El eterno íncubo circular Gemelo Siniestro (The Twin, 2022), escrita y dirigida por el finlandés Taneli Mustonen, es un buen ejemplo no sólo de la mediocridad absoluta del cine mainstream contemporáneo de género a escala planetaria, gran parte condenado a repetir estereotipos harto quemados del acervo hollywoodense sin ningún rasgo local verdadero a nivel de la idiosincrasia nacional del equipo creativo o su sensibilidad e intereses, sino también de las cagadas que se suelen mandar los productores en materia de la distribución mundial inmediata porque en su afán ciego de monetarizar lo más rápido posible al film en cuestión terminan destruyendo sus posibilidades en taquilla -muchas o pocas, en realidad no importa- al vender la película a cualquiera que se presenta sin fijar un mínimo calendario de estrenos internacionales para que aquellos distribuidores que pretendan estrenar en salas no tengan que competir con la piratería que inmediatamente surge una vez que el producto en cuestión aparece en algún servicio de streaming de algún mercado regional, en este sentido basta con tener presente que Gemelo Siniestro llegará a los cines tradicionales en Latinoamérica aunque luego de su aparición en Shudder, un over-the-top especializado en terror y thrillers que cubre Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido e Irlanda y que por supuesto -gracias a la miseria que nos regala nuestro capitalismo global- alimenta el querido mundo de las descargas clandestinas. Más allá del “detalle” aludido, el producto en sí de Mustonen es bastante lamentable porque hasta su premisa de base resulta de lo más genérica e intercambiable dentro del género, hablamos del fallecimiento de un nene llamado Nathan (Tristan Ruggeri) en un accidente automovilístico y la mudanza de su familia desde Nueva York a Finlandia para que pronto su hermano gemelo, Elliot, se crea una reencarnación del finado y la madre, Rachel (Teresa Palmer), piense que algo macabro está sucediendo en el pueblito de turno porque su esposo escritor, Anthony (Steven Cree), parece formar parte de una conspiración de la que Rachel es prevenida por una anciana británica, la “oveja negra” del lugar Helen (Barbara Marten). Gemelo Siniestro por momentos parece una historia de fantasmas, en otras ocasiones gira hacia una faena de doppelgängers, después se convierte en una película sobre satanistas, tampoco deja sin tocar el horror folklórico, en algunos instantes parece querer ser un retrato de la locura, en otros juega con la posibilidad de ponerse a reflexionar acerca del luto o la pérdida en general del pivote afectivo y para colmo asimismo sigue el derrotero típico de ese suspenso de manipulación psicológica. Esta esquizofrenia lejos está de ser sinónimo de riqueza o una coctelera valiosa porque todos los ingredientes caen en saco roto ya que no existe sutileza alguna desde el tono para las etapas de transición entre los distintos núcleos. El trabajo de Palmer es verdaderamente muy bueno, aquella intérprete de Mi Novio es un Zombie (Warm Bodies, 2013), de Jonathan Levine, Cuando las Luces se Apagan (Lights Out, 2016), de David F. Sandberg, y El Síndrome de Berlín (Berlin Syndrome, 2017), de Cate Shortland, sin embargo Mustonen es un ladrón grosero que no sabe bien qué hacer con el tema del doble malvado de El Otro (The Other, 1972), de Robert Mulligan, la literatura y la demencia escalonada símil El Resplandor (The Shining, 1980), joya de Stanley Kubrick, el purrete del averno a lo La Profecía (The Omen, 1976), de Richard Donner, la secta en las sombras y el pacto con Mefistófeles a cambio del crío de El Bebé de Rosemary (Rosemary’s Baby, 1968), de Roman Polanski, y ese terror bucólico, costumbrista y delirante que va desde El Hombre de Mimbre (The Wicker Man, 1973), de Robin Hardy, hasta Midsommar (2019), de Ari Aster, amén de la tradición de los mocosos peligrosos de La Mala Semilla (The Bad Seed, 1956), de Mervyn LeRoy, y El Pueblo de los Malditos (Village of the Damned, 1960), de Wolf Rilla, y un remate que pareciera refritar la memoria traumática selectiva de Servant (2019), la serie de Tony Basgallop y M. Night Shyamalan para Apple TV+, y aquello de andar viendo gente muerta y/ o imaginarse cosas de Sexto Sentido (The Sixth Sense, 1999), también del cineasta hindú retomando Un Suceso en el Puente de Owl Creek (An Occurrence at Owl Creek Bridge, 1890), célebre cuento de Ambrose Bierce. En esencia Mustonen reincide en el terror porque su ultra rutinario slasher Lago Bodom (Bodom, 2016), inspirada lejanamente en los asesinatos homónimos de 1960, uno de los crímenes más enigmáticos de Finlandia, tuvo una importante repercusión internacional en términos comerciales, pero lo suyo son las comedias grasientas que reversionan lo hecho por otros realizadores, recordemos que su hit Luokkakokous (2015) fue una remake de la danesa Klassefesten (2011), de Niels Nørløv Hansen, la secuela Luokkakokous 2 (2016) reinterpretó Klassefesten 2: Begravelsen (2014), de Mikkel Serup, y La Renovación (Se Mieletön Remppa, 2020), clásica comedia de hogar refaccionado y sus muchas vicisitudes, era una remake de la noruega Norske Byggeklosser (2018), de Arild Fröhlich, a su vez una reformulación del film homónimo de 1972 de Pål Bang-Hansen aunque con pinceladas de la sueca Drömkåken (1993), de Peter Dalle, y Hogar, Dulce Hogar (The Money Pit, 1986), de Richard Benjamin, la cual estaba basada en George Washington Durmió Aquí (George Washington Slept Here, 1942), de William Keighley, y Los Blandings ya Tienen Casa (Mr. Blandings Builds His Dream House, 1948), de H.C. Potter. Gemelo Siniestro cuenta con alguna que otra escena bastante potable, especialmente aquella polanskiana del embarazo onírico de Rachel, instante en verdad tenebroso que hasta parece insinuar influencias de H.P. Lovecraft, no obstante el “eterno íncubo” circular pronto se licúa en la nada misma…
El viejo y querido doppelgänger. Una pareja norteamericana, Rachel (Teresa Palmer) y Anthony (Steven Cree), sufre un terrible accidente automovilístico en el que lamentablemente fallece uno de sus hijos gemelos, apenas un inocente pequeño de corta edad. Tratando de encontrar un poco de sanación tras el trágico acontecimiento, deciden cambiar de aire y mudarse de la caótica ciudad de Nueva York a una tranquila zona rural ubicada en Finlandia, o sea en el otro extremo del mundo. Es en esa apacible campiña donde Rachel empieza a intuir que su hijo sobreviviente, Elliot (Tristan Ruggeri), ya no es el mismo niño dulce de antes y que comienza a tener extraños y funestos comportamientos. Gemelo siniestro (2022), dirigida por el director finlandés Taneli Mustonen (muy exitoso en su país debido a su film slasher de 2016 Lake Bodom), es una película de terror que trata complejos temas como el duelo familiar, también la figura del otro o el doble (muy establecido en el género del horror casi desde sus comienzos) y por último que toma elementos propios del Folk Horror, un subgénero que apoya sus conceptos en los ritos paganos, las sectas y todo el folklore y leyendas que habitan principalmente en la zona escandinava, que es justamente dónde se desarrolla la mayor parte del relato. Volviendo al duelo, veremos que cada miembro de esta familia lo lleva como puede: Rachel, la madre, parece a punto de estallar a cada momento, desencajada, y es lógico que sufra de este trastorno tras semejante pérdida, nada menos que uno de sus pequeños hijos; Anthony, el padre y un escritor bastante frustrado, se volcará en el alcohol y Elliot, el otro gemelo, jura que ve y se comunica con su hermano fallecido diariamente y esto desde ya que desconcierta a sus progenitores. Quizás este elemento narrativo, el que se enfoca en el duelo, sea lo más flojo en una historia donde el impacto está bien canalizado en otros componentes. El retrato del niño fallecido, en pleno comedor familiar, ayuda a crear un clima enrarecido y macabro. La figura del Otro en el cine de terror se ha mostrado casi siempre como algo que aparece para desestabilizar el orden de las cosas. Algo que viene a romper la normalidad diaria y a su vez el género lo usa para causar miedo, ansiedad, estupor. Hay una gran película, llamada justamente El otro (Robert Mulligan, 1972), un thriller psicológico acerca de dos gemelos, donde uno fallece también y que sirve como magnífico ejemplo de este concepto, de la dualidad sobre lo bueno y malo que habita en cada ser humano. En Gemelo siniestro, es Elliot el pequeño que sobrevive y presenta el doblegamiento en la presencia intangible de su hermano fallecido, a su vez que no termina de asumir su propia naturaleza maligna. Por último, el director Taneli Mustonen se ha decantado por el Folk Horror como un recurso narrativo y estilístico lógico dada la locación donde se desarrolla la historia: los hermosos y misteriosos bosques finlandeses. Los elementos típicos de este subgénero son los ambientes rurales, el aislamiento, la religión, el poder y la oscuridad que se esconde detrás de tan espléndidos parajes. Es el llamado “terror rural y pagano”, y muchos directores especialistas en el género de terror moderno lo han aplicado con excelentes resultados: Ari Aster y sus magníficas El legado del diablo (2017) y Midsommar (2018) o el realizador Robert Eggerts en La bruja (2015). En el caso de Gemelo siniestro la aparición del demonio Baphomet sentado en un trono y levantando la mano, y también el sometimiento psicológico del que es víctima Rachel por parte de una extraña secta satánica. En resumidas cuentas, Gemelo siniestro es una interesante propuesta que se queda a medio camino en su relato: le sobran aspiraciones, le falta vigor, innovación y algún susto bien dado.
Gemelo Siniestro es una film prolijo que mezcla una tragedia familiar con algunos sorpresivos secretos que se revelan al final para terminar cerrando un digno thriller psicológico sobre el trauma y la locura..
Potente propuesta de género en donde Teresa Palmer guía la historia de una mujer que ha perdido parte de su vida e intenta, como puede, seguir adelante. Duelo, locura y una cámara inquieta sirven para consolidar este atrapante relato.
El duelo es un tema recurrente en cierto cine de terror de los últimos años. Los ejemplos son varios: El legado del diablo (2018) y Midsommar (2019) -ambas de Ari Aster-, The Babadook (2014) de Jennifer Kent, Su casa (2020) de Remi Weekes, La invitación (2015) de Karyn Kusama, El ritual (2017) y La casa oscura (2020), las dos de David Bruckner. Son varios los films donde la pérdida de un ser querido y el proceso a veces difícil, a veces imposible, de procesarla se combina con la intervención de lo siniestro, otra forma de lo innombrable. Varios de estos exponentes fueron encasillados por algunos críticos en lo que dieron en llamar “terror elevado”. No vamos a ahondar en lo pomposo de esta etiqueta, pero sí es evidente que algunas de estas películas están entre lo mejor y más original que ha dado el género recientemente y entre las que ofrecieron algunas de las ideas más interesantes. Pero, claro, todo lo que se repite en demasía se termina vaciando. En Gemelo siniestro, del finlandés Taneli Mustonen, el duelo es también disparador y sustento de la trama, pero difícilmente pueda reclamar un lugar muy destacado y más bien se sube a la tendencia en el vagón de cola. Rachel y Anthony son una pareja norteamericana que, tras sufrir un accidente en la ruta que termina con la vida de uno de sus hijos, se muda a una casa de campo en Finlandia. De este lugar proviene la familia de Anthony y allí van a instalarse en parte para sanar las heridas que la tragedia dejó. Se llevan consigo al pequeño sobreviviente, Elliot, gemelo del fallecido, quien, una vez en su nuevo hogar, empieza a manifestar extraños comportamientos. En principio la idea de que el niño no acepta la muerte de su hermano se revela peor de lo esperado cuando ven que actúa como si este efectivamente estuviera allí con él, para luego además mostrar señales de que estaría tomando la identidad del muerto o de que este estaría tomando posesión del sobreviviente. Ninguna de las posibilidades es muy tranquilizadora. A esto se suman las advertencias de una mujer del pueblo a Rachel acerca de una supuesta conspiración ritual en el lugar, como para terminar de aportar confusión y desesperación a la ya preocupada madre. Mustonen y su co-guionista Aleksi Hyvärinen van tomando elementos de varios subgéneros de terror no tanto como quien pretende hacer una síntesis con todo eso sino como alguien que va probando cosas sin decidirse o tirando manotazos para todos lados sin hacer pie en ninguna parte. Así van pasando, en sucesión, sugerencias o apelaciones al cine de fantasmas, de casas embrujadas, de niños malignos, de posesiones diabólicas, y hasta de horror rural con pueblerinos sospechosos de conspiración y paganismo extremo. Como si el film quisiera también subirse al tren de los rituales ancestrales del paganismo al estilo de las mencionadas Midsommar o El ritual, aprovechando el escenario escandinavo, pero sin que esto lleve tampoco a ningún lado y siendo apenas un recurso más, una vía sin salida. Y no es que no haya algunos momentos rescatables, sobre todo visuales. El realizador Mustonen muestra buen ojo para lograr atmósferas oscuras y sugerentes sobre todo en los sueños inquietantes que envuelven a Rachel. El problema es que desaprovecha cualquier idea más o menos atractiva que pueda aparecer en un relato zigzagueante que deja la clara sensación de tratarse de un film que no sabe bien qué es lo que quiere ser. Esta deriva concluye de la manera más pedestre con una de las más decepcionantes resoluciones que un film de terror pretendidamente sobrenatural puede tomar. Lo hace después de varias vueltas de tuerca y un final que se estira hasta que cualquier atisbo de interés se disuelve en el aire. GEMELO SINIESTRO The Twin. Finlandia, 2022. Dirección: Taneli Mustonen. Intérpretes: Teresa Palmer, Steven Cree, Barbara Marten, Tristan Ruggeri. Guión: Aleksi Hyvärinen, Taneli Mustonen. Fotografía: Daniel Lindholm. Música: Panu Aaltio. Edición: Aleksi Raij, Toni Tikkanen. Diseño de Producción: Tiiu-Ann Pello. Producción: Aleksi Hyvärinen. Producción Ejecutiva: Joris van Wijk. Duración: 92 minutos.
El primer tercio de Gemelo siniestro ofrece un punto de partida más que prometedor. Un matrimonio feliz, un accidente de auto y el horror de ver morir en él a uno de sus hijos gemelos. Buscando la manera de recuperarse de la tragedia, Rachel (Teresa Palmer), Anthony (Steven Cree) y el pequeño Elliot (Tristán Ruggeri) se mudan a una casa en medio de la nada en Finlandia, para alejarse del dolor y empezar una nueva vida. Pero a poco de llegar, Elliot comienza a hablarle a su madre de su hermano muerto, como si todavía estuviera con él: “Nathan quiere volver”, le repite. Sueños extraños, la aparición de una mujer misteriosa y la sospecha de una situación sobrenatural que podría involucrar al resto de los habitantes del pueblo, así como también al mismísimo Anthony, llevan a Rachel a un estado de desesperación por mantener la cordura. Conforme avanza la trama, el director y guionista Taneli Mustonen abre más y más puertas, los caminos a seguir se ramifican de tal manera que llega un momento en el que el guion se vuelve tan laberíntico como la casa innecesariamente grande a la que se muda la familia. Que un fantasma, que una secta, que una conspiración demoníaca, las hipótesis se entrecruzan ante los ojos de la protagonista, que termina tan confundida como el espectador. O quizá menos, porque el ojo atento y cinéfilo encontrará en los primeros minutos algunas claves que serán decisivas en el desenlace. En sus múltiples caminos hacia la pendiente final, Gemelo siniestro recuerda a muchas otras: de Midsommar a El bebé de Rosemary rozando, por qué no, Sexto sentido. Por nombrar solo algunas. Sin embargo, lo virtuoso que podría suponer una mezcla de clásicos se ahoga en su propio mar de acumulación. La fotografía es excelente, la puesta en escena y los escenarios naturales también; el problema es el guion, que avanza lenta y pesadamente, rutinario y sin destellos. Lo peor que le puede pasar a una película de terror cuya estructura está construida en base a una vuelta de tuerca final, es que esta se adivine de entrada. Si sucede, el resto del tiempo será solo seguir adelante apáticamente para comprobar que uno tenía razón. Y el camino puede ser muy largo.
Les aseguro que venía bien, los primeros dos tercios del filme eran buenos, sostenidos por su protagonista, es verdad, pero no era lo único. Una familia en duelo por la muerte de un hijo, transformándose en un “Duelo Patológico” donde cada integrante hace lo que puede con su dolor. La sinopsis del filme establece esos parámetros y algo más. “Después de un trágico accidente que se cobra la vida de uno de sus gemelos, Rachel y su
Después de un trágico accidente que se cobra la vida de uno de sus gemelos, Rachel y su esposo Anthony se mudan al otro lado del mundo con su hijo sobreviviente y la esperanza de construir una nueva vida. Lo que comienza como un tiempo de curación en la tranquila campiña escandinava pronto da un giro ominoso cuando Rachel comienza a desentrañar la tortuosa verdad sobre su hijo y se enfrenta a las fuerzas maliciosas que intentan apoderarse de él.
El director finlandés Taneli Mustonen dirige este regular film sobre una pareja que, tras perder a un hijo en un accidente, debe lidiar con la crianza de su hermano gemelo y su errático comportamiento post-trauma. Protagonizan Teresa Palmer y Steven Cree. «The Twin» es una película que esta semana llega a la cartelera argentina inexplicablemente, tras su estreno en Shudder en EEUU y otros territorios donde está disponible esa plataforma. Voy a hacer hincapié en el «inexplicablemente» no solo por su «calidad» que puede ser una mera cuestión de gusto o perspectiva subjetiva de la obra en sí, sino por tratarse de esos relatos pequeños que llegan a cuentagotas a la pantalla grande, tratando de competir contra los mega tanques de turno, pero a su vez, desaprovechando la novedad y llegando bastante más tarde (casi dos meses después de haber estado disponible online). Como bien dijimos la película se ubica en los momentos posteriores al fallecimiento de un niño llamado Nathan (Tristan Ruggeri) en un accidente automovilístico. Su familia totalmente convulsionada decide mudarse desde New York a Finlandia, lugar de donde es oriundo Anthony, el padre de la familia y escritor. El hermano gemelo del pequeño fallecido, Elliot, comienza a comportarse erráticamente, primero creyendo que su hermano está presente en la nueva casa de su familia, y luego al pensar que él mismo es Nathan. Rachel (Palmer), la madre de la criatura piensa que algo oscuro se cierne no solo sobre su familia sino sobre el poblado al que se mudaron, e incluso una extraña lugareña llamada Helen (Barbara Marten) le advierte que la vida de su hijo corre peligro. Yendo a lo que nos incumbe, el problema del largometraje radica en su convencionalidad, ya que, no solo parte de una premisa bastante explotada en el género, sino que, además, va aglutinando un montón de estereotipos y lugares comunes que no hacen más que sobrecargar el relato y tornarlo un poco caprichoso y arbitrario. Podríamos decir que al comienzo el film parece nutrirse de películas como «The Omen» (1976) o «Hide and Seek» (2005), en cuanto a la figura del infante poseído o con que dialoga con personas fallecidas, pero más avanzada la cinta gira hacia un terreno más de folk horror o películas de sectas, al estilo «The Wicker Man» (1973) o la más reciente «Midsommar» (2019) de Ari Aster. En esa indecisión del film que no sabe si ser una historia de fantasmas, de horror real o por momento de thriller psicológico es que la historia se empaña y termina siendo una mezcla disparatada que no encuentra ni un tono al que apegarse ni un norte al que dirigirse narrativamente hablando. Lo más destacable de esta película radica en la interpretación de Teresa Palmer que realmente se la nota comprometida con la tarea e incluso demuestra un enorme talento para el género. «The Twin» es una experiencia olvidable que remite a relatos mejores e incluso peca de una falta de originalidad grosera, algo que sirve como reflejo del panorama del cine mainstream actual.
¿Cómo se puede ser ingenios@ si ya, al parecer, se ha contado todo? The Twin (traducido al español como Gemelo Siniestro) es una película finlandesa que toma el tópico de familia disfuncional, protagonizados por Rachel (Teresa Palmer) y Anthony (Steven Cree), que luego de atravesar por un duelo, una mudanza parece ser la solución en la tranquila campiña escandinava. Sin embargo, el entorno se volverá hostil para ella hasta desentrañar la tortuosa verdad. Rodada originalmente en Estonia, el film de Taneli Mustone (que co-escribió junto a Aleksi Hyvärinen) plantea una atmósfera cuyo suspense recae en el sonido, el punto fuerte como suele ser en este género. El score de Panu Aaltio no se queda atrás. En cuanto a lo visual, la fotografía de Daniel Lindholm utiliza colores fríos entre tonos verdosos, azulados y neutros, donde los únicos saturados están cargados de simbolismos. Planos pensados, filmados en travelling, acercamientos y alejamientos (zoom in y zoom out, respectivamente), otros fijos entre cerrados y generales. Mientras que las actuaciones destacables se encuentran entre Teresa Palmer, Tristan Ruggeri y Barbara Marten. Lo que criticaría, además del guión ya que el efecto sorpresa se da a entender antes del clímax, es la elección del título que despista demasiado a la audiencia. Si bien esa es la idea, con una vuelta de rosca hubiera quedado perfecto. Llegando al final hay dos puntos de giros, uno predecible y otro sugerido, ambas escenas de manera sucesivas, provocando una clausura con gusto a poco, si tenemos en cuenta el planteamiento argumental con sus dos posibles desenlaces, en la cual se opta por la insatisfactoria. Por último, es una cinta de 109 minutos, catalogada como terror, y personalmente lo englobaría entre un drama y un thriller, cuyos guiños a otros proyectos podrían arruinarnos la experiencia. No obstante, el miedo radica ante lo desconocido sin necesidad de recaer en los famosos jumpscares. Una propuesta interesante, pero hasta ahí nomás.
El género del terror es un negocio tentador. Tiene públicos cautivos, audiencia ansiosa por consumir estas películas, aún, como este caso, pueden adivinarse inspiraciones varias en filmes que marcaron épocas desde “El resplandor” a “El bebe de Rosemari”, “Midsommar” y tantas sagas. Al realizador Taneli Mustonen hay que reconocerle que en buena parte del film logra muy buenos climas de suspenso, situaciones siniestras, y un suspenso que va dosificando con habilidad. Esta historia de un matrimonio que ha tenido un accidente y que ha perdido a uno de sus hijos gemelos, tiene ingredientes que pueden explicarse desde oscuras tradiciones folklóricas, hasta la locura lisa y llana de algunos de sus protagonistas. Entre la explicación racional y lo sobrenatural que suele venir en noches de niebla, mansiones crujientes, complots que suman a casi todos los integrantes de un pueblo rural sueco, avanza este film sin grandes inquietudes de originalidad. Durante el desarrollo de la trama hay muchas promesas que se incumplen, y quedan como interrogantes temibles a un desenlace donde el rulo de la historia se estira y retuerce hasta la exageración. Muchas veces la tentación de explicarlo todo es peligrosa y las teorías de triángulos sagrados contra círculos infernales son un buen ejemplo de falta de ingenio. Pero, reconozcamos que casi todo el film resulta intrigante y brinda algunos escalofríos.
En La Cumbre Escarlata, su protagonista -la escritora Edith Cushing- explica que sus historias no son “de” fantasmas, sino “con” fantasmas; la diferencia es más que notable en la película. Si se hubiera aclarado la misma diferencia en este caso, habría sido mejor de lo que fue; Gemelo Siniestro es un film que se estrena en cines en la semana de 9 de junio. Rachel (Teresa Palmer), Anthony (Steven Cree) y Elliot (Tristan Ruggeri) se mudan a una casa al norte de Finlandia para escapar de una Nueva York pre 2001 -las Torres Gemelas hacen una sorprendente aparición en el horizonte neoyorkino- tras la muerte de uno de sus hijos. Sin embargo, en esa casa Rachel deberá develar una incómoda verdad que pone en peligro no solo la vida, también el alma de su hijo. La película toma prestado argumentos y composiciones -ambas muy bien logradas- de varios films, como El Bebé de Rosemary y El Resplandor, sin embargo no llega al mismo resultado. Al ser catalogada como cinta de terror, hay cierta expectativa que no cumple; honestamente sirve, e interesa, mucho mejor como thriller. Por otra parte, aunque el espectador puede asustarse dando dos o tres saltos debido a los elementos sobrenaturales, es en el aspecto psicológico y humano de los protagonistas donde se le saca el mayor jugo. ¿Qué madre no haría lo que fuera para proteger a sus hijos? Con actuaciones por momentos un poco melodramáticas, Gemelo Siniestro falla, pero atrapa en ese preciso instante que nos damos cuenta que dejamos de ver una película “de” fantasmas para empezar a ver una “con” fantasmas.
La esperanza de ver buen cine de terror, (casi puedo decir que es mi género favorito), me viene decepcionando de manera repetida. Y esta vez, no es la excepción...Rachel (Teresa Palmer) es madre de gemelos y acaba de perder a Nathan, uno de ellos en un accidente. Su marido Anthony, algo distante (Steven Cree) propone una mudanza a Finlandia para comenzar una nueva vida. Anthony es oriundo de allí y tiene una mansión heredada, bastante tenebrosa. Allí se mudan buscando recuperarse, Anthony, su mujer y Elliott (Tristan Ruggeri), el hijo que sobrevivió. Vivir en un país extraño no hará más que complicar las cosas para la madre, quien posee las consecuencias inevitables que trae aparejada la muerte de un hijo. En el lugar se ve acosada por la gente del pueblo. También sufre la lejanía de Elliot, quien se aleja y muestra comportamientos extraños similares a un retroceso. Su única amiga es Helen (Barbara Marten), una vecina que no parece del todo cuerda, pero es la única que le dice cosas que pueden ser ciertas mientras Rachel sufre continuas pesadillas. Con dirección y guion de la finlandesa Taneli Mustonen, en su debut, y similitudes con "Midsommar", "Hereditary" y "El Bebé de Rosemary", el film, que ganó el premio al mejor proyecto en BIFAN en Corea del Sur, intenta acercarse al género, parte de una buena idea y cuenta con un buen elenco, pero no sorprende ni asusta demasiado. Podría haber sido mejor, pues queda a mitad de camino.
Gemelo siniestro (The Twin, Finlandia, 2022) se basa sobre dos pilares bastante usados del género de terror. El matrimonio formado por Rachel (Teresa Palmer) y su esposo Anthony (Steve Cree) sufren la pérdida de uno de sus hijos gemelos en un accidente de auto. Para recomponer sus vidas de alguna manera, se mudan lo más lejos posible a iniciar una nueva etapa junto a su pequeño. En la campiña escandinava, lejos de todo, buscarán encontrar algún tipo de paz. Por supuesto que no ocurrirá eso. Gemelo muerto y casa nueva son un dueto imbatible para el desastre dentro del cine de terror. Pronto se le sumará una tercera variante que también está de moda en esta época pero no anticiparemos para avanzar sobre la trama. Además, claro habrá vueltas de tuerca. Esta mezcla es tan evidente que se vuelve previsible desde el comienzo. No le juega muy a favor al suspenso de la película, que sin duda merecía algo más de originalidad para volverse interesante. Tiene dos o tres momentos de terror y luego desperdicia su energía en convertirse en un exponente demasiado fiel de los lugares comunes que todos conocemos. La clase de película de terror que es muy difícil de mantener en la memoria tiempo después de haber sido vista. En cuanto al sueño de realizar secuelas, todo puede, ya que sería una manera más de reiterar lo que otros films han hecho. La película está filmada con elegancia y los paisajes son lindos, al menos no hay un exceso de violencia ni escenas desagradables.
Gemelo siniestro (The Twin, Finlandia, 2022) se basa sobre dos pilares bastante usados del género de terror. El matrimonio formado por Rachel (Teresa Palmer) y su esposo Anthony (Steve Cree) sufren la pérdida de uno de sus hijos gemelos en un accidente de auto. Para recomponer sus vidas de alguna manera, se mudan lo más lejos posible a iniciar una nueva etapa junto a su pequeño. En la campiña escandinava, lejos de todo, buscarán encontrar algún tipo de paz. Por supuesto que no ocurrirá eso. Gemelo muerto y casa nueva son un dueto imbatible para el desastre dentro del cine de terror. Pronto se le sumará una tercera variante que también está de moda en esta época pero no anticiparemos para avanzar sobre la trama. Además, claro habrá vueltas de tuerca. Esta mezcla es tan evidente que se vuelve previsible desde el comienzo. No le juega muy a favor al suspenso de la película, que sin duda merecía algo más de originalidad para volverse interesante. Tiene dos o tres momentos de terror y luego desperdicia su energía en convertirse en un exponente demasiado fiel de los lugares comunes que todos conocemos. La clase de película de terror que es muy difícil de mantener en la memoria tiempo después de haber sido vista. En cuanto al sueño de realizar secuelas, todo puede, ya que sería una manera más de reiterar lo que otros films han hecho. La película está filmada con elegancia y los paisajes son lindos, al menos no hay un exceso de violencia ni escenas desagradables.
FINLANDIA LIGHT HORROR Después de que uno de sus hijos gemelos muere en un accidente en la ruta, el matrimonio compuesto por Rachel (Teresa Palmer) y Anthony (Steven Cree) decide mudarse, junto con el pequeño Elliot (Tristan Ruggeri), a una casa antigua en los bosques de Finlandia. Lo que vendría a ser un nuevo comienzo para los tres pronto deriva en una sensación de creciente amenaza, sobre todo para Rachel, que parece ser la única que se da cuenta de los extraños comportamientos de su hijo. Porque no es solo el hecho de que Elliot se niega a aceptar la muerte de su hermano, si no que comienza a adoptar rasgos de su personalidad, a “transformarse” progresivamente en el hijo fallecido. Y todo esto bajo la mirada atenta de los habitantes del pueblo, cuyos ritos y costumbres ponen a Rachel en un lugar de extrañeza constante. Dirigida por el finlandés Taneli Mustonen, Gemelo siniestro es una película que abreva en los lugares seguros del cine de terror, para luego optar por un camino que se aparta de la actualidad del género, aunque eso no termine reportando grandes resultados. El director y también guionista (en colaboración con Aleksi Hyvarinen) le imprime a la narración un ritmo pausado, excesivo en ocasiones, que recuerda a cierto terror de los 60/70, con la búsqueda de un efecto más psicológico que físico en la subjetividad del espectador. De hecho, hay mucho de El bebé de Rosemary en esta película, sobre todo a partir de que la trama ingresa en el terreno del horror satánico, no sin antes pasar brevemente por el horror folk, a la manera de The wicker man o la más reciente Midsommar. Pese a una Teresa Palmer sólida en el rol de una madre que va cediendo a la desesperación, la lentitud reinante y los giros forzados durante la segunda mitad convierten a Gemelo siniestro en una experiencia plana y aburrida. Las influencias y las intenciones están a la vista, pero la película no se decide y va probando sobre la marcha, lo que termina por convertirla en un pastiche unificado por una bella fotografía y cierto espíritu anacrónico que no termina de consolidarse. Es evidente que a Mustonen no le interesan los golpes de efecto y los saltos en la butaca, pero su concepción del terror pareciera estar atrapada entre un sesgo autoral y la necesidad de volver a las fuentes. Una combinación que, más allá de dos o tres escenas realmente inquietantes, todavía no encuentra la forma óptima para expresarse.
The Twin es un filme efectivo, que mezcla dos géneros, empieza como un filme de terror, pero termina como un drama. Ambas partes están correctas, pero la mezcla no funciona del todo, ya que la última parte quita el efecto residual de terror que había logrado en la primera parte, todo lo que se ve en pantalla es correcto, buena dirección, buenas actuaciones, buena fotografía y sonido; pero la suma de las partes, no está a la altura de cada parte por separado, vale la pena verla, pero promete más de lo que entrega. La crítica radial completa en el link.