Lucrecia Martel, Daniel Burman, Israel Adrián Caetano, Santiago Loza... Historias breves ha sido durante más de dos décadas el principal semillero del cine argentino y un ejemplo de constancia, de perseverancia, una bienvenida política de Estado. Si bien hoy su importancia relativa es menor (cada escuela de cine produce de manera independiente decenas de cortometrajes por año), la posibilidad de filmar en condiciones presupuestarias y técnicas casi ideales sigue siendo un premio mayúsculo para nuevos directores y directoras. La cosecha 2018 de Historias Breves trae algunas novedades interesantes: desde apelar al humor negro para reconstruir un hecho absurdo y tragicómico ocurrido en un pueblo durante la última dictadura militar ( Una cabrita sin cuernos) hasta incursionar de lleno en los rituales de la comedia romántica ( Media hora, con Malena Sánchez y Martín Slipak), pasando por las hilarantes desventuras de una madre y una hija que irrumpen en casa ajenas (Marta Lubos y Paula Ransenberg en Nada de todo esto). Si el humor en sus múltiples variantes es el eje conductor de esas apuestas, en Niño rana hay un arriesgado y fascinante vuelco desde el realismo hacia lo fantástico; mientras que en La religiosa (sobre una tensa madre-hijo con secretos de fondo) y en Insilios (sobre un viaje en micro en el sur profundo) afloran cuestiones más íntimas y dramáticas. Menos solemne, más ligera y lúdica que en ediciones anteriores. Todo un síntoma de madurez.
Son los ganadores del concurso, una producción de 94 minutos para apreciar lo nuevo en los directores jóvenes y que incluye los siguientes cortometrajes: “Una cabrita sin cuernos” de Sebastian Dietsch, sobre una historia real durante la dictadura militar que roza el absurdo. “La religiosa” de Sofía Torre y Andrea Armentano, sobre una madre dominante y un amor prohibido gay que ella impedirá con autoritarismo, con la actuación especial de María Onetto. “Media Hora” un corto de Sebastián Rodríguez, con Martín Slipak y Malena Sánchez, una historia de amor y seducción fallida y divertida a la vez “Nada de todo esto” de Hernán Alvarado, con Paula Ransenberg y Marta Lubos. Sobre la obsesión de mirar casas, entrometerse en ellas, mejorar el mal gusto y quedarse con un “recuerdito” “Niño Rana” de Laura Zenobi y Lucas Altmann, con Ariadna Asturzzi y Baltazar Murillo, una casa prestada, un niño extraño y algo oculto y misterioso por descubrir. “Insilios-exiliados en el interior” de Luis Camargo, un viaje de regreso a la Patagonia y una reflexión sobre el desarraigo, el futuro y los afectos, con José Luis Pérez y Hugo Walter Mondo. “11:40” de Claudia Ruiz sobre dos niños y una espera ansiosa. En general un buen nivel de realización y una cita para los amantes del cine que quieren saber sobre nuevos talentos.
Siete vidas absurdas En sus inicios la antología de cortos Historias breves era considerada un semillero de futuros nuevos talentos que devendrían en los cineastas del futuro. Es sabido que de sus entrañan salieron nombres como los de Lucrecia Martel, Israel Adrián Caetano, Daniel Burman, Santiago Loza, Mónica Lairana, entre otros. Claro que de 1995 a esta parte pasaron 23 años y los cambios tecnológicos hicieron que cualquier estudiante de cine pueda realizar hoy un corto de calidad, aunque muchas veces sin contar con un presupuesto de estas características. Es por eso que hoy Historias breves no tiene la transcendencia de sus primeras épocas aunque en su conjunto el resultado sea homogéneo, haya calidad y se tomen riesgos. Compuesto por siete cortometrajes, La religiosa, de Sofía Torre y Andrea Armentano, con María Onetto, Agustin Pardella y Guido Botto Fiora resulta sin duda uno de los trabajos más interesantes. Ambientado en un pueblo rural de la provincia de Buenos Aires retrata una asfixiante relación entre una madre sobreprotectora y su joven hijo mientras este mantiene un amorío secreto con otro muchacho del lugar. El binomio de directoras logra crear un ambiente claustrofóbico a través de una puesta compuesta de planos simétricos, diálogos austeros donde nada se dice sino que se insinúa y un sonido envolvente generador de tensión en un trabajo que asume riesgos estéticos y narrativos. Aunque si de riesgos hablamos sin duda es Una cabrita sin cuernos el que se lleva los mayores aplausos por apostar a la comedia negra para retratar una situación absurda ocurrida durante los albores de la última dictadura cívico militar que gobernó el país. En otro pueblo de provincia una directora de escuela descubre que su alumna tiene un libro infantil de un autor ruso y decide dar aviso a las autoridades gubernamentales que inician una serie de interrogatorios hasta que una maestra se ve obligada a “confesar” cuáles eran las verdaderas intenciones con dicha lectura. Sebastian Dietsch (Lila, Zombies) trabaja sobre el absurdo para abordar desde un lugar poco común el modus operandi de las fuerzas militares, el estado de paranoia reinante y los medios pocos ortodoxos utilizados para encontrar culpables de no se sabe qué. Por su parte en Nada de todo esto Hernán Alvarado Martínez realiza una transposición del cuento de Samanta Schweblin en el que propone una reflexión sobre el consumismo y la necesidad de acumular objetos sin ningún valor más que el material. Madre e hija toman jardines por asalto para intentar modificar el mal gusto de sus dueños pero un accidente fortuito las llevará a ingresar a una lujosa casona de un barrio privado provocando una ruptura entre el antes y el después. En Niño rana Laura Zenobi y Lucas Altmann crean una fábula fantástica a partir de la relación de una joven que llega a una casa de campo y un pre adolescente que habita en ella. Mientras que Media Hora de Sebastián Rodríguez apuesta por la comedia romántica, fresca y generacional, a través de la relación entre dos jóvenes que recién se conocen y terminan en la casa de uno de ellos. Pero un detalle no menor hará que lo que iba a ser una noche de pasión se desvanezca a raíz de un insólito planteo. Una road movie por la Patagonia en donde un hombre exitoso que emprende un viaje en micro se enfrentará, a través de su compañero de asiento, con una serie de dilemas existenciales, familiares y sobre el desarraigo, es la propuesta de Insilios, exiliados en el interior dirigido por Luis Camargo. Finalmente, Claudia Ruíz presenta en 11:40 la historia de dos hermanos que durante el primer día de clase en la nueva escuela esperan ansiosos que llegue esa hora para poder ver al padre. Un relato de tinte social que le escapa a la previsibilidad y el lugar común. Siete cortos, trabajados desde lugares diferentes y con historias que apuestan a una variedad eclética de géneros y formas dan como resultado una antología compacta, tal vez la más pareja que se haya visto entre los últimos Historias breves.
La clásica antología de cortometrajes del INCAA Estos son los cortos ganadores del concurso Historias Breves 16, la clásica antología de cortometrajes del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales que tiene por objetivo estimular la producción y dirección de cortometrajes de cineastas, para brindarles la posibilidad de que puedan plasmar en la práctica nuevas tendencias y estéticas cinematográficas. Tras su primera edición en 1995, han participado jóvenes realizadores, entre los que se destacan Pablo Trapero, Lucrecia Martel, Daniel Burman, Israel Adrián Caetano, Bruno Stagnaro, Rodrigo Grande o Santiago Loza, entre otros. Por Emiliano Silva Seguir a @silvaaemi UNA CABRITA SIN CUERNOS, de Sebastián Dietsch FICCIÓN/ ATP CON LEYENDAS/ 14 MINUTOS SINOPSIS: Una cabrita sin cuernos está basada en una historia real sucedida durante la última dictadura militar argentina. En un pueblo del interior, el Comisario local deberá investigar de dónde provino un librito infantil que poseía una nena de segundo grado de la escuela. El autor del libro y la editorial son de la Unión Soviética. ¿Por qué una nena de 7 años tiene un libro posiblemente comunista?, ¿Quién se lo dió?, ¿Qué esconde ese librito en sus textos aparentemente inocentes? Todo esto tendrá que develar el Comisario, junto con su fiel asistente, sin importar las consecuencias… ELENCO: Gabriel Fernández, Javier Schonholz, Mario Alarcon, María Luz Munuera, Liliana Capuro, Mariana Brangeri, Gustavo Bonfigli Una cabrita sin cuernos es un cortometraje dirigido por Sebastian Dietsch, que trata sobre un comisario local de un pueblo que deberá investigar porque una niña de segundo grado tiene un libro posiblemente con contenido soviético-comunista, y cómo fue posible que llegase a ella. Un relato verídico de la época de la última dictadura militar Argentina. Traída desde uno de los momentos más oscuros de nuestra historia, Una cabrita sin cuernos nos muestra una trama que pudo haber sido abordada de manera muy siniestra y retorcida como el contexto totalmente lo ameritaba pero que se decidió abordar con una perspectiva distinta a lo que seguramente se esperaba. Con tintes de comedia y de sátira política, el cortometraje logra crear alguna que otra carcajada entre las conversaciones del Comisario (Gabriel Fernandez) y Godoy (Javier Schonholz) su subordinado, ya que ambos logran conformar una dupla simpática aun sabiendo que esa clase de gente eran los encargados de capturar a personas que vayan en contra de los ideales del gobierno de turno. Es claro que los dos policías tratan de demostrarle al intendente del pueblo, que si son capaces de liderar la búsqueda del origen del polémico libro, pero que cada vez sus sospechas los van a llevando a resultados más negativos, hasta el desenlace que logra ser un autocomplaciente final para sus respectivos egos. Una cabrita sin cuernos termina siendo una propuesta muy original, dado que está basado en un hecho verídico de un tiempo muy sombrío de nuestra historia pero que gracias a un buen trabajo de guion y de dirección logra crear un trabajo tan bueno como innovador en su forma de narrar. LA RELIGIOSA, de Sofía Torre y Andrea Armentano FICCIÓN/ ATP/ 15 MINUTOS SINOPSIS: La religiosa busca retratar el particular universo de una familia del interior de la provincia de Buenos Aires. La relación de una madre dominante (CARMEN) y su hijo (JUAN) con sus conflictos y cotidianidades. El amor es el hilo conductor de nuestra historia. El amor incondicional de una madre por su hijo y el amor prohibido de dos amantes. ELENCO: María Onetto, Agustín Pardella, Guido Botta Fiora La religiosa es un cortometraje dirigido por Sofia Torre y Andrea Armentano, que trata sobre la difícil relación de una madre con su hijo en un pueblo del interior de Buenos Aires, en donde las inseguridades y el amor en todo el sentido de la palabra resultarán como detonante de esta fricción familiar. Una historia atemporal en el seno de algunas familias es lo que nos refleja La religiosa. Carla (María Onetto) una madre rígida, estructurada y su hijo Juan (Agustín Pardella) viven solos en el mismo techo de un pueblito de Buenos Aires; ambos tienen una relación de respeto y distancia, pero que luego ambos en un momento se dejaran en claro que todo la confianza que tal vez alguna vez existió ya desapareció hace mucho tiempo. Para colmo Juan le esconde su homosexualidad sabiendo que ella nunca lo entenderá, lo que se percibe brillantemente en un plano donde una lagrima cae sobre el rostro de Juan al contemplar a su madre durmiendo. Es un cortometraje con mucha belleza en su fotografía, y en la selección del arte pero que resalta de manera brutal con la actuación de sus dos protagonistas, Maria Onetto y Agustin Pardella. Las miradas idas con melancolía de Onetto y las muecas de desesperanza de Pardella, te hace comprar lo que ves, lo que significa que hubo un gran trabajo de dirección de actores para crear el ambiente propicio que ameritaba el corto. En conclusión La religiosa, por todos estos distintos aspectos tanto técnicos como artísticos, logra crear una historia que seguramente ocurre en muchas partes del mundo pero que gracias a un combo de elecciones acertadas se pudo trasladar muy bien a una pantalla de cine. MEDIA HORA, Sebastián Rodríguez FICCIÓN/ ATP/ 10 MINUTOS SINOPSIS: Matías lleva a una chica a su casa, que recién acaba de conocer en una fiesta. Cuando están a punto de tener sexo, Matías comete el fallido de llamarla por un nombre equivocado. La chica interroga a Matías para que le diga su verdadero nombre, pero él no lo recuerda. Decepcionada, le ordena a Matías que le pida un remís para irse a su casa. El cortometraje Media hora transcurre durante la espera del remís. Matías tratará de aprovechar ese tiempo para mejorar su imagen ELENCO: Malena Sánchez, Martín Slipak Media hora es un cortometraje realizado por Sebastián Rodríguez. Trata sobre el desafortunado error de Matas (Martin Slipak) que luego de haber logrado llevar a una chica (Malena Sanchez) de un boliche hasta su casa, a la hora de tener sexo, se confunde de nombre y hace que ella se ofenda y quiera irse de ahí diciéndole que le pida un remis. Ante esto el tratará de recomponer lo sucedido e intentar acercarse verdaderamente a ella. Lo acertado de este corto es que coloca en una posición al espectador donde tal vez se pueda sentir identificado. Y si así no fuese el caso, también se puede debatir con el correr de sus diez minutos de duración como actuaríamos en dicha situación, de un lado como del otro y así ir alimentando la expectativa por el desenlace. Se puede resaltar la labor de Malena Sanchez como también la de Martin Slipak, quienes logran formar una química clave que hace mucho más llevadero el relato, ya que con una dupla actoral disfuncional hubiese sido una propuesta errada, algo muy importante en este tipo de trabajos. Media hora te deja con ese gusto a comedia romántica bien narrada, que con algunos planos y decisiones estéticas por momentos te hace rememorar a aceptables largometrajes del género, que seguramente hayas visto en alguna película yankee pero que lamentablemente escasean en nuestro cine nacional. En conclusión termina siendo eso una propuesta disfrutable y amena para el público generalizado. Por Ayelén Turzi Seguir a @ayiturzi NADA DE TODO ESTO, de Hernán Alvarado FICCIÓN/ATP CON LEYENDAS/ 15 MINUTOS SINOPSIS: Desde que tiene memoria una joven acompaña a su madre en su afición por mirar casas, entrometerse en los jardines ajenos y modificarlos intentando remediar el mal gusto de los dueños. Esta vez un accidente con el auto le da la oportunidad a la madre de cruzar ese límite: conoce a la dueña y entra a la casa. La hija quedará desconcertada en este nuevo escenario, fluctuando entre responder al pedido de la dueña de que la saque de la casa y acompañar a su madre en el recorrido por el interior de la misma. ELENCO: Paula Ransenberg, Marta Lubos Una hija, ya adulta, acompaña a su madre a “ver casas”. Aunque verlas, para la señora, implica entrar a sus jardines, cambiar cosas de lugar, sacar elementos que no le gustan. Intervenirlos a su manera, sin conocimiento ni permiso de los dueños y luego escapar. El límite siempre era la puerta de las casas. Hasta que un día, claro, lo cruza. Apoyado en actuaciones naturalistas, el cortometraje de Hernán Alvarado parte de una situación absurda y sabe bien hasta dónde forzarla, para que siga siendo absurda, pero nunca pierda su cuota de realismo. Fábula posible pero poco probable, cuenta un pequeño episodio en la vida de esta dupla madre-hija de la cual no sabemos nada (quienes son, de dónde vienen, de qué viven, por qué lo hacen) y parte del encanto del corto es que no lo sepamos. La imagen inicial, de la madre acostada en el piso, queriendo abrazar una alfombra, interrumpida por el titulo y la narración de la hija sobre la extraña actividad de ambas, que parece no guardar relación con lo que vimos primero, desconcierta y a la vez pone enseguida al espectador en código: contado de manera clásica, Nada de todo esto es un enorme qué. Satisfactorio, contenido, sin búsqueda de grandilocuencia logra dejar perplejo al espectador no por sus formas, sino por su relato. NIÑO RANA, de Laura Zenobi y Lucas Altmann FICCIÓN/ ATP/ 13 MINUTOS SINOPSIS: Paula viaja a un pueblo de montaña para poder llevar a cabo un trabajo y superar algo que le pasó. Al llegar a la casa inmersa en la vegetación se encuentra con la presencia de un niño. Ambos personajes solitarios comparten el pasar de los días hasta que algo se transforma. El entorno revela algo oculto y misterioso que ella tendrá que descifrar para poder liberarse. ELENCO: Ariadna Asturzzi, Baltazar Murillo Paula llega a una casona alejada, que aparentemente le prestaron por unos días, para que pueda terminar un trabajo que requiere concentración. En la casa la recibe un niño, que de a poco y amparado en su (¿aparente?) inocencia, va invadiendo su privacidad. La propuesta de Laura Zenobi y Lucas Altmann pone más que nada el foco en generar un clima. El vínculo entre los dos personajes se vuelve incómodo, molesto, incierto. Por momentos incluso logra generar miedo. ¿Quién es ese niño? ¿Qué hace en la casa? ¿Qué quiere de Paula? Se elige más sugerir cosas, darle cabos sueltos al espectador para que los ate en vez de explicar las cosas de principio a fin. Incluso el cierre pasa más por la interpretación que se le pueda dar que por lo que explicita realmente. Tiene una eleccion de colores para el vestuario de Paula muy particular que, mostrándose casual, la hace destacar sobre todo en los exteriores, dando la sensación que la que está en un lugar que no corresponde es ella. Esto, al combinar con una narración que hace ver constantemente al niño como “el otro” es una de las tantas capas de sentidos opuestos que se pueden encontrar. Y ni hablar del simbolismo de muchos elementos, más que nada animales, que van apareciendo a lo largo de la trama. Por Lau Kievsky Follow @Laura. INSILIOS – EXILIADOS EN EL INTERIOR, de Luis Camargo FICCIÓN/ ATP/ 15 MINUTOS SINOPSIS: Un viaje de regreso a la Patagonia Sur hará reflexionar a Germán sobre el desarraigo, sus hijos y su futuro. En cada decisión hay un camino por recorrer. Pero el destino puede ponerle piedras. ELENCO: José Luis Pérez, Hugo Walter Mondo Como dice su titulo, Insilios trata sobre un “exilio en el interior”, se centra en un viaje de regreso a la Patagonia de un padre de familia que vuelve de visitar a sus hijos. Insilios nos muestra lo mejor del sur de nuestro país, en especial Tierra del Fuego. Se centra en las migraciones y el desarraigo en la provincia argentina. Con una fotografía impecable, Camargo logra recuperar la belleza del Estrecho de Magallanes. Durante 16 minutos vemos las distintas etapas del viaje y conocemos a Germán, un padre divorciado que dejó a sus hijos en Buenos Aires y vuelve de visitarlos. También vemos sus conflictos internos con un nuevo posible trabajo y como lo exterioriza a través de la relación que forma con un tucumano en el viaje. Insilios logra contactarnos con una historia simple pero llamativa y empatizante. Hace que nos interesemos en la vida de Germán y lo que le sucede durante el viaje hacia su hogar lejos del hogar. 11:40, de Claudia Ruiz FICCIÓN/ ATP/ 12 MINUTOS SINOPSIS: Damián (10) y su hermanito Matías (7) comienzan a asistir a una escuela ubicada junto a una cárcel. Damián Mira el reloj que acaba de recibir por su cumpleaños y espera, ansioso, la hora 11:40. ELENCO: Facundo Suárez, Ceferino Rodríguez Ibáñez, Cielo Eberhardt, Jonás Martín Tiziano Núñez, Morena Vallejos, Selma López Damián comienza en una escuela nueva el día siguiente a su cumpleaños donde recibió un único objeto y una promesa de encuentro. 11:40 juega bien con el suspenso. Damián recibe un reloj y una nota “Nos vemos a las 11:40”. Hasta el final no comprendemos lo que sucede y hasta tememos por el niño pero finalmente terminamos conmovido por su historia. Siempre seguimos el punto de vista de los niños y eso nos da otra mirada para ver el mundo que hemos dejado atrás hace varios años. Con ellos volvemos a la escuela, a cumplir 12 años, a jugar con nuestros hermanos menores. El corto logra que nos emocionemos y su fuerte son las actuaciones de los niños y el guión. Siempre se siente cálido y cotidiano, más que nada para los espectadores que viven o vivieron en un pueblo del interior del país. Los cortometrajes de HISTORIAS BREVES 16 tendrán también una presentación en el Espacio INCAA Cine Gaumont, ubicado en Av. Rivadavia 1635 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Salirse del centro. El colectivo de cortometrajes nacionales que componen las distintas antologías de Historias Breves es un interesante modo de tomar contacto con este formato del cine, hoy desplazado por el auge de los nuevos lenguajes de las redes, así como con la producción de escuelas de cine, con directores o directoras desconocidos que aspiran a la opera prima con el anhelado paso al largometraje. Cabe recordar siempre que otrora Historias Breves presentó cortometrajes de realizadores que hoy tienen trayectoria como por ejemplo Adrián Israel Caetano, el fallecido Fabián Bielinski, Lucrecia Martel entre tantos otros. Historias Breves 16 es un nuevo colectivo de cortometrajes, producidos en diferentes rincones del país y con un resultado positivo, aunque no superador de otras ediciones. Aquí, las reseñas de lo que se podrá ver en esta nueva antología. Nada de todo esto, de Hernán Alvarado: El valor sentimental que pueden dejar los objetos a veces puede significar una obsesión, sobre todo cuando son ajenos. Ésa es la premisa de este interesante cortometraje que cuenta con la participación de la actriz Andrea Garrote en un rol secundario, con un enfoque muy particular que apela al humor para no caer en el sentimentalismo de la protagonista. Madre e hija se ven envueltas en un conflicto al ingresar por la fuerza a la casa de una extraña y acopiar distintos objetos sin razón aparente. No es un caso habitual de cleptomanía geronte, tampoco demencia, sino simplemente llevarse algo en una casa donde sobra todo. Niño rana, de Lucas Altman. Si bien arranca con un misterio que promete, el relato busca establecer un vínculo entre un niño con ciertas actitudes y habilidades junto a una joven ocupante de esa casa. Entre ellos, a pesar de la diferencia de edad, se genera cierta fascinación y descubrimiento aunque ella lo observa con recelo. A mitad del relato, el film no se decide qué rumbo tomar y una vez revelado el misterio, Niño rana se estanca en lo anecdótico. No obstante, es destacable el trabajo sobre la imagen y la construcción de atmósferas durante los primeros minutos del metraje. Insilios, de Luis Camargo El desarraigo por temas laborales es el motor de esta mini road movie con dos personajes muy diferentes pero que comparten la aventura del exilio desde adentro. El paisaje patagónico también protagoniza la historia, sin dejar de lado el otro paisaje invisible: el de las emociones. 11:40, de Claudia Ruiz (Imagen de portada) Tal vez estemos en presencia de la historia más conmovedora de esta antología. Original desde su planteo y sencilla en cuanto a lo narrativo. El punto de vista de los niños es un buen nexo emocional con el espectador y cada plano se explica sin demasiada necesidad de adornos, aspecto que denota inteligencia a la hora de economizar tomas y recursos. Sin dudas, lo mejor de este colectivo cinematográfico por tratarse de un film poco pretencioso y con hondo contenido humano. Una cabrita sin cuernos, de Sebastián Betz El humor es el mejor antídoto contra la estupidez y si de un relato basado en un hecho real que nos remonta a lo peor de la dictadura se trata, mucho mejor. La dinámica para mostrar el absurdo, para hablar de manera subyacente del miedo en aquellas épocas donde cualquier cosa podía interpretarse como subversiva nos transporta a un pasado que esperamos no vuelva a repetirse mientras existan historias como esta. Media Hora, de Seba Rodríguez. Él y ella se conocen en un boliche. Deciden pasar unas horas juntos y conocerse mejor en la previa, pero todo se precipita cuando la incomunicación irrumpe en medio del fuego de la pasión. El fatídico segundo del no responder hace de las suyas y esa previa se vuelve irremontable. La elección de actores conocidos suma puntos a esta propuesta de carácter humorístico, que si bien no sale del convencionalismo, cumple con las expectativas de un buen cortometraje.
Contundente nueva edición de este clásico de los cortos argentinos en la que más allá de diferencias estilísticas, técnicas, narrativas, se vislumbra el poderío de las nuevas generaciones para narrar historias y seguir ampliando horizontes en un panorama cinematográfico cada vez más limitado por decisiones ajenas a la creatividad y la pasión.
Relatos que son signos de su tiempo Cinco de los siete cortos ponen en primer plano una pareja, pero en ningún caso un matrimonio, todo un reflejo de la época. Al cine argentino se le venía encima el fin de la temporada y faltaba lo que desde hace más de veinte años es una de sus tradiciones anuales más regulares. Aquí está entonces la edición 16 de Historias breves (hubo varios años en los que no se estrenaron nuevas entregas), para renovar el ritual a través del cual se dan a conocer trabajos de graduados de las escuelas de cine de todo el país, ganadores del concurso respectivo. La selección de este año se ve reducida (como todo) a siete cortos, de poco más de 10 minutos cada uno. Para la estadística, tres de ellos fueron filmados en provincias, dos fueron dirigidos por mujeres (más uno codirigido a medias con un varón) y la mayoría transcurren fuera de Capital, confirmando la voluntad federalista del reciente cine argentino. Dato más curioso, cinco de los siete cortos ponen en primer plano una pareja, pero en ningún caso un matrimonio o dos amigxs, sino madre-hijo, madre-hija y tres relaciones eventuales. Signo, seguramente, del estado de crisis de aquella institución, así como de un mayor peso de lo ocasional en las relaciones de a dos. Yendo de menor a mayor, Insilios - Exiliados en el interior, de Luis Camargo, es una suerte de buddy movie en pequeño, a partir de la relación entre el empleado de una compañía y un campesino, durante un viaje en ómnibus de Santa Cruz a Río Grande. El primer personaje está bien construido, en base a una serie de datos que van armando el rompecabezas, pero el segundo, totalmente al contrario, es una caricatura de “paisano bruto”, como de mal programa cómico de la televisión del pasado. Sobre una clave bastante caricatural, pero en plan de cine político, Una cabrita sin cuernos, de Sebastián Dietsch –basada, según se dice, en un caso real– desarrolla la investigación que grotescos policías provinciales de bigotes hacen sobre un libro “sospechoso”, en tiempos de la última dictadura. Se trata del libro infantil del título, que tiene un problema: su autor es ruso, y la edición original es soviética. Poblada por todos los clichés imaginables, se la puede dar por perteneciente al género “una que sepamos todos”. En lo que podría llamarse “zona media” de estas Historias breves, La religiosa (Sofía Torre y Andrea Armentano) presenta otra relación bastante típica, pero con un trazo más fino. Se trata de la que se establece, también en un pueblo chico (ése del infierno grande) entre una madre manipuladora (María Onetto) y su hijo adolescente (Agustín Pardella), que acaba de caer flechado por un desconocido en Carnaval. Hay tensión y climas de gato encerrado, sugerencias de un estallido que no tendrá lugar. Ambigüedad es lo que prima en Niño rana, donde Lucas Zenobi parece dar continuidad a la idea de que en las sierras de Córdoba suceden cosas raras, inaugurada por films como La laguna (Bottaro & Juncos, 2013) y La araña vampiro (G. Medina, 2012). Una joven llega a una casa para trabajar unos días sin que la molesten, y allí encuentra a un niño cuya relación con los dueños no está muy clara. Y que aparte dice manejar telepáticamente a las arañas. Y que advierte a la visitante sobre la plaga de ranas que hay en el lugar. Nada de todo esto, de Hernán Alvarado, es una de las tres integrantes del cuadro de honor. Una hija ya bastante mayor (Paula Ransenberg) sigue a su madre (Marta Lubos) en una actividad bastante insólita: la de limpiar, ordenar y modificar jardines ajenos de modo furtivo. Las dos actrices están magníficas en un registro difícil, que cabalga a la vez sobre el realismo y el disparate (con gotitas de siniestro) y que eclosiona cuando la dueña de una casa las descubre y Mamá decide atrincherarse. En Media hora, su realizador Sebastián Rodríguez parece advertir que lo mejor que se puede hacer en 10 minutos (es el corto más corto) es ser económico. Una sola idea: chico (Martín Slipak) conoce chica (Malena Sánchez) en discoteca. Levanta, lleva a la casa y cuando están por concretar, chica comprende que chico no tiene idea de cómo se llama ella. Por lo cual se planta ahí. Podría haber sido un gag pero es más que eso gracias al plazo del título, lapso en suspensión que lleva las cosas hacia otro lado. Otra vez dos actores excelentes sostienen el relato sin necesidad de ayudas. ¡Queremos ver más a ambos! La reina del lote es, resueltamente, 11:40, un corto simplemente perfecto, filmado en Santa Fe y con el club Colón asumiendo un rol casi protagónico. El trabajo sobre la elipsis es aquí esencial, dejando a una figura fuera de campo (de modo muy semejante a lo que hace Darío Mascambroni en la recién estrenada Mochila de plomo) para retomarla recién al final, donde todo cobra sentido y surge un detalle de la más alta emotividad. El cine argentino debería ser más mediocre de lo que se piensa para que de aquí a poco no volvamos a escuchar el nombre de su realizadora, Claudia Ruiz.
La selección de “Historias breves” de este año destaca tres cortos realmente singulares: “Una cabrita sin cuernos”, de Sebastián Dietsch, donde el humor negro, la caricatura y un casting excelente permiten mostrar la dramática torpeza de alguna gente bajo el régimen militar; “11.40”, de Claudia Ruiz, emotiva anécdota de dos niños esperando la hora del título en la escuela vecina a la cárcel, y “Nada de esto”, de Hernán Alvarado, casi excelente adaptación del cuento de Samantha Schweblin “Nada de todo esto”, con toda la locura que le ponen Marta Lubos y Paula Ransenberg. “Media hora”, de Sebastián Rodríguez, suerte de levante interruptus con Matías Slipak y Malena Sánchez, completa el lote junto a tres piezas apoyadas en el sobreentendido: “Insilios. Exiliados en el interior”, “Niño rana” y “La religiosa”, respectivamente de Luis Camargo, L. Zenobi & L. Altmann y S. Torre & A. Armentano. Creado en 1995, “Historias breves” ya debería ir por su 23° edición. Por suerte estamos llegando a la 16°, aunque sea ya casi a fin de año y sin mayor difusión.
HISTORIAS BREVES Y DEL INTERIOR Desde hace más de dos décadas, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) presenta la antología Historias breves, que surge de un concurso donde egresados de diferentes escuelas de cine tienen la oportunidad de filmar un cortometraje en condiciones técnicas inmejorables. La síntesis, por lo tanto, permite ver a los cineastas del mañana, herederos de una noble tradición que entre las “historias breves” ha presentado nombres tan ilustres como los de Pablo Trapero o Lucrecia Martel, por citar sólo un par. Entonces, en su 16ª edición, conviene estar atento a algunos nombres que pueden ser los próximos autores del cine argentino. Historias breves 16 presenta, de hecho, un par de miradas de lo más atractivas y que conviene seguir a futuro. El corto más llamativo sin dudas es Una cabrita sin cuernos, de Sebastián Dietsch, por arriesgarse a contar un episodio de violencia policial e institucional ocurrido en los 70’s con mucho humor negro y absurdo. Dietsch ya había mostrado su retorcido sentido del humor en el corto Zombies, pero aquí le suma la osadía de hacer comedia con hechos ocurridos en la sádica Argentina de aquellos tiempos, donde un grupo de policías presiona a alumnos y docentes de una escuela primaria para conocer el origen de un libro soviético. Una cabrita sin cuernos tal vez no sea el mejor del programa, pero sin dudas es el que se corre de la comodidad y la construcción de espacios y tonos cinematográficos reconocibles. En este sentido, Media hora, de Sebastián Rodríguez, y Nada de todo esto, de Hernán Alvarado, son casi perfectos: el primero una comedia romántica de gran timing protagonizada por Malena Sánchez y Martín Slipak; el segundo, también una comedia pero más solapada, donde una madre y una hija recorren casas, para ocuparlas sin permiso y corregir cuestiones estéticas. Se trata de estructuras bien pensadas, justas, con miradas atractivas sobre los femenino y lo masculino (Media hora) o el materialismo y su costado más ridículo (Nada de todo esto). En la senda más autoral, La religiosa, de Sofía Torre y Andrea Armentano, propone un vínculo nocivo entre una madre y un hijo que vive una historia homosexual en el marco de un pueblo. Lo más atractivo surge en las primeras imágenes, en un carnaval que permite portar la máscara de aquello que se esconde. Y también en este mismo camino autoral, Niño rana, de Laura Zenobi y Lucas Altmann, trabaja el misterio de un chico que habita una casa y una joven que llega a descansar unos días. Hay algo abstracto en la puesta en escena y tal vez demasiados símbolos remarcados dando vueltas. Cerramos esta reseña con Insilios – Exiliados en el interior, de Luis Camargo, el más insatisfactorio de estas Historias breves 16. Una road movie con pareja despareja (como Mejor solo que mal acompañado) en la que un tipo que va a trabajar al sur tiene de acompañante a un paisano algo básico pero buena gente, como tiene que ser. El corto no sólo tiene una mirada algo simplona sobre la familia, sino también frases que lo subrayan (la del cardumen es de lo más grosera) y personajes dueños de un costumbrismo añejo (especialmente el paisano). Eso sí, el último plano es bellísimo. Si bien en el resumen no hay ningún corto que maraville, Historias breves 16 permite ver algo que el cine nacional viene presentando de manera subterránea: cada vez hay más historias del interior del país, historias de provincia, con otras formas y modos. Eso es algo absolutamente necesario, que estas historias breves vienen a poner en primer plano. Y se agradece. NdR: Historias breves 16 estaba integrado también por el corto 11:40, de Claudia Ruiz, que no pudimos ver por cuestiones técnicas.