El film está basado en la novela “Cornelia”, de Florencia Etcheves, editada en 2016. Este es el sexto largometraje de Montiel (“Un paraíso para los malditos”, “Extraños en la noche”), se encuentra filmada en Buenos Aires, San Martín de los Andes y en las Islas Canarias. A Manuela “Pipa” Pelari (Luisana Lopilato) la persiguen los fantasmas de un pasado doloroso, sin medir ninguna consecuencia sigue buscando incansablemente a su amiga de la adolescencia en cada caso que se le cruza, a pesar de todo se la ve una mujer perseverante, fuerte, hasta desobedece a sus superiores sin importarle nada. Dentro de su narración se va intercalando información a través del flashback y de varios personajes secundarios, algunos se pierden en la historia, además de ciertos diálogos que resultan forzados. La actuación de Lopilato es muy buena y se nota su preparación, para manejar armas, luchar y en general esta correcta. Una buena interpretación de Amaia Salamanca aunque no logra lucirse demasiado y Oriana Sabatini (es su debut cinematográfico) compuso un personaje correcto y el resto del elenco es algo desparejo. Este es un film comprometido, toca un tema muy difícil que lamentablemente sigue pasando sobre la trata de personas, está el dolor de esas familias que sufren y siguen esperando una respuesta mientras viven situaciones muy angustiosas. Es un film compuesto por un gran elenco que te hace pensar y a la vez entretiene. La buena fotografía se encuentra a cargo de Guillermo Nieto (“Dormirás”, 2018).
Esta película se encuentra dirigida por el colombiano Jhonny Hendrix Hinestroza, y todo va girando en torno a los sentimientos de una pareja de ancianos muy enamorados: Candelaria (Veronica Lynn) y Víctor Hugo (Alden Knight) que luchan por sobrevivir bajo las presiones que sufren. El film cuenta con muy buenas actuaciones, un poquito de humor, los paisajes acompañados bajo la melancolía y la pasión, escenas dulces, tiernas, que conmueven, se generan buenos climas, goza de una buena estética, una buena ambientación, una música preciosa y una vez más deja demostrado que el amor no tiene edad, además te lleva a la reflexión.
Todo gira en torno a Florence, interpretada por Emily Mortimer, una viuda, amable, inocente y tierna que solo busca poder concretar un sueño instalar una librería en un pequeños pueblo que elige para vivir. Entabla una linda relación con una niña Christine (Honor Kneafsey), quien la ayuda en la librería, con un sueldo para ayudar a su familia, tiene un cliente Brundish (Bill Nighy), un hombre ermitaño, reservado y misterioso. Uno de los obstáculos Violet (Patricia Clarkson), se lo presenta, esta mujer influyente e importante en ese lugar. Una historia que nos habla de las relaciones humanas, donde se puede observar el valor de la amistad, la honestidad, la rivalidad, los celos, la incomprensión y la indiferencia. Todo se encuentra rodeado de una hermosa fotografía, su desarrollo hace sentir el olor y el amor a los libros. Pero su ritmo es pausado, con planos y silencios alargados.
Todo gira en torno a los pobladores de la Ciudad de La Ciota, ubicada al sur de Francia. En esa zona hace varios años cerró un astillero, una fuente laboral muy importante para todos los pobladores. Por lo tanto surge un taller de escritura patrocinado por la escritora Olivia Dejazet (Marina Foïs), allí asisten siete jóvenes, donde hay: un musulmán, un español y un africano. Ellos charlan, discuten, piensan historias para escribirlas y no tarden en salir a la luz los problemas sociales y raciales. Uno de los jóvenes del grupo Antoine (Matthieu Lucci) hace ejercicios cuidando su imagen, mira videos relacionados con las armas y el ejército francés. Es rebelde, provocador, se mueve sin miedos, va sacando sus frustraciones, sus broncas y las manifiesta en las clases. A lo largo del film el director se toma sus tiempos para darnos una buena presentación de los distintos personajes, la cámara los sigue, se van construyendo diálogos fuertes, interesantes, vivaces y enérgicos, con sugestivos primeros planos y consta de buenos giros dentro de su desarrollo. Cantet es un director humanista, comprometido, que conmueve y te hace reflexionar, aunque esta no resulte la más lograda de su filmografía. Tiene algunos puntos en común con “Entre los muros”.
Esta es una clásica road movie que se encuentra rodeada de la buena química de los protagonistas, con destacadas actuaciones y contiene diálogos muy ricos, además se tocan temas sociales, bélicos y religiosos. El film sirve para reflexionar, con momentos conmovedores, tiene toques de una comedia agridulce, entretiene aunque no mantenga el ritmo.
Esta historia animada resulta entretenida, sobre todo para los más pequeños. Un ave pequeña decide emprender una gran aventura junto a distintos animalitos pero también deberá cuidarse de todos los peligros que encuentra en ese viaje, ya que puede ser devorado por halcones o zorros. Todo se desarrolla bajo estupendos paisajes y escenarios naturales, con buenos mensajes, agradable paleta de colores y una buena banda sonora, un conjunto de elementos que la hace atractiva para la platea menuda.
La trama es sencilla, un grupo de amigos van a pasar unos días a México en busca de diversión y en esa ocasión conocen a Carter (Landon Liboiron) que los lleva a un convento abandonado y misterioso. Todo resulta extraño, lleno de secretos y comienzan a jugar a un juego muy peligroso similar a verdad o consecuencia y los espíritus se adueñan de sus cuerpos y almas. Una serie de hechos trágicos van sacudiendo las vidas de cada uno, sus confesiones nos sirven para conocer el pasado y el presente de cada uno de los personajes quienes deberán descubrir que maldición los atrapó y como sacar de sus vidas. Contiene escenas fuertes, hay tensión, suspenso, intriga, momentos dramáticos y sobresaltos anunciados, responde a un público adolescente que buscan este tipo de historias, para ver acompañados con un buen balde de pochoclos o nachos. Todo indica, si el éxito los acompaña, que llegará una segunda parte. Este film tiene cierto hilo conductor con “Destino final”.
Basada en el videojuego de Bally Midway de 1986. Proyecto Rampage, con algunos cambios. En esta ocasión nuestro héroe es David Okoye (Johnson, Jumanji: bienvenidos a la jungla, G.I. Joe: La venganza), un reconocido especialista en primates, él no tiene un perro o un gato como mascota, adoptó y rescató hace un tiempo a un gorila albino y lo bautizó George; ahora ambos se entienden y se quieren. En esa reserva convive con otros animales que son atacados con unas sustancias que modifican su ADN todo idea de Claire Wyden (Malin Akerman, 27 bodas, La propuesta) y su asistente Burke (Joe Manganiello, Magic MiKe, El hombre araña). Se transforman en animales gigantes, agresivos, destruyen todo a su alrededor, matan, además el lobo y el cocodrilo tienen otras habilidades, imposible de controlar. Por lo tanto David (Johnson, su personaje tiene carisma y además es el productor), junto a la Dra. Kate Caldwell (Naomie Harris, 007 operación skyfall, luz de luna) y el Agente Russell (Jeffrey Dean Morgan, Watchmen) intentarán que todo vuelva a la normalidad y salvar a George y a la población. Cuenta con buenas actuaciones y buen ritmo. Nos encontramos frente a una historia entretenida, pochoclera, de cine catástrofe, por minuto va cayendo de todo: helicópteros, edificios, autos, entre otros elementos, mucha acción, efectos digitales, imágenes increíbles, mucha tensión, hay humor, sarcasmo, intriga, ternura y escenas conmovedoras.
Su desarrollo está relacionado con un leyenda sobre la Guerra de la Triple Alianza en 1864- 1870 (Brasil, Uruguay y Argentina), se decía que las familias paraguayas más adineradas enterraron su dinero y joyas para evitar que los ejércitos invasores lo tomaran. A través de este indicio comienza la búsqueda del tesoro enterrado y van sucediendo una serie de situaciones disparatadas, con un ritmo por momentos desparejo, mezclando la comedia, la aventura, el thriller, el absurdo y la sátira. La cinta te hace reír y reflexionar, se encuentra llena de personajes (no todo el elenco está compuesto por actores profesionales), bien definidos, donde muestra la ambición y el peligro, pasando por la tensión, el suspenso y la intriga, hasta con toques de humor negro y un guión con buenos giros. Vale destacar que este film es de los mismos directores, Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, de la exitosa “7 cajas” (2012).
Nos encontramos en un entorno totalmente pos apocalíptico, un matrimonio: Lee (John Krasinski, “Enamorándome de mi ex”, actúa, co-escribe y dirige) y Evelyn (Emily Blunt, “El diablo viste a la moda”, “Al filo del mañana”), con tres hijos: Marcus Abboutt (Noah Jupe, “Extraordinario”), Regan Abbott (Millicent Simmonds, “Wonderstruck”. Esta joven actriz, al igual que su personaje, es sorda) y Beau Abbott (Cade Woodward), caminan descalzos, viven en un lugar casi despoblado, no pueden hacer ningún tipo de ruido porque si lo hacen encuentran rápidamente la muerte. En la zona viven unas criaturas horrendas, hambrientas y monstruosas que se han adueñado del planeta, son seres ciegos que comen todo lo que origine ruido. Su relato resulta atrapante, genial y a medida que corren los minutos causa angustia, tensión, nervios e intriga y se mezcla de manera excelente: el thriller psicológico, el terror y el suspenso. Es necesario prestar atención, son importantes los silencios, como así también los susurros. Además lo interesante es que los espectadores no hagan ningún tipo de ruido sobre todo llegando a horario a la función. Una historia bien narrada y que mantiene el ritmo. El matrimonio en la ficción y en la vida real Emily Blunt y Krasinski hacen un trabajo sobresaliente, los jóvenes actores Millicent Simmonds y Noah Jupe resultan muy creíbles, es muy importante la premisa “Si no te oyen, no te pueden atrapar”, además tiene mensajes interesantes que nos muestran las relaciones entre padres e hijos. Para destacar los efectos especiales que se encuentran muy bien logrados. Una trama sólida con una duración correcta y un final eficaz. Tiene alguna similitud a: “No respires” y “Enterrado”, entre otras.