Resucitando un género cansado. Dirigida por Olivia Wilde y escrita por un cuarteto de mujeres (Susanna Fogel, Emily Halpern, Sarah Haskins y Katie Silberman), la película se centra en dos estudiantes de último año de secundaria, Amy (Kaitlyn Dever) y Molly (Beanie Feldstein). Es su última noche antes de la graduación y han decidido vivirla al máximo, por primera vez, antes de comenzar sus respectivos viajes postsecundarios. De entrada, la premisa parece la de otras muchas películas similares, pero los creadores del film han sabido darle una pátina de originalidad que se agradece muy mucho, por obra y gracia de una directora novel (Wilde) y cuatro guionistas quienes en sus diálogos rezuman agudeza e ingenio (algo extraño cuando se trata de tantas manos escribiendo a la vez). En el proceso de su noche loca, Amy y Molly se van enfrentando con el director de la escuela (Jason Sudeikis), la Sra. Fine (Jessica Williams) y una gran cantidad de estudiantes. Naturalmente, los enamoramientos románticos impulsan gran parte de la acción, al igual que el deseo de asistir a la Fiesta de todas las Fiestas, donde el desfase total tomará cuerpo y a su vez tendrán lugar las escenas más dramáticas que anticipan ¿el final feliz? Debido a su enfoque, ajuste, y la presencia eléctrica de Beanie Feldstein (quien acaba de ser confirmada para protagonizar la tercera temporada de American Crime Story donde dará vida nada más y nada menos que a Monica Lewinsky), el ritmo de la película no decae en ningún momento. La química entre las dos heroínas es brutal. A Feldstein, a quien ya se conoce como la nueva Jonah Hill (en la vida real es su hermano), le sienta muy bien la compañía de Kaitlyn Dever, vista en buenos trabajos recientes como The Front Runner o Detroit: zona de conflicto. Muchos críticos y espectadores han encontrado rápidamente más de una similitud entre La noche de las nerds y Supercool, pero a nosotros nos ha recordado un poco más a otra comedia bastante olvidada de 1997 que unió en pantalla a dos actrices muy conocidas en ese momento: Lisa Kudrow (casualidades de la vida, también tiene un papel en el film que nos ocupa) y Mira Sorvino. Nos referimos a Romy y Michele, con sinopsis casi paralelas: son amigas desde la época del instituto. Cuando reciben una invitación para asistir a una fiesta de antiguos alumnos, se sienten avergonzadas porque son muy conscientes de lo grises y anódinas que son sus vidas. Sin embargo, en lugar de quedarse en casa, deciden inventarse una vida apasionante y acudir a la reunión. También se pueden hallar reminiscencias a comedias juveniles de John Hughes (aunque el 99,9 por ciento de trabajos de este género estrenados en lo que llevamos de siglo beben de ellas, así que no es mucho mérito), Picardías estudiantiles (1982) o la más reciente Lady Bird: Vuela a casa (2017). No está completamente pulida, pero los bordes ásperos son pequeños y fáciles de olvidar con la enérgica actuación, infecciosa y palpable, de Dever y Feldstein. Cuando parecía que este tipo de comedias ya había pasado a mejor (o peor vida), llegan este grupo de chicas y le insuflan aire fresco para que volvamos a pasarlo bomba.
Super Malas. Crítica de “La Noche de las Nerds” de Olivia Wilde En su primer incursión como directora, Olivia Wilde, conocida por su participación en la serie “Dr. House” nos trae una divertida comedia sobre la amistad en la adolescencia. Por Bruno Calabrese. Molly (Beanie Feldstein) tiene una idea sobre el mundo y su lugar en él. Un terremoto existencial cae sobre ella el último día de clases, en un baño de la escuela. Ella cree que es mejor que todos los demás, con excepción de la mejor amiga, Amy (Kaitlyn Dever). Presidenta del cuerpo estudiantil, a punto de ingresar a Yale y luego de graduarse en la universidad, está segura de que va a tener un puesto en la Corte Suprema. Molly forma parte del juego meritocrático, y en base a su meditación matutina se propone a dominar el día. Ella y Amy han pasado sus cortas vidas entre bibliotecas y libros para llenar sus currículum, mientras sus compañeros se pasaron la preparatoria de fiesta en fiesta. Molly se siente defraudada cuando en el baño de la escuela, se entera que un grupo de compañeros a los que consideraba perdedores también han ingresado a mejores escuelas. A partir de esa revelación se desencadenará un sinfín de sensaciones en ellas que convierte a “La Noche de las Nerds” en una una comedia adolescente rápida e inteligente y muy agradable. Molly y Amy, que está a punto de irse a un programa de beneficencia de verano en Botswana antes de matricularse en Columbia, tienen una noche libre, y la película sigue sus pasos mientras rebotan por Los Ángeles en busca de la fiesta que sea lo suficientemente salvajes como para compensar todo el tiempo que han perdido jugando según las reglas. La extraordinaria química entre las dos protagonistas y el reparto coral, con algunos papeles secundarios desopilantes hacen de la película una de las mejores comedias del año. Abordando vínculos tan especiales y cercanos que se forjan durante la adolescencia. Entre chistes y situaciones bizarras, “La Noche de los Nerds” logra que pasemos de lo divertido a lo emocional con una habilidad llamativa por parte de la directora, abordando temas esenciales durante la adolescencia como la sexualidad y la presión social. En la escuela conviven muchos jóvenes de diferentes estratos sociales y culturales: drags, deportistas, latinos, nerds, skaters, etc. En ese contexto vemos como cada uno se relaciona con el ámbito de maneras distintas, entre ellos, enfrentados, pero siempre con el humor como herramienta elegida por la directora para enfocar su punto de vista sobre la adolescencia actual. Así como durante los ochenta, John Hughes con “The Breakfast Club” logró trasmitir, en tono de comedia, las problemáticas de los adolescentes de la época, como también lo hizo Richard Linklater con “Dazed and Confused” y en los 2000 “Superbad” con un par de jóvenes, Olivia Wilde logra similar resultado para los tiempos actuales, pero vista desde otro punto de vista, el femenino. Apela referencias de grandes clásicos del género, tanto desde lo musical como en el perfil de los personajes. Se hace inevitable no comparar a Molly con Tracy Flick, personaje interpretado por Reese Whinsterpoon en “Election”: insoportable, idealista, una pesadilla para los docentes y se cree un escalón arriba de todos sus compañeros. La música disco en algunas escenas nos hace recordar a “Superbad”, en este caso muy bien conectada con temas de Dan The Automator, famoso compositor musical, musicalizador de otro clásico adolescente, “Scott Pillgrim vs The World”, y productor de Gorillaz junto a Damon Albarn. La película cuenta además con apariciones especiales como Lisa Kudrow (Phoebe de “Friends”) y Will Forte (Nebraska), como los padres liberales de Amy, y Jason Sudeikis (“Quiero matar a mi jefe”), como el director que las sufre en la escuela y que por las noches maneja un UBER lleno de luces de navidad. “La Noche de las Nerds” es una comedia adolescente con un mensaje antiguo dentro del género: la importancia de las amistades. Pero que no se aprende dentro de los libros, que no tiene teoría, es pura práctica. Molly y Amy lo construyeron durante años, con los mismos deseos, pero se pondrá en disputa cuando, en esa última noche que les queda para recuperar el tiempo perdido, sus deseos se encuentren en contraposición. Desopilante, frenética y divertida, una de las mejores comedias del año. Puntaje: 90/100.
High School, fiestas de fin de curso, vasos rojos, Yale, Standford, Harvard y muchos jovenes con sed de fiesta, ¿si reunimos todo esto que tendremos como resultado? Una película de comedia típica Hollywoodense, con adolescentes que antes de irse a vivir su vida como universitarios quieren pasar su última noche previa a la graduación descontrolados. En este caso Olivia Wilde (“Dr. House”, “Tron El Legado”) debuta como directora de una pelicula comica, algo que no es para nada facil. Olivia nos presenta la historia de Amy (Kaitlyn dever) y Molly (Beanie Feldstein) que son dos excelentes estudiantes y grandes amigas que antes de la graduación se dan cuenta de que podrían haber estudiado menos y divertido mas. Por ende deciden hacer algo al respecto para compensar tanto estudio y tan poca diversión: recuperar los años perdidos en una noche loca. Si uno se pone a pensar y a recordar las últimas películas cómicas para jóvenes que salieron vamos a encontrar en la mayoría un mismo patrón, inclusión, aceptación de uno mismo ante los demás etc. Pero en este caso el guión nos enmarca en una sociedad donde la diversidad sexual no llama la atención y mucho menos el aspecto físico, en esta película vamos directamente a los problemas amorosos entre los personajes y principalmente entre la amistad de estas dos jóvenes. La historia en general es buena y en algunos momentos muy cómica, los toques de drama dentro de esta comedia están muy bien marcados, y bien realizados. El plano secuencia que acompaña a Amy en un momento muy específico de la historia lejos de aburrir, lograr que el espectador acompañe al personaje ante esa situación específica. La película durante los 105 minutos que dura logra entretener y querer saber cómo va a terminar la noche de estás jóvenes. No es una película complicada y recurre al chiste fácil la mayor parte del tiempo, pero hoy en día la mayoría de los jóvenes son así. Sus reacciones se ven reflejadas en la película y es por eso que es más fácil engancharse con mayor rapidez. Resumiendo, "La Noche de las Nerds" llega a ser una película cómica que no logra sobresalir de otras pero si tener su propia impronta. Es para verla un día a la tarde y acompañar a los jóvenes en sus locuras.
El debut como directora de Olivia Wilde (“House M.D”, “Tron Legacy”) es un coming of age volcado a la comedia estudiantil que tiene como protagonistas a dos jóvenes amigas que buscan recuperar el tiempo perdido en lo que respecta a diversión. “Booksmart” (título original de la cinta) es un largometraje que sigue las aventuras de Amy (Kaitlyn Dever) y Molly (Beanie Feldstein), dos excelentes estudiantes y grandes amigas, que durante la víspera de su graduación de la escuela secundaria, se dan cuenta de que podrían haberse esforzado algo menos en clase y haberse divertido más. Así que deciden hacer algo al respecto para compensarlo: recuperar los años perdidos en una sola noche tratando de llegar a una legendaria fiesta que están armando sus compañeros. Lo que no saben es que les resultará más difícil de lo que pensaban dar con la ubicación de la celebración. Si bien es inevitable la comparación con “Superbad” (2007), con quien comparte varios puntos en común, “Booksmart” no solo representa un buen y entretenido debut para Wilde detrás de las cámaras sino que también viene a llenar un espacio vacío en las comedias estudiantiles con un dúo protagónico femenino. Algunos podrán decir que “Clueless” (1995), “Mean Girls” (2004) y la más reciente “Blockers” (2018) son algunos de los exponentes de comedias de secundaria protagonizadas por mujeres pero la realidad es que ninguna consigue una visión más sincera y en consonancia con los tiempos que corren como la que aquí nos reúne. Los ejemplos antes mencionados se quedaban en la banalidad o en cierta parte de la superficie de los problemas que atraviesan miles de adolescentes durante sus años de escolaridad, algo que Molly y Amy sí logran enfrentar en la presente obra. Mientras que Amy comienza a dar sus primeros pasos en el ámbito de la sexualidad (es una adolescente homosexual ya asumida como tal), Molly descubre que sus esfuerzos por ser una de las mejores de la clase dieron frutos a costa de no disfrutar de aquella atribulada etapa. Es por ello que ambas deciden darse el gusto de divertirse juntas antes de que cada una siga su camino en la universidad. El guion escrito por las experimentadas en comedia, Emily Halpern, Sarah Haskins y Katie Silberman, da justo en la tecla con la mezcla de emotividad, momentos hilarantes y ese tono obsceno de las comedias zafadas que siempre tuvieron como protagonistas a los adolescentes del sexo masculino. Si bien la historia es bastante convencional en términos narrativos, las escritoras y la directora evitan caer en la inmensidad de los lugares comunes gracias a un exhaustivo estudio de las problemáticas de los jóvenes en la actualidad. Igualmente, es probable que la película no sea la misma si no fuera por la química y el carisma de Kaitlyn Dever (“Beautiful Boy”) y Beanie Feldstein (“Lady Bird”), dos enormes actrices que demuestran sus dotes para la comedia. Desde la primera escena se nota que congeniaron y eso enriquece notablemente el resultado final. Por otro lado, las figuras de Will Ferrell y Adam McKay como productores y las inclusiones de Lisa Kudrow, Jason Sudeikis, Will Forte, Billie Lourd y Skyler Gisondo como actores secundarios nos dan una idea de qué nos podemos llegar a encontrar en esta alocada comedia que intenta mostrarnos otra cara del proceso de aprendizaje de las protagonistas. “La Noche de las Nerds” es un entretenido e hilarante pequeño film cuya fuerza radica en una pareja protagónica sólida, en varios gags efectivos y en una buena visión tanto de sus guionistas como de su directora.
La noche de las nerds representa el debut como directora de la actriz Olivia Wilde, quien con este trabajo recibió prácticamente la aclamación universal de la crítica norteamericana. Si uno se deja llevar por esos análisis trasnochados parecería que Wilde es la sucesora de Nora Ephron y este film es un hito del cine norteamericano. Lejos de hacerle un favor a su realizadora, la exageración en los elogios distorsiona una producción que está muy lejos de ser un estreno memorable. La actriz presenta una ópera prima muy digna a través de un relato que no es otra cosa que la versión femenina de Superbad. Quienes disfrutaron el estilo de humor de aquel proyecto de Judd Apatow probablemente la van a pasar muy bien con esta historia ya que tiene un tono similar. Un enorme acierto de Olivia fue el casting de las protagonistas, Beanie Feldstein (Lady Bird) y Kaitlyn Denver (Bad Teacher) quienes conforman una muy buena dupla y logran que el espectáculo sea entretenido. Al margen de la química que tienen entre sí, todas las interacciones entre ellas generan situaciones divertidas y consiguen que el espectador se interese por los personajes. Un detalle que era clave en este film, ya que la trama se desarrolla en un período de tiempo limitado y el conflicto tampoco permitía ahondar demasiado en los roles principales. La labor de las protagonistas consigue atenuar los clichés clásicos y estereotipos del universo estudiantil que están muy presentes en esta película, motivo por el cual resulta desconcertante la aclamación de la prensa norteamericana. Para tratarse de su debut como realizadora Olivia Wilde queda bien parada con una propuesta muy sencilla que tiene el mérito de ser entretenida, pese a que también se olvida con facilidad. De todas maneras, para los aficionados del género especialmente es una opción con la que no saldrán decepcionados del cine.
Todos los años se estrena una decena de películas coming of age, algunas pertenecientes a grandes estudios, pero la mayoría son indies. Muchas pasan sin pena ni gloria, pero otras de vez en cuando obtienen alguna nominación al Oscar, tales como Almost Famous (2000), Boyhood (2014), Lady Bird (2017) o Call me by your name (2017). Asimismo, otras están destinadas al ser el estandarte de una generación. Eso es lo que sucede con Booksmart, título original de esta cinta que no tiene traducción literal pero que sería algo así como “devora libros”. La ópera prima de Olivia Wilde conjuga todo lo grandioso de una coming of age con comedia pura y dura de una buena teen movie. Y tal como los adolescentes americanos fueron definidos en los 90s por American Pie (1999), o en los 2000s por Superbad (2007), esta generación es deudora del presente estreno. Wilde saca una radiografía perfecta de la generación centenial hiperconectada a través de dos chicas con un pensamiento muy maduro, y por lo tanto medio outsider. Siendo así la mirada de la directora, ya entrados en sus treintas, tratando de comprender y diseccionar a los adolescentes de hoy. No es casual que las protagonistas sean mujeres, cuando la mayoría de los ejemplos citados son películas protagonizadas por hombres. No solo es algo coyuntural del Hollywood de hoy, sino también un gran acierto. Estas dos chicas pueden transmitir mucho mejor -y con una mirada más crítica- como viven el día a día y sus expectativas para el futuro. Kaitlyn Dever y Beanie Feldstein hacen un laburo excelente como dos amigas que se pasaron todo el secundario estudiando y que deciden descontrolarse una noche. Ambas aportan mucho en sus respectivos papeles, muy dispares entre sí, pero muy queribles, aunque no puedas identificarte con todo lo que hacen o piensan. Pese a las exageraciones, las distancias geográficas y/o de edad, hay una tremenda universalidad en el film a raíz de estos personajes. Es imposible no sentirte identificado en algún aspecto con ellas. La noche de las nerds se me hizo adictiva, de esas películas que no querés que termine y que voy a volver a ver más de una vez. Se convertirá en un exponente de este subgénero y también el punto de partida para Olivia Wilde como directora con un futuro promisorio.
Hace veinte años ya era una queja habitual decir que había grandes comedias que pasaban desapercibidas por la cartelera local o que directamente ni pasaban por el cine. La exhibición en la actualidad ha cambiado en muchos aspectos, pero aun hoy hay comedias brillantes que pasan sin pena ni gloria por el costado de los cines más importantes. Así, antes de fin de año, y luego de muchas fechas postergadas, se estrenó Booksmart (2019) dirigida por Olivia Wilde. Para cumplir con otra máxima de esta clase de cine, se estrenó con un título feo pero que suele encerrar grandes cosas: La noche de las nerds. Sí, la palabra “nerd” suele ser el camuflaje de grandes comedias. Así que tomen nota: Detrás de La noche de las nerds hay una excelente película. Amy y Molly son dos excelentes estudiantes y mejores amigas. A punto de graduarse descubren que sus conductas prolijas y alejadas de cualquier exceso o diversión no les proporcionó un mejor futuro que al resto de sus compañeros. Deciden, entonces, compensar todo el tiempo perdido y lanzarse de lleno a la fiesta y el descontrol. Con un punto de partida sencillo la película tiene espacio suficiente para lograr una comedia que es graciosas en cada escena, a la vez que demuestra gran inteligencia en su humor y un enorme corazón que hace que amemos a las dos incomparables protagonistas. Kaitlyn Dever como Amy y Beanie Feldstein como Molly son las dos actrices brillantes e inolvidables que protagonizan la historia. Todo el elenco está afilado y espectacular, incluyendo varios actores famosos de primer nivel en el género, como Jason Sudeikis, Lisa Kudrow y Will Forte. Amy y Molly son dos grandes personajes, su universo de complicidad, timidez frente al exterior, sus deseos y temores es de una sutileza y una efectividad muy poco habituales. Las guionistas que figuran como responsables del guión son Emily Halpern, Sarah Haskins y también Susanna Fogel y Katie Silberman. Sin duda en ellas está una parte del excelente resultado, además de gran elenco. Pero la sorpresa es que además de todo esto, Booksmart se trata de una ópera prima. Y su directora es nada menos que Olivia Wilde, una estrella del cine famosa por su trabajo en docenas de películas y también grandes series. Muchas películas buscan desesperadamente encajar con los tiempos que corren, captar algo de la sensibilidad reinante. La mayoría fracasa por su falta de sinceridad o su manera prefabricada de acercarse a los temas y los personajes. La historia y los personajes de Booksmart consiguen con ligereza y profundidad dar en el clavo sin que parezca difícil. Una de las grandes comedias de los últimos años, sin duda alguna.
La noche de las nerds: Fiesta, alcohol y drogas. La noche de las nerds es una película de comedia que habla sobre dos chicas muy inteligentes y poco sociales que deciden asistir a una fiesta en el último día de secundaria previo a la universidad. Dentro de este relato de alcohol, drogas y humor, ¿hay una película que valga la pena? Dirigida en su debut como directora por Olivia Wilde cuenta esta historia que de buenas a primeras parece jugar por los territorios comunes y clásicos. Una comedia con un humor aparentemente básico y que su único diferencial con películas como Scary Movie o Superbad es el hecho de que sus dos protagonistas sean personajes femeninos. Por suerte esta situación aunque está presente en la película, no es lo único, y hay otras cosas para analizar y poner en perspectiva. Lo primero quizás sería esta decisión de que una historia que normalmente está protagonizada por hombres tenga en cambio protagonistas del género femenino. En el mundo que vivimos, esto podría ser algo peligroso para una comedia común, con un hipotético mensaje cargado de ideología que no iría con el estilo del film y nuevamente por suerte, no fue el caso. Esta película esquiva todas esas balas y las protagonistas no solo se mueven con total naturalidad, sino que nunca están demostrando lo específicamente feministas que son/no son. Un ejemplo de este cambio positivo a la hora de escribir estas historias es que una de las protagonistas es lesbiana y en ningún momento la narración lo muestra como algo extraño o poco común, quizás de alguna forma idealizando una realidad que no es, pero de otra forma educando adecuadamente para las futuras generaciones. Entre otras de las balas que esquiva este film es la del humor básico y chato constante. La historia cuenta con dos arcos dramáticos para las protagonistas que tienen coherencia y son agradables de ver. Nunca se convierte en algo excesivamente dramático o molesto, sino que funciona como motor que hace avanzar el film y que da descanso a los momentos de comedia. Lamentablemente estos gags o chistes no son del todo creativos e interesantes. Su estructura es de las más básicas que existen y son cosas que ya hemos visto en otro tipo de films. Gracias a esto, la película termina apuntando a un público más adolescente de lo que uno pensaría con una propuesta tan madura, cuestión que es buena desde la perspectiva de educar y enseñar a las nuevas generaciones, pero mala desde la perspectiva de tomar casi como tonto al espectador. Sus chistes pocas veces funcionan y en una película de comedia, eso es clave. Su ritmo está bien llevado, con una duración de una hora y 42 minutos, aunque quizás le sobren algunos de ellos gracias a situaciones poco cómicas que suceden. Esto se debe a que las mismas no cuentan con una herramienta de dónde agarrarse dramáticamente y la verosimilitud de la diégesis juega muy al límite. Quizás si se podrían destacar las actuaciones de las dos chicas protagonistas (Beanie Feldstein y Kaitlyn Dever) que logran sobrepasar estos malos momentos de guion y agregarle más verosimilitud a personajes construidos con altibajos. En conclusión, La noche de las nerds es una película un poco graciosa, pero sobre todo, agradable. La fiesta, las drogas y el alcohol no son simples pretextos para achatar este film, el cual se agarra de dos arcos dramáticos muy interesantes para salvar lo que podría ser una historia que caiga en el olvido. No es ninguna joya y muy difícilmente sea una película recordada dentro de unos años, pero es interesante de analizar y sobre todo, se deja ver.
Cuando Molly (Beanie Feldstein) escucha accidentalmente desde el cubículo del baño que los "vagos" de sus compañeros están hablando de ella, los encara. Para su sorpresa -e indignación- después de sacar a relucir sus estudios, el grupo le contesta que también ingresaron a prestigiosas universidades. Una irá a Yale, como ella, otro a Stanford y el tercero cuenta que fue reclutado para trabajar en Google. Molly colapsa; no puede entender cómo lo lograron. "A ustedes no les importa la escuela", les grita irritada, a lo que responden: "No, no nos importa sólo la escuela". Molly, la presidenta estudiantil que sueña con ser la jueza más joven de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, al comprender que sus compañeros hicieron un poco de las dos cosas: divertirse y estudiar, y les fue bien; decide ir a la fiesta de uno de los integrantes del curso la noche previa a graduarse para compensar todas esas veces que no rompió las reglas. Junto a su mejor amiga Amy (Kaitlyn Dever) -quien antes de ingresar a la Universidad de Columbia hará un voluntariado en Botsuana- se embarca en una noche llena de incidentes, en esta película que toma algunos elementos del itinerario aventurero. AMISTAD FEMENINA "La noche de las nerds", además de estar escrita exclusivamente por mujeres (Emily Halpern, Sarah Haskins, Susanna Fogel y Katie Silberman), marca el debut de la actriz Olivia Wilde como directora. La película, que utiliza la misma premisa que "Supercool" (Greg Mottola), refresca los tópicos de la comedia adolescente con toques de reivindicación femenina. Acá, si bien hay una subtrama romántica y está marcado el rito de pasaje de la secundaria a la universidad, el foco está puesto en la amistad entre Amy y Molly. La química entre Feldstein (que hizo de la mejor amiga de la protagonista en "Lady Bird") y Dever ("Beautiful Boy") descolla e indudablemente es lo mejor del filme. El vínculo de ellas recuerda un poco al de Ilana y Abbi, los entrañables personajes de la serie "Broad City". Pese a la pelea que mantienen en medio de la fiesta -de esas que suceden ante una inminente despedida, quizás para amortiguar el final de una etapa- el lazo de Amy y Molly es inquebrantable. "La noche de las nerds" muestra el costado más sensible y profundo de la amistad femenina, con un soundtrack que encaja perfectamente en ese universo.
Booksmart -aquí llamada La noche de las nerds– es la ópera prima de Olivia Wilde (actriz a quien hemos visto en la serie House, The O.C y en películas como Her o Drinking Buddies), y realmente teniendo en cuenta que es su primer trabajo detrás de cámara, el resultado es excelente. ¿Por qué? Porque Booksmart se enfoca en la dificultades de crecer, de atravesar la adolescencia, y de una y otra vez preguntarse ¿quién soy? ¿por qué estoy haciendo esto? La diferencia es que Wilde elige retratar esto desde una premisa simple, pero no por eso menos interesante: Amy y Molly son dos amigas de secundaria, que desde temprana edad han dedicado todo su tiempo a estudiar, y a obtener buenas calificaciones, con el fin de ingresar a buenas universidades o asegurarse un futuro prominente en una compañía de renombre. Pero todo cambia cuando el día antes de graduarse, Molly (Beanie Feldstein) descubre que sus compañeros de clase, esos aparentemente vagos y desinteresados, irán a Harvard, Yale o a trabajar a Google. A partir de esto, se cuestiona todo su paso por la secundaria, y le plantea a Amy (Kaitlyn Dever) la necesidad de salir a divertirse y «romper la noche» ya que durante años sólo estudiaron, sin considerar que tal vez, podrían haber hecho ambas cosas. Así las amigas se emprenden en una seguidilla de fiestas -algunas más frustradas que otras- con el fin de descubrirse, y descubrir algo de esos compañeros, a la vez que el film toma los estereotipos de este tipo de películas y, en ocasiones, juega con esos clichés. El resultado termina siendo un film cómico pero honesto que exhibe la destreza de Wilde al retratar este mundo con ingenio, detallismo y humor, pero también con tiempo para los silencios y el drama, pasando por situaciones totalmente ridículas y exageradas -tal vez como la etapa de la adolescencia misma-. Mención aparte a la selección musical y al corazón del film: la química entre Dever y Feldstein como protagonistas, quienes con su astucia, timidez pero también histrionismo, nos invitan a repensar la adolescencia y sus vínculos de una manera menos dramática.