Sustentado en un material de archivo de singular valor y en reveladores y variados testimonios, La palabra empeñada constituye una pieza documental de aristas intensas y comprometida visión militante. Trabajo que hace hincapié en los últimos años de vida del periodista Jorge Ricardo Masetti (padre de uno de los directores), el único periodista argentino que cubrió la guerra de guerrillas que llevó a la liberación de Cuba, a través de la cual logró establecer contacto visual y entrevistas irrepetibles con Fidel Castro y fundamentalmente el Che Guevara. Registros que tuvieron lugar en la Sierra Maestra, teatro de operaciones de la gesta revolucionaria. Masetti, tras formar parte de esa proeza, fundó y dirigió en Cuba la agencia de noticias Prensa Latina, que significó un proyecto de resistencia pionero frente a los monopólicos canales de información imperantes. Compromiso que lo llevó a dejar de lado su tarea periodística para volcarse decididamente a la lucha armada, quedando al frente de la avanzada del Che bajo el alias de "Comandante Segundo". Palabras de ilustres testigos como Gabriel García Márquez, el cineasta –y antes periodista y militante- Alejandro Doria, y Ciro Bustos, entre otros, enriquecen las valiosas imágenes y fotografías que presenta el film. Un documental que, desde su título esencial, reivindica a una figura poco reconocida de la lucha revolucionaria guevarista.
Vida de película Documental sobre Jorge Masetti, gran periodista y militante. Seamos sinceros. Si preguntáramos por un periodista argentino llamado Masetti, la inmensa mayoría hablaría de Mónica y César (cuyo apellido lleva una ce antes de la e). Pero el documental La palabra empeñada se centra en Jorge Ricardo Masetti, fundador de la mítica agencia informativa Prensa Latina: un hombre que transmutó del periodismo a la militancia y, de ahí, a la lucha armada; lucha que, en lo geográfico, lo llevó de Cuba a Argelia y luego al norte argentino, el final definitivo de su recorrido. El documental de Martín Masetti y Juan Pablo Ruiz da cuenta de esta vida riquísima, cargada de simbolos, marcas de época, polémicas e intrigas. Desde lo formal, la película es clásica. Con material de archivo -que incluye fragmentos de las entrevistas que Masetti les hizo al Che Guevara y a Fidel Castro en Sierra Maestra, antes de que fueran del todo quienes serían- y cabezas parlantes ilustres, como las de Gabriel García Márquez y Rogelio García Lupo, algunos de los periodistas que trabajaron con Masetti, Rodolfo Walsh y otros intelectuales brillantes en Prensa Latina, que comenzó a funcionar en Cuba en los ‘60, tras la caída del régimen de Batista. Aquel viaje anterior a la revolución fue una bisagra para Masetti. Un arco que terminó de lanzarlo hacia el periodismo militante, concepto que ha vuelta a ser objeto de debate. En La palabra... un periodista cubano recuerda consejos o acaso órdenes de Masetti: “Un periodista debe ser objetivo, no imparcial. No se puede ser imparcial entre el explotado y el explotador, entre el oprimido y el opresor”. Un acierto de la película es que aborda el vínculo de Masetti con la revolución cubana sin eludir contradicciones ni cuestionamientos. Como el del propio Masetti hacia el creciente sectarismo que, según muestra el filme, lo llevó a renunciar a su puesto de trabajo. Pero no a tomar distancia del gobierno de Castro, por el que pasó a poner el cuerpo, no sólo la palabra: Masetti participó en la defensa de Playa Girón, en la guerra por la independencia de Argelia y finalmente en un grupo guerrillero (EGP) que se instaló en Orán, Salta, luego de la caída del gobierno de Frondizi. Desde entonces, se entremezclarían el misterio, el sueño igualitario, el coraje, la entrega y, tal vez, la barbarie y la ceguera. La ficción Los condenados , del catalán Isaki Lacuesta, se centra libremente en este episodio apasionante, complejo y trágico de la Historia.
De la pluma al fusil La palabra empeñada (2010), de Juan Pablo Ruiz y Martín Masetti, recupera la historia de uno de los periodistas más importantes de Argentina, Jorge Ricardo Masetti, quien alcanzó notoriedad cuando cubrió la Revolución cubana encabezada por el Che Guevara y Fidel Castro. El film, sin demasiados riesgos en lo formal, tiene un notable trabajo periodístico y de archivo. Masetti (abuelo de uno de los directores) fue el único periodista argentino encargado de cubrir la travesía por Cuba del Che Guevara y Fidel Castro que desembocaría en la Revolución de enero de 1959. Allí ese mismo año fundó y dirigió Prensa Latina, una de las agencias de noticias más importantes de la región que agrupó, entre otras plumas, a Rodolfo Walsh y Gabriel García Márquez. Pero no duró demasiado: un tiempo después, volvió a Argentina decidido a trasladar la revolución. Durante el año de marcha a lo largo de la isla, el argentino no sólo logró innumerables entrevistas y diálogos con los líderes, sino que forjó un férreo vínculo emocional e ideológico, especialmente con el Che Guevara. Ese vínculo sembró la semilla revolucionaria que Masetti germinaría de vuelta en Argentina, en cuyas selvas se internó a comienzos de la década del ’60 para comandar un grupo guerrillero bajo el alias de “Comandante segundo”. Ruiz y Masetti reconstruyen su historia basándose en el cuantioso material de archivo y sobre todo en la cantidad y calidad de los entrevistados. Bien podría trazarse una genealogía del periodismo latinoamericano de los ’60: Gabriel García Márquez, Osvaldo Bayer, Rogelio García Lupo y sigue la lista de firmas. Pero la dupla también recupera la faceta del periodista devenido revolucionario mediante el testimonio de sus compañeros de armas. Lejos del aire nostálgico y de la resignación, ellos hablan con las pasiones asentadas, como si el tiempo y la distancia hubieran operado acallando la potencia avasallante de aquellos años.
Apuntes para el retrato de un controvertido periodista que viaja por Cuba Cuatro años de investigación, sesenta horas de testimonios grabados en Cuba y en nuestro país; un laborioso trabajo de producción para localizar, contactar y establecer encuentros con personalidades (García Márquez, Rogelio García Lupo, Ciro Bustos, Osvaldo Bayer), que podían aportar información y opiniones sobre el personaje elegido como objeto de este ensayo de biografía, más la recopilación de material fílmico ilustrativo. Todo ese empeño fue puesto por Juan Pablo Ruiz y Martín Masetti para mostrar una etapa de la vida de Jorge Ricardo Masetti, el periodista de Radio El Mundo que logró entrevistar a Fidel Castro y a Ernesto Guevara cuando combatían en Sierra Maestra; entabló amistad con el Che y tras el triunfo de la Revolución fundó la agencia de noticias Prensa Latina, para posteriormente relegar al periodista e intervenir en la lucha armada en Argelia o al frente del Ejército Guerrillero del Pueblo que en los 60 intentaría repetir la experiencia de Sierra Maestra en la selva salteña. "Sin sacar conclusiones ni caer en mero revisionismo", según han dicho; porque pensaron que la historia merecía ser rescatada del olvido y porque juzgaban que varias veces había sido maliciosamente tergiversada. "El periodista", "El Comandante Segundo" y "La revolución en la Argentina" son los capítulos del film, que tiene su contenido más interesante en material de archivo poco difundido (incluidas parte de la nota de Sierra Maestra e intervenciones de Fidel y el Che). Del protagonista sólo se esboza una imagen que destaca su talento profesional, su carácter impetuoso, su valentía, su tenacidad y su compromiso con la causa revolucionaria. Los testimonios finales resultarán interesantes sólo a quienes conocen en detalle los episodios de la guerrilla en Salta porque se refieren a hechos que se dan por sabidos, sin un relato que los ordene y les dé contexto.
Interesante documental sobre el discutido Jorge Masetti Muy interesante, y bien hecho, resulta este documental sobre el discutido periodista y guerrillero Jorge Ricardo Masetti, con testimonios de sus compañeros de letras y de armas. Para las nuevas generaciones: Masetti fue el enviado de Radio El Mundo que en 1958, sorteando serios riesgos, logró llegar hasta los cuarteles de Fidel Castro y Che Guevara en Sierra Maestra, los entrevistó y transmitió a Sudamérica. En 1959, entusiasmado con la revolución, se instaló en La Habana, cofundó y dirigió la famosa agencia Prensa Latina junto a Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh y otros escritores comprometidos. Actuó también en las luchas de Playa Girón y Escambray, pasó luego a llevar armas para Argelia (en viajes de obligado itinerario Praga-Londres-Mali), y terminó conduciendo una fallida guerrilla cubano-argentina en las selvas de Orán, donde desapareció en 1964, a los 35 años de edad. Ahora su nieto, que lleva el mismo nombre y también es periodista, y el cortometrajista y editor Juan Pablo Ruiz, rehacen sus pasos, desde Sierra Maestra hasta Colonia Santa Rosa, entrevistando amigos de temprana juventud como el recordado Alejandro Doria (codirigieron «Cara y Ceca» en 1955), miembros de Prensa Latina, desde García Márquez hasta José Bodes, que todavía sigue, y la secretaria Conchita Dubois, que le llevaba la agenda y envolvía el fusil con mira telescópica, y los camaradas del fallido intento Alberto Castellanos, «escolta personal» del Che, y el histórico Ciro Bustos. También, tres de los aspirantes argentinos que terminaron presos sin alcanzar a disparar un tiro: Miguel Tirantti, Jorge Paul, Héctor Jouve, quizás el de balance más equilibrado. Otros dos aspirantes, agotadas sus fuerzas e ilusiones, terminaron fusilados por el propio Masetti, lo que ha sido desde entonces motivo de discusiones entre la gente de izquierda. Inquietante, la forma en que Bustos zanja la cuestión: «Era el mismo rigor que aplicó el Che en Sierra Maestra». El registro incluye testimonios de viejos guerrilleros cubanos, algún miembro de inteligencia de aquel país, y también argentinos que miran las cosas de otro modo, como Rogelio García Lupo (compañero en la Alianza Libertadora Nacionalista), Osvaldo Bayer («hay que decir que Masetti fue un revolucionario sacrificado, no de palabra»), y el suboficial mayor retirado Belisario Lauro López, miembro de la patrulla de Gendarmería Nacional que sorprendió a los cubanos. Aquella intentona tuvo cuatro víctimas fatales: el gendarme Juan Adolfo Romero, el capitán cubano Hermes Peña Torres, y los dos chicos fusilados. Masetti se perdió en la selva y nunca más se supo, lo mismo que un bolso con dólares (hay quien sospecha de los gendarmes), y los demás fueron presos. Esa historia dio lugar a una película inmediata, bastante tendenciosa, llamada «Los guerrilleros», de Lucas Demare, otra reciente, «Los condenados», del español Isaki Lacuesta, y varios libros. El documental que ahora vemos aporta mucho, con admiración pero también con reconocible objetividad. Se recomienda para estudiosos de la historia latinoamericana y argentina. Aparte, hay otro Jorge Masetti. Un hijo de aquel periodista guerrillero se crió en Cuba, luchó años después junto a la guerrilla sandinista, cumplió tareas en los llamados «departamentos de moneda convertible» de La Habana (falsificación de dólares, tráfico de marfil, etc.) y terminó escribiendo en 1999, en España, «El furor y el delirio. Itinerario de un hijo de la Revolución Cubana». Esa también es otra mirada interesante.
Testigo y parte de la revolución El documental rescata la figura de Jorge Masetti, periodista y militante, fundador de la agencia Prensa Latina en Cuba y creador del EGP en la Argentina. La película aporta valiosos testimonios de García Márquez, Osvaldo Bayer y Ciro Bustos, entre otros. Algunos acontecimientos de la historia, no por públicos e históricos dejan de ser poco conocidos: sus protagonistas son fantasmas secretos cuyos nombres difícilmente aparecen en las versiones oficiales o en los libros. El de Jorge Masetti es uno de esos nombres y su historia, un relato que merece ser iluminado para destacarlo entre el polvo al cual se lo ha relegado por décadas. Sobre todo en un momento político en el que el revisionismo ha conseguido a fuerza de codazos (necesarios, inevitables) recuperar un lugar desde donde discutir y reorganizar la trama histórica tradicional. En esa línea se encuentra La palabra empeñada, film documental dirigido y escrito por Juan Pablo Ruiz y Martín Masetti (nieto de Jorge). No es menor el hecho de volver a traer a la superficie su figura, porque puede ayudar a comprender algunas de las motivaciones que insuflaron el espíritu revolucionario a varias generaciones de jóvenes en América latina. Pero además porque él mismo, sin buscarlo, acabó convertido en un nodo central del mapa político de los años ’60, en el que convergían y del cual partieron infinidad de líneas que dejaron huellas más notorias de las que se le reconocen al propio Masetti. Antes que nada, Jorge Masetti fue periodista y ahí comienza su historia grande, que es la que La palabra empeñada busca rescatar. Como enviado especial de Radio El Mundo, fue el único cronista argentino que cubrió la gesta cubana a finales de los ’50. Ahí consiguió históricas entrevistas con Fidel Castro y con un Ernesto Guevara al que todavía no se le notaba la cadencia caribeña en el acento. Masetti, como tantos hombres que, de un modo u otro, tuvieron la oportunidad de ser testigos de todo aquello, acabó fascinado tanto por el espíritu de la Revolución como por las personalidades cautivantes de sus líderes, y decidió cambiar Buenos Aires por La Habana. A partir de este dato La palabra empeñada reparte su relato en tres partes, que de manera cronológica ordenan la progresión del proceso de cambio operado en Masetti. Y comienza por su regreso a Cuba como periodista para fundar Prensa Latina, hito fundamental para terminar de definir la forma en que aquella Revolución elegía mostrarse al mundo y contrarrestar la acción mediática del imperio enemigo. Desde allí los puentes tendidos son poderosísimos. Figuras tan importantes como Rodolfo Walsh (cuya militancia periodística lo llevó a la desaparición en 1977, como responsable de Ancla, la agencia de noticias clandestina de Montoneros) o el más tarde Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, formaron parte de aquella empresa; sus nombres, por sí solos, dan una idea de la importancia de Masetti entre sus contemporáneos y el respeto que merece su labor en la proyección histórica. Más tarde declinará su labor periodística para abrazar lo que él consideraba una obligación como soldado revolucionario y en esa transformación se basa la segunda parte de la película. Masetti viajó por el mundo como agente cubano, de Argel a Praga, trabando amistad con algunos de los líderes políticos de la época. Ya la tercera y última parte se centra en uno de los sueños que este periodista convertido en guerrillero compartía con su amigo El Che: llevar la revolución a la Argentina. Más allá de un formato documental demasiado tradicional, La palabra empeñada tiene dos grandes virtudes. La primera es la impecable lista de cabezas parlantes, que incluyen desde el director de cine Alejandro Doria, el historiador Osvaldo Bayer y el mencionado Gabo, hasta su compañero de campaña Ciro Bustos y otros hombres que estuvieron bajo las órdenes de Masetti en la selva de Orán (Salta), todos capaces de contar en primera persona la influencia y la importancia de su figura. La otra es la habilidad de Ruiz y Masetti (nieto), directores y guionistas, para infundirle al relato (sobre todo en el acto final, “La revolución en la Argentina”) una tensión narrativa a la que hasta se puede emparentar con otros géneros, como el thriller político. En ese reparto de fortalezas y debilidades, La palabra empeñada entrega un balance positivo que cumple con creces el objetivo de rescatar un nombre, un apellido y una historia.
Claramente la figura histórica del “Che” Guevara despierta más curiosidad que nunca. Mucho de los ideales de la revolución cubana se explican en él y en todos los hechos y personajes que lo rodearon. De un tiempo a esta parte él y la Revolución Cubana en general provocan en los realizadores de documentales y ficción una búsqueda de respuestas que hace algunos años era impensada. Dentro de este marco surgen personajes históricos que ayudan a tener una visión más importante de la coyuntura y en particular de los hechos que la fortalecieron. La llegada a la pantalla de “La Palabra Empeñada” propone una interesantísima visión desde el punto de vista periodístico, en tanto se trate del periodismo a favor o en contra de la posición sostenida. Vamos a lo positivo. La realización de Juan Pablo Ruiz y Martín Masetti pone el foco en la carrera de Jorge Ricardo Masetti que en 1958 realiza la cobertura de la revolución para Radio el Mundo, con históricas entrevistas al “Che” y a Fidel Castro en plena acción en Sierra Maestra. En este sentido, los fragmentos de dichas entrevistas son de colección. También lo son las entrevistas a la gente que lo rodeó en ese momento. Hay un antes y un después de estas entrevistas que tiene que ver con el compromiso de Masetti con una causa que él mismo transforma en propia. Cada uno de los entrevistados desde Alejandro Agresti a Gabriel García Márquez, Ciro Bustos o Rogelio García Lupo, por ejemplo, ayudan a poner algo de luz sobre lo poco que se conoce sobre la intención del “Che” a incluir a la Argentina dentro de sus planes de liberación. Sin duda, un contenido conceptualmente rico cuyo elemento más importante es la creación de Prensa Latina., la agencia que oficio como contraparte del resto de los medios oficialistas de la época. Lo negativo, me molesta decirlo. Mi gran decepción a este respecto es la pobrísima calidad de sonido de la obra. Por momentos es tan irritante que a uno sólo le queda escuchar algo y adivinar el resto de lo que está diciendo el entrevistado. El ejemplo que más recuerdo es el del ruido del tránsito callejero que mata las palabras de uno de ellos. ¿A nadie se le ocurrió limpiarlo técnicamente o desgrabarlo para luego subtitularlo? Incluyo una escena que podría ser de colección con un guía que lleva al equipo de filmación hasta la cabaña desde donde se transmitía clandestinamente para el pueblo cubano. La proyección para prensa ocurrió con gran esfuerzo de la distribuidora en la Casa del Bicentenario, en la calle Riobamba de la Capital Federal. Un lugar acústicamente inapropiado si se quiere apreciar “La Palabra Empeñada”. De todos modos me tomé el trabajo de verla (hoy 27 de Mayo de 2011) en el Cine Gaumont por las dudas. El problema fue el mismo, por lo que se trata de una evidente deficiencia de realización. A lo mejor Juan Pablo Ruiz tenía todo muy claro, pero no está demás delegar algunas funciones para poder focalizarse mejor a la hora de tener la obra terminada. Los créditos lo tienen como director, guionista, camarógrafo, sonidista y compaginador. El riesgo es demasiado ante la falta de oficio. Hasta se me ocurre quizá una mejor apreciación si la puedo ver en pantalla chica, porque la proyección en sí quizá equilibra y compacta el sonido de otra manera. “La Palabra Empeñada” toca una parte interesante e importante de la historia reciente que por razones técnicas en este caso no puede apreciarse mejor.
La cámara en mano, recurso canónico del género documental, nos convida una imagen borrosa e imprecisa por el andar de quien registra fílmicamente un hecho determinado: esta es la primera figuración a la que apela La palabra empeñada, un documental que recorre testimonios de Gabriel García Márquez, Rogelio García Lupo, Ciro Bustos, Osvaldo Bayer, Alejandro Doria y Conchita Dumois, usados para reedificar la vida de un hombre: Jorge Ricardo Masetti. En la contemplación y escucha (la cual, sin el agregado de los subtítulos, se torna un poco difícil para el porteño) de estas declaraciones de autoridad, la cámara acompaña con primerísimos planos que remarcan la expresividad y los gestos de los entrevistados añadiendo una dimensión enriquecida a los relatos: su humanidad, su perspectiva subjetiva de los hechos, su versión de la historia. La enunciación del documental se complementa mediante material fílmico de la época narrada que no sólo cumple una función descriptiva como podría esperarse sino que, por momentos, se acerca a lo ficcional, como en la secuencia del baile que muestra un momento ameno y de diversión que culmina con imágenes de la huida de Fulgencio Batista de Cuba en 1959. La estructura de La palabra empeñada se organiza en tres partes que pueden entenderse como si fueran los capítulos de un libro, aunque la especificidad del lenguaje en el cual se manifiestan combine la imagen y el movimiento. Esta división pretende bosquejar los hechos que serían la esencia de la vida de Masetti: “El periodista” pone su interés en las entrevistas que les realiza al Che y a Fidel Castro en la Sierra Maestra para Radio El Mundo; “El comandante segundo”, refiere al nombre con el que se conocía a Masetti que ya está plenamente involucrado e influido por la impronta revolucionaria que nunca abandonará; “La revolución en la Argentina” alude a su experiencia al frente de la primera guerrilla guevarista que sin éxito intenta actuar en nuestro país. Sin embargo, esta fragmentación en una cronología prolija no logra dar cuenta de la multiplicidad de información que luego se desarrolla dentro de dichas partes, por lo que sólo sería accesoria. El retrato-biografía de la vida de Masetti es, en un primer momento, una especie de oda a su espíritu aventurero, comprometido, utópico, dispuesto a luchar por sus ideales a través de su profesión y, posteriormente, poniéndole el cuerpo a la batalla. Este relato de tono heroico que se va conformando sobre el periodista y guerrillero se atenúa cuando las imágenes y los testimonios del documental comienzan a transmitir la desolación que produce el derrumbe de un proyecto revolucionario que encuentra su punto más álgido en el asesinato del Che en Bolivia, materializado en los archivos documentales que registran sus restos como los de un mártir religioso, aunque político. Masetti también se desmaterializa como hombre y como ideología, pero en la selva de Orán: la toma aérea de la selva salteña y su dificultosa geografía es un buen recurso para expresar el silencio eterno de su vida. La palabra empeñada peca de ser insuficiente, paradójicamente, por su abundancia. Hay pasajes que sólo un espectador entendido puede reponer a través del conocimiento a priori de determinados hechos, lo cual desliza la necesidad (o exigencia) de cierto tipo de espectador. A diferencia de Masetti, que se pierde en la jungla por una causa justa, el documental se extravía en la maleza sin permitirse captar la totalidad de la selva. No se trata de entregar al público un material digerido sino que, a pesar de la tentación de poseer sesenta horas de testimonios grabados tanto en Cuba como en nuestro país, se debe evadir el collage inconexo y lo excesivamente particularista. Eludir ese lugar cómodo del vómito informacional es la tarea más difícil para este tipo de películas.
La palabra empeñada es un testimonio poco conocido y de hecho relevante, sobre una parte muy puntual de la vida de Jorge Ricardo Masetti, el único periodista argentino, que cubrió, (entre abril y mayo del 58), la guerra de liberación de Cuba en Sierra Maestra, en representación de Radio El mundo. Realizando entrevistas claves tanto a Fidel Castro, como al Che Guevara, materiales, con los que a posteriori escribió “Los que luchan y los que lloran”, su único libro. Esa experiencia lo llevo a establecer una relación de compromiso político y afectivo, con la persona del Che y con su proyecto político. Por lo que crea Prensa Latina, una agencia de noticias, que no sólo tenía su representación en Latinoamérica, sino en Europa, en las cual participaron entre otros Rodolfo Walsh, Gabriel García Marqués y Rogelio García Lupo. De la cual de aparta, ya que la prensa tampoco escapa al fenómeno del “sectarismo”. A posteriori, sus ideales lo llevaron a participar en la guerra de liberación de Argelia, para participar finalmente en el frente de avanzada del Che en la Argentina, (Operación Sombra) bajo el nombre de” Comandante Segundo”, para desaparecer en la selva de Salta en 1964. Cuatro años de investigación, un considerable material de archivo, sumado a muchos testimonios, entre los que se encuentran los de su segunda mujer Conchita Dumois, el cual de algún modo funciona como eje en la estructura, ya que es refrendado todo el tiempo con imágenes. Un prolijo trabajo, destinado a dar a conocer una historia y de paso despejar tergiversaciones, que habla de un aspecto determinante en la vida de Jorge Masetti y de hecho, en la historia de Argelia, y en el frustrado avance revolucionario en la Argentina. La palabra empeñada pretende ser una demostración que a modo de metáfora da cuenta de aquello que un hombre suele jugarse por un ideal, en este caso, la vida.
Periodista y guerrillero Estuvieron investigando casi cuatro años. Tienen poco más de treinta años y uno de ellos es nieto del personaje evocado. Juan Pablo Ruiz y Martin Masetti pensaron que valía la pena recordar al periodista argentino, que cubrió la guerra liberación de Cuba, entrevistó a Fidel Castro y el Che Guevara en Sierra Maestra, para posteriormente fundar y dirigir, en Cuba, la agencia de noticias Prensa latina, una agencia de vanguardia frente a una realidad noticiosa de tradición conservadora. LETRAS Y ACCION Hombre de letras y de acción, Jorge Ricardo Masetti pasó por redacciones, radios, editoriales y llegó a cubrir la Revolución Cubana en la propia Sierra Maestra, cuando Fidel y el Che no eran íconos populares. El documental permite aproximarse a la situación excepcional de una década, donde la revolución y la resistencia tenían la aureola dorada del idealismo, aún sin contaminaciones ni carnalidades. Testimonios orales, las figuras de Gabriel García Márquez, García Lupo, Rodolfo Walsh, integrantes de Prensa latina, discursos del Che y Fidel, fotos fijas de incursiones por Argelia y la avanzada hacia la Argentina, la selva, Orán, Salta como rudimentarios espacios que preparaban la revolución que el Che Guevara lideraría. Todo aparece como una especie de sueño y pesadilla, donde la libertad, la igualdad, parecían ser posibles. VALIOSOS TESTIMONIOS Treinta guerrilleros en medio de la selva salteña, cubanos y argentinos, el llamado Ejército Guerrillero del Pueblo (E.R.P.). En la película se escucha a Ciro Bustos, amigo del Che y compañero de Masetti en Salta, al autor de "Cien años de soledad", que no puede hablar de él sin emocionarse, a Ricardo Horvath, autor de "Periodismo y Revolución", donde precisamente se habla de Masetti, Walsh y el Che de distintas ideologías pero unidos en la lucha por el socialismo y entre otros a Conchita Dumois. Concepcion Dubois, compañera de Masetti en Prensa latina y madre de Laura, su hija nacida en la isla, es ella misma un personaje de la historia cubana, como miembro de la familia dueña de la Banes Fruit Company, empresa que, arruinada y vendida a los norteamericanos, se transformara en la protagonista de la "masacre bananera", descripta por "Gabo" en su libro más famoso. Filmada con buen ritmo y profusión de testimonios en La Habana, Villa Clara, Sierra Maestra, Orán, Aguas Blancas y otros espacios, donde se desarrolló un capítulo irrepetible de la historia argentina, "La palabra empeñada", más allá de algunos problemas formales, se impone por su interés documental y el recuerdo de un singular personaje cuyo cadáver permanece desaparecido.
Este documental a través de la narración va revelando los últimos años de vida del periodista internacionalista Jorge Ricardo Masetti, nacido en 1929 en Avellaneda, fue el único periodista argentino que cubrió la guerra de liberación de Cuba, en la que realizó unas entrevistas y obtuvo buenos testimonios, enviado especial por Radio El Mundo que en 1958, logro reportear a Fidel Castro y El Che Guevara en la Sierra Maestra y fue transmitido para Sudamérica. Luego fundó y dirigió en Cuba la agencia de noticias “Prensa Latina”, proyecto de resistencia frente a los monopolios de la información del que participaron, entre otros, Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh, Carlos Medina de Rebolledo y Rogelio García Lupo (compañero en la Alianza Libertadora Nacionalista); y no mucho después, "sacrificó al periodista" para volcarse a la intervención directa en la lucha armada, colaborando primero en la guerra de liberación de Argelia y luego quedando al frente de la avanzada del Che Guevara en la argentina bajo el alias "Comandante Segundo". Apoyado en material de archivo y abundantes testimonios de Gabriel García Márquez, de Alejandro Doria, o de Ciro Bustos entre muchos otros, en este documental se hilvana una biografía posible de este hombre que vivió varias vidas antes de desaparecer en la selva de Salta en 1964, llevaba una bolsa con dólares, que nunca se supo que paso con esta, (tenía 34 años), honrando hasta el último momento, "su palabra empeñada con el Che: hacer la revolución". El encargado de este documental es su nieto Martín Masetti, en conjunto con Juan Pablo Ruiz, fue presentado en el Festival de Cine de Mar del Plata. Es un documental recomendable para aquellos estudiosos del tema, como asi también a quienes investigan la historia en Latinoamérica y Argentina, podríamos decir que se encuentra más inclinado para aquellos que conocen el tema.