Era verano. Días cálidos y soleados. Se disfrutaban junto a la familia y los amigos. No es que no hubiese demasiadas preocupaciones pero éstos no parecían tan graves. Lo importante era pasarla bien. En casa, en algún boliche o estando recostados en la cama con tu novia. Pero ahora es invierno. Los días son fríos y grises. La casa está casi en ruinas. La familia anda por otro lado. Los amigos se fueron o nos alejamos de ellos. El film, dirigido por Daniel Gimelberg, es su primer largometraje, ya fue estrenado hace unos años en el Bafici pero con otro corte. El principal cambio es que Luis Alberto Spinetta grabó unos temas originales. Y este cambio es fundamental. Lamentablemente él nunca llegó a ver la peli terminada y al final del film aparecela leyenda "Dedicada a la memoria de Luis Alberto Spinetta". Con Fito Paez como productor musical, además de canciones de ellos dos suena alguna de Él Mató a un Policía Motorizado. Y es que en la película, la música juega un papel fundamental, pues ésta pasa de la generación del padre del protagonista a la del joven que intentará hacer de estos cassettes (sí, la nostalgia a flor de piel) la banda sonora de su vida. La película intercala dos tiempos. Este agradable verano que se fue y el invierno que no termina. En el medio algo sucedió, algo hizo que Nacho (Nahuel Viale) se quedara solo en su casa, se alejara un poco del mundo e intentara sobrevivir con unos pocos pesos que hace trabajando y cobrando un sueldo de un negocio que tuvo su padre. Pero mientras aquel verano demostraba tener una vida acomodada, hoy sólo gasta el dinero en drogas, sin poder permitirse si quiera tener una computadora. ¿Los estudios? Sus sueños de ser arquitecto se vieron frustrados por la dificultad de una carrera que requería una atención que él no le podía depositar, en nada ni nadie, ni siquiera en su novia, Ana. "Te equivocás en una fórmula y se te cae el edificio", le dice el profesor tras no poder aprobarlo. Y así es su vida, el edificio que se cayó. "Antes" es una buena película salvo cuando peca de querer parecerse demasiado al cine "de autor" argentino. Hay momentos innecesarios (cuando ella le susurra, de la nada, al oído "no estamos muertos") y además tiene un uso más frecuente de lo necesario del zoom in, que personalmente es un recurso que no suelo disfrutar si no se lo usa con moderación. Nahuel Viale, Martín Piroyanski, Nauel Perez Biscayart (probablemente el más interesante de estos personajes secundarios porque, a diferencia del protagonista que parece no saber qué quiere y quién es, éste lo tiene bien en claro), Romina Ricci (que protaogniza una hermosa escena musicalizada diegéticamente por uno de los temas más hermosos y deprimentes de Fito, "Creo"), Alejandra Flechner como su madre y Carlos Portaluppi como el socio de su padre y que va a despertar sospechas a causas del estado paranoico en que cae su protagonista. "Antes" está contada con esa estructura dividida, y lo hace de manera muy correcta. Mostrando a los dos Nachos, el que fue y el que es, atravesando por diferentes estadíos. Porque Nacho tiene que caer, tocar fondo, y luego correr. Correr hasta caerse sin aire en los brazos de Ana. "Justo que pensaba en vos, nena, caí muerto" canta Spinetta. Pero morir es también renacer. Por eso la película tiene ese final esperanzador, nos salva el amor, y que deja esa agradable sensación.
Generación partida Con dos temporalidades bien definidas y yuxtapuestas a lo largo del relato, la ópera prima de Daniel Gimelberg –codirector junto a Csecs Gay de Hotel room- construye un retrato intimista y generacional a fuerza de sutileza y un in crescendo dramático permanente que marca el derrotero del protagonista (Nahuel Viale) en dos etapas claves de su joven vida: un verano donde cumple 21 años y el invierno donde ya cuenta con 23. El Nacho del presente es completamente distinto al Nacho del pasado y eso se hace sentir tanto estética como dramáticamente, en una pendiente de desesperación originada a partir de un hecho que no revelaremos aquí pero lo suficientemente importante como para alterar el rumbo de una historia en cualquier circunstancia crítica. De forma fragmentada, la trama acopia situaciones que luego de conectarse dialécticamente configuran un mejor mosaico de la personalidad del protagonista y sus actitudes cada vez más angustiantes o peligrosas para el entorno. En ese transitar caótico, a veces a la deriva, de las emociones, los recuerdos, amigos que regresan del exilio o novias que se dejan sin saber muy bien porqué, la repetición de conductas o reiteración de situaciones conllevan una carga afectiva que a veces logra transparentar la angustia interior de Nacho si es que la violencia contenida no aflora desde el dolor o el sentimiento de culpa, muchas veces insoportables. Antes es un alentador debut en solitario de Daniel Gimelberg que acierta primero en la elección del casting para conformar un buen puñado de secundarios entre quienes debe destacarse Nahuel Pérez Biscayart, Carlos Portaluppi, Guadalupe Docampo, Alejandra Flechner, Horacio Acosta, el español Gabino Acosta y Verónica Llinás, todos ellos muy bien dirigidos y con sustanciales aportes desde sus personajes. El segundo acierto lo constituye el guión en materia de diálogos que con el correr de los minutos se aclimatan a la historia y se vuelven naturales al oído, sin excesos verbales o frases grandilocuentes aunque cargados de sustancia. En su rol de director, Gimelberg encuentra la distancia adecuada para seguir a sus personajes y de vez en cuando escudriñar con zooms rabiosos al protagonista en sus estados anímicos o perturbaciones de la mente que abren el espacio a otro ámbito mucho más sutil pero que no desentona con el clima de la película, incluso en esas partes más densas e íntimas. Esos logros son compartidos gracias a la buena actuación de Nahuel Viale y la fotografía a cargo de Diego Poleri capaz de definir a partir de tonos veteados o colores muy fuertes que estallan en la imagen dos dimensiones disimiles en las que también la música juega un importante papel.
Antes es la ópera prima como director y guionista de Daniel Gimelberg, cuenta dos momentos en la vida de Ignacio, uno transcurre durante el verano y otro, el más extenso, durante el invierno, el relato se parte debido a un suceso trágico al cual no se hará mención durante el transcurso de la película. Lo más llamativo del film es que gran parte del elenco es joven y fresco, con Nahuel Viale a la cabeza como protagonista, conjugado con un soundtrack intenso conformado por canciones de Spinetta, en su mayoría, con dos reversionadas por el mismo...
Reconocido como uno de los mejores directores de arte del cine argentino ( La antena y El último Elvis son dos de sus notables aportes) y correalizador hace más de una década con el catalán Cesc Gay de la influyente Hotel Room , Daniel Gimelberg llega al largometraje (en solitario) con este visceral y desgarrador retrato de la angustia adolescente. El film está construido en dos tiempos opuestos que marcan dos momentos muy disímiles en la vida de un joven. Es verano y Nacho (Nahuel Viale) tiene una existencia sin demasiadas preocupaciones: trabaja, estudia, vive con sus padres y disfruta del tiempo libre con sus amigos y su hermosa novia. En la segunda vertiente del relato, han transcurrido dos años desde aquel momento casi idílico. Es invierno y nuestro antihéroe ha pasado por una experiencia límite, traumática. Ya no trabaja, vive solo y coquetea con tomar él también decisiones extremas. En Antes (una película sobre las dualidades, el antes del título y el después, la euforia y la depresión, la vida y la muerte, el amor y el dolor) el cómo es tan importante como el qué. Si bien hay una evolución dramática y un entramado psicológico, Gimelberg parece más interesado en la creación de atmósferas que tienen que ver con los distintos estados de ánimo y esa sensación de confusión y desamparo que invade a tantos jóvenes. En esa búsqueda de climas, que van de lo eufórico a lo opresivo, resultan fundamentales el aporte del talentoso director de fotografía Diego Poleri y la hermosa banda de sonido producida por Fito Páez, que incluye temas suyos, de Él Mató a un Policía Motorizado y dos temas del legendario disco Artaud , que Luis Alberto Spinetta grabó en nuevas versiones especialmente para la película. Puede que el film tenga algo de déjà vu en su exploración del universo adolescente, ciertos desniveles actorales, algunos diálogos que suenan artificiales y ciertas escenas que no alcanzan la intensidad deseada, pero Antes es una película hecha desde las entrañas, con el corazón en la mano. Esa honestidad brutal le permite disimular y trascender sus carencias y convertirse, así, en un trabajo valioso en más de un sentido.
Con la estampa de Spinetta La película dirigida por Daniel Gimelberg y con un elenco digno del mejor Bafici invita al espectador a desentrañar un atractivo puzzle e incluye música del inolvidable "Flaco". Qué le ocurre a Nacho? Una pregunta inicial que Antes desentraña de a poco, jugando con dos tiempos diferentes. Por un lado, el de la felicidad del verano y la tranquilidad familiar, al borde de la pileta, donde además el protagonista vive un noviazgo alentador, romántico sin vueltas. Por el otro, dos años después, Nacho ha cambiado pero no se saben las razones. Un amigo y su madre, otra chica, un departamento vacío, un trabajo ocasional y algunos encuentros con otro personaje donde se habla de dinero, papeles y del padre del protagonista. Desafío más que interesante el del cineasta y director de arte Daniel Gimelberg el de construir un rompecabezas donde el presente se yuxtapone con el ayer inmediato, confrontando conductas, mundos, parejas, vacíos existenciales, silencios que dicen más que las palabras. El puzzle es más que atractivo pero dependerá de la paciencia del espectador para arribar a conclusiones definitivas, a esos últimos 15 minutos donde la película coquetea con la autodestrucción final y la redención a través del amor como hipotético salvavidas. Primer film a solas de Gimelberg (varios años atrás codirigió Hotel Room junto al catalán Cesc Gay), Antes escamotea información de manera sutil, proponiendo un juego atemporal de confrontación entre el Nacho familiar, de novio y viviendo momentos de placidez, en contraste con el otro, solitario, necesitado de drogas, irascible y irritable a través de algunas acciones. Ida y vuelta que Gimelberg construye para película supuestamente hermética pero feliz y ligera desde su manejo del "tempo cinematográfico". Pero Antes, además, cuenta con un par de atractivos extras. Por un lado, un team actoral que se asemeja a un seleccionado del cine argentino estilo Bafici: Piroyanski, Docampo, Biscayart, Llinás, Flechner y el gran protagónico de Nahuel Viale, presente en toda la película y transmitiendo una amplia gama de matices a su complejo personaje. Y la música. Antes se presentó en la edición del 2010 del festival porteño pero con el paso del tiempo buena parte de la banda de sonido fue sumándose a la versión que se estrena hoy. Temas de Él mató a un policía motorizado, producción musical a cargo de Fito Páez y canciones de Luis Alberto Spinetta de los años de Pescado Rabioso (el momento en que suena "Bajan" es relevante y emotivo), encuentran su sitio ideal en las imágenes. Ese antes y ese hoy que vive Nacho también se relaciona con el uso de la música, protagonista esencial del film. Primero fue Alejandro Agresti y Buenos Aires viceversa (1996) y luego la dupla Lingenti-Villegas y Ocio (2010). Ahora es Gimelberg con Antes quienes confirman que la prosa del Flaco jamás será olvidada.
Lo que no vuelve Muchas veces decimos que la vida es un antes y después de algo, en general de una pérdida, de algo muy doloroso que hace que las cosas ya no sean lo que eran. De eso se trata esta película, del antes y el después en la vida de Nacho (Nahuel Viale). Así el relato está dividido en dos: un antes, flashbacks, donde vivía con su familia, iba a la facultad, salía con amigos, tenía novia. Y un presente donde lo vemos solo, perdido, tomando decisiones y haciendo cosas con las que puede terminar mal. No sabemos qué es lo que pasó, por qué el presente se convirtió en eso; las imágenes del pasado, del antes, funcionan como piezas de un rompecabezas que vamos armando hasta que la película nos muestra la pieza final, y entonces entendemos qué sucedió. Lo que Nacho necesita es algo que lo conecte con el pasado, que de alguna manera lo salve, y que pueda, en el presente, ser quien era en el antes. Es interesante el modo en que está narrada la historia. Nahuel Viale lleva muy bien el protagónico, y se destacan Nahuel Pérez Biscayart y Verónica Llinás, como madre e hijo, amigos del protagonista, que lo acompañaban en ese antes feliz, y que no logran acercarse a él en ese después, donde está perdido. En el trabajo fotográfico es interesante el uso de la luz y la oscuridad, en el pasado y el presente. Por momentos hay un abuso de la música, con imágenes de Nacho con sus amigos, que le da un tinte de película para adolescentes. Es una narración interesante, una tragedia contada sin golpes bajos, sino como una historia personal, de quien debe enfrentar y asimilar un situación terrible, donde todo cambia en un minuto, y la vida ya no será lo que era, pero podemos rescatar algo del pasado que nos permita seguir siendo quienes eramos.
La rara sensación de abandono Daniel Gimelberg ilustra muy bien el estado de insatisfacción de Nacho, magníficamente actuado por Nahuel Viale. La música de Luis Alberto Spinetta y Fito Páez, son otros aciertos de esta historia. De Daniel Gimelberg se vio hace varios años "Hotel room", que había filmado en codirección con el español Cesc Gay. En "Antes", Gimelberg, hace coincidir una serie de elementos que vuelven atractiva la historia presentada. El filme es un drama típico, que afecta a muchos jóvenes, ante la falta de referencias, el desengaño y las mentiras de los mayores, que en este caso conducen al protagonista Nacho (Nahuel Viale), a un callejón sin salida. La historia de Nacho cuenta un "antes" y un "después" y en algunos aspectos tiene que ver con una extraña sensación de abandono, que va poblando su existencia hasta hacerle perder el rumbo de su vida. Nacho, veinteañero, vive con su padres en una buena casa con pileta en el Gran Buenos Aires. Tiene un amigo íntimo, Tomás (Nahuel Pérez Biscayart), de cuya madre Valeria (Alejandra Flechner), estuvo enamorado en su adolescencia. EL OTRO AMIGO Nacho y Tomás tienen otro amigo, Matías (Martín Piroyansky), al que se suma Ana (Guadalupe Docampo), la novia de Nacho. En la primera parte de la película todo parece desarrollarse normalmente. Los chicos se reúnen alrededor de la pileta en la casa de Nacho, toman sol, mientras los mayores charlan. Pero poco después, cuando Nacho se entera de que Tomás (Nahuel Pérez Biscayart) se muda con su madre a otro lugar, una extraña sensación de desasosiego lo comienza a invadir. Ese sentimiento se acentúa aún más cuando surge la posible separación de sus padres, sumado a una deuda que no logra cobrar y lo obliga a la búsqueda de trabajo en el taller mecánico de un viejo conocido. La soledad, el consumo de cocaína, un asalto en la calle, acentúan una extraña sensación que invade la vida Nacho, quien ingresa en una angustia existencial, que lo obliga a buscar consuelo en su novia Ana. Daniel Gimelberg ilustra muy bien el estado de insatisfacción de Nacho, magníficamente actuado por Nahuel Viale. La música de Luis Alberto Spinetta y Fito Páez, son otros aciertos de esta historia.
Pintura amarga de una generación Desde aquel debut conjunto llamado «Hotel Room», que ambos hicieron en Nueva York 1998, el catalán Cesc Gay realizó nueve películas y ya tiene cierto cartel. En cambio, Daniel Gimelberg se ha tomado su tiempo. Mejor dicho, ha ido realizando su propia película en el tiempo que le dejaban libre sus trabajos como director de arte en obras de gran desafío formal como «La antena», ambientada en los 20, las dos de «El ratón Pérez», dos buenas comedias románticas, dramas, etc., hasta culminar por ahora con «El último Elvis». Eso, amén de hacer el diseño de producción en dos películas de su amigo y algunas otras cosas. Así, la película que ahora vemos empezó a rodarse allá por el 2009, tuvo una primera versión en 2010 y así se mostró en una sección informativa del Bafici, recién ahí empezó a trabajar la música definitiva, para la que Luis Alberto Spinetta reversionó un par de viejos temas suyos, a fines del 2011 hubo una segunda versión ya casi definitiva, en febrero del 2012 pasó lo que ya sabemos, siguieron corriendo los meses, siguió la lucha durante los ratos libres de su autor, y al fin ahora puede estrenarse. Sufrimientos del cine independiente, que le dicen. El resultado no es perfecto, pero es respetable. Historia partida en dos, presenta a un joven caminando en la noche, reclamando una dádiva mensual del socio de su padre, agarrando cada vez más bronca, incluso contra quienes lo aprecian. Para colmo es invierno. Con esas situaciones alternan otras, de un verano anterior. La familia completa, la noviecita, los juegos particulares con un amigo que piensa emigrar, el padre bueno que parece amar la música progresiva, punto de contacto con el hijo. La casa, antes y después. Y el pibe que debe soltar toda su desesperación para, tal vez, empezar de nuevo. Buen elenco, edición y fotografía debidamente trabajadas para provocar ciertos sentimientos, dos canciones bien colocadas («Todas las hojas son de viento» y «Bajan»), y la pintura amarga de una generación poco preparada para crecer en el mundo real. Adviértase al respecto la discusión con un profesor que se niega a aprobar al alumno que no sabe. Transcurre en algún lugar de Núñez o Belgrano, a juzgar por un graffiti que dice «Defe capo», y en zona centro. Dato al margen, hay dos tomas fugaces de la 9 de Julio con las plazoletas de antes.
Daniel Gimelberg, trabajó en cine como director de arte en películas como “El último Elvis” de Armando Bo, “La antena” de Esteban Sapir, “No sos vos, soy yo” de Juan Taratuto y co-dirigió en el año 98 “Hotel Room” junto al director barcelonés Cesc Gay. Antes es su primera película en solitario como guionista y director y cuenta con una particularidad gracias a la cual se destaca: tiene la música de Luis Alberto Spinetta, Fito Páez y Él mató a un policía motorizado. La presencia del gran Spinetta puede más que ayudar a que el film quiera ser visto o mejor dicho, escuchado, casi como un documento musical, sin embargo, ya veremos que eso no alcanza para que la película realmente atrape. LA HISTORIA La película cuenta la historia de Nacho, Nahuel Viale, que vive dos momentos muy marcados de su vida. Por un lado, a sus 21 años y en pleno verano tiene su casa de toda la vida, el calor familiar, los amigos, la facultad y una relación de noviazgo con Ana. Por otro lado, tiene 23 años, vive solo en un crudo invierno en la misma cada que ahora está vacía, no estudia, no tiene novia, no tiene amigos y empieza a trabajar en un taller mecánico. Estas dos etapas de su vida están mediadas por una elipsis que metafóricamente podría llamársela crecer y que en esta película está atada a un hecho concreto que se elude hasta el final. LA FORMA DE NO CONTAR El cine es el paso del tiempo. El drama es el paso del tiempo. Antes es un film que toma momentos de la vida del protagonista y los reitera a lo largo del paso del tiempo tanto en el presente como en el pasado. Vamos viendo cómo era antes y cómo es ahora. Claro, la ecuación es tristísima, antes lo tenía todo, ahora no tiene nada. Esta cruda realidad situada en los años 90´s elige momentos bastante banales para narrar la psique del personaje y sus emociones. Eso no tendría nada de malo si a partir de la vida misma podríamos ver qué le pasa al personaje, pero el personaje es una roca, no transmite verdad, no transmite dolor, no transmite esa pérdida, el personaje no se transformó. Por más que veamos que el tipo ahora está solo y antes estaba acompañado, que antes tenía una novia – con la que tampoco vemos un lazo estrecho, ni un amor de película- y ahora está solo… eso no alcanza para ver a un personaje vivir sumergido en el desastre de su propia vida, en el desastre de la tragedia y de la madurez. La película no logra contar el dolor, logra mostrar el antes y el después de un hecho que cambió la vida del personaje. LA MÚSICA NO DRAMÁTICA La película está repleta de música. Desde el principio hasta el final escuchamos un tema tras otro… a veces es medio forzado que Spinetta o Fito estén en todas las radios, en todas las fiestas pero si lograra emocionar de una manera especial, estaría bueno igual. Sin embargo, la música está usada de manera poco dramática. Suena y suena y acompaña y es hermosa y toca a las generaciones que crecieron con el flaco y con Fito, pero me pregunto si esa es la forma en la que la música tiene que sonar en cine… Muchas veces diegética y otras extradiegética, pareciera que se buscó aprovechar al máximo la posibilidad de tener a grandes músicos en la película (Fito además es el Productor Musical) y por ahí, se cayó un poquito, en un exceso (podría pasarle a cualquiera). LA FOTOGRAFÍA COMO CARTEL TEMPORAL La fotografía al mando de Diego Poleri está también utilizada de manera sencilla en tanto que la imagen en el verano es cálida y difusa y en el invierno es fría y dura. Un recurso fotográfico ya muy utilizado, poco original y que en última instancia, cansa por su obviedad. CONCLUSIÓN Antes es una película sobre el tiempo. A pesar de que el paso del tiempo es cruel, el film da una luz de esperanza a que nuevos cambios pueden venir y que todo lo malo sirve para crecer. Una experiencia más musical que visual, con situaciones y diálogos que no pasan a la historia por su brillantez.
El día es vidrio sin sol En una línea cercana a la de cineastas como Ezequiel Acuña o Martín Rejtman, está ANTES, la primera película en solitario del codirector de HOTEL ROOM, Daniel Gimelberg, que se estrena finalmente hoy. Si bien el tono es más oscuro que en aquellas, la herencia es clara en la manera en la que se acerca a contar lo que le pasa a un adolescente que atraviesa una muy dura situación familiar a través de una historia en la que aparecen los miedos, las relaciones, las salidas, las fiestas, los amigos, las novias, la música y algo bastante parecido a la vida cotidiana. Eso es lo que transmite ANTES y lo que la puede hacer cercana a muchos espectadores. Más allá de las circunstancias específicas, la vida de Nacho (Nahuel Viale) a los 21 años se parece a la de muchísimos porteños de clase media que lidian con familia, estudios, novia y amigos, atravesando experiencias que son parecidas. Es obvio que el hecho potente que atraviesa la vida de Nacho –y que divide las dos etapas, el “antes” y el “después” que narra el filme- no es algo que le vaya a suceder a muchos, pero de cualquier modo uno puede identificarse, ya que es difícil evitar vivir con miedo de que algún hecho fuerte en tu vida la cambie para siempre, que aquel “verano” que fue el pasado se transforme en un presente invernal: frío, oscuro, desangelado. En ese viaje, la música no es un tema menor. Los personajes de ANTES están atravesados por las canciones, ellas son parte fundamental de su vida cotidiana. Y, en el caso de Nacho, conforman –a través de las canciones de Luis Alberto Spinetta- un nexo generacional muy evidente entre padres e hijos, casi el paso de una antorcha que está en el límite entre darnos luz y quemarnos. En ANTES, el espectador recorre esos dos escenarios viendo las claras diferencias entre uno y otro, sin saber del todo qué es lo que llevó a Nacho a transformarse en una sombra amarga de sí mismo, pero con la sensación interna de que todos vivimos transformando el pasado en una película en Súper 8 o una foto Polaroid (o en una sacada vía Instagram, actualizando las tecnologías) mientras el presente se nos aparece desesperanzador. Lo curioso es que hablando del pasado y del presente, ANTES es en realidad una película sobre el futuro, ya que es eso lo único que Nacho tiene al alcance de sus manos y que puede cambiar. Las circunstancias que lo llevaron a ser quién es hoy y a estar como está son, si se quiere, inmodificables, pero lo que él puede hacer con su vida sigue estando abierto a infinitas posibilidades. El dolor quedará –el dolor siempre queda-, pero también hay formas de mitigarlo, de cicatrizar las heridas en lugar de dejarlas permanentemente expuestas. De eso se trata todo esto.
Partido en dos Drama, narrado en presentes paralelos, en el que Nahuel Viale interpreta a un joven transformado por una situación traumática. Antes es una película dual: en su estructura, en su abordaje del protagonista y en sus resultados. La opera prima solista de Daniel Gimelberg -prestigioso director de arte y codirector de Hotel Room junto con Cesc Gay- transcurre en dos tiempos, que funcionan como dos dimensiones. En una, Nacho (Nahuel Viale) tiene 21 años y una vida razonablemente luminosa y sociable; en la otra, tiene 23 y camina por la cornisa del abandono autodestructivo. En la elipsis entre ambas etapas se esconde y agazapa el motivo de este cambio brusco y traumático. Gimelberg evita los flashbacks clásicos: intercala los tiempos, los yuxtapone, como si fueran presentes simultáneos. Expone sus continuidades y contrastes: a través de la creación de atmósferas opuestas (algunas muy logradas); de la ductilidad de Viale para jugar una suerte de Jekyll y Hyde íntimo, peligroso para sí mismo; y del imbricado tejido de dos realidades. El reparto es de gran nivel, pero las actuaciones, que tienden en ciertos casos a la afectación y en otros a la mixtura de registros, son desparejas. Entre los más jóvenes, Nahuel Pérez Biscayart y Martín Piroyansky interpretan a dos amigos de Nacho; Guadalupe Docampo, a su novia; Romina Richi, a una chica que él conoce en su decadencia. El mecanismo narrativo, la constante fragmentación, atenta contra la fluidez general. Basta recordar la sostenida espontaneidad de Viale y Pérez Biscayart en Glue -donde también hacían de amigos con una sexualidad ambigua- y comparar. La salvedad es que Antes tiene un tono grave: de tragedias y redenciones, que el director subraya con el uso del zoom. Además de la excelente fotografía de Diego Poleri, y del talento de Gimelberg para transformar la casa paterna en la que vive Nacho, se destaca la música -a veces diegética, a veces no- que funciona como puente generacional y elemento emotivo. El productor musical es nada menos que Fito Páez, responsable de que Spinetta reversionara dos temas del imbatible Artaud para esta película: Bajan y Todas las hojas son del viento. Un lujo. Como Cementerio Club (también de Artaud) y Creo (de Páez), sumados a temas de la banda Él mató a un policía motorizado. Algunas puestas en escena, sobre todo en el final, lucen erráticas. Al cabo, como el personaje protagónico. Antes y Nacho tienen luces y sombras, y excesos y dignidad y vacíos, en este tour de force interior hacia la adultez, con el dolor natural de crecer sumado al de una desgracia imprevista.
Interesante primer largo del argentino Daniel Gimelberg, el film trabaja sobre dos tiempos: el de un pasado tranquilo y normal, el de un presente que lleva a la degradación y la violencia. El espectador está invitado a comprender qué pasa en esa historia quebrada, a comprender las razones del quiebre, a descubrir alternativas. Gimelberg sostiene su historia con precisión y logra sumergir al espectador en las emociones de sus criaturas.