Develar la Historia sigue siendo algo que el cine hace con especial comodidad, la Historia como mecanismo de comprensión del pasado y como modo de mirar desde el presente. Las historias no contadas de la Argentina o de Latinoamerica, o mal contadas, que es lo mismo. Este jueves se estrena un documental realizado en el 2013, pieza del revisionismo histórico de los últimos años. Llega tardíamente, pero llega. Guerra contra Paraguay plantea una tesis concreta: cómo cuatro países sudamericanos desarrollaron entre 1865 y 1870″una guerra civil” que duró cinco años, una guerra interna y no una guerra internacional, entendiendo que el concepto de patrias chicas fue solo el proyecto de las potencias imperialistas, que la idea de Patria grande terminó siendo un fracaso. En este sentido el relato que hace el documental de Federico Sosa elige la lección de historia, consciente ademas, que para que haya historia tiene que haber documentos, pero tambien interpretación y que las posiciones que toman los historiadores son tan o más importantes como los hechos mismos. Las cifras de aquellas guerras son contundentes: 500.000 muertos entre ambos bandos y el exterminio casi total de la población guaraní, los resultados políticos también lo son: la aparición de grandes latifundios en un territorio donde la tierra era de quien la trabajaba. La reforma agraria del gobierno del Dr. Francia protegía la economía interna de Paraguay. Sosa propone un modo interactivo para asomar al tema, allí un grupo de jóvenes historiadores comentan detalles de esta guerra, el perfil de sus protagonistas, las invasiones, las alianzas, las desmesuradas batallas, tambien hay historiadores paraguayos y argentinos que testimonian haciendo por momentos algunos contrapuntos interesantes. No hay grafica que indique quienes son, cosa que parece una decisión deliberada. Mientras, un personaje hace un viaje de conocimiento al campo de batalla funcionando como el agente con el que realizamos nosotros como espectador el viaje de exploración. Una visión importante de ese pasado previo a la etapa modernizadora de Argentina, episodio en el que habrá que seguir poniendo especial atención. Con tema similar recomendamos Cándido López, los campos de batalla.
LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA Un muy interesante documental sobre la guerra más importante que se desarrollo en América del Sur, se la conoce como la de “la triple alianza” de Brasil, Argentina y Uruguay contra Uruguay, en la hubo medio millón de muertos y que le costó perder a Paraguay el setenta por ciento de la población. Federico Sosa director y guionista indaga con historiadores tradicionales y revisionistas y testimonios y visión de los lugares lo que ocurrió, los protagonistas, los intereses, el verdadero motor de esa guerra.
La historia grande y también la pequeña. En la segunda mitad del siglo XIX, Paraguay era el único país sudamericano que, en contra de la política de libre comercio, impulsaba el desarrollo autónomo y el proteccionismo. En ese contexto, hacia fines de 1864 se desató una guerra civil en Uruguay. El Imperio del Brasil invadió ese país en apoyo del Partido Colorado, mientras que el mariscal Solano López, presidente del Paraguay, acudía en defensa del Partido Blanco. Bastó que el gobierno guaraní se apoderara de un buque mercante brasileño para que la guerra quedara declarada. Poco más tarde, Solano López solicitó permiso a Mitre para atravesar territorio argentino rumbo al Uruguay, tal como había hecho el ejército brasileño, pero el futuro fundador del diario La Nación previsiblemente se lo negó. Solano López ocupó Corrientes y Mitre le declaró la guerra, dando inicio a la Guerra de la Triple Alianza, que duró cinco años, fue la más grande y desigual de la historia sudamericana, y terminó con el exterminio casi total de la población paraguaya. Escrito y dirigido por Federico Sosa, el documental Contra Paraguay reconstruye la historia de esa guerra, y en la misma medida que la reconstruye se plantea qué implica reconstruir la Historia. “Se le enrostra a Gaspar Rodríguez de Francia haber sido un dictador, como si en su época en Sudamérica no hubieran sido todas dictaduras”, afirma, provocativo, el historiador León Pomer, el mayor especialista argentino en el tema (es autor del clásico La Guerra del Paraguay: Estado, política y negocios, Editorial Colihue, 1968 y reediciones), para concluir que el Directorio de la Revolución de Mayo no era otra cosa que eso. Tanto Pomer como un grupo de historiadores treintañeros se remontan hasta el doctor Francia, hallando en él la semilla del independentismo y la política antilatifundista de Solano López, a la que obviamente contraponen, bien en la línea del revisionismo histórico, con la línea Rivadavia-Mitre y sucesores. Varias razones hacen de Contra Paraguay un buen documental. Una es que se trata de un registro histórico que –a diferencia de, por poner un ejemplo bien a mano, Palestinos Go Home!, estrenada un par de semanas atrás– no considera que la verdad histórica es un hecho uniforme e inamovible, sino que la pone en cuestión. Tanto en términos teóricos, a cargo de este grupo de historiadores sub-40 no identificados, como prácticos, al dar la palabra a un respetable historiador liberal tampoco identificado (los zócalos con data personal no serán lo más original del mundo, pero resultan útiles). La segunda razón por la cual Contra Paraguay es bueno es que contiene toda la información necesaria. El medio millón de muertos del lado paraguayo, el 75 % de la población total que eso representaba (hubiera faltado agregar el 90 % de la población adulta masculina), el hecho de que el “ejército” paraguayo no fuera tal en verdad, ni en términos de pertrechos ni de grados ni de entrenamiento (Solano López era el único general y sus soldados combatían en patas), los 15.000 muertos en 4 horas en la batalla de Tuyutí, el hecho de que esos soldados no se rendían al enemigo, el año y pico que le llevó al ejército brasileño atrapar finalmente al general, tras la derrota de sus hombres. Es bueno porque cubre la historia grande y la pequeña. Como cuando deja entrar al director de un museo que recoge personalmente hasta los más pequeños restos de armamento oxidado, o en la referencia al escuadrón de niños que para impresionar al enemigo fueron a pelear con barbas postizas. En términos formales, Contra Paraguay es bueno porque no se atiene a formas rígidas. Incorpora lo que necesita para narrar su historia: testimonios orales de especialistas, sobremesas de vino y asado, un recorrido en tiempo presente por los sitios del pasado. Como nexo entre esos materiales diversos se apela a la presencia de un actor-protagonista, que se mantiene un poco extrañamente mudo. Desde ya que se aconseja ver Contra Paraguay en tándem con la notable Cándido López, los campos de batalla (2005), que a partir de los fabulosos cuadros del pintor manco viaja también en busca de la misma historia.
Quien quiera oír que oiga El género documental argentino, con una producción superior al 60% del total de películas que se estrenan a lo largo del año, rara vez aborda temas que tengan que ver con hechos históricos. Y mucho menos cuestionarlos. Contra Paraguay (2014), segunda película de Federico Sosa (Yo sé lo que envenena, 2014), se permite revisar la historia y presentar todas las versiones que la describen, siendo el espectador quien saque sus propias conclusiones. Si algo se le crítica muchas veces a este género es la falta de un autor detrás de las imágenes. Muchos documentalistas encienden la cámara, filman, editan, y terminan estrenando una película como otras tantas. No hay por detrás el desarrollo original de una idea, sino que parecen seguir una lógica de fábrica. Cambian los temas pero las formulas se repiten. Claro que hay excepciones, pero la gran mayoría de los documentales fallan ante la ausencia de una estructura que pueda sostener un tópico. Entre esas excepciones se encuentra Contra Paraguay donde, a pesar de la ausencia de recursos económicos para construir un documental histórico, Sosa encuentra darle una vuelta de tuerca y escaparle a los lugares comunes. Entre 1864 y 1870 una guerra enfrentó a la Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay, un país en apogeo que representaba un peligro para los intereses comerciales del proyecto liberal que se trataba de imponer. El saldo fue medio millón de muertos y un país destruido. Muy poco se sabe y pese a ser uno de los acontecimientos más trágicos de la historia latinoamericana se la relegó a un lugar secundario con versiones contradictorias de las causas y hasta varios nombres para denominarla. La trama de Contra Paraguay sigue el viaje de Buenos Aires a Paraguay de un joven historiador que se cuestiona las versiones encontradas detrás de la historia y que tratará de develar las causas económicas, sociales y políticas que se esconden detrás de la guerra más grande de Sudamérica ocurrida durante mediados del siglo XIX. Sosa pone en escena una ficción para construir un documental. La ficción, representada por el historiador -interpretado por el actor Gustavo Pardi- se fusionará con los testimonios reales de habitantes e historiadores que provocarán un cruce entre la historia oral y la académica, formulando múltiples versiones sobre un mismo hecho. Y es ahí donde el documental adquiere un valor único. Contra Paraguay cuestiona, no es una película más sobre la guerra, sino que es sobre la historia y de cómo esta puede ser interpretada, reinterpretada y transmitida. A diferencia de lo que ocurre con los libros de texto donde la opinión de tal o cual autor es única, acá las opiniones son diversas. Hay cuestionamientos, múltiples lecturas y reinterpretaciones del mismo hecho. Sosa no se rige por una verdad absoluta, sino que construye puentes para que sea el espectador quien pueda aproximarse lo más que pueda a ella. Porque como dice la canción “si la historia la escriben los que ganan eso quiere decir que hay otra historia: la verdadera historia, quien quiera oír que oiga”. Está en cada uno elegir con que versión quedarse.
La guerra del Paraguay en mirada para la polémica De Federico Sosa, egresado de la ENERC, son los cortos "Guapos" y "Argentino Vargas", buena historia de boxeo, amor y tango, el largo "Yo sé lo que envenena" y un par de capítulos de la miniserie "Germán, últimas viñetas", emitida por la Televisión Pública. El trabajo que ahora vemos, grabado entre 2012-2014, también tiene cierta impronta televisiva. La película cuenta apretadamente la Guerra del Paraguay, privilegiando la mirada impuesta en los últimos tiempos, vale decir, abundan las voces de elogio al control absoluto de los gobernantes paraguayos del siglo XIX como prueba de estatismo progresista (empezando por el primero, Rodríguez de Francia, proclamado Dictador Perpetuo) y echan todas las culpas al liberalismo porteño que forjaría la Generación del 80. Se alternan en la exposición unos muchachos que charlan entre ellos con juvenil seguridad, el historiador antiimperialista León Pomer, la ingeniera e historiadora paraguaya Milda Rivarola, el profesor Miguel Ángel Romero, director del Museo Histórico de Piribebuy (que con una sonrisa de tristeza cuenta las cosas más espantosas del final de la guerra), y otros conocedores, entre ellos, para equilibrar, el doctor Isidoro Ruiz Moreno, miembro de la Academia Nacional de Historia. Este último, con perspectiva amplia, recuerda ciertos detalles que hoy se pasan por alto: la invasión paraguaya a Corrientes, las cartas entre López y Urquiza planeando una alianza contra Buenos Aires, la ausencia de relaciones entre Brasil y Gran Bretaña, el encuentro de Mitre con López para proclamar la paz (a lo que este último se negó, porque implicaba su renuncia), el origen de los derechos de exportación en Argentina, etc. Un investigador guaraní conduce a un caminante argentino por Estero Bellaco, Humaitá, "bastión del Paraguay" ahora en ruinas, y otros lugares tristemente célebres. Conmueve el recorrido por una famosa trinchera de construcción épica, ya medio nivelada por el tiempo y la naturaleza. Se lamenta, en cambio, el pobre registro de documentos (cartas, facturas, contratos de venta, etc.) existentes en diversos museos, que hubiera servido para avalar, o no, lo que dicen algunos expositores. Otras interpretaciones de la guerra pueden apreciarse en "Su mejor alumno" (Lucas Demare, 1944), "Argentino hasta la muerte" (Fernando Ayala, 1971, guión del historiador Félix Luna) y el notable "Cándido López, los campos de batalla" (José Luis García, 2005), que culminaba con una frase terrible: "Sólo los muertos tienen los ojos abiertos".
Regreso a una guerra olvidada En el siglo XIX aconteció un hecho poco conocido para su verdadera importancia: la llamada Guerra del Paraguay, la más grande de Sudamérica. ¿Fue una guerra entre países? ¿Se aliaron la Argentina, Brasil y Uruguay en contra del Paraguay? Los resultados fueron catastróficos: medio millón de muertos y casi el total exterminio de la población guaraní. Este episodio, conocido como la Guerra de la Triple Alianza, es el que sirvió para el que director Federico Sosa haya podido reconstruir en este documental muchas de las situaciones que desencadenó esta cruel matanza y lo hace a través de Gustavo, un joven historiador que realiza un viaje desde Buenos Aires hacia Paraguay para develar los interrogantes de este tramo de la historia casi arrinconado en el olvido. A través de los campos de batalla y de conversaciones con habitantes del lugar, Gustavo va a dar cuenta de relatos orales subvalorados por los ámbitos académicos. En su largo transitar el joven historiador va descubriendo aspectos del conflicto y descubre que el mariscal López había advertido a los gobiernos de Brasil y de la Argentina que consideraría cualquier agresión al Uruguay como atentatorio del equilibrio de los estados del Plata, pero tropas imperiales invadieron el territorio uruguayo en octubre de 1864. Así comenzó esta guerra que duró varios años y que este documental va deshilvanando con visión revisionista y sin tomar partido político de la mano tanto de Gustavo, atento a quienes le relatan pormenores de esos episodios, como de intelectuales que estudiaron la problemática de esta guerra.
La grieta eterna. “Hubo tipos que le impusieron a Paraguay un modelo de país” comenta con claridad barrial uno de los historiadores elegidos por el director Federico Sosa; ese modelo al que se refiere es el impuesto por los liberales tras la matanza, porque la pelea en nuestros territorios oprimidos por los poderes centrales era y continúa siendo liberalismo versus intervencionismo. Contra Paraguay no sólo es un documental sobre las causas y consecuencias de la traicionera guerra cuasi civil que sufrió el pueblo paraguayo, es también un breve pero conciso prólogo de una imaginaria y necesaria biopic de José Gaspar Rodríguez de Francia y su hijo Francisco Solano López, políticos demonizados y olvidados por la historia oficial que supieron llevar adelante un sistema más justo para la incipiente clase obrera y el campesinado de su país mediante el desarrollo de la industria y la reforma agraria. La mención a las políticas proteccionistas que le otorgaban un papel preponderante a las clases populares del Paraguay decimonónico previo a la guerra es sólo una de las tantas informaciones que proporciona el muy rico documental de Sosa mientras va intercalando entrevistas a diferentes historiadores, algunos de ellos más cercanos al relato oficial/ liberal, y otros desde el revisionismo impulsado desde los márgenes; revisionismo que tuvo en nuestro país mucho más protagonismo durante la última década peronista/ kirchnerista. Porque la historia cobra vida desde el presente, por ello es que otro tema que sobrevuela el documental es la importancia de la coyuntura desde donde se investigan los hechos pasados, así como la metodología que debe o puede adoptarse. La película se articula alrededor de un buscador de historias -interpretado por Gustavo Pardi, quien también trabajó con Sosa en la muy buena Yo sé lo que Envenena– que charla con expertos en el conflicto mientras recorre diferentes sitios que fueron sede de las batallas. La narración avanza en medio de muchísimos datos que sorprenden al lego, siempre con la virtud de no caer en el sensacionalismo ni en el didactismo. Contra Paraguay visibiliza un conflicto condenado al olvido por los perpetradores: contextualiza una guerra con un claro trasfondo imperialista y mercantilista que no se enseña en los colegios (o al menos no con la complejidad necesaria), e invita a comprender una realidad política tan anacrónica como actual.
PARAGUAY DE SOBREMESA ¿Cómo profundizar sobre un hecho histórico como lo fue la Guerra de la Triple Alianza en la mitad del Siglo XIX, cuando en la actualidad tan pocos datos se mantienen en pie de ese conflicto bélico? Esta es la premisa principal del director argentino Federico Sosa, que en su segundo proyecto fílmico incursiona en el documental revisionista pero indagatorio y explorativo a la vez, desde la óptica presente de un grupo de historiadores jóvenes que analizan lo que fue un enfrentamiento dispar. Contra Paraguay ahonda en una temática interesante y añeja, pero territorialmente cercana, con un importante trabajo de campo que mezcla los saberes establecidos de los valiosos testimonios y archivos históricos, invitando a la vez a la reflexión. Es fresca como herramienta metodológica y documentativa la óptica que Sosa incorpora a través de este grupo de intelectuales de 40 años que no hacen otra cosa que analizar e interpretar los sentimientos de hombres de su misma edad que soñaban con la formación y delimitación territorial de naciones en un contexto histórico muy diferente al presente. El director, que ya traía en su haber la ficción Yo sé lo que envenena, introduce nuevamente al actor Gustavo Pardi en una suerte de perio-historiador que no es otra cosa que el hilo conductor a lo largo de la narración para trasladar Buenos Aires a Paraguay. Así que por un lado tenemos a este personaje que recaba información necesaria y se para frente a locaciones emblemáticas que tuvieron como eje esta confrontación, sumado a los distintos argumentos de especialistas. Y por otro lado, este constante feedback de mesa de discusión post asado y vino, que ante todos los pronósticos, acierta de forma original en la trama contada sin caer a lo descabellado. El documental se vuelve exquisito con estas disparidades ópticas y cuasi metodológicas que hacen referencia a la devastación económica y el extermino poblacional del país paraguayo en manos del Imperio brasileño y la potencia del ejército argentino durante la presidencia de Mitre. Todo ello sin olvidar el impulsor externo e ideológico británico que no podía permitir la autonomía económica y política independiente del Paraguay, que afectaba a sus caprichos de expansionismo comercial. Esos momentos considerados narrativamente “duros” o de archivos y contextos de ubicación informativa, se equilibran precisa y exitosamente gracias a ese diálogo cotidiano pero culto de los jóvenes historiadores, que desglosan la carga de un hecho histórico puntual, naturalizándolo a la actualidad como si de un juego de mesa de estrategia y guerra se tratara. Esos instantes son los que sirven para reafirmar, contradecir y tomar nuestras propias posturas hacia algo lejano, con Sosa invitándonos a apropiarnos de la historia. Algo impagable para el espectador. Contra Paraguay sólo debe ser cuestionada por la falta de identificación -nombre, profesión u ocupación- de los hablantes. Una regla que parece necesaria en un documental o tal vez, nos malacostumbramos a su uso. ¿Capricho? ¿Originalidad? ¿Olvido? Nada parece confrontar a esta pieza tan correcta que retrata la valentía de un pueblo con tropas de viejos y niños frente a ejércitos consumados, pero también donde se pone en juego la reinterpretación de la historia hecha y revisada por hombres.
En la semana patria, llega este documental sobre la guerra más grande de Sudamérica, la de la Triple Alianza, según uno de sus muchos nombres. Con una puesta irreprochable y muy buenos testimonios, el director, Federico Sosa, tiene la buena idea de estructurarla en base a una reunión de historiadores que intercambian nociones sobre lo que pasó, a la vez que discuten los alcances y limitaciones de lo que debe ser el estudio de la historia. Es decir, haciendo de los episodios de 1860, que se llevaron medio millón de vidas, un asunto vivo y actual.
Entre 1865 y 1870 aconteció un hecho poco conocido para la importancia que tuvo: Brasil, Uruguay y Argentina sostuvieron un conflicto bélico con Paraguay que pocos datos se conocen sobre el mismo. La derrota paraguaya significó la muerte de casi toda la población masculina de ese país, en cuya matanza se calcula que murieron entre 500 mil y 1300000 hombres. ¿Cómo entender esta guerra de la que se sabe poco y nada? ¿Fue una guerra entre países? ¿Se aliaron Argentina, Brasil y Uruguay en contra del Paraguay? ¿Por qué se la llama de tantas formas distintas? En Contra Paraguay Federico Sosa se propone difundir y revisar la historia oficial de esa guerra, empezando por su nombre: Guerra de la Triple Alianza, Guerra de Paraguay o Guerra Grande, según quien la cuente. Contra Paraguay es la segunda película del director, donde revisa la historia y presenta testimonios de especialistas y habitantes y un recorrido por el pasado, para crear un documental donde no falle la estructura que sostiene la idea central y escapando de aquellos sitios en los cuales suelen caer las películas de no ficción en nuestro país. Pero a la vez es una ficción: el historiador narrador no es tal, sino que es interpretado por Gustavo Pardi. Y posiblemente esto sea lo único a destacar como negativo de Contra Paraguay. El hecho de fusionarlo con la ficción que le otorga un actor, puede llegar a generar confusión en el espectador acerca de qué de todo lo narrado es real y qué no (en caso que existiera algo irreal) El resto es todo un conjunto de buenas decisiones. Existe un sólido trabajo de investigación y de campo con información necesaria para ilustrar esa época trágica: 500 mil muertos del lado paraguayo (el 75 % de la población total), 15000 muertos en 4 horas en la batalla de Tuyutí, los sitios donde se desarrolló la guerra, museos y colecciones de armas y otros objetos, y muchos datos más iguales de interesantes. Contra Paraguay toma posición, pero no se cierra y se dispone a escuchar múltiples voces. Los cuestionamientos, lecturas múltiples y reinterpretaciones sobre un mismo hecho, es el lugar en el cual este documental adquiere un valor único, donde deja que el espectador saque sus propias conclusiones.
"Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia", dice el verso de la canción de Lito Nebbia, que en este brillante documental intenta poner luz sobre los oscuros 5 años en que las jóvenes naciones de América Latina, las "patrias chicas", se trenzaron en una cruel podría decirse guerra civil (por lo menos así lo ve el realizador). De la mano de Federico Sosa, director egresado de la ENERC, llega "Contra Paraguay", un filme que reúne voces de estudiantes de historia, catedráticos, y aquellos que son descendientes de la sangrienta "Guerra del Paraguay" o "Guerra de la Triple Alianza", según quien lo cuente. Los procesos económicos, sociales y políticos que llevaron a este genocidio en nombre de quién sabe qué intereses, pues eran tantos, que se perdieron en la sangre heróica de los que pelearon por su tierra natal, por el bien de los suyos, más que por vender más y mejor al exterior, u ostentar riquezas o la cegera de Solano López por imponerse. Eran años de guerras de independencia pero también de enfrentamientos ideológicos y lo que nos quiere mostrar la investigación encabezada por Sosa y Juan Pablo Young ("4 de Julio: La Masacre de San Patricio", "Tierra Adentro", "La Multitud") es cómo las huellas del escarnio entre hermanos llegan a nuestros días. Por ejemplo, en el Paraguay, la población fue diezmada directa o indirectamente por este conflicto. Estarán los que se paren a decir que el conflicto fue locura de Francisco Solano López, que arrastró a su pueblo a no claudicar ante los invasores; otros, mirarán en dirección a la Argentina, -en ese entonces, todavía Buenos Aires y el Interior, con su conflicto paralelo-, Brasil y Uruguay, que privilegiando el comercio con el imperio (Inglaterra), no dudaron en apagar a aquel ejército improvisado, que en su final llegó a estar conformado por niños, ancianos y mujeres porque los hombres, los soldados, ya no estaban vivos. Un conflicto doloroso que lleva en sus entrañas preguntas sin respuestas, quedan relatos, se pueden sacar conclusiones y eso es lo que lleva adelante con éxito esta película que se recomienda desde todo punto de vista. Un acierto en lo retratado, en la manera de contar; llega a conmover pero sin ser truculenta, con mucha documentación y poniendo sobre la mesa la mayor cantidad de cartas posibles. Es un pedazo de historia, semejante a las grandes guerras europeas, y que sin embargo, se estudia en las escuelas sin pararse en lo que significó para todos sus participantes, no sólo en ese momento sino porque sus secuelas todavía afloran en el presente, como mencionaba anteriormente y es necesario saberlo para de alguna manera sanar. Pedro Furio y Mariano Fernández son los encargados de la musicalización con melodías que nos trasladan a los paisajes en donde transcurrieron los hechos. Es para no dejar de lado y destacable como material de estudio que hace pensar.
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