Alguien que decide ver una película sobre un juguete asesino no espera Lacan aplicado a la psicología de los personajes o ver la influencia de Tarkovski en la construcción dramática del tiempo en el plano: busca sentir un miedo atávico, disfrutar de un ritual gore, de una aceptable representación de la cercanía de la muerte. El problema con The Jack in the Box: Awakening (Jack en la Caja Maldita 2: El Despertar) no es que sólo sea un insulto intelectual, sino que también es una estafa slasher, en la que la violencia asesina permanece fuera de campo mientras intenta sostener la trama en una tensión de elementos góticos que nunca funcionan.
La cuota de terror de la semana que esta vez nos muestra el derrotero de ese payaso demoníaco y su caja de juego infernal en un castillo, donde una dama, sin conciencia pero muy enferma, la pone en funcionamiento. La dueña del lugar esta grave, postrada en la cama con terribles dolores. Utiliza a su hijo, a quien domina a la perfección, para que traiga a un vendedor con la cajita de sus pesadillas. Cuando la acciona, la solución a sus males es un pacto donde ella obtendrá mejoría si Jack se manduca a seis humanos a cambio. Dadas las circunstancias se nota que el vendedor será la primera víctima y se agiliza la acción porque justo el hijo contrato gente nueva y apetecible. Con guión y dirección de James Fowler, que imagina esta pacto edípico y truculento, una fórmula sencilla que tiene climas adecuados para los amantes del género. Fowler subraya como buen artesano situaciones bien iluminadas y con efectos de sonido bien puestos. Pero hay poca imaginación en cada situación caníbal.
Más de lo mismo. Desde el mismo estreno de la Jack en la caja maldita (2019) sabía que la llegada de una secuela era inminente. Siendo sinceros, uno no espera mucho cuando tenemos desde el vamos algo bizarro como un juguete de un payaso queriendo meter miedo. Pero ni eso, a decir verdad: el filme anterior con sus fallas y todo no estaba tan mal, pero tampoco para que se engolosinen con una segunda parte donde los pocos elementos rescatables quedaron en el olvido, siendo una historia hecha absolutamente a desgano. La trama da cuenta sobre una mujer con una enfermedad terminal que busca una caja vintage, aunque tiene una intención soterrada: recurrir al demonio que está dentro y pedirle un deseo a cambio de matar a seis personas. Ese demonio, sí, es Jack, el único detalle en común entre esta película y la previa. Con Lawrence Fowler de nuevo en la dirección, esta nueva historia se suponía que iría a ahondar un poco sobre los orígenes de este payaso, pero en cambio todo termina echado por la borda, incluso dejando a Jack como un mero objeto decorativo. A ver, el tipo tenía todo para vendernos una buena secuela que ampliaba la cuestión y corregiría cuestiones del filme anterior pero no, nos brindó un personaje sin carnadura ni empatía, mientras que Jack ni de cerca genera tensión… muchos menos gracia (pensando en algo al estilo de Chucky). Una verdadera pérdida de tiempo para todos los involucrados. Si vas a ofrecer de carnada una historia de terror psicológico esmerate en entregar la película de terror psicológico prometida, no explotes la idea de generar miedo con un payaso cuando lo vas a dejar tirado durante casi todo el metraje. Ni siquiera los actores parecen haberse percatado de que estaban dentro de una ficción con ánimo de asustar. En definitiva, 90 minutos de un trago amargo.
La verdad me sorprendió el hecho de que tuvieramos segunda entrega de la inglesa «Jack in the box». La original, se popularizó a través de plataformas pero originalmente su reconocimiento se dio al obtener un premio importante en el British Horror Film Fest de 2020 (mejor película, nada menos). Así fue que la productora volvió sobre esa idea, con el mismo director a la cabeza ( Lawrence Fawler, quien también la escribe) para bucear sobre el origen de la famosa y macabra, caja de sorpresas. La historia arranca con una buena secuencia donde en pocos minutos nos damos cuenta que el tenor de la trama, no va a dar tregua. Tenemos una anciana con una grave enfermedad, adquiriendo la más antigua y buscada «Jack in the box» para su colección. Desde ya, que el sentido de poseer dicho artefacto, no es para satisfacer un deseo infantil no resuelto. No, en realidad, la caja alberga a un demonio con quien se puede pactar vida, a cambio de ofrecerles víctimas para saciar su necesidad… Toda la acción transcurre en una clásica casona, llena de espacios potencialmente terroríficos, en los cuales el oscuro asesino, irá dando cuenta de sus víctimas. No es un típico «slasher», desde ya (aunque roce ese estilo). Tiene el sello galés del cine de los 70′, centrado en el suspenso psicológico donde la atmósfera lleva el mayor peso de las secuencias fuertes. En ese sentido, Fawler tiene pocos recursos técnicos pero mucha laboriosidad para enfrentar ese desafío: la película luce equilibrada y si bien, hay demasiada oscuridad en algunos tramos, no es predominante y hay sobresaltos y muertes para dejar conforme a los fans de este género. Las actuaciones son las esperables en un film chiquito y austero. Sin embargo destacamos a Matt MacClure, un actor que parece del montón pero que tiene sobradas condiciones para el género. Las expresiones de su desesperación y culpa por todo lo que sucede en la mansión con la caja, no tienen desperdicio. Hace todo bien y se ve que es una figura que promete. Si bien es cierto que el espíritu del film no es salirse de los cánones del estilo elegante y tenebroso británico, esta historia tiene sus momentos fuertes y no desentona ni desvía lo conseguido en la primera versión de la franquicia. Eso sí, no esperen un voltaje extremo, ni nada demasiado «gore». Hay una lógica sobre la que avanza el film que funciona, entretiene, con dignidad. Es un cine de atmósfera, claramente. No deslumbra, pero como ya dije, está modestamente hecha y funciona. Lo cual es positivo para quienes son habitués de este tipo de pelis en pantalla grande.
Tras el fiasco de la primera película el director Lawrence Fowler regresa para intentar convencernos que Jack in the Box puede ser un nuevo ícono de terror. El resultado es otra producción fallida que presenta un argumento aburrido donde los contenidos de horror y suspenso brillan por su ausencia. En esta oportunidad el realizador optó por encarar el relato a través del thriller psicológico con un conflicto monótono que tiene como protagonistas a una madre autoritaria y su vástago inútil. Ante la falta de personajes interesantes se suma el hecho que el muñeco otra vez resulta un objeto decorativo que sólo tiene un diseño atractivo. Su desempeño dentro de la trama es decepcionante y las matanzas que genera siempre ocurren fuera de cámara. Fowler no presenta ningún rasgo de originalidad a la hora de trabajar los trillados sustos forzados y por ese motivo completar el visionado de este film se vuelve una tarea agónica. Creo que Jack in the Box hubiera funcionado mejor si el director encaraba la propuesta en la línea de las comedias bizarras de Charles Band, como la franquicias Puppet Master o Demonic Toys, donde los personajes se abordan desde el absurdo. El mismo problema lo tuvieron las entregas de Annabelle. Salvo que el guión tenga la calidad de Magic (a cargo del maestro William Goldman), que encima contaba con un reparto liderado por Anthony Hopkins, Ann-Margret y Burgess Meredith, es muy difícil que estos personajes funciones dentro del terror serio. Menos si los realizadores tampoco hacen un esfuerzo por presentar el concepto de un modo atractivo. En fin, otro bodrio para el olvido que se puede evadir sin problemas.
Logrado filme de horror con un monstruo/ demonio que ofrece la salvación a una mujer enferma a cambio de víctimas. La parte “monstruo” es suficientemente truculenta como para funcionar adecuadamente; la parte “drama” tiene sus complejidades pero no está suficientemente explotada. Aún así, cumple digna y humildemente con la tradición de un gran género.
Secuela y precuela de Jack en la caja maldita (2019). Hace un año no sabíamos que existían estas películas y ahora se estrenaron las dos películas. Repaso rápido, el título original de este film, The Jack in the Box, alude el juguete que consistente en una caja con manivela que cuando se la giraba comenzaba a sonar una melodía. Una vez que la melodía llegaba a su final, se abría de golpe y saltaba de la caja un payaso. Pero claro, la caja de estos films es más antigua, más grande y el mecanismo que la activa es mucho más siniestro. Y el payaso, por supuesto, es mucho más que un juguete en este caso. Hay un payaso inquietante que es el juguete, pero otro ser mucho más oscuro que habita en esa misma caja. En esta precuela una rica heredera y su hijo hacen un pacto con un demonio que, si tiene éxito, curará su enfermedad terminal. Pero el ser oscuro que habita en la caja pide a cambio seis víctimas. ¿Cómo lograrán conseguir ese número viviendo en una mansión aislada de todo? La protagonista es una joven que irá a trabajar allí sin saber cuál es el plan de este joven y su madre. Con aires de Psicosis y aprovechando la gran idea del demonio en la caja, la película se abre paso a los golpes, con muchos elementos sin sentido y claras limitaciones de presupuesto que afectan un poco ciertas situaciones de la trama. Sigue fallando como su antecesora, pero tiene la posibilidad de hacer pasar esta caja por todas las épocas y lugares, por lo que es posible que el director de ambos films decida hacer una tercera.
UN DRAMA DE HORROR SIN EMOCIONES Si ya el esquema narrativo que había mostrado la primera parte de Jack en la caja maldita era un compendio de esquematismos y estereotipos rancios, esta nueva entrega, por más que posee una mayor ambición narrativa y temática, está lejos de alcanzar una mejora sustancial. Por más que Jack en la caja maldita 2: el despertar pretende insertar un telón de fondo dramático para darle mayor consistencia al relato de horror, el nivel de ejecución desde el guión y la puesta en escena nunca se eleva por encima de la mediocridad. El film de Lawrence Fowler se centra en una acaudalada mujer con una enfermedad terminal, a quien su devoto hijo le trae una misteriosa caja sorpresa. Sin embargo, la mujer sabe qué hay dentro de esa caja: un payaso que es en verdad una entidad diabólica con la capacidad. Claro que, a cambio, ese demonio reclama que les provean seis víctimas. Será entonces tarea del hijo encargarse de que distintas personas sean atraídas hasta la mansión donde viven y que nadie pueda escapar, aunque esa misión sea tan dificultosa en su ejecución como tortuosa en sus implicancias éticas y morales. Las intenciones de Fowler pronto quedan claras: delinear un drama materno-filial, con sesgos incluso edípicos, que potencie la historia de horror, que está prácticamente circunscripta a ese único espacio que es la mansión. Y no está mal como objetivo, porque a priori podría haber permitido que los espectadores conecten con protagonistas que son, a su vez, los villanos de la historia; y que a la vez se construyan atmósferas relacionadas con el encierro y lo claustrofóbico. Pero una cosa son las intenciones y otra, muy distinta, los logros concretos: a Fowler se le nota, también muy rápidamente, que no tiene la habilidad para llevar a cabo una puesta en escena que una fluidamente todos los factores previamente mencionados. De ahí que Jack en la caja maldita 2: el despertar no funcione en ninguna de sus vertientes. Por el lado del drama, prácticamente todos los diálogos están repletos de remarcaciones, redundancias en las explicaciones e impostaciones para indicar que ese lazo entre madre e hijo es tan enfermizo como trágico. Por otro, todo lo referido al terror es entre previsible y aburrido, en buena medida porque Fowler ni siquiera sabe sacarle provecho a las pocas ideas buenas que tiene: por caso, el uso del fuera de campo, que podría generar suspenso y angustia, termina restando porque no se lo explota apropiadamente desde la mirada o el sonido. Enésimo ejemplo de cine de terror de bajo presupuesto -y escasez de inventiva- que llega inexplicablemente a los cines argentinos, Jack en la caja maldita 2: el despertar es una pérdida de tiempo, una secuela no solo arbitraria y repetitiva en su estructura narrativa, sino también desde su misma concepción. Y que, casi por decantación, es incapaz de generar emociones de cualquier tipo y queda sometida a la indiferencia.
Un filme de terror intrascendente que no aprovecha el que podría ser un gran villano, aunque en algunos casos puede asustar. En el link, la crítica escrita más formal; más abajo la crítica radial, más informal, completa en los reproductores de audio solo, o de YouTube con video. Jack En La Caja Maldita 2 es una película de terror de bajo presupuesto y clase B qué funciona a medias y no tiene un nivel muy distinto a la primera película de la saga. El filme tiene un villano interesante qué es un payaso demoníaco que está en una caja misteriosa y antigua, la cual se abre formando una palabra en unos controles que tiene, sale el payaso y mata gente. Lamentablemente por cuestiones de cámaras y de mostrarlo demasiado al personaje, no funciona tanto para asustar al espectador como podría haber sido con una dirección más ingeniosa; cómo sí pasó con Wes Craven en Pesadilla En Lo Profundo De La Noche, la primera película de Freddy Krueger. En Jack In The Box 2 a diferencia de la primera, en esta se ve que a la caja se le puede pedir un deseo, pero el precio de cumplir ese deseo es con sangre de varias personas y eso hace más interesante a este filme que al anterior; porque le endilga ciertos problemas morales y además hace que el verdadero villano sea quién usa la caja, y el payaso termina siendo como una especie de genio malvado, por un lado, y de sicario por otro. La película cuenta la historia de una señora que está enferma y quiere curarse, pidiéndole vida a la caja, y cuenta también la historia de su hijo que la cuida, pero tiene una relación enfermiza con ella, donde su madre lo domina completamente, y hace recordar a Norman Bates de Psicosis, salvando las distancias. Y también muestra al personaje de una chica que entra como empleada doméstica al hogar donde vive esta señora, que va a cumplir la función de protagonista amenazada y en peligro por esa presencia siniestra tanto familiar como demoníaca. Un film que no funciona del todo, pero tampoco deja de funcionar del todo tampoco, está ahí; quizás algunas personas amantes del género de terror les guste, e inclusive les pueda dar miedo o sustos; no es el caso de este crítico, y quizás otros se lamenten por la falta de atino para aprovechar un personaje interesante, y por la intrascendencia del film. Más que para ser vista en el cine, para ser vista en un streaming gratuito tipo Pluto TV. Cristian Olcina