Luego de haber realizado «Julia y el Zorro» (2018) y «Las Motitos» (2020) junto a María Gabriela Vidal, la directora argentina Inés Barrionuevo estrena «Camila Saldrá Esta Noche», que al igual que su film anterior nos ofrece un coming of age interesante pero más aggiornado a los tiempos que corren. «Camila Saldrá Esta Noche» se centra en Camila, una joven platense que debe mudarse a la Ciudad de Buenos Aires con su familia cuando su abuela enferma gravemente. Su personalidad fuerte y su militancia feminista chocará con el colegio religioso al que está obligada a asistir, mientras su madre le pide que se acople a esta nueva vida. Sin embargo, no le será fácil ocultar sus deseos ni opiniones. La película logra retratar a la perfección la juventud actual, con sus curiosidades, preocupaciones, diversidad, bullying y participación activa en los temas que los rodean, como el aborto o el acoso. La directora, quien también escribe el guion junto a Andrés Aloi, es una mera espectadora de las distintas situaciones que atraviesa la protagonista, sin juzgar ninguna decisión que toma, sino dándole la libertad de que sea ella misma con sus aciertos y errores. Por momentos también la empodera pero no por eso deja de mostrar las consecuencias que debe afrontar por ser honesta y alzar su voz frente a las injusticias. En este sentido debemos destacar la labor de Nina Dziembrowski, una joven que logra transmitir de forma natural que, a pesar de la confusión que se acarrea de manera inherente durante la adolescencia, tiene bien en claro lo que quiere y no le importa que nadie opine al respecto. Es una chica segura de sí misma que viene a revolucionar un espacio donde nada se cuestiona. El resto del elenco juvenil también se encuentra muy bien en sus roles, encarnando a distintas personalidades que retratan un abanico amplio e inclusivo. En síntesis, «Camila Saldrá Esta Noche» es un retrato generacional sólido e interesante, que nos acerca a la juventud actual con todas sus características y modos de vida. La directora presenta a sus personajes de una manera natural, sin tapujos ni prejuicios y el elenco hace un trabajo muy creíble para interpretarlos.
La ópera prima de Leandro Baquela fue «María Libre» (2014), una película sobre la desaparición de una líder revolucionaria, sin embargo, el director argentino hizo una sólida carrera orientada a una gran pasión: Boca Juniors. En 2017 estrenó «51%», un documental sobre la final intercontinental entre Boca y el Real Madrid del 2000; en 2019 «Nace la leyenda», centrado en la trayectoria de Sebastián Battaglia, y ahora vuelve al cine con «Bombonera, la película», la cual retrata la figura de uno de los estadios más icónicos del fútbol local. Un gran conocedor del equipo, que busca plasmar distintos ángulos del mismo en la pantalla grande. «Bombonera, la película» busca ahondar sobre el mítico estadio que no es simplemente el lugar donde se juegan los partidos de local, sino que es una parte fundamental para el equipo de fútbol. Es un jugador más, un espacio que genera sensaciones diversas en los hinchas y que impacta a todos aquellos que estuvieron en aquel lugar. A partir de la división en capítulos como los clásicos, los goleadores, el retrato de figuras destacadas como Riquelme, Palermo y Maradona, el rey de copas y la idea de trasladar el estadio, el documental va tratando distintos temas, desde la mirada de distintos fanáticos que fueron elegidos para contar su historia y su vínculo con el club. Cada uno de ellos va contando qué significa la cancha, cuándo fueron por primera vez, el partido que más los marcó, qué pasaría si mueven la Bombonera de lugar, el partido que le hubiera gustado estar o el gol que más le gustó; mientras se intercala con material de archivo de distintos partidos o animaciones para recrear escenas que van narrando como complemento. También tenemos algunas entrevistas al presidente y otras autoridades, pero lo llamativo (y que seguramente tuvo que ver con alguna decisión narrativa) fue que más allá de un audio de Palermo o la nota a Hugo Perotti, ex jugador, no tenemos la palabra de los jugadores más importantes del club. Tal vez sea porque se quisieron concentrar más en el impacto que tiene la cancha para los hinchas que para quienes la pisaron cada fin de semana, pero probablemente hubiera sido interesante conocer sus pensamientos y sentimientos. Las historias que se relatan nos van llevando por distintos géneros y tonos. La mayoría del tiempo pasamos por el drama y la emoción, sobre todo cuando los fanáticos cuentan cómo Boca estaba vinculado a su familia y compartían esa pasión con sus seres queridos (muchos de los cuales ya no están presentes). Por instantes el documental cae en golpes bajos, como cuando muestran a una mujer que va por última vez a la cancha porque sufre de una enfermedad terminal, mientras que en otros la emoción es más genuina porque muchos podrán sentirse identificados por las situaciones que pasaron aquellas personas. También tenemos algunos momentos más disparatados y otros románticos. Los aspectos técnicos están bien logrados, sobre todo la banda sonora seleccionada para cada escena. Las hazañas de Boca en los distintos campeonatos está acompañada por una música épica que resalta esa grandeza; como también una más emotiva para las partes más sensibles. El montaje está bien realizado, aunque por momentos la elección de poner el material de archivo entre algún relato para ilustrar corta un poco las sensaciones que estamos viviendo. En síntesis, al igual que las películas anteriores del director Baquela, «Bombonera, la película» es un documental orientado al hincha de Boca, que puede sentirse identificado con alguna de las tantas narraciones que retrata el film. Es una cinta que busca generar sensaciones y emoción en el espectador más que contar algo novedoso sobre la cancha o el equipo de fútbol. Es poner en palabras qué significa la Bombonera para un fanático, los vínculos que se crean alrededor y la pasión que emana en campo de juego. Tal vez se podría haber mostrado un poco más el lado de los jugadores y qué les provocaba a ellos presentarse en el estadio, pero se entiende que el enfoque principal estaba en otro lado.
En abril se estrenó «La ciudad perdida», película protagonizada por Sandra Bullock y Channing Tatum, donde la actriz interpreta a la escritora Loretta Sage, que ha lanzado una serie de novelas románticas de aventuras muy exitosas, pero que luego de la muerte de su marido tiene problemas para continuarlas. Presionada por la editora, logra hacerlo. Durante la gira promocional se encuentra con Alan (Tatum), el modelo que personifica al aventurero de los libros. A pesar de que no se llevan demasiado bien, su presencia funciona para conquistar al público femenino. Luego de presentar el estreno, Loretta es secuestrada por un excéntrico millonario (Daniel Radcliffe), con la intención de que la guíe hasta al tesoro de la antigua ciudad perdida sobre el cual gira su último relato. Para salvarla y demostrar que también es un héroe de la vida real, Alan buscará rescatarla. Tomando ciertos elementos de «Tras la Esmeralda Perdida» (1984) o las películas de Indiana Jones, «La ciudad perdida» nos ofrece una historia de aventuras, acción y romance, con un humor ridículo que funciona durante la mayor parte del tiempo. Sandra Bullock y Channing Tatum son un gran acierto para un film cuya historia es bastante sencilla, y por momentos predecible, ya que presentan una buena química en conjunto y tienen un gran timing para la comedia. Logran llevar a buen puerto ese guion absurdo con algunas situaciones hilarantes y que se ríe de sí mismo y de los lugares comunes en los que suelen caer este tipo de largometrajes. A esta dupla protagónica se le suma Brad Pitt con un personaje bastante peculiar que viene a personificar al héroe y entra en competencia con Tatum, dejándolo completamente en ridículo; Daniel Radcliffe que a pesar de encontrarse bien en el papel interpreta a un villano medio caricaturesco y sobreactuado; y Da’Vine Joy Randolph («Dolemite is My Name», «Only Murders in the Building»), cuyo personaje está un poco desaprovechado, aunque cada intervención que tiene es muy graciosa. La puesta en escena podría haber sido un poco más despampanante, como acostumbramos a ver en este tipo de películas, donde el despliegue de producción es impactante, pero de todas maneras es funcional para esta historia contenida que no busca grandilocuencias. Quizás por momentos el film abusa de la sobreexplicación, marcando una tendencia que viene en ascenso en los blockbusters contemporáneos, sumado a que la resolución o la búsqueda de los protagonistas termina siendo bastante trillada e incluso cursi. En síntesis, «La ciudad perdida» es una divertida película de aventuras, acción y romance que funciona gracias a su dúo protagónico que no solo tiene una buena química sino que también saben cómo llevar adelante esta comedia absurda. Tal vez se podría haber hecho un mejor trabajo visual, explicado menos y no ser tan previsible en cuanto a la relación entre los protagonistas, pero de todas maneras logra hacernos pasar un momento más que agradable y entretenido.
El nuevo film de Phillip Noyce («Salt», «El coleccionista de huesos») se centra en Amy Carr, una madre de una niña y un adolescente, que hace un año sufrieron la pérdida del padre de familia. Una mañana, luego de que su hija se fuera en micro y su hijo no tuviera demasiadas ganas de ir a la escuela, sale a correr como de costumbre. En el camino, se entera que hubo un tiroteo en la secundaria y que es probable que finalmente Noah haya asistido a clases. Es así como hará lo imposible por comunicarse con él y salvarlo de esa situación. «Desesperada» («The Desperate Hour») es una película que sucede principalmente fuera de campo. Mientras vemos a la protagonista corriendo para llegar a destino, nos enteramos de todo lo que sucede a través de distintas llamadas telefónicas. Las mismas pueden ser un poco abusivas e intensas, pero también logran transmitirnos la desesperación de la madre y de la situación por la que está transitando. Lo mismo ocurre con el clima de suspenso que mantiene durante todo el tiempo. Además, se beneficia de su corta duración (menos de una hora y media) para que la historia se vuelva más fluida y dinámica, sin que se sienta estirada o caer en repeticiones. A pesar de que podría haber sido un poco predecible por la situación que presentaba y que te puede hacer pensar acerca del camino que tomará, logra salir airosa con los giros narrativos que propone. Tal vez hacia el final se vuelve un poco más inverosímil, donde todo calza sorprendentemente y con algunas resoluciones bastante sencillas que no terminan de cerrar, como que la protagonista conoce a todas personas clave para que la ayuden en su misión. En cuanto a la historia en sí, el film aprovecha para hablar sobre los tiroteos en las escuelas, un tema bastante abordado en las películas estadounidenses y probablemente desde un costado mucho más serio, sensible y reflexivo. Acá por momentos se siente como una simple excusa para ofrecernos un thriller frenético, pero de todas maneras es importante que se siga hablando sobre estas cuestiones. Naomi Watts hace un buen trabajo tanto físico como interpretativo para representar la desesperación de una madre y el querer hacer todo lo que está a su alcance para salvar a su hijo. Gracias a mostrarse exhausta, sus reacciones faciales y su pesadez corporal podemos empatizar con ella y entender por lo que está transitando. Además, el elenco de voces permite que la trama se vuelva creíble y también transmiten diversas sensaciones aunque sea solo a través de la palabra. En síntesis, «Desesperada» es una interesante propuesta que no siempre consigue lo que se propone. Por un lado logra ser atrapante, mantener el suspenso y generar intriga por sugerir más que mostrar. Pero también termina de una forma medio inverosímil y puede pecar de utilizar un tema tan importante como los tiroteos escolares para brindar entretenimiento.
Yvan de Wiel es un banquero privado suizo que llega a la Argentina junto con su esposa en plena dictadura militar para cubrir a su socio, que misteriosamente desapareció. Es así como buscará recuperar a los adinerados clientes del banco que quedaron sin cobertura ante esta situación, al mismo tiempo que intentará descubrir qué es lo que pasó con su colega. La ópera prima de Andreas Fontana es una coproducción argentino-suiza que busca abordar un costado poco conocido de la dictadura militar, centrándose en la figura de la banca privada y cómo se desenvolvió en este contexto. Todo esto está contado a partir de la llegada de un personaje extranjero a nuestro país, que no es consciente de lo que sucede, sino que se va enterando de la real magnitud a partir de situaciones con las que se cruza en su camino y los dichos de otras personas con las que interactúa. Sin embargo, existe mucho silencio a su alrededor y complicidad de las altas esferas con las que trata, algo que se relaciona con el título del film y que va cobrando más sentido con el correr de la cinta. Esto genera que la mayor parte de la información se sugiera más de lo que se explica, haciendo que el espectador vaya sacando sus propias conclusiones pero sin generar confusión en su desarrollo. Entre tantas historias sobre la dictadura que venimos viendo desde hace varios años está bueno encontrarse con una que ofrece una mirada diferente y desde afuera, volviéndose algo novedoso e impactante. La recreación de época está bien lograda con su vestimenta y ambientación característica para retratar a la clase alta de ese momento, como también la utilización de la música para acrecentar los instantes de tensión, suspenso y misterio, sobre todo cuando el protagonista se va acercando a aquellos secretos de la historia y política argentina que se esconden en personalidades empresarias, religiosas y militares, y su relación con la desaparición de su compañero. Tal vez la película se pierde un poco en un ritmo algo pausado, pero nada que opaque la interesante crítica que le hace a la banca privada y a las altas esferas de la Argentina y su complicidad durante la dictadura militar, a través de una mirada extranjera y sutil pero que construye un clima perturbador y punzante. Un buen debut para el director suizo.
Si hablamos de grandilocuencia en el cine, un despliegue visual impactante, persecuciones y explosiones, seguramente en la primera persona que pensamos para llevar una historia así a la pantalla grande es Michael Bay. Con varios éxitos entre los cuales se encuentran «Bad Boys», «Armaggedon», «Pearl Harbour» y «Transformers», el director norteamericano es un símbolo del uso de efectos especiales y rápidas narraciones. Este año volvió al cine para traernos «Ambulancia», una película frenética que a pesar de algunas decisiones un poco cuestionables y no seguir la regla de «a veces menos es más», nos brinda más de dos horas a pura tensión y entretenimiento. «Ambulancia» se centra en Will Sharp, un veterano de guerra que está desesperado por conseguir dinero para cubrir las deudas médicas de su esposa. Sin que ella sepa, recurre a su hermano adoptivo Danny, quien está vinculado a actividades no del todo legales. Para llegar a esa plata, le ofrece participar de un robo a un banco, el más grande en la historia de la ciudad. Cuando las cosas se complican durante el escape, secuestran una ambulancia con un policía herido y una paramédica. Es así como deberán huir de un inmenso despliegue de fuerzas de seguridad que se encuentra por toda la ciudad para conseguir una nueva vida. Basada en la película danesa «Ambulancen» de Laurits Munch-Petersen y Lars Andreas Pedersen, la versión norteamericana se destaca por sus escenas de acción, su ritmo frenético que no nos da respiro por más de dos horas y por el clima de tensión y suspenso que mantiene en todo momento. Sin haber visto el film original, no sabemos si estamos frente a una copia fiel o si la historia se adaptó a la idiosincrasia estadounidense, pero de todas maneras cumple con lo que se propone. Michael Bay, como de costumbre, sabe cómo brindarnos una película de acción despampanante. Siempre sabe dónde poner el ojo para mostrar un plano novedoso, centrándose por momentos en ciertos detalles y por otros en un despliegue más genérico. En ciertas secuencias todo esto se vuelve demasiado, la cámara no para de moverse de un lado al otro, mareando un poco al espectador. A veces no siempre es necesario utilizar todos los recursos para impactar. En cuanto a la historia, tal vez no nos encontramos con algo demasiado original. Hombre bueno que está en una situación límite y hace algo que no corresponde por un fin mayor es algo que hemos visto en un sinfín de oportunidades, pero lo más interesante del largometraje pasa por las persecuciones, las ingeniosas maneras de salir airosos y algunas reflexiones que se dan en el camino. En todo momento los personajes están en peligro, tanto del lado de los buenos como el de los villanos, haciendo que se vuelva más realista e impredecible, con varios giros sorprendentes. También hay que decir que existen algunas decisiones argumentales un poco tiradas de los pelos, como vínculos entre personajes que surgen de la nada y no le suman a la trama. Jake Gyllenhaal, Yahya Abdul-Mateen II y Eiza González es el trío protagónico que lleva adelante esta historia, con la intervención de varios actores más, pero son quienes más se exponen en el film. Gyllenhaal siempre se destaca en papeles como este, donde su personalidad coquetea con la desesperación y la locura, aunque por momentos pueda sentirse un poco sobreactuado. Abdul-Mateen II y González están correctos en sus papeles, tratando de llevar, por momentos, coherencia a su alrededor. En síntesis, Michael Bay vuelve a proporcionarnos un film con su sello característico, donde lo visual se encuentra por encima de la historia. No porque le falte cierta profundidad, sino porque se enfoca más en brindarnos un show explosivo que en traer una trama novedosa y cuyas decisiones narrativas cierren por todos lados. Para los que busquen explosiones, persecuciones, dos horas de tensión, suspenso y un ritmo frenético que no decae seguramente queden más que satisfechos, el resto tal vez pase solamente un rato entretenido y no mucho más.
Desde hace algún tiempo podemos ver varias películas sobre invasión doméstica, donde alguna persona tiene que enfrentarse a intrusos que quieren algo de su hogar. Sin embargo, no todo está agotado dentro de este subgénero, sino que todavía nos encontramos con algunos films interesantes para ver. Hoy se estrena en las salas «A Ciegas», una película canadiense que marca el debut actoral de Skyler Davenport. Un thriller bastante sencillo pero efectivo, que nos brinda algunos condimentos nuevos a este tipo de films. «A Ciegas» («See for me») se centra en Sophie, una ex esquiadora no vidente que se dedica a cuidar las casas y los animales de gente adinerada que se va de viaje. Una noche, mientras se hospeda en una recóndita mansión, unos ladrones entran para robar la caja fuerte pensando que nadie se encuentra en aquel lugar. Sin embargo, Sophie deberá enfrentarse a ellos, solo con la ayuda de Kelly, una joven que trabaja para la aplicación See for me, que ayuda mediante videollamadas a personas no videntes con inquietudes y problemas. La película logra atraparnos desde el primer momento y mantiene el suspenso y la tensión a lo largo de la hora y media de duración. Si bien la estructura no es tan original, sí tiene algunos elementos que aportan innovación, como los obstáculos físicos a los que debe enfrentarse la protagonista y el uso de la tecnología. Sin ser sumamente violenta o tener giros demasiado impactantes presenta una confusión (de la buena) en el espectador por las decisiones que va tomando Sophie, haciendo que la trama no se vuelva predecible y nos brinde algunas sorpresas. Además de proporcionarnos suspenso y entretenimiento, la película va un poco más allá para hablar sobre la superación y realizar una crítica de cómo la sociedad ve y trata a las personas con discapacidad, y cómo ellas quieren poder resolver sus propios problemas y valerse por sí mismas. Skyler Davenport, quien es no vidente en la vida real, hace un gran trabajo físico e interpretativo para llevar adelante el personaje de Sophie, el cual presenta cierta ambigüedad con su forma de ser y de comportarse. No todo es lo que parece y eso enriquece el relato. Además, la dinámica y el vínculo que va construyendo con Kelly (Jessica Parker Kennedy) es interesante. Su personaje no solo es útil para la protagonista sino que aunque no la veamos tanto se vuelve bastante atractiva por su fortaleza y conocimiento. A pesar de que no sea tan necesario para este tipo de films, se ahonda en la vida y el pasado de ambas, de forma superficial, pero con lo suficiente para darle un poco de tridimensionalidad a los personajes. En cuanto a los aspectos técnicos, la ambientación está bien realizada, situando la historia en una casa amplia con muchos recovecos en los cuales resguardarse, con decoración que sirve de obstáculo y grandes ventanales que dan al exterior para que podamos ver imágenes completas de las distintas situaciones desde afuera. También la fotografía ayuda a crear el clima deseado, con escenas oscuras, donde muchas veces la linterna es la única iluminación, algo que nos pone a la par con la protagonista. En síntesis, «A Ciegas» es un efectivo thriller que gracias a elementos innovadores, una buena interpretación de sus protagonistas y los obstáculos que propone logra entretenernos, mantenernos atrapados y dar un mensaje social bastante interesante.
En 2016 el director argentino Sebastián Perillo estrenó su ópera prima «Amateur», un thriller protagonizado por Jazmín Stuart y Esteban Lamothe. En este caso, vuelve a repetir el mismo dúo para ofrecernos «Las noches son de los monstruos», una película de género que utiliza toques fantásticos para ahondar en temas como el bullying o el acoso. Sol y su madre acaban de mudarse a una nueva ciudad, a la casa de Gonzalo, su pareja. Sin embargo, la adaptación no resulta ser demasiado satisfactoria. En la escuela maltratan a Sol, Gonzalo la incomoda y parece que hay un puma suelto que está matando a los animales y amenazando a la población. Todo cambiará cuando se encuentre con una perra blanca atrapada en una trampa. Cuando quiere liberarla recibe una mordida. Ese vínculo entre ambas se volverá cada vez más poderoso hasta límites inimaginados. «Las noches son de los monstruos» es una película interesante que va construyendo un clima de intriga y misterio a medida que avanza. Gracias a la música de suspenso que se acentúa en algunas de las escenas, la fotografía oscura, las locaciones nocturnas y los elementos fantásticos que le aportan cierta sensación inquietante y metafórica, conseguimos sentirnos parte de esta historia. Pero el film no solamente busca generar estos sentimientos de terror y perturbación en el espectador, sino profundizar en temas tan actuales como necesarios, como el acoso escolar y sexual, las primeras experiencias de los jóvenes, la aceptación, el adaptarse a un nuevo entorno, la lucha contra las injusticias, la defensa propia, el instinto animal de supervivencia, entre otras cosas. Es decir, se toma el género como una excusa para contar asuntos más delicados, tratando de reflexionar sobre quiénes son los verdaderos monstruos de la historia. Además de Jazmín Stuart y Esteban Lamothe, que cumplen un rol importante dentro de la trama con logradas actuaciones, siendo detonantes en el comportamiento de la protagonista, Luciana Grasso («Al Morir la Matinée», «Permitidos») es quien se pone al hombro la película, estando en pantalla en todo momento. No solo transmite muy bien la frustración, el enojo y la tristeza que siente con la mudanza y los malos tratos que recibe, sino que también canaliza de buena manera el vínculo con la perra. En síntesis, «Las noches son de los monstruos» es una lograda película de género que, a través del suspenso y los toques fantásticos, consigue profundizar en temas importantes, actuales y necesarios dentro del mundo juvenil. Con buenas actuaciones y un clima más que efectivo, nos encontramos con una grata sorpresa dentro del cine nacional.
Después de realizar «Germania» (2012), «La helada negra» (2015) y «La siesta del tigre» (2016), el director entrerriano Maximiliano Schonfeld vuelve al cine con «Jesús López», una película que se centra en el duelo de una familia y un pueblo a través de una mezcla entre la fantasía y la realidad. Jesús López es el nombre de un prometedor piloto de carreras, que muere en un accidente de tránsito con su moto. Esto significó un golpe muy duro para sus padres, sus amigos, pero también para su primo Abel, un joven tímido y solitario que empieza a transitar los lugares por donde andaba Jesús: se queda en su habitación, usa su ropa y va a los mismos eventos que iba él. Poco a poco esta obsesión y mímesis alcanzarán límites insospechados. Escrita por Schonfeld junto a Selva Almada, la película ahonda en el duelo individual y colectivo, en la búsqueda de identidad, la falta de porvenir, las tradiciones, los cambios, los vínculos familiares, el estancamiento del pueblo, entre otras cuestiones, a partir del protagonismo que va cobrando Abel con el correr del relato y el lugar que le van otorgando el resto de los personajes, para llenar ese vacío que dejó Jesús. Esto se da de una manera tan sutil como natural, haciendo que por momentos lo real se mezcle con la fantasía y lo místico (los nombres bíblicos no fueron elegidos al azar, sino que cada detalle revela algo). Joaquín Spahn hace un muy buen trabajo para ir moldeando su personalidad a las necesidades de los demás (y la propia), pasando de ser un joven introvertido, enfocado en el trabajo y en su familia a absorber todos los intereses de su primo. A medida que avanza se va notando una mayor soltura y alegría por las nuevas vivencias que tiene. El resto del elenco acompaña de buena manera, aceptando su comportamiento y recibiendo con brazos abiertos a este «nuevo» Jesús. Los aspectos técnicos como la fotografía, la banda sonora y la ambientación también ayudan a construir este aire enrarecido y clima de tensión latente, donde todo se va volviendo cada vez más inquietante, a tal punto que la fantasía irrumpe por completo en la realidad de lo que vemos. En síntesis, «Jesús López» es una lograda película que dialoga sobre el duelo, la búsqueda de identidad y la vida en el pueblo a través de una historia que es difícil quitarle los ojos de encima. Poco a poco el protagonista se va transformando gracias a un buen trabajo del joven actor y al clima que se construye. Un relato hipnótico que vale la pena ver.
El realizador español, responsable de films como "Dolor y Gloria" (2019), "La piel que habito" (2011), "Todo sobre mi madre" (1999), entre tantas otras, vuelve a la pantalla grande y al streaming, con "Madres Paralelas", ya que si bien a partir de mañana el film se podrá ver en cines, también llegará a Netflix el 18 de febrero de manera masiva. La cinta se centra en dos mujeres que coinciden en una habitación de hospital donde van a dar a luz. Ambas están solteras y quedaron embarazadas por accidente. Janis (Penélope Cruz) tiene 40 años y ve en este hecho una oportunidad para emprender un nuevo camino en su vida, mientras que Ana (Milena Smit), una adolescente, está asustada y arrepentida por lo que ha pasado. Esa situación compartida las llevará a construir un vínculo rápido e intenso, que afectará a sus días de forma determinante. Al igual que en la mayoría de su filmografía, Pedro Almodóvar logra construir un universo femenino totalmente atractivo. Como bien lo indica su título, la película ahonda en el tema de la maternidad, no solo a través de sus protagonistas, que tienen distintas concepciones de su significado y que a pesar de sus diversas reacciones se pusieron al hombro la crianza de sus niñas, sino también mediante personajes secundarios. Por ejemplo, nos encontramos con la mamá de Ana (interpretada por Aitana Sánchez Guijón), una mujer que desearía haber priorizado su carrera por sobre su rol de madre. De esta manera, se cuestiona de forma directa ese pensamiento arcaico de que la mujer debe dedicarse solamente a sus hijos, reivindicando la necesidad o importancia de que pueda realizarse en el mundo profesional y llevar adelante sus sueños a la par de la maternidad. Si bien tiene algunos giros predecibles que se pueden ver desde el inicio del film, estos no solo están ejecutados de manera adecuada, impactando de todas maneras al espectador, sino que también nos ofrece varias sorpresas agregadas. Pero más allá de eso, la historia busca indagar en las familias (de sangre o de la vida) y en la dinámica y relación que se va forjando entre estas dos mujeres tan disímiles pero que comparten vivencias. Entre ellas existe una cierta atracción pero también una tensión latente en el ambiente. Debemos destacar las buenas actuaciones de Penélope Cruz, habitué del director, y Milena Smit («No Matarás»), quienes nos ofrecen una química muy lograda entre sí. A pesar de la diferencia de edad, de miradas sobre la vida y experiencias, se complementan muy bien. Componen a dos personajes muy humanos, que nos permiten ponernos en sus zapatos y reflexionar sobre qué haríamos nosotros en su lugar, exponiendo a las protagonistas a tomar decisiones difíciles en circunstancias complejas, donde nada es blanco o negro. Por otro lado, también existe un paralelismo entre el pasado y el presente/futuro de la historia, que se ahonda de manera interesante, donde se reviven viejas heridas para hablar sobre temas en común. Sin embargo, por momentos el traer los recuerdos a la actualidad se siente un poco forzado. Cuando estamos metidos en la trama de las dos mujeres, vuelve a aparecer de manera un poco abrupta. Con respecto a los aspectos técnicos, la película es visualmente imponente. Cada cuadro está perfectamente pensado para generar sensaciones en el público y darle una estética particular a la historia. Durante todo el film predominan diversos colores, como el amarillo y el rojo, que se destacan tanto en la escenografía, como en el vestuario y la utilización de distintos objetos. En síntesis, Pedro Almodóvar construye en «Madres Paralelas» un relato honesto que atrapa por el vínculo construido entre dos mujeres muy diferentes, donde la química, la tensión y la atracción se hacen presentes en todo momento. Buenas actuaciones del elenco, una utilización imponente de los colores y unos giros que, si bien algunos se pueden prever con anterioridad, le agregan impacto y sorpresa a la historia.