Matar o morir es una película de acción protagonizada por Jennifer Garner, quien vuelve al género, luego de su gran interpretación en la serie Alias. En este caso interpreta a Riley North, una mujer que busca vengar la muerte de su esposo e hija, asesinados por un Cartel Mejicano. La dirección está a cargo de Pierre Morel, quien maneja con mucho oficio este género, como lo demostró con Búsqueda Implacable, su segunda película. Completan el elenco John Gallagher Jr. como el detective Stan Carmichel, John Ortiz, Juan Pablo Raba y Annie Ilonze. El personaje de Jennifer Garner se asemeja al de Samanta Caine, que interpretó Geena Davies en El largo beso del adiós, porque ambas son esposas y madres de familia comunes y corrientes, que por determinadas circunstancias se convierten en asesinas implacables. Y en este caso las motivaciones de sus protagonistas son más que claras, porque como espectadores no podemos dejar de sentir empatía ante su sufrimiento, aunque nos resulten moralmente cuestionables sus acciones. Desde el punto de vista técnico vale la pena destacar lo bien resuelta que está la escena del asesinato del marido y la hija de Riley North, mediante el uso de la cámara lenta y la ausencia de sonido, lo que le otorga mucho más dramatismo a la situación y evita caer en golpes bajos. También hay que destacar el uso de violencia explícita para las escenas de acción, donde no ahorran en derrochar sangre para mostrar tanto la crueldad de los villanos como la falta de piedad con ellos de su protagonista. Y los escasos momentos de humor, negro y cruel por cierto, sirven para evitar los posibles golpes bajos, y hacer que la trama se centre más en la acción que en la tragedia. Esto se debe a que la segunda es la excusa que sostiene a la primera, y es por eso que Pierre Morel le presta más atención a la verosimilitud que al realismo en muchas de las escenas combate. En conclusión, Matar o morir es una película de acción pensada para el lucimiento de su protagonista, Jennifer Garner. Y esto se logra gracias a su carisma y destreza física, que su director supo aprovechar al máximo. Por eso si bien está lejos de ser una obra maestra, está claro que es porque nadie se lo propuso, pero eso no quiere decir que no cumpla su objetivo de ser sumamente entretenida.
Cold War es la nueva pelicula dePawell Pawilowsky, con la que gano la Palma de Oro como Mejor Director en la edición 2018 del Festival de Cannes. Cold war es una película que narra una historia de amor entre Wiktor, el director de un ballet folclórico y Zula, su estrella principal, en la Polonia comunista de la posguerra. Sus protagonistas sonJoanna Kulig y Thomasz Kot (actor de una larga trayectoria televisiva), y los dirige Pawell Pawilowsky, ganador del premio al Mejor Director en la edición 2018 del prestigioso Festival de Cannes. El conflicto que atraviesan ambos personajes que se sienten desilusionados por las exigencias que les impone la sociedad para poder alcanzar el éxito para poder expresar libremente su talento. En Polonia él tiene que intercalar canciones destacando los ideales del comunista, entre los que se destaca una escena donde cantan un himno dedicado a Stalin, mientras se despliega una imagen enorme del dictador en el fondo del teatro. Y ella en Francia debe cambiar el significado de la letra de la canción de amor folclórica que la llevo a la fama al adaptarla al idioma de ese país. Curiosamente esta película aborda la misma temática que la de El Potro, lo mejor del amor, porque ambas tratan el conflicto entre el éxito musical y la renuncia a la libre expresión. Pero tanto su tratamiento como sus propuestas estéticas son completamente opuestas. Porque Pawilowskytoma la decisión de reflejar la austeridad que atravesaba su país en aquellos años de posguerra también en la puesta en escena, por eso es que esta filmada en blanco y negro y el formato de la pantalla es de 4:3, por lo que resulta más angosto que lo común, tomando asi la misma decisión estética que en Ida, su película anterior. Y con su corta duración, menos de una hora y media, obtiene un resultado es asombroso, porque lo melodramático cobra más fuerza al concentrarse en escenas clave, contrariamente a lo que uno podría esperar teniendo en cuenta las características del género. En conclusión, Cold War es una película donde la puesta en escena austera ayuda a reflejar el conflicto que atraviesan estos personajes, que luchan por poder expresar libremente su arte, frente a dos sociedades que a su manera les piden que se traicionen a sí mismos para alcanzar el éxito. Algo que no hace su director, que decide ir contra la corriente, y no utilizar todos los beneficios de la tecnología actual, y confiando en su visión nos regala esta pequeña obra maestra del cine contemporáneo.
Locamente millonarios cuenta la historia de Rachel, que se entera que su novio Nic es el heredero de una de las mayores fortunas de Singapur cuando lo acompana a ese pais para la boda de su mejor amigo. Locamente millonarios es una película basada en la novela homónima escrita por Kevin Kwan y protagonizada por Constance Wu y Henry Golding. Quien los dirige es John M. Chu y el elenco lo completan Michelle Yeoh, Gemma Chan, Awkwafina y el humorista Ken Jeong. Cuenta la historia de Rachel Chu (Constance Wu), una joven estadounidense de padres chinos que está de novia con Nic Young (Henry Golding), descendiente de una de las familias más ricas de Singapur. Pero se entera de esto cuando lo acompaña a este país para asistir a la boda del mejor amigo. Y y allí conocerá a su familia y sufrirá el maltrato de su suegra (Michelle Yeoh), que no la quiere por ser de otra condición social. Por abordar una temática similar, es imposible no comparar a Locamente millonarios con El banquete de boda, segunda película de Ang Lee, que también relata en forma de comedia una historia de amor en la que se rompen las tradiciones culturales del lejano oriente y surge el conflicto. Pero en este caso, su director busca dar a conocer los puntos en común entre oriente y occidente, para alcanzar una mayor cantidad de público, y es así como por ejemplo suena extradiegéticamente la canción Material girl cantada en un idioma oriental, y en la escena una banda toca Can’t help falling in love y canta su letra en inglés. Vale la pena destacar el diseño de producción de esta película, que muestra el lujo donde viven estos personajes, y su estética kistch, donde se destaca un tigre embalsamado en el living de la mansión y una iglesia metodista decorada para la boda como si fuera un arrozal. Y otro buen recurso es insertar en la pantalla, a modo de título, el contenido de los mensajes de texto, a lo que se suma una escena en la que además del montaje paralelo se divide la pantalla para desparramar una noticia. Pero su director abandona estas ideas mientras avanza la película, usando la primera en algunos pocos momentos más, lo que es una lástima, porque es uno de los pocos casos en que hubiera quedado bien. Pero el punto más flojo son las actuaciones, porque ninguno de los protagonistas tiene el carisma suficiente como para generar empatía con el espectador. Y de esta forma resulta muy difícil empatizar con ellos y comprar su historia de amor. Otro problema es que los actores que cumplen la función de comic relief no funcionan como tales, y muchos de sus gags no se logran, por lo que terminan resultando molestos. La única excepción esMichelle Yeoh, una actriz de una larga trayectoria que gracias a su elegancia cumple muy bien su papel de señora de la alta sociedad de su país. En conclusión, Locamente millonarios es una especie de versión actualizada del cuento de La Cenicienta, que posiblemente no funcione para el público argentino por no conocer a sus protagonistas ni a su cultura. Pero la globalización hace que estas películas tan exitosas en otras partes del mundo se estrenen en nuestro país, y nos demuestran que pueden cambiar las épocas y las culturas, pero los conflictos amorosos son siempre los mismos.
Gauguin, viaje a Tahiti es una biopic sobre este famoso pintor postimpresionista francés, interpretado por Vincent Cassel, que narra su primer viaje a esta isla de la Polinesia en busca de inspiración. Gauguin, viaje a Tahití es una película francesa que relata el primer viaje de Paul Gauguin, famoso pintor postimpresionista, a esa isla de la Polinesia. Protagonizada por Vincent Cassel, uno de los máximos referentes del cine francés actual, cuenta además de Tureï Adams como Tehura, su esposa y musa inspiradora. Quien dirige y forma parte del equipo de guionistas es Edouard Deluc, en su segunda oportunidad detrás de las cámaras después de Boda en Mendoza. La historia, con un guion basado en el diario de viaje del pintor, empieza en Paris en el año 1891, cuando Paul Gauguin abandona su familia y viaja a Tahití en busca de inspiración. Allí se redescubre a sí mismo en el contacto permanente con la naturaleza. Comienza una etapa muy prolífica de su carrera artística y conoce a Tehura, una joven nativa con la que se casa, y que se convierte en modelo de muchas de sus obras. Pero los problemas como la falta de dinero o las enfermedades no tardan en aparecer, y para colmo de males su esposa empieza a ser cortejada por un joven. Como queda demostrado en el argumento, Gauguin, viaje a Tahití vuelve a tratar el tema del choque de culturas, muy explotado por el cine. En este caso, al igual que el teniente Dumbar de Danza con lobos, Paul Gauguin se aleja de su gente para compartir el estilo de vida de los nativos. Por eso Vincent Cassel es el actor ideal para interpretarlo, ya que siempre se destacan sus personajes apasionados que toman decisiones extremas. Y Tuheï Adams es un hallazgo, porque sabe combinar la inocencia de una joven criada en un ambiente silvestre con la seducción de una modelo artística. Desde el punto de vista técnico, vale la pena destacar la belleza de los paisajes selváticos, que logra fotografiar Pierre Cottereau y nada tienen que envidiarle a John Toll, y su notable trabajo como fotógrafo de exteriores. A lo que hay que sumarle la música compuesta por Warren Ellis, que le aporta un tono épico muy necesario. En conclusión, Gauguin, viaje a Tahití es una película que cumple con lo que promete: contar la historia de un viaje lleno de aventuras de un artista plástico que encuentra la inspiración en el contacto con la naturaleza. Y si bien no alcanza a ser una obra maestra, porque entre otras cosas su corta duración le juega en contra porque no permitirle desarrollar más algunos temas como la destrucción de su segundo matrimonio, le regala un momento agradable al espectador.
Johnny English 3.0 es la tercera película de este personaje, personificado por el actor cómico inglés Rowan Atkinson. En este caso vuelve a interpretar a este agente del M: 7, que debe capturar a un hacker, que empieza por revelar las identidades de todos los agentes secretos de dicha organización, y amenaza con generar caos a nivel mundial. El director de esta película esDavid Kerr, quien hace su debut en un largometraje de ficción después de una extensa carrera en la televisión. El guion, por su parte, vuelve a ser escrito por William Davies, quien tiene una extensa trayectoria como guionista de comedias, entre las que se destacan las dos precuelas de esta. Y completan el elenco Emma Thompson, como la Primer Ministra británica, Olga Kurylenkocomo la femme fatale Ofelia, Ben Miller, que vuelve a interpretar al agente Bough y Jake Lacy como el villano de turno. Si bien el planteo que da origen a la trama es el mismo que el de Skyfall, protagonizada por el famoso espía James Bond, la puesta en escena es totalmente diferente, porque el personaje de Johnny English está pensado como una parodia de este otro. Y su director toma todos los lugares comunes de esta serie de películas: ambos personajes son británicos y manejan un Aston Martin, pero los utiliza como marco para permitir el lucimiento de Rowan Atkinson, cuyo carácter flemático contrasta con las situaciones absurdas o catastróficas generadas en su mayor parte por su torpeza. Esto trae como resultado una larga serie de gags sumamente efectivos, entre los que se destacan una secuencia de baile y otra con unos anteojos de realidad virtual. Un dato que le juega a favor a esta película es que no descuida los rubros técnicos, algo muy común en estas parodias. La fotografía, a cargo del alemán Florian Hoffmiester, utiliza la profundidad de campo como recurso para la construcción de varios gags muy efectivos. Y el diseño de producción se destaca por construir lugares glamorosos donde ocurren situaciones inesperadas, como cuando el protagonista se tira desde la cubierta de un barco y cae a otra ubicada más abajo. En conclusión, Rowan Atkinson es el heredero de Peter Sellers, y Johnny English lo es de su personaje más famoso, el inspector Clouseau, protagonista de la serie de películas que se originaron con La pantera rosa, con quien comparte el tipo de humor físico. Por eso Johnny English 3.0 logra su objetivo, que es hacer pasar al espectador un rato agradable, donde las risas están garantizadas.
Pie pequeño es una película de animación codirigida entre Karey Kirkpatrick y Jason Reisig, basada en el libro Yeti Tracks, de Roberto Pablos. Cuenta la historia de Migo, un Yeti que es expulsado de su aldea en la cima de la cordillera del Himalaya por asegurar haber visto a un ser humano, y decide salira buscarlo y llevarlo a su comunidad para volver a ser aceptado. En la versión original cuenta con las voces de varios actores muy populares, como son Channing Tatum como Migo, James Cordencomo Percy, el montañista quien éste pretende llevar a su aldea, Zendaya, como Meechee, su interés romántico y Danny De Vitto como Dorgle, su padre, que tiene el oficio de golpear un gong con su cabeza para hacer salir el sol. Migo es el típico personaje común envuelto en situaciones extraordinarias, cuyo destino deja de ser golpear un gong con su cabeza al poner en duda las leyes de su comunidad. Pero esto lo lleva a desafiar la autoridad del Guardian de las rocas, con la voz del cantante de hip hop Common, máxima autoridad de la aldea. Pero en lugar de enfrentarlo decide ir en busca de evidencias comprobables. El tema que aborda la película no es nuevo, ya que el descubrimiento y posterior choque entre distintas culturas dio lugar a miles de relatos a lo largo de la historia de la humanidad, tanto en el terreno de la historia como 1492: Conquista del Paraíso o en el terreno de la fantasía, como Avatar. Pero en este caso está orientado a un público infantil. Por eso toda la solemnidad de la temática se resuelve mediante la slaptick comedy, heredada de los looney tunes. Y las explicaciones necesarias para que los espectadores conozcamos el universo diegético donde transcurre se hacen mediante números musicales que las amenizan y permiten construir escenas espectaculares que hacen posible el lucimiento de la creatividad de los animadores. Lo más interesante que tiene esta película es que sus personajes no se dividen en héroes y villanos , sino que todos ellos atraviesan momentos en los que entra en crisis su sistema de creencias, y toman decisiones al respecto. Lo que no quiere decir que sean las más acertadas, porque sino no existirían conflictos que permitan hacer avanzar la trama, pero sí se les presenta la posibilidad de redimirse, y cada uno lo hace a su manera. Porque los seres humanos tampoco creen en la existencia de estos Yetis, Y antes de su encuentro con Milo, Perci, un animador televisivo en decadencia, pretende disfrazarse de uno y mentirle a su audiencia para volver a tener éxito. En conclusión, Pie pequeño es una película animada cuyo mayor logro es contar una historia compleja de un modo simple, y si bien tiene puntos en contacto conMonsters, Inc, porque tratan el mismo tema desde el punto de vista ajeno al humano, tiene a su favor la belleza del paisaje montañoso y la espectacularidad de sus números musicales.
La esposa narra la historia del matrimonio de Joe y Joan Castleman entra en crisis cuando viajan a Estocolmo para que el primero reciba el Premio Nobel de Literatura por un secreto que amenaza con salir a la luz. La esposa es una película protagonizada por Glen Close y Jonathan Pryce, basada en la novela homónima escrita por narra la historia de un matrimonio de personas maduras que entra en crisis durante los días en que se encuentran en Estocolmo, cuando él va a recibir el premio Nobel de literatura. Quien dirige es el sueco Björn Runge, con una larga trayectoria en su país, aunque desconocido en Argentina, y completan el elenco Christian Slater, Max Irons y Morgane Polanski. La película comienza en 1992, con una llamada telefónica en la que le informan al prestigioso escritor Joe Castleman que va a recibir el premio Nobel de Literatura de ese año. Y junto a su esposa Joan viajan a Estocolmo para recibirlo, pero en el camino se encuentran con un periodista que pretende escribir una biografía del autor, y que parece haber encontrado un oscuro secreto del pasado del matrimonio que intenta confirmarlo a pesar de la resistencia de ambos para que éste salga a la luz. A lo largo de la trama, y con la ayuda de diversos flashbacks, nos vamos enterando de este secreto, y vamos viendo como el personaje de Joan se replantea algunas de las decisiones que tomó en el pasado, llevándola a una crisis matrimonial que deben esconder de quienes los agasajan. Glen Close como Joan Castleman El punto fuerte de esta película es contrapunto en la compleja relación entre la dupla protagónica. Jonathan Prycecompone a este escritor impulsivo y en apariencia genial, que se complementa con esta Joan mucho más racional y contenida. Pero lo que hace que este personaje resulte interesante y su estado civil merezca el título de la película es porque todo lo que esconde detrás de una imagen de persona sumisa, que cumple con todo lo que las reglas sociales del entorno en el que viven espera de ella. Y por este motivo son fundamentales los flashbacks, que a modo de subtrama van ofreciéndole al público la información a cuenta gotas que se termina unificando con la trama principal en un clímax que permite hacer catarsis, descargando la enorme carga emotiva que se fue construyendo. Desde el punto de vista técnico vale la pena destacar el muy buen trabajo de diseño de producción, a cargo de Mark Leese, porque nos muestra desde la puesta en escena la imagen que proyecta este matrimonio frente al mundo, que vive en una casa que serviría de modelo para una revista de decoración, y hace uso de todos los lujos que les ofrece la ciudad de Estocolmo a los ganadores de tan prestigioso premio. Porque si bien con el correr de los minutos vamos sospechando que hay un secreto oculto, pero permite que nos tome de sorpresa en el momento en que sale a la luz y conocemos a las verdaderas personas. En conclusión, La esposa es una película que al igual que París, Texas, nos plantea el conflicto que se establece en una relación matrimonial entre las personas reales y la imagen que proyectan frente a la sociedad. Pero al público no le muestran lo primero hasta el final, para tomarlo de sorpresa e invitarlo a la reflexión, porque como bien dice el refrán “las apariencias engañan”.
Dolores Dreier es una joven acusada por el asesinato de su mejor amiga, y dos años después de lo sucedido se enfrenta a un juicio de gran exposición mediática, para determinar su inocencia o culpabilidad. Acusada es el título de la segunda película de Gonzalo Tobal, que forma parte de la competencia oficial de la edición n° 75 del Festival de Venecia. Si bien está pensada para el lucimiento de su protagonista, la actriz y cantante Lali Espósito, vale la pena destacar que tiene un papel alejado de todo divismo: interpreta a Dolores Dreier, una joven que es acusada del asesinato de su mejor amiga. Completan el elenco Leonardo Sbaraglia e Inés Estévez como sus padres, Daniel Fanego como su abogado defensor, Gerardo Romano como el fiscal que interviene en la causa y Gael García Bernal tiene un pequeño papel como entrevistador de un programa de televisión. Dolores Dreier enfrenta el juicio junto a sus padres La historia transcurre durante los días en que se celebra el juicio a Dolores, en el que los espectadores somos invitados a descubrir junto con el resto de los personajes si ella es culpable o inocente de este asesinato ocurrido dos años antes, y del que vamos obteniendo información a lo largo de la trama, mediante diversos flashbacks y testimonios de personajes. Además vemos cómo estos hechos interfieren en la vida de esta familia, cambiando sus vidas de forma radical, teniendo que afrontar una situación para la que nadie está preparado. Lo primero que vale la pena destacar de esta película son las actuaciones. En primer lugar la deLali Espósito, la actriz ideal para componer a esta post-adolescente común y corriente, que tiene que atravesar por una situación extraordinaria y que genera la ambigüedad necesaria como para no saber si sentir empatía por su inocencia o asombro por su culpabilidad. En segundo lugar se encuentraLeonardo Sbaraglia en el papel de Luis, un padre superado por la situación, y obsesionado con que se demuestre la inocencia de su hija a cualquier costo. Y en el tercer lugar se encuentra el resto del elenco: Inés Estévez como una madre sufrida, Daniel Fanegocomo el abogado defensor que entrena a Dolores para dar sus testimonios y Gerardo Romanocomo un incisivo fiscal. Por último está Lucas, interpretado por Lautaro Rodriguez, un novio de Dolores que se nos ofrece como punto de vista, ya que a través de él vamos conociendo la intimidad de la protagonista y su familia, hasta donde ellos permiten mostrar. Vale la pena destacar también los rubros técnicos, como la fotografía a cargo de Fernando Lockett, que hace un muy buen uso de los tonos fríos para transmitirle al espectador la misma angustia que atraviesan todos los personajes. Lo mismo ocurre con el equipo de sonido, que incluye a los espectadores como testigos privilegiado, a los que se les permite oír cosas tanto dentro como fuera de campo, que lo invitan a ir elaborando diferentes hipótesis sobre los hechos mientras transcurre la película. En conclusión, Acusada es un muy buen thriller judicial, con una estética similar a la de David Fincher, en el que su director logra mediante un muy buen trabajo de puesta en escena generar un clima angustiante, y a su vez atrapar a los espectadores haciéndolos dudar de todo. Y esto es lo que hace posible que Lali Espósito se luzca en este papel protagónico alejado de los personajes en los que estaba encasillada.
¿Quién mato a los puppets? es la nueva película dirigida por Brian Henson, hijo de Jim Henson, creador de Los Muppets, aquellas marionetas que saltaron a la fama después de protagonizar un show de televisión conocido como Plaza Cesamo. En este caso también hay muñecos que interactúan en el mundo real con personas de carne y hueso, pero a diferencia de los anteriores está destinado a un público adulto, ya que es una parodia al género policial, en un caso parecido a ¿Quién engañó a Roger Rabbit?. La protagonista es la comediante estadounidense Melissa McCarthy, que interpreta a Connie Edwards, una detective de la policía de Los Angeles que debe resolver junto a un puppet llamado Phil Phillips que trabaja como investigador privado una serie de crímenes de varios puppets que formaron parte de un exitoso programa de televisión de la década del ’90. Esto es posible porque la película transcurre en un mundo en el que ambas especies conviven diariamente, pero las marionetas son discriminadas por los seres humanos, lo que hace que muchas de ellas vivan en la marginalidad y busquen subsistir trabajando en actividades ilegales. Entre los puntos a favor vale la pena destacar al personaje de Phill Phillips, una versión “puppet” de Phillip Marlowe, llama la atención lo bien que pudieron construir y otorgarle expresividad con unos recursos tan limitados a este investigador privado desencantado del mundo y marginado por su condición de marioneta. Lo mismo ocurre con otros personajes arquetípicos del cine policial, como la femme fatale, las estrellas televisivas en decadencia que sueñan con una segunda oportunidad, los mafiosos y los informantes, todos ellos diseñados con el sello de calidad que otorga el apellido Henson. Pero ¿Quién mató a los puppets? tiene también varios puntos que le juegan en contra y no le permiten ser la obra maestra bizarra y original que pudo haber sido. El primero de ellos se encuentra en que transcurre en la actualidad de una ciudad de Los Angeles limpia y luminosa, que esconde sectores marginales donde viven estos “puppets” discriminados por la sociedad. Porque una estética sórdida y similar a la de Sin city, hubiera marcado mejor un contraste entre un pasado ideal visto en la televisión y un presente donde Jenny, su conductora interpretada por Elizabeth Bankstrabaja como stripper. El segundo gran problema que tiene esta película a mi parecer es que en su afán de hacerla para adultos recurre demasiado a los chistes sobre sexo y drogas, pero la mayoría de ellos son verbales, y desaprovecha el gran potencial de generar gags físicos con los que se lucieron estos personajes cuando se apuntó al público infantil. Y el segundo problema con el humor de esta película es que la exageración y repetición de situaciones obscenas en muchos casos termina se explicando por lo que dejan de ser graciosas y pasan a ser desagradables porque se pierde el factor sorpresa. En conclusión “¿Quién mato a los puppets?” es otra película orientada a un público adulto que hace interactuar a personas reales con marionetas, los casos anteriores más conocidos fueron Howard, un nuevo héroe y las dos películas de Ted. Pero a diferencia de estas últimas no se anima del todo a la incorrección política, y parece no confiar del todo en sí misma, por lo que desaprovecha muchas situaciones que la hubieran hecho mucho más interesante.
“Ouija, el origen del mal” es la precuela de “Ouija” (Styles White, 2014). Está protagonizada por Elizabeth Reaser, Annalisse Basso, Lulu Wilson y Henry Thomas (Elliot, el niño de E.T., Steven Spielberg, 1982) y quien dirige y escribe es Mike Flanagan, de larga experiencia en el género, con películas como “Oculus, el espejo del mal” (Oculus, 2013) y “Somnia, antes de despertar” (Before I wake, 2016). También, cabe destacar que está producida por Michael Bay, famoso director de películas de acción y efectos especiales. La acción transcurre en una casa suburbana de la ciudad de Los Ángeles en 1965, donde vive Alice Zander, una madre viuda junto a sus dos hijas, la adolescente Paulina (Basso), y la niña Doris (Wilson), cuyo trabajo consiste en recrear falsas sesiones de espiritismo para hacer sentir bien a los clientes que quieren contactarse con sus difuntos. Sin embargo, todo cambia cuando Alice compra un tablero Ouija para que forme parte de las sesiones y Doris lo utilice para entrar en contacto con un espíritu maligno que le hace creer que es su recientemente fallecido padre y la posee. Luego de una serie de hechos aterradores, es cuando entra en acción el padre Tom (Thomas), rector del colegio al que asisten las hermanas para intentar exorcizar a la niña. Desde la dirección de arte hay que distinguir, también, que es muy efectiva la decoración de la casa donde transcurre la mayor parte de la película y de los otros ambientes de acuerdo con la década del 60, haciendo que resulte verosímil sin caer en lugares comunes. Lo mismo ocurre con los peinados y el vestuario, adecuados para definir a cada personaje, en especial a Doris que al no abandonar su apariencia infantil resulta aún más aterradora. Asimismo, la fotografía cumple un rol fundamental para ambientar la película ya que permite que se muestre como si hubiese sido filmada en esa década con una iluminación de los interiores basada en luces cálidas sin relleno, logrando sombras duras que generan un fuerte contraste. Todos estos elementos que conforman la puesta en escena generan un clima de tensión que es rematado por varios sobresaltos de esos que se agradecen, producto de un buen montaje, a cargo del mismo Flanagan, y del uso de los efectos de sonido que logran que los ruidos cotidianos resulten inquietantes. Además, se debe hacer mención al buen uso del fuera de campo que deja actuar a la imaginación en escenas perturbadoras y el no haber abusado del CGI, error que cometió la remake de “Carrie” (Kimberly Peirce, 2013), sino que resulta más efectivo alternarlo con efectos de maquillaje tradicional. En conclusión “Ouija, el origen del mal” es una película de terror con un estilo retro originada por “El Conjuro” (The Conjuring, James Wan, 2013) y cumple con su objetivo de atrapar con la trama y generar sustos en el espectador con recursos clásicos, que hacen que resulte sumamente efectiva y entretenida.