HOMENAJE AL CURA BROCHERO A días de la canonización de José Gabriel del Rosario Brochero, conocido como el cura gaucho, este film dirigido por Lorena Chuscoff y Pablo Gómez, recuerda la obra del beato que será el primer santo nacido y fallecido en nuestro país, que ayudó a su gente, construyo caminos, acequias, retiros espirituales, colegios, murió de lepra por compartir su vida con los enfermos. Es una producción que se hizo a pulmón, con donaciones y entusiasmo. El film no solo propone contar la historia de Brochero, sino como el actor que lo interpreta, inspirado en su vida también decide cambiar la suya, quizás no fue esa la mejor elección. Con intenciones de remarcar la vida del futuro santo, y buenas intenciones, está dedicada a un público creyente.
En los días de la canonización por parte del Papa Francisco, se estrena esta película rodada íntegramente en Córdoba con actores cordobeses, un vehículo de divulgación de la vida y obra del cura armada con el recurso de cine dentro del cine: a través de la historia de Brochero y de la del actor que lo interpreta en la película que se está pensando. A lo largo del rodaje, ese actor, que lleva una vida desordenada, dejará la cerveza por el mate y la noche por las mañanas, en una especie de proceso de cambio provocado por la cercanía con su personaje. Como proyecto hecho a pulmón para transmitir la obra de un cura que ayudó fuertemente a su comunidad, es sin duda loable. Como cine transmite amateurismo.
Hace algunos años Lucas Demare dirigió “El cura gaucho” donde reflejaba parte de la vida y obra de este Cura. Una vez más, las nuevas generaciones tienen la posibilidad de ver otra versión, distinta a la anterior. No vemos solo como vivió Gabriel Brochero sino también los conflictos que atraviesan al personaje de Luciano (Pablo Tolosa), no tiene trabajo, bebe mucho, está separado hace un año y con un hijo al que casi no puede ver. Tiene algunos cruces con el director. Pero todo esto lo ayudará para creer, reflexionar e intentar vivir en armonía. Algunas actuaciones son flojas y otras no tanto.
Estrenándose de manera pertinente días antes de su beatificación, llega Cura Brochero de Lorena Chuscoff y Pablo Gómez. “Esta es una película con mezcla de documental”, dice el actor que en Cura Brochero interpreta al director de la película que están haciendo sobre ese personaje. Es curioso que en realidad, no sólo la película que llegó este jueves a cartelera no es ninguna mezcla de documental, es una historia ficcionalizada, sino que ni siquiera la que vamos a ver que ellos realizan lo es tampoco. Cura Brochero, dirigida por Lorena Chuscoff y Pablo Gómez, es una película sobre unas personas que hacen una película sobre el cura en cuestión. Pero no sólo de Brochero se trata el film. Lo que quieren contar sus realizadores es la historia de un hombre, perdido en la vida, desesperanzado, que tiene la oportunidad de interpretar a esta figura y si bien su motivación inicial no es otra que el dinero, luego va conectándose hasta llegar a una resolución donde prácticamente la película le salva la vida. Es interesante el juego del metalenguaje, la idea de no caer en el típico retrato de la figura principal. No obstante, más allá de una puesta en escena y dirección notables, las actuaciones son bastante pobres y es difícil mantener el interés durante todo el relato. El problema principal sea quizás que está dedicada al espectador creyente, demasiado dirigida a un público especial, y por momentos termina sonando más a panfleto. “Somos tus hermanos, estamos para cuidarte”. “Sí, la verdad necesito ayuda”. Es predecible, obvio y demasiado subrayado todo. El atractivo principal que puede tener Cura Brochero es la de conocer un poco más (o conocer, al fin y al cabo, como al actor que antes de interpretarlo no sabe quién es) al cura gaucho, el cura del pueblo, que fue el primero nacido y muerto en nuestro país en convertirse en santo. Una película hecha a todo pulmón y con las mejores intenciones, pero demasiado cerrada y con actuaciones pobres.
RECURSOS QUE DAN VIDA Uno de los aspectos que me interesaría resaltar de Cura Brochero es la forma en que se trabaja al protagonista. Lejos de apostar exclusivamente por los creyentes, explora la vida del hombre y su trayectoria de una manera interesante, más allá de que no se conozca mucho sobre religiones. La película realiza el cruce de dos historias. Por un lado, la del cura y por el otro la del actor que tiene que hacer de este santo. Aquí lo que se lleva a cabo es la ficción dentro de la ficción, que tiene un uso específico y compone la esencia del film. Este recurso hace posible que se pueda hablar de lo espiritual por una vía indirecta. El actor que interpreta al Cura Brochero llega a realizar ese trabajo por el sólo hecho de estar muy apretado económicamente. Descree del poder y la lucha genuina del santo, de la que tanto hablan los productores del film. Sin embargo, entre peleas con lo que le tocaba interpretar empieza a rever su vida. De esta manera, la aparición del personaje permite que de forma indirecta se acceda al cura. Desde las preguntas que realiza el actor se conoce información complementaria a la del rodaje. Pero también, y esto parece ser lo más valioso del recurso, la interpelación que esta figura religiosa hace en el actor parece mostrar cómo su poder trasciende la vida física: con el sólo hecho de acercarse a la vida del cura, empieza a tener trasformaciones. Esta forma indirecta de trabajar el “poder espiritual”, para llamarlo de alguna manera, le permite al film dar el espacio para que esto aparezca en concreto y no quede meramente en el relato. Por otro lado, el rodaje sirve para dar cuenta de aspectos más terrenales. Puede verse esto en relación con la intención de resaltar esa unión que realizaba Cura Brochero entre la ayuda en la vida y en el espíritu de las personas. Las actuaciones en general no son muy acertadas y algunas definitivamente no son buenas. Sin embargo, lo dicho anteriormente posiblemente no hubiera funcionado si no fuera por la muy buena actuación de actor principal. La ductilidad de este intérprete permite generar un clima propicio para que todo lo demás tenga sentido. El hecho de verlo como una persona irascible y despreocupada de la vida choca cuando se ve al mismo hombre con una actitud bonachona y dispuesto a ayudar para solucionar las necesidades de los demás. Es por eso que fácilmente se puede apreciar cómo el personaje sufre una metamorfosis en su vida, como si el cura entrara en él cuando lo interpreta.
Al servicio de los demás Estrenado en la semana de la canonización efectuada por el Papa Francisco, Cura Brochero, la película (2016) repasa la historia del sacerdote que llevó adelante una gran obra de evangelización y ayuda en el oeste cordobés. Santiago (Ricardo Pinelle) y su equipo de producción deciden realizar un documental sobre José Gabriel Brochero, antes de su beatificación en 2013. Para ello, investigan sobre las acciones solidarias que desarrolló el sacerdote nacido en 1840, y eligen para que lo interprete en su edad adulta a Luciano (Pablo Tolosa), un actor con una vida conflictiva, signada por debilidades y excesos, que no volverá a ser la misma después de la filmación. El film dirigido por Lorena Cuschoff tiene la particularidad de mostrar una película adentro de otra, que permite ver la transformación que el Cura Brochero lograba en la gente a través del papel de Luciano. Pero también le da la posibilidad al público de conocer la vida del recientemente nombrado Santo. Escenas de época bien recreadas en los paisajes de Córdoba y momentos en los que se muestra un detrás de cámara ficcionado en la actualidad, se intercalan en un film efectivo en el que se destaca la intención de no ser un documental más. Quizás lo que hace falta es explicar en profundidad el milagro de Brochero, ya que no se dan demasiados datos. La dirección de Cuschoff, las actuaciones de los protagonistas y la correcta ambientación conforman una película llevadera, que invita a conocer a un hombre sencillo oriundo de Argentina que logró predicar con su ejemplo. Y ahora trascendió todas las fronteras.