¡Los Muppets vuelven al cine! El comienzo de la película es eufórico, con Jason Segel cuidando a su hermanito marioneta (¡quién no querría un hermarioneta!), y alcanza para justificar el regreso. El viaje a Los Ángeles de los hermanos sirve de excusa para que los Muppets entren en escena y se desate un exceso de nostalgia en todos (protagonistas y público) que le quita algo de felicidad a una vuelta que no necesitaba mirar tanto hacia atrás. Sobre todo porque Los Muppets demuestra que, siempre que sobren ideas, se puede competir con la animación computarizada y ganar esa batalla infantil.
El especialista en animación Brad Bird (Los increibles, El gigante de hierro y Ratatouille) se hace cargo de una nueva entrega de una saga que, como el rostro de su protagonista, parece alejarse cada vez más del mundo real. Una confabulación con tintes nucleares es la excusa para que Bird enfile secuencias de acción, alguna impactante, muchas cancheras, varias con homenajes a entregas anteriores de la saga. Ese recargadísimo vuelo audiovisual de Misión: Imposible – Protocolo fantasma nunca termina de disfrutarse porque la película transmite todo el tiempo una fastidiosa sensación inhumana.
El enorme Werner Herzog retoma su obsesión por los documentales sobre grandes misterios de la Tierra y, tras los fallidos Grizzly Man y Encuentros en el fin del mundo, consigue una obra maestra al nivel de sus últimas ficciones. La novedad de La cueva de los sueños olvidados es que Herzog filma por primera vez en 3D. El cineasta se metió con un equipo de solo 3 personas en la cueva de Chauvet-Pont-d’Arc, que hace 32 mil años escondía pinturas humanas. El resultado es un ambicioso y, sobre todo, vistoso documental con un 3D filosófico que indaga, con el inigualable tono de Werner Herzog, los orígenes del alma humana y un intento de proto-cine cavernario.
David R Ellis se volvió la gran referencia a la hora de hablar de cine de bajo presupuesto. Terror en lo profundo no se aleja demasiado de esa línea que trazó el director de Destino final 2, Celular y Terror a bordo. Siempre es atractivo ver a un tiburón despachurrando esos cuerpos perfectos del cine de terror americano, sobre todo en 3D, pero la gran deuda de Terror en lo profundo está en no haber ido a fondo con el potencial berreta de la propuesta. Terror en lo profundo tiene momentos donde se vuelve demasiado pacata y rebuscada, si es que eso es posible en una película en la que tiburones (sí, plural) se hacen un festín con casi todo aquel que se para frente a cámara.
Una película deportiva con poco deporte suena mal, salvo que sea un estreno sobre béisbol en un país donde pocos conocen las maravillas del juego. No hace falta saber nade del deporte (en general o béisbol en particular) para disfrutar El juego de la fortuna. Brad Pitt es el manager de un equipo chico que, tras una gran campaña, empieza de cero porque sus mejores jugadores se van a equipos grandes. La capacidad analítica de los protagonistas se enfrenta con la pasión por el juego y el amor por los colores. El juego de la fortuna permite mil analogías con el fútbol y vale la pena verla sentado, como en un banco de suplentes, mientras se espera esa gran película futbolera que le falta al cine.
La saga Crepúsculo parecía haber despegado con la inusual Eclipse, una película mucho más atractiva que las cargadas de impostada oscuridad Crepúsculo y Luna nueva. Edward y Bella por fin se casan y tienen sexo, lo que convierte a la futura madre adolescente en incipiente vampiresa. Ahí se nota que Amanecer es una película que decide tomar muy pocos riesgos, hasta que se acerca el parto de la chica y le agrega la única veta extrema a una película que siempre apostó por lo seguro. Habrá que esperar un año más para la gran guerra entre los Cullen y Vulturi y que, de una vez por todas, se cierre la historia de vampiros menos trasnochada de la historia del cine.
Paula Hernández, directora de Herencia y Lluvia, lleva Un amor a Victoria, Entre Ríos, donde Luis Ziembrowski, Diego Peretti y Elena Roger reconstruyen, tres décadas después, un adolescente triángulo amoroso. La cineasta consigue el tono justo a la hora de narrar, por duplicado, la violenta irrupción del amor en un tiempo y un lugar donde no pasaba nada. Esta adaptación del cuento de Sergio Bizzio confirma a Hernández como una cineasta con una sensibilidad inusual para hablar de aquellos momentos del pasado que marcan las vidas de sus protagonistas.
Steven Soderbergh vuelve a rodearse de sus amigotes, los pesos pesados de Hollywood, para pequeños papeles en una película coral sobre una pandemia. Matt Damon, Jude Law, Kate Winslet, Laurence Fishburne y Marion Cotillard son algunos de sus protagonistas en una película que combina el thriller tecnológico con una bajada de línea sobre “cómo están las cosas” en este planeta 2.0. La narración de Contagio se resiente cuando queda a mitad de camino entre esos dos universos, uno de denuncia cansina y el otro de impacto visual, pero Soderbergh se luce al describir la paranoia y hasta consigue esparcirla entre los espectadores como si fuera una especie de virus incontrolable. ¡Salud!
Después de Oro impuro, sobre la minería a cielo abierto, Pino Solanas completa la saga La tierra sublevada con Oro negro, gran documental sobre la explotación de gas y petróleo. Solanas se centra en la importancia histórica de los recursos, a partir de la enorme figura de Enrique Mosconi; la vergonzosa privatización durante el menemismo, con palos para el hoy Secretario General Oscar Parrilli y el kirchnerismo en general; las luchas sociales y el doloroso escenario actual. Oro negro mantiene el encanto visual de las películas del cineasta político y su voz en off esta vez no peca de didáctica. Pino Solanas demuestra que estos últimos diez años fueron los más productivos, en todo sentido, de su larga y atractiva carrera.
Gustavo Taretto debuta en la cartelera con la adaptación de su multipremiado corto. Medianeras traza una relación estrecha entre el ridículo planeamiento urbano porteño y los problemas afectivos de sus habitantes. A partir de las historias paralelas de un chico y una chica que viven en la misma cuadra pero no se conocen, Taretto construye una comedia romántica que homenajea tanto a Jacques Tati como a Woody Allen. Y eso no es poco para una ópera prima, más allá de que Taretto por momentos sobrecargue Medianeras, algo de lo que el cineasta habla mucho en su debut.