Disparatada aventura animada en la que los personajes se despegan de lo común y obvio gracias a las logradas interpretaciones vocales de un elenco de excepción que incluye a Mel Brooks, Michael Cera, Ricky Gervais y Samuel L. Jackson. Disparatada aventura animada en la que los personajes se despegan de lo común y obvio gracias a las logradas interpretaciones vocales de un elenco de excepción que incluye a Mel Brooks, Michael Cera, Ricky Gervais y Samuel L. Jackson. En una tierra ancestral de gatos, la única posibilidad de salvación de los habitantes de Kakamucho será un perro samurái, el único capaz de detener al enemigo a pesar de la prohibición que existe para la convivencia entre estas dos especies de animales, y de su completo desconocimiento del arte milenario. Inspirada en Locuras en el oeste, si bien el escenario es oriente, el oeste está presente en cada una de las locaciones escogidas para la acción en esta historia con el camino del héroe y su transformación en todo momento. Villanos villanísimos, un grupo de buenazos, contraste ideal para que el inteligente guion y la hábil dirección de Rob Minkoff (El rey León) junto a Mark Koetsier se valgan, además, gags, referencias a la cultura popular y personajes entrañables que se valen de la historia del cine para generar un proyecto ideal para toda la familia, pero, claro está, más disfrutable por los adultos.
“El Perro Samurai: La leyenda de Kakamucho”. Crítica. Lo nuevo de Paramount Pictures para los más chicos presenta la historia de Hank, un perro en un mundo de gatos Este jueves 11 de agosto llega a los cines argentinos una nueva propuesta para toda la familia: “El Perro Samurai: La Leyenda de Kakamucho”, dirigida por Rob Minkoff y Mark Koetsier. Se trata de una comedia animada en la que Hank, un inocente perro callejero, llega a Kakamucho, un pueblo completamente poblado por gatos, con la intención de entrenarse para convertirse en nada más ni nada menos que un samurai. El problema es que, en esta tierra, los perros tienen prohibida la entrada. Por largas generaciones gatos y perros se odiaron mutuamente, y así continúa a la llegada de Hank. Aún así, el protagonista consigue ser nombrado el nuevo samurai del pueblo. Esta decisión es parte del plan de un perverso señor de guerra llamado Ika Chu, que desea destruir la aldea de Kakamucho ya que esta arruina la vista desde su palacio. A pesar del recelo de los gatos que viven allí, el protagonista persiste en su tarea, ignorando los peligros que lo rodean. Conoce a Jimbo, un gato mayor y malhumorado que alguna vez fue un samurai, y logra convencerlo de ser su entrenador. Así, poco a poco, Hank demuestra su valentía y tanto Jimbo como los demás gatos de Kakamucho descubren que los perros no son tan malos como siempre creyeron. La cinta, dirigida a los más chicos pero con sus guiños para los adultos y algunas referencias a clásicos del cine, está inspirada en la comedia-western de 1974 titulada “Locuras en el Oeste” (“Blazing Saddles”) del director Mel Brooks, quien tiene una participación en el film infantil. El elenco, probablemente el punto más fuerte de esta entrega, se completa con las voces de los actores Michael Cera, Samuel L. Jackson y Ricky Gervais, (en el doblaje interpretados por Juanpa Zurita, Gerardo Vásquez y Faisy). La animación, por su parte, cumple con lo necesario, sin destacar demasiado por sobre otras entregas de este estilo. En poco más de una hora y media, “El Perro Samurai: La leyenda de Kakamucho” narra las aventuras de Hank, un carismático perro que intenta convertirse en el nuevo samurai de un pueblo de gatos, donde los de su especie están históricamente prohibidos. A pesar de caer en varios chistes predecibles, la cinta logra sacar alguna que otra carcajada a grandes y chicos, y concluye con una enseñanza para los más pequeños acerca de la importancia de aceptar a los demás a pesar de las diferencias. Calificación
En 1974 Mel Brooks dirigió «Blazing Saddles», una película que se centraba en un gobernador avaro (protagonizado por él mismo) y su malvado ayudante, que quieren que los habitantes de Rock Ridge abandonen la ciudad para vender los terrenos a una compañía ferrocarril. Para facilitar sus maliciosos planes, nombran sheriff a Bart, un afroamericano condenado a la horca para que fomente el desorden y la anarquía en el lugar. Este film sirvió de inspiración para crear «El Perro Samurái», un largometraje animado, en el cual también participa Brooks realizando una de las voces del elenco. La historia es bastante similar, cambiando a las personas por gatos. En un mundo en donde ellos reinan y los perros no son bienvenidos, Ika Chu, un gato lleno de poder quiere destruir un pueblo para que su palacio tenga una mejor visión. Es así como mandará allí a Hank, un perro que quiere convertirse en samurái, a pesar de no tener las habilidades necesarias. Es así como será entrenado por un gato mentor para ayudar al pueblo y salvarlo de la destrucción. La historia recae en varios lugares comunes dentro de lo que es el camino del héroe. Un personaje subestimado y rechazado por la comunidad que hará lo posible para probar que pertenece a aquel pueblo y para cumplir su sueño a pesar de todos los obstáculos con los que se va a encontrar. A pesar de esto, nos ofrece una aventura entretenida con bastantes escenas de acción y chistes que logran sacarnos una sonrisa aunque no todos sean efectivos. Debido a sus gags y a las situaciones disparatadas que presenta, está más orientada a un público infantil que pueda disfrutar de la aventura simple, los colores llamativos y las torpezas de los personajes. A diferencia de otras películas animadas que tienen distintas capas para que las diversas generaciones puedan impregnarle su propia lectura, esta se queda más en lo superficial. Sin embargo, por momentos se vuelve bastante autoconsciente, hablando sobre lo que debería pasar en ese instante del film o cuánto tiempo queda de metraje, algo que tal vez no suma demasiado para el público que quiere cautivar. Para los adultos tal vez tendremos algunas referencias al cine clásico y a los western. Los personajes son bastante entrañables, sobre todo Hank, que a puro corazón y esfuerzo va superando sus propias barreras, como también el villano logra ser un verdadero obstáculo para el protagonista. El elenco de voces es interesante, con Michael Cera, Ricky Gervais, Mel Brooks, George Takei, Gabriel Iglesias, Michelle Yeoh y Samuel L. Jackson, en su versión original que le aportan distintas personalidades a los protagonistas. En cuanto a los aspectos técnicos, la animación está lograda, tanto con respecto a la construcción de los personajes como de los escenarios, aunque sin destacarse demasiado. Además, los efectos especiales y las coreografías de pelea son atinados y creíbles. La banda sonora también acompaña bien cada una de las escenas, generando suspenso, miedo o esperanza, según corresponda. En síntesis, «El Perro Samurái» es una entretenida película para toda la familia, que se disfrutará gracias a sus personajes entrañables encarnados por un buen elenco de voces. Con un mensaje atinado sobre la inclusión, la amistad y el trabajo en equipo, tal vez no es una cinta animada que sobresalga dentro de su género pero que sí nos hará pasar un momento agradable.
Este filme es claramente una nueva versión del clásico “LOCURAS EN EL OESTE” (1974), uno de los mejores filmes de Mel Brooks. Una adaptación al cine de animación pensada para los chicos, que sin embargo se siente más vacuo que noble. Repitiendo la estructura de origen,
A comienzos de los años 60, Sergio Leone tomó prestado, sin demasiado permiso, el espíritu de Yojimbo de Akira Kurosawa para llevarlo al Oeste del recién nacido spaghetti western, bañado entonces por el sol del Mediterráneo y la música de Ennio Morricone. Así nació Por un puñado de dólares, la primera película de la ‘trilogía del dólar’ de Leone que también haría famoso a Clint Eastwood. Con sus ya 96 años, Mel Brooks emprende ahora el camino opuesto: recupera la delirante historia de su hit Locuras en el Oeste (1974) para llevarla al Japón feudal de samuráis y shogunatos. Producida por Paramount/Nickelodeon y modelada en el autoconsciente humor de Brooks, El perro samurái funciona como una divertida parodia de ese universo que fue el corazón del jidaigeki japonés y también el centro de la admiración de Occidente después del triunfo de Kurosawa en el festival de Venecia con Rashomon (1950). Un conjunto de tópicos reconocibles y duraderos: samuráis, artes marciales y códigos de honor que se entremezclan en un mundo de animación poblado por gatos en el que un perro desorientado intenta convertirse en el héroe de la situación. Si el malvado Ika Chu –los chistes reparten sus referencias desde Pikachu a Star Wars- quiere desalojar a los simpáticos habitantes de la aldea Kakamucho, en vísperas de la visita del shogún, será el perro Hank quien escape de su improvisado cadalso y encuentre en la defensa de esa resistente comunidad felina la conquista de la espada de samurái que signó su llegada al reino. Más allá del espíritu canchero y los guiños al público adulto, el interés por la comedia más pura sigue siendo el gran legado de Brooks, artífice de una película a su medida.
Una historia diferente con una trama tan graciosa como impredecible. “El perro samurai”, de Rob Minkoff y Mark Koetsier, se destaca entre otras películas de su género por mezclar los condimentos infalibles de cualquier producción infantil con un guión que se adecua a los tiempos actuales. La película cuenta la historia de Hank, un perro con poca suerte que llega a un pueblo de gatos y tiene el desafío de convertirse en el protector de esa aldea con todo lo que eso conlleva: enfrentarse a los usurpadores y ganarse el cariño del resto que, por su naturaleza animal, no lo quieren. A diferencia de cualquier otro film de mascotas, este resulta llamativo por presentar una trama muy distinta sin caer en el cliché. Además, sorprende al utilizar refranes populares en las conversaciones de sus personajes y hasta lograr simular una interacción con el público. Hechos, entre otros, que consiguen mantener la atención del espectador -sea cual sea la edad- durante los poco más de 90 minutos que dura. Con los recursos novedosos implementados y un interesante mensaje sobre la amistad, es una película que tiene potencial para convertirse en un éxito.
Ya se sabe: cuando no hay ideas, Hollywood va detrás de aquéllas que alguna vez funcionaron, especulando con que, si antes anduvieron bien con el público, ¿por qué no habría de suceder lo mismo unos cuántos años después? Bueno, porque no siempre la fórmula rinde de la misma manera, aunque se trate de una película animada adaptando el guion de una comedia de Mel Brooks de 1974. Locuras en el Oeste (Blazing Saddles en el original) trataba sobre un político corrupto, que, para que un pueblito caiga en desgracia, nombraba a un sheriff inepto. Que ese personaje fuera afroamericano daba, hace casi medio siglo, otras connotaciones. Pero nada de esto tiene la menor importancia o significado para los chicos que irán a ver ahora El perro samurai, la película animada, excepto que los chistes de doble sentido claramente ya no están. En esta versión sí hay varios gags sobre flatulencias, que parece que a los niños les resulta inmensamente divertidos. El guion sigue siendo pavo y tremendamente sencillo. Lo que sí, a lo mejor, no todo el tiempo es extremadamente gracioso. El propio Mel Brooks, a sus 96 años, se prestó para darle la voz a un personaje, un Shogun. La cosa es así Hank es un perro con la voz de Michael Cera, que nunca podrán escuchar, porque no hay versiones subtituladas en la Argentina, qué se le va a hacer, que es el reclutado para proteger el pueblo de gatos de Kakamucho. El villano de turno es otro felino, Ika Chu (Ricky Gervais). Hank es un samurai, pero con cero habilidad, que termina acudiendo a Jimbo (Samuel L. Jackson), quien ha sido un experto samurai, para que lo entrene. Salvo que el chico que esté sentado en la platea del cine tenga 3 o 4 años, ya ha visto este tipo de aventuras, de la que Kung Fu Panda es solo un eslabón más. Para los adultos quedan referencias más o menos fáciles de detectar a Amor sin barreras, Cats (obvio) y Mamma Mia!. Rob Minkoff (El Rey León) es uno de los tres directores del filme, los otros dos debutan en la realización de un largometraje. ¿Es que está mal El perro samurai? No, para nada. ¿A los chicos les gustará? Probablemente. Pero los mayores no esperen una película a lo Toy Story, con algo como para recordar a la salida del cine: esta película, por más que es apta para todo público, por su contenido, no lo es tanto, en cuanto a su eficacia etaria.
Las películas animadas sabemos que, en muchos casos, no apunta a todos los públicos, sino que se centran de forma muy específica en los chicos, dejándonos a los adultos de lado; pero a sabiendas de que tenemos que entender que no éramos nosotros el mercado elegido. Pero así y todo hay proyectos a los que no se les puede dejar pasar todo, así que, sin más palabrerío, veamos porque El perro samurái es uno de ellos. La historia es bastante simple, y es que el pueblo de Kakamucho, está siendo asolado. por eso es que el líder de la zona, decide mandar a Hank, un perrito, a que se haga cargo de la situación, pese a que el lugar está plagado de gatos. La ingenuidad de nuestro héroe, sumado a su inexperiencia, lo cegaran al grado de no ver lo que está pasando. Inspirada por el clásico de Mel Brooks (quien es uno de los guionistas esta vez), nos llega El perro samurái, film que como dijimos, apunta a los más chicos de casa, dejándonos de lado a quienes acompañamos a nuestros hijos/sobrinos/primitos/etc. Eso no tendría nada de malo, si fuera que los propios nenes podrían llegar a no disfrutar de este proyecto. Y esto no lo decimos porque sea un desastre, sino que la historia no nos cuenta nada nuevo, con el clásico héroe despistado que no ve la conspiración que surge a su alrededor, mientras él cree que es un gran guerrero y que los demás no lo saben valorar. Y si por si esto fuera poco, los gags, que son los que terminan inclinando la balanza en el gusto de los niños, tampoco están demasiado elaborados, siendo más que nada golpes y poco más. Por suerte, el trabajo de voces si sube algunos puntos, ya que tanto Michael Cera, Samuel L. Jackson, Michelle Yeoh y el propio Mel Brooks, dotan de carisma a sus personajes; algo que siempre aporta. No podríamos decir si en la versión doblada al castellano esto se mantiene, ya que la vimos en idioma original con subtítulos. Eso sí, la animación se siente bastante justita; no siendo horrible, pero tampoco destacando por sobre la media de las otras películas animadas que tenemos en cartelera actualmente. En conclusión, El perro samurái es una cinta cumplidora y poco más. Los chicos no se van a aburrir en el cine, se van a llevar alguna enseñanza y ya. En un año bastante cargado de proyectos de animación, estamos ante uno que seguramente para finales de este 2022 pocos se acuerden.
Una animación dedicada a los más chiquitos que la pasaran bien con lo que se denomina “chistes de baño”, con un inodoro gigante incluido. Acción bien dosificada y una anécdota donde un perro pequeño se presenta como samurái para defender un pueblo de gatos en peligro. Nadie lo quiere ni siquiera un retirado samurái, con peso de más y resignación al que se presenta para pedir entrenamiento. En realidad se trata de una versión libre de la comedia de Mel Brooks “Blazing Saddles” (Locuras en el Oeste). Para el público infantil el recuerdo será para Kung Fu Panda, un sector del público donde la familiaridad seguro resulta a favor y aquí tienen la diversión garantizada. Para los adultos no faltaran las bromas en torno a “Amor sin barreras”, “Mamma Mia” y “Cats”, y a los lugares comunes en este tipo de films. Sin las voces famosas esta entrega es una buena salida para la familia donde nadie se aburrirá, y los gatos y perros aprenderán que es mejor vivir pacíficamente, luego de romper todo lo que estaba a su paso.
El perro samurái (Paws of Fury: The Legend of Hank, Estados Unidos/China/Gran Bretaña, 2022)es una película de animación dirigida por Rob Minkoff, Mark Koetsier y Chris Bailey. Está basada en la comedia de Mel Brooks Locuras en el Oeste (Blazing Saddles, 1974) lo que se nota rápidamente si uno la ha visto. Además, como regalo para los espectadores, Mel Brooks le pone la voz al shogun de la película, lo que además de ser un lujo, es especialmente efectivo. La magia de Mel Brooks está intacta, aunque solo sea poniendo su voz. Es el momento para decir que es imprescindible ver esta película en idioma original, no solo porque tiene un elenco espectacular, sino también por sus hermosos juegos de palabras. Las demás voces son las de Michael Cera, Samuel L. Jackson, Ricky Gervais, Michelle Yeoh, George Takei y Djimon Hounsou, entre otros. La historia transcurre en una tierra muy parecida al Japón medieval, donde los territorios son habitados exclusivamente por gatos y los perros no son bien recibidos. Un pueblo se ha quedado sin samurái que lo proteja y un funcionario de alto rango del Shogun le envía a un perro que en realidad es un condenado a muerte sin ninguna habilidad para el combate. El plan es que el pueblo caiga y así el funcionario se apodere del lugar. El resto, claro, es fácil de imaginar. Tal vez por su origen, tal vez por sus actores, pero El perro samurái es la película de animación más graciosa en años. Superior por mucho a las franquicias y sin un costado dramático que rompa con el delirio. Todo es diversión y buena comedia. Una sorpresa para recomendar. Uno de los directores es el mismo de El rey León, pero nada de aquel drama aparece aquí. Rob Minkoff tiene particular interés en la cultura oriental y acá lo plasma muy bien aunque se trata de una parodia delirante con un humor a lo Mel Brooks en versión animada.
El perro samurái es una curiosa remake animada del clásico de Mel Brooks , Blazing Saddles, una producción que formó parte del revisionismo histórico que atravesó el género western durante la década de 1970. La diferencia es que en este caso la trama se desarrolla en el Japón medieval con animales y la sátira se concentra en el cine de artes marciales. Esta producción contó con la realización de dos veteranos de la compañía Disney como Chris Baley y Rob Minkoff (El rey león), quien hace unos años brindó una muy buena adaptación de la serie Señor Peabody y Sherman. En el caso de Baley es más conocido por haber dirigido el recordado video clip de Paula Abdul, Opposite Attracts, de 1985. La premisa conceptual que presenta el film es interesante pero no termina de funcionar por la sencilla razón que el humor brutal que trabajaba la obra de Brooks en torno a las cuestiones de racismo es imposible de trasladar en una propuesta dirigida a los niños. Por consiguiente, lo que queda es un relato entretenido que tiene las buenas intenciones de promover un mensaje de tolerancia pero cuenta con la desventaja de remitir demasiado a Kung Fu Panda. Aunque el humor no siempre llega a funcionar como en la obra de Dreamwroks al Perro samurái la levanta muchísimo la versión en inglés, que cuenta con las interpretaciones de Samuel Jackson, Michael Cera, Ricky Gervais, Michelle Yeoh, George Takei y Mel Brooks. En los aspectos técnicos el proyecto de Nickelodeon presenta un trabajo atractivo en los diseños de los personajes y los escenarios que capturan con solidez el período histórico. Para los más chicos es una opción que cumple en materia de entretenimiento, mientras que los adultos que acompañen en la sala la disfrutarán un poco más por las referencias cinéfilas, especialmente si son seguidores del género de artes marciales.
LOCURAS EN EL ORIENTE El comentario sobre un tráiler no debería formar parte de la crítica de una película porque es un hecho que excede a la misma, pero en este caso estimo que es pertinente. Un poco porque vendía mal (muy mal) a la película, y otro tanto porque esa baja expectativa posiblemente potenció la recepción positiva que tenemos al verla. El avance de El perro samurái nos vendía la historia de un perro un poco torpe que tenía que aprender a ser un guerrero, por lo que inmediatamente pensábamos en que esto era “Kung-Fu panda con un perro”. Pero el film animado de Chris Bailey, Mark Koetsier y Rob Minkoff es algo más que esa simplificación y queda en evidencia desde el mismísimo arranque. En esa primera escena, un grupo de personajes viene cabalgando y de repente se choca con los títulos sobreimpresos. Gesto autoconsciente que inmediatamente nos instala en otro lugar. Y mucho más cuando descubrimos que una de las voces originales es la de Mel Brooks, pero que además el director de El joven Frankenstein es productor y guionista. Y es que precisamente El perro samurái es una reescritura, remake, homenaje -o como usted quiera etiquetar- de Locura en el oeste, la exitosa comedia que Brooks estrenó en 1974 con Gene Wilder en el protagónico. Aquella era una parodia de los westerns en el preciso momento histórico en el que el género comenzaba a dar las hurras. El perro samurái, entonces, recupera un poco de la estructura y organiza algunas secuencias alrededor de la original, a veces un poco forzadamente como cuando hacia el final se rompe la cuarta pared y los personajes se escapan de la pantalla del cine. En Locuras en el oeste eso tenía una integración con lo que se venía contando y aquí surge más como gesto. Lo mismo podemos decir de la secuencia de flatulencias, que en el clásico de Brooks operaba como comentario que rompía con la mitología de las películas del oeste y que aquí aparece apenas como gag escatológico y un poco toscamente. Pero aún en esa torpeza para integrar el homenaje a una narración nueva y -mucho más- a un lenguaje diferente como es el del cine animado para chicos, hay en El perro samurái un regreso a los tiempos en que la comedia se preocupaba antes que nada por hacer reír. Y ese espíritu que campea a lo largo de sus más de 90 minutos (incluso en los juegos de palabras tontos) es el mejor homenaje que la película puede hacerle a Mel Brooks. También en ese movimiento se distancia bastante del resto de la animación que se estrena por estos tiempos, e incluso se sobrepone a una animación un poco regular y a un diseño de personajes no del todo lúcido.
El Perro Samurai es una efectiva película para los más chicos de aventuras, acción y comedia que puede ser vista por toda la familia. Aquí, la crítica escrita más formal; en el link la crítica radial, más informal, completa en los reproductores de audio solo, o de YouTube con video. El perro samurái es una película que vale la pena ver con los más chicos, no tiene mucho para ofrecerle los más adultos, pero tampoco los deja muy afuera; entretiene a nivel de todas las edades. La historia cuenta que un perro decide ser samurái en un Japón donde está lleno de pueblos donde todos los que viven son gatos, y viaja uno de esos pueblos; el problema es que en esos lugares están prohibida la presencia de perros, lo apresan y lo condenan a muerte por solo haberse presentado en el lugar; justo cuando lo están por ejecutar, a un político de segundo orden se le ocurre mandarlo de samurái a un pueblo que él quiere destruir, por una cuestión absolutamente egoísta, y donde este político corrupto ha hecho que se vaya el samurái que había previamente ahí. Como ahora sabe que el perro nunca ha tenido entrenamiento de samurái, su plan es mandar a un inútil para que lo maten, y para que los del pueblo finalmente huyan. El problema de este plan es que el perro en cuestión se encuentra un ex samurái retirado y viviendo en las sombras, que lo va a entrenar como tal, para que pueda hacer bien su tarea. Y el perro, si bien es cierto, en un primer momento es absolutamente rechazado por la comunidad, luego va generando confianza en la misma, y va logrando una unidad en el pueblo frente a la agresión externa; su destino es convertirse en un héroe. El filme está bien contado, es muy entretenido, está dirigido por Rob Minkoff qué fue uno de los directores de El Rey León, no tiene grandes ambiciones, ni gran trascendencia; pero es una efectiva obra de entretenimiento, que además hace algún juego sobre ciertas historias que ya hemos visto, donde un estudiante debe ser entrenado por un mentor, y ver que salga algo bueno de eso. Además, es interesante como reflexiona de bastante de manera bastante madura sobre la vida de personajes que han caído a menos; sobre todo con su entrenador, que es claramente alcohólico y probablemente drogadicto, al principio del film. Sumado a esto, muestra que, en los entre telones del poder, ciertos políticos se comportan como una casta, la cual, en vez de ser servidora del pueblo, termina siendo su verdugo, y su enemigo; y también se muestra como en distintos niveles del estado se producen internas políticas, donde se perjudica al pueblo en favor de políticos corruptos. La película, además, tiene un sentido del honor y un buen mensaje, sobre cómo se debe hacer lo que es correcto, cómo nacen las vocaciones, y a su vez, cómo nacen los destinos de las personas en relación a ellas. Una buena opción para ir al cine en familia.
Un perro sin suerte, Hank, es entrenado para ser un samurái por un gato mentor, Jimbo, mientras un gato villano, Ika Chu, quiere destruir su pueblo poblado únicamente por gatos.