Un thriller erótico con pésimos actores Una película con una sola locación y dos únicos personajes necesita que, al menos, sus actores sean buenos, cosa que no sucede en este film de Victor García. La doctora Holly Pierpont (Claire Forlani) se encuentra con su amante Everett (Jake Abel), uno de sus estudiantes de medicina, en una lujosa suite de Aspen. Pero lo que iba a ser un lujurioso encuentro se transforma en una pesadilla cuando se entera su marido Russell (Titus Welliver), los encierra en la habitación y los obliga a que se torturen mutuamente. Elliott San escribe un guion que resuelve muchas cuestiones de presupuesto a los productores pero que no aporta nada nuevo a los relatos de traición y castigo. La historia de Infidelidad mortal (An Affaire to Die For, 2019) no es del todo mala, pero sufre los problemas de este tipo de estructura narrativa: funciona bien hasta el primer punto de giro y después empieza a desinflarse cuando la credibilidad de lo expuesto se tensa cada vez mas y las explicaciones -para que no salgan de la habitación- terminan siendo ridículas. Todo esto se disimularía un poco si la dirección articulase tensión sexual con morbo como pedía el argumento, algo que no pasa. Está tan mal filmada que no genera ni una cosa ni la otra. Y para colmo de males los actores son espantosos. Si tenemos una puesta teatral, es importante que las únicas dos caras que veremos durante hora y media trasmitan algo (el marido aparece esporádicamente, la mayor parte del tiempo solo lo escuchamos por teléfono). Claire Forlani tiene tanto botox en la cara que no puede gesticular y Jake Abel figura en la web como modelo, ni siquiera Google lo considera actor… Así las cosas, en estos casos no hay que dejar de mencionar a los productores Miguel Angel Faura e Isaac Torras, quienes son los verdaderos responsables del bochorno que, pretendiendo ahorrarse unos mangos, reducen las posibilidades artísticas al mínimo. El mensaje moral pro familia es el mismo de cualquier historia de infidelidad desde Atracción fatal (Fatal Attraction, Adrián Lyne, 1987) a la fecha: “El pecado trae consecuencias" y en estos films siempre son sangrientas.
Una mujer va a encontrarse con su amante en un resort de Aspen, ignorando que ambos serán presas de una trampa, pergeñada por su marido. Es la premisa de esta película que propone, a partir de ahí (erotismo, esposas, vendas, violencia), un juego de pretendido suspenso. Pero la intriga no pasa del planteo inicial, no demasiado original. Sin crecimiento dramático, las idas y vueltas de este trío, o esta mujer atrapada, suma engaños e impostaciones que pronto desgastan la paciencia del espectador. Sin que el elenco parezca dispuesto a grandes esfuerzos por dotar a sus personajes de alguna credibilidad.
Ya con el título en castellano, sabemos a los que vamos. La típica película con innumerables vueltas de tuerca para sostener la tensión del espectador y sorprenderlo, no importa “como”. Según su director Víctor Garcia, la idea es suponer que transcurre en tiempo real, sin flashsbacks de distinta duración, cosa que se agradece. Todo transcurre en la habitación de un lujoso hotel en Aspen donde una mujer, Claire Forlani, planea pasar un fin de semana con su amante, Jake Abel. Toda la acción transcurre prácticamente en esa suite y la realización le escapa a lo claustrofóbico con elegancia, por lo menos hasta más de la mitad del film. Desde el comienzo se sospecha que las cosas no van a salir bien. Y esa pareja estará sometida a presiones, amenazas, instrucciones y sospechas que cambian el juego de roles. Más no conviene contar porque los giros son muchos y algunos sangrientos. El suspenso se mantiene y el entretenimiento se sostiene como puede con momentos increíbles.
Una mujer casada inventa un viaje de trabajo para poder encontrarse con su amante, también casado. La cita furtiva es en un hotel de lujo con el imponente paisaje de Aspen como marco; y de yapa, un juego erótico de bienvenida que incluye esposas, una venda en los ojos y mucha sensualidad. El fin de semana se complica cuando la pareja descubre que es controlada por el marido engañado, que ha puesto cámaras en la habitación y los somete a un juego de gato y ratón, donde no se puede confiar en nadie. La aventura prohibida se vuelve una lucha de vida o muerte. De planteo modesto y remanido, la trama de este film de suspenso dirigido por el ignoto Víctor García seguramente podría funcionar bien en el papel -más específicamente en esas novelas de aeropuertos, de tapas provocadoras y título sugerente-, pero en pantalla se nota tanto el esfuerzo por sostenerle el engaño al espectador que la curiosidad inicial rápidamente se convierte en apatía. Los caminos se cruzan, quien puede ser no es, o sí, o tal vez... mientras uno mira de reojo el reloj para saber si todavía falta mucho. Entre un reparto que cumple hasta por ahí nomás, Claire Forlani (¿Conoces a Joe Black?, CSI: New York) se corre del estereotipo de este tipo de propuestas, por edad y dotes actorales aportándole a la protagonista un destello de credibilidad ausente en el resto del elenco. Tanto en lo explícito de su título, como en su planteo casi teatral y sus magros resultados, Infidelidad mortal es absolutamente honesta. Lo que en sí mismo no significa que sea bueno.
Crítica de Infidelidad Mortal. El filme dirigido por Víctor García peca en varios momentos pero logra su objetivo. Joaquín Viloria Hace 7 días 0 50 Cuando se trata de un thriller, lo más importante es que tanto el guion, como las actuaciones, como la música, hagan que el espectador no se levante de la silla en ningún momento, jugando todo el tiempo con lo que puede pasar o no. Infidelidad Mortal, dirigida por el español Víctor García, tiene algunas fallas y elementos que podrían haberse ejecutado de mejor manera, pero si hay algo que logra a la perfección es generar suspenso. An Affair to Die For ( 2019 ) - Palomitacas El eje de la película es bastante simple: Holly (Claire Forlani) se escapa de su hogar con la excusa de una conferencia, para verse con su amante en un lujoso hotel en Aspen. Todo parecía ir bien, hasta que, al parecer, su esposo Russell (Titus Welliver) se entera de la infidelidad de su esposa, lo cual es el puntapié para que esa escapada se convierta en una verdadera estadía de terror. A partir de ese momento la intensidad va a subir y subir, sin dar ni un respiro, con un juego tenebroso donde los únicos protagonistas en cámara son Holly y Everett (Jake Abel), que no pueden pedir ayuda a nadie porque, aparentemente, sus familias corren peligro. Sí es verdad que varias escenas se vuelven poco realistas, ya que los protagonistas podrían haber salido de ciertos problemas con soluciones bastante obvias, pero esas escenas quedan tapadas por la tensión y el misticismo que rodea a esta pareja de amantes. En ningún momento es fácil adivinar quién es realmente el villano, quién es el que organizó minuciosamente esa estadía en el hotel para que tanto Holly como Everett se torturen a sí mismos y entre ellos. Los minutos pasan y las posibilidades de quién está detrás de todo van aumentando, y aunque cada descubrimiento del espectador parece ser totalmente revelador, aparece una nueva sorpresa que arruina la teoría. No es el mejor thriller de la historia, tiene varios errores en el guion y algunas escenas forzadas, tampoco las actuaciones son para llevarse el Oscar, pero la realidad es que la cinta cumple el objetivo a la perfección: entretiene. No se estanca en ningún punto, no se queda en diálogos eternos ni en escenas cursis, va directo al grano y logra despistar con varios giros de trama para llegar decentemente al final.
EL DILEMA DE LOS FINALES Unos pocos minutos bastan para generar un clima de tensión. Infidelidad mortal sabe cómo instalar la incomodidad con simples pasos y logra mantener el clima durante gran parte de su historia. Aunque las resoluciones no son su fuerte, la propuesta se sostiene en la primera hora. La infidelidad propone un juego con los límites. El hecho de romper cierto pacto de pareja que propone exclusividad presenta ya de por sí un grado de incomodidad por ser descubiertos. Infidelidad mortal explota el secretismo de estas situaciones para generar un thriller. En este film los amantes, Holly y Everett, pactan un encuentro. Pero quien orquesta ese momento es la pareja de la protagonista, Russell. El ritmo narrativo funciona muy bien durante la primera hora. Mediante una acción se dispara la maquinaria para que esa habitación en la que se hospedan se convierta en un infierno. La dosis de información que aparece es puntual y efectiva. Todo apunta a un objetivo, generar una crisis psicológica en los personajes. El nivel de tensión se da por la persecución de ambos protagonistas. Mediante las maniobras que lleva a cabo Russell estos amantes empiezan a incomodarse entre sí por lo que suponen saber del otro. Pasada la primera hora, aquellos mecanismos sutiles y justos se dejan a un lado y se ponen en marcha una serie de episodios que generan otro clima. Es ese cambio hace que el film pierda potencia. La cantidad de información y situaciones que utilizan para cerrar la película quedan desproporcionadas a la propuesta y la colocan hasta en un lugar bastante burdo. Si nos centramos en la parte efectiva del film, podemos rescatar cómo Infidelidad mortal se apoya en ciertos detalles que hacen posible la situación de tensión. Uno de ellos es la culpa. Bajo este sentimiento los protagonistas toman decisiones que con otro nivel de implicancia serían distintas. Otro de los elementos que se utiliza es el desconocimiento que tienen entre sí los amantes. Esta falta de información entre ellos los lleva a un nivel de paranoia más alto que si se conocieran desde hace más tiempo. Si hablamos de la situación de encierro, podemos decir que el mantener casi toda la trama en una habitación aumenta el suspenso y da sensación de desesperación. Todo ese contexto achica las posibilidades externas y pone a funcionar el aspecto psicológico. El film sabe cómo colocar estos elementos para que el espectador se mantenga expectante de las acciones de los personajes. Pero, como dijimos anteriormente, esto no termina bien. Suele suceder que los films de suspenso abren posibilidades y luego a la hora de poner un cierre se dificulta. Pero en el caso de Infidelidad mortal la sorpresa del final es mayor porque durante el desarrollo se caracteriza por la sutileza y la austeridad de las acciones. Un final más discreto podría haber sido más efectivo y acorde a la propuesta.
Moderado film de suspenso. "Infidelidad mortal, 2019 contiene ingredientes para construir una buena película. Sin embargo, entra en una meseta por la debilidad en sus interpretaciones. An Affaire to Die For, 2019 La doctora Holly Pierpont está en camino a una escapada romántica en un lujoso balneario. Pero en lugar de su amado esposo Russell, ella espera a su estudiante Everett. Mientras espera que aparezca, Holly descubre una venda para ojos y unas esposas. Intrigada, se los pone. Una figura que cree que es Everett entra y la ataca sexualmente. Pero en realidad es Russell y Everett es obligado a presenciar la escena en silencio. Después, Russell establece las reglas para Everett: No puede decírselo a Holly, ni Everett ni Holly pueden salir de la habitación. Si alguna de esas cosas sucede, Russell matará a la esposa de Everett y a su hijo. La Dirección de Victor Darcia no es el fuerte del film, existe un abuso del cliché, que lo alejan de un montaje simple, exponiendo de manera negativa las interpretaciones y logrando una película mediocre. Es de destacar la gran puesta de luces y tiene una dirección más que aceptable para lograr un thriller novedoso e interesante. El guion, por su parte, cuenta con un desarrollo interesante, buen manejo de tiempos y giros argumentales. La trama dramática es simple y directa, generando tensión y suspenso necesarios en cada escena de manera independiente. La escasa naturalidad en las escenas, tira por la borda toda construcción narrativa. "Infidelidad mortal, 2019 no es una mala película, si uno deja de lado las actuaciones, podrá disfrutar y aprovechar del suspenso e intriga. Sin embargo, si la búsqueda es de unidad y calidad en todos sus aspectos, esta no sería la indicada."
Infidelidad mortal (A Affair to Die For, 2019) tiene el título en castellano que se merece. Esta aberrante, aburrida, absurda y anacrónica película de suspenso parece sacada de lo peor de la década del noventa, pero sin la gracia incorrecta de aquellos años. Un marido que ha descubierto la infidelidad de su esposa obliga a su amante a la que mantenga encerrada en un hotel de lujo mientras él tiene secuestradas a la hija y la esposa del infiel. Plan absurdo, pero no gracioso, inverosímil, pero sin diversión. Con vueltas de tuerca que le permite extenderse pero que no mejoran para nada la trama. Y el sueño, gracias a Dios inconcluso, de hacer de esto una saga. Insólito. Ochenta y dos minutos ridículos desperdiciados no solo por los espectadores sino también por los que participaron de la película. Aunque ellos, debe ser aclarado esto, cobraron un sueldo. A nosotros