Quizás para siempre es la ópera prima del veterano guionista televisivo Michael Jacobs, quien vuelve a reunir a Emma Roberts y Luke Bracey en una comedia romántica luego de «Amor de calendario». Y los acompaña un elenco formado por Diane Keaton, Richard Gere, Susan Sarandon y William H. Maci. La historia, estructurada en tres actos, alterna en el primero las historias de tres parejas en crisis, Howard (Gere) y Mónica (Sarandon), de trampa en un hotel, Sam (Macy) y Grace (Keaton), que se conocen en un cine, y por último Allen (Bracey) y Michelle dos jóvenes en un casamiento. Pero en el segundo acto nos enteramos que los primeros cuatro son en realidad parejas cruzadas, que sin saberlo se reúnen a cenar para conocer a los padres de sus respectivos hijos para ayudarlos a superar sus problemas de pareja. En primer lugar es necesario aclarar que se trata de la típica comedia de enredos que transcurren durante una cena, tema que dio lugar a una larga serie de películas, entre las que se destaca versión francesa de «La jaula de las locas». Pero a diferencia de aquel clásico del humor francés, no funciona por la obviedad y previsibilidad de sus gags, en su gran mayoría verbales, y su enfoque didáctico. Ya que prioriza el mensaje subrayado al espectador sobre la superación de la crisis de pareja que en el entretenimiento, que parece rellenar los minutos que sobran en algo que funcionaria mejor en los tiempos del formato televisivo. Un párrafo aparte merece también el sorprendente hecho de que Diane Keaton y Susan Sarandon vuelvan a tropezar con la misma piedra luego de la mala experiencia juntas en «La gran boda», de temática similar. Así como que Emma Roberts, quien se lució rompiendo todos los estereotipos de la comedia romántica, vuelva a construirlos, con un personaje que no logra empatizar con los espectadores. En conclusión, Quizás para siempre es una comedia de enredos que no funciona porque prioriza el mensaje por sobre el gag, en lugar de incluirlos armónicamente. Desaprovechando un elenco de grandes figuras, dos de ellas ganadoras del Oscar, que demostró tanto su química como su efectividad para el género en ocasiones anteriores.
Sin timing para el humor. Cómo complacer a una mujer es una comedia australiana con la que debuta en la dirección la también guionista Renée Webster, y está protagonizada por Sally Phillips. La acompañan Alexander England, Caroline Brazier, Tasma Walton y Eric Thomson, entre otros. La historia se centra en Gina, una mujer que luego de ser despedida de su trabajo toma la decisión de crear una empresa donde un grupo de hombres limpian casas y ofrecen servicios sexuales. Para lo que se asocia con un grupo de trabajadores de mudanza desocupados, que la llevan a replantearse tanto su sexualidad como sus objetivos en esta etapa de su vida. Si bien parte de una idea con potencial para la comedia de enredos, su directora lo desaprovecha debido a la falta de timing para los gags. Ya que recurre a la explicación de estos en lugar de mostrarlos con las situaciones absurdas que se generan gracias a la estereotipación de sus personajes. Así como también el nudismo es el mínimo y necesario en comparación a todo lo que se habla de sexo en los ciento siete minutos de duración. Un párrafo aparte merece su protagonista, Sally Phillips, quien parece ser la persona indicada para este papel, porque al igual que Emma Thompson en Buena suerte, Leo Grande tiene el carisma suficiente para volver verosímil su personaje, lo que genera una empatía inmediata con los espectadores. Así como también lo es su evolución, encontrando una terapia en esta actividad bizarra, tal como ocurría con los personajes de Nadando por un sueño. Por eso ella no es el problema, sino que lo son los personajes secundarios, cuya función es rematar el gag, quienes no la acompañan. En conclusión, Cómo complacer a una mujer es una comedia de enredos que no funciona, desaprovechando su potencial con explicaciones anti climáticas. Por lo que no logran provocar risas ni erotismo en un público al que el aburrimiento le termina generando desinterés.
Las momias y el anillo perdido es la ópera prima del director español Juan Jesús García Galocha, además de una película de animación producida por los estudios Warner. Y en su elenco original cuenta con las voces de Sean Ben, a quien acompañan Joe Thomas, Santiago Winder y Hugh Bonneville entre otros. La historia transcurre en una ciudad de momias egipcias, que viven en las profundidades de la tierra hace 3.000 años, que descubre el arqueólogo Lord Sylvester Carnaby, villano de esta historia. Quien además roba un anillo con el que el corredor de carretas Thut debe desposar a la princesa Nefer, motivo por el cual salen a buscarlo en el mundo de los vivos, recorriendo la Londres actual. En primer lugar es necesario destacar que esta película es heredera de la tradición tanto estética como narrativa de las cintas animadas que formaron parte de la segunda era dorada de Disney, especialmente de Aladdin, con la salvedad de que aborda un guión original en lugar de adaptar relatos clásicos. Pero dicha tradición puede apreciarse en la historia de amor que sirve como motivación de sus personajes, la espectacularidad de sus escenas de acción, la inclusión de números musicales y la gran cantidad de gags, muchos de ellos a cargo de la infaltable mascota, que en este caso es un cocodrilo pequeño. Pero a diferencia de estas, que al día de hoy son consideradas obras maestras, tanto su director como Jordi Gasull y Javier López Barreira, sus guionistas, parecen haber aprendido la fórmula a la perfección, pero no terminan de imponer un estilo propio. Motivo por el que la subtrama musical queda desaprovechada al resultar excesiva, y por eso tiene un cierre abrupto, en lugar de integrarse con la trama principal. En conclusión, Las momias y el anillo perdido es una película que funciona, especialmente para el público infantil, a quien está dirigida en primer lugar. Porque contiene un relato anclado cuya puesta en escena se enmarca en la tradición clásica del cine de aventuras, y con una gran cantidad de gags efectivos, que garantizan el entretenimiento.
En cumplimiento del deber es un largometraje documental dirigido por Jorge Gaggero sobre el incendio del depósito de Iron Mountain, ocurrido el 5 de febrero del 2014, que trajo como consecuencia el fallecimiento de doce bomberos. Centrándose en la figura del comisario retirado Luis Diaz Gauna, un sobreviviente que narra su experiencia, y en la voz en off de la prestigiosa actriz Cecilia Roth, que cumple la función de guía para los espectadores. En primer lugar es necesario destacar su estructura narrativa, contando los motivos previos, los hechos en si, donde el derrumbe de una pared produjo el fallecimiento inmediato de nueve bomberos, y las consecuencias de esta tragedia, entre las que se incluye la muerte de otros tres, producto de la corrupción empresarial amparada por el gobierno de turno. Contando para ello con una gran cantidad de entrevistados, entre ellos familiares de las víctimas, material de archivo fílmico y gráficos animados. Y en segundo lugar vale la pena destacar la objetividad de su director, que no busca la bajada de línea adoctrinante, sino la toma de conciencia producto de la empatía con los entrevistados y su reclamo genuino de justicia. De manera similar a lo ocurrido en Argentina, 1985, por ejemplo, aunque con la diferencia de que no son actores que recrean los hechos, sino que son ellos mismos hablando en primera persona de lo ocurrido. En conclusión, En cumplimiento del deber es un documental necesario, que invita a tomar conciencia sobre las consecuencias nefastas que traen los hechos de corrupción. Así como también rinde homenaje tanto a Luis Diaz Gauna como a aquellos héroes cotidianos que entregaron su vida, e invita a los espectadores a sumarse en el reclamo de justicia.
Los espíritus de la isla es la cuarta película escrita y dirigida por Martin McDonagh, en la que vuelve a trabajar junto a Colin Farrell y Brendan Gleeson, protagonistas de su opera prima Escondidos en Brujas. Nominada a nueve premios Oscar, cuenta además con las actuaciones de Kerry Condon, David Pearse y Barry Keoghan, entre otros. La historia transcurre en la isla irlandesa de Inisherin, en la que Colm (Gleeson) decide dejar de hablar con Pádraic (Farrell), poniendo así fin a su amistad. Por lo que el segundo se esfuerza en recuperar esa relación, encontrando una serie de nos por respuesta, que dan origen a una seguidilla de consecuencias trágicas. El principal problema de esta película es que su director parece no querer a los personajes, y confía en una genialidad autoimpuesta, en lugar de la tradición narrativa de la cultura occidental a la que pertenece tanto por haber nacido en Inglaterra como por contar una historia ambientada en Irlanda. Ya que, si bien hay algunos momentos felices, no alcanzan para que levante vuelo una trama que se estanca y se vuelve reiterativa generando aburrimiento en el espectador. Motivo por el cual es necesario recurrir tanto al deus ex machina como sustitución del clímax por un punto de giro para darle un cierre a una situación estirada hasta lo inverosímil. Lo que no le quita mérito a la química existente entre su pareja protagónica, ambos nominados al Oscar, con uno de los mejores personajes de Colin Farrell, como este campesino simple cuya vida entra en crisis porque se altera su rutina. Contraparte de un Brendan Gleeson culto y con vocación artística, pero con un comportamiento autodestructivo arbitrario, del que no se nos muestran las causas, sino que terceros lo definen como una depresión. En conclusión, Los espíritus de la isla es una película en la que no hay condena ni redención para sus personajes, porque no toman decisiones morales que se conviertan en acciones con una lógica que permita hacer avanzar la trama. Desperdiciando así tanto un plateo interesante, como su paisaje, que cumple la única función de embellecer las imágenes para darle más chances en esta temporada de premios.
¡Qué bonita vecindad! Un vecino gruñón es una remake de la película sueca Un hombre llamado Ove (En man som heter Ove, Hannes Holm 2015), nominada a dos premios Oscar. Esta dirigida por Marc Forster, y protagonizada por Tom Hanks, quien comparte elenco con Manuel Garcia-Rulfo, Rachel Keller, Cameron Britton y Kailey Hyman, entre otros. La historia, adaptada de la novela homónima de Fredrik Backman, cuenta la historia de Otto, un jubilado solitario y malhumorado, que cuando se encuentra a punto de suicidarse conoce a sus nuevos vecinos, una familia que rompe con todas sus estructuras, pero lo hace entablar una amistad inesperada que le otorga un sentido a su vida. Mientras que por medio de flashbacks vamos conociendo su historia y los motivos que lo llevaron a conformar ese carácter y tomar tan terrible decisión. En primer lugar es necesario destacar el trabajo de Tom Hanks, que vuelve a interpretar a un hombre ordinario, pero no envuelto en situaciones extraordinarias, como lo hizo a lo largo de su carrera, sino que atravesando una crisis personal. Que puede apreciarse en las primeras escenas, donde se muestra su nivel patológico de obsesión con el control de su vecindario, con la que oculta la depresión producto del duelo por su reciente viudez. En segundo lugar es necesario destacar la puesta en escena de Marc Forster, un director que al igual que los artesanos del cine clásico, maneja eficazmente los diferentes géneros, con los que trabaja, como la comedia costumbrista, en este caso en particular. Que se permite incluir de manera armónica y fusionar por momentos tanto el drama como el humor negro, en base a efectivos gags, ya que son funcionales a la trama. Y tomando como principal influencia la obra de Frank Capra, en especial de Que bello es vivir! (It’s a wonderful life, 1946), aunque la intervención redentora se da en el plano terrenal, que no por ello deje de resultar providencial. En conclusión, en Un vecino gruñón Tom Hanks ofrece su mejor actuación desde Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994), pelicula por la que ganó su segundo premio Oscar. Interpretando un personaje complejo que alterna entre el drama y la comedia, esquivando admirablemente los golpes bajos para generar emociones genuinas en los espectadores.
"No puedes manejar la verdad!" – A Few Good Men LOCOXELCINE REVIEWS ESTRENO DE LA SEMANA ACCIÓNREVIEWS Review: Agente Fortune: el gran engaño Patricio Ferro - 12 de enero de 2023 Agente Fortune: el gran engaño es la última película de Guy Ritchie, en la que vuelve al cine de acción con Jason Statham como protagonista, interpretando esta vez a un espía británico perteneciente al MI6. Y lo acompaña un elenco formado por Cary Elwes, Aubrey Plaza, Josh Harnett y Hugh Grant entre otros. Con un guión escrito por su director, junto a Marn Davies y Marn Davies, sus colaboradores habituales, cuenta la historia del agente especial Orson Fortune (Statham). Quien junto a su equipo de espías reclutan a la estrella de cine Danny Francesco (Harnett) para infiltrarse entrando en contacto con Greg Simmons (Grant), un multimillonario vinculado al robo de un portafolios robado en Odessa que contiene información valiosa para ser vendida a una letal banda criminal. En primer lugar, es necesario destacar a Jason Statham como héroe de acción de la vieja escuela, ya que su carisma y habilidad para las escenas de combate suplen su escasa expresividad y sostienen las malas actuaciones del resto del elenco, interpretando un personaje diferente al de otras películas. Y además de la unidimensionalidad del resto de los personajes, que se limitan a cumplir su función dentro de la trama, se desaprovecha a Hugh Grant, víctima de una verborragia de diálogos escritos por su director, con gags que no funcionan para mostrarlo como un personaje odioso que cumple la doble función de villano y comic relief. Así como que también es necesario destacar que cuando su director abandona su estilo característico y deja fluir con normalidad, la historia se vuelve entretenida. Pero por momentos interviene, abusando del montaje paralelo o realizando saltos temporales que explican las escenas de combate, así como también hace un mal uso de los efectos de edición, ralentizando la acción dramática con recursos extra diegéticos innecesarios. En conclusión, con Agente Fortune: el gran engaño, Guy Ritchie vuelve al cine de espías, luego de su fallida adaptación de El agente de C.I.P.O.L., con una historia original. En la que, si bien se luce Jason Statham, que reafirma su condición del primer «duro» surgido en este siglo, falla el resto del elenco, especialmente Hugh Grant. Y su director demuestra que cuando impone su estilo en la puesta en escena, perjudica la fluidez de los acontecimientos.
Matadero Patricio Ferro - 1 de diciembre de 2022 Matadero es la segunda película del director argentino Santiago Fillol, presentada en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Y cuenta con el protagonismo de Julio Perillán, acompañado de Malena Villa, Rafael Federman, David Szechtman y Ailín Salas, entre otros. Con un guión a cargo de su director, junto con Edgardo Dobry y Lucas Vernal, cuenta la historia de Jared Reed, un director de cine independiente estadounidense, que viene a la Argentina a filmar una adaptación del cuento de Esteban Echeverría. Para lo que recurre a un grupo de actores de teatro político y filma de forma clandestina en el campo de Vicenta (Villa), su alumna y asistente. El principal problema de esta película se encuentra en su estructura narrativa, ya que el racconto, sumado a la voz en off de Vicenta, le adelantan el final al espectador, reduciendo el interés que pudo ser generado por medio del in crescendo dramático. Ya que su protagonista es un nuevo Fitzcarraldo, protagonista de la película homónima de Werner Herzog, cuya ambición artística no le permite medir las consecuencias que conocemos desde la primera escena. Lo que no le quita algunos méritos, como la fotografía, a cargo de Mauro Herce, con la que ganó en el Festival de Sevilla, que se destaca por la belleza de algunos planos y la estética setentista, propia de películas ultraviolentas de la época, que es en definitiva lo que Jared Reed quiere filmar. O su diseño de producción, cuyo minimalismo reconstruye dicha época evitando clichés obvios. En conclusión, Matadero es otra película argentina que aborda el tema de la ambición desmedida de un director de cine en un rodaje conflictivo. Pero a diferencia de La película del rey, no lo hace desde la comedia, sino desde la tragedia, denunciando también una época oscura de la historia política de nuestro país e invitando a la reflexión entre los límites entre ficción y realidad.
La caída del imperio Weinsteiniano. Ella dijo es una película dirigida por la ganadora de un premio Emmy Maria Schrader, que cuenta cómo se llevó a cabo la investigación periodística que puso en evidencia los abusos sexuales del productor de cine Harvey Weinstein. Está protagonizada por la dos veces nominada al Oscar Carey Mulligan y Zoe Kazan, acompañadas de Patricia Clarkson, Andre Braugher, Angela Yeoh, Samantha Morton y Ashley Judd, entre otros. Basada en la investigación del diario New York Times, la historia es protagonizada por las periodistas Megan Twohey (Mulligan) y Jodi Kantor (Kazan), como las que llevaron a cabo esta investigación contra Harvey Weinstein que ayudó a impulsar el movimiento #Metoo en Estados Unidos. Afrontando el miedo a declarar de las víctimas de este productor que aprovechaba su poder para llevar a cabo esta serie de delitos con total impunidad. En primer lugar es necesario aclarar que esta es una película de “no ficción”, tomando el término del género literario, en la tradición de Todos los hombres del presidente (All the president’s men, Alan J. Pakula, 1976). Ya que narra los hechos empíricos a través de una presunta objetividad, en la que se usan los nombres reales tanto de víctimas como de acusados, y que puede apreciarse, por ejemplo, en la aparición de Ashley Judd haciendo de sí misma. Un párrafo aparte merece la banda sonora, a cargo del tres veces nominado al Oscar Nicholas Britell, que aporta la tensión necesaria para reflejar la gravedad de los testimonios que se relatan oralmente, sin mostrar las acciones. Así como también se destaca el poder de síntesis y la fluidez del montaje, a cargo de Hansjörg Weißbrich, que muestra cómo la investigación afecta la vida privada de sus protagonistas, otorgándoles la humanidad necesaria para generar empatía con el espectador. En conclusión, Ella dijo es una película que aprovecha la tendencia de las investigaciones periodísticas para mostrar la importancia de estas en la generación de hechos históricos. Homenajeando el trabajo de este dúo de mujeres, motivo por el que se deja fuera de campo a Harvey Weinstein, haciendo igual de pública la figura de estas heroínas contemporáneas.
Jeepers Creepers: la reencarnación del demonio es la cuarta de esta franquicia encabezada por el personaje del título, un monstruo que asesina gente cada veintitrés años durante veintitrés días. Está dirigida por Timo Vuorensola y protagonizada por Sydney Craven, Imran Adams, Peter Brooke, Ocean Navarro y Jarreau Benjamin, entre otros. La historia se centra en Laine (Craven), una joven que viaja con su novio a un festival de fanáticos del cine de terror en Louisiana. A la que también asiste este asesino serial monstruoso, que al haberse convertido en leyenda urbana pasa desapercibido entre los participantes disfrazados de otros personajes. Pero lo que podría haber funcionado, con una idea efectiva demostrada en Hell Fest: juegos diabólicos, pega una vuelta de tuerca innecesaria con sus protagonistas, asistiendo junto a otros personajes a una mansión abandonada donde se convierten en presas aún más fáciles de capturar. El principal problema de esta película se encuentra en que no respeta la regla que hace funcionar el género, que consiste en mostrar lo justo y necesario al monstruo. Porque no solo resta el misterio, sino que el espectador puede ver en todo momento a Jarreau Benjamin, actor detrás de la máscara, desaprovechando así el muy buen trabajo de efectos visuales en la construcción de un personaje inverosímil. A lo que se suma la falta de química entre su pareja protagónica, formada por este joven fanático del terror, que recuerda a los espectadores las reglas de su universo diegético, y esta mujer que lo refuta constantemente, a pesar de sus extrañas visiones. Así como tampoco resultan interesantes los personajes secundarios, que se limitan únicamente a cumplir su función de víctimas por su escaso desarrollo. En conclusión, Jeepers Creepers es una película que no funciona, debido a una serie de malas decisiones de puesta en escena. Desaprovechando así una idea efectiva, que deja una gran cantidad de cabos sueltos que no invitan a ser atados por el espectador.