Titanes en el ring Un documental sobre el mundo del catch es necesariamente un documental sobre arte. Sobre esa forma de deporte y teatro que es la lucha sobre un ring con personajes creados para la alegría de los crédulos espectadores. Dependiendo del país y de la época, las personas pueden haber sido testigos o no de los momentos más populares de esta disciplina. En Argentina durante la década del 60 y hasta fines de los 80, Titanes en el ring fue un fenómeno del espectáculo de catch cuyo popularidad hoy tal vez sea difícil de calcular para quienes no vivieron esa época. Liderados por Martín Karadagian, esta troupe de luchadores tuvo un éxito enorme, y tanto el “Gran Martín” como los demás luchadores fueron verdaderos ídolos de niños y no tan niños. Ágarrese como pueda, lo que dicen los cuerpos al volar cuenta la historia de las décadas previas a este esplendor y los años posteriores, pero el centro de la trama son los titanes. Historias y anécdotas de La momia, Rubén Peuchele, Pepino, Don Quijote, El caballero rojo y otros se suceden para ir armando una memoria de aquellos años a la vez que se ensaya una reflexión sobre el significado del catch. Lo bueno de la película es que la parte intelectual acompaña con ligereza a la reflexión de primera mano y pocas palabras de la mayoría de los luchadores. No le queda mal a la película combinar ambas cosas, al contrario. No es un film intelectual ni tampoco es una enumeración superficial de eventos. Los realizadores Nicolas Bratosevich, Javier Romero y Claudio Celada tienen material de sobra y un imagina que esto podría convertirse en una serie de varios episodios, pero también es buena la sensación de velocidad que imprime el querer saber más y que la película siga avanzando. El deseo de saber más es una señal de buen documental. Como las peleas que cuentan los protagonistas cuando pasan a la televisión, son unos minutos y a lo que sigue. Historias no faltan y los directores tienen la humildad de no asumirse biógrafos oficiales de la historia del catch en Argentina. Muchos momentos son fantásticos, no hay que anticiparlos, pero algunos quisiera citarlos. En un momento uno de los entrevistados describe a un joven Karadagian, ¡que todavía hacía de villano! como un dibujo de Oski. Y uno, que ha visto a Karadagian durante décadas, descubre que esa descripción es insólitamente acertada. También es hermoso ver como todos son trabajadores. Que no hay millonarios ni estrellas dando vueltas en la película. Y no nos pocos los testimonios que muestran que Martín Karadagian tenía, además de habilidad deportiva, un gran talento artístico. Combinar deporte y arte como él lo hizo con Titanes en el ring sin duda es un hallazgo. Como nota final es emocionante ver al gran Rubén Peucelle –fallecido en el 2014- contando historias y reflexionando sobre su trabajo. Con el mar al fondo y su pelo ya encanecido y algo calvo, Peucelle seguía siendo El Ancho Peuchele. Una de las estrellas más recordadas de aquel período. Y, para los que aun no lo saben la película lo cuenta, también el cuerpo debajo de una de las máscaras más conocidas de los Titanes en el ring. El bien, el mal, la justicia y la injusticia, los héroes de fantasía que parecían tan reales en cada lucha. La película los homenajea, los comprende y los trae una vez más a la vida.
Pasión sobre las cuerdas Agárrese como pueda. Qué dicen los cuerpos al volar (2016) es una invitación/homenaje al universo del catch en Argentina. Sus máximos exponentes, sus personalidades extravagantes y sus enigmáticas metáforas de vida puestas en luchadores marginales que supieron ser verdaderos héroes sobre el ring. Si bien el documental de Javier Romero, Nicolás Bratosevich y Claudio Celada tiene el epicentro en la máxima autoridad en la materia que fue Martín Karadagián, figura del programa de televisión Titanes en el Ring, aparecen luchadores emblemáticos de todas las épocas, desde Rubén “El ancho Peucelle” de Lucha libre hasta Norberto Adrián Fernández “Vicente Viloni” de 100% Lucha por citar sólo algunos, para abarcar todas las generaciones que deleitaron con el deporte junto a sus ídolos. La destreza es también un arte nos dice el film, a través de un texto teatral que relata Pompeyo Audivert en el inicio. Personas que dan todo de sí sobre el escenario, en un espectáculo exagerado y absolutamente físico al estilo del teatro romano. Palabras que pretenden legitimar una actividad condenada eternamente a ser un marginal espectáculo de feria. La película tiene la particularidad de introducirnos a ese submundo de la lucha libre, como si se tratara de una dimensión paralela donde la manera de sentir y vivir, descripta por boca de los luchadores, no siguiera la lógica del mundo ordinario. De esta manera el film le da al deporte un aura especial, ubicándolo en un lugar único en su especie, digno del ansiado reconocimiento otorgado por los realizadores. Agárrese como pueda. Qué dicen los cuerpos al volar es un titánico homenaje al catch y sus protagonistas, que deja espacio para la opinión y particular visión de cada integrante del espectáculo en una contundente película que, además, cuenta con un exquisito y prodigioso material de archivo. Para volver a sentir la pasión del cuadrilátero.
EL CATCH, LA LUCHA DEL BIEN Y EL MAL Un ambicioso documental que se propone y lo logra con creces meterse en el mundo del catch, desde sus orígenes en nuestro país hasta la actualidad, pero además cada capítulo parte de textos de Roland Barthes y tiene la mirada inteligente, aguda y distinta de Pompeyo Audivert que analiza esos encuentros entre deportivos y teatrales con ángulos originales. Pero en este trabajo minucioso de tres directores, Nicolás Bratosevich, Javier Romero y Claudio Celada, tiene un atractivo extra para los nostálgicos. Por un lado testimonio de luchadores que formaron la troupe de Martin Karadagian y a través de la tele fueron ídolos indiscutidos como Rubén “el ancho” Peuchelle, el Indio Comanche, Joe el mercenario, la momia. Y ellos a su vez reconstruyen los tiempos de la playa “El ancla”, donde los se lucían esos cuerpos musculosos, toda la saga intuitiva y empresarial de Karadagian. Pero además como esa tradición continúa en centros deportivos en la actualidad. Ese fenómeno luego imitado en EEUU, que simulaba encuentros de desafíos terribles, que mostraba en complicidad con el público una trama ficticia, pero a la vez en la ingenuidad imaginativa tenía y tiene el valor simbólico de la eterna lucha del bien y del mal.
Antes y después de los Titanes en el Ring. A comienzos de los años 60, de los cuatro canales de televisión que emitían en la Argentina (el Canal 2, predecesor de América TV, todavía no existía), en tres de ellos había programas de catch. El 9 tenía al líder, Titanes en el ring. Por el 13 iba El Ancho, con Rubén Peucelle, y en el 11 estaba Demonios del ring. Ese solo dato testimonia el nivel de popularidad que llegó a tener esa forma de espectáculo en la Argentina, y hasta no hace tanto tiempo: Titanes en el ring estuvo en pantalla, con interrupciones, hasta el 2001 y después lo sucedió 100 % Lucha. Lo que tal vez no sea tan conocido es que el catch no empezó aquí con Martín Karadagian sino treinta años antes. Esa larga historia es la que este documental de realización tripartita evoca con abundante y variado material de archivo, combates de mentirita en vivo y testimonios de primera agua, de showmen del ring tan veteranos que en muchos casos fallecieron en el tiempo que pasó entre el rodaje y la edición final. Lo de “agárrese como pueda” es porque antes de llamárselo catch, en la Argentina se le daba ese nombre, por traducción directa de catch-as-catch-can, designación que se le puso en Inglaterra hacia fines del siglo XIX a esta forma de lucha libre, adaptada a las ferias de diversiones. Los ingleses lo introdujeron aquí en las primeras décadas del siglo XX, celebrando combates en una Misión Inglesa ubicada en San Juan y Paseo Colón. Allí se inició un pionero local llamado Tobías Giordano, que siendo un anciano de bastón llegó a prestar testimonio a cámara en el film. En aquella Misión Inglesa practicaba también sus primeras tomas el mismísimo William Boo, el más célebre “referí bombero” de Titanes. En aquellos tiempos, Boo era cátcher malo y de esa condición de villano tomó su apelativo, derivado del abucheo que le dedicaban los habitués. La historia pasa después por un Luna Park con tribunas de madera y calefacción a puro tronco, el Circo Shangri-La en el Parque Retiro, un cartel que en una foto aconseja “Cuidado con los sombreros”, el relato del luchador Sarkis Tchirichian de cómo aflojaban a cajonazo limpio a los que se animaban a desafiar a los peleadores del circo, más tarde los guardavidas-patovicas del balneario El Ancla de Olivos, después Titanes y desde allí su ruta. Entre los testimoniantes de Agárrese como pueda están los mismísimos Indio Comanche, Rubén Peucelle (ambos fallecidos tras el rodaje), Mercenario Joe y hasta La Momia dando la cara, y entre los dorados fragmentos de archivo, las peleas de Karadagian contra Gatica (¡que lo quiso fajar en serio!) y el Capitán Piluso, así como la afeitada del patrón a Tchirichian en vivo. Extremadamente larga (dura 2 horas y 1 minuto) y dividida en partes, Agárrese como pueda encabeza cada sección por fragmentos del célebre ensayo de Roland Barthes “El mundo del catch”. La distanciada, brillante revalorización de esta forma de espectáculo hecha por el autor de Fragmentos de un discurso amoroso entronca limpiamente con el lúcido análisis que de esta variante de la farsa hace el teatrista Pompeyo Audivert. Los realizadores del documental prefieren celebrar a estos “titanes” como si en lugar de haber jugado a ser superhéroes en un país de la infancia en verdad lo hubieran sido. Y hasta lo siguieran siendo.
Agárrese como pueda es una radiografía del viejo y querido cachascán Agárrese como pueda. Qué dicen los cuerpos al volar cuenta la historia del catch en la Argentina a través de imágenes de archivo y entrevistas a luchadores. Más allá de su perspectiva histórica, el documental dirigido por Javier Romero, Nicolás Bratosevich y Claudio Celada pretende explicar la fascinación que genera la lucha libre y darle cierta legitimidad artística. Para este último objetivo recurren a textos de Roland Barthes, citados al comienzo de cada una de las partes en las que se divide la película, y a una intervención del actor y dramaturgo Pompeyo Audivert, quien habla sobre las características teatrales y la cualidad catártica de la lucha libre. Pero ese esfuerzo teórico no resulta tan atractivo como el retrato emocional que ofrece el resto de la película. El corazón del documental son las escenas de "El Ancho" Peucelle caminando por la costanera de Vicente López y recordando su pasado; o las que muestran a otras leyendas de la actividad, como Sarkis Tchirichián, en sus casas, compartiendo un asadito con el equipo de la película, hablando sobre los trabajos que hacían para ganar algo de dinero mientras se dedicaban a la lucha, contando sus anécdotas y disfrutando de cada palabra. Estos momentos tienen más fuerza que las observaciones académicas y se complementan bien con las imágenes de los gimnasios de barrio en donde entrenan los luchadores actuales y las que muestran las peleas, observadas de cerca por chicos compenetrados con el espectáculo. La película tiene una estética sencilla y se hubiera visto beneficiada por una edición más ajustada en tiempo, pero, de todos modos, resulta entretenida y seguramente lo será más para los fanáticos del tema. Entre otros aspectos muy destacables del documental se encuentran la relación que establece entre el catch y la propia historia de la ciudad de Buenos Aires y el uso de una impresionante cantidad de material de archivo fílmico y gráfico para contar los comienzos de la lucha libre en la Argentina y su momento de gloria con Martín Karadagián y sus Titanes en el Ring.
Durante dos horas, los directores de este documental van del ring de barrio al escenario del Luna Park, del presente de los viejos luchadores al archivo que contrapone un tiempo en que el catch ocupaba los titulares de los diarios. Con buen trabajo de recuperación de la historia de esta lucha teatral, circo popular que mantiene una vigencia enorme en países como México, proponen un rescate que será emotivo, sin duda, para los amantes de la lucha libre. Tanto como los testimonios de sus protagonistas, como Rubén El Ancho Peucelle, Vicente Viloni.
La inocencia contra las cuerdas. Agárrese como pueda. Qué dicen los cuerpos al volar (2015) es un documental sobre el catch en Argentina, con muchas particularidades que lo hacen atractivo a lo largo de las dos horas de recorrido por este singular fenómeno, que ha cambiado de generación a generación, pero que aún conserva la misma entrega por parte de quienes lo practican, la mística detrás de un oficio y un caudal de historias de vida que no puede resultar indiferente ni siquiera para aquellos que no comulguen con esta disciplina.
EL NOBLE ARTE DE AGARRARSE A LAS PIÑAS Quienes fuimos niños en los 80’s protagonizamos de alguna manera el final de una era, ya que por entonces se dio el ocaso de aquellos Titanes en el ring que brillaron en su última etapa por la televisión. Luego vendrían otros fenómenos de catch televisado, como Lucha libre o 100% lucha, que tuvieron su éxito, pero nada se compara con esa mitología creada en buena medida por Martín Karadagian: los personajes representaban estereotipos kitsch y la apuesta física tenía más que ver con el clown que con los luchadores originarios. El documental Agárrese como pueda. Qué dicen los cuerpos al volar, dirigido a seis manos por Javier Romero, Nicolás Bratosevich y Claudio Celada, busca ser tanto un resumen como un homenaje al catch argentino, en sus diversas variantes y etapas, recorriendo información de manera minuciosa y contando con el testimonio de viejas y nuevas glorias, pero fundamentalmente acercando un punto de vista que resulta indispensable: ese que mira al catch como el cruce definitivo entre el deporte y el arte, y que se acepta como una mentira placentera de creer. Hace algunos años, otro documental como Cracks de nácar, trabajaba una veta similar y exponía a partir de sus dos protagonistas, Rómulo Berruti y Alfredo Serra, cómo la práctica del fútbol con botones era una simulación feliz del mundo real. Las anécdotas de Berruti y Serra iban en ese sentido, sobre la fascinación de la mentira, pero especialmente sobre la creación que esa mentira requería. Lo que importaba, en todo caso, era el arte de recrear, lo que en múltiples niveles se bifurca con la ficción. Precisamente, Agárrese como pueda… mira a sus protagonistas como artistas, pero a la vez como profesionales en un arte que requiere preparación y seriedad: es un film sobre profesionales. Sin alardes técnicos ni piruetas formales sofisticadas, los directores crean un documental que cumple por un lado con la acumulación de información, por el otro con el acopio de datos históricos y testimonios de primera mano, y finalmente con una lectura acertada de por qué es importante que esos personajes aparezcan en cámara. Romero, Bratosevich y Celada tienen otro gran acierto. Vinculan el arte del catch con la alta cultura, a partir de textos de Roland Barthes y testimonios del actor y director teatral Pompeyo Audivert, pero esa mirada intelectual sirve de contexto, acompaña, profundiza la reflexión, pero nunca es el fondo del asunto. El primer plano le pertenece a los luchadores, de Peucelle a Viloni, y ese respeto tiene que ver con que, primordialmente, el arte del catch es un arte popular, viene de los entretenimientos de ferias y se sofisticó con el uso de nuevos medios de comunicación, pero nunca perdió su centro. Sin embargo, la esencia trabajadora de sus estrellas (es interesante cómo todos pertenecieron a los sectores humildes) confirma ese rol sacrificial del luchador y aleja de imposturas que sólo buscan justificar una disciplina por medio de la intelectualización de sus formas. A pesar de sus 120 minutos, que parecerían demasiados, Agárrese como pueda…es un documental con un montaje de notable precisión. Aborda diversas etapas en una disciplina cuya historia tiene casi cien años (desde los orígenes en la Misión Inglesa al Luna Park, pasando por el brillo de la tele a este presente de giras por clubes de barrio), y la información luce clara y contundente. Incluso, nunca apela a la nostalgia como método de fácil vinculación con el espectador: porque es interesante también como fenómeno antropológico descubrir cómo en el pasado esa mentira podía ser más asimilada como verdad por un público no tan cínico y mucho más naif. Y si bien el presente no luce tan brillante como ese pasado mítico de Karadagian llenando el Luna Park, el documental evita caer en la lástima. A los directores les preocupa el homenaje a una forma de arte y entretenimiento no del todo reconocida, no se quedan en el pasado y aceptan la continuidad (no hay distingos entre Karadagian o Viloni), y lo hacen con una honestidad y simpleza que es el más justo reconocimiento a estos luchadores mitológicos con pinta de pibes de barrio.
De Titanes en el Ring a 100% Lucha, pasando por Lucha Fuerte o Rambo y sus Titanes; el catch en Argentina tiene marcas y estilos propios, y era hora de que alguien plasmara su historia en la gran pantalla. Los encargados son Javier Romero, Claudio Celada y Nicolás Bratosevich, documentalistas encargados de la grata sorpresa que resulta Agárrese como pueda: Qué Dicen Los Cuerpos al Volar. A los pocos segundos de iniciado, una placa aclara que este no será un trabajo que revise los grandes triunfos mundiales; que se centrará en las personas, en esos hombres que vuelan y su forma de expresarse artísticamente como tales; una premisa que mantiene a lo largo de sus muy entretenidas dos horas. Si hablamos de Catch en Argentina, es inevitable referirse a la figura central del Armenio, el gran Martín Karadagián, principal promotor de este deporte y espectáculo en nuestro país. Efectivamente, su figura resulta un foco en la historia que se va hilvanando, pero esto no es simplemente un homenaje y repaso a su vida. Su figura disparará la del show, y de ahí al resto de los personajes. Valiéndose de una serie de entrevistas, demostraciones, puestas creativas, y un material de archivo interesantísimo, se cuenta en forma de viñetas, el devenir de nuestros queridos luchadores. ¿Conviene ir con algún conocimiento previo y admiración por los entrevistados? Esto ayuda y mucho, pero tampoco resulta esencial. Son seres que desbordan un carisma y un magnetismo especial capaz de comprarnos con pocas palabras, y les creemos cuando nos relatan sus anécdotas y su peculiar forma de vida. El catch es un arte, es un show y un espectáculo con todas las letras, por lo tanto, sus artífices son artistas. Esto queda claro desde casi el inicio cuando aparezca el actor y dramaturgo Pompeyo Audivert junto a su grupo teatral, para hablar de los orígenes de esta destreza y nos exprese que por el modo en que es desarrollado debe ser comprendido como una expresión artística más, quizás una mucho más representativa de los orígenes del teatro de lo que muchos pensamos. Romero, Celada y Bratosevich no se conforman con hacer un repaso histórico por las fechas, nos hablan desde adentro, logrando algo íntimo, simpático y profundamente pasional; como solo un fanático podría expresar. Desde lo más amateur a figuras reconocidas a nivel popular amplio como el recordado Rubén “El Ancho” Peucelle, entre otros. Todos pasan delante de la cámara y exponen su vida, dentro y fuera del cuadrilátero, y como una influye en la otra. Cuánto de espectacular hay en estos hombres que ¿dejan de ser el personaje? Para transformarse en los hombres de carne, hueso y cotidianeidad. Hay lucha en ellos, se nota, dejan todo y pelean por llevar la función adelante, como lo haría un actor que se forma desde abajo y siente la pulsión por las tablas. También son deportistas que expresan el esfuerzo y la garra necesaria para no bajar los brazos. Hay algo que diferencia al catch argentino, indiscutiblemente deudor de Titanes en el Ring, de sus pares mundiales como la WWE estadounidense o el más cercano catch mexicano; es esa impronta circense, divertida, quizás aniñada, que desdibuja el límite entre lo real y la ficción porque no le interesa; lo importante es lo memorable del espectáculo. Ese espíritu, queda plasmado a lo largo de todo el documental, cuando sus figuras atraviesan el espectro deportivo y escultural, y van más allá. Sin necesidad de un gran despliegue técnico ni artificios que nos distraigan del centro e interés, Agárrese como pueda es un grandioso, bellísimo y debido homenaje. Genera algo muy similar a aquellos recordados shows, dibujarnos una sonrisa permanente, e impregnar ese magnetismo que hace que no podamos despegar los ojos de la pantalla y creamos en todo lo que se nos dice. Solo nos faltaría que nos dejen entrar a la sala con un plato de vainillas y chocolatada.
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Un homenaje al catch argentino Performances de alto vuelo La lucha libre o catch – como le solemos llamar en este país – no está atravesando actualmente su momento de mayor popularidad, pero con cien años en sus espaldas ha sabido construir un mythos que bien vale la pena revisitar. Agarrase como pueda. Que dicen los cuerpos al volar” hace justamente eso e intenta resaltar el aspecto artístico mucha veces subestimado en este tipo de espectáculo/deporte. El documental, pergeñado por Claudio Celada, Javier Romero y Nicolás Bratosevich, cuenta con una estructura de cinco actos y en cada uno de ellos se explora una faceta diferente del catch. Así es como el film nos transporta desde los inicios arrabaleros en los años veinte hasta el submundo casi anónimo de los campeonatos contemporáneos. Sin embargo, el trío autoral no se queda únicamente con un relato historicista sino que aporta un retrato del sentir y la cotidianidad de muchos de los luchadores que supieron estar en el centro (o en la periferia) del ring. Héroes anónimos La aproximación del film hacia su objeto de estudio es mitológica, casi romántica. Como si la génesis del espectáculo estuviera basado en la idea del arte por el arte. Los autores no disimulan en ningún momento su amor por el catch e intentan reivindicarlo con citas de Roland Barthes y largos fragmentos poéticos a cargo de un dramaturgo. Estas partes son demasiado apologéticas y parecen demostrar una falta de convicción en sus propios argumentos. Es decir, como si nos quisieran subrayar la belleza del catch por medio de la prosa. Algo que realmente no hace falta ya que esa belleza es palpable en las imágenes de las peleas que nos muestra el documental y en las increíbles anécdotas que podemos escuchar en cada entrevista. El mayor acierto del film es su capacidad para narrar la historia y genealogía de la lucha libre en Argentina. La utilización de las entrevistas y el material de archivo es realmente impecable, ambos recursos nos presentan un mundo desconocido para muchos e incluso da la sensación de que se podría realizar un documental de cada década y acontecimiento. Uno dedicado a “Titanes en el Ring”, otro a la muerta del Beatle Francés, otro a la pelea de Gatica vs Karadaghian, otro a las excéntricas vidas de los luchadores amateurs. Hay tanto material que al tratar de crear un paneo general del tópico, el impacto de estas historias puede perderse por la cantidad de eventos excepcionales que narra la película. En este sentido, la cinta contiene un sentido lacónico inverso, se extiende en momentos donde es necesario y se contrae donde debe expandirse. Conclusión Agarrese como pueda. Que dicen los cuerpos al volar es un documental altamente recomendable tanto para neófitos así como para expertos del catch. Una película realizada con honestidad y total devoción por un arte que sigue vigente en el colectivo imaginario argentino
Escuchá el audio haciendo clic en "ver crítica original". Los domingos de 21 a 24 hs. por Radio AM750. Con las voces de Fernando Juan Lima y Sergio Napoli.
Nos quedó en el tintero este documental sobre el catch, la lucha libre en la Argentina, que va desde la auténtica competencia hasta el querido espectáculo circense que llevó a la televisión Martín Karadagián. La película conversa con muchos de esos luchadores, tiene su buena dosis de anécdotas y, también, una enorme nostalgia que muta en melancolía. Una manera más de mostrar que el cine recupera el tiempo perdido.
Lucha de titanes: una tierna caricia a los ídolos de la infancia No se puede sino agradecer cuando uno se encuentra con documentales de este tipo. Argentina ya es un bastión latinoamericano en cuanto al nivel de producción en el género y se hace cada vez mejor. A priori pareciera ser que “Agárrese como pueda” es un recorrido gigantesco, minucioso y detallado, por la historia del catch en la Argentina, que va desde el gran “Hombre Montaña” que junto a otros hombres robustos y macizos estuvo en los inicios, pasando por Martin Karadagián hasta llegar a nuestros días. Para los que no nos perdíamos una sola emisión de “Titanes en el ring” es como incorporar a lo que ya sabíamos en esa época, todo la historia que queríamos saber y no se podía contar. Hay tanto amor, cariño y nostalgia por parte de sus directores Claudio Celada, Nicolás Bratosevich y Javier Romero que se hace evidente la honda preocupación por ir hacia atrás en el tiempo, la enorme cantidad de horas y horas de investigación, el trabajo de compilación del material de archivo y la triste decisión de tener que dejar cosas afuera. Sin toda esta pasión por la temática abordada en “Agárrese como pueda” directamente no habría película. Hay dos ideas centrales que prevalecen aquí. La primera, es colocar a esta disciplina en el lugar que claramente se merece. El catch, más allá de sus orígenes en la Grecia y la Roma antiguas, es una combinación de teatro, clown, circo propiamente dicho, danza y todas las variables de grotesco exacerbado para lograr los puntos dramáticos de cada pelea. Una clara forma de arte hecha entretenimiento. La segunda, es poder darles a los hombres y mujeres que se dedicaron a esto, y llegaron a construir un imperio del espectáculo, un lugar de pertenencia muy cercano a la gloria, construida a base de exponer el cuerpo hecho personaje. En este sentido hay una forma de reivindicación que se transforma en dignidad a través del texto cinematográfico. Eso que ocurría con “El luchador” (Darren Aronofsky, 2008), interpretado por Mickey Rourke, ocurre aquí también subiendo a los que todavía están y a los héroes de ayer a un emotivo pedestal. De narración tradicional, mezclando entrevistas con material de archivo, “Agárrese como pueda” es una invitación a recorrer mucho más que la historia del catch, porque la utilización de la música (esos tangos están tan bien puestos), la compaginación y la información nos lleva a un viaje al pasado, para que estas generaciones sepan de los códigos de otros tiempos en una Buenos Aires prostibularia, arrabalera, y definitivamente barroca. El Luna Park sin techo, el Babilonia (“en el Babilonia está la paponia” ¿se acuerda?), y el Parque Retiro son algunos de los lugares que también brillan en la memoria. Celada, Bratosevich y Romero logran lo que se proponen: una caricia a los ídolos de la infancia de millones, por un lado, y hacer una muy buena película sobre ello, por el otro. En ambos casos el objetivo está cumplido.