No es un spoiler indicar que esta segunda película de Moroco Colman tras la notable Fin de semana reconstruye la historia real de Marcelo Mario Sajen, más conocido como "el violador serial" de la ciudad de Córdoba. De hecho, una placa inicial indica que durante casi dos décadas (entre 1985 y 2004), Sajen abusó de 93 mujeres, aunque más allá de esos casos denunciados y comprobados, sus víctimas podrían multiplicarse por dos y hasta por tres. El principal problema de La noche más larga es que en poco más de 60 minutos netos (sin contar los créditos finales) intenta exponer el modus operandi del protagonista (Daniel Aráoz), su doble vida familiar, la cobertura periodística del caso, las reacciones íntimas de las víctimas y la fuerte reacción popular que puso en jaque al gobierno provincial que por entonces ejercía José Manuel de la Sota. Este híbrido entre el documental, el thriller, el terror sádico y la exploración de la mente de un psicópata perverso (en la línea de Henry, retrato de un asesino , de John McNaughton) no alcanza a profundizar demasiado en ninguna de las aristas de un personaje tenebroso y le cuesta -más allá de sus hallazgos en materia visual- encontrar su eje y su rumbo. Es interesante la apuesta por reivindicar la sororidad en tiempos en que los políticos parecían estar ajenos a los reclamos del movimiento de mujeres, así como la conexión final con las marchas del Ni Una Menos, pero en el terreno puro de la ficción La noche más larga resulta demasiado esquemática, derivativa y superficial.
No hace falta leer a Laura Mulvey o Molly Haskell, dos pioneras de la teoría y la crítica de cine feminista, para detectar ahí una contradicción performativa respecto de todo lo enunciado y el final elegido en el que se conjetura que la revolución feminista ya había tenido un primer paso en el famoso e-mail de Ana llamando a sus pares a no callar. La escena de la primera violación, en 1985, casi en el desenlace, glosa un punto de vista en las antípodas de las víctimas. A Sajen no le hubiera disgustado.
El vampiro de Córdoba "El segundo largometraje de Moroco Colman es un sórdido e incómodo thriller cordobés que descubre ante el público nacional una aberrante historia basada en hechos reales." La noche más larga (2020) El film narra la historia del violador serial con más violaciones de la historia Argentina. Atacó a lo largo de 19 años a más de 93 mujeres en la ciudad de Córdoba, entre los años 1985 y 2004, mientras paralelamente aparentaba ser un padre y esposo ejemplar. Se cree que la lista de víctimas es de más del doble, ya que es usual que las mujeres no se animen a hacer la denuncia. Las víctimas, estudiantes muy jóvenes, eran raptadas en la vía pública, trasladadas a más de 12 cuadras entre la gente, mientras el violador las obligaba a que lo abracen como si fueran su novia. No son muchas las películas argentinas que lograron un comienzo tan espectacular creado como el que propone La noche más larga: desde como construye la ciudad nocturna a través de uso de drones, la música envolvente (a veces demasiado fuerte), el entorno patriarcal que rodea a las víctimas, la fotografía con claroscuros, montaje con planos cerrados que desconciertan, imágenes crudas que no se guardan nada e incluso una secuencia de créditos muy creativa. Ni que hablar de las actuaciones: Daniel Araoz intimida al componer un personaje desagradable, sin matices, y que la mayor es parte visto desde las penumbras. Las chicas, quiénes se llevan la peor parte, hacen también un gran trabajo sobre todo desde el lenguaje corporal. Todo parecería estar bien encaminado, hasta que en un momento la película es traicionada por su propio guion. Debido a que, a pesar de su corta duración (unos 70 minutos), llega al clímax alrededor de la mitad del film. Y, al no interesarle desarrollar demasiado ninguno de los personajes, el relato termina girando sobre sí mismo, tomando así un rumbo completamente distinto y apoyándose demasiado en los materiales de archivos televisivos del caso real. En algún punto, salvando las distancias, por la forma tan general que están tratados los personajes y sin un protagonista demasiado definido (una idea de pueblo cordobés vs. violador) podríamos emparentarla un poco con M, el vampiro de Düsseldorf (1931) de Fritz Lang. "En resumidas cuentas, creo que el director intentó atar tanto la película al caso real, que terminó descuidando la gran ficción que venía construyendo. Tratando en muy poco tiempo de abarcarlo todo, pero sin apretar demasiado." CLASIFICACION: 6,50 /10 FICHA TÉCNICA: Título original: La noche más larga Año: 2020 Duración: 80 min. País: Argentina Dirección: FICHA TÉCNICA Título original: La noche más larga Año: 2020 Duración: 80 min. País: Argentina Dirección: Moroco Colman Guion: Moroco Colman Dirección de Fotografía: Sol Lopatín, Diego Arroyo, Gustavo Biazzi, Fernando Lockett Diseño de Sonido: Hernán Conen Música: Juan Sorrentino Dirección de Arte: Carolina Vergara Vestuario: Ana Chacón Maquillaje: Néstor Burgos Jefatura de Producción: Laura Peróvich Asistencia de Dirección: Santiago Masip Montaje: Rosario Suárez, Alejandro Brodersohn, Moroco Colman Producción Ejecutiva: Sofía Castells Productores: Sofía Castells – Moroco Colman – Más Allá Productora Género: Drama - Horror - Thriller
La Noche Más Larga es la historia verídica de Marcelo Sajen, un violador serial argentino que aterrorizó a la Ciudad de Córdoba desde 1991 hasta el año 2004. Cuenta con historial de 94 violaciones comprobadas y se suponen que fueron más de doscientas, ya que una de cada tres mujeres realiza la denuncia. Hoy nos toca hablar de esta película basada en un horrible caso que en su momento conmocionó al país. Luego de nueve semanas en cartelera en la provincia de Córdoba tiene su estreno en el resto del país. El film es dirigido por Moroco Colman y protagonizada por Daniel Araoz como el violador serial, y por Camila Murias, Romina Arietti, Vanina Bonelli, Carolina Godoy y Paula Halaban. Lo primero que debemos decir de La Noche Más Larga es que toca un tema muy fuerte y desagradable, pero sin abusar del morbo (sí, hay escenas explicitas, sin embargo, bien utilizadas). En este sentido, lo ocurrido en Córdoba con el nefasto Marcelo Sajen y sus víctimas es narrado a través de distintos capítulos que conforman el film. La edición, la fotografía y el uso de recursos de archivo son puntos fuertes de La Noche Más Larga, también lo es el sonido que acompaña las escenas de una manera magistral. El trabajo de dirección de Moroco Colman hace que tengamos al joven director a la espera de próximos proyectos de calidad, esto es algo a agradecer. Por otro lado, el trabajo actoral de Daniel Araoz es realmente muy bueno, ya sabemos que es un actor veterano capaz de dar risas y, a su vez, estremecernos. En este caso, ponerse en la piel del violador, hace que sintamos repugnancia por este ser desagradable desde el momento en que aparece en pantalla. El trabajo de las actrices está a la altura de la propuesta del film, todas y cada una de ellas hacen un espléndido trabajo y es notorio que tuvieron una enorme sensibilidad laboral. También, agradecemos que el mensaje final de la película es el de superación de las víctimas y de una lucha que no debe bajar los brazos. La Noche Más Larga no es un film disfrutable, pero es una película necesaria para mostrar estas cosas que ocurren y llamarnos a la reflexión para preguntarnos cómo es posible que se tarde tanto en encontrar justicia y cómo es posible que estas personas puedan actuar casi impunemente.
Entre 1985 y 2004, Marcelo Mario Sajen atacó y abuso a casi un centenar de mujeres en la provincia de Córdoba. Esta es la historia que se cuenta en “La noche más larga”. Moroco Colman elige para narrar esto una estructura narrativa dividida en episodios, que además aparecen desordenados desde el punto de vista cronológico. Es así que en esta película se ve cómo de una situación se pasa a otra más alejada en el tiempo. El momento que mejor deja en evidencia este procedimiento formal es aquel en que pasamos de ver cómo el violador (interpretado por un Daniel Aráoz en estado de gracia) elige y captura a sus víctimas, para de inmediato pasar a mostrar cómo es su vida en familia, con su mujer e hijos. De esta manera, el personaje puede ser un tipo repulsivo y moralmente condenable, al mismo tiempo que un padre que toma mate con su mujer en el living de su casa. El montaje veloz termina por crear una sensación de incomodidad y de desconcierto entre un aspecto del personaje y el otro. A esto también contribuye el paso entre un sonido chirriante a un momento cotidiano en el que prácticamente no se escuchan más que diálogos. A la narrativa no-lineal se le suma otra característica que tiene que ver con la superposición de registros. Es decir, lejos de ser enteramente una historia que ilustra el accionar de Sajen, la película añade las huellas de lo que fue la investigación llevada a cabo para capturarlo. Es así que se pasa de la ficción al documental, incluyendo notas publicadas en los diarios sobre las violaciones, videos de archivo donde vemos el rostro del verdadero Sajen, y los comentarios de varias jóvenes cordobesas sobre el peligro de andar solas de noche en los sitios donde merodeaba el violador. Pero hay varios problemas en “La noche más larga”. Uno de ellos tiene que ver con la necesidad del director de recurrir a la palabra, allí donde solamente hubieran bastado las imágenes. Esto se ve en el momento en que una de las muchachas escapa del violador, y llega hasta una plaza en la que se yergue una escultura mitológica. Entonces, el director decide interrumpir la acción para contar a qué refiere dicha escultura, y así ilustrar una obvia comparación entre un hecho histórico y las víctimas de Sajen. Algo similar ocurre con la voz en off que traza un paralelismo entre éste y la figura del sátiro. Son momentos en que la voz interrumpe la narración para ponerse por encima de ella e indicar un sentido único. Sin embargo, hay que decir que esto no es lo más molesto. Sucede que el film de Colman, con su superposición de registros, tiene la intención (por momentos demasiado evidente) de dar cuenta de lo horroroso del accionar de Sajen, y del pedido de justicia en nombre de sus víctimas. Las escenas de violaciones están filmadas de manera que se vea claramente el horror que pasaban las jóvenes capturadas. A priori, no hay nada de malo en la crudeza de las imágenes; lo que sí resulta más cuestionable es el hecho de que el film pueda mostrar las violaciones de manera explícita, pero no sea capaz de construir a las mismas chicas que las sufren como personajes con algún rasgo más allá de su rol de víctimas. Que todo esto termine, además, con imágenes de la marcha del “Ni una menos” habla a las claras de una película demasiado interesada en cuestiones de agenda, que termina por desechar las virtudes formales que la acercaban a ser un relato menos convencional. Calificación 4/10
¿Cómo ignorar sus voces? . Crítica de “La noche más larga” El cineasta Moroco Colman coloca en agenda el descuidado seguimiento de los casos de abusadores sexuales seriales por parte de la policía, el Estado y la justicia El realizador Moroco Colman dimensiona en su filme “La noche más larga” la impunidad que manejaba el violador serial cordobés Marcelo Sajen. En la piel del Daniel Aráoz quién lo absorbió sin reservas su protagónico . Colman deja inquietos a los espectadores con una película visualmente ecléctica, terrorífica y dramática. Por. Florencia Fico. El falo del mundo: la crítica de "La noche más larga", película sobre el violador serial | VOS El filme “La noche más larga” cuenta la historia del violador serial, Marcelo Sajen, quién perpetró incontables violaciones en el territorio argentino. El artista Daniel Aráoz lo encarna en la película “La noche más larga” de Moroco Colman. En 19 años atacó a más de 93 mujeres en la ciudad de Córdoba, durante 1985 a 2004. Aunque parecía ser un papá y esposo correcto. Se sospecha que la lista de víctimas es el doble, debido a que las mujeres no se animaron a realizar la denuncia. Las víctimas, estudiantes muy jóvenes, eran captadas en la vía pública, trasladadas a 12 cuadras entre la gente, mientras el violador las forzaba a que lo abracen como si fueran su novias. El falo del mundo: la crítica de "La noche más larga", película sobre el violador serial | VOS La dirección de Moroco Colman diseña una experiencia cinematográfica atemorizadora, inmersiva y provocativa. Un filme que continúa su línea dramática de “Fin de semana”. Aunque en ésta cinta dispara una película con suspenso y puñetazos de realismo social y envolventes tramos de terror. La noche más larga: Daniel Aráoz protagoniza un impactante relato del horror El actor Daniel Aráoz compone a Marcelo Sajen con un porte impulsivo, ferviente, efervescente e iracundo. Araoz se mete en la piel de la bestia desde su caracterización postural y gestual. El colectivo de actrices cordobesas Camila Murias(Ana), Sabrina Nuñez(Malena), Rocío Figueroa Sobrero(Angélica), Romina Arietti(Tristana), Pola Halaban(Mariela), Constanza Villarruel (Guadalupe) en sus interpretaciones esbozaron el martirio, lo escalofriante y con algunas exposiciones al desnudo. Hicieron una lectura corporal y verbal de los episodios con violencia sexual propinados por el abusador. Ellas supieron exteriorizar en sus papeles que tienen un correlato testimonial. Las artistas Vanina Bonelli y Carolina Godoy encarnaron a las dos mujeres con quienes Sajen tenía una relación sentimental. Ambas le dieron una personalidad parca, fría y contestatarias. El falo del mundo: la crítica de "La noche más larga", película sobre el violador serial | VOS El guion de Moroco Colman tiene cuatro capítulos “El rapto”, “Lo inimaginable”, “El primer caso 9 de septiembre de 1985” y “El principio del fin” que sirven de guía para conocer cómo se daban las violaciones: el modus operandi. Los mecanismos de perversión explícitos del abusador. La doble cara de la ciudad Nueva Córdoba como postal turística a la vez epicentro de la tortura más aberrante. Los orígenes del acosador como ladrón y padre de familia; en los cuales reforzó sus formas de dominación de las personas y situaciones. El emblemático correo electrónico de Ana una de las víctimas, que se atrevió a relatar cómo el sujeto se manejaba. Y desplegó toda una cadena de adherencias a su lucha contra el violador serial. Ya sea en manifestaciones bajo la agrupación: “Podemos Hacer Algo” , silbatazos. Las consecuencias del caso expuesta en los medios. Donde las mujeres llegaban a decir no salir producidas para no vivir esa escabrosa situación. Colman con una narrativa propia de la crónica policial perfila al delincuente, visualiza a las víctimas, recoleta y contextualiza su filme con material de archivo y fotográfico. Aplica una narradora de los sucesos que posiciona al espectador; en una escucha activa que transmite los sentimientos de esas mujeres. El rapto de las sabinas (Poussin) - Wikipedia, la enciclopedia libre El director Moroco Colman coloca un fragmento de cuadros pictóricos; con mujeres en posición de sumisión. Es el ejemplo: “El rapto de las sabinas” del artista frances Nicolas Poussin. Donde la temática histórica demuestra cómo el hombre se hizo del cuerpo femenino de su propiedad, el apoderamiento de sus voluntades, en un ritual consensuado por el patriarcado donde los hombres eliminan la voz de las mujeres en manada y en serie. Ese estilo bárbaro, machista, primitivo y animal estuvo en Marcelo Sajen en Nueva Córdoba. En aquella Córdoba donde el policía le mira la cola a las jóvenes. Los políticos usufrutuan del asunto para el clientelismo bajo tácticas conocidas como la búsqueda del delincuente bajo recompensa. Una justicia burocrática asimismo sus representantes que revictimizan a la mujer. Preguntándole en sus declaraciones: “¿Vos no hiciste nada para excitarlo?” o los médicos legistas en sus prácticas.
Nos trae la historia de un violador serial que cometió delitos impunemente mientras aparentaba ser un padre y esposo ejemplar. La película involucra un largo proceso de investigación, escritura y planificación que llevó cinco años al director Moroco Colman para ver plasmada en esta propuesta. “La Noche más Larga” lleva al presente un caso real ocurrido en el pasado, entre los años 1985 y 2004, cuando Marcelo Sajen cometió 93 ataques sexuales. Se cree que la lista de víctimas es de más del doble, ya que es usual que las mujeres no se animen a hacer la denuncia. Las víctimas, estudiantes muy jóvenes, eran raptadas en la vía pública. La película se estrenó mundialmente en el Festival Internacional de Oldenburg en la Competencia Internacional y la filmación se llevó a cabo en los escenarios reales donde sucedieron los hechos. Aclarando la historia de lo ocurrido, pone en presente una situación que abre el debate y provee información acerca de los hechos. La brutalidad evidente en el tratamiento explícito con el que se muestran los hechos nos ayuda a tomar conciencia. Reflexionamos acerca de los monstruos que crea la sociedad y la proliferación de este tipo de aberraciones que hablan de las estructuras arraigadas y síntomas de una sociedad machista y patriarcal. Con respecto a la estética del film elegida para visibilizar tan crudo relato, destaca una iluminación que se relaciona claramente con el claroscuro del expresionismo alemán, que busca ambientar el relato y resonar en esta atmósfera oscura y lúgubre que habita en las zonas ocultas donde opera criminalmente el personaje. Válida a la hora de revisar valores, mostrar la necesidad del cambio y la existencia de una justicia que se haga cargo y que no ignore ni abandone a esas mujeres, “La Noche más Larga” se nutre de un notable elenco (liderado por Daniel Aráoz, en la piel del infame atacante) capaz de interpretar este complejo drama verídico.
Bastante difícil, pero ciertamente necesaria, es la visión de La noche más larga, la película cordobesa que testimonia, desde la ficción, pero también con imágenes de archivo, el caso verídico de Marcelo Mario Sajen, el mayor violador de la Argentina. La historia en sí, de no ser porque la Argentina evidentemente da para todo, parece increíble. Se estima que Sajen violó, entre 1985 y 2002, a 93 jóvenes en la ciudad de Córdoba. Nadie podía dar con el depravado, ni ante las denuncias de las mujeres. E, increíblemente, hasta el año 2003, nadie las vinculaba entre sí. La película tiene una factura técnica envidiable. Hay una idea desde la concepción de los títulos que abren el filme, con máscaras rotas yuxtapuestas a lágrimas o una lengua que brota de la boca. Son imágenes fuertes, pero que no tienen parangón con las que se verán no mucho más adelante. Tal vez el director Moroco Colman sintió que era imperativo, pero ciertamente no era imprescindible mostrar los genitales del violador en primer plano, o algunas escenas de sexo oral que ante la repetición, además de molestia algunos espectadores, pueden generar distancia desde la platea. Encarnado por un Daniel Aráoz -hoy en Masterchef Celebrity Argentina- lógicamente corrido del personaje de comedia que suele interpretar -aunque con la fiereza de, por ejemplo, El hombre de al lado, de Duprat y Cohn-, el actor está casi el 90% de la proyección en pantalla. E infunde, además de temor, asco. No habrá sido fácil para el cordobés, premiado en el Festival de Oldenburgo (Alemania) por su interpretación, el año pasado, y visto en La odisea de los giles, construir semejante papel. Pero logra lo que decíamos arriba: generar rechazo. Se supone que en realidad Sajen violó al doble de jóvenes, ya que no todas habrían radicado la denuncia, no solamente por las amenazas del energúmeno, sino también por el qué dirán, el pudor o el miedo a estigmatizarse. La película de Colman transcurre, básicamente, de noche. Y sigue el modo de accionar de la bestia, que solía actuar cerca del Parque Sarmiento, en Córdoba capital. Las agarraba -en su mayoría eran estudiantes que iban o regresaban de la Ciudad Universitaria-, les decía que si se resistían las “cortaría toda”, les ordenaba "Abrazame como si fueras mi novia” si pasaban cerca de alguien, y por lo general terminaba con un “No me mires si no querés que te mate”. Luego las llevaba varias cuadras caminando hasta una zona solitaria donde las sometía. En la mirada de Colman está clara la revictimización a la que se sometía a las jóvenes al hacer la denuncia. Y también, hacia el desenlace del filme, la sororidad presente en las marchas, algunas exigiendo la detención del salvaje, y otras posteriores, por el Ni una menos y ya más cercanas por la Ley del aborto, tiñen el relato. Hay algunos aspectos de la realidad que el filme decide pasar por alto, se presume que para centrarse en lo pérfido del personaje en cuestión. Como quién delató al violador, o que apresaron a otro hombre sospechoso que pasó más de 40 días preso siendo inocente, porque Moroco prefiere elegir el agobio.
Maroco Colman eligió un caso que conmocionó a Córdoba, el del violador serial que atacó a centenares de mujeres desde l985 al 2004, y eligió para llevarlo al cine, no solo el libro “La marca de la bestia” de Dante Leguizamón y Claudio Gleser, sino decisiones estéticas y narrativas arriesgadas y mezcladas. Utilizo el terror mara mostrar como operaba el violador, en un clima de extrema crueldad, mostrando como las víctimas de violencia de género se paralizan, situaciones que las mentalidades machistas no entienden aún hoy, pero también se decidió por el gore porno explicitando las violaciones a un límite polémico. Eligio además a un gran actor como Daniel Araoz que mostró directo, sin atisbos de cualquier atenuante, la ferocidad sin límites de este depredador sexual, con una contundencia que da verdadero horror. Pero también en el film conviven la perfección y el dominio técnico y esa mixtura que hacia el final de la película deriva en lo documental, con los verdaderos protagonistas y una valoración de la lucha de las mujeres más actualizada. También se detiene en el entorno social indiferente al caso hasta que les explota en la cara y el maltrato policial y médico que disuadió a muchas mujeres a no hacer la denuncia. Es un film que ya tuvo en su estreno en Córdoba y otras provincias mucho éxito, oscuro, provocador, que alimentará no pocas discusiones.
`La noche más larga' reabrió las salas de cine cordobesas con un considerable éxito de más de nueve semanas en cartel y llega ahora a Buenos Aires para instalar la reflexión sobre el horror al narrar la historia de Marcelo Sajen, un delincuente que entre 1985 y 2004 abusó sexualmente a más de doscientas mujeres y violó a más de noventa. En la presentación de la película, que tuvo su avant première en Belgrano hace dos semanas, el director Moroco Colman detalló que su idea es que se pueda reflexionar y conocer la figura de Sajen más allá de Córdoba, provincia en la que el violador vivió y cometió los ataques. Daniel Aráoz, por su parte, relató el enorme desafío que significó para él componer este personaje, lo feliz que está por la vuelta al cine y, sobre todo, cuán importante es que el cine argentino tome riesgos con este tipo de películas. Estrenada mundialmente en el Festival de Oldenburg el año pasado, donde Aráoz se alzó con el premio Seymour Cassel al Mejor actor, `La noche más larga' es desde su inicio una película que genera incomodidad. Colman pone el foco en el modus operandi que Sajen implementó para atrapar a sus víctimas. El violador llevó a cabo sus ataques en Nueva Córdoba, Parque Sarmiento, Ciudad Universitaria, Barrio Güemes y Barrio San Vicente, locaciones donde se filmó la película. Acompañadas o solas, en plena urbe o en lugares menos transitados, las jóvenes podían ser víctimas de los ataques de este monstruo, que durante el día cumplía un rol tradicional en su familia (la película no profundiza sobre esto, pero sí da cuenta del tipo de vida que Sajen llevaba), y por la noche atacaba sexualmente a jóvenes de la ciudad. GRITO SILENCIOSO `La noche más larga' tiene una potencia e incomodidad tal que la brevedad de su duración no afecta el resultado final. Está enfocada en la figura de Sajen, los relatos de las víctimas y la lucha que las jóvenes tuvieron que dar en su momento para que el caso tuviera notoriedad pública y las autoridades se pusieran en marcha para atrapar a este criminal que durante años tuvo la libertad imperdonable de delinquir sin consecuencia alguna. Oscura e incómoda, `La noche más larga' toma riesgos al explicitar con crudeza los ataques sexuales a tal punto que quien ve la película puede preguntarse sobre la necesidad de mostrar tanto nivel de detalle. No hay dudas de que Moroco Colman decidió exponer la pesadilla que vivieron estas mujeres en primer plano, y eso puede repeler al espectador. Aráoz lleva a cabo un trabajo de composición excelente. Desde el cuerpo, la voz y la mirada, logra transmitir espanto y repudio. Durante la conferencia de prensa, el actor reconoció que cuando le llegó la oferta de encarnar este personaje lo consultó con su familia y fue su mujer, Renata, quien lo convenció de que aceptara el rol. No hay dudas de que este personaje significó para el actor un compromiso notable, no solo por el rol en sí mismo sino también por lo que significó y significa Sajen en el recuerdo de las víctimas, sus familiares y la sociedad entera.
Menudo desafío se propuso el realizador cordobés Moroco Colman cuando decidió, en 2015, utilizar como materia prima de su segunda película el libro La marca de la bestia, la pormenorizada investigación periodística de Dante Leguizamón y Claudio Gleser sobre la figura de uno de los criminales más tristemente célebres de la provincia del fernet y el cuarteto. Más desafiante resulta hacerlo de manera si se quiere poco ortodoxa para los cánones cinematográficos, despojando las acciones de una motivación y, por lo tanto, volviendo el asunto más incómodo y nada tranquilizador. Es, además, un criminal cuyos delitos se resignifican a la luz verde de la ola que desde hace seis años tiñe las calles de las principales ciudades del país, como se señala algo explícitamente en la escena final. El protagonista de La noche más larga existió y dejó una de esas huellas que marcan un antes y un después en la vida comunitaria. Se cree que Marcelo Mario Sajen violó a más de noventa chicas jóvenes entre 1991 y 2004, siempre en las inmediaciones del Parque Sarmiento de la capital provincial. Muchas de ellas denunciaron y se cargaron sobre los hombros la visibilidad y el avance del caso; otras, la mayoría, por temor, vergüenza o ambas, callaron. La información de contexto aparece en las habituales placas negras con letras blancas al inicio del film, mientras una voz en off femenina sitúa el relato en las inmediaciones del espacio verde más grande de la ciudad. En esa zona y durante la noche cazaba Sajen con un modus operandi descripto a través de un montaje paralelo por el cual lo único que cambia en cada situación son los rostros y nombres de la víctimas: cuando menos lo esperaban, Sajen aparecía por detrás, las apuntaba con un arma y las llevaba hasta una zona oscura.
Tras los pasos del hombre bestia La película recrea la vida de Marcelo Sajen, el violador que tuvo en vilo a Córdoba entre 1985 y 2004, a partir de un protagónico notable de Daniel Aráoz. El segundo largometraje del cordobés Moroco Colman, La noche más larga, vuelve a proponer una narrativa compleja, de registros múltiples, en donde diferentes capas de sentido componen la integridad de la obra. Así lo hizo en Fin de semana (2016), aquella historia donde las dos protagonistas escondían y retaceaban su vínculo: ¿madre e hija?, ¿hermanas?; nunca se aclara. La meticulosidad de la puesta en escena, de obsesión por el detalle y por la cohesión entre los elementos en juego, obliga a recordar que el realizador es también arquitecto. LEER MÁS Filman la primera película argentina sobre infancia trans | DERECHOS LEER MÁS Nomadland No se trata de un detalle menor. En La noche más larga se hace perceptible la construcción de la ciudad. Es una ciudad de cine, lóbrega, conocida y vuelta extraña. En sus entrañas nocturnas sitúa a su personaje central: Marcelo Sajen, el violador de un centenar de mujeres que mantuvo en vilo a Córdoba entre 1985 y 2004. Propuestos el contexto y su personaje, puede comenzar la historia. Pero no lo hace de la forma supuesta. Ir del plano general al particular no obedece, aquí, a las directivas de la narrativa clásica, sino a un diálogo con estas formas, que rápidamente quiebra en múltiples capas. De este modo, Sajen sale a cazar su víctima, y ellas salen a pasear y vivir sus noches. Cualquiera de ellas es también las otras. No importa señalar cuál es la víctima primera, sino yuxtaponer las secuencias en una sola, hacer convivir los hechos aberrantes en una misma situación. Como si el ataque fuese uno y todos, en tanto proceder acostumbrado en la vida de este padre de familia y ciudadano. De manera loable, el realizador se apropia estéticamente de este raíd y evita desarrollos biográficos y psicologistas, tan usuales, tan insoportables. Privilegia, en cambio, lo intolerable. Porque, ¿cómo filmar una violación? Afiche de La noche más larga. La noche más larga muestra violaciones de una manera cruenta, porque ¿cuál otra podría o debería ser la manera? En esta operación estética, y acá lo importante, nunca se altera el hecho. Es más, se especifican detalles, sea desde la palabra –la que pone en juego el policía mientras toma declaración a la víctima, en una variante simbólica no menos violenta sobre la mujer–, sea desde la imagen. La película se atreve a graficar lo terrible. Para ello, necesita de la complicidad de sus intérpretes, de la entrega de sus cuerpos. Por un lado, la tarea de Daniel Aráoz es decisiva, porque ofrece su talento a la delineación de un ser humano monstruoso, y no es éste un juego de palabras, acá hay varias cuestiones. Aráoz destaca, por lo general, por la simpatía que sus personajes profesan, hay algo en él que le vuelve querible, pero que supo redirigir hacia un costado siniestro en El hombre de al lado, de Cohn y Duprat. En La noche más larga, el actor se permite otro registro y compone un grotesco. Modela su cuerpo desde el caminar y la postura, esconde una mirada siempre alerta, es tosco de movimientos, de un afecto bruto. Una caracterización que hay que leer desde la referencia al terror, al parque/al bosque como escenario donde se esconde el lobo. Por momentos, La noche más larga es una película de terror, que delinea el camino cruzado entre el asesino y su presa, en un montaje paralelo de suspense que arribará al momento último, el de la muerte, el de la violación. De esta manera, la película parece cercana hasta al cine gore, dado su cariz explícito al momento de registrar el espanto. Pero a diferencia de ese cine, en donde lo visceral y sanguinolento es parte de un disfrute asumido –si bien no menos moral–, aquí prima lo insoportable. Cuando se produzca la violación, la película no la tolera, y por eso mismo la filma. Es lo que debe hacer. En esta entrega del cuerpo que Aráoz ejemplifica, hay un correlato mayor por parte de las actrices. En ellas la situación es aún más extrovertida, al desnudarse y recrear lo que de ninguna manera debiera ocurrir. Sus cuerpos son capturados por la cámara y agigantados en pantalla. La exposición es brutal, como brutal es el cine en su potencia y afán por mostrar lo que otros esconden. LEER MÁS Clima en Buenos Aires: el pronóstico del tiempo para este jueves 15 de abril | Una jornada agradable En este desocultar, la película de Colman cumple su cometido en la lectura crítica que hace del hecho en su manipulación mediática y política. ¿Cómo pudo una sola persona sostener un mismo proceder durante tantos años? De no existir una constelación social acorde, un hecho aberrante como éste no sucedería. De esta manera, la cacería que despierta de su letargo a las fuerzas policiales –de far-west delirante– se vuelve una especie de variante pobre de la sufrida por Peter Lorre en M, el vampiro negro, la obra maestra de Fritz Lang. Es decir, Colman no tiene necesidad de recrear lo que ya es disparatado, y apela a las imágenes de archivo, al registro televisivo. Deja de lado la propuesta primera y la cruza con la inmediatez de la caja chica y los discursos del entonces gobernador José Manuel de la Sota. Inevitablemente, pero de manera pretendida, el cuidado formal sobre la imagen deviene ahora un crudo de televisión, de palabras políticas calculadas, en una ruptura de verosímil que es evidente puesta en escena de su director, en donde pareciera advertir sobre la confianza cotidiana que se le deposita a ciertas imágenes. Al develar el entramado cínico en donde Sajen se inscribe, La noche más larga deja ver progresivamente su elección por la voz silenciada de las víctimas. A partir de ellas sucede la captura del violador, por ellas se pone en jaque un gobierno y por ellas se altera la agenda periodística. Una voz mancomunada que cobra fuerza y logra su cometido. Una vez llegado a este punto, la conclusión de La noche más larga cobra urgencia de voz política y recurre a imágenes documentales y de marea verde, que funcionan como un subrayado que quizás la película no necesite. Como sea, las imágenes encuentran en ellas la voz que las guía.
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