Retrato de una lesbiana revolucionaria Liliana Furió y Lucas Santa Ana indagan, a través de un potente retrato documental socio-político-cultural, sobre la vida y lucha de la activista del movimiento lésbico-feminista de 92 años. Ilse Fuskova nació en 1929, fue azafata, incursionó en el periodismo y la fotografía, se casó, tuvo hijos, se separó, comenzó a militar en el feminismo, se reconoció lesbiana y más tarde tuvo una participación activa en el movimiento lésbico-feminista. En los 90 llega a la mesa de Mirtha Legrad e instala el lesbianismo en la agenda mediática. Su vida y obra son retratadas en Ilse Fuskova (2021), documental biográfico de Liliana Furió (Tango Queerido, 2016) y Lucas Santa Ana (Yo, adolescente, 2020). El documental, dirigido a cuatro manos, tiene una estructura biográfica clásica que sigue la línea impuesta por Santa Ana en su retrato anterior El puto inolvidable. La vida de Carlos Jáuregui (2016). Aunque en este caso es la propia Ilse Fuskova quien lleva adelante la historia a través de sus vivencias y recuerdos, entrelazando el presente con material de archivo y testimonios de referentes y testigos participes del movimiento activista del último cuarto de siglo argentino. Sin lugar a dudas el magnetismo de Ilse y su forma de romper con los paradigmas sociales se apoderan de la propia historia y vuelven a Ilse Fuskova en una película atrapante, que sin ser rupturista en su estética y narrativa, si rompe con las formas desde lo conceptual. El binomio de directores, conocedor de la historia sobre las diferente luchas por los derechos de la comunidad LGTBQI+, como en sus anteriores trabajos, busca desde el retrato personal trazar un panorama de la lucha colectiva, política y "romántica", a lo largo de su recorrido histórico en la conquista de derechos.
Vida y lucha de una activista histórica del feminismo y lesbianismo El documental de Liliana Furió y Lucas Santa Ana recorre, con dulzura y riguroso archivo, la trayectoria de Ilse Fuskova, activista histórica del feminismo y del lesbianismo. Ilse Fuskova, la nonagenaria protagonista del documental de Liliana Furió (que codirige Lucas Santa Ana), es parte fundamental de la historia del activismo LGBTIQ+ en Argentina. Feminista y revolucionaria, fue la primera voz en llegar a los medios masivos de comunicación para militar e instalar el lesbianismo como tema de interés y discusión en una sociedad aún no atravesada por los procesos deconstructivos. Con riguroso archivo periodístico, la voz de Ilse y de quienes la acompañaron en su vida, el filme se alza como un documento imprescindible para iluminar a las nuevas generaciones y seguir abriendo un camino de amor, lucha y diversidad. La trama recorre la vida de Ilse Fuskova, una azafata que incursionó en el periodismo y en la fotografía, terminó con un matrimonio de tres décadas, se asumió lesbiana, se pronunció feminista en plena dictadura cívico militar y comenzó una vida de activismo. Ella y Claudina Marek (su gran amor por más de dos décadas) fueron precursoras de las marchas del Orgullo en Argentina y de los históricos Cuadernos de Existencia Lesbiana, publicaciones que ayudaron a generar lazos de contención y hermandad en momentos sociopolíticos opresivos. El trabajo de Liliana Furió y Lucas Santa Ana inspira, está bien narrado y montado. Vale remarcar el temple y respeto de Fuskova en cada aparición televisiva (entre las que destacan un par de almuerzos con la retrógrada Mirtha Legrand), enfrentado dinosaurios fascistas, discursos arcaicos y poniendo el cuerpo y la cara para visibilizar la vida de un colectivo pateado por el sistema. Esas acciones lograron que años más tarde millones de argentinos LGBTIQ+ puedan gozar de los mismos derechos y reivindicaciones que cualquier persona heterosexual. La derecha permanece agazapada, esperando para dar el zarpazo. Hoy, está representada en espacios que promueven el odio como Juntos por el Cambio o los libertarios encabezados por figuras como Javier Milei. Partiendo de este contexto, rescatar figuras como Ilse Fuskova y llevar su historia a la pantalla grande resulta un aporte indispensable para no volver a caer en baches de oscuridad y regresión social.
Ilse Fuskova es una verdadera leyenda dentro de la militancia lésbica y feminista. Pero tal vez la palabra leyenda se colocarla en un lugar de homenaje y a la vez de distancia. El documental que lleva su nombre rompe todas las barreras y la vuelve humana, cercana, y por lo tanto aun más enorme. Su imagen pública la encontró en una militancia con un discurso político siempre bien estructurado y sólido, esta película completa su imagen contando su historia completa, algo difícil de hacer cuando se trata de militancia en los medios. Su proceso de reconocimiento como lesbiana y las luchas contra un feminismo preocupado por quedar asociado exclusivamente al lesbianismo. Aunque siempre la lucha principal es contra la invisibilidad de las lesbianas, contra el machismo y contra la lesbofobia. Feminismo lesbiano de verdad, de las épocas difíciles, de arrancar desde cero, en una supuesta soledad, aunque en realidad solo se trataba de que las lesbianas se pudieran reconocer entre sí. La película sí es un homenaje, pero más que nada es una exposición de una persona enorme. Hoy la militancia es diferente y muchas se han vendido al poder político, renunciando a mantener esas luchas sin importar el poder. Pero Ilse lo hizo contra viento y marea, peleó por los derechos lesbianos y fue, junto contras personalidades de aquella época, como su pareja Claudina Marek o Mónica Santino, a la televisión a debatir un tema que en aquel momento era muy complicado de tratar. Un hallazgo brillante es cuando se lo ve en uno de los videos de archivo al Padre Grassi, cura condenado años más tarde por abuso sexual y corrupción agravada de menores, discutiéndole a Ilse sobre lo incorrecto de la homosexualidad. Hay pocas películas en Argentina que cuenten la historia de las lesbianas en nuestro país. Una excepción es Lesbianas de Buenos Aires (2003) donde aparecen algunos rostros que también están acá. Y en los últimos años la ficción ha incorporado más historias de lesbianas hasta volverlas parte de la ficción. Mirando hacia atrás, se vuelve evidente hasta qué punto Ilse Fuskova fue una pionera, una mujer extraordinaria, una lesbiana que ayudó a que la sociedad mejore y avance. Este documental le hace justicia y todo el mundo debería verlo si quiere saber como es su historia.
Ilse Fuskova es uno de los nombres más importantes de la historia del colectivo LGBTIQ+. Pero al principio fue distinto para esta mujer que hoy tiene 92 años y supo estar casada durante tres décadas con un hombre, hasta que terminó la relación para asumirse lesbiana. Lo que ocurrió desde entonces ocupa el centro de este documental, dirigido a cuatro manos por Liliana Furió y Lucas Santa Ana (Tango Queerido, El puto inolvidable, la historia de Carlos Jauregui), que llega a la cartelera luego de obtener una Mención Especial del Jurado en el Festival Asterisco. Desde que asumió su lesbianismo, Fuskova emprendió una larga lucha por el reconocimiento de esas mujeres que para muchos eran “enfermas”, como testimonian los archivos televisivos de sus visitas a varios programas, con Almorzando con Mirtha Legrand como el más representativo. Fue, además, cofundadora de los Cuadernos de existencia lesbiana, autora de varios textos e impulsora junto a Carlos Jáuregui de la Primera Marcha del Orgullo en Argentina. Nutrida principalmente de imágenes de archivo y testimonios de la protagonista, de quienes la conocieron y de referentes de los colectivos LGBTIQ+, Ilse Fuskova nunca esconde el carácter militante, de homenaje en vida, de su concepción. Es, sin embargo, una militancia entendida no como un levantamiento de banderas o consignas, sino como una manera de tratar de comprender lo ocurrido y, a partir de allí, dilucidar mejor las coordenadas del presente. Porque Santa Ana y Furió no solo se centran en la esfera íntima de Ilse, sino también el contexto político y social que permitió los avances de las últimas décadas. Un documental biográfico en el que, sin embargo, resuenan con fuerza los ecos de la historia argentina del último medio siglo.
El documental Ilse Fusková dirigido por Liliana Furio y Lucas Santa Ana, tuvo su estreno en la octava edición del Festival Asterisco y llega ahora a su estreno comercial. Que haya sido la película de apertura del reconocido festival de temática LGBTIQ+ la ubica en un tópico preciso y no por eso menos conflictivo. El documental trabaja alrededor de la figura de Ilse Fusková, una de las primeras activistas del feminismo y del lesbianismo en la Argentina. A través de la vida y la actividad de Ilse, los directores cuentan la compleja y siempre invisible historia del empoderamiento de las mujeres en la región. Escritos, fotos, cuadernos, dibujos, la propia voz de Ilse y la de muchas referentes del feminismo, arman con fragmentos de materiales a veces inhallables, a veces desconocidos un caleidoscopio de una vida de lucha que logró empezar a visibilizar los deseos de las mujeres siempre postergados. Ilse fue en su juventud azafata, se casó, tuvo hijos y sobre el final de la década del 70, se declara abiertamente feminista. En esa época la dictadura cívico militar arrasaba derechos no sólo de los grupos homosexuales sino del conjunto de la sociedad. Ilse logra, por sus habilidades discursivas y por su carisma único recorrer un camino que la lleva a aparecer en los medios –incluso en los míticos programas de Mirtha Legrand y de Mauro Viale– expresando sus ideas y conceptos acerca del feminismo y del lesbianismo. Relacionada con todas las organizaciones que luchaban incansablemente por conquistar derechos civiles, Ilse se destacó como una buena oradora, periodista y también fotógrafa; siempre intuitiva, siempre atenta a la novedad, a la urgencia de los temas que recorrían y recorren aun la sociedad. Esta intuición es la que la lleva a vislumbrar una nueva figura de mujer diseñada por el feminismo y consecuentemente por la conquista de derechos. Ilse instala el debate acerca de las mujeres y sus roles en la sociedad argentina tensionando las voces mediáticas más relevantes de ese momento. Indudablemente ella hablaba de aquello que no se podía hablar, dándole su voz al silencio de las mujeres, visibilizando sus derechos, dibujando sus cuerpos y sus gestos en un escenario hostil. Lo mas relevante de esta mujer es su costado intuitivo, es quien pudo ver más allá de los que había en ese momento y empezaba a pensar tibiamente, con una voz dulce y pausada, como modificar la estructura social anquilosada en viejas tradiciones arraigadas en el patriarcado. Como una paseante solitaria, aunque siempre rodeada de amores, amigas y amigos, fotografió sensiblemente los rincones de una Buenos Aires extrañada, aquellos rincones que tal vez representaban los márgenes donde habitaban los cuerpos y los deseos de las mujeres. Nos mostró un mundo donde los zapallos pueden convivir con la lectura, con las ganas, con los derechos. En esa década del 60 y del 70 nadie imaginó que su gesto, su actividad, su deseo era aun en ese momento de gestación, profundamente político. La militancia activa y la lucha fueron y son su motor de vida, pionera de la revolución de las mujeres – tal vez la única revolución certera en este mundo contemporáneo- transformó al cuerpo de la política en una política del cuerpo. ILSE FUSKOVA Ilse Fuskova. Argentina, 2021. Dirección: Liliana Furió y Lucas Santa Ana. Guion: Liliana Furió, Adriana Juárez y Lucas Santa Ana. Con los testimonios de Ilse Fuskova, Adriana Carrasco, María Rachid, Elsi San Martín, Mabel Bellucci, María Laura Rosa, Susana Blaustein, Diana Maffía y Marcelo Ferreyra. Fotografía: Mariana Russo. Edición: Flavia Del Ducca y Lucas Santa Ana. Música: Paula Maffia. Distribuidora: Santa Cine. Duración: 89 minutos.
UN CUERPO Y SU LEGADO El documental de Liliana Furió y Lucas Santa Ana avanza seguro acerca de cuál es su objetivo y la forma de registrarlo. Y lo hace a sabiendas de que tiene en primer plano a un personaje que sintetiza esa búsqueda. Ilse Fuskova la película, es un recorrido por la historia de Ilse Fuskova, la protagonista; militante lésbica que allá por los 80’s resultó clave en el incipiente entramado de la comunidad homosexual que asomaba en la post dictadura. Fuskova, hija de una mujer checa y un padre alemán, nació en 1929 y vivió una vida tradicional en un sentido sexual, con un matrimonio heterosexual que duró tres décadas. Pero en determinado momento, entre sus propias inquietudes y el estímulo de la mucha bibliografía que le llegaba de Europa, comenzó un recorrido personal que es a la vez uno colectivo, el del reconocimiento de los derechos de las mujeres -primero- y -posteriormente- los de la comunidad gay. Y como si fue poco, es también un muestrario de los cambios culturales ocurridos en Argentina en las últimas tres décadas. Fuskova, a los 92 años, es una suerte de mito viviente pero también de leyenda que ha dejado un legado indispensable. No solo por las causas que militó, sino además por las formas en que lo hizo. Cuando aquellos movimientos pensaban su acción un poco desde las sombras, decidió tomar protagonismo y llevar sus temas a la televisión y en horario central: la película recuerda un momento clave, cuando Ilse fue al programa de Mirtha Legrand. También aparece enfrascada en intensos debates, expresándose siempre a través de un cuerpo de ideas formado pero a la vez inteligente en sus métodos. Por eso cuando el documental sigue su presencia en las movilizaciones del “Ni una menos”, el sentido que emerge es el de continuidad, el de legado que ha seguido en otros cuerpos y en otras voces. Lo que está claro es que no se puede pensar ese hoy sin aquel ayer. Y ahí Fuskova se vuelve clave, fundamental, pero básicamente fundante. Furió y Santa Ana resumen, en algo más de 80 minutos, no solo una vida, sino además la causa a la que esa vida se entregó y el recorrido histórico de una comunidad que proveyó cambios culturales que hoy siguen en ebullición. En ese sentido el documental podría ser tildado de demasiado ambicioso, pero bien es cierto que goza de un encomiable trabajo de montaje y síntesis, entregando la información indispensable y dejándonos conocer al personaje tanto en su costado íntimo como en el público. Claro está que el hecho de que la historia de los movimientos LGTBIQ+ se haya desandado casi en paralelo a la construcción de la identidad de la propia protagonista, sirve para que podamos relacionar los diversos niveles por donde transita la película sin que las cosas se vuelvan demasiado fragmentadas o derivativas. Ilse Fuskova es también un documental bastante tradicional en sus formas, una película pensada más en la mostración de un personaje que en el exhibicionismo de sus realizadores. Casi una característica que se condice con los deseos de su protagonista.
Liliana Furió y Lucas Santa Ana reflejan, a partir de una pormenorizada investigación, entrevistas y el protagonismo de Ilse Fuskova en el centro, la lucha de la comunidad lgtbiq y el feminismo por lograr conquistas y nuevos espacios de visibilización. “Nosotras no seremos abuelas de las ravioladas del domingo”, dice una Ilse entre risas ya avanzado el necesario documental que la tiene como eje y que además estructura la lucha de mujeres lesbianas y disidencias por lograr su lugar en la sociedad. Desde sus comienzos en la revista Chicas de Divito, a las meriendas junto a amigas y charlas a sus 90 años, el repaso, justo, preciso, intenta develar una verdad que en consonancia con la evolución de la agenda de la sociedad Argentina para temas asociados a la homosexualidad, lesbianismo y otras diversidades, ha llevado muchísimos años para que puedan ejercer su libertad, y que aún hoy siguen censurándose. Ilse, bella, dúctil, sabia, repasa su vida, con luces y brillos, pero también con dolores y recuerdos que la ponen en carne viva, y que, con la voz quebrada, y algunos olvidos, denotan el paso del tiempo, un tiempo que en un primer momento no avanzaba, pero que en sus luchas, de los últimos 30 años, al menos, se ha precipitado más que nunca. La mítica mesa de Almorzando con Mirtha Legrand, donde por primera vez una personalidad asumía su lesbianismo en pantalla, frente a los misóginos comentarios de un invitado varón, o, la insistencia de la conductora sobre su experiencia ante los besos de una pareja gay, demuestran el porqué de la necesidad de una película como la de Furió y Santa Ana, para también tener presente a aquellas figuras que desde el eje del “mal”, han demonizado, nada más ni nada menos, que el amor. POR QUE SI: “Porque de manera simple y contundente, Santa Ana y Liliana Furió traen la voz de Ilse Fuskova en un relato que demuestra la intolerancia e imbecilidad de muchos ante aquello que desconocen”
Ilse Fuskova, fundadora de una militancia. Cumpliendo los 90 años de edad, la artista y militante Ilse Fuskova se presta a un repaso sobre su agitada vida, que la llevó a convertirse en referente fundamental de la militancia feminista y lésbica argentina. Nacida en 1929 en una familia de clase media que emigró a la Argentina desde Alemania y Hungría, de joven Ilse Fuskova tuvo algunas facilidades para ser lo que pretendiera ser. Conoció algo del mundo viajando como azafata en una época donde los viajes en avión eran mucho más largos y pudo contar sus experiencias trabajando como periodista y escritora, antes de descubrir su interés por la fotografía. Buscar Alta Peli CRÍTICASIlse Fuskova (REVIEW) por Matías Seoane publicada el 11/11/2021 Ilse Fuskova, fundadora de una militancia. Cumpliendo los 90 años de edad, la artista y militante Ilse Fuskova se presta a un repaso sobre su agitada vida, que la llevó a convertirse en referente fundamental de la militancia feminista y lésbica argentina. Nacida en 1929 en una familia de clase media que emigró a la Argentina desde Alemania y Hungría, de joven Ilse Fuskova tuvo algunas facilidades para ser lo que pretendiera ser. Conoció algo del mundo viajando como azafata en una época donde los viajes en avión eran mucho más largos y pudo contar sus experiencias trabajando como periodista y escritora, antes de descubrir su interés por la fotografía. Tal como se esperaba de ella, se casó y tuvo tres hijos, pero descubrir la militancia feminista fue también descubrir una parte de sí que tenía negada. Rechazada por su familia, Ilse Fuskova se concentró en el arte y el activismo en tiempos en que el país aún se encontraba concentrado en reacomodar su sistema democrático, con resabios autoritarios y violentos muy presentes en la sociedad de forma nada disimulada. Una violencia que se volvió aún más explícita cuando eventualmente se reconoció públicamente lesbiana ante las cámaras de televisión, convirtiéndose en uno de los referentes más visibles del movimiento. Buscar Alta Peli CRÍTICASIlse Fuskova (REVIEW) por Matías Seoane publicada el 11/11/2021 Ilse Fuskova, fundadora de una militancia. Cumpliendo los 90 años de edad, la artista y militante Ilse Fuskova se presta a un repaso sobre su agitada vida, que la llevó a convertirse en referente fundamental de la militancia feminista y lésbica argentina. Nacida en 1929 en una familia de clase media que emigró a la Argentina desde Alemania y Hungría, de joven Ilse Fuskova tuvo algunas facilidades para ser lo que pretendiera ser. Conoció algo del mundo viajando como azafata en una época donde los viajes en avión eran mucho más largos y pudo contar sus experiencias trabajando como periodista y escritora, antes de descubrir su interés por la fotografía. Tal como se esperaba de ella, se casó y tuvo tres hijos, pero descubrir la militancia feminista fue también descubrir una parte de sí que tenía negada. Rechazada por su familia, Ilse Fuskova se concentró en el arte y el activismo en tiempos en que el país aún se encontraba concentrado en reacomodar su sistema democrático, con resabios autoritarios y violentos muy presentes en la sociedad de forma nada disimulada. Una violencia que se volvió aún más explícita cuando eventualmente se reconoció públicamente lesbiana ante las cámaras de televisión, convirtiéndose en uno de los referentes más visibles del movimiento. Ilse Fuskova Kornreich Wunche Dueña de un carisma y una energía envidiable a sus 90 años, en este documental co-dirigido por Liliana Furió (Tango Queerido) y Lucas Santa Ana (El puto inolvidable, Yo, adolescente), Ilse Fuskova narra con humor y lucidez sus historias en una serie de entrevistas combinadas con material de archivo, pero también se permite mostrar algunos fragmentos de su ser interior, de los sacrificios que hizo por convertirse en una persona pública y cómo decidió alejarse de ese lugar. La voz de la protagonista es complementada por la de gente que compartió su vida, su activismo o que se vio influenciada por ella, por lo que resulta no tanto una pieza informativa como sí un homenaje cargado de amor y admiración hacia una persona que supo ser el motor de un activismo que todavía estaba en formación y para el que no había todavía manuales de estilo. Un camino que la llevó a espantar a los ajenos pero también ganarse las críticas de parte del mismo colectivo que militaba a su lado, algunas veces por un comprensible temor ante las audaces ideas de Ilse. Buscar Alta Peli CRÍTICASIlse Fuskova (REVIEW) por Matías Seoane publicada el 11/11/2021 Ilse Fuskova, fundadora de una militancia. Cumpliendo los 90 años de edad, la artista y militante Ilse Fuskova se presta a un repaso sobre su agitada vida, que la llevó a convertirse en referente fundamental de la militancia feminista y lésbica argentina. Nacida en 1929 en una familia de clase media que emigró a la Argentina desde Alemania y Hungría, de joven Ilse Fuskova tuvo algunas facilidades para ser lo que pretendiera ser. Conoció algo del mundo viajando como azafata en una época donde los viajes en avión eran mucho más largos y pudo contar sus experiencias trabajando como periodista y escritora, antes de descubrir su interés por la fotografía. Tal como se esperaba de ella, se casó y tuvo tres hijos, pero descubrir la militancia feminista fue también descubrir una parte de sí que tenía negada. Rechazada por su familia, Ilse Fuskova se concentró en el arte y el activismo en tiempos en que el país aún se encontraba concentrado en reacomodar su sistema democrático, con resabios autoritarios y violentos muy presentes en la sociedad de forma nada disimulada. Una violencia que se volvió aún más explícita cuando eventualmente se reconoció públicamente lesbiana ante las cámaras de televisión, convirtiéndose en uno de los referentes más visibles del movimiento. Ilse Fuskova Kornreich Wunche Dueña de un carisma y una energía envidiable a sus 90 años, en este documental co-dirigido por Liliana Furió (Tango Queerido) y Lucas Santa Ana (El puto inolvidable, Yo, adolescente), Ilse Fuskova narra con humor y lucidez sus historias en una serie de entrevistas combinadas con material de archivo, pero también se permite mostrar algunos fragmentos de su ser interior, de los sacrificios que hizo por convertirse en una persona pública y cómo decidió alejarse de ese lugar. La voz de la protagonista es complementada por la de gente que compartió su vida, su activismo o que se vio influenciada por ella, por lo que resulta no tanto una pieza informativa como sí un homenaje cargado de amor y admiración hacia una persona que supo ser el motor de un activismo que todavía estaba en formación y para el que no había todavía manuales de estilo. Un camino que la llevó a espantar a los ajenos pero también ganarse las críticas de parte del mismo colectivo que militaba a su lado, algunas veces por un comprensible temor ante las audaces ideas de Ilse. La propuesta que rodea y da forma a las entrevistas es simple pero efectiva: entrevistas a cámara fija donde cada persona convocada se dedica a contar su parte de la historia, todo conectado por un montaje clásico que no intenta sumar con la imagen mucho más a lo dicho con palabras, las que difícilmente alcancen para resumir una vida tan activa como la de Ilse Fuskova en tan solo un rato.
En este documental dirigido por Liliana Furió y Lucas Santa Ana se homenajea con toda justicia a la labor militante incansable de la artista Ilse Fuskowa, como lesbiana y feminista. Ilse que hoy tiene 92 años, en el film se le festejan sus gloriosos 90, ha sido una figura clave en las luchas por los derechos civiles del siglo pasado y el actual. Con una familia de clase media, fue azafata, periodista y se pronuncio feminista en l978, en plena dictadura militar. En 1986 se reconoció como lesbiana y no solo se preocupo por establecer relaciones con todos las organizaciones que luchaban por derechos humanos, sino que fue una importante comunicadora en los medios de comunicación, muy especialmente en una televisión en la que le hablaban de “asco” hacia las lesbianas. Ilse jamás se inmuto frente a tamaños insultos, y siempre ayudó a abrir cabezas y debates. Junto con Adriana Carrasco creó los “Cuadernos de existencia lesbiana”, fundamentales para difundir sus ideas. Fue impulsora junto a Carlos Jáuregui de la Primera Marcha del Orgullo en nuestro país. Este valioso documental muestra su obra, su espíritu incansable, sus amores, y por sobre todo su valiente lucha por la igualdad de derechos.
Acá estamos, esto somos. A partir de un hilo conductor que surge de varias entrevistas realizadas hacia la figura principal, esta película dirigida por Liliana Furió y Lucas Santa Ana, irá repasando la vida de Ilse Fuskova: una feminista lesbiana que hizo enaltecer el orgullo gay y lésbico a lo largo de su trayectoria como militante. Este documental, además de hacer un exhaustivo trabajo de investigación y búsqueda de archivo (fotografía y videos) al momento de retratar a Ilse, propone (justamente a partir de este retrato) armar un rompecabezas que paso a paso irá construyendo un repaso general de lo que fue la militancia lésbica que surgió con el regreso de la democracia. El camino para llegar a este puerto será, principalmente, un recorrido cronológico por la vida de Ilse Fuskova: sus comienzos como azafata, su paso como escritora, y por supuesto su llegada a la militancia feminista y LGBT, los cuales le abrieron un nuevo mundo. Un mundo que adoptó sin problema alguno y que, prontamente, comenzó a habitar. Si bien la película se centra en darle un merecido reconocimiento a esta mujer multifacética, es innegable mencionar que el punto más alto (por momentos pareciera que es la búsqueda definitiva del film), es cuando trae a colisión los resultados de todas esas luchas del pasado, las cuales han moldeado, dentro del movimiento, a las nuevas generaciones que en el día de hoy alzan con orgullo su voz al momento de mencionar públicamente su sexualidad; lo cual es, fue y será, el propósito que tanto pregonó Ilse a lo largo de su vida. Es así entonces como este documental consigue ser una película sincera que, en la búsqueda continua de construir una biografía certera y precisa, termina adoptando un ritmo voraz que en ningún momento permite la pausa; perdiendo así unas cuotas de cotidianeidad que posiblemente hubiesen enriquecido el desarrollo del personaje. Aun así, la idea principal se mantiene; y tanto algunas escenas del final como del principio terminan redondeando una película emotiva que visibiliza aún más la importancia del movimiento.
Se sabe dónde se comienza pero no se sabe a dónde se va ¿Multiplicar la frecuencia de cortes en el montaje simboliza vitalidad en una película? Ilse Fuskova (2021) muestra esto técnicamente gracias también a lo versátil de la artista homónima. Ilse narra con calidez sus tantos oficios mientras los planos y las ubicaciones de la cámara en mano multiplican distintas maneras de verla. Al comienzo la obra registra esta proactividad de Ilse reunida con la asociación Conciencia Solidaria por su nonagésimo cumpleaños. Y más de cincuenta cortes en menos de cuatro minutos son el preámbulo celebratorio para las escenas posteriores. En ellas, la activista les narra a las entrevistadoras, incluida Feijó, la Alemania donde “todos tenían que ser nazis”. También habla de sus años como azafata en Buenos Aires, su primer matrimonio, sus colaboraciones en diversas revistas, y sus relaciones lésbicas. Entre muchas anécdotas, Santa Ana y Feijó también muestran el material de cuando la invitaron al programa de 1990 de Mirtha Legrand. La afamada conductora entrevistó a Ilse junto a otras figuras del mundo queer. Visualmente los amarillos anticuados de Legrand contrastan con el tono auténtico de sus preguntas. Y la bufanda violeta de Fuskova remarca la claridad de sus respuestas y la estridencia visual del set. Hallazgos audiovisuales como este son reforzados por el uso de material de archivo en medio de collages que están narrados con humor y precisión investigativa. Sin embargo, los montajistas Flavia del Lucca y el mismo Santa Ana distraen el discurso de las entrevistadas por esa frecuencia tan reiterada de los cortes y el orden de algunos segmentos. Esta propuesta termina contradiciendo la franqueza de Ilse y la calidez de las entrevistadoras. Porque en contraste con el discurso de activistas como Adriana Carrasco, quien la acompañó en su vida política, las primeras participaciones de María Laura Rosa oponen lo mundano de Ilse. Probablemente su lenguaje académico distraiga, y llega tarde la escena donde esta investigadora de la obra de Fuskova profesa el afecto por la artista. Tal desorden estructural sabotea su claridad política, afectuosa y por lo tanto memoriosa. Tienta poner en contexto lo desprolijo de la obra con la delicadeza técnica de aquel documental Grete Stern, la mirada oblicua, estrenado hace cinco años. Estaba enfocado en la fotógrafa que compartió con Fuskova estilo artístico y mencionada también acá. Sin embargo el problema en esta ocasión es de montaje, no de cuidado visual. Y persiste con una coda redundante sobre el legado de Ilse cuando fácilmente la obra pudo cerrar con la escena previa donde ella lee en voz alta un texto sobre enfrentar la vejez.
Un festejo de cumpleaños presenta a la protagonista. Entre globos que forman el número noventa, regalos, amigxs, anécdotas y canciones, Ilse Fuskova celebra su vida. Liliana Furió (Tango queerido, 2016) y Lucas Santa Ana (El puto inolvidable, 2016) dirigen un documental sobre esta activista del feminismo y lesbianismo encargada de contar su historia en primera persona junto a sus compañeres de lucha. Un material de archivo conformado por fotografías, entrevistas y participaciones en programas televisivos completan los relatos acerca del compromiso de la protagonista de este documental que lleva su nombre.
Reseña emitida al aire en la radio
“Ilse Fuskova”, el documental dirigido por Liliana Furió y Lucas Santa Ana tendrá su estreno en la Competencia Argentina de Largometrajes de la octava edición del Festival Asterisco, con una función en el Malba, el domingo 31 de octubre a las 20hs. Por otra parte, su estreno comercial está programado para el próximo 11 de noviembre. Además se proyectará como función de clausura de Espacio Queer, festival de cine LGBT de La Plata, en la Sala Select del Pasaje Dardo Rocha (calle 50 entre 7 y 6) en La Plata, el domingo 7 de noviembre a las 22hs. Ilse hace su ingreso al exitoso programa “Almorzando con Mirtha Legrand”. Corrían los años noventa en una sociedad Argentina conservadora. Vestida para la ocasión, con pantalón negro, suéter amarillo y una atrayente bufanda violeta. Se sentó a la mesa de la reconocida conductora, segura y convencida. El dolor de tener una vida dividida entre lo que se muestra y la intimidad debía terminar, para ella y para todas las mujeres que así lo sentían. Aquel programa superó los 36 puntos de rating y una lluvia de cartas y llamados a Ilse fue la reacción a ese acontecimiento que cambiaría la historia derivando en convocatorias, reuniones y organizaciones. Sin embargo, esa no será la única escena mediática que hoy y a más de 30 años se le presentará difícil de creer al espectador. Ilse es, sin dudas una mujer valiente y es por eso que condujo su lucha no solo frente a la famosa señora Mirtha Legrand sino también exponiéndose ante una opinión pública que la señalaba de rara y enferma. El documental narrado, por razón de una estructura clásica, con testimonios de mujeres que se sintieron influenciadas y memorias de amigos, se produce de modo interactivo entre uno de sus directores, Liliana Furió y los entrevistados, construyendo la historia mediante la búsqueda de datos y generando situaciones, que se entrelazan a su vez con imágenes de archivo junto a la propia voz de la protagonista. De esta forma, con un montaje estructurado y causal se despliega durante 90 minutos, de manera directa y cronológica las vivencias de Ilse Fuskova, desde el momento en que se conocieron sus padres pasando por su trabajo de azafata en Scandinavian Airlines y sus inicios como periodista y fotógrafa artística. Un relato revelador, emotivo y auténtico de una mujer que es un icono del LGBT. Un documental cautivante desde el minuto inicial, que se introduce de forma minuciosa, tanto en la obra como en la intensidad de una vida plena y audaz. En definitiva, la historia de una persona que no ha dejado de moverse a pesar de sus 92 años, encauzando sus días, siempre de manera clara y convincente hacia su principal objetivo: la libertad.
“No hacía mucho que había salido del armario, a mediados de los años 90, cuando un día vinieron a dar una charla en un espacio de lesbianas, Ilse Fuskova y Claudina Marek. Quedé impactada, supe que habían escrito un libro: Amor de mujeres, el lesbianismo en Argentina, hoy. Corrí a buscarlo a la biblioteca del centro cultural y me lo leí en una noche. Ese texto le dio raigambre y luz a mi reciente y culposo lesbianismo”, señala Liliana Furió acerca de su luminoso documental Ilse Fuskova, realizado en co-dirección con Lucas Santa Ana y actualmente disponible en Cine. Ar. Estrenos. Ilse Fuskova es un retrato puntilloso sobre la vida y obra de una de las activistas históricas del feminismo y del lesbianismo en Argentina, al haber transitado un camino esencial para las nuevas luchas por los derechos civiles en el siglo XXI. Primero fue azafata, luego periodista hasta que se declaró feminista en 1978 – en plena dictadura militar – y ocho años después, al regresar del Encuentro Latinoamericano de Mujeres de Bertioga, se reconoció públicamente como lesbiana. Hoy Ilse tiene 92 años y este documental realizado por Furió y Santa Ana da cuenta tanto de su esfera privada como de la pública. Creó, junto a Adriana Carrasco, los Cuadernos de existencia lesbiana, una publicación indispensable para difundir sus ideas, y pronto se convirtió en una figura clave al hacerse presente en los medios de comunicación en los 90. Así, abrió un debate público que la sociedad argentina necesitaba. Los realizadores de Ilse Fuskova, Liliana Furió y Lucas Santa Ana, son dos figuras reconocidas por sus amplios conocimientos de la historia de la luchas por los derechos de la comunidad LGBTQI, con documentales como Tango Queeridoy El puto inolvidable, la historia de Carlos Jáuregui. Por eso, si de los contenidos de este nuevo documental se trata, entonces las expectativas han sido más que superadas. La información es mucha y relevante y, sobre todo, está muy bien organizada. Lo que podría haber resultado confuso tiene, en cambio, una claridad meridiana. No importa si el espectador conocía a Ilse o no antes de ver el documental porque de una u otra manera, siempre va a saber más. Va a ampliar su conciencia política, va a recorrer no solo la historia de Ilse, sino también la historia política de una sociedad entera. Todo es político y eso queda ampliamente demostrado en cada escena, aunque se trate de una anécdota aparentemente trivial. Incluso el material de archivo, que en muchos documentales es apenas material de relleno, aquí se despliega en el escenario. Lo que no funciona del todo bien, como también era el caso con El puto inolvidable, es la forma fílmica. O, mejor dicho, es tan convencional y poco creativa que, por momentos, hace que el interés en lo narrado decaiga. La riqueza del lenguaje cinematográfico no es explorada expresivamente y tampoco sobresale como un documental tradicional que hace de la fotografía y el montaje, por ejemplo, elementos narrativos en vez de simplemente funcionales. Dicho de otro modo, es lo formal lo que es plano. Es muy común ver este tipo de desaciertos en documentales que parecen dar por sentado que si el contenido es muy valioso – y sí, claro que en este caso lo es – entonces la forma fílmica no es tan importante. De ahí entonces que sean tan desparejos. Aunque también es cierto que Ilse tiene una presencia en escena tan imponente dentro de su simpleza, un discurso tan inteligente y bien articulado, y tantos saberes para compartir que ella sola puede llevar el documental adelante. Uno sigue viendo porque está Ilse. Compártelo:
De Ilse Fulksova se conoce su costado activista, lésbico y feminista. Vislumbramos una mujer inquieta, con una talentosa faceta artística. El presente ejercicio documental nos devuelve la fascinación sobre una historia digna de ser testimoniada. Así es como la gran pantalla nos ofrece un repaso a vida y obra de una mujer igualmente tierna y carismática. Un polifacético ejemplo de lucha. Nacida en 1929, a sus 92 años hoy, nos ha dejado perennes enseñanzas, también disparadores para la reflexión. Sus luchas por la igualdad de género son apenas una porción de su abarcadora y loable misión de militancia. Una periodista, fotógrafa y poeta que jugó a derribar convenciones. Se visibiliza en los medios, valiente e incansable. Se despoja de etiquetas, asume su condición. Nos irradia su energía. El documental dirigido en coautoría por Lucas Santa Ana y Luciana Furio se preocupa por desnudar la esencia de un espíritu sin ataduras que cuestionó la moral imperante de su tiempo. En el metraje de “Ilse Fulkova” se percibe una historia de amor y rebeldía, bajo cuya concepción acerca de la libertad genuina se nos alecciona, y -por sobre todo- se nos revela que la absoluta noción y certeza de que aquel don adquirido no significa nada sin un propósito. Ilse resignifica el sentido de libertad con cada paso dado.