En algunas oportunidades (excepcionales, aclaro) está bueno olvidarse de los férreos parámetros que configuran el esquema de trabajo de nuestra profesión, y poder sentarse en una sala a disfrutar de una película cuya valor excluyente, sea el entretenimiento. Puro. Cristalino. Simple. Honesto. Hace tiempo, (mucho creo yo), que no disfrutaba tanto una película de acción como "Expendables 2". Para quienes crecimos con estos actores, verlos nuevamente en pantalla, juntos (nos refregamos los ojos viendo a tantos!), jugando a lo que hace años hacían muy bien, es realmente un gran regalo para el cinéfilo ochentoso. La lista de personalidades que desfila y sorprende al espectador es... incesante!! Dentro de este panorama, la emoción engaña a la percepción y al finalizar la proyección, sonreimos como nene con juguete nuevo: si, errores, debe tener, pero tanto ofrece, tanto da, "Los Indestructibles 2" que nos dieron ganas de verla nuevamente. Así de fuerte. Por el solo hecho, de pasarla bien. Recordarán ustedes que Sylvester Stallone, había sido el hombre-orquesta responsable detrás de la primera entrega de esta franquicia. Ahora, decidió dar un paso al costado y delegar, cosa que sentimos al producto le vino muy bien: dirige el gran Simon West ("Con Air", "The mechanic"), que entiende desde el primer fotograma que espera la audiencia y está dispuesto a satisfacerla, sin vacilar. Esta vez, varios nombres rutilantes se suman a la aventura y algunos, realmente, están bastante enteros!!! La historia es, lo de menos. Digamos que luego del inicio trepidante, donde el team de mercenarios rescata a un capo oriental de una prisión de máxima seguridad, volvemos a dar con el simpático Mr Church (Bruce Willis) quien presiona a Barney (Sly) a saldar una deuda que él tiene con la agencia, a través de un trabajo rápido. Sin mucha alternativa, el líder del escuadrón acepta, la tarea es recuperar una caja de un avión caído en territorio hostil. Hacia allí saldrá el super equipo (Jason Statham, Dolph Lundgren, Terry Crews y la simpática Nan You, junto al joven Liam Hemsworth) a hacer lo suyo, sin saber que quienes también buscan ese objeto son gente muy peligrosa... Cómo sigue? Aparecerá un villano (Jean Claude Van Damme), quien marcará terreno y se apoderará del preciado ítem, lo cual motivará que Barney y sus amigos (!!!) se encarguen de recuperarlo, a como de lugar. No queremos (ni debemos) contarles más. La propuesta es, clásica. De la vieja escuela, "Expendables 2", deja de lado esas coreografías circenses a las que ciertos productos del género nos tiene acostumbrados y elige golpear con sustento, menos "bonito", pero más efectivo. El trabajo del equipo de dobles es realmente impresionante. Hay acción a raduales, mucho humor negro y abundantes guiños para los que la eligen por el peso de sus protagonista, en todo momento la película mantiene la atención de su público. Lo secuestra, literalmente, y no lo deja ir. Quién no puede emocionarse viendo el regreso a la escena de Chuck Norris con una ametralladora en la mano? O sonreir cuando ve a Arnold Scharzenegger, Bruce Willis y Sylvester Stallone, en plena batalla, intercambiar bromas sarcásticas? Somos nostálgicos, que le vamos a hacer... En ese sentido, "Los Indestructibles 2" nunca se toma a sí misma en serio. Intenta suplir la falta de un buen guión (una excusa, sin dudas) con mucha testoterona, golpes, explosiones y balas a granel. Lo cual, le queda justo. No lleva la máxima calificación (aclaramos) porque estamos aún buscando que pasó con el personaje de Mickey Rourke!!! Vayan al cine. Es una fiesta. Eso si, tengan en claro que van a ver cine de acción como ya casi no se filma y veteranos de la industria, intentando volver a los primeros planos. Si aceptan el desafío, van a pasarla de primera, sin dudas!
Creo que como sociedad, hay hechos que aún no hemos resignificado en su justa medida. Y quizás ustedes discrepen con mi opinión, pero cada vez que entro a sala a ver un documental que muestra hechos y protagonistas de la lucha encarnizada y controversial de los 70, me sigo sorprendiendo. Hay mucho terreno por explorar, muchas preguntas que hacer y muchos testimonios que sumar, para entender ese período lejano, pero de importancia central para la historia argentina actual. "Cuentas del alma", aporta entonces otro granito de arena a la hora la lucha de los jóvenes contra militares y fuerzas parapoliciales en aquellos años luctuosos para la Argentina. Lo hace, a través de una simple entrevista. pero desde ya que su protagonista tiene una historia importante por traer y compartir: ella es Miriam Prilleltensky, ex militante del ERP capturada en el 76' en Tucumán, que se hiciera famosa por confesar y arrepentirse de su accionar antes las cámaras de tevé en esos agitados días del golpe que destituyó a Isabel Perón. El director, Mario Bomheker, es un hombre que tenía en su memoria, ese hecho tan singular para los tiempos que corrían y cuando promediaba la última década, decidió buscarla y saber que había sido de ella. Miriam vive en Israel, está casada, pudo rehacer su vida y ofrece, en "Cuentas del alma", una entrevista jugosa, intensa, profunda y reveladora sobre algunos aspectos centrales que se vivían en esa guerra sucia. La cinta ofrece, a lo largo de poco más de 70 minutos, una charla cordial entre el cineasta y su objeto de estudio, en la cual se abordarán temas que van, desde su infancia en Córdoba, hasta sus primeros pasos en el movimiento revolucionario, luego organizandose como cuadro y todo lo que vino después de su captura, el exilio, el dolor... y las reflexiones de una mujer grande que es capaz de ver a la distancia y traernos material al que difícilmente tengamos acceso desde lo formal. El tema es interesante, la entrevistada, también. Me pareció, sin embargo, demasiado esquemático el formato y en ese sentido, si no seguís bien el ritmo de la trama (con eventos y fechas) y no tenés background histórico, puede que te cueste. Es árida si la encarás por ahí. Digamos, que es recomensable sólo para aquellos quienes tienen claro que van a buscar. Ellos, recibirán una película bien pensada y mejor filmada, elemento que le suma, al cine nacional, a la hora de reconstruir su historia y armar algo distinto (en el presente).
Rara vez tenemos la posibilidad de entrar en contacto con la realidad federal de nuestro país. En general, vivimos encapsulados en Buenos Aires y sus alrededores y vemos (y accedemos poco) en contadas oportunidadades, cómo se viven algunos fenómenos sociales en el resto de nuestro territorio. "El otro fútbol", documental de Federico Peretti, se transforma entonces en una gran puerta que nos permite transitar, libremente, de norte a sur, por la gran pasión argentina que conmueve desde cada rol de los que están y viven cerca de ese maravilloso deporte. Durante tres años, el director y su equipo, estuvieron presentes en diferentes estadios del ascenso de todas las divisionales de la AFA (incluso la primera divisón!), prestando atención a todos los elementos que integran esta pasión nacional: los hinchas, jugadores, técnicos, directivos, periodistas, relatores, etc... Este film tiene como premisa ser mosaico de sujetos cuya vida está atravesada por el fútbol. Lo cual, lo hace muy colorido, ameno y simpático: las historias de vida van tejiendo esa red invisible y federal que nos atraviesa a todos aquellos que nos interesa el mundo de la redonda: conoceremos canchas en el norte jujeño, que no tienen pasto y son sólo polvo y arena y su contraste en el sur, Usuahia, donde sólo pueden jugar en césped sintético por las caracteristicas del clima. El documental está dividido, no en capítulos, sino en escenas de distintos momentos históricos para la escena local (el campeonato de Almirante Brown, el descenso de River, por nombrar alguno) y en algunas entrevistas a personalidades de todo el país que habla de cómo los convoca la tarea de participar en los torneos que la AFA propone. Hay algunas historias muy interesantes (la del hincha de Muñiz que se hizo técnico o la del club cuyo entrenador hace tarea evangélica/religiosa) y otras que quizás no tengan tanto vuelo, pero Peretti tiene oficio y logra siempre encontrar la toma que resuelve la escena, un chiste espontáneo, un hincha solo en una tribuna vacía, las hinchadas cantando, las evacuaciones de planteles luego de ganar en terreno visitante, etc... Si, eso sí, les tiene que gustar el fútbol. Por qué elegirían sino este documental para ver? Todos nos sentimos tocados e identificados por el amor amateur que el director logra captar, en todas los estadios, bajo todas las condiciones. Una fiesta, para vivir, no sólo en sábado o domingo. En el ArteCinema y Monumental Lavalle, no te la pierdas!
Hace... dos noches? Volví a ver por el cable la versión original de "Total recall", del año 90. Tenía algunas imágenes sobre la misma, estuve en sala en su momento (tengo mis añitos) y la recordaba bien, como un producto redondito, entretenido, profundo... Al verla, redescubrí su valor. Paul Verhooven (otro de mis amados directores de hace dos décadas) había partido de un cuento de Philip Dick y le había dado una entidad contundente. Era un gran producto. Dicho esto (homenaje al que volveremos, más tarde), me dispuse a ver esta remake, esperando, por lo menos, ideas nuevas. Lo que propone Len Wiseman (el taquillero director que se puso al mando de esta versión) es tomar el concepto general de aquel film y aggiornarlo a estos tiempos. Es decir, hay cambios en la trama, (algunos menores, otros no tanto), pero intenta más que nada, apostar a potenciar el arsenal de recursos técnicos que tiene para hacer su trabajo hoy en día, veinte dos años después de la original. Como fue director de arte (de mucho oficio por cierto) y viene de hacer la saga "Inframundo", intentó imprimirle a este nuevo guión, la atmósfera que le sale más natural: ciudades oscuras, pasillos laberínticos, escenarios caóticos, tecnología en su máxima expresión. Muchos guionistas para ajustar la historia pero pocos cambios, sustanciales. Quizás el más saliente sea el rol que le dio a su mujer, Kate Beckinsale, como para acentuar el espíritu que remite a sus trabajos anteriores (olvidense de lo que hizo Sharon Stone). Douglas Quaid (Colin Farrell) es un hombre común, aquejado por sus pesadillas. La pasa mal el tipo, tiene siempre un sueño recurrente que se produce a la misma hora. Está casado con Lori (Beckinsale) y viven en modestamente sus vidas, aparentemente sin mayores complicaciones. El mundo está dividido en dos. Hay un país "rico", que es la "Federación Unida de Bretaña" que está conectado por una especie de canal vehicular (que pasa cerca del núcleo de la Tierra), con lo que sería Oceanía, llamado "La colonia". Este último es un país muy pobre, que vive aportando para los poderosos ingleses desde el otro lado del mundo. Hay mucha policía "sintética" (?) que controla que nada se salga de cauce y muchas diferencias sociales. La cosa es que, como Douglas es inquieto, se le ocurre probar con una técnica llamada "Rekall", en el cual, los avances de ese tiempo, permiten "implantar" recuerdos ficticios en la mente del sujeto, de manera que él crea que eso que le ubicaron en su mente, existió, en realidad. Cuando esto sucede, la acción se dispara: nada ya es lo que parece y la doble personalidad del protagonista se despliega con toda la fuerza que te imagines. Farrell es una topadora. Se lleva todo puesto y a mucha velocidad. Para ayudarlo en la tarea de recuprar su auténtico "yo", contará con la aparición de alguien del pasado, Melina (Jessica Biel), quien trabaja para la resistencia, que se opone al régimen británico con sobrados motivos. No contamos más. Eso si, para los que no vieron "El vengador del futuro" anterior, piensen que este producto muestra mucha influencia de títulos bastante actuales de la ciencia ficción como "I Robot" e "Infraworld" y mucho, de la saga de Jason Bourne, en lo que se refiere a la acción y la suerte del protagonista. En líneas generales, me pareció un pasatiempo efectista. Bien logrado desde lo técnico, con un despliegue visual importante y mucha acción a cada minuto del metraje. Me parece que algunos tópicos (la cuestión política, por ejemplo, algunos roles y actores), no estuvieron bien trabajados. Pero si van al cine a pasarla bien y nada más, cumple. Si me dan a elegir, me quedo con la original, esta carece de humor y se toma demasiado en serio.
Ya todos conocen mi admiración por Eliseo Subiela. Creí mirando una y mil veces "Hombre mirando al sudeste" y "El lado oscuro del corazón", me emocioné con "Despabilate amor" y disfruté del ejercicio filosófico en "No te mueras sin decirme a donde vas". Son films que están en mi videoteca y han logrado que lo reconozca como uno de los grandes directores argentinos de los 80 y 90. Sin embargo, a partir de la llegada del nuevo siglo, sus productos fueron perdiendo fuerza y se desdibujaron en ideas que no lograron alcanzar el nivel de sus grandes trabajos ya nombrados. Llega a salas un nuevo intento de Subiela por reencontrase con el cineasta que fue: "Rehen de ilusiones". A diferencia de sus anteriores trabajos, el cineasta tiene algunas cosas claras: intenta volver a las fuentes de contar una historia más bien clásica, incorporando su mirada ya conocida sobre el amor, lo carnal, la muerte y el desequilibrio emocional. La historia presenta a un escritor prestigioso, Pablo (Daniel Fanego), ya mayorcito él (de 50 para arriba), que está casado (con una esposa bastante bien compuesta por Mónica Gonzaga) y con un pasar cómodo. Se siente todavía con fuerzas, aunque languidece en su estudio privado, donde busca inspiración para la literatura. Laura (Romina Ricci), es una mujer de 30 que hace tiempo y a lo lejos, estudió Letras en la facultad. Y su profesor fue justamente Pablo, de quien ella estaba enamorada. Claro... Ella era su alumna y esa admiración, no llegó a trascender (diez años atrás nada menos). Accidentalmente la joven da con él a través del periodismo (es fotógrafa) y se ofrece como su amante, sin dudar. Lo que será el vínculo central de la historia es el romance entre Pablo y Laura, quienes pasan de ser desconocidos el uno del otro, a necesitarse mutuamente con desesperación, dadas sus propias turbulencias y necesidades personales. Fanego y Ricci tienen buena química y componen una pareja a la altura de la trama sin mayores dificultades. Pero a medida que la relación avance, nuestro escritor descubrirá que su joven amor, no es una mujer corriente, sino que enfrenta contradicciones potentes en relación con su familia y su origen, virando el tenor de la historia de un drama romántico a una historia con tintes de suspenso. "Rehén de ilusiones" conserva algunos destellos al estilo de los trabajos de Subiela en el pasado. Muchas de las líneas de Pablo en la primera parte, son una invitación a la reflexión crítica sobre el género masculino. Ahí, en esas frases que suenan extrañas pero potentes, se encuentra lo mejor del film: hay mucha humanidad (bien entendida) y es lo que esperamos de este director. El problema es que después, no se acierta con el mix de géneros que plantea. Nunca damos con el registro exacto de la película, de a ratos los protagonistas recrean bien la relación de amantes y su problemática, pero a los pocos cuadros se contamina el logro cuando se potencian historias laterales que no cobran vuelo y terminan desdibujadas hacia el final del relato. Sentimos que Subiela buscó integrar su concepto de cine más íntimo y articularlo con un afuera más dinámico (toda esta línea del origen de Laura, por ejemplo), pero hay muchos errores en el guión que eligió para sostenerlo, sin dudas. Promediando el relato sentimos que el film no ofrece unidad y muchas de sus buenas intenciones quedan sepultadas en un desarrollo irregular con un cierre que mejor no anticipar. Más allá de eso, un paso adelante en relación a los últimos tres films que firmó Subiela. Tal vez sea un escalón necesario para reencontrarse con el cine de calidad que sabemos él puede lograr.
Como todo cinéfilo veterano, me entusiasmé cuando supe de la llegada de "The lady" a salas. Si, ya se, los últimos trabajos como director de Luc Besson, no fueron auspiciosos, pero hay que respetar la historia (siempre pienso eso). Durante este tiempo, el hombre se dedicó a producir films de acción (y anoten esto, está preparando una serie televisiva de "The transporter", uno de sus mayores hits de taquilla) mayoritariamente hasta que llegó a sus manos este proyecto: filmar una biopic sobre la vida de la Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, apóstol de la no violencia y el respeto de los derechos humanos en la difícil Birmania de los 90. Se entusiasmó tanto con el trabajo de recopilación de material que le presentó la guionista (Rebecca Frayn) que rápidamente decidió que su regreso detrás de las cámaras, sería contar esta historia, fuerte, extensa, que describe la odisea que significó el arresto domiciliario y el acoso que la dictadura de su tierra hizo sobre la figura de Suu Kyi, máxima líder de la oposición desde 1988 hasta el 2010 (se estaba filmando la película y ella seguía presa!). La historia comienza cuando Aung San Suu Kyi (Michelle Yeoh), hija de la máxima autoridad en Birmania hacia 1947, muy pequeña, está en su hogar, con su madre, cuando recibe la noticia del asesinato de su padre (una escena fuerte la del crimen, dicho sea de paso, bien del estilo Besson). Las fuerzas opositoras lo emboscaron y la familia gobernante, debió salir del país ante la difícil coyuntura planteada en ese contexto. Ella creció y se casó con un catedrático de Oxford, Michael (David Thewlis) tuvo dos hijos y vivió, lejos de la suerte de su pueblo. Pero la salud de su madre, hacia fines de los 80' la obligó a regresar a su país, donde a poco de establecerse con su familia para atravesar el difícil trance (era la esposa de un hombre que el pueblo birmano amaba y finalmente falleció), se encontró con una situación política muy grave: los militares ejercían una violencia ilimitada en su afán de sostenerse en el poder, reprimiendo a la sociedad de manera feroz. Al ser hija de un símbolo de la democracia para su gente, Suu Kyi se pone a la cabeza de la lucha contra el régimen, dispuesta a enfrentar cualquier sacrificio que haga falta, para ayudar a la liberación de su pueblo. El gobierno intentó quebrarla de muchas maneras (la cinta describe minuciosamente cada una de ellas), y lo que veremos será cómo el matrimonio formado por Kyi y Michael, quedan separados, en países distintos y con sus recursos, luchan denodamente para lograr elecciones libres en aquella geografía. La historia está bien contada, tiene una fotografía bellísima y hay momentos muy intensos, dentro de la extensión del relato. Besson tiene su fuerte cuando encuadra movimiento, y quizás eso le juega en contra aquí, ya que la película tiene mucho de aislamiento de la protagonista, hecho que motiva climas con poco relieve y emoción contenida. Yeoh está correcta, aunque sentimos que le faltó vibrar junto al personaje, ya que en las escenas en que su familia se encuentra con ella, la vemos un poco perdida y poco expresiva (y son las que requieren mayor complejidad para su elaboración). En ese sentido, Thewlis hace un gran rol, ya que vemos la película desde su perspectiva (casi) y empatizamos con él de inmediato. La composición de la pareja central es un poco gélida, pero aceptable. "The lady" es un homenaje a una mujer de condiciones excepcionales. Quizás nos hubiese gustado que la mirada hubiese estado puesta, menos en la historia política del conflicto y más centrada en lo familiar. A pesar del esfuerzo de Besson por transmitirnos ese costado, el fuerte de esta cinta descansa en la reconstrucción histórica más que en el drama personal vivido, creemos. El objetivo, se logra (no se puede decir que no sea una buena película al final de la proyección), pero hay que decir que le lleva demasiado tiempo el recorrido y el resultado final nos hace extrañar el arte al que Besson nos tenía acostumbrados...
No se porqué se me puso en la cabeza que iba a ver algo parecido a la maravillosa "Sideways": Amé esa película y cualquier cosa que tenga que ver con ella (el vino como excusa de búsqueda personal... espiritual?), supongo que la asocio invariablemente. En este caso, el registro es otro, los presupuestos distintos, la estética, claramente otra pero... saben qué? Tienen algo en común: ofrecen una cepa noble, transparente y que se puede degustar, no importa el paladar que tengas. Lo cual, creo, en cierta manera, que no es poco. La historia de "El camino del vino" es la de un sommelier uruguayo, Charlie Arturaola, un tipo de renombre que sabe hacer su trabajo. Bah, sabía. Lo conocemos lleno de prestigio y honores, pero en un momento crucial de su carrera: él no sabe porqué, pero perdió su paladar mágico. De alguna manera, su instrumento de laburo, se esfumó: razones,... Bueno, uno podría teorizar, hipotetizar... Pero lo cierto es que Charlie sin su percepción para catar, es hombre muerto. Si bien al principio intenta "dibujarla", con lindas palabras (es muy divertido verlo describir un producto al que no le siente el gusto), pronto se da cuenta de que no puede seguir así. Consulta con un gurú de la especialidad quien le sugiere que "regrese" a las fuentes, al viñedo, a donde está lo auténtico. Un retorno que lo lleve a redescubrir su pasión por el vino, desde el terruño mismo. Le pide que haga ese viaje (iniciático) para reconciliarse con su profesión y recuperar su más preciado bien: su paladar. Charlie, un hombre de clase alta con un matrimonio particular, decide tomar cartas en el asunto y se embarca a vivir un recorrido lleno de sorpresas (bueno, no tantas, no tantas), en el cual lo veremos experimentar distintas facetas de acercamiento al producto en cuestión, departiendo con un público que no tiene empacho de tomar el vino con soda. Nicolás Carrera hace un mix entre documental y ficción. Usa personajes, que a veces parecen decir sus lineas convencidos, y otras, no tanto. Su técnica quizás no sea muy depurada, pero la labor que hace su protagonista, es fantástica. El hombre es empatía pura, y como nos identificamos con su búsqueda, dejamos de lado algunas inconcistencias que van surgiendo a medida que el relato avanza. Nos gusta como está caracterizado el escenario de la industria y también los lugares que Charlie visita, sentimos que en todo momento se respeta la esencia de búsqueda que atraviesa todo el film. En líneas generales, una tarea de Carrera que nos hace agregar otro nombre importante a los nuevos valores que el cine nacional tiene para ofrecernos.
Tuvimos la suerte de estar en la presentación oficial de "Historias breves 7", en el Gaumont hace un rato. En caso de que no estén familiarizados con el proyecto (varios autores, talento puro, semillero de lo más selecto que tenemos como proyecto de realizadores para los próximos años), el INCAA organiza (con Bebe Kamin a la cabeza), un trabajo de selección de temáticas interesantes, directas, en la que se nota el estilo profesional de todos los involucrados (sean de la geografía que sean). En esta oportunidad, 9 son los cortos en exhibición: a saber, "Cenizas" ( Gwenn Joyaux ), "El hombre rebelde" (Martín Mainoli), "Tres historias cuatro" (Anahí Farfán), "Crónica de la muerte de Paco Uribe" (Santiago Canel), "Fábula" (Agustín Falco), "Cuchi" (Emmanuel Moscoso), "La última parada" (Nadia Benedicto), "Bajo el cielo" (Martín Salinas) y "En carne viva" (Federico Esquerro). En general, el nivel de los cortos es de muy buenos, a excelente. No vamos a detallar cada historia en particular (creemos que tienen que verla), pero sí vamos a decir que los que más nos impactaron fueron los de Anahí Farfán (la manera en que las historias van llegando al climax está muy bien lograda), Martín Mainoli (nos hemos reído mucho en sala con el tema del cocinero de pelo largo que se hace el rebelde cuando no da...), Nadia Benedicto (que es una auténtica película en...12 minutos? Tremenda interpretación de Arturo Goetz!!!) y el mejor, lejos, de Federico Esquerro, corto que es vivido por la gente de la industria cinematográfica, como un auténtico "homenaje" a las horas que se viven bajo el stress de los reflectores a la hora de filmar. El resto, está lejos del estilo silencioso y minimalista que en general auhyenta al público de las salas. La verdad, es un mosaico muy interesante, colorido, intenso pero con muchos matices que le dan a esta selección, un relieve muy singular. Proyectos como éste (han salido de estas filas grandes directores de la actualidad), son los que nos hace sentir que el INCAA va en la dirección correcta. Excelente propuesta, ideal para quienes tienen ganas de conocer las promesas que nuestra cinematografía ofrecerá durante los próximos años. Vayan. No se la pierdan.
Conocía el trabajo previo de Ayar Blanco (guionista, historietista y dibujante!) por haber visto "Mercano, el marciano", allá hace tiempo y a lo lejos (2001). Como intento de animación en nuestro país, y más allá de sus limitaciones técnicas, nos había gustado mucho. No hay mucha gente que se le anime a la aventura de lanzar un producto así aquí dentro del género y menos, a las salas comerciales. Es una auténtica aventura.·He aquí entonces un salto al vacío con nombre propio: "El sol". Una película interesante, sumamente despareja, pero potente, a la que hay que prestar atención y valorarla en su contexto. Luego de que una bomba atómica estalle en nuestro mundo conocido, Once (Jorge Sesán) y la Checo (Sofía Gala Castiglione), son jóvenes que intentan resistir a la hecatombe, como pueden. Las ciudades no existen más, hay un desierto enorme que se instala como escenario y algunos sobrevivientes se agrupan en distintas tribus para poder seguir adelante con sus vidas. Es el nuevo mundo, el que viene después de este. Blanco propone un vasto recorrido por varias subtramas que se van desprendiendo de la suerte de los protagonistas de la historia: habrá mutantes, sexo, lenguaje explícito, drogas, violencia desmedida, etc...de todo como en botica. La directora se luce al proponer un clima de fiesta para el arranque. El prólogo de la historia y los primeros 30 minutos son excelentes. Si bien cuesta acostumbrarse al registro que ofrece, lo cierto es que la manera en que caracteriza la situación es acertada: la sala se puebla de carcajadas como pocas veces. Claro, muchos de estos laureles se los llevan la participación especial (durante un importante segmento) del Dr. Tangalanga (para los que no lo conocen, un cómico que se especializa en llamados telefónicos incómodos) y la desfachtez de la Checo Gala Castiglione, quien sintetiza bastante el espíritu de la historia: está todo mal y se sobrevive como se puede, nada importa demasiado. Hay muchas voces conocidas (está Martín Piroyanski incluso!) y eso hace interesante también el juego. En este mundo cruel, hay una trama, que muta (demasiado, me atrevo a observar) con el correr de los minutos (se agregan personajes, salen otros, hay marchas y contramarchas, algunos tópicos dejan de ser relevantes en pocos minutos), pero se entiende a donde quiere ir Ayar Blanco. Si me parece que hay demasiado caos y algunas derivaciones de la historia central van debilitando el carácter del film (una vez que la vean, si quieren las charlamos en detalle). Eso si, el tono delirante se sostiene, pero la intensidad baja y la última parte de "El sol", no se condice con la fuerza de su inicio. Somos concientes del enorme esfuerzo de producción casi solitario de su directora para sacar adelante esta opera prima. Utilizó las herramientas disponibles a su alcance, y más allá de los altibajos que este recorrido trae, el saldo es positivo. Si quieren reirse un rato viendo algo original y con el sello argentino, prueben "El sol". Seguro que les suma.
Seguramente se extrañarán del título de la nota. Qué será el "mumblecore" se preguntarán si no son iniciados en el "indie" americano? Bueno, en pocas palabras es una línea de trabajo que está de moda en la última década en el gran país del norte en la cual las normas son: bajo presupuesto para la realización, ojo puesto en las relaciones de la gente joven de entre 20 y 30 años, guiones improvisados y actores no profesionales. Hay un grupo enorme de cineastas piolas (se abaratan los costos de producción, así que es un género florenciente en EEUU) que hace sus primeros ensayos en esta corriente, mientras espera dar el gran salto hacia el cine de los estudios importantes. En lo personal, la propuesta me parece atractiva, pero depende del film. Hay algunas muy interesantes, otras no tanto. "Gabi on the rood in July", cuenta la historia de una vacación especial. La protagonista es una chica de veinte años que acaba de finalizar su año escolar en Oberlin y obtuvo un major (especialización universitaria en teatro) y está deprimida por la separación de sus padres. Ante la llegada del verano, Gabi (Sophia Takal, quien produjo y editó esta cinta), parte entonces a visitar a su hermano Sam (Lawrence Michael Levine, quien también fue responsable detrás de las cámaras), quien ya ronda los 30 y está intentando hacerse un lugar como artista en la dura Nueva York. El tiene en este recorte temporal, muchas preocupaciones, pero podemos resumirlas que cuando avanza el metraje vemos que le importa mucho que su trabajo sea valorado y tiene claro que de él quiere vivir (todo el tema con la galería y la muestra) y que está en una coyuntura emocional compleja porque está en crisis con su novia. Alguien del pasado llegó y al hombre las estructuras se le mueven, bastante. Tanto, que no le da ir a recibir a su hermana cuando llega. Pero Gabi tiene lo suyo. Se siente libre, libera su angustia y trata de mostrarle a su hermano y sus amigotes (un compañero de cuarto -Charles- y otro que está instalado temporalmente ahí - Garrett) que ella quiere experimentar el arte, fuera de las galerías y el circuito comercial: no se ata a ningún preconcepto y está siempre dispuesta a experimentar. La película trae, por un lado, una trabajada visión de las relaciones entre hermanos cuando los separan, un década y experiencias de vida distintas (Sam hace ya mucho tiempo que dejó de vivir con sus padres y eso está muy marcado en la trama). Por el otro, intenta mostrar lo difícil (en comparación con otras épocas, debo decir) que es relacionarse más allá de lo corporal, con un otro. Y por último, está el debate artístico que los dos hermanos representan: Sam ya forma parte del circo y pelea su lugar palmo a palmo, entendiendo las reglas de lo establecido (madurez?) y Gabi se rehusa a siquiera pensarlo: todo debe ser natural, espontáneo, efímero, violento, puro. Ni hablar de pensar en algún encuadre formal para eso. No podemos anticipar más de la película, que en principio, nos pareció intensa, desprejuiciada y de a ratos, tiernamente confusa. Cuentan la pareja de protagonistas (responsables de todo, realmente) que generaron arriba de cuatro horas de guión y situaciones improvisadas que tuvieron que editar, para darle forma a "Gaby on the roof in July". Se nota. Es decir, condujeron muy bien a su equipo, desde lo interpretativo, pero tanto material algo hace sentir al film un poco desparejo (algunas escenas son extendidas innecesariamente, creo y eso que el corte final clavó en 102 minutos) y para mi gusto,lo sentí, un poco claustrofóbico (a pesar de las tomas en parques). Reconozco que el mumblecore no es para cualquiera. Más allá de eso, es muy interesante y si no están familiarizados con el género, deberían verla. Es una gran puerta para conocer esta visión del cine contemporáneo norteamericano. Levine (pareja en la vida real de Takal) se perfila como un cineasta al que hay que prestarle mucha atención. Saludamos que Tren distribución la haya traído a la Argentina. Se vio en un BAFICI (en 2011) y ahora tiene un estreno comercial pequeño pero al que hay que saludar.