira mirando al cielo, graba la tormenta que está por venir. La chica mete la cabeza entre las plantas. Luego en un campo de trigo. Una fogata de cardos secos arde en el campo, mi papá vigila el fuego desde lejos. Borrá todo lo que dije del amor porque no sabía bien quién era es una película de proceso, de observaciones y notas sobre la belleza que tienen los instantes perdidos. Borrá todo lo que dije del amor porque no sabía bien quién era, el primer largometraje documental de Guillermina Pico, es una especie de collage de su vida. Es el relato de una mujer joven que busca entenderse a través de las distintas experiencias que atraviesa a lo largo de sus días. El material se filmó en La Pampa y en Buenos Aires, en su mayoría, por un periodo de 7 años (2009 a 2015). En la mirada de quien filma se puede percibir una actitud curiosa y analítica que va explorando desde sonidos, colores, texturas y formas hasta personas y miradas, casi siempre cámara en mano. Asimismo, hay varias tomas realizadas desde vehículos en movimiento, yendo hacia algún lugar siempre incierto. Las imágenes que se presentan son bastante variadas, pasan del campo a la ciudad, de tomas de naturaleza a miembros de su familia, de escenas cotidianas a encuentros mas abstractos. La unión entre ellas parece ser arbitraria y un tanto brusca, hay un gesto de cortar y pegar que va hilando el montaje y nos va llevando de un lado a otro y hacia delante en el tiempo. Guillermina Pico captura con naturalidad esos pequeños instantes en los que uno esta quieto y en silencio viendo pasar la vida a su alrededor. A medida que la película avanza, resulta cada vez más fácil identificarse con su punto de vista porque se brinda de manera familiar, honesta y sencilla. Logra compartirnos parte de su mundo intimo y su sentir. Entre medio hay frases que nos dejan adentrarnos un poco más en su pensamiento, como “No sabia que tenia que aprender algo del tiempo” o “Ahora que entendí algo, me duele pensar en morir o que te mueras”. Y así, cierra el documental con el título, a modo de conclusión: “Borrá todo lo que dije del amor, porque no sabía bien quién era”.