La vida en la cancha Pocas veces el deporte como vector de un film documental puede pasar desapercibido, y si como en el caso de León, reflejos de una pasión (2015) de José Glusman (Cien años de perdón Final de obra, Domingo de Ramos), además se habla de uno de los pilares de una disciplina, el efecto de empatía con la historia y la figura es inmediato. Para aquellos que desconocen el deporte, León Najnudel fue uno de los que profesionalizaron el básquet en el país y el creador de la Liga Nacional, que permitió proyectar el deporte hacia lugares inesperados con una cosecha de títulos y lauros innumerables. Fallecido hace algunos años, en el recuerdo de familiares, colegas y amigos, se va urdiendo una línea narrativa que no hace más que potenciar la nostalgia por el personaje del que hablan y a la vez admiran. Si gente del medio como Víctor Hugo Morales o Adrián Paenza, para citar sólo dos casos, y basquetbolistas como Emanuel Ginóbili, toman como referente a este luchador dentro y fuera de la cancha, es porque seguramente en la personalidad de León y en su empuje arrollador, se ha forjado una fidelidad con su figura que también habla de su integridad. A través de imágenes de archivo y fotografías, podremos ir armando un panorama enriquecedor sobre el entrenador, su acercamiento con alguna ideología política, sus restricciones de participar en la actividad, su exilio, su regreso, su pasión por entrenar y formar. También se muestran sus viajes, su recorrido por Estados Unidos, principalmente Harlem, tratando de descubrir en sus “potreros” de básquet alguna figura trascendente para imitar o importar. Pero no sólo la anécdota más liviana es la que Glusman selecciona, sino todo lo contrario, al hablar de su particular y avanzada manera de dirigir equipos, también su afición por el cigarrillo, su elegancia y gestos. Si Glusman no transmite en algunos momentos la pasión por el deporte es, porque quizás, decide narrar la historia de León desde un lugar más tranquilo y lineal. Las imágenes se suceden a partir del relato oral, faltando quizás un poco más de competencia, o de necesario back de los partidos, para que la ecuación básquet/relato del documental, termine de cerrar del todo. La vitalidad del personaje, igualmente, le permiten superar esta ausencia, logrando que la empatía con esta particular figura sea total, y el espíritu nostálgico del film trascienda la pantalla.
Retrato del señor básquetbol León Najnudel se merecía una película: es un documental clásico, rico en testimonios e imágenes de archivo. León Najnudel fue, quizá, el hombre que más hizo por el básquetbol argentino. Su gran legado es la Liga Nacional, que fomentó la competitividad en serio y llevó a que jugadores argentinos, y el propio Seleccionado nacional, se destacaran en el mundo. Najnudel se merecía una película. Y José Glusman la filmó: es un documental clásico, rico en testimonios -de amigos, colegas, parientes, basquetbolistas, periodistas- y en imágenes de archivo. A través de las diferentes voces -hablan desde Víctor Hugo Morales y Adrián Paenza a Emanuel Ginóbili y Andrés Nocioni, pasando por Julio Lamas o Luis Bonini-, se va viendo la vida basquetbolística de Najnudel en orden cronológico: los juegos en las veredas de Villa Crespo, con una reja como aro improvisado; sus comienzos en el club Villa Crespo y en Atlanta; su etapa en Ferro, en el Zaragoza, en Sport Club Cañada de Gómez, en el Seleccionado; su incansable lucha contra los molinos de viento para concretar su idea de un gran torneo federal, la Liga Nacional. Mientras, se va corporeizando el perfil de un hombre vital, arquetipo del porteño bohemio que ama las eternas rondas nocturnas de whisky, cigarrillos y café con amigos en el bar de la esquina. Es una película hecha con el corazón, que logra transmitir el cariño que despertaba Najnudel (que murió de leucemia en 1998, a los 56 años) y su estatura humana y profesional. De todos modos, quizá no sea del todo interesante para el público que no está familiarizado con el básquetbol. Hay muchos sobreentendidos -recién al final, por ejemplo, nos enteramos de quién es cada uno de los que habla- y algunos tecnicismos que podrían haberse compensado con más datos sobre la vida de León fuera de las canchas.
Un hombre iluminado por la pasión del básquet, que veía siempre más que sus contemporáneos, homenajeado por colegas, jugadores, periodistas. Leon Najnudel fue jugador, entrenador excepcional y visionario, creador de la liga nacional del básquet… Emotivo documental de José Glusman.
Borrador de un personaje gigantesco León Najnudel es uno de los grandes personajes de la historia del deporte argentino. Su figura es emblemática, fue una gran entrenador -capaz de lograr títulos en España con un equipo chico como el Zaragoza- pero además un estratega absoluto fuera de las canchas a partir de una mirada amplia y compleja sobre la actividad que lo apasionaba: el básquetbol. Gracias a él y a una lucha persistente que le devoró gran parte de su corta vida (murió a los 56, víctima de leucemia) es que el básquetbol en Argentina dejó de ser una suma de voluntades individualistas y se convirtió en uno de los deportes más federales, gracias al ensamblaje de la Liga Nacional. Ese personaje, demasiado grande para los ajustados 70 minutos que dura este documental de José Glusman, se merecía la masividad de la mirada que aporta el cine. Antes que nada, es bueno sincerarse. Quien suscribe es también un seguidor de la Liga Nacional, y tal vez por eso el documental haya impactado de una forma más positiva e, incluso, emocional: voy a la cancha desde 1990 y soy de esos a los que la Generación Dorada no lo tomó por sorpresa. Es que se trató de la cima perfecta de varios años de ardua competencia que terminó por formar un grupo de jugadores extraordinarios. Logro, claro está, que sin la presencia del gigantesco Najnudel nunca hubiera sucedido. Glusman arranca su documental con el éxito de la medalla olímpica, como una demostración de cuáles son los objetivos intangibles que persiguen Quijotes como estos. Tras eso, se va descubriendo el personaje. Najnudel es increíble. Los testimonios de jugadores, amigos y colaboradores (de Emanuel Ginobili a Chiche Gornatti, de Nocioni y Scolla, a Adrián Paenza o su preparador físico Bonini) así lo demuestran, y ejemplifican la síntesis de ese tipo que era muchos tipos a la vez: estaba el porteño de cafetín, ese que madrugaba en charlas alrededor de mesas donde el whisky era inevitable; pero también el profesional obsesivo, capaz de viajar cientos de kilómetros para ver apenas el segundo tiempo de Estudiantes de Bahía Blanca y Olimpo. O no verlo, sólo viajar para convencer a los dirigentes de ambos equipos de formar la Liga Nacional. El documental acierta cuando pone la figura del entrenador en perspectiva, y el contexto histórico ennoblece lo hecho por el protagonista: la fascinación va en doble sentido, por un lado el entrenador y su genio impar, por el otro el logro hacia un colectivo integrado por espectadores y deportistas que encontraron un espacio de comunión, hoy ultra-competitivo. Allí se descubre al básquet como una disciplina no demasiado popular en la Capital, pero sí en el interior. Najnudel, que al fin de cuentas era un porteño como cualquier otro pero con estirpe de adelantado, ideó una maquinaria que, aún imperfecta, no deja de ser necesaria para un país que se dice federal, pero sólo en los papeles. Lo cierto es que Najnudel se merecería uno de esos biopics deportivos que el cine de Hollywood sabe hacer como nadie. Mientras, tenemos este documental, una especie de borrador muy bien documentado, que nos sirve para reconocer al personaje, más allá de preguntarnos si la corta duración no atenta contra la respiración de la información y su adecuada fluidez. Porque… cuánto llega a asimilar de esta historia alguien que desconozca totalmente la Liga Nacional. Esa es, seguramente, su mayor falencia.
Más que un documental, un homenaje No es condición necesaria ser un adicto o conocedor del básquetbol para apreciar el muy honesto documental que José (“Toti) Glusman filmó para homenajearlo. Si conveniente advertir, y no para disuadir al potencial espectador, que “León, reflejos de una pasión” es una película triste. León Najnudel fue una figura admirable del básquet argentino a quien se debe en gran medida el crecimiento internacional que dicho deporte ha tenido. Glusman ha utilizado el clásico esquema de “cabezas parlantes”, en este caso bien justificado, de numerosos testigos de lo que fue la vida de Léon. Desde periodistas deportivos como Víctor Hugo Morales a Adrián Paenza, quien hacia el final lee un emotivo texto elaborado con motivo de su temprana muerte a los 56 años de leucemia, hasta numerosos jugadores. Así desfilan los testimonios de Ginobili, Scola, Nocioni y Cortijo así como los de sus amigos Luis Bonini (preparador físico), Armando Grynberg, Antonio Gornath y Horacio Seguí (entrenadores). No menos importante son las palabras de su hermano Bernardo Bebe Najnudel y uno de sus hijos mayores (Iván). La película impacta fuertemente en el corazón pero también es de interés para los seguidores del deporte del “aro” al mostrar la brillante carrera de León al ser el entrenador que llevó a un equipo chico de España (CAI Zaragoza) a lograr La copa del Rey frente al poderoso Barcelona, obviamente estamos hablando de básquet. Y también fuerte impulsor de la creación de la Liga Nacional de Básquet en Argentina Y para muchos no muy interesados en dicho deporte les permitirá saber de la vida de un hombre que siempre tenía un cigarrillo en la boca y como afirma uno de los entrevistados era “un poco irónico y de fuerte personalidad”. Todo dicho en tono nada peyorativo, sino más bien opuesto, mostrando que León Najnudel amaba la vida, la buena comida y era extremadamente generoso. Gracias Toti por semejante y justificado homenaje, a quien sin duda merece ser calificado como “Señor Básquet”.
El básquet también existe Se tiende a pensar que el fútbol es el único deporte que verdaderamente apasiona a todos los habitantes del país, sin embargo el básquet tiene una legión de seguidores (principalmente fuera de la capital) que lo ubica en el segundo puesto en las preferencias de los argentinos. Esta adhesión, que tiene sus raíces en la década del '50 cuando el básquet nacional ganó el campeonato mundial, recién resurgió en los '80 con la Liga Nacional, creación esforzada, obsesiva y apasionada de León Najnudel, un entrenador con una visión del deporte que plantó las bases de lo que sería la irrepetible generación dorada que ganó casi todo en el mundo. Najnudel entonces es el personaje a tratar por el documental de José Glusman y lo hace de manera amorosa y nostálgica, entendiendo la importancia de un hombre que dedicó su vida a un objetivo y mientras iba creciendo como entrenador en el país y en el extranjero, se hacía sus escapadas al Harlem a la pesca de alguna promesa o era protagonista de la noche porteña, whisky en mano y el infaltable cigarrillo, discutiendo, evangelizando, argumentando la creación de una liga profesional, federal y sobre todo competitiva. A través de testimonios de especialistas como Paenza, Víctor Hugo Morales, figuras como Ginóbili o Nocioni, amigos, familiares y archivo, se configura el rompecabezas de la personalidad y la épica de un emprendedor, tan cabrón como amiguero, un personaje formidable, íntegro, de una época que ya no existe.
El constructor de sueños El básquetbol no habría sido el mismo en nuestro país sin León Najnudel. "Fue la persona más importante del básquet argentino", remata en el film Julio Lamas, uno de sus principales herederos y uno de los muchos colegas y amigos que, porque estuvieron junto a él durante tantos años y compartieron su pasión por el deporte, supieron de su convicción de que había que federalizar el básquet y de la tenacidad incansable con la que él llevó adelante su idea. En los bares de Thames y Corrientes (su barrio desde la infancia) o donde se hiciera necesario ir -club por club, despacho por despacho, aquí o en el interior- para discutir y convencer, para avanzar unos pasos más hacia la fundación de la Liga Nacional de Básquetbol. A la que se llegó gracias a su espíritu luchador y al apoyo de mucha gente vinculada con ese deporte -periodistas, jugadores, entrenadores, dirigentes- sólo después de recuperada la democracia. Para que se tenga una idea de la trascendencia de esa Liga, que modificó la manera de competir, baste decir que sin ella no hubiera habido, por ejemplo, ni Generación Dorada ni triunfo olímpico. Najnudel no sólo se había destacado como entrenador y había descubierto decenas de talentos. También había soñado ese futuro que lamentablemente no llegó a ver (murió en 1998). "Era un constructor un constructor de sueños", dicen de él las numerosas personalidades que Glusman convocó para que entre todos compusieran su retrato, y de esa suma de testimonios no sólo surge la figura del hombre que representa como ningún otro al básquetbol nacional, sino también la admiración y el cariño por el maestro que muchos vieron en él. Haber logrado que el documental atrape la sinceridad que contienen las palabras de quienes hablan -sean famosos como Nocioni, Scola y Adrián Paenza, los compañeros de toda la vida o de las noches de interminables conversaciones sobre básquet- carga el retrato de genuina emoción. Najnudel la merecía.
INOLVIDABLE La historia del Basquet argentino se forjó a fuerza de nombres propios que construyeron carreras legendarias, campeones mundiales, olímpicos, jugadores históricos de la liga bahiense y porteña. Pero solo León David Najnudel, junto al pequeño grupo que lo acompañó durante años en sus sueños ligueros, logró crear una obra que lo trascendiera, y cambiar definitivamente la historia del básquet en nuestro país. “León, reflejos de una pasión” se nutre de las voces de familiares, amigos y discípulos de León, y tiene el tono apologético que este prócer del deporte merece. Con sus relatos Adrián Paenza, Luís Bonini, Chiche Gornatti, Julio Lamas y Nene Najnudel, entre otros, realizan una sentida semblanza de este ilustre del deporte nacional, y cuentan anécdotas que nos permiten imaginar que la vida y obra de León son dignas de un biopic en un país donde lamentablemente no hay tradición de cine sobre basquetbol. Entre las fallas del filme se puede mencionar ciertos problemas en el sonido a la hora de grabar (seguramente por Skype) a Emanuel Ginóbili. Y el mayor acierto, cabe mencionar, se da al comienzo con el relato de Víctor Hugo Morales el día que, varios años después de la muerte de León, “los hijos de la liga” obtuvieron el logro más grande de la historia del deporte argentino, la medalla dorada en Atenas. La verdad es que me cuesta imaginar cual es el interés que este documental puede generar en un público completamente ajeno al mundo del básquet, pero para los que alguna vez disfrutamos de su Liga Nacional de Básquet, o fuimos a un estadio y lo vimos en la cancha, el filme genera una emoción que puede llegar hasta las lágrimas, porque a León David Najnudel nunca lo vamos a olvidar. Por Fausto Nicolás Balbi @FaustoNB
Alguna vez supe ver basket de adolescente y seguí en algún momento, al Ferro de León Najnudel, la leyenda de ese deporte en Argentina. Y lo recuerdo, al borde de la línea, dando indicaciones (es el día de hoy que me recuerdo en las primeras filas de asientos en el Héctor Etchart alguna noche), con su magnética presencia, siendo (en aquellos años, principios de los 80') ya uno de los entrenadores top de ese tiempo, un tipo amable, entrador e indudablemente, apasionado por su actividad. Todos lo respetaban. Todos lo reconocían. Era un líder de aquellos. Años más tarde, fue el hombre detrás del nacimiento de la Liga Nacional. Antes, en los 70', los mejores jugadores de basketball del país estaban diseminados y jugando en competenias locales. No se encontraban regularmente ni generaban interés por un torneo fuerte y federal. León, que era un visionario, entendía que para el desarrollo del deporte a alto nivel, los mejores necesitaban equipos competitivos y una estructura más fuerte donde todos tuvieran parte. Y no fue sencillo. Pero gracias a su lucha, su compromiso y su talento, logró mover los resortes para cohesionar a la opinión pública en su favor y conseguir dar un golpe de timón a la realidad del basket local para empoderarlo y generar el fogueo necesario para intentar pelear más alto en los podios internacionales. León lo hizo. Este documental de José Glusman (quien vuelve luego de la ficción "Domingo de Ramos"), es emotivo y completo. Encontraremos palabras de quienes más cerca estuvieron de él -Emanuel Ginóbili, Luis Scola, Chapu Nocioni, Julio Lamas, Iván Najnudel, Luis Bonini, Adrián Paenza, Víctor Hugo Morales, Alejandro Pérez y Marcelo Nogueira, entre otros- y mucho material de archivo que acompaña los relatos, plenos de alegría y fibra. Porque a León, había que recordarlo así. Ese es el mayor acierto del documental. No sólo está presente la faceta de estratega, entrenador y emprendedor, sino el carisma de su simpleza, la nobleza de su perfil y el compromiso con sus colegas y amigos. León era un grande de verdad. Inmenso, realmente. Y Glusman le hace un homenaje a su altura. Es difícil que se entiendan mis palabras sino tuvieron contacto con él. Por eso, recomiendo este doc para acercarse a una figura trascendental de la historia del deporte argentino. Porque para que tuvieramos Generación Dorada, hubo un León que tuvo que soñar antes cómo plasmarla. Un film imprescindible para los amantes del deporte y los que necesitan impulso para creer que todo sueño que conmueve, con sacrificio, puede llegar a buen puerto. Gracias Maestro, gracias León por tanto.
El texto de la crítica ha sido eliminado por petición del medio.
No hace demasiado tiempo que el básquet argentino ni soñaba con que algunos de sus jugadores iban a brillar en la NBA. Pero el básquet siempre fue aquí un deporte popular. Este documental narra la historia de León Najrudel, el hombre que organizó la Liga Nacional. Lo hace con garra y con humor, y es en el fondo la historia de alguien que tuvo ganas de hacer algo por lo que amaba y lo logró. Y se ve con el placer que causan las buenas historias. Está medio escondida en el Gaumont: busque el horario y vaya nomás.
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