La revisión de toda una vida de sacrificio y pasión de la mano de su protagonista, Herta Scheurle, como insight a través de imágenes y películas familiares. Herta Scheurle estudió actuación en Argentina y trabajó en Francia y Alemania. Luego de que el director de cine Rainer Werner Fassbinder le ofreciera un papel, un accidente en la ruta le impide hacerla. Tras su recuperación, debe volver a Argentina a cuidar de su padre y realiza unos cuantos papeles en Buenos Aires. En este film revisa estos acontecimientos y gracias a Marina Zeising, cumple su meta de ser la protagonista en su propia película. Un combo de sueños cumplidos Poco sabemos de aquellos actores que empezaron con papeles pequeños en películas del pasado, y lograron convertirse en artistas, pero sin dudas menos sabemos de aquellos que se han quedado en el camino, no por falta de esfuerzo sino por diferentes acontecimientos que les hicieron cambiar de dirección. Es en ésta película donde podemos conocer un poco de ese lado del cine. Con el tiempo justo para contar lo necesario, Habitares transita durante toda la hora de su duración en imágenes familiares de Herta Scheurle recolectadas por Zeising. Alternando entre paisajes actuales con otras en blanco y negro de escenas de los 60 y 80, podría invitar a deprimirnos un poco gracias a los golpes en la vida de ésta mujer, sin embargo es el saber como termina en cierta forma lo que nos permite salir con un sabor más dulce. Es interesante la mirada sobre Herta que tiene la directora, así como la que quiere que nosotros tengamos de ella, a partir del lugar en el que la deja.Es llamativo lo que parece al principio una simple coincidencia y termina por conformar un amistad, unida por el deseo de participar en la industria del cine, tanto en el pasado de Herta como en el presente de Marina, y ambas historias coexisten en la película de forma implícita, desde los ojos de una pero en los zapatos de la otra. Conclusión Habitares es una película impulsada por el deseo de concretar un sueño que se une en una linea temporal de dos mujeres en etapas diferentes de sus vidas, permite reflexionar sobre la creatividad, las decisiones y los sucesos de vida. No es quizás, una película para el entretenimiento, sino específicamente para motivar a alguien que se siente algo frustrado, pero que cuente con la paciencia suficiente para sumergirse durante una hora en la vida de ésta artista.
El arte de vivir Algunos recortes de diario, fotos, archivos fílmicos y un racimo de pequeñas anécdotas en Europa y la experiencia de vivir la juventud junto a una comuna de actores liderada por el director Rainer Werner Fassbinder, pero también las circunstancias adversas que se cruzan en el camino de los sueños y terminan postergándolos por décadas son el resumen más contundente de la vida de Herta Scheurle, protagonista de Habitares, documental de la realizadora Marina Zeising. En su rol de productora, Marina tal como explica en una entrevista cruzada con su personaje siempre puso en acto ideas de otros o proyectos ajenos. Por eso, el doble desafío de encarar uno propio y a la vez permitir que Herta recupere su contacto con el teatro, el arte y el cine, marcan el rumbo de este proceso que se traduce en un documental que registra el tiempo de gestación de una idea devenida película, la cual parte de lo anecdótico para terminar reflexionando sobre diferentes conflictivas que tuvieron como protagonista a esta interesante profesora de alemán, quien debió abandonar su carrera como actriz primero por culpa de un accidente automovilístico en Alemania cuando había aceptado participar en una película de Fassbinder y luego con un forzado regreso a la Argentina por la enfermedad de su padre. Para Herta haber conseguido jubilarse, decidir la renuncia a su docencia para entregarse plenamente a la búsqueda de su paz interior implica más que una clausura de etapa la apertura riesgosa a la creatividad y volver a probar cómo se siente, tanto en las tablas como delante de una cámara. Es el proyecto y no la potencialidad de llevarlo a cabo alguna vez lo que en definitiva la moviliza y conmueve de tal manera que contagia. En ese camino de búsqueda personal se entrelaza el de la propia realizadora Marina Zeising para encontrar su propia película, para contestar una serie de interrogantes que la confrontan con su propia experiencia, diferente a la de Herta pero atravesada por las mismas ganas de querer hacer. Se trata, como dice el título, de habitar el arte, es decir, crear el espacio, transitarlo, descubrirlo y una vez consolidada esa creación reconocerse en un lugar propio y adornarlo de la mejor manera posible.
El infinito devenir del arte. El arte es una disciplina que en su mejor expresión nos pone en contacto con nuestro abismo interior y nos permite canalizarlo en algún género u opus particular para explotar hacia el mundo. De esta forma, el arte toma el control de nuestra vida llevándonos por caminos íntimos en una serie de movimientos de sístole y diástole como metáforas de la introspección y el estallido interior que producen obras que transforman la forma en que percibimos y habitamos el mundo. Habitares es en este sentido un documental sobre la búsqueda de la identidad personal y la identidad del arte como elección de vida y como forma de habitar el mundo. A través de confesiones de Herta Scheurle, una actriz de teatro que trabajó casi toda su vida como profesora de alemán, la joven directora Marina Zeising traza su propio camino en su ópera prima para intentar entender qué es el arte y cómo se autoconstruye el artista. Con su historia, Herta -de sobrenombre artístico Sonia Staber- interpela a Marina al confesarle su doble vida. En una de estas vidas la actriz, recientemente jubilada como profesora, da clases de alemán en colegios para vivir. En su otra vida, es una actriz que, abandonando la casa de sus padres en Argentina, emigró a Europa para estudiar teatro en Alemania, donde conoció a principios de la década del sesenta al multifacético y prolífico Rainer Werner Fassbinder, uno de los grandes directores del nuevo cine alemán surgido tras la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial. Viviendo en la comuna de artistas que el director, guionista, poeta, escritor y actor había creado en Múnich, Herta consigue un papel en una película de Fassbinder, pero diversos avatares alejan a Herta de Europa y de la fama y de esta manera surge la gran contradicción del film. La vida de un artista exige una entrega absoluta y constante, y la vida lleva a Herta a optar finalmente por la seguridad de su profesión docente, abandonando su carrera de actriz y participando ocasionalmente en algunos cortos y obras de teatro durante los siguientes treinta años. Todo este devenir artístico, y la agudeza y pasión de Herta, llevan a la directora de Habitares a preguntarse sobre el arte, el amor, la vida y la mirada felina que nos devuelve nuestra inocencia salvaje, esa que indaga en la identidad artística. Aquí predomina la mirada introspectiva de Herta, orientada a cumplir su sueño de retomar su carrera como actriz para finalmente ser feliz en el escenario como siempre soñó, desde que era una niña. Habitares es una forma de buscar habitar el arte y la vida como un movimiento para ver el mundo a través de dos generaciones de artistas que se encuentran causalmente… y esto no es casual.
Pasado y presente La realizadora Marina Zeising ofrece con Habitares (2014) un retrato de Herta Scheurle (Sonia Staber), actriz argentina formada en Europa que vio interrumpida parte de su carrera artística tras un accidente. En Habitares hay una principal línea rectora, centrada en la figura de Herta Scheurle, actriz argentina que pudo haberse convertido en la musa inspiradora del director alemán Rainer W. Fassbinder. No sólo la alejó de ese destino el accidente que tuvo poco antes de filmar, sino también la enfermedad de su padre (que la trajo de nuevo a la Argentina). Zeising se propone indagar en aquel viejo anhelo cinematográfico. De la memoria surgirán varias preguntas; sobre la vida, el valor del arte de la actuación en la formación subjetiva, el azar, el destino. El objetivo de Zeising se cumple: efectivamente, la anécdota es atractiva y su film ofrece una mirada ni invasiva ni incompleta de Scheurle, lo suficientemente retratada en pantalla como para que cada espectador encuentre al menos un punto de interés. El problema no está en el objetivo, sino en el recorrido hacia él. Tal vez, porque esa inicial línea de investigación se disipa en torno a la figura de la propia directora, que aparece en cámara para subrayar la idea de búsqueda, de “indagación”. Son sus preguntas las que obturan la espontaneidad del material, así como cierto leit motiv musical que no produce matices en las diversas secuencias. Igualmente disruptiva es la inclusión de ciertos pasajes que, si bien no operan como una ficción (tal como se entendería genéricamente), sí alegorizan merced a la aparición de una niña las vivencias y jovialidad que la actriz aún posee. Hacia la mitad de Habitares, el film intenta trazar una analogía en el destino de las dos mujeres (una, con la propuesta de hacer una pequeña actuación teatral para cumplir con el deseo de actuar; la otra, concediendo esa propuesta y produciendo la finalización del documental). Tal como se ofrece ese trayecto, se genera cierta distancia con el espectador; tal vez, por la falta de espontaneidad que demuestra en pantalla. A nivel visual, la película oscila entre lo testimonial y lo didáctico (con elecciones poco comprensibles, como buscar a Fassbinder en Wikipedia). El relato crece mucho con la presentación de algunas filmaciones en 18 mm que muestran a la actriz de niña y adolescente, o con reflexiones que la definen de forma tangencial (“Los directores no se enamoraban de mí, porque si se hubieran enamorado yo no estaría acá”). En suma, Habitares nos presenta a un personaje atractivo, en una recuperación del pasado con ojos contemporáneos.
Nostalgias de una rebelde de los años de Fassbinder Cuando joven, Herta Scheurle, alias, a veces, Sonia Staber, hija de alemanes, esquivó el designio paterno y llevó vida de artista en Europa. Integró la comuna de Rainer W. Fassbinder, mantuvo una linda amistad con el músico Peer Raben, tuvo aventuras y oportunidades, pero también mala suerte, culpa de un accidente de auto y una obligación filial: el padre había enfermado. La bohemia y algunos bienes "se fueron por la alcantarilla". Acá se terminó jubilando como profesora de alemán. Pero a la vez despuntó el vicio en la Manzana de las Luces y otros escenarios. Y algo la empuja a seguir por esa senda. El ensayo que ahora vemos amplía esta síntesis biográfica, le agrega los encantos de viejas películas familiares y ocultos cajones de recortes (trabajos con Hanna Schygulla, elogios por un Beckett, algo con Alberto Migré, etc.), y la curiosidad de los registros, por ejemplo, la recepción berlinesa de "El amor es más frío que la muerte", y hasta un fragmentito del film entre pasional y experimental que Jutta Bruckner rodó en Buenos Aires, "Una mirada y el amor estalla". Pero no se trata de una biografía. Más bien es un espejo. La autora del registro se va mirando en ese espejo. La autora es Marina Zeising, productora de "Cama adentro" y otros trabajos de Jorge Gaggero, partícipe necesaria en el formidable "Vengo de un avión que cayó en las montañas", del uruguayo Gonzalo Arijón, y en buenas obras de Enrique Piñeyro, Matilde Michanié, Inés de Oliveira César, Jana Bokova, etc. Ella además hace cortometrajes, videoarte, ¿se sentirá insatisfecha todavía? ¿O inquieta por los azares del destino que puedan demorar inoportunamente sus metas? A cierta altura, ambas amigas consultan el I Ching. Más adelante, la joven mira a la actriz mirándose a sí misma en la pantalla, donde la imagen la muestra caminando más allá del bosque donde se ha refugiado. Poco antes, razón del título, escuchamos unos versos que hablan del "arte de habitar y el valor de habitar el arte". Película pequeña, dulce, casi íntima.
Documental con ecos de Fassbinder Herta Scheurle trabajó, en las décadas de los 60 a los 80 en Francia y en Alemania. En este último país fue parte del círculo de actores de R.W. Fassbinder, quien le ofreció trabajar en una de sus películas, pero ella sufrió un accidente y su padre enfermó, por lo que debió retornar a nuestro país, donde terminó por dejar la actuación para convertirse en profesora de alemán. Marina Zeising tomó a este personaje como protagonista de un documental que refleja su trayectoria artística y personal, logrando a través de esta no-ficción concretar el sueño frustrado de participar en una película. En este juego de espejos, ambas mujeres reflexionan acerca del rol de la mujer-artista, del peso de sus decisiones personales y del ser creativo. Con una cámara atenta a cada gesto, se descorren los velos de esa mujer que, tras todos estos años, aún añora el arte de habitar el arte.
La historia de Herta no se diferencia de miles y miles de otras historias, un viaje a Europa y oportunidades que se pierden, una invocación familiar, elecciones de vida, frustraciones, etc. La misma Herta, actriz, docente, viajera, (tambien llamada Sonia) cuenta en Habitares sus devenires, su obsesión por jubilarse, sus sueños incumplidos, develando en ese transcurso objetos encontrados en el archivo personal, recortes, criticas de diarios, películas familiares que van apareciendo de modo dosificado a lo largo del documental que le dedica la realizadora y productora Marina Zeising en su primer largometraje. Herta Scheurle toma para sí, incluso participando del guión, la oportunidad de volver a pensar esa vida y compartirla con los espectadores con un objetivo que enuncia claramente: hacer finalmente lo que quiere, despegarse de los prejuicios, las imposiciones, y dedicarse al arte. El modo que elige Zeiging para su documental es el interactivo. En él, realizadora y protagonista construyen diálogos donde se va marcando, tal vez improvisando, el proceso de investigación con algunos datos jugosos, por ejemplo que Herta estuvo muy cerca de actuar en las películas de Fassbinder, en Munich, allá por los 70 y que aquello quedó trunco por un accidente automovilístico y la abrupta enfermedad del padre que la devuelve a la Argentina. En el camino de esas reflexiones y, aunque tiene una discreta duración en su metraje, Habitares se convierte en una pelicula diluida, con un despliegue de motivos variados pero poco tema: el cine de Fassbinder por un lado, la infancia de Herta metaforizada en las apariciones de una niña ficcional por el otro, el acto de crear, actuar, pintar, realizar cine, o las preocupaciones de una directora que interroga, casi perdida como cuando pregunta “de qué murió Fassbinder “y concluye “bueno, estos tipos terminan así”, e incluso se presta al juego de ser entrevistada por la protagonista, dando un giro narrativo algo molesto que no termina de definir la verdadera finalidad del documental. Hay una armonía que anda faltando en Habitares casi casi, tal como anticipa por alli una tirada del I Ching. La música de Lucas Giménez es expresiva y rica en matices y le da un cierto misterio que la pelicula no termina de habitar. Se estrena este 4 de diciembre en BAMA, Buenos Aires
Habitares, the debut film of Argentine producer-turned-filmmaker Marina Zeising is, first and foremost, a documentary made with the best intentions. It’s meant to be a significant exploration of the artistic experience of Herta Scheurle, a friend of the family of the filmmaker, who in her youth in the 1960s spent a brief period of time in the artistic commune of famed director Rainer Werner Fassbinder and musician Peer Raben. She also acted in a few plays in Argentina, without much success, and it was at her father’s insistence that she pursue a conventional profession — which ended up being teaching German — that Herta stopped following her dreams. That is until very recently, when she officially retired as a professor. Now she wants to make up for the lost time and have a chance to become a sound artist. But the thing is there’s too little in Herta Scheurle’s artistic experience to explore. Her few performances, while valuable to her, are nothing particularly compelling to make up a story of a larger scope. Furthermore, the archive footage regarding Fassbinder and his company is equally anecdotic and doesn’t say much about anything. The same goes for her personal photographs. What is interesting and worth exploring though is Herta’s sense of regret and feelings about perhaps having wasted a good deal of her life doing something she didn’t enjoy. Her unfulfilled yearnings and her willingness to keep desire alive provide moderately good dramatic material. To some extent, the maker of Habitares accomplishes the task of accounting for that as she engages into a relaxed, friendly dialogue with her subject and does bring about some confessions. When we get to look deeper into Herta, that’s when the film is alive and kicking — and when she jokes, in a very loving way. But for the most part what you have is a sketch of a project that could have certainly used more research, more introspection, and more of a singular gaze to bring about deeper aspects that seem to still remain in the shadows. Or perhaps what you get is all there is to see. Production notes Habitares (Argentina, 2014). Written and directed by Marina Zeising – with the collaboration of Herta Scheurle. Cinematography and editing: Marina Zeising. Running time: 61 minutes.
Gracias a la vida Interesante el experimento de la joven productora Marina Zeising, que rescató a una veterana y (casi) desconocida actriz para hacerla protagonista, al fin, de su propio largometraje. Interesante y arriesgado, porque en los papeles la idea es frágil. Pero Zeising consigue una cuidada producción, un extraño híbrido de ficción y documental, de cine y teatro, que atrapa durante una hora (el tiempo, quizá, justo y necesario para un retrato). Herta Scheurle, actriz argentina de origen germano, viaja en los ’60 a Alemania y se incorpora al círculo del realizador Rainer Werner Fassbinder, cuando un accidente automovilístico, cerca de Munich, le impide participar de su primer largometraje con el director de Lola, Querelle y El amor es más frío que la muerte. La mujer, de nombre artístico Sonia Staber, luego trabaja en París y finalmente regresa a la Argentina, para participar en diversas puestas del teatro off. Ahora, en el otoño de su vida, Herta aún conserva el deseo de explorar con la actuación y Zeising, unida a la actriz por una historia familiar, transforma ese deseo en un trabajo de arte, al tiempo que, en un acto de amor, le entrega a Sonia su merecido protagónico. La reconstrucción se vale de grabaciones caseras en 16 mm, artículos de diario y cartas de Fassbinder; por encima de todo, es un premio a lo posible, a la capacidad de hacer sueños realidad sin mayores recursos, mediante ingenio y experimentación.
¿Hacia dónde va el cine documental argentino? Hay un par de problemas que empiezan a notarse en varios films argentinos -en especial los pertenecientes al género documental-, que en verdad son síntomas del verdadero problema de fondo. En Habitares se los puede notar y no viene mal comenzar a pensarlos, sin dejar de tener en cuenta ciertas circunstancias de producción y las motivaciones de los cineastas. La película de Marina Zeising se centra en la figura de Herta Scheurle -también conocida como Sonia Staber-, una actriz que supo trabajar en Francia, Alemania y Argentina entre los sesenta y los ochenta, integrando incluso el círculo de actores de Rainer Werner Fassbinder, quien llegó a ofrecerle un papel en uno de sus films, aunque un accidente le impidió quedarse con el rol y le marcó la carrera. El documental va reconstruyendo su historia a través de entrevistas a Scheurle y material de archivo, planteando a la vez la posibilidad de que vuelva a la actuación, lo que a su vez se empalma con el deseo de Zeising por concretar su obra. Y, es cierto, se pueden reconocer las ambiciones temáticas -que son unas cuantas- por parte del film: son claras las referencias a la mirada de la mujer dentro del arte y las posturas que adopta de acuerdo a la posición creativa que le toca, la cuestión de la memoria como puente reconstructor -o incluso constructor- de la identidad e incluso a la necesidad de pensar a un realizador emblemático como Fassbinder a la luz del presente. Pero claro, el contenido no se termina de dar la mano con lo formal como para que se exprese con la potencia necesaria. Es acá donde hay que mencionar los problemas -mutuamente interrelacionados- a los que se hacía referencia en el primer párrafo. El primero se vincula con la duración: los sesenta minutos que dura Habitares parecen estirados y redundantes, como si se hubiera hecho un esfuerzo supremo para llegar a la calificación de largometraje, cuando la premisa sólo pedía unos 45 minutos para ser desarrollada en toda su energía e impacto. El segundo está atravesado por la puesta en escena, que sólo en determinados momentos sale de lo televisivo para entrar en lo estrictamente cinematográfico, aprovechando las variables espacio-temporales, la inmersión de los cuerpos y los encuadres que distinguen al séptimo arte. Lo que nos lleva al inconveniente, a la dificultad de fondo: se producen muchas películas nacionales, en especial documentales, y no todas parecen estar a la altura del formato correspondiente a la pantalla grande. Por favor, que esto no sea tomado al estilo “este crítico sólo quiere de esas películas que llevan millones de espectadores, sin importar su calidad”. Nada de eso, y la verdad que este crítico ya ha escrito demasiados textos que prueban que sus deseos van en sentido contrario. Pero empieza a hacerse fuerte la sensación de que en muchos casos se produce por el sólo hecho de producir, por acumular más y más lanzamientos, sin tener en cuenta su sentido, pertinencia, formato o el público al que puede estar dirigido. Habitares, por ejemplo, es un film correcto que puede pasar por un ejercicio bien ejecutado, pero que no termina de definirse como cine y que hasta podría haber encajado de manera más óptima en el terreno de la televisión, en canales como INCAA TV y Encuentro, que pueden servir como las plataformas indicadas para estas obras.
“Un documental sobre una mujer que fue muy cercana a Rainer Werner Fassbinder” así reza una reseña en una web sobre "Habitares" (Argentina, 2014) de Marina Zeising, y nada más alejado a lo que la pantalla devuelve. Porque si bien el filme tiene como excusa el disparador de la relación que Herta Scheurle (Sonia Staber) mantuvo con el realizador Alemán, la película va de otra cosa. En primer lugar hay un mensaje relacionado a la vocación y el "fuego sagrado" que en algunos casos, como en este, es relegado en pos de un mandato familiar (Herta volvió a Argentina para acompañar a su padre enfermo de Alzheimer). Por otro lado hay una discusión relacionada al rol de la mujer en la sociedad, ahora y antes, y los vestigios de los discursos absorbidos durante décadas,. Marina Zeising, hábilmente, debate con Herta sobre estos puntos. Entrevista y retruca cada sentencia mencionada al pasar, sin dejar de juzgar superficialmente las decisiones de la mujer. Zeising además se nutre del archivo personal (con filmaciones de la infancia de esta y la lectura de recortes de la época) para contrastar o apoyar los mensajes, y también para desnudarla. Herta es dura, y Zeising la intenta ablandar, hasta permitiéndole intercambiar roles y ubicarla en la posición de la entrevistadora, pero no hay caso, siempre cerrada y con un gesto adusto en el rostro. La cámara la acompaña, y en otras oportunidades la encierra en espacios claustrofóbicos para conseguir apuntarle con la pregunta incisiva. Si bien el resultado de "Habitares" es disperso hay una búsqueda personal, principalmente para narrar y documentar de manera diferente, en el que la protagonista también es la directora y el espacio en el que prepara el material, un NO lugar, amplio y apenas iluminado en el lugar que ella está con los recuerdos. Zeising va de un lado a otro con una bolsa de papel de una tienda de ropa femenina llena del material de xx. La bolsa dice "mujeres apasionadas", y el detalle de la leyenda resume muy bien el espíritu de ambas, dos personas en la búsqueda de algo que ya poseen y aman y que quieren gritarle al mundo su necesidad de creación y expresión.
Una historia de vida de una mujer que fue pasando los avatares de la vida, mostrando también a la mujer y artista. Contiene una buena fotografía y material de archivo. Uno de los problemas que tiene es el ritmo no se mantiene y por momentos cansa un poco.