Transit, un pasaje al vacío Un drama romántico intenso y desolador entre refugiados de la Segunda Guerra es trasladado con maestría hasta la actualidad. Con el protagonico de Franz Rogoswki, la película del alemán Chistian Petzold convoca a no olvidar. (Por Patricia Chaina (Especial para Motor Económico)) Tanto el amor como el olvido horadan los umbrales de la memoria. La carcomen. La ponen en riesgo. Y en la profundidad del drama que traza el avance del fascismo durante la Segunda Guerra se filtra el amor. Su bendición y su estigma. Asoma desolado y convive con la tragedia de los refugiados, hermosos y malditos, que esperan embarcarse a América en el cosmopolita puerto de Marsella, un lugar donde fueron acogidos muchos de los escapados del conflicto. Lugar de paso. Ellos en tránsito. Y los papeles de la visa, un tema difícicíl de lograr. Eso vivió la escritora Anna Seghers en 1941, cuando huye de la ocupación nazi. Para llegar a Ciudad de México debe hacer escala entre otros, en el puerto de Nueva York. Y el trámite del visado es el primer eslabón en una travesía de supervivencia. Así lo cuenta al año siguiente, al publicar su novela sobre un joven que escapa de un campo de concentración y en Marsella toma la identidad de un escritor que ya tiene los papeles para el viaje, pero ha muerto. Quiere el azar y la guerra que este joven se enamore de una mujer, que busca a un hombre, a un escritor con el que viajarían a México, si ella no lo hubiera abandonado. Está devastada. Quiere recuperarlo. La historia que cuenta Chistian Petzold (director ya probado en títulos como Ave Fénix), acontece sin embargo en la Marsella actual. Juega con las dos dimensiones y en el cruce entre pasado y presente propone un canto a no olvidar. Con el amor con estandarte, con el corazón partido. Todo un símbolo. En la desolación de la pérdida nace la angustia por la memoria y el olvido. “¿Quien olvida primero?”, le dice el personaje de la bella Paula Beer, la mujer, al joven alemán que interpreta el cada vez más sólido Franz Rogowki. “¿El que abandona o el que es abandonado?”, agrega la dama. La inquietud atraviesa el tiempo. Y va desde la intensidad de la pasión al drama bélico. Sublima pasado en el presente para reflexionar sobre la memoria. Hacer transcurrir el relato en el presente, es una apuesta valiente y original. Nos sitúa conceptualmente frente a la tragedia de los refugiados en la actualidad. Enfoca ese drama en forma atemporal y con maestría a la hora de filmar, lo trae a escena. Convoca a la memoria. Se impone. Aún cuando el desenlace final, con ribetes de folletín, no alcance la profundidad dramática que trae el relato y su construcción estética; la historia apuesta al amor y a la ausencia. Resulta desgarradora. Pero es ahí, en ese dolor, y en las actuaciones y en la luminosidad visual que posee, donde se sostiene. Transit afiche.jpg FICHA: Titulo: Ttransit / Año: 2018 / País: Alemania / Dirección: Christian Petzold / Guion: Christian Petzold (Novela: Anna Seghers) / Música: Stefan Will / Elenco: Franz Rogowski, Paula Beer, Godehard Giese, Lilien Batman / Duración: 104’ / Apta para mayores de 13 años con reservas.
Rojo, un eclipse entre la decencia y la moral Sobre la estructura de un policial, no muy formal, se despliega el drama social que retrata la complicidad de la sociedad civil que dio lugar al golpe del ‘76. Tensión, oscuridades y violencia, bajo un eclipse rojo visto desde un pequeño pueblo de provincia. (Por Patricia Chaina (Especial para Motor Económico)) Una noche de 1975, un hombre joven (Diego Cremonesi), de pelo más bien largo y buenos bigotes, llega a un pequeño pueblo de provincia y en un restaurant, sin que medien motivos claros, comienza una discusión con un habitué del lugar (Darío Grandinetti) que espera a su esposa (Andrea Frigerio) para cenar. La marca del absurdo y la ruptura de los límites en situaciones atravesadas por un nivel extremo de violencia, se instalan en el relato a partir de esa escena donde la discusión pasa de la formalidad de un reclamo por una mesa libre en un restaurante, a la humillación, la furia expuesta en la sordidez de las palabras y los gestos que contienen el germen de un caudal atroz de violencia. Violencia que en principio es verbal. Pero la trama gira. Y crece. El insólito desenlace de esta escena, paradojal por cierto; donde el abogado sensato y metódico que interpreta con rigor, Grandinetti, muestra el filo de la daga que puede blandir el hombre tranquilo de un pueblo pequeño; establece el corazón del relato diseñado por Benjamin Naishtat. En ésta película, Naishtat decide contar a través de una trama policial -hay misterios, muertes y un detective chileno (Alfredo Castro) que investiga un caso- cómo se comporta una sociedad dispuesta a ocultar, ignorar y olvidar lo injusto, con tal de seguir siendo esa “gente común, que va a trabajar con alegría”, como dice el personaje que interpreta Susana Pampín. Lo atroz se convierte en norma. La violencia reglamenta las conductas. Y bajo la luz roja de un eclipse, Naishtat ilumina un sector determinante en la composición social que dará lugar a la dictadura del 76’, el estrato civil, la trama de lo humano que sostuvo la moral ficticia que permitió el genocidio. Porque en ese “vivir tranquilos”, el director lee “un eufemismo para pedir sangre”, como declara. Así, Rojo se convierte en un thriller psicológico, de características sombrías, con toques de comedia negra y un trasfondo realista donde se sublima lo histórico y se alumbra el presente. Ese es el juego al que apuesta el joven director, cuya familia, oriunda de Córdoba, vivió el exilio en los 70. Rojo es su tercer largometraje, luego de El Movimiento (ganador del Premio a Mejor Película en el Festival de Mar Del Plata, en 2015) y de La historia del miedo, que en 2014 participo de la sección oficial de la Berlinale. Y con los premios logrados en San Sebastián por este filme, Naishtat anticipa su ingreso a la historia del cine nacional: Mejor Actor para Grandinetti, Mejor Director para Naishtat y Mejor Fotografía para Pedro Sotero y su equipo, que venían de hacer grandes películas como “Aquarius”, bajo la dirección de Kleber Mendonça Filho. Rojo afiche.jpg Ficha: Título: Rojo /Origen: Argentina, Brasil, Francia, Holanda y Alemania/ Año: 2018/Director: Benjamín Naishtat /Fotografía: Pedro Sotero / Dirección de Arte: Julieta Dolinsky/ Elenco: Dario Grandinetti, Andrea Frigerio, Alfredo Castro, Diego Cremonesi, Laura Grandi
Una propuesta de alta intensidad expone el drama épico vivido por José “Pepe” Mujica y sus dos compañeros de cautiverio, durante 12 años. Sin golpes bajos ni eufemismos. Directo al Oscar representando a Uruguay. (Por Patricia Chaina. (Especial para Motor Económico)) ¿Se puede resistir al dolor, aislado uno de la vida, preso y sin certezas sobre lo que vendrá? ¿Es posible domesticar la angustia y la soledad? ¿Cuánto puede resistir un hombre, en cautiverio, acusado porque sus ideales buscan moldear un mundo más justo y solidario? Doce años, podría contestar José Mujica, el ex presidente de Uruguay. A la sazón el real protagonista de la nueva joya cinematográfica que destella entre la producción latina del año, motivo por el cual, ya va camino al Oscar en representación del Uruguay. Doce años, una larga noche. Un tiempo donde sin embargo las convicciones, en lugar de evanescerse se consolidan, a juzgar por la vida real del protagonista, que de rehén y preso llegó a convertirse en el hombre con mayor cantidad de adherentes en la vida política de su país. La película dirigida por el hispano uruguayo Alvaro Brechner llega para homenajearlo. La noche de los 12 años, cuenta el tiempo que duró el cautiverio al que Mujica (Antonio de la Torre) fue sometido junto a sus dos compañeros: Mauricio Rosencof (Chino Darín) y Eleuterio Fernández Huidobro (Alfonso Trot). Todo se inicia cuando, en 1973, con el país bajo la última dictadura militar del XX, nueve presos Tupamaros fueron sacados de sus celdas en una operación secreta. La orden fue precisa: “Como no pudimos matarlos, vamos a volverlos locos” sentencia. Así, permanecen aislados durante 12 años, son trasladados de una cárcel a otra, de un pozo a un silo abandonado, de las ruinas de una bodega a otra cárcel común. Hasta que con la apertura democrática logran salir en libertad. Y no solo salen enteros, sino dispuestos a contarlo y seguir dando pelea. Basada en el libro Memorias del calabozo, escrito por Rosencof y Huidobro, la cinta juega mano a mano con la historia para confirmar sin golpes bajos, pero con altas dosis de emotividad, lo que la trama de la vida urdió para estos hombres dispuestos a todo: un destino del héroe, en un combate donde solo se tienen a sí mismos y a sus ideales libertarios. Con una banda de sonido que le da peso a los más leves detalles, y un montaje donde nada sobra en esas sombras del alma donde los protagonistas, todavía pueden moverse, La noche de los 12 años, ofrece una resolución técnica impecable. Solo desde ahí es posible sostener el ampuloso gesto creativo que contiene. Y a su estreno en Argentina llega precedida de una ovación de media hora en su estreno mundial, durante el Festival Internacional de Cine de Venezia, el 1ro. de septiembre. Algo similar ocurrió en San Sebastián, la semana pasada. Siempre con la presencia de Mujica, quien atestigua con su parsimonia, la capacidad de renacer cromáticamente cuando la semilla de la esperanza queda al resguardo de las sombras, iluminada por las convicciones aún en el infortunio más extremo. Ficha: La noche flyer.jpg Título original: La noche de 12 años / Uruguay-España-Argentina/ Director y Guionista: Álvaro Brechner / Actores: Chino Darín, Soledad Villamil, Antonio De La Torre, Alfonso Tort, Sílvia Pérez Cruz/ Música: Federico Jusid / Clasificación: Apta para mayores de 16. Mujica en el cine, x 3! Si un personaje de la vida política latinoamericana podría haber ingresado a la alfombra roja del cine internacional, con tres producciones que abarcan el amplio arco que va de la comedia al drama, e incluye un documental de Kusturica, ese es “Pepe” Mujica. Este mes, en la cartelera internacional de cine, el ex presidente de Uruguay protagoniza tres títulos, dos de los cuales, se estrenaron en Argentina: A La noche de los 12 años, un drama donde la épica combina con la historia, se suma Traigan el porro, una comedia uruguaya formateada al modo de un falso documental que cuenta con la participación de Mujica como el líder de la misión “no oficial” destinada a abastecer al país de cannabis cuando; dictada la Ley de tenencia legal; se ven sin recursos para cumplir con la demanda. Y en Venezia, junto a “…los 12 años”, se presentó El Pepe, una vida suprema, dirigida por Emir Kusturica. El realizador serbio estrenó así el documental sobre la vida del ex presidente uruguayo José ‘Pepe’ Mujica. Su trabajo comenzó a rodarse en abril de 2013, registrando distintos momentos de la vida pública y privada del entonces mandatario hasta los últimos días como presidente. Incluida su partida de la sede de gobierno en Uruguay.
Piazzolla: Los años del tiburón Una película sorprendente que refleja con humor y sensibilidad la audacia creativa del legendario compositor. Con gran variedad de material inédito sobre Astor Piazzolla. Ágil, entretenido y no solo para entendidos. (Por Patricia Chaina (Especial para Motor Económico)) El ensamble de joyería está logrado y el material de archivo, casi todo inédito, es muy bueno. Con la suma de algunas secuencias, minimalistas, grabadas en la actualidad, Daniel Rosenfeld hace de Piazzolla, los años del tiburón, un relato de alta intensidad sobre la vida y la obra del polémico compositor. Revela sentimientos, muestra la voracidad de su faceta creativa y aborda su perfil más humano, no siempre diáfano. Aunque el final adolece de un impacto más expansivo donde reverbere el mítico sonar de sus acordes, quizá sea solo a causa del vacío, ante el adiós, de ese mágico y loco bandoneón. Piazzolla en primera persona, explica: “Si no puedo tocar mas el bandoneón es que ya no puedo sacar más un tiburón y si ya no puedo sacar un tiburón es que ya no puedo tocar el bandoneón”. La cita abre una de las primeras secuencias de un documental destinado a humanizar un mito: El del músico que moderniza el tango y lo vuelve universal, en un gesto épico signado por la melancolía. Cazador de tiburones, a la sazón. Hijo obediente, padre de Diana y de Daniel. En casi todas las imágenes en familia que ofrece el filme, a Piazzolla se lo ve hacer bromas, se ríe, es el payaso que tira bolas de nieve. Y es la magia de esa intimidad y el tono confesional del relato de familia, lo que le da cuerpo a esta nueva película de Daniel Rosenfeld, también director de “Saluzzi, ensayo para un bandoneón y tres hermanos” y de la ponderada “Cornelia frente al espejo”. El director cuenta con valiosos registros fotográficos y de película en Súper 8, con palabras de su hijo Daniel, y con una serie de audios con la propia palabra de Astor, en conversaciones con su hija Diana. El audio en cuestión, es de una riqueza emocional sorprendente. Y Rosenfeld sabe utilizarlo. Combina esas voces con imágenes de Nueva York o Paris, de conciertos o segmentos de películas como “El día que me quieras” donde el niño Astor debuta con Carlos Gardel. Lo sigue una discusión con un periodista de la elite tanguera que reclama la potestad de la música ciudadana y lo acusa de “no hacer tango”. O se interna en los laberintos más oscuros de la popularidad. Piazzolla habla en inglés, en francés o en italiano. Juega en la nieve. Fuma. Camina, compone “Adios Nonino”. Presenta “María de Buenos Aires”. Se presenta en hospicios con “Balada para un loco”. Adora a su hija Diana, una comprometida militante política de la generación del ‘70. Habla pausadamente. Sonríe. Compone. Toca su bandoneón. Se obstina. Viaja. El contrapunto de imágenes logra pendular entre el humor y la reflexión. “Mi música es para pensar, no para entretenerse”, sostiene el protagonista. Y explica que el mayor enemigo de su tango no fue la elite conservadora, sino “el baile” en las pistas de aquel entonces. Y no lo dice triste, lo dice serio. El Piazzolla de Los años del tiburón, se tensa en clave realista. Y funciona desde ahí, la paradoja y el humor guían gran parte del filme. Desde su niñez en los barrios pobre de Nueva York hasta la construcción del mito que lo aleja de las orquestas porteñas para ubicarlo en la escena universal, donde brilla la influencia innovadora de su música gestada en el cruce entre la cultura popular argentina tan latina, y el ritmo cosmopolita de Nueva York, como él explica. Para ver, reír y pensar; para escuchar y disfrutar. Incluso para aquellos a quienes el tango, todavía no les acarició el corazón. Piazzola los.jpg Ficha: Piazzolla: Los años del tiburón (Argentina, 2018) / Dirección y guión: Daniel Rosenfeld / Montaje: Alejandro Carrillo Penovi/ Producida por: Françoise Gazio, Idéale Audience, Daniel Rosenfeld Films. Duración: 90 minutos.
Los oportunistas, las decisiones y la ética Seria, dramática y con toques de humor, la propuesta que el italiano Paolo Genovese juega en Los Oportunistas reflexiona sobre los límites de las acciones humanas con evidentes moralejas. El guión basado en una serie de TV (The booth at the end, o La casilla del final) engarza una serie de momentos cruciales en las vidas de un puñado de personas dispuesta a cumplir algún deseo a cambio de las peculiares misiones que les encomienda un misterioso personaje en la mesa de un bar. A diferencia del gran paso de comedia que el realizador logra en Perfectos desconocidos, aquí sus personajes pasan de lo cotidiano a la tragedia con solo decir “acepto” y dejan en jaque al espectador, que quiere ver más, saber más, y espera reír como en la anterior película del realizador. Pero no. Aquí hay un juego de guion y de complejidades éticas. En este sentido, la propuesta es atractiva. Genovese establece un código lúdico de vidas cruzadas donde las decisiones de cada personaje pueden resquebrajar la apariencia de lo posible, éticamente hablando. Y lo hace con pocos recursos: un bar y personajes en diálogo. No hay más acciones. El protagonista es la palabra. Y la destreza en la puesta de cámara, rítmica y ágil en su espacio acotado. Las historias que se tejen son sencillas. Pero como en un juego de mesa, cada tiro es un paso hacia el desenlace final, mientras se estira la cuerda y la trama a cada paso, se presenta a punto de estallar. Genovese, eximio director –esta es la segunda de sus doce películas estrenada en Argentina –, se ampara en la expertise de su pasado publicitario para confeccionar esta pieza con prolijidad y solvencia. Lo acompaña un elenco sobrio y ajustado a sus peticiones. Cada palabra y cada gesto imponen su presencia a través de un montaje articulado con la precisión de un mecanismo de relojería. Esa curiosa magia del crucigrama donde una letra toca a la otra para conformar una nueva palabra sostiene la trama. La intriga está puesta en las consecuencias de los actos que las personas realizan, en esta suerte de pacto con el diablo o con Dios. Ante cada acción, una evidente moraleja. Es ese encuadre edulcorado lo que no le permite al film ahondar en los pliegues de la condición humana. Sin embrago, aunque navega en la superficialidad, Los oportunistas no deja de ser una buena oportunidad para ver cine de calidad, bien hecho, aunque sin dudas menor en su resultado final que lo que el público pueda tener como expectativa. oportunistas.jpg Ficha: Los oportunistas (Italia, 2017) / Dirección: Paolo Genovese / Guión: Paolo Genovese / Edición: Consuelo Catucci / Elenco: Valerio Mastandrea, Alba Rohrwacher, Marco Giallini / Duración: 105 minutos / Calificación: apta mayores de 18 años Perfectos desconocidos, el gran antecedente Los Oportunistas se estrenó en Buenos Aires como parte de la Semana del Cine Italiano organizada por el Istituto Luce Cinecittà con el apoyo de la Embajada de Italia, los primeros días de junio. Es la segunda película de Paolo Genovese estrenada en la Argentina. La primera fue Perfectos desconocidos, donde cuatro amigos y sus parejas juegan por una noche a compartir los mensajes que llegan a sus celulares. El argumento intenta mostrar que todos tenemos vidas ocultas. Y con esa idea madre, Genovese devolvió el cine italiano a la taquilla internacional para comedia. Sin embargo, fue la versión española a manos de Alex de la Iglesia la propuesta que ofreció una mejor perfomance narrativa. La versión española tuvo la osadía de introducir cambios al desenlace final. Alex de la Iglesia con su sello de autor elevo el nivel de complejidad y calidad narrativa del original. El título se convirtió en el más taquillero de su carrera como director, con más de 3 millones de espectadores en salas. Y desde mayo, también está disponible en Netflix. En tanto en la calle Corrientes se presenta la versión teatral de Perfectos desconocidos, dirigida por Guillermo Franchella, con Alejandro Awada, Carlos Portalupi, Agustina Cherry, Peto Menahem, Mercedes Funes, Gonzalo Heredia y Magela Zanotta.
Una hermana, retrato del vacío tras una ausencia forzada. Una propuesta que interpela al espectador desde la injusticia y la desazón, sostenida por la actuación de Sofía Palomino, como Alba, quien busca a su hermana, una mujer joven y pobre, en este fin del mundo. (Por Patricia Chaina (Especial para Motor Económico)) Con la gran interpretación de Sofía Palomino, como la joven que busca a su hermana, desaparecida en un pueblo casi abandonado de la provincia de Buenos Aires, Una hermana, la opera prima de las directoras Sofía Brockenshire (Canadá) y Verena Kuri (Alemania), nos ofrece una acertada descripción del vacío que genera en el entorno familiar, esa ausencia forzada. Y es su actuación lo que convierte a la película un título imprescindible para comprender el sinsentido de las lógicas corrosivas y perversas enquistadas en las estructuras sociales que juegan la trama de lo cotidiano, cuando el entorno es la pobreza, cruel y apabullante. Un filme de bajo presupuesto y con sello social, realizado con apoyo de la Biennale College del Festival de Venecia, donde se estrenó en 2016. Al año siguiente, su buen recibimiento en el BAFICI (ganó el premio mayor en Montaje) la posicionó como una obra de su tiempo. La fotografía de clima y el guión, que va del realismo a lo onírico; permiten dar una dimensión real al peso de la ausencia, porque allí, en la impotencia y en la tenacidad de esa hermana que busca a su hermana, en ese hijo que llama a su madre, en el silencio cómplice que tiñe las casas del pueblo, la desaparición de esa mujer adquiere densidad. El andamiaje cinematográfico elegido, refuerza la trascendencia del vacío, al establecer el código de lo no dicho, como hilo conductor de la narración. Logra que las respuestas se pierdan cíclicamente en los meandros de un arroyo de aguas estancadas y potencia el clima de ahogo y desasosiego con un registro fotográfico que instala al paisaje de los matorrales como un protagonista activo. La desaparición Lupe Domínguez, mujer y pobre, en un pueblo que agoniza a orillas de las vía del ferrocarril y cercano a un arroyo, es el inicio de una odisea interior, la que azota a su madre (una sensible interpretación de Adriana Ferrer), a su hermana Alba y a su pequeño hijo Mateo. Y permiten a estas directoras, formadas en la FUC; elaborar un recorrido por fuera del cine de suspenso o del policial. No se plantean la búsqueda de Lupe en función de las expectativas del espectador. Lo interpelan desde la angustia, desde la injusticia y la desazón. Es el protagónico de Sofía Palomino, sorprendente en la humildad con que aborda al personaje, quien logra transmitir el peso de la tragedia que comienza con la aparición del coche familiar que conducía su hermana, incendiado, a orillas del arroyo, una madrugada. Aún cuando los ajustes, o desajustes de guión, hagan visibles ciertos puntos inconexos para la lógica formal del relato, Una hermana apela a una inusual propuesta cinematográfica para plantear un tema silenciado en tiempos donde ya el silencio puede hablar. La vida real, no siempre da respuestas. La pobreza estructural es madre de injusticias. La impotencia del desamparo es difícil de retratar. “Una hermana” lo logra, gracias a la ductilidad de Sofía Palomino para interpretar a Alba, un personaje desmesurado en su tragedia y contenido por el vacío que se abre frente a su inmensa soledad. Una hermana flyer.jpg Ficha: Una hermana / Drama / Argentina, 2017 / Dirección: Sofia Brockenshire y Verena Kuri / Elenco: Sofía Palomino, Adriana Ferrer, Eugenia Alonso y Mateo Goménez / Duración: 68’/ Clasificación: APM 13 / Salas: BAMA (Av. Pres. Roque Sáenz Peña 1145), y a partir del 14 de junio en el Gaumont.
CULTURA, ARTE Y EVENTOS Por Patricia Chaina Motor cine: "Candelaria", una historia de amor que rompe con el tabú del sexo Una historia de amor que rompe con el tabú del sexo en la ancianidad, bordada sobre la trama económica que asfixió a Cuba en lo que se conoce como “período especial”. (Por Patricia Chaina (Especial para Motor Económico)) Cuando Candelaria, la película del colombiano Jhonny Hendrix Hinestroza ganó en el Festival Internacional de Cine de Venecia, en 2017, el Premio al Mejor Director en la sección Venice Days, esta película sobre la ancianidad en La Habana, Cuba, durante el período especial; quedó oficialmente instalada entre lo mejor del cine caribeño de los últimos años. En 2018 ganó el Premio del Público en el Festival de Cine Latino de Toulouse. Su performance atrae no solo por la osadía del relato, sino por que sostiene la cadencia del diálogo sincero entre las buenas historias y el espectador. Candelaria nos ofrece una historia de amor donde el humor es una balsa que navega sobre las tragedias, sin pretensión de llegar a las playas de Miami, en la Florida, sino simplemente de atravesar la tempestad. Sus protagonistas, dos ancianos, enormes actores cubanos, combinan a la perfección con una propuesta cinematográfica cargada de sentido. La forma visual, desde la paleta cálida al tempo de la acción o la sonoridad que se construye sobre el arrullo del mar en el malecón, transmiten una forma del ser, enfáticamente cubana, en un momento donde las restricciones del período especial comienzan a horadar los ideales de la isla, entre fines de los 80 y principios de los 90. No se trata de cine político. Sin embargo los giros sorprendentes del guión permiten que esta historia donde se cruzan las noches de amor y el contrabando hormiga, transmita la profundidad alcanzada por la práctica revolucionaria en lo cotidiano, dejando así un profundo mensaje social. Es que la vida de Candelaria (Verónica Lynn) y Víctor Hugo (Alden Knigth), de ellos se trata, da un vuelco el día que Candelaria, hermosa cantante que trabaja como lavandera en un gran hotel, encuentra una cámara de video entre las sábanas que llegan de las habitaciones. Mediatizados a través de esa lente, tan ajena para ellos, vuelven el amor y los juegos, la comida abundante y la luz eléctrica o el ventilador. Este inusual resurgir del amor, a través de la pantalla electrónica del video home, hacen de “Candelaria” algo más que la dura o tierna estampa de un matrimonio de ancianos, en La Habana, treinta años atrás. Habla de lo cotidiano de tal manera, que lo convierte en universal. Y esto funde el pasado con la actualidad. Así, mientras la Unión Soviética se resquebraja desde adentro y en Berlín el muro es un montón de escombros, en la isla, contrabandistas, balseros y jineteras conviven con un país que transita uno de sus peores momentos y pese a todo, trata de reinventarse desde la nada. Sin transporte y sin alimentos. Con osadía y ese humor que nos salva del espanto. De eso se trata Candelaria, un drama con buenos ribetes de comedia, donde el amor crece sobre terreno rocoso hacia un sentido e inesperado final. Ficha técnica: Candelaria flyer.jpg Candelaria: Países: Colombia, Argentina, Alemania, Noruega y Cuba/ 2017/ Género: Drama/Dirección: Jhonny Hendrix Hinestroza/Guion: María Camila Arias, Jhonny Hendrix Hinestroza/Elenco: Veronica Lynn y Alden Knight/Fotografía: Soledad Rodríguez (ADF)/Montaje y edición: Anita Remon, Jhonny Hendrix Hinestroza/Diseño sonoro: Jesica Suarez/ Música: Álvaro Morales/ Duración: 87 minutos. En su quinta semana de exhibición en Argentina, esta semana continúa en el cine Gaumont en el horario de las 16.30 hs. Se suman programaciones en los Espacios Incaa de Rosario, Neuquén y Formosa. Y en Moron, Caseros y San Justo. Periodista. Colaboradora de Motor Económico ···
CULTURA, ARTE Y EVENTOS Por Patricia Chaina Crítica cine: "Los Buscadores" Con el título de Los Buscadores llega a la Argentina la nueva película de la dupla de directores que rompió los esquemas del cine paraguayo con la taquillera 7 Cajas. (Por Patricia Chaina (Especial para Motor Económico)) Los tesoros escondidos durante la Gran Guerra, considerada un desastre demográfico para el Paraguay ya que el país perdió el 70% de su población, conforman el inquietante cimiento sobre el que Tana Schémbori y Juan Carlos Maneglia; la dupla creativa de la emblemática 7 Cajas; construye una nueva comedia de acción y aventuras, con muy buenos resultados. Esta vez la narración está basada en la búsqueda de un tesoro y en los lazos solidarios de la amistad. Y como en 7 Cajas mantiene el compromiso de narrar la identidad del Paraguay con un relato entretenido y original. Se trata de un tesoro muy particular lo que desvela a Manu, el joven protagonista interpretado con justicia por Tomás Arredondo. Las piedras preciosas que rastrea junto a sus amigos (María Cecilia Torres, Mario Toñánez y Christian Ferreira), forman parte de un mito conocido como la Plata Yvyguy. La historia hilvana leyendas dejadas por la Guerra de la Triple Alianza perpetrada contra el Paraguay y cuenta que todavía hoy se buscan y a veces se encuentran, tesoros escondidos durante el conflicto finalizado en 1870. Pero advierte: la Plata Yvyguy no se encuentra sino que se deja encontrar, el tesoro elige a sus buscadores, quienes deben tener la capacidad de interpretar los indicios de la buena fortuna. Este es el eje de la intriga que tejen hoy los creadores de “7 cajas”; la película número 27 en la producción histórica de ese país; convertida en suceso de público y de crítica hace tres años. La nueva historia, mezcla de acción, humor, religiosidad y vida cotidiana, se convirtió en la segunda más vista de Paraguay en 2017, después de Rápido y Furioso 8. Con un relato sencillo y cautivante logra rescatar la historia y la identidad paraguaya a través de un legado. El que el abuelo de Manu le entrega al joven al regalarle un libro antiguo, dónde él encuentra un mapa y una foto. A partir de ahí la película cuenta cómo el joven que se gana la vida vendiendo diarios en bicicleta se las ingenia para descifrar y completar el mapa del tesoro que puede salvar a su familia. Y va hasta las últimas consecuencias aunque ese destino lo lleve tanto a una embajada como a un cementerio. El abuelo de Manu siempre le dijo: “Los buscadores deben estar preparados, el obstáculo más difícil no siempre es el último”. Sobre esta certeza los protagonistas transitan la búsqueda hacia un futuro lejos de las inundaciones, del frio, de la salud precaria, del trabajo incierto. Los toques de ansiedad, adrenalina y humor del bueno completan el cuadro de una cosmovisión donde lo cotidiano convive con orgullo con lo tradicional. Los buscadores flyer.png Ficha: Título: Los Buscadores / País: Paraguay (2017) / Directores: Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori / Elenco: Tomás Arredondo, María Cecilia Torres, Mario Toñánez, Christian Ferreira / DIGICINE / Duracción: 102’.
CULTURA, ARTE Y EVENTOS Por Patricia Chaina Crítica cine: "La Reina del Miedo" (Por Patricia Chaina (Especial para Motor Económico)) El miedo es una sensación particular, al tiempo que provoca rechazo también atrae. Y cuando se trata de cine conforma un género tan popular como difícil de lograr. Sin embargo La Reina del Miedo, sin ser parte del género –porque se trata de un drama-, lo consigue. Sus grandes momentos de miedo logran darle a la pantalla esa sensación que atemoriza. Y permite darle contexto a una película centrada en un momento especial de la vida de Tina, una famosa actriz en el proceso de montar una obra que promete ser un boom. No es una película de miedo, es una película sobre el miedo, sobre el miedo a la muerte. Ese desplazamiento configura el corpus de la primera película de Bertuccelli como directora. Allí reside el núcleo de su narración. Porque la actriz que es también guionista; en el filme que dirige junto a Fabiana Tiscornia; interpreta a un personaje atravesado por el caos y muy ligada a sus afectos. También muy cercana a si misma en el perfil profesional. Quizá por eso las secuencias del teatro; los ensayos, el armado de la escenografía, incluso lo que sucede con la obra -las escenas con un árbol son memorables-, se encuadran entre los mejores momentos del filme, con el que además, Bertuccelli gano en el Sundance Festival, el premio mayor por su protagónico. Hay miedo, hay una gran amistad, hay una vida cotidiana cercada por el temor y la ansiedad. La película propone un inicio y un final en los ribetes del periurbano capitalino, de miedo real: a la noche, a las sombras, al ruido. De una tensión supina. Entre una cosa y la otra, un decisivo viaje a Dinamarca marca el eje del drama, ahonda en lo cotidiano sin volverse tediosa –porque además es muy graciosa-, y le aporta el giro realista capaz de sostener un relato que se presenta como “una carrera contra la nada”, en palabras de su directora/protagonista. La música de Vicentico da el clima y el ritmo necesarios. Y los actores que la acompañan, no la dejan sola: su amigo en Dinamarca, Diego Velázquez; su empleada doméstica, Sary López; y Gabriel Goity y Darío Grandinetti, con roles pequeños pero esenciales completan el cuadro de honor de este réquiem ante la incertidumbre de la muerte que también es una pincelada de dolor ante las pérdidas y un canto a la amistad. La reina del miedo flyer.jpg FICHA: Título original: La Reina Del Miedo (2018)/ País: Argentina, Dinamarca / Dirección: Valeria Bertuccelli y Fabiana Tiscornia / Guión: Valeria Bertuccelli / Montaje: Rosario Suárez / Música Original: Gabriel Fernández Capello “Vicentico” / Elenco: Diego Velázquez, Sary López, Mercedes Scapola, Gabriel Goity y Darío Grandinetti / Co-producción: Marcelo Tinelli / CON EL APOYO DE: INCAA, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y PROSEGUR / Duración: 107 min. Periodista de Espectáculo. Colaboradora de Motor Económico
CULTURA, ARTE Y EVENTOS Por Patricia Chaina Motor Cine: El último traje Una historia emotiva con buenas dosis de humor hilvanan esta película hecha a la medida de su protagonista: Miguel Ángel Sola se luce como un anciano sastre judío dispuesto a cumplir con la promesa que salvó su vida. (Por Patricia Chaina (Especial para Motor Económico)) Este relato hace pie en historias reales, repetidas entre las familias judías refugiadas en la Argentina bajo la marca de la Segunda Guerra Mundial, y en una audacia: la de un hombre que lucha por su dignidad, cuando todo indica que el fin de su camino será frio, solitario y vacío. Así, El último traje se impone con una historia simple pero emotiva donde lo heroico se combina con lo cotidiano. Y donde las decisiones de vida; al final de una vida; dejan de lado la apariencia para aferrarse a la esencia, a lo que se quiere a toda costa, a lo que no se quiere renunciar. Por ese eje transita la película que parece estar hecha a la medida de su protagonista, porque la caracterización de Miguel Angel Sola trashumado en un anciano duro, huraño y gruñon pero con buen sentido del humor, es el corazón del filme. Abraham Brusztein, es un sastre judío que a los 88 años y ante la decisión de sus hijas de recluirlo en un geriátrico y además, someterlo a una cirugía en la que amputarán su pierna derecha, se fuga. Se va. Y toma un avión a Europa con la intención de hacer la última entrega de un traje, un último traje, el que confeccionó hace años para el amigo que en Polonia lo ayudó a escapar y a encontrar refugio en la Argentina. “Soy argentino”, sostiene en un alto del periplo que lo lleva desde Buenos Ares a Madrid, y desde ahí a Polonia, no sin antes atravesar en tren, lo que para él es el fatídico suelo alemán. En esta travesía a modo de road movie, la película reconstruye la vida de Abraham. Y son las personas que encuentra en su camino quienes le permitirán atravesar el odio y el dolor al tiempo que atraviesa Europa: un joven músico argentino radicado en España, ilegalmente (Martín Piroyansky), la dueña de un hotelito madrileño de tercera categoría (la siempre a tono, Ángela Molina), una antropóloga alemana (Julia Beerhold) y una enfermera polaca (Olga Boladz). Ellos dispondrán las piezas de la vida de manera tal que le permitan a Abraham llegar a la ciudad de Lodz. Así, la nueva película de Pablo Solarz (director de Juntos para siempre, y guionista de títulos taquilleros como Me case con un boludo ó Un novio para mi mujer, aunque también de la emblemática Historias mínimas) se sostiene en lo verosímil de una historia donde la tragedia no opaca la dignidad, sino que la sostiene. El humor a su vez sostiene el ritmo ágil en un relato cargado de desdichas. Y la osadía se convierte en una llave maestra: abre las puertas de lo que nunca fue dicho y cierra algunas dolorosas cicatrices. el ultimo traje flyer.jpg **FICHA: **El último traje (argentina-españa/2017) / Producción Argentina: HADDOK FILM y PATAGONIK/ Dirección y Guion: Pablo Solarz / Música: Federico Jusid / Elenco: Miguel Ángel Solá, Ángela Molina, Martín Piroyansky, Natalia Verbeke, Julia Beerhold, Olga Boladz/ Duración: 87 minutos / Calificación: apta para todo público.