Viaje al interior del tiempo En octubre de 2016 Luciano Nacci viaja con un amigo a Cuba haciéndose un montón de preguntas sobre la isla y su gente ante las que espera encontrar respuestas. Los caminos de Cuba (2019) es el registro de un viaje que se aleja de los centros turísticos para adentrarse en el interior de un país en permanente transformación. El documental, realizado independientemente y de manera austera, aunque no por ello descuidado visualmente, busca encontrar las respuestas que interpelan a su realizador a través del testimonio de un grupo de lugareños que conforman un recorte heterogéneo de la sociedad cubana. Campesinos, músicos, artistas son quienes prestan su voz ante las preguntas de un visitante que busca entender los por qué de un país único, que por momentos parece anclado en el tiempo, y por otros, como en salud, más adelantado a cualquier otro del resto del mundo. La geografía del lugar de por sí es un marco propicio para cualquier proyecto audiovisual, y si bien Nacci focaliza en las personas por sobre el paisaje, este complementa la narración ampliando el espectro social y contextualizando lo que se cuenta. Los caminos de Cuba busca encontrar las respuestas sociopolíticas sobre un país que a una sociedad sumida en el capitalismo le cuesta entender, y de la misma forma que le sucedió a su director más que respuestas surgen nuevas preguntas que en un solo viaje resultan imposibles de responder.
LOS CAMINOS POSIBLES DE LA REVOLUCIÓN En Los caminos de Cuba, el director Luciano Nacci recorre territorio cubano, alejándose de las grandes ciudades, de los turistas y de las voces oficiales, para acercarse a los ciudadanos de aquella isla y prestarles la oreja para que aporten su mirada sobre la vida en el país. En un documental sin grandes pretensiones, ni formales ni temáticas (de hecho el director confiesa en voz en off que no tenía idea sobre qué se iba a encontrar), lo que sobresale es la honestidad de esas voces desprovistas de intereses, y que se alejan por propia impronta de los lugares comunes que se le suelen adosar a un territorio repleto de preconceptos como el cubano. Los caminos de Cuba, por lo tanto, termina bien lejos de la posibilidad del documental ilustrativo a lo Wikipedia. Nacci toma su cámara y recorre Cuba, va de la ciudad al campo, para encontrarse con las típicas diferencias culturales que se dan entre los seres urbanizados y los que habitan el espacio rural. Los que viven en el campo se enorgullecen de la paz y la tranquilidad que encuentran en su hábitat, también de los beneficios que alcanzaron gracias a la Revolución, beneficios que son tanto materiales como políticos a partir de la tierra y de la propiedad. Los habitantes de la ciudad parecen resumirse para el documental en aquellos que se dedican a la música, los trovadores y los ejecutantes del son, de los ritmos callejeros que musicalizan los paseos por la tierra caribeña. Son personajes que transmiten una tradición, pero que además la piensan y la asumen: saben que aquello que hacen no se termina en ellos, sino que forma parte de una representación cultural que en su continuidad hace a la Historia. Pero en todos los casos lo que se observa es un sentido de pertenencia que se diferencia del nacionalismo tradicional en la forma en que la relación es más emocional que simbólica. Para Nacci lo de “los caminos” es no solo explícito por la forma en que recorre aquel territorio, sino metafórico en relación al destino que la isla imagina para sí misma según las decisiones que se van tomando. Ahora bien, con todo esto Los caminos de Cuba no pasa de ser un fresco ameno al que le falta la mirada de un director atento reflexionar a partir de lo que las imágenes y los testimonios dejan entrever. Por momentos pareciera como que Nacci no se anima a decir algo concreto sobre Cuba, sabiendo de antemano las tensiones que existen entre posiciones políticas y posturas ideológicas diversas. Esa mirada que exigimos y que surge en un momento, seguramente el más interesante de todo el documental: Los caminos de Cuba es muy claro a la hora de construir su dispositivo narrativo, los testimonios siempre toman centralidad, es decir, lo que se oye pertenece a quien aparece en cuadro. Sin embargo en una escena, el hombre que se encuentra en plano no emite sonido mientras en off escuchamos a una mujer (¿su esposa?) destacando los logros de la Revolución. La interferencia que se da entre el discurso oral y el visual es una puesta en crisis más que interesante, y que revela las contradicciones que en ocasiones se dan en un espacio como el que representa Cuba. En esos momentos se nota la presencia de un director y de la capacidad del lenguaje cinematográfico para capturar algo que resuena más allá de los caminos que Nacci elige entre Los caminos (posibles) de Cuba.
Se estrena comercialmente en Cine.Ar el 6 de agosto. Cuba nos une en extranjero suelo, Tantos fueron y son los apasionados aventureros que tienen por destino la joya del Caribe, este relato es uno más, que con humanista modestia, se embarca en un mar de incógnitas en búsqueda de asir una simple respuesta. Construido como un diario de viajante, el documental de Luciano Nacci entrega momentos de sublime belleza y relatos pregnados de lucidez. Auras de Cuba nuestro amor desea: Comprometidos con llevar la cámara más allá de las postales la película migra continuamente de la ciudad al campo. El contraste es significativo y concluyente; Cuba es colores y fiesta, ciudades donde la vorágine contemporánea desacelera entregado tiempo a la música y el baile en sus veredas. El testimonio de los músicos consolida una generación que anuncia su relevo, satisfechos con su misión se saben auténticos portadores del son. Cuba es tu corazón, Cuba es mi cielo, Los ojos miran a cámara, prístinos portales al selvático terruño. Los relatos de la vida del campesinado entregan notables reflexiones, cargados de sentir y bellas palabras. Las meditaciones sobre su hacer constituyen los testimonios más pujantes de la Revolución. Héroes del pueblo, nunca serán monumento, su sentir es el del propio peso del trabajo bajo el sol. Hombres y mujeres, ancianos y niños que sudan tradición, que se saben parte del proceso de labor. El cuerpo se rompe, se destruye como lo hacen todas las herramientas al trabajar el suelo del que provienen. Cuba en tu libro mi palabra sea. Revolución se cristaliza junto a tradición, el dialecto tan rico y antiguo, el cultivo y la crianza de animales, el tejido y la música popular son estandartes de lucha. Sus testigos son emblemas vivientes de una Revolución vibrante que nos emociona y convoca. Salud a la gran virtud de los realizadores de esta cinta, jóvenes entendidos en el espíritu de trabajo Latinoamericano. LOS CAMINOS DE CUBA Los caminos de Cuba. Argentina, 2019. Dirección y guion: Luciano Nacci. Director de Fotografía: Pablo Franco. Sonido: Luciano Nacci. Montaje: Luciano Nacci. Duración: 61 minutos
Crítica del documental “Los caminos de Cuba” Jueves de estreno en Cine.ar. Lautaro Franchini Hace 16 mins 0 3 Pequeñas historias, humildes y conservadoras. Diferentes voces, lugares y personalidades. “Los caminos de Cuba”, a cargo del director Luciano Nacci, es un alegre y simpático documental que se aleja de la ciudad de la Habana para conocer el día a día de aquellos trabajadores que disfrutan de la armonía de un país libre. Familia y salud, con eso basta para ser feliz. Estreno hoy en Cine.ar. Por Lautaro Franchini. Tranquilos y en paz. Sin pretender grandes lujos. Aprovechando los recursos que poseen. Gozando de buena salud y unidos en familia. Todos piensan igual, viven armoniosamente, sin prestarle tanta atención a la tecnología, con algún instrumento en mano y charlando un poco de política. Así pasan los días la gran mayoría de los cubanos, en especial los de afuera de la ciudad. Nacci, quien emprende el viaje junto a su cámara, recorre diversos puntos del país para presentarnos a quienes están más allá del ruido y el barullo de la Habana. Campesinos que trabajan arduamente bajo el sol, coloridos músicos que cantan y bailan a toda hora, beisbolistas que trascienden las barreras del deporte enseñando valores, y artistas de grabado, pintura y fotografía que resaltan con sus obras. Parte de las tantas voces que aparecen en el largometraje. Los caminos podrían ser distintos, pero lo llamativo del film es que la gran mayoría comparte los mismos ideales, amor y patriotismo por Cuba. Reconocen que para ser felices no hace falta buscar grandes cosas, con tener una familia unida y una buena salud, alcanza. Parte de esto, se lo agradecen a la revolución comandada por Fidel Castro hace más de 60 años atrás. A quien muchos lo adjudican como un prócer, un salvador al que le estarán en deuda de por vida. Puntaje 75/100.
Documental que decide transitar una Cuba tierra adentro en la que los campesinos, artesanos y ciudadanos prefieren la tranquilidad del campo para vivir y rechazar el asedio y vértigo de las grandes ciudades. En su clásica propuesta, que además prefiere reforzar conceptos de manual, se termina perdiendo una posibilidad de narrar el presente de un pueblo que resiste y lucha.
A partir de un viaje realizado en Octubre de 2016, a casi 60 años de la Revolución, Luciano Nacci se adentra en territorio cubano a la búsqueda de las pequeñas historias de sus habitantes, que irá acompañando con su propia voz en off –que utiliza más que discretamente, en los momentos oportunos y necesarios- y le irá dando relevancia a cada uno de los testimonios que van surgiendo a medida que avanza en el recorrido, los que van armando ese rompecabezas, ese caleidoscopio de la vida de la isla que no solamente hablará del aquí y ahora, sino que se involucrará con un mirada al pasado que nadie parece dejar atrás porque forma parte justamente de su esencia, pasando por la revolución y por lo que otras voces, más disidentes, llamarán dictadura. El formato que encara Nacci tiene un sesgo predominantemente didáctico y si bien no lo hace exclusivamente con un espíritu enciclopedista y pedagógico, visita en forma prolija cada uno de los ítems que se deben recorrerse para sentir que se han abarcado todas sus aristas, sin abandonar demasiado las estructuras propias de un libro de texto, lo que de todos modos utilizado eficazmente –como en este caso- es lo que hace que el documental logre su objetivo. Así se detiene tanto en la ciudad como en el campo, en su música, en la cultura, en el sentido que tiene para cada uno de ellos la revolución, escuchamos con orgullo hablar del sistema de salud y de los progresos que se han dado a nivel social y todo se fusiona con el ritmo propio de esa geografía, con una alegría a flor de piel que tienen todos los entrevistados y que tiñe de una sensación de júbilo a todo el documental. Testimonios unidos por la Historia, por un marcado sentido del territorio y de la pertenencia, el fuerte lazo que sienten con el significado más profundo de la Patria: venerar el suelo donde uno ha nacido, dar lugar a la emoción y al sentimiento. También sueñan con viajar y con conocer otros lugares, pero siempre con la idea de volver al origen, sin despegarse por completo de ese territorio tan querido –como también lo vemos en el testimonio de un entrenador de béisbol con una profunda lealtad a su patria-. Al final del recorrido, en ese avión que devuelve a Nacci a Buenos Aires, sentimos que nos hemos adentrado un poco más en la magia, en el sabor, en la rítmica música de Cuba –expresiones tangencialmente atravesadas por tensiones políticas e ideológicas que también tienen su espacio dentro de este trabajo-, un lugar diferente a todo, que por momentos parece detenido en el tiempo pero al que irremediablemente, uno se promete volver para reencontrarse con toda esa frescura, esa bonhomía en su gente, que tan bien se retrata en los testimonios de cada una de las voces que dan vida a “LOS CAMINOS DE CUBA”.
El documental de Luciano Nacci es un diario de viaje. Comienza con el ala de un avión que sobrevuela el suelo cubano y se interna en su tierra y sus costumbres. La Cuba que recorre Nacci escapa a los hitos turísticos, a los paisajes conocidos y también a la historia ya escrita. Su vocación consiste en develar esos rostros y presencias que no siempre están a la vista, atender a sus contradicciones, explorar junto a ellos su propia experiencia como visitante. Es esa primera persona la que define su aproximación a ese mundo, que halla mejor expresión en la atención a las manos de los artesanos cuando tejen el yarey, en la decisión de filmar las esquinas de los bulevares de Cienfuegos o la luz del atardecer sobre los campos de Viñales, antes que en la intervención de las fotografías o las declaraciones de una voz insistente. Quizás el mayor obstáculo para la experiencia del espectador sea esa voz en off, invasiva y algo didáctica, que condiciona la libertad que ofrecen las imágenes.
En 2016 el cineasta Luciano Nacci viajó a Cuba para hacer una exploración documental sin un plan demasiado organizado de antemano. Llegado a La Habana con una cámara y un director de fotografía amigo, no tomó los caminos más esquemáticos para documentar. Por ejemplo, una de las primeras cosas que hizo fue ir al campo a descubrir la vida de los “guajiros”, incluyendo algunos ancianos que aún recuerdan la dictadura de Batista y lo distinta que fue su vida a partir de la revolución (también hay una opinión en contrario, de un entrevistado que prefirió no aparecer en cámara). Pero aunque la política se entrometa siempre en estos ”Caminos de Cuba”, su fuerte son las atractivas imágenes de paisajes urbanos o campestres, y las historias curiosas como las del entrenador de un equipo de béisbol, artistas plásticos, y sobre todo músicos callejeros, expertos en el “son” y el bolero, que narran cosas pintorescas y a veces divertidas, y en todos los casos genuinas. La fotografía y la calidad del sonido son excelentes, y lo más flojo son los no demasiado sustanciosos comentarios en off del director. Lo que no tiene desperdicio es la música que domina todo el film.
La Cuba Oculta Luciano Nacci se aleja de la Cuba turística para adentrarse en las profundidades de la isla y mostrarnos un lado distinto, con diversos retratos dignos de ver y recordar. Los caminos de Cuba (2019) rescata la voz de algunas personas que cuentan el día a día de su país y la gran transformación que se está llevado a cabo en Cuba desde hace unos años. Estos personajes nos abren su historia y nos permiten participar en ella, nos hablan de sus pasiones, sus amores, sus tristezas. Todos ellos con historias y ámbitos culturales diferentes pero todos atravesados por la lucha revolucionaria y la identidad. Si bien el documental está construido a partir de una estructura clásica, con entrevistas, testimonios, voz en off e imágenes de archivo exquisitamente manipuladas, hay algo en la manera de narrar del director que nos genera empatía y nos sumerge en la vida de cada uno de los personajes con los que se va cruzando. Es inclusivo, amistoso y su curiosidad nos invita a querer participar en la búsqueda de respuestas. Asimismo, la música cumple un rol importante dentro del film, no solo porque genera conexión con la audiencia y los personajes, sino porque también es parte fundamental en la cultura y tradición cubana, la cual sigue buscando y reafirmando su identidad 60 años después de la revolución. “Por todo esto, recomiendo Los caminos de Cuba al ser un documental que te guía de manera entretenida por sus rincones más profundos, al mismo tiempo que explora sus raíces y su historia a partir de las vivencias de los propios ciudadanos”.
Esas historias que no se muestran Luciano Nacci, el realizador de este documental, emprende un viaje junto a un amigo, su cámara, y algunos corbateros, hacia la gran isla revolucionaria: Cuba. En este viaje, el director buscará obtener algunas respuestas a través de entrevistas personales con los habitantes de la isla. La diferencia que reside en Los caminos de Cuba con otras películas al momento de ir en búsqueda de historias, es que los realizadores toman la decisión de alejarse de las ciudades más reconocidas (como lo son La Habana y Varadero) para hacer foco sobre todo en los lugareños que se encuentran alejados de la parte más turística de la isla. Estas personas pertenecen al sector más pobre del país, y es por ello que el documental encuentra su riqueza en escuchar estas voces, voces atravesadas por la lucha revolucionaria y por su identidad como cubanos. Este es un documental que al centrarse en las pequeñas y varias historias que pueden ofrecer las personas más humildes, encuentra una salida cargada de pasión y encanto que emanan aquellos personajes que en determinado momento se encuentren relatando: sea campesino, músico o artista. Como espectadores nos sentimos participes de sus historias, comprendemos sus amores, sus pasiones y sus tristezas. En sus miradas vemos el recuerdo, los días que no volverán; en sus voces, destacamos el anhelo por conservar su identidad. Y son estos relatos tan personales los que abren un portal de sentimientos cargados de emoción, nostalgia u amor que condimentan un film que, al momento de pegar el gran salto, se conforma con lo conseguido y decide clavar los frenos. Aún así, lo conseguido no es chiste; y por ende, Los caminos de Cuba se termina destacando como una película personal (bajo una leve forma de “diario de viaje”) que da lugar a relatos que en su vida se habrán imaginados con formar parte de un film. La pregunta que se busca responder: ¿Qué es Cuba? Tal vez nosotros no tendremos la capacidad ni la comprensión para contestar semejante pregunta; pero un conjunto de voces cubanas buscan intentarlo. Como siempre, desde la sencillez. Y con el orgullo intacto de ser cubano.
Audio emitido en el programa radial "Ya fué" por Cítrica Radio.
Los caminos de Cuba (2019) no contextualiza lo anecdótico del arte caribeño con la revolución histórica tan mencionada desde el comienzo. Sin embargo, el recorrido geográfico del realizador Luciano Nacci descubre complicidades con sus entrevistados. La tibieza política, el uso excesivo de las llamadas ‘cabezas parlantes’ y un diseño sonoro ambiguo son problemas coyunturales. Funcionarían si Nacci hubiese hallado un vínculo entre el pasado del país y el presente del viaje hecho en 2016, año en el que murió Fidel Castro. De todas maneras, ese quiebre troncal no impide que la cámara atienda a las inquietudes de individualidades atravesadas visualmente por líneas curvas, perpendiculares o verticales al fondo del plano. Esta composición tan recurrente en el transcurso de la obra no es una paradoja frente a la liviandad revolucionaria, ni una casualidad estética. De hecho, cuando llegamos a los minutos finales de esta ópera prima estrenada este jueves en CINE.AR, entendemos que esas líneas componen una inquietud anímica sugerida mas no articulada hasta llegado el final. Cómo se define la felicidad en este país caribeño. La pregunta parece ligera, incluso lugar común. Pero las respuestas de los entrevistados inquietan. Son ellos quienes nos vienen hablando de sus trabajos, sus enfermedades y las costumbres que defienden pero ya están perdidas. Y ellos mismos niegan la existencia de la felicidad como un absoluto. Considerando que Cuba es tan asociada con la alegría caribeña, estas negativas sorprenden. Además el contexto histórico apenas está mencionado e ilustrado con fotos de archivo, por lo que no esperaríamos que la obra vire a estos paraderos de una felicidad incierta. Sorprende más todavía cuando el documental apenas bordea lo traumático del pasado revolucionario con un entrevistado que por decisión propia, no aparece en escena. Esto nos sugiere que las secuelas históricas siguen siendo vistas como un fantasma minoritario del que apenas intuimos su efecto. Si consideramos otro detalle de los fondos donde están los entrevistados, las crisis se vuelven más visibles en la obra. Casi todos los que hablan tienen una pared detrás, como contenidos o cercados no por lo que dicen, pero sí por su contexto. Ahora, todo esto se intuye en el nivel visual pero se difumina en el sonoro. La recurrencia de música, cantos de pájaros y tantas voces hace que se confunda la fuerza simbólica de estos planos. Incluso cuando el diseño de sonido opta brevemente por el silencio y graba la fisonomía de sus entrevistados luego de mencionar la muerte del ex líder Fidel Castro, tal decisión dura demasiado poco como para sugerir un descanso auditivo. Por momentos, parece difícil sacudirse la impresión de que Nacci está haciendo turismo de los logros revolucionarios. Aún si esta es su búsqueda, válida más allá de irresponsabilidades históricas; hay escenas donde se siente un interés genuino por las raíces de sus padres, origen que él mismo menciona como narrador.
Según cuenta su director Luciano Nacci, este documental se filmó durante 45 días recorriendo la isla cubana. Al alejarse de las ciudades más identificadas y concurridas por el turismo como La Habana, Varadero o la zona de Los Cayos, el foco estuvo puesta en zonas rurales, donde los entrevistados cuentan sus recuerdos y presente con la sencillez de la vida cotidiana. En un formato muy tradicional donde se suceden los testimonios y hay muy poco de relato, estos anti-héroes abren las puertas a lo cotidiano, los recuerdos, las frustraciones y hasta una mirada crítica que se hace desde el anonimato. Artesanos, agricultores, amas de casa, dueños y arrendatarios, músicos y cantantes que en general halaban la Cuba de hoy.
Llega a la plataforma Cine.Ar Estrenos el documental Los caminos de Cuba, dirigido por el argentino Luciano Nacci. La película tuvo su paso por distintos festivales, tanto nacionales como internacionales. Cuba es un país respecto al que rara vez hay medias tintas. Algunos lo aman. Otros, en cambio, lo aborrecen. Siempre va a depender de con qué ojos políticos se lo mire. Luciano Nacci inició un recorrido por este país. Allí decidió entrevistar a sus residentes, quienes cuentan cómo es el día a día en este lugar caribeño y cómo se llegó a la actualidad. Los personajes, además de darnos sus puntos de vista respecto a la situación de Cuba (y el pasado de la isla), también se abren ante las cámaras para contarnos sus propias vidas. El director, a través de las voces de los distintos entrevistados, busca responder ¿qué es Cuba? Para ello se apoya, principalmente, en la gran revolución cubana y la transición hacia el hoy, con las famosas políticas de apertura. Si bien es una pregunta que obtendría diversos tipos de respuesta, no es lo que finalmente ocurre en este documental. Los caminos de Cuba apunta básicamente hacia una única dirección y las elecciones que se toman lo dejan en claro. Siendo un documental que busca enseñarnos la historia de Cuba y su transición hacia el hoy, se apoya muy poco en documentos, testimonios oficiales y otros tipos de materiales que nos aporten esta información. Si bien hay alguna que otra imagen de archivo, realmente no aporta mucho a la cuestión, mas allá de algo meramente estético. El hecho de que tampoco se haga hincapié en tomas generales, que nos dejen ver realmente la isla, tampoco ayuda. Los planos generales, básicamente, brillan por su ausencia (los presentes realmente no muestran más allá de una toma prolija, centrada). Este tipo de imágenes no sólo aportarían algo desde lo estético, sino que también nos llevarían como espectadores a recorrer, junto al cineasta y sus entrevistados, “los caminos de Cuba”. Los caminos de Cuba es un documental que, irónicamente, se queda a medio camino a la hora de explicar qué es Cuba, qué fue su famosa revolución y en qué punto se encuentra en la actualidad.