Cuando una secuela recauda en su día de apertura en USA, arriba de 130 millones de dólares, te das cuenta que ese súper tanque, está vivo y vigente. Hace seis años, "Frozen" se convertía en un inesperado megahit de Disney, convirtiendose en un emblema de la compañía (Oscar a la mejor peli animada en 2013). Y ya todos sabemos que su público quiere más de Elsa y Anna. ¿Por qué? Creo que la primer "Frozen", logró generar auténtica identificación con muchos sectores de la sociedad que la incorporaron como vocera incidental. Si bien era un film exquisito desde lo técnico, con una OST fantástica, lo que le dio su fuerza fue la interpretación que gran parte de la gente le dio al conflicto principal de Elsa. Esa heroína de destino tan trágico, generó una magia, única. Sin dudas. Para esta segunda etapa, Chris Buck y Jennifer Lee regresan desde la dirección, con casi todo el plantel completo. El encuadre sigue igual y las sorpresas, estarán dadas primordialmente por descubrir un poco más sobre la historia de las chicas en el pasado. Es decir, que hechizos y eventos vivieron antes de la primera parte, que las llevó a ser quien son en el presente. "Frozen II" comienza unos años después de la primera parte, cuando todo parece estar en calma. Elsa empieza a sentir una extraña voz que la invita a realizar un viaje hacia el bosque encantado porque el peligro acecha a su reino y sus seres queridos y es inminente. Es entonces cuando todo el equipo (incluído los encantadores Olaf, Sven y Kristoff, quien querrá proponerle matrimonio a Anna todo el tiempo) se dispondrá a un viaje peligroso, dentro de un espacio lleno de espíritus ansiosos por hacerse notar. La cuestión es que a lo largo de la aventura, el misterio a desentrañar está relacionado con el origen de la familia. En ese sentido, el guión de "Frozen II" ofrece cierta profundidad que a los más pequeños se les escapa (hay elementos mitológicos que juegan en la historia), pero las más favorecidas son sin dudas, las nenas. Hay una diversidad de situaciones y canciones que les encantarán ("Into the unknown" es un temazo, aunque no esté a la altura de "Let it go") y que se encarnan dentro de la nueva tradición de Disney, de mujeres empoderadas, protagonistas, multifacéticas, valientes y sensibles. Desde el punto de vista del humor, todo lo esperable sucede con Olaf, quien aporta su carisma para que los momentos de calma, sean divertidos y amenos. Entendemos que hay cierta veta de "teatralidad" en Elsa y eso le da la tensión necesaria para sostener el peso de la trama. Eso tiene "Frozen II", un ritmo seguro, sonoro y paciente. En el dbe, aporta poca novedad. Es como una aventura lateral, que aporta algún dato sobre el pasado, pero no impulsa profunidad dramática. Esa que sí poseía la anterior. Un film que no los defraudará, pero del que no hay que esperar grandes sorpresas.
Elaborar un listado de impresiones, ideas o preconceptos acerca de lo que nuestra sociedad define como una "buena madre", no parece ser una tarea sencilla. Sí, seguramente vos, yo o cualquier persona, tiene una construcción sobre cuales deberían ser las cualidades de este perfil tan delicado y central en la vida de cualquier sociedad. Pero veremos con "Malamadre" que hay mucho para pensar en relación a la importancia capital de este rol. El trabajo de la directora y guionista Amparo Aguilar ("Furia travesti: una historia de traVajo", 2015) comienza su abordaje con testimonios de distintas madres, que van ofreciendo sus perspectivas, despojadas de solemnidad, y muy cerca de su realidad emocional. Ser una "buena madre", siempre se asemejó a una súper tarea. Es decir, a ser una mujer única, capaz de enfrentar y resolver todos los desafíos que implica la crianza y cuidado de sus hijos. Este documental presente entonces registros de distintas mujeres que movilizan, conmueven. No dejan tela sin cortar. Plantean lo que las angustia, demandan cuidado, ofrecen sus inquietudes a manos llenas... Siempre digo, que el tema de la maternidad, es uno de los grandes temas de la vida, seas o no del género femenino. Una madre afecta decisivamente el trayecto vital de sus hijo/as. Entendiendo eso, todo lo que se escucha aquí aporta a poner en relieve aquello que a veces es invisible: la verdadera realidad de las madres, atravesadas por la realidad y con medidos recursos (o no) para enfrentarla. El documental de Aguilar, en ese sentido, comienza muy bien, con testimonios fuertes, plenos de emociones relevadas. Pero a medida que avanza, las preguntas profundas que venían siendo trabajadas, dejan lugar a otra propuesta, en la cual la directora, explora su propia historia personal con la maternidad. El tono sigue siendo el adecuado, el formato también (se lo ve fresco al registro), pero quizás algunas cosas podrían haberse reformulado (la presencia de los chicos, por ejemplo). En cierto momento, la directora siente la necesidad de centrar el análisis en su propia historia personal y quizás ahí es cuando desde la butaca algo hace ruido: sentimos que quizás este segmento podría tener otro rumbo, distinto, y ser más funcional a seguir profundizando en los roles maternales y quizás (sólo quizás) cómo se vive en distintas regiones la carga de tareas y responsabilidades asociadas al rol. Más cuando se avanza con cuestiones más específicas que abren otros planteos: la importancia del dinero y la realización personal, en función de la restricción temporaria que significa pasar más tiempo en el hogar. Luego volvemos al tono sentimental y sentido de seguir compartiendo el caleidoscopio propuesto, en el cual aparecen varias cuestiones relacionadas con esas aristas. Lo cierto es que hay mucha fuerza en la representación social del rol, que hace que "Malamadre" cobre un sentido interesante: son debates que hay que dar. La elección sexual, el embarazo planificado, la conciencia de la responsabilidad de ser padres, la forma de nivelar sus ansiedades... Estos entrecruzamientos dan mucha información del proceso que es el centro del debate, y es alentador encontrarse con ellos. Sabemos que es difícil cumplimentar la demanda social de ser una "buena madre" (otra vez!), y eso se percibe claramente después de finalizado el film. En definitiva, "Malamadre" ofrece sólidos rubros técnicos, una discusión necesaria y debo destacar (sin dudas), que algunos testimonios ofrecen un invalorable material para que visibilicemos el crucial valor que significa ser madre hoy.
Allá por 2012, una naciente productora rusa (Wizard Animation) quiso animarse a abordar una clásica historia de Hans Christian Andersen, a su manera. En cierta forma, es una historia parecida a "Frozen", pero más apegada a la original, con otro espíritu y posibilidades distintas. La peli ("La reina de las nieves") fue un éxito de crítica y para su estandar local, duplicó en ganancias la inversión. Sus productores se entusiasmaron y desde allí hasta acá, comenzaron una saga basada en las historias de esa princesa (vinieron, "El rey de la nieve", "Fuego y hielo", capítulos 2 y 3) que llega a nuestro país, en su cuarta entrega, "Mirrorlands". La pregunta que surge frente a este escenario, es evidente: ¿hay dificultad para entender el hilo de la historia siendo que es la entrega 4 de la saga? No, si tu idea es disfrutar del film, creo que no. Habiendo visto superficialmente las anteriores, quizás algunos vínculos entre secundarios, puedan preveerse y resignificarse, pero... realmente pueden verla sin problemas. ¿Que van a encontrar en esta "Reina de las neves en la tierra de los espejos"? Buena animación. Energía y color. Cierta atmósfera "clásica" en la historia y algunos pasajes que llaman la atención. No es tan familiar como las tradicionales cintas de Disney, tiene sus cosas. También hay un cross over de cuestiones más profundas que se presentan en la cinta (el tema del totalitarismo, el cambio en los paradigmas de la ciencia, el abordaje de tragedias, etc) que funcionan bien, haciendo que la peli trabaje sobre los ejes correctos. Es decir, estamos frente a una peli entretenida. Gerda es una nena que tiene una familia normal, excepto que sus padres son magos. Cierto día, el rey Harald decide que todos los magos del mundo de los espejos sea enviados a un lugar donde no puedan volver. Esto significa una potente restricción y Gerda, se opondrá a eso para proteger a su familia. Lo que implicará que tenga que buscar y pactar con una vieja enemiga (de ahí lo que nos perdimos de conocer en entregas anteriores), la Reina de las Nieves, para lograrlo. Robert Lence y Aleksey Tsitsilin (los responsables del film) usan todos sus recursos e ideas para que el film no decaiga, pero como todo producto infantil en estos tiempos, tiene sus desniveles. Hay personajes secundarios con diálogos no tan consistentes y quizás lo que si le juega en contra es que hay demasiadas cosas en la cinta, que distraen del nudo del relato. Ese enfoque, el de dotar de mucho estímulo lo visual y bombardear al espectador, no le sienta bien a una historia que es simple, y se la presenta como un universo de emociones, quizás demasiado recargado. Quizás menos es más, y esta cinta podría haber seguido esa línea. Más allá de eso, si sus peques son fans de "Frozen" esta es un buen aperitivo mientras se espera el retorno del título fuerte de Disney para nuestro verano porteño.
Françoise Crémont (Isabelle Huppert), alias Frankie, sufre una enfermedad terminal y comienza a atravesar sus últimas fases. Pero ella se siente con ganas de compartir un espacio y tiempo (vacaciones, en este caso), con sus seres cercanos. Su ex, su actual marido, hijo (Paul, by Jérémie Renier) , hijastra, estilista (Marisa Tomei), novio de peluquera (Gary, aka Greg Kinnear), etc... ¿Qué se ve rápidamente? Que Ira Sachs (un director indie americano prestigioso), decidió sumergirnos en una de esas películas que yo definiría como un "crossover". Un mix. Por un lado, siento esta constelación de actores de primera línea (¿nombré a Brendan Gleeson con su pareja del presente?) prepara una historia coral familiar irónica, dramática, donde temas como la muerte y los vínculos se expondrían a la orden del día. Por el otro, como el espacio físico es un hermoso pueblo en Portugal, uno no puede dejar de pensar en Huppert en modo "viajera". ¿Qué sería esto? Exuberante, transgresora, con mucho candor y desparpajo en sus diálogos. Divertida y oscura, a la vez. Amamos a Isabelle. Desde ya. No queda duda de eso. Le hemos perdonado todo. También tenemos en alta consideración a Glesson, y bancamos a Marisita Tomei. Pero debemos decirles que "Frankie" es una comedia dramática, pseudo coral, donde Huppert es Messi, pero en esos días en que baja la cabeza, y no acierta una. Que todo el equipo se desluce y que no hay conducción. Ese es el problema. Huppert es encantadora. Y hasta cuando nos aburre, nos encanta. Ella es totalmente luminosa, y tiene un gran sentido del humor. Pero aquí, nunca llegamos al cinismo desaforado de los personajes de Cate Blanchett en solitario. Hay una pátina de intelectualismo snob que resbala en los protagonistas y hace que las interacciones no generen chispas, sino indiferencia. Sí, Frankie se enoja con unos y otros, regala sonrisas, se pone seria y reflexiva y nos regala mohines y demás. El resto hace lo que puede, con lo que tiene (muy tierno Gleeson, flojísimo Kinnear, como siempre), que es jugar al juego que Sachs marca, en el que entendemos que es rendir una especie de homenaje a aquellas personas que pueden darse el gusto, de despedirse bien de la vida (?). O no. No nos queda muy claro. Porque si la idea era mostrar una actriz famosa, en modo neurótico, que se resiste a dejar este mundo, tampoco funciona. Eso es lo que gobierna a la película, la falta de objetivos claros. El cast es muy variado, la protagonista es una señora actriz, pero la magia, no se produce. Frankie alternará charlas, enredos, discusiones y tratará de traer unidad para los suyos durante su estadía en Sintra (la fotografía del lugar impresiona, de verdad). El resultado, no deja de ser lejos de lo esperado. Por debajo de los últimos trabajos de esta gran luminaria del cine francés. Sólo para sus fans, me atrevería a decir.
Para quienes no conocen a los Paz Brothers, ellos son dos cineastas israelíes que intentan trabajar temas de género, con mucho tinte local. Esto es, plantear problemáticas que se cruzan con lo bíblico, desde escenarios con historia (o no, pero con cierto background real) y abrir sus guiones a la presencia de seres oscuros, malignos, y claramente, enemigos del hombre (y de Dios). En 2015 ellos tuvieron un moderado éxito en Europa con una cinta indie despareja, pero poseedora de cierta consistencia que la hizo casi de culto, por la temática que presentaba ("Jeruzalem"), que recomiendo ver, si "The Golem" les gusta y quieren conocer más a esta dupla creativa. La historia original del Golem, data de la novela de Gustav Meyrink del año 1914 y que fue pensada y filmada como una trilogía llevada adelante por el legendario Paul Wegner. Desafortunadamente en la actualidad, hemos perdido las dos primeras partes pero la precuela, pudo llegar a estrenarse en 1920 y ha logrado soportar el paso del tiempo. Podemos decir que este aspecto del Golem es un ícono del expresionismo alemán y desde ya, tiene dos elementos que lo hacen único: el sustento religioso que impulsa la invocación y el accionar de la criatura y ser el antecedente de las versiones modernas de Frankestein. Es decir, un ser que llega a la vida, de forma oscura y con fines puntuales. Aquí, los Paz Brothers intentan que su Golem sea vehículo de una trama fuerte, con tintes religiosos y enmarcados en un conflicto entre poblados, en una zona particular (la Lituania del 1600) donde ser judío implica tener que tomar decisiones para protegerse como pueblo ante el enemigo ruso, que mira con desconfianza las acciones que se dan en esa comunidad. La aldea donde vive Hanna (Hani Furstenberg) es un espacio donde la fe, es centro. Cerca de ellos, una tribu rusa liderada por Vladimir (Alex Titenko), llega al poblado con una situación grave que instala en esa comunidad: su hija se está muriendo y los gentiles culpan a los judíos por esto, y les dice que si ella no se cura, quemará al pueblo sin piedad. Digamos que siempre las excusas son buenas a la hora de aprovecharse de pobladores indefensos... Esto alarma a la gente del lugar, y Hanna, una mujer instruída y cerebral, decide tomar cartas en el asunto y basada en su gran conocimiento de la Cabala (sí, porque no cualquiera podría hacer este tipo de invocación), logra escabullirse en un lugar apartado y usado por sus pastores, para hacer el ritual que dará vida a un protector de su tribu, el consabido Golem... Este Golem, no será un monstruo enorme hecho de piedra, como es usualmente representado. Sencillamente será un niño. Hanna, en su pasado, ha perdido un hijo en el pasado, con lo cual queda expuesta emocionalmente a vincularse con ese ser, elemento que se volverá muy importante en la trama. Hay ahí espacio para un Edipo básico y rústico, pero que tiene su fuerza. Claro, por otro lado las cosas, no serán simples porque si bien este Golem llega para defender, también está conectado con Hanna y en cierta manera peca de sobreprotegerla, en todos los casos, incluso en los que su marido transgrede los votos de fidelidad: no hay perdón para nadie y todos, deben temerle. Lo que al principio parecía una solución, se vuelve lo que es: un verdugo dispuesto a sembrar muerte y dolor, creado por el hombre utilizando poderes oscuros, demoníacos. Desde lo cinematográfico, la cinta está muy bien, si consideramos que su presupuesto de producción era modesto. Hay una correcta reconstrucción de época, efectos visuales convincentes y un clima de misterio que atraviesa la sala a lo largo de toda la proyección. El componente religioso, le da mucha fuerza al film y si sos conocedor del tema que presenta, hay muchas chances de que disfrutes mucho más la historia. Los hermanos Paz están transitando un camino de aprendizaje y es saludable alentarlos a más. Creo que son una buena usina de ideas y trabajan mucho desde el folklore religioso local, eso es respetable y único: pocos lo hacen. Si logran llamar la atención de estudios más grandes, habrá que pensar en que pueden ser un gran sorpresa para el cine de género a nivel masivo.
Segundo trabajo de Guillaume Senez ("Keeper" o "9 meses", para quienes lo tengan en mente), coproducción franco-belga que nos presenta un drama familiar, enmarcado en un contexto social y laboral complejo, signo de una Europa actual donde no todos la pasan bien (como en esas comedias elegantes a las que esta geografia nos tiene acostumbrados) y en la cual algunos temas comienzan a despuntar con cierta fuerza y persistencia. "¿Dónde está ella?" comienza presentando a su núcleo protagónico en el hoigar: mamá, papá, dos hijos. El papá, Oliver (Roman Duris), es quien está fuera la mayor parte del día por trabajar en una fábrica y ser responsable de un sector. La primera mirada son habla de una estructura intra familiar natural, en la cual todos son felices y se valoran y cuidan entre sí. Pero la mujer de Oliver, de un día para otro, desaparece. Eso conmueve no sólo al papá de la historia, sino afecta dramáticamente a sus hijos. "¿Dónde..." no quiere ser un thriller, sino mostrar, muy al estilo de los hermanos Dardenne, todo el aspecto social que impulsa a hechos de ruptura. La salida de la casa de Laura (Lucy Debay), no es sólo un emergente de la pareja o del rol que lleva adelante en su vida diaria. Marca un quiebre, porque expone las presiones que deben soportar los individuos que eligen ser padres, respetando a rajatable el mandato familiar fundante. Paradójicamente mientras la búsqueda de Laura se instala en el film, lo que más atrae es el día a día de las cosas. Como cada uno de los miembros de esa familia siguen viviendo con esa angustia de no saber qué le sucedió a Laura. ¿Habrá sido una crisis de pareja?¿Deseos reprimidos por hacer algo distinto?¿Sobrecarga emocional por la crianza muchas horas de sus niños? Duris muestra una gama de emociones palpables y potentes. Está en todos lados, pero no está en ninguno. Su tristeza y desconcierto atraviesan la pantalla. Además, en el trabajo comienzan problemas entre la empresa y los trabajadores, y eso no ayuda. Muchas horas bajo presión y la tarea de además, dar con el paradero de su esposa, a quien ama y reconoce como vital en su vida. Senez organiza un relato que todo el tiempo ingresa y sale de la problemática fuerte social, que atraviesa la casa. Tanto, que llega un momento donde el espectador comienza a preguntarse cuál es la situación más angustiante, si la ausencia de Laura o los temas que se están dando en la fábrica. Esa elección (el director también fue guionista aquí), marca sin dudas el tono del film. "¿Dónde está ella?" es un film robusto, crudo y bien estructurado. Su protagónico se lleva las palmas y la historia que presenta tiene todas las aristas para invitarnos a una reflexión más profunda acerca del precio de ser padres en esta época. Dentro de nuestra cartelera, un pequeño hallazgo.
En general, nuestra cultura citadina nos impulsa a vivir velozmente. Todo tiene su tiempo, que debe ser ágil y estar plagado de emociones intensas. Si no, baja la adrenalina y se pierde la emoción. Y desaparece el interés. Digo esto porque darse un tiempo para ver "Apurimac" es desafiar esa modalidad y adentrarse en un universo distinto, pausado, bello y ancestral, al que pocos accedemos con regularidad. Miguel Mato (responsable del interesante "Yo, Sandro"), viaja al norte, más precisamente a la cordillera peruana, y toma contacto con cuatro comunidades que se encuentran a más de 3700 mts de altura y que tienen un ritual poco común. En un acto de construcción colectiva, han decidido hace tiempo, desarmar y volver a armar un puente que los conecta, sobre un importante precipicio... Rescatar esa costumbre impulsa a los habitantes de esos pueblos a vivir ese evento anual, como un momento de rescate y conmemoración de los ancestros que vivieron en ese árido territorio. Mato elige observar a través de la cámara, sin intervenciones ni guías. Sólo tendremos la información que aparece a lo largo del film y si bien la misma es variada, debemos decir que nos gustaría un mayor background a la hora de profundizar en la raíz de esta tradición. Esto, desde ya, no impide que el espectador curioso, se predisponga a vivir una experiencia de observación intensa y relajada. "Apurimac: el dios que habla", es un film documental que tiene su mayor fortaleza, en lo visual. El material que Mato registró es un hallazgo para el público porteño y le da una dimensión originaria plena de sentido. Conocemos a los habitantes de esos pueblos en contexto, viendo como ser relacionan y que esperan del evento que los convoca. El director acierta en la modalidad de registro y logra captar la belleza del paisaje y la de los habitantes, en todo su esplendor. El trabajo en fotografía es excelente y le da a "Apurimac", un mayor nivel que a propuestas similares. Mato eligió una buena historia para documentar y eso se nota en la riqueza silenciosa que su film ofrece. En síntesis, un trabajo de registro original que suma y puede interesar especialmente a quienes quieren conocer más sobre los pueblos andinos y la forma en que viven y se vinculan entre sí.
Claramente impresiona "Nome di Donna" por su actualidad. Y eso que es justo reconocer que este film comenzó su producción tres años atrás (en octubre de 2017 comenzó el #MeToo contra Harvey Weinstein), así que tiene un mérito mayor, haber enfocado en esta historia, tiempo antes de que el tema cobrara actualidad mundial. Bien por el prestigioso Marco Tullio Giordana ("I Cento Passi", "La Meglio Gioventù", autor de más de once largos -sin contar telefilmes-, con premios en Cannes, Locarno, Venecia, etc...) quien junto a Cristiana Mainardi, escriben una película dinámica, comprometida y fuerte, acorde a la temática que presenta. Esta el recorrido de Nina (Cristiana Capotondi), una joven madre soltera que en la zona de Lombardía, logra conseguir un trabajo en un asilo de ancianos. Ella sospecha que algo no funciona bien ahí, a pesar de que le gusta la tarea y tiene una rápida adapación al espacio y a la tarea. Algo se siente en el ambiente, pero como todo... hasta que no sucede, nadie puede afirmar algo que no es definido. Su superior la llama una noche a su oficina y la acosa con todas las letras. Nina es una mujer fuerte y una vez que el intento tuvo lugar, ella manifiesta sus intenciones de denunciar la situación. Pero... como sucedía antes (creemos que en este presente esto ya no es tan así, al menos en nuestro país), nadie quiere declarar. Hay una trama de intereses que impide que la denuncia haga eco, lo cual lleva a la protagonista a debatirse el valor de su lucha. Nadie censura a los abusadores, por miedo o prejuicio, y Nina no logra el apoyo ni de su novio para llevar a su acosador a juicio. Sin embargo, su convicción la hará continuar el reclamo hasta las últimas consecuencias. Luego de toda esta parte de traiciones, silencios y veladas amenazas, vendrá el juicio. Porque Nina no dejará que esto siga así. Y se las jugará, con las cartas que posee. "El valor de una mujer" es una película necesaria, intensa y que transita por situaciones que afortunadamente van cambiando con este nuevo signo de los tiempos. Tullio Giordana muestra su oficio para enmarcar un relato claro sobre una situación clásica de abuso en el trabajo y su posterior paso a la justicia. Una cinta que en la actualidad argentina, debería ser convocante del gran colectivo femenino.
Opera prima del realizador Pablo Brusa, coproducida por aportes del interior (Córdoba y Mendoza) y ofreciendo una propuesta instalada en un ambiente geográfico original, "Desertor" se presenta como un relato que integra diferentes géneros y que transita por desfiladeros ajustados, pero nunca dejando de lado sus honestas intenciones. No es usual ver una película que muestre escenarios de esta naturaleza. Tampoco que instale la historia con un costado militar (el tema de la autoridad aquí pesa y mucho) y que se anime a mostrar la transgresión y el sentido místico que hay en los aborígenes de la zona. En "Desertor" , tenemos un personaje principal. Se llama Rafael (Santiago Racca) y es estudiante de enfermería en un regimiento en la montaña (léase Uspallata). Todo parece normal en su vida (o no tanto) hasta que el retorno de un coronel importante (un tal Santos) y la aparición de un objeto que encierra varios secretos, hacen que Rafael, comience a preguntarse si aquel gran incidente que supuso la desaparición de su padre (militar también), de quien se dice desertó hace unos años, es realmente así. Tal vez no todo sea lo que se dice, y haya un secreto que pueda encontrar la luz. Con esa mirada, decide emprender una travesía para encontrar respuestas y entender más sobre los sucesos que llevaron a ese extraño suceso. Tarea, que se percibe como difícil en tanto que la cantidad de obstáculos que debe atravesar para llegar a la verdad es considerable. Brusa elige apoyarse en la mística del lugar y ofrece un generoso espacio para que Racca (que viene del grupo "Fuerza Bruta"), se luzca. El pibe pone todo su corazón y transmite bien, las angustias y la interioridad de su personaje. Hay conflicto, dolor e incertidumbre a lo largo de la aventura, y todo, está correctamente narrado, prolijo y con la fibra necesaria para construir un relato orgánico. En el debe, quizás en algunos tramos la historia no tiene la velocidad mainstream a la que muchos estamos acostumbrados y eso conspira contra un disfrute pleno. Pero si le reconozco a Brusa que "Desertor" es una buena idea, está correctamente filmada (los rubros técnicos son destacadísimos) y tiene una unidad clara que sostiene su estructura narrativa. No para todos los públicos, pero ciertamente una propuesta interesante en cartelera. Federal y con un guión que no es frecuente ver, "Desertor", llama la atención y busca afirmarse como uno de los más interesantes films del año que vienen del interior de nuestro país.
Me pasa que cuando estamos viendo en el cable y pasan "Zombieland" (2009), siempre les digo a mis chicos "haganme feliz: vayan y disfruten de esa peli". Mis hijos me miran (adolescentes), se levantan y se van a ver sus videos de youtube, sin hacer caso a mi sabio consejo. Indudablemente, por mucho que me gusta este clásico de culto, no logro sonar convincente para que la vean y disfruten. Pero debo decirles que esa peli fue un hit global (superó los 100 millones de dólares y costó un cuarto de esa cifra) en su tiempo y que su premisa era clásica pero fresca, por la calidad de sus intérpretes y la ferocidad de sus escenas de acción. Creo que el tema "zombie" tiene (y los sociólogos se harán un festín con esto) es convocante incluso a distintas edades. Hay gancho ahí. En ese universo, donde todos debaten el por qué hay tanto espacio para jugar en este escenario y por qué mueve tanto el amperímetro de las audiencias, debo decir que hay entusiasmo en mi corazón para "Zombieland: double tap". Quizás no sea novedosa, pero... ofrece entretenimiento en estado puro, como se dice habitualmente. Para los que no recuerdan de donde partimos, bueno... no hay mucho que explicar... Ya sabemos, un día se termina el mundo que conocemos y los zombies se vuelven reyes de las calles y ciudades. En esa vuelta y en la peli que da inicio a la trama, cuatro sobrevivientes se van encontrando en ese camino de supervivencia y van armando una especie de "familia ensamblada" en la cual, se cuidan, se divierten y por sobre todas las cosas, plantean un humor corrosivo distinto, con tintes políticos y sociales interesantes mientras masacran zombies a mansalva y se vinculan como pueden con aquellos humanos que van quedando en pie dentro de lo caótico de la situación. Desde allí salimos y nos reencontramos diez años después, paseando por la destruída América... y llegando hasta la misma Casa Blanca, que demás está decir, ya no luce como en sus tiempos de gloria. Esa es la primer escala del tour que hará la "famiglia". Ya sabemos, están todos de vuelta: Columbus (Jesse Eisenberg), Tallahassee (Woody Harrelson), Wichita (Emma Stone) y Little Rock (Abigail Breslin), todos cargados de premios y primeras figuras en cuanta cinta se presente. Instalados ahí, los chicos y chicas harán gala de una adecuada veta de humor político y nos mostrarán como la vida de aislamiento, no es buena en ningún lugar. Esto hace que Wichita, tenga sus rollos con Columbus, y se enoje y decida tomar algo así como un rumbo distinto (miren todo lo que puede lograr una propuesta matrimonial). Pero esta cuestión comenzará a complicarse un poco más cuando se sume a la lista de fugadas, Little Rock , quien se buscará un novio hippie, Berkeley (Avan Jogia) y a quienes habrá que rescatar. O algo así. También se sumará al cast la simpatiquísima y delirante Zoey Deutch como Madison, chica que suma al interés romántico de Columbus pero sabemos que está para aportar desorden, humor físico y algunas sonrisas, su aporte habitual en cualquier tipo de película. Incluso en aquellas cuyo universo representa muerte, desolación y fugas. La historia mutará en una road movie (otra vez) que terminará en la patria de Elvis, donde aparecerán nuevos personajes (breves pero interesantes) y un final de historia más abierto y punzante que el anterior. "Zombieland: double tap" tiene algunos puntos a favor y otros en los que no aporta demasiada novedad. Primero, los intérpretes han crecido mucho profesionalmente y se nota. Hay un aire de cinismo y humor negro, letal. Ruben Feischler ("Venom" como referencia directa), dirige su secuela (fue el responsable de la primera) con el desparpajo esperado, el guión es de un trío que está en alza en Hollywood (Dave Callaham que le pone el gancho a "Wonder Woman 1984", para que se den una idea; Rhett Resse y Paul Wernick - Deadpool, ejem!) y los aspectos técnicos son lo esperable en este tipo de propuestas. Léase, están muy bien. Uno piensa el nivel que las series de zombies han logrado en este último tiempo y es muy díficil ofrecer algo por debajo del estandar. "Zombieland: double tap" está muy cuidada y los productores saben que ofrecer. Es física cuando tiene que serlo y ácida e irónica cuando el ritmo se detiene. Sí, (y es justo decirlo), ese mix que intenta contener varios géneros (acción, romance, humor negro), a veces sale bien, y otras no tanto. El pasaje de escena es medio abrupto a veces y hay un clima de..."esto es así y no hay demasiado en las transiciones para discutir", que impregna el film de principio a fin. Daría la impresión de que es ese tipo de películas donde el cast la pasa súper bien y esa atmósfera se traslada a la audiencia. Sin embargo, nos dicen las notas de la prensa especializada que los intérpretes no se llevan tan bien como creemos y que el rodaje fue ajustado pero que a pesar de eso, pudieron presevar el estilo amistoso de la propuesta. Ese aire caótico (no por algo dos de los guionistas escribieron Deadpool) atraviesa "Zombieland: tiro de gracia" y establece un marco simple que invita, a que te encante la cinta, o no te interese para nada. Digamos, si te movió la original o estás ávido por historias irregulares pero plagadas de humor negro y violencia, esta es tu peli para el finde, sin dudas. A veces no hay que explicar tanto de que va una propuestas cuando de zombie hablamos, pero sí contar que hay un espacio para el entretenimiento sólido, como es este caso. Podemos aceptar las críticas de los puristas (a los que no les gustó esta secuela o la ven innecesaria), pero nunca uno puede renunciar a pasar un rato de buena diversión en salas. Sea o no franquicia. Haya o no zombies. Y eso, señores, ofrece "Zombieland: double tap" con todas las letras. Tenemos una película inestable, inflamable, inconsistente quizás, pero divertida a tope y eso es todo lo que importa para el público, en muchos casos.