Propuesta que homenajea al gran José Martínez Suárez, su pasión cinéfila y su amor por el cine en pantalla, en la simpleza de su estructura radica el potencial del documental.
En 2009, el director José Martínez Suárez volvió a su Villa Cañás natal con motivo de una muestra de cine itinerante, para que chicos de escuela primaría puedan disfrutar en pantalla grande –y en el reabierto cine del pueblo- de películas y cortos animados. No será una parada más de esta muestra, ya que el reencuentro con lugares y personas de su infancia invitarán a recordar grandes momentos de la niñez, cuando ya comenzaba su amor por el séptimo arte. Sin duda, el homenaje cinematográfico definitivo a Martínez Suárez. Mientras retoma, por unos días, los lazos con amigos y vecinos de aquellas épocas de inocencia y de sueños, una muy tierna entrevista por parte de alumnas, que José responde con la sinceridad y el buen humor que ya son su marca registrada. Por supuesto, También hay fragmentos y detalles de las filmaciones de las cinco películas que dirigió: El crack, Dar la cara, Los chantas, Los muchachos de antes no usaban arsénico y Noches sin lunas ni soles; películas que aunaban una impronta clásica, propia del período dorado del cine argentina –en el que M.S. se formó detrás de cámara- y el estilo de la Generación del ’60, que abandonaba las filmaciones en estudios para salir a las calles. Lo acompañan en este emotivo regreso los directores Mario Sábato y Cristian Bernard. Tan accesible y cálido como la figura a la que está dedicada, Cine de pueblo, una historia itinerante permite descubrir el lado más íntimo y creativo de un artista cuyo talento y humildad son un ejemplo para las nuevas generaciones.
Se estrena el 17 de agosto en Cine.Ar Aun año del fallecimiento del director y maestro José Martínez Suárez, se reestrena este documental, originalmente proyectado en 2015 en el marco del 17º BAFICI, y que gira en torno a una de las figuras emblemáticas del cine argentino. En la primera escena vemos un fragmento de Noches sin lunas ni soles (1984) de Martínez Suárez, donde Ana (Luisina Brando) le propone a Cairo (Alberto de Mendoza) huir a Villa Cañás. Es evidente que si los personajes hubieran hecho esto, la película hubiera evadido su desenlace y, por tanto, al género policial. Esta posta es la que toma Hermida para realizar este homenaje a quien fuera su maestro filmando el documental enteramente en Villa Cañás, ciudad que vio crecer al realizador, así como a sus hermanas, las famosas Legrand. Pero la apuesta de Cine de pueblo es mayor ya que no se trata solamente de gestar un documental que abre y cierra sobre la figura de Martínez Suárez. En principio, el objetivo pareciera ser doble. Por un lado, registrar el proyecto itinerante de llevar el cine a los pueblos que han visto cerradas sus salas cinematográficas; tal es el caso de Villa Cañás y su cine “Dante”. Por otro lado, registrando ese proyecto, se traza un viaje al pasado que emprende el mismo Martínez Suárez al volver a su ciudad de la infancia acompañado de otros directores como Mario Sábato, Christian Bernard y Hermida. Claro que un objetivo implica al otro. Pero se entiende que estos objetivos iniciales, muy bien logrados, son superados en los resultados finales. Al registrar esa interacción entre Martínez Suárez y las nuevas y viejas generaciones de Villa Cañás, al escuchar muchas de las afirmaciones del director sobre lo que implica el trabajo de un cineasta, de lo que debería ser o no el cine, al enfrentar al espectador con las imágenes de archivo que se articulan con el presente del documental -la mayor parte de ellas, escenas de las películas de Martínez Suárez-, el resultado es un homenaje al cine en todas sus dimensiones. No en vano, el veterano realizador cita a Tolstoi: “Si quieres ser universal, habla de tu aldea”. Lo cierto es que hubiera resultado muy difícil hacer un homenaje a Martínez Suárez sin hacer indirectamente un homenaje a la historia del cine. En Dar la cara (1962) ya había realizado una dura crítica al cine comercial y es sabido que Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976) es un homenaje a Sunset Boulevar (1950), la película de Billy Wilder que ya de por sí es una celebración a lo que fuera el cine mudo y el primer star system. Por lo tanto, el documental de Hermida induce esa lógica de alusión dentro de otra, que a su vez se encuentra dentro de otra. Esta dimensión, que desde la perspectiva de esta cronista es la más hermosa del film, no está contemplada enteramente en su título el cual responde solamente a los propósitos del proyecto de cine itinerante de este grupo de directores. Como sea, voluntariamente o no, este breve documental no es de pueblos ni de aldeas, gira alrededor de una figura que retorna y en ese flashback -porque volver espacialmente al origen también es un flashback en el tiempo- encuentra lo grande, lo colectivo, el cine como máquina de argumentos que no tiene fronteras. Tal vez, tenga una impronta un tanto melancólica, pero así y todo Martínez Suárez no obtura del todo la mirada al futuro. En una de las entrevistas finales que le realizan alumnas de una escuela primaria de la localidad, señala: “No creo que todo tiempo pasado haya sido mejor. Decimos que todo tiempo pasado fue mejor porque la memoria es selectiva. Pero creo que nuestro futuro se ve… peligroso”. Frente a esto, Mario Sábato repregunta (o reafirma) como si él también estuviera siendo entrevistado o como si quisiera ayudar a su maestro a encontrar la palabra exacta: “¿amenazador?”. Los directores hablan de la vida, de los intereses de las nuevas generaciones, pero como es difícil, cuando se trata de Martínez Suárez, escindir cine y vida, cabe la pregunta para ambas dimensiones. Mientras tanto, el grupo itinerante apuesta a seguir adelante, eligiendo los cortos de Pixar para la reapertura del cine Dante en Villa Cañás. CINE DE PUEBLO, UNA HISTORIA ITINERANTE Cine de pueblo, una historia itinerante. Argentina, 2015. Dirección: Sebastián Hermida. Edición: Karina Kracoff. Sonido: Santiago Rodriguez. Música: Pablo Borghi. Colorista: Osvaldo Ponce. Una producción de Hermida Movies.
Cine de pueblo, una historia itinerante Un documental que homenajea al gran director Joselo Martinez Ramiro Cruz Hace 3 días 0 14 La reapertura de una sala de cine en su Villa Cañas natal, es la excusa perfecta para que el director y guionista reciba un homenaje acorde a su trayectoria. El documental repasa la vida y obra de uno de los personajes más destacados de este pueblo santafesino como lo fue Joselo Martines realizando un repaso por su trayectoria vinculada al cine argentino aunque también se sumerge en un viaje en el tiempo para recordar la infancia del director en su pueblo para demostrar que aún sigue conservando la humildad, simpatía y picardia como cuando era un niño. La reapertura del cine del pueblo es el puntapié inicial en este documental que apela en todo momento a la nostalgia y al reconocimiento de un entrañable personaje que recuerdo como si solo hubiesen pasado un puñado de días su vida en Villa Cañas: las travesuras cuando era un niño; las anécdotas en el colegio y en el cine del barrio. Joselo reconstruye, con una precisión que asombra, toda su niñez paso tras paso en las calles de su pueblo natal la cual recuerda con una entrañable alegría. Una serie de entrevistas y actividades con alumnos de la misma escuela a la cual el prestigioso director de cine asistió, dan la oportunidad de de unir a dos generaciones cañaseños y que los nuevos estudiantes puedan conocer de primera mano, toda las vivencias, experiencias e historias que el gran Martinez Suárez tiene para contar. A lo largo de todo el documental se va entrelazando con todas sus visitas a los diferentes puntos del pueblo material audiovisual de su autoria respaldando su relato cada vez que es consultado por las diferentes piezas en las cuales Joselo, tuvo participación ya sea como director o bien como guionista. “Cine de pueblo” es una pieza que cumple de forma sobresaliente el objetivo de demostrar que detrás de un gran director del cine argentino, existió antes que nada, una persona de aún mayor calidad humana, que nunca olvido sus raíces y que las recuerda de la mejor manera Dirección - 75% Música - 70% Fotografía - 75% Guion - 75% 74% Un documental que logra demostrar la calidez y esencia del personaje homenajeado.
Un viaje de regreso a la Infancia Este 17 de Agosto llega a Cine.ar el hermoso documental de Sebastián Hermida, el cual homenajea y revive las memorias de José Martínez Suárez, a un año de su fallecimiento. Cine de pueblo, una historia itinerante (2015) sigue el viaje de José Martínez Suárez, una de las glorias del cine argentino, que después de muchos años vuelve a la ciudad que lo vio nacer, Villa Cañás (Santa Fe). El objetivo es reabrir el viejo cine Dante y donar lo recaudado a una escuela, la misma en la que estudió cuando era chico. Gracias a esta iniciativa, los niños de la ciudad pueden ver por primera vez en Villa Cañás cine en pantalla grande. El documental cuenta lo que sucedió en el reencuentro entre Martínez Suárez y la gente de su querido pueblo. Se lo ve junto a Mario Sábato, Cristian Bernard y Sebastián Hermida, visitando desde clubes de fútbol y bares, hasta los bomberos voluntarios y una fábrica de helados. Las imágenes nos muestran entrañables momentos junto a sus amigos, su escuela, sus calles, su casa natal y el recuerdo de los años felices de la infancia, matizado con imágenes de su historia cinematográfica como director y guionista. José Martínez Suárez para el ambiente del cine, Pepe para la familia, Joselo para Cañás y maestro para los alumnos. “Éramos los primeros en la fila de espectadores de lo que le iba sucediendo a cada paso”. Detrás de su estructura sencilla pero eficaz, se esconde un gran documental y la dirección de Hermida acompaña a la perfección el viaje de Martínez Suárez. Con su cámara en mano, el director nos invita a formar parte de esos momentos únicos e íntimos del artista, dejándonos ver al gran personaje que se ocultaba detrás de la cámara y haciendo relucir su vida y personalidad. Nada queda al azar y los fragmentos de filmografía elegidos, sirven de apoyo y resaltan los momentos más memorables, los cuales están llenos de tintes personales y autobiográficos. “Cine de Pueblo, una historia itinerante es una buena oportunidad para acercarnos y conocer mejor a un artista que marcó una generación y cuyas obras trascienden el paso el tiempo, de manera tan simple y accesible como lo era él”.
Presentada en la sección Panorama del 17º BAFICI –allá por 2015 y filmada en 2009-, llega a partir de este lunes 17/08 disponible en forma gratuita en la plataforma www.cine.ar/play, “CINE DE PUEBLO, una historia itinerante”, el documental donde Sebastián Hermida homenajea la figura de José Martínez Suarez, quien ha sido su maestro y con el que lo ha unido un vínculo más allá de la docencia, forjando incluso una gran amistad. Con “sólo” seis largometrajes en su haber (“El crack” “Dar la cara” “Viaje de una noche de verano” “Los Chantas” “Los muchachos de antes no usaban arsénico” y “Noches sin lunas ni soles”), Martínez Suarez no solamente se convirtió en uno de los directores icónicos dentro del cine nacional contemporáneo sino que además fue trazando un importante camino dentro de la docencia que lo ha posicionado como uno de los más importantes maestros de directores de su generación. No hubo ninguno de los puestos de la industria que “Josecito” no hubiese conocido: fue extra, técnico, asistente de director, guionista hasta llegar a ser el responsable del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, uno de los festivales de cine más importantes de América latina. Su carrera se fue forjando bajo las órdenes de los directores más prestigiosos de ese periodo de oro del cine nacional como Carlos Hugo Christensen, Leopoldo Torre Nilsson, Lucas Demare y Daniel Tinayre e incluso, con sólo ver por ejemplo el elenco de su filme “Dar la Cara” no hay dudas que sus películas han sido tanto un semillero de estrellas –allí vemos a los jóvenes Leonardo Favio, Guillermo Bredeston, Lautaro Murúa, Luis Medina Castro, Dora Baret, Aida Luz y María Vaner- como otros trabajos en los que contó con grandes actores consagrados de la pantalla nacional como Alberto de Mendoza, Luisina Brando, Mecha Ortiz, Narciso Ibáñez Menta, María Concepción César o Ángel Magaña. El documental de Sebastián Hermida -íntegramente filmado en la localidad de Villa Cañás, Santa Fé, de donde el propio Martínez Suarez es oriundo-, toma como excusa la reapertura de una sala de cine en esa localidad para plantear un itinerario que recorre además los rincones de su niñez y nos conduce hasta la emoción que surge en la inauguración de la ahora renovada sala del cine Dante, con cientos de niños en edad escolar, ávidos de asistir por primera vez a la magia que se genera en el cine, cuando se apagan las luces y comienza la proyección. Lo acompañarán en ese viaje tres directores, representantes de diferentes generaciones: Mario Sábato (“El poder de las tinieblas” “Tiro al aire”, algunas de la saga de los Súper Agentes y, entre otras, el documental “Ernesto Sábato, mi padre”) Cristian Bernard (“76 89 03” “Germán, últimas viñetas”) y el propio Hermida abriendo un diálogo permanente sobre la aventura de hacer cine, lo que ha significado el cine en su vida (enarbolando más que justificadamente su célebre frase “estoy hecho de cine”) y recorrer además toda su obra con anécdotas de filmación y fragmentos de sus películas. Pero es interesante el doble diálogo, por un lado entre los directores, y por otro el que Martínez Suarez entabla mediante un reportaje que le hacen los alumnos que van a ver esa función tan especial (aunque nos quede la sensación en algunos momentos que los chicos no tienen idea frente a quién están, al no ser una figura popularmente conocida) construyendo ese puente intergeneracional que es, al mismo tiempo, un legado para las nuevas generaciones que quieran tomar sus consejos, su visión, su concepción del arte cinematográfico y su pasión por las películas. Hermida lo acompaña amorosamente con su cámara y registra cada uno de esos reencuentros que surgen ante la vuelta al pueblo natal: sus amigos y las diferentes formas de describirlo, las historias de su adolescencia y de juventud, los potentes recuerdos de sus padres y los que habitan en cada fotografía en la que se detiene. Jugando con esa idea de un pasado tan diferente a este presente –representado en la estación de tren del pueblo, por ejemplo- y por sobre todas las restantes cuestiones, su particular manera de concebir y hacer cine. Un documental que inevitablemente dialoga y se vincula con “Soy lo que quise ser” (2019) de Mariana Scarone y Betina Casanova, y lo que en aquel caso era la construcción de un cineasta particular en el testimonio de sus colegas y parte de su familia para algunos pequeños destellos de su retrato más personal, aquí en “CINE DE PUEBLO” la mirada de Hermida agiganta esa personalidad inquieta, luminosa, elegante e intelectual, que se modifica cuando visita con esa mirada de niño sus lugares más entrañables que además deja un invalorable testimonio que es un material único como base, herencia y transmisión para las generaciones venideras. POR QUE SI: «Hermida acompaña a José Martínez Suárez amorosamente con su cámara»
Recordando a una gloria. Una camioneta con la ayuda de un poderoso altavoz anuncia la llegada del festival de cine itinerante de Mar del Plata al pueblo de Villa Cañas, el cual contará con la presencia de reconocidos directores cómo Mario Sábato, Cristian Bernard, Sebastián Hermida (el director de este film) y de José Martínez Suarez, un hijo del pueblo que regresa a su tierra natal con un claro objetivo: acercar y presentar a los más jóvenes su eterno gran amor: el cine. José Martínez Suárez fue una gloria del cine Argentino. Director y guionista de películas como El crack (1960), Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976), Noches sin lunas ni soles (1984), entre muchas otras. Después de dedicarle toda su vida a la gran pantalla, José regresa a la tierra que lo vio nacer en búsqueda de reabrir el viejo cine del pueblo, con el objetivo de recaudar dinero para una escuela; la misma en la que estudió cuando era chico. Cine de pueblo, una historia itinerante (2015) es un documental que recorre el mismo camino que José, un camino lleno de memorias y recuerdos que él mismo va contando frente a cámara. Su paso por el colegio, las picardías de niño, el reencuentro con sus amigos, el cariño de su padre y, sobre todo, el romance por el cine, aquello que lamentablemente en Villa Cañas había dejado de existir. Y es así como las memorias de una vida pasada, van tejiendo una historia de amor, de herencias. Lo de José no es ningún capricho; él no quiere, sino que necesita que las nuevas generaciones conozcan y habiten el lugar que para él (y como para tantos otros) significó y sigue significando la felicidad. Este es un documental realizado a forma de homenaje, por lo cual no considero la necesidad de exigir una fotografía menos mezquina o un hilo narrativo más atractivo. Es un documental que, a mí entender, está realizado exclusivamente para hacer llegar aquello que José pregona a lo largo del film, además de cumplir con la inmortalización de un ciudadano ilustre para Villa Cañas. Y es justamente esta aura nostálgica la responsable de validar una película que, de no ser por el amor de José Martínez Suárez al cine, no encontraría ritmo ni emoción alguna. En síntesis, Cine de pueblo, una historia itinerante logra funcionar como un testimonio audiovisual de un personaje que le ha dado muchísimo a nuestra cultura nacional. Una inmortalidad bien merecida, y un grato recuerdo fílmico para toda la gente que lo supo apreciar.
UNA HISTORIA SENCILLA En 2009, José Martínez Suárez regresó a su pueblo natal, Villa Cañás, con el objetivo de participar de la reapertura de un viejo cine, que era el cine de su infancia. Martínez Suárez fue una figura emblemática para la cinematografía nacional: gran director, con películas indispensables como Dar la cara, también docente ejemplar y tutor de una generación brillante de realizadores, además de figura itinerante del Festival de Cine de Mar del Plata, del que fue presidente hasta su muerte el año pasado. Por lo tanto, la idea del regreso que enmarca el documental de Sebastián Hermida adquiere múltiples aristas si tenemos en cuenta los ecos que reverberan en la memoria de un personaje que tiene la capacidad de convertir todo en relato. Cine de pueblo, una historia itinerante es precisamente un documental para nada ampuloso, que se ciñe a su personaje y su lugar, y que se vuelve -por eso mismo- bastante entrañable. Hermida es sincero, confiesa su cariño por el personaje desde el mismo comienzo con su voz en off. Incluso lo hacen los acompañantes de Martínez Suárez en este viaje, los también directores Mario Sábato y Cristian Bernard. A partir de ahí, es poco lo que se pueda objetar de su película: es un retrato cariñoso y muy cálido, como parece ser la vida en un pueblo donde hasta el rincón de una vidriera de un comercio se convierte en Historia para el protagonista. Cine de pueblo… pone a Martínez Suárez en primer plano y se vale de sus anécdotas, su forma de decir, la historia personal que lo respalda y su constante vocación docente a la hora de exponer cuestiones cinematográficas. Su definición sobre el cine de Antonioni es una boutade que se le permite al maestro. La película aprovecha la entrevista que le hace un grupo de alumnas de una escuela como inesperado espacio confesional. Martínez Suárez tuvo una virtud poco habitual, si su vida estuvo atravesada por el cine, desde los recuerdos de la infancia hasta aquello en lo que logró convertirse (director, docente de cine y director de un festival), su presencia logra ser también magnética para la cámara: por eso que la potencia emotiva del regreso al terruño queda un poco relegada a su vital andar. En el encuentro con sus viejos amigos o con los pequeños que asisten a una función de cine se fusionan el Martínez Suárez persona y el Martínez Suárez personaje: que muchas veces, por el enorme recorrido de vida, son el mismo. Hermida pone la cámara y acompaña, su documental elude cualquier virtuosismo formal que podría entorpecer la claridad del personaje. Por momentos se transmite esa bonhomía que uno, desde el estereotipo, adjudica a la vida pueblerina. Pero al fin de cuentas Cine de pueblo, una historia itinerante es eso, un registro bonachón de una experiencia amable e inolvidable.
Varias veces regresó el maestro José Martínez Suárez a Villa Cañás. Una vez, hace diez años, lo hizo para participar en la reinauguración del cine local y hacerles vivir a los chicos esa experiencia que hoy pocos en el interior conocen, y que es participar de una función en una sala enorme, con pantalla enorme, y un enorme griterío colectivo de infancia feliz. El los preparaba para ese disfrute, y cómo recordaba entonces su infancia, su patria, como decía, citando la vieja frase de Rainer Maria Rilke. Solo que en las páginas del poeta eso está cargado de melancolía, y en la voz de Martínez Suárez estaba lleno de santafesino orgullo y alegría. Compañeros de viaje fueron invitados tres amigos y también colegas en el oficio y el sentido del humor: Mario Sabato, que se autodefine “director en Retiro Efectivo”, Christian Bernard y Sebastián Hermida, que fue con su cámara. Suyo es el registro de esos días, el paso del maestro Martínez Suárez frente a la escuela donde aprendió a leer, y ante la cual se descubre la cabeza con respeto; las caminatas por las calles tranquilas, el encuentro con los viejos amigos, las risueñas confesiones al reportaje de las periodistas escolares que lo miran con asombro. Ese viejo tenía más energía, más lucidez y memoria que el más despierto de los niños, y un corazón que se renovaba cada noche, igual que la cabeza. Justo esta semana se cumple su primer aniversario, y es muy bueno encontrarlo de nuevo en este “Cine de pueblo”.
Hay algo –o bastante– de Cinema Paradiso en Cine de pueblo, tributo a José Martínez Suárez que Sebastián Hermida filmó once años atrás: la ambientación en una localidad pequeña cuya sala de cine fue clausurada/recuperada; la evocación de recuerdos de infancia con «olor a celuloide» (homenajeado dixit), la inclusión de un compendio de secuencias reconocibles (fragmentos de películas de Josesito en lugar de los besos que Alfredo editó para Totó), el sonido de un viejo proyector. Incluso algunas melodías de Pablo Borghi parecen tributarias de la célebre banda sonora de Ennio Morricone. Desde esta perspectiva Hermida y Martínez Suárez se parecen al Salvatore que Giuseppe Tornatore imaginó a fines de los ’80. El primero, a la versión joven que reconoce, admira, agradece a su mentor; el segundo a la versión madura que se redescubre y relata a sí mismo cuando vuelve a su pueblo. En este caso la localidad en cuestión es la santafesina Villa Cañás; la sala de cine se llama Dante, y la acción transcurre en 2009 y en el marco de una proyección especial para alumnos de la escuela primaria. Ese tiempo y ese lugar conforman el contexto de esta semblanza de Martínez Suárez que, dicho sea de paso, Betina Casanova y Mariana Scarone retomaron para el documental Soy lo que quise ser que se estrenó a mediados del año pasado. En Cine de pueblo Hermida acompaña al alma pater del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata mientras recorre su ciudad, cuando se detiene en rincones significativos, en reuniones con amigos históricos, cuando presenta y concluye la función cinematográfica para chicos, durante la entrevista que les concede a tres alumnas de la mencionada escuela primaria, cuando asiste a una puesta teatral de Drácula. La caminata estimula la memoria más íntima; el encuentro con seres queridos y con los niños, anécdotas y reflexiones profesionales. La dedicatoria «Para mi Maestro» condensa la carga subjetiva que el documentalista libera progresivamente hasta la mitad de su película, y con todos los cartuchos después: «Era como un Rolling Stone en plena gira –dice del homenajeado– y nosotros los secundábamos como si fuéramos los demás músicos de la banda». Este fervor podría ser la causa de las desprolijidades técnicas que se cuelan en el film, y que corren el riesgo de distraer al público que desconoce a Martínez Suárez o que es indiferente a la trayectoria del autor de El crack, Dar la cara, Los chantas, Los muchachos de antes no usaban arsénico, Noches sin luz ni soles. En cambio, los admiradores del también docente, músico, hermano de Goldie y Mirtha Legrand apreciamos especialmente este tributo que se estrenó el lunes pasado, unos cuantos años tarde pero en un momento muy oportuno: el primer aniversario de la muerte de Pepe para la familia, Joselo o Josesito para Villa Cañás y Maestro para sus alumnos.
La reapertura de un cine en Villa Cañás se vuelve la excusa para que el documental Cine de pueblo, una historia itinerante nos acerque un poco a José Martínez Suárez, entrañable figura del cine argentino, a un año de su partida. Se ve en Cine.Ar Play. La figura de José Martínez Suárez es emblemática para todos los cineastas, cinéfilos y artistas de la Argentina. Su amor por el cine y el arte en general lo posicionó siempre como un referente para todos nosotros. Pero ¿cómo abarcar una figura de semejante magnitud en un film sin volverlo un frío recorrido por los hechos que marcaron su vida y su carrera? Sebastián Hermida, alumno de Joselo pero también su amigo, encuentra en la cobertura de la reinauguración de un cine en la ciudad natal de su maestro la ocasión ideal para retratarlo desde la intimidad de la relación con sus amigos, su cine y su pueblo. Cine de pueblo, una historia itinerante es un emotivo recorrido por un pequeño momento en la vida de José Martínez Suárez, pero que se encarga de brindar al espectador un más que acertado panorama de la vida y obra del cineasta que, aunque es escueto, no se siente en ningún momento como un relato a medias gracias a la emotividad con la que el maestro y quienes lo rodean hablan del pueblo, del cine y de los afectos. Desde sus vivencias en la infancia, las anécdotas familiares y las vividas junto a sus amigos, hasta su experiencia como director de cine, cada momento que se revive en el film está embebido por la emotividad y la poética que hacía de José Martínez Suárez esa persona tan especial para quienes lo conocieron y eso es el principal mérito del film y su director: poder transmitir la calidez de un personaje muy querido en el ambiente cinematográfico pero no tan conocido para el público medio, eclipsado usualmente por la presencia constante en pantalla de su hermana Mirtha. Cine de pueblo, una historia itinerante es un documental que apenas esboza un pequeño aspecto de la vida del cineasta José Martínez Suárez, pero que lo hace con un cariño y una dedicación que deja al espectador con ganas de meterse de lleno no sólo en la filmografía del director, sino también en averiguar más sobre la vida y obra del autor, recordado con tanto cariño por sus amigos, colegas y familiares.
Al maestro con cariño Cine de pueblo, una historia itinerante (2015), documental sobre la figura de José Martínez Suárez, recurre a imágenes que su director Sebastián Hermida tomó, a modo de diario audiovisual, durante viaje realizado a Villa Cañás, para así reconstruir la figura de uno de los personajes más emblemáticos del cine argentino. Director de obras como Dar la cara (1962) o Noche sin lunas ni soles (1984), José Martínez Suárez no solo es un reconocido director cinematográfico sino también, a sus 90 años, es el presidente del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Como parte de las actividades de dicho evento, organiza una muestra itinerante que recorre diferentes lugares del país llevando el cine a donde no lo hay. Así, regresa a Villa Cañás, el pueblo que lo vio nacer y al que no volvía desde hacía cerca de 70 años. Ese regreso es aprovechado por Sebastián Hermida, uno de los realizadores que lo acompaña junto a Mario Sábato y Cristian Bernard, para registrar la vuelta al pago, el reencuentro con viejos amigos y presenciar como un centenar de chicos asisten por primera vez en su vida a una función de cine. A partir de ese documento desprolijo, cercano al home video, Hermida reconstruirá la vida y obra de Martínez Suárez desde una visión subjetiva a modo de homenaje de un alumno a su maestro. En Cine de pueblo, una historia itinerante conoceremos no solo el detrás de escena de sus películas acompañadas de anécdotas imperdibles, sino también su infancia, la relación con sus padres, sus inicios en la actividad y su vida con y en el cine. La sola presencia de José Martínez Suárez, conocido por su histrionismo y sentido irónico del humor, hace que el documental tome vida propia y crezca a medida que el metraje avanza. Siendo, por más que en la presentación pareciera querer centrarse en los cines itinerantes y no en su figura exclusiva, el protagonista absoluto de la historia.