Esta es una versión más juvenil. Robin of Loxley (Taron Egerton, "Kingsman 1 y 2") no tiene familia, goza de una buena posición económica, vive en un castillos, cuando conoce a Marian (Eve Hewson), ellos se enamoran pero todo la felicidad se verá empañada cuando el Sheriff de Nottingham (Ben Mendelsohn, tantas veces se convirtió en villano que ya no causa sorpresa.) lo envía a la guerra. El Sheriff de Nottingham en muy poco tiempo logra obtener una gran fortuna porque le saca a los pobladores y junto a un Cardenal se enriquecen. Robin en plena batalla se niega a cometer una injusticia con un moro de nombre John (Jamie Foxx) es expulsado pero gana el respeto de John, por lo que Robin decide volver a su hogar y reencontrarse con su amada Marian, ya pasaron dos años, cuando llega encuentra una región en ruinas y se entera que fue dado por muerto, su amada ahora está con Will (Jamie Dornan). Finalmente después de un rudo entrenamiento Robin y John se unen para poner un poco de justicia, todo lo que sigue es una batalla épica con mucha acción, un ritmo vertiginoso, mucha cámara lenta, llena de efectos especiales, poco matices, no hay grandes actuaciones, no ofrece nada nuevo y no posee sorpresas. Eso sí, se deja la trama abierta para una segunda entrega.
Esta es la ópera prima de Piotr Domalewski. En esta historia coral varias situaciones se ven a través del uso de la cámara en mano para acercarnos a conflictos familiares, sociales y económicos, como en casi todas las familias hay secretos y mentiras, toca varios temas serios: el alcoholismo, el amor, el distanciamiento y los abusos, entre otros acontecimientos. Contiene buenas actuaciones por parte del elenco, con buenos toques de humor negro y una valiosa fotografía.
Todo comienza con un prólogo en 1953 cuando unos niños: Anna; Mary y Max siendo la medianoche tropiezan con un juego muy peligroso “El hombre de medianoche” y algo trágico sucede en esa enorme mansión. Pasan varios años después de aquel hecho y vemos a Alex Luster (Gabrielle Haugh, "Jeepers Creepers 3”) teniendo unos días libres por lo que decide ir a cuidar a su abuela materna Anna Luster (Lin Shaye, "La noche del demonio 1, 2 y 3") que es algo extraña, malhumorada y sus comportamientos resultan algo diabólicos. A partir de que Alex y su amigo Miles (Grayson Gabriel) encuentran el juego maligno en el ático, su desarrollo es sencillo y a la vez obvio, los jugadores liberan los monstruos y llega a participar una amiga Kelly (Emily Haine), ahora son tres como la primera vez. El gran desastre sucede, lleno de apariciones, figuras espantosas (uno de los errores es que dejen que el monstruo hable), sonidos estridentes, sombras, sustos, situaciones espeluznantes, oscuridad e infaltable gore. También participan otros personajes, para ir generando misterios y secretos y solo queda en lo mencionado.
Es una historia "inspirada por hechos reales", una buena película familiar desde su construcción, resulta conmovedora y agradable, los actores Rose Byrne (“Espías”) y además como productor y protagonista Mark Wahlberg (“Todo el dinero del mundo”) ofrecen actuaciones encantadoras. Ellos deciden adoptar a tres hermanos Lizzy (Isabela Moner), Juan (Gustavo Quiroz) y Lita (Julianna Gamiz) que pasaron por varias situaciones difíciles, como por ejemplo que su madre biológica es adicta a las drogas (Joselin Reyes), pero Pete y Ellie harán lo imposible para ingresar en sus corazones. Dentro del elenco secundario: Octavia Spencer, Tig Notaro, Margo Martindale y Julie Hagerty, Michael O'Keefe y Joan Cusack, aportan buenos momentos. Lo que sigue es una serie de enredos, conflictos y humor. Si bien tiene cierto corte televisivo entretiene y nos lleva a la reflexión y a pensar.
Es un film que juega mucho con las emociones, los recuerdos, los reclamos y los conflictos, está presente el convivir con el dolor, con ese interior de una madre y una hija preadolescente y lo difícil de superar la perdida. Su atmósfera resulta oscura y se van creando cierto matices por la buena interpretación de Umbra Colombo, para su desarrollo se eligieron buenas locaciones y una exquisita estética, con toques de fábula, pero contiene situaciones y personajes poco creíbles, en ciertas escenas a varios de los actores no se les entiende sus parlamentos, aunque tiene una buena dirección pero su trama resulta algo densa y lo que termina fallando es el guión.
Inspirada en un hecho real, todo comienza en el 4 de agosto de 1892 en Fall River, Massachusetts (Estados Unidos), mostrando algo trágico que pasó en una enorme mansión, un hecho policial que tuvo una gran repercusión. El relato se traslada a cuatro meses antes para conocer un poco mejor y ver como se llega a ese día negro. Una familia adinerada y muy conocida por sus negocios, Andrew Borden (Jamey Sheridan, “En primera plana”) vive con sus dos hijas: Emma Borden (Kim Dickens, "Perdida". Un guión que no la deja destacar) y Lizzie Borden (Chloë Sevigny, "El muñeco de nieve"), al ser viudo se casa con Abby Borden (Fiona Shaw, "Harry Potter y las Reliquias de la Muerte - Parte 1”) pero sus hijas nunca aceptaron a esta mujer. Ellas viven bajo un régimen autoritario, severo y bajo un reglamento, en esa casa se vive aun con luz a vela, a pesar que ya existe la luz a gas, la que más se opone a todo es la rebelde Lizzie cuyos días van a cambiar cuando ingresa a trabajar como criada de Bridget Sullivan (Kristen Stewart). A partir de ese momento es como que se encuentra con su hermana gemela, se acompañan, se descubren y construyen un vínculo muy fuerte. Pero a pesar de todo esto Lizzie sufre por parte de su padre el abuso psicológico y Bridget, el físico por parte de su patrón, debe callar y no puede denunciar a un hombre tan poderoso. Las mujeres en esa época viven al margen de todo, deben someterse a las costumbres, donde el hombre dominaba y si las esposas eran engañadas debían callar. Pero la mala relación entre su padre y madrastra se acrecienta en la vida de Lizzie, ante una fuerte discusión Andrew la amenaza con internarla en un psiquiátrico, era una excusa perfecta porque ella sufría ataques de epilepsia algo que no se conocía mucho entre la sociedad. Y para colmo aparece el tío John Morse (Denis O'Hare, "Dallas Buyers Club: El club de los desahuciados") un vivo que pretende administrar y sacar sus ganancias de esta familia. La trama cuenta con la valiosa actuación de Chloë Sevigny (productora de la película) apoyada por varios primeros planos, logra una estupenda interpretación Jamey Sheridan, al igual que Denis O'Hare, esta correcta Kristen Stewart y resto acompaña bien. A pesar que varios espectadores conocen el desenlace y aunque tenga cierta lentitud, es una apuesta inteligente, atrapante, llena de misterio y de teorías, proporcionando una visión de los hechos, es un drama que va mezclando el thriller, espeluznante, dentro de una atmósfera gótica asfixiante, con una correcta ambientación de época, fotografía y perfectas tonalidades. Este personaje fue conocido dentro de las crónicas policiales como "La asesina del hacha", también se vio en otras películas y hasta en la televisión incluyendo un capitulo de los simpsons.
Es una biopic basada en la novela de James R. Hansen y su narración comienza en 1961. Una pareja muy especial, Neil Armstrong y Janet Armstrong (Ryan Gosling y Claire Foy) que tiene dos hijos: Karen Armstrong (Lucy Stafford) y Rick Armstrong (Luke Winters / Gavin Warren) nos va a permitir vivir los días que transcurre esta familia, el compañerismo, la dedicación, el amor pero les sucede lo peor y pierden a su hija de dos años víctima de un tumor cerebral. A partir de ese momento hay un fuerte quiebre en ellos que no logran llenar ese vacío y él decide volver a su trabajo en la NASA, van transcurriendo sus días, vamos viendo sus amistades, como es ser esposa de un astronauta (muy buenos diálogos y miradas) y la preparación de los mismos. Finalmente Neil Armstrong se prepara para realizar su primer vuelo espacial como comandante de la Gemini 8 y convertirse en el primer astronauta civil en volar al espacio. En 1963 llega su tercer hijo Mark Armstrong (Connor Blodgett) y a partir de ese momento van a suceder distintos cambios, un terrible accidente con serias consecuencias en el que mueren tres de sus compañeros y finalmente se prepara para el segundo y último vuelo espacial de Armstrong como comandante del Apolo 11, siendo el primer ser humano en pisar la luna. El cineasta Damien Chazelle (Whiplash y La La Land), logra un film muy atractivo, atrapante desde el primer fotograma, con imágenes en el espacio de alto impacto, haciéndonos flotar en la luna y hasta algún espectador memorioso recordará rápidamente lo que Stanley Kubrick quiso mostrar en “2001: una odisea del espacio”. Pero su estructura narrativa va por otro lado desde lo emocional, entre miradas, silencios, es muy intimista y humana. La pérdida es un vacio que no se llena nunca, para ello se utiliza muy bien los planos detalle, cerrado y los primerísimos planos, habla del amor, de la pareja y de la falta. Estupenda química y una gran conexión entre los protagonistas Claire Foy (“La chica en la telaraña”, “Una razón para vivir”) y Ryan Goslin (“La La Land”, “Drive”), no va por el melodrama y se usa otro camino para llegar al espectador. Las interpretaciones van más internamente, nos hacen sentir lo que ellos sienten, un viaje a la luna para reencontrarse, varias escenas que te llegan, te sensibilizan, por ejemplo cuando él deja en el espacio algo muy especial, con dos rostros reflejados a través de un vidrio que los separa, que sin palabras se piden perdón, para sentirse, se agradecen de estar y seguir, entre otros sentimientos. El primer hombre en la luna es un film sólido, tiene varios guiños y tensión, seguramente obtendrá algunas nominaciones a los Premios, aquí la bandera estadounidense ondea prácticamente durante todo el film pero no en la Luna, acompañan muy bien la música Justin Hurwitz y fotografía de Linus Sandgren, en la producción toda una garantía es la que brinda Steven Spielberg, pero por momentos resulta lenta y se excede unos minutos.
El protagonista es un detective llamado François Visconti (Vincent Cassel, “Cisne negro”) divorciado, alcohólico y desordenado, con un hijo adolescente rebelde. A Visconti le surge un caso sobre la desaparición de un adolescente que salió de su casa al colegio y nunca regresó a su hogar, a la situación la envuelve una serie de misterios, enredos, sospechosos, una madre desesperada Solange Arnault (Sandrine Kiberlain, “Violette”), una hermana con síndrome de Down, un profesor Yann Bellaile (Romain Duris, “Todo el dinero del mundo”) que no dice todo lo que sabe y oculta su vida personal. Todos los personajes son fundamentales para descubrir la verdad y que sucedió realmente. Todo se desarrolla bajo un ritmo pausado, además de la desaparición de este adolescente, aborda otros temas, la intriga, el misterio y las destacadas actuaciones, resultan fundamentales para mantener al espectador atento a cada escena, con varios giros sorprendentes y un desenlace impactante.
Este tipo de historia de amores prohibidos casi siempre contiene cierto atractivo; algo similar ocurre con “Romeo y Julieta”, aquí la pasión se sitúa en oriente entre una israelí y un palestino, ambos casados, ella tiene una hija y él uno por nacer, los conflictos son sociales, políticos y religiosos y un hecho los pone entre la espada y la pared. “Los informes sobre Sarah y Saleem” se encuentra dirigida por el palestino Muayad Alayan, y el guión es de su hermano Rami Musa Alayan, un relato que comienza con un largo flashback, luego nos pone cara a cara con la situación, tiene un ritmo intenso, atractivo, mantiene pendiente al espectador en cada detalle, contando con destacadas actuaciones y locaciones. El conflicto israelí-palestino nos causa dolor y algunos no llegamos a comprender ese distanciamiento, donde sigue presente la antipatía y la violencia.
Los protagonistas son una pareja joven Julia (Andrea Carballo) y Pablo (Esteban Lamothe) con una hija de 6 años a la que llaman Armonía (pero su nombre es Nora, interpretada por Huenu Paz Paredes, este es su debut y resulta muy convincente). Ellos decidieron vivir alejados de todo, a la orilla de un lago en la Patagonia, un lugar paradisiaco, pero sin luz, sin radio, sin dinero, sin medicamentos, sin agua potable, sus alimentos se los da la el lugar, usan madera para cocinar y calentarse y todo se lo da la naturaleza. Una situación accidental la lleva a Armonía a usar su verdadero nombre, ir a la escuela, comer otras comidas, estar en compañía de otras personas, conocer una muñeca Barbie y sociabilizar, pero ella todo lo manifiesta a través de su comportamiento y pide un deseo en su walkie talkie. El film gira a través de la mirada inocente de una niña que se cuestiona el mundo de ciertos adultos, para ello cuenta con buenas actuaciones, algunas más destacadas que otras; su relato va transmitiendo emociones, sensibilidad y controversias, además no faltan los secretos, las mentiras y por momentos hasta resulta provocadora. El film nos lleva a pasar por cierta incomodidad y ternura. Contiene una buena fotografía, banda sonora y puesta en escena, este es el primer largometraje de Natural Arpajou.