Esta es la ópera prima de Jorge Piwowarski, quien además es el director de fotografía. La película se encuentra protagonizada por: Ariel Pérez De María (“Vino para robar”), Tomás Fonzi (“Ley primera”) y Fernando Govergun (ex “Cebollitas” y “Amigovios”) los tres juntos están muy bien dentro de un trío que encaja y logran gags divertidos, aunque por momentos tenga cierto toque televisivo, también daría para una obra de teatro y una buena fotografía. Gran parte de su narración sucede en el viaje para ver el partido para hablarnos de la amistad, de los vínculos y sobre todo el amor a los colores por algún equipo de fútbol, aquellos seguidores lo van a entender más, esa pasión, sus cábalas, la locura por la cual uno hace cosas increíbles, el corazón se acelera ante las distintas situaciones que pueden acontecer ante una fecha clave o cuando estás en las tribunas, con sus canciones, las banderas, las jugadas y el grito de gol tan anhelado, hay hechos que solo lo puede sentir el hincha. Una historia sencilla pero efectiva, aunque pueda tener algún error técnico.
Va mostrando los momentos que debe vivir Claudia (Dolores Fonzi, intenta en todo momento sacar a flote la historia) debe organizar una boda y se enfrenta a distintas situaciones inesperadas como así también misteriosas. La comedia se encuentra llena de guiños de otras películas, varios enredos, un buen vestuario y otros personajes que aportan su granito de arena como: Laura Paredes, Julieta Cayetina y Julian Kartun, pero lamentablemente no son suficientes, en una comedia que no divierte, apenas te puede sacar una risa, no tiene ritmo, posee un guion flojo y resulta fallida.
La historia comienza con una imagen muy oscura que ilustra cuando Selena era una niña y su madre (Rita Cortese) ante ciertos hechos en el pueblo donde viven, le enseña brujerías y pasa sus poderes que van de generación en generación. Pasa el tiempo y Selena (Érica Rivas), es discriminada en el pueblo, es madre soltera de una adolescente de 17 años Belén (Miranda de la Serna, es su debut actoral) y cultiva alimentos en su huerta. Es difícil contener a una adolescente que se va relacionando con otras personas y Belén sin ser autorizada por su madre junto con otras compañeras son seducidas a ganar dinero siendo promotoras pero terminan siendo secuestradas por una banda de trata de personas, quien esta cargo es Marisa (Leticia Brédice) y otras autoridades. Gracias a los poderes de Selena y la confianza de Ricardo (Pablo Rago) el papá de otra chica, salen a buscar a estas jóvenes. La idea es interesante dentro de una historia de denuncia, sobre una red del horror que se podría haber explotado un poco más, se va entremezclando con situaciones de thriller, terror y lo esotérico y parte del relato se apoya con frases en off. Érica Rivas en una excelente interpretación y las correctas actuaciones de: Leticia Brédice, Fabián Arenillas, Pablo Rago y Juan Grandinetti. Todo dirigido por Marcelo Páez-Cubells (Omisión, Baires). Además cuenta con la fotografía de Pablo Desanzo y musicalización de Pablo Sala.
El director Danny Boyle («Trainspotting», «127 horas», ¿Quién quiere ser millonario?) nos trae en esta ocasión una historia atractiva, protagonizada por Jack Malik (actor británico Himesh Patel, es el hermano de Dev Patel ¿Quién quiere ser millonario?) quien una noche circula por la calle con su bicicleta y es atropellado por un ómnibus en medio de un apagón que duro tan solo 12 segundos en el mundo. Ese hecho funciona de forma similar a un hechizo y él es la única persona que recuerda a los Beatles. Para el resto, ellos nunca existieron y él puede cantar sus temas, resultando como un viaje en el tiempo. Esta es una comedia romántica que tiene como pareja protagonista a los actores británicos: Himesh Patel, quien formó parte del elenco de la exitosa serie británica EastEnders, donde interpretó a Tamwar Masood; en esta ocasión él canta las canciones y se encuentra logrado; Lily James en un personaje encantador que ya vimos en: «Cenicienta» y «Mamma Mia! Una y otra vez», entre otras. El romance resulta algo forzado y no llegan a tener química. Otro de los personajes secundarios: el cantante, compositor y guitarrista británico Ed Shreeran está correcto y en esta oportunidad hace de él mismo; la actriz estadounidense Kate McKinnon (“Mi ex es un espía”) interpreta a una manager despiadada y capitalista a través de la cual vemos una vez más una crítica de cómo funciona muchas veces el negocio de la música y por último la participación del actor británico Joel Fry (trabajo en varias series de televisión en el Reino Unido) un tanto desaprovechado. Aclaremos que no es una biopic. La filmación cuenta con buenas locaciones y fotografía, buenos planos, estética, una puesta en escena clásica, otros rubros técnicos correctos, tiene su humor inglés que te hace reír bastante, una humorada con las gaseosas que en la actualidad siguen siendo competencia, pero su ritmo es desparejo, la resolución romántica es previsible y sencilla. Reflexiona acerca de lo feo que hubiese sido el mundo sin los Beatles, habla sobre la fama, la lealtad, el amor, la amistad, la capacidad, los vínculos y la familia. La cinta resulta entretenida, hay algunos cameos, con un buen homenaje a la música de los Beatles, varias escenas te traen recuerdos de ellos, si sos su fans te vas a emocionar mucho y vibrarás hasta los créditos finales. Además de sus canciones hay ciertas curiosidades, como aquella que cuenta como Paul McCartney en 1966 por una caída en este caso con su motocicleta tuvo una lastimadura y como el protagonista, entre otras, dentro de las metáforas plantea que hubiese sido del mundo sin ellos.
Este es un thriller de ciencia ficción en el cual la cámara sigue a los personajes, sus rostros, sus acciones, el sonido, el universo, el interior y el exterior de la nave. Desde su inicio distintos acontecimientos le irán sucediendo a una tripulación que se encuentra supervisada por una siniestra doctora, Dibs (Binoche, estupenda interpretación) que domina a todos en esa nave espacial que es una cárcel. El film cuenta con una fotografía impresionante y escenas claustrofóbicas, tiene sus toques: gore, de locura y terror, cuenta con actuaciones correctas, un vestuario pobre (trajes de astronautas) y varias situaciones se conocen a través del flashback. Una trama sin sorpresas que deja algunos puntos sin resolver y termina siendo poco atractiva a partir de un flojo guión. Tiene cierta similitud al cine de: Tarkovski y Kubrick, algo de Alien, pero termina sabiendo a poco. Regular.
Nos encontramos ante la historia de un triángulo amoroso con buenas actuaciones, y un film en el que gran parte de lo que se describe se efectúa a través de la voz en off del protagonista Abel, cuyo gran amor es Marianne, que fue su pareja y acaba de enviudar de su amigo Paul y la joven Éve (Lily-Rose Depp, hija de los actores Johnny Depp y Vanessa Paradis) quien siempre lo amo en secreto. Todo gira entre enredos, un ala de misterio y amores encontrados. Ya se vieron otras cintas con este tipo de corte, sin sorpresas y un tanto monótonas
La historia es sencilla, muestra a una joven tímida, que trabaja y estudia, sus horas libres las dedica a su caballo y a la música, su sueño es triunfar en esto y vive con su madre soltera. Un día conocerá a quien la ayudará a encontrar sus deseos y como es lógico tiene la oportunidad de participar en un concurso dentro del cual posee condiciones para ganar. Además la cinta muestra otras situaciones; las relaciones humanas, critica a la industria discográficas, a los caza talentos, entre otros temas. Resulta intimista, cuenta con buenas actuaciones Elle Fanning que se luce, más cuadros de bailes, una buena banda sonora y una atractiva fotografía. El film es convencional, cae en lugares comunes, sin pretensiones, sin sorpresas, pero deja algunos mensajes y entretiene.
Se encuentra narrada en primera persona, relatando sus orígenes, sus inquietudes, hechos que acontecieron en el mundo que resultaron interesantes, sobre todo para conocer parte de la historia, uno de ellos el bombardeo en Buenos aires el 16 de junio de 1955, los desaparecidos, pasando por las guerras en otros territorios y atentados. Se van reconstruyendo ciertas épocas, a través de la recreación, fotos, periódicos, un impactante cuadro hecho por el padre, imágenes mapuches, la conquista del desierto, el Parque de la memoria, la estatua de Pablo Míguez, un niño de 14 años, entre otros. Mucho ilustran las entrevistas y testimonios de quienes estuvieron por ejemplo en el bombardeo a la Plaza de Mayo en 1955. Con este toque de cine experimental nos sirve para reflexionar, analizar y pensar lo importante que es conocer nuestra historia para no cometer los mismos errores.
Resulta un documental muy conmovedor que se filmó a lo largo de 6 años. Este largometraje se encuentra relacionado con la dictadura franquista (1939-1975), los opositores que fueron torturados, desaparecidos, asesinados y tirados a fosas comunes sin ningún tipo de identificación, mientras los victimarios gozaron de impunidad durante décadas debido a la “Ley de Amnistía” de 1977. Se realiza un buen repaso por la historia de España, donde también están los que no quieren hablar, los que no se hacen cargo y quienes desconocen que fue el franquismo. El relato se desarrolla en dos países: en España, donde abogados de derechos humanos y víctimas elaboran la querella, y en Argentina, quien interviene es la jueza Servini de Cubría. Allí están los familiares de aquellas victimas y de quienes sufrieron, sus testimonios, sus recuerdos, su dolor, con imágenes y testimonios que emocionan y dan angustia. Es muy duro enfrentarse con ciertos hechos y la mayor satisfacción se da cuando nos encontramos con la justicia, aunque en algunos momentos te deje un sabor agridulce. Se encuentra muy bien contada y filmada, con un gran trabajo de producción y de compromiso de todos los que participaron e hicieron posible mostrar una verdad que se ocultó durante muchos años.
Dos hombres: Pastor (Ever Enciso) y Dionisio (Aníbal Ortíz), habitan un territorio hostil, conviven con ellos ese paisaje entre el rio y un toque selvático, los sonidos y una tarea desagradable enterrar cuerpos sin vida durante la dictadura en 1978. La cinta tiene tensión y el desconcierto cuando aparece un tercer personaje Mario (Jorge Román, serie tv Monzón) que está herido y debería estar muerto, pero ellos no se animan a matarlo y deciden pensar cómo resolver esta situación. Nos encontramos con pocos personajes y diálogos acompañados de actuaciones sólidas, el horror de la dictadura, la incertidumbre, el dolor y el encierro. Este film también funcionaría muy bien como una obra de teatro.