El eslabón perdido, recuperado Películas que rescatan a pura nostalgia una banda olvidada, documentales más o menos rimbombantes de backstage y concert movies centradas en giras de regreso sinceramente hay muchas, no obstante Los Knacks: Déjame en el Pasado (2019), dirigida y escrita por Mariano y Gabriel Nesci, consigue la doble proeza de aunar las tres vertientes y de hacerlo muy pero muy bien, a lo que por supuesto se suma el objetivo de base de exorcizar los fantasmas del grupo de turno, una banda argentina que surgió en plena efervescencia de la beatlemanía de fines de la década del 60 aunque en realidad le debe más al agite garage de los primeros The Kinks y The Animals, en esencia una rareza que sonaba como los Dioses y que por el hecho de no comprometer su visión artística terminó separándose cuando la horrenda dictadura de Juan Carlos Onganía prohíbe que los artistas locales canten en inglés. La alineación original de Los Knacks, unos jovencitos de colegio secundario en aquella época, era Oscar “Robbie” Paz (batería), Carlos “Charly” Castellani (voz y guitarra), Armando “Armi” Aschenazi (voz y guitarra), Vicente “Chito” Bulotta (teclados) y Eduardo “Mossy” Mykytow (bajo), muchachos que justo cuando estaban grabando para la EMI Odeón su debut discográfico -producto de un éxito incipiente y muchos shows cada vez más grandes- pasan a engrosar las listas de músicos prohibidos por el régimen militar en el poder. El documental explora cómo unos 40 años después de aquel desenlace prematuro, ese mismo que derivó en el abandono del rock de casi todos los integrantes, los señores se enteran que en Europa se transformaron en una banda de culto porque alguien pirateó el material de estudio archivado y lo editó junto a todos los bellos singles que le precedieron. Desde ya que la noticia genera un inesperado revuelo en la vida de los hoy casi ancianos y dispara recitales, un nuevo álbum e intentos varios de retomar esa trayectoria musical que fue dejada de lado sin meditar en las consecuencias a futuro, circunstancia que asimismo permite a los realizadores analizar la perspectiva desde la cual los músicos encaran esta segunda oportunidad y los cambios operados a nivel de la sociedad y el propio aparato mainstream de la execrable industria cultural, dos rubros en los que se ningunea a la vejez en pos de entronizar una construcción marketinera de una juventud algo mucho baladí y también descartable, todo desde criterios vinculados a un cinismo caníbal espantoso típico de la nueva fase del capitalismo en vigencia. Los Nesci dejan hablar a estos rockeros de vieja cepa para que queden en primer plano unos sueños que no se condicen con la realidad ni remotamente, sobre todo en lo que respecta al anhelo de una masividad homologada a la televisión, los videoclips y la misma venta de discos físicos, tres ítems en franca decadencia en tiempos de distribución virtual y un “boca a boca” más o menos direccionado desde la publicidad omnipresente y la vigilancia vía buscadores web y redes sociales. De todas formas, vale aclarar que el enfoque es muy respetuoso y sensato porque no juzga ni se burla de los inevitables anacronismos y celebra la garra y alegría que anidan en su porfiado seno. Esta meta de recuperar un eslabón perdido tiene menos que ver con la melancolía de los consumos culturales burgueses contemporáneos que con la resignificación y puesta a punto de la importancia de la vocación como horizonte autotrazado con el cual convivir a diario, eje que permite desarrollarnos ya sea en trabajos individuales como puede ser escribir una canción o colaborativos por antonomasia como tocar en una banda de rock. Contra todo pronóstico los directores no hacen tanto énfasis en el carácter de pioneros de Los Knacks y optan en cambio por seguirlos a lo largo de toda esta última década -la etapa del regreso- y los mil problemas e impedimentos que tuvieron que sobrellevar ante la indiferencia de un circuito musical que no entienden del todo y que los maltrató a pura idiotez e ignorancia. Más allá de la presencia de infaltables del enclave del rockumentary autóctono como Alfredo Rosso y Claudio Kleiman, el film también se destaca por la participación del genial Carlos “Cali” Molina, un coleccionista de vinilos y principal fan declarado del grupo, una figura fundamental en el “operativo retorno” gracias a la ayuda financiera y moral brindada. Quizás lo más valioso que ofrece la película es el retrato del proceso que atraviesan los señores desde centrarse en la utopía del reconocimiento hasta la aceptación de la plenitud que es intrínseca al buen arte, ese que llena el alma por su sabiduría y riqueza conceptual…
“LOS KNACKS: DEJAME EN EL PASADO”, es el nuevo trabajo de Mariano y Gabriel Nesci que toma la historia de la que fuera la mejor banda beat argentina que, en un determinado momento, arrancó con un enorme potencial y cuando sus integrantes pensaban que el fenómeno explotaría, en el preciso momento en que estaban grabando su primer disco con temas de su autoría, un decreto de un gobierno de facto –la prohibición por parte de Onganía de que se difundiese música en inglés- los deja completamente fuera de circulación. Ese disco que se había grabado para la compañía EMI –curiosamente, la misma disquera que la de los Beatles- nunca llegó a editarse en nuestro país, justamente a raíz de ese decreto. Pero misteriosamente, y sin que sus integrantes lo supiesen, estas cintas de alguna manera llegan a Europa y son editadas y comercializadas de forma tal que este grupo completamente desconocido en la Argentina, comienza a venderse en las principales disquerías de Estados Unidos y Europa con un formato de Antología. Más de cuarenta años después de haberse realizado estas grabaciones originales, un blog independiente despierta cierta curiosidad en uno de los directores y lo lleva a ese disco que comenzó a venderse en el exterior hasta llegar a convertirse en un disco de culto: un disparador que es una pequeña rareza, y el germen de una historia que merece ser contada. “Los Knacks” aparecen en las bateas de cualquier pequeña disquería de Londres, Barcelona, Sevilla, Grecia, Holanda o Estados Unidos para deleites de clientes y coleccionistas y buscadores de excentricidades musicales. Después de todo este tiempo sin verse y con más de 60 años en sus espaldas, los integrantes de “Los Knacks” quisieron volver a reunirse, a intentarlo, a ensayar nuevamente juntos y es exactamente en ese momento donde la cámara de Nesci capta esa absoluta complicidad donde el tiempo pareciese no haber transcurrido. Los acompañan en ese nuevo viaje, se embarcan en sus nuevos sueños como volver a tocar en vivo, grabar un nuevo disco e intentar esa popularidad que acariciaron en sus presentaciones televisivas casi medio siglo atrás y que aún hoy sigue siendo un gran pendiente en cada una de sus vidas. Justamente el cine de Nesci está atravesado de alguna manera por la música y, en sus ficciones anteriores como “Días de Vinilo” o “Casi Leyendas”, la banda de sonido marca el ritmo de la historia y de los personajes. Pero más que la música en sí misma, lo que es atractivo en esta historia es el retrato de cómo los artistas no ceden frente a las adversidades. También se había mostrado claramente en la serie televisiva “Todos contra Juan” en donde nada parecía hacer que el protagonista se diese por vencido. En este mismo sentido, la música es para “Los Knacks” su pulsión vital, su fuerza de vida, un motor para que las cosas sigan funcionando, para no perder los sueños, para darse una nueva oportunidad. Y justamente el documental llega a conmover al espectador porque Mariano y Gabriel Nesci, bucean hasta la fibra de las emociones, internándose no solamente en la historia general de la banda, sino en la vida de cada uno de sus miembros en particular, compartiendo de alguna forma u otra, su cotidianeidad y su intimidad. Con más de 300 horas de material filmado y nueve años de acompañarlos en este proceso, es realmente faraónico el trabajo de edición realizado por Alberto Ponce y Mariano Nesci para resumir en menos de dos horas, todos los acontecimientos que fueron sucedieron en el corazón de la banda a partir de la aparición de ese disco del que ni ellos sabían de su existencia. Así aparece el que iba a ser su último disco (“Last Stand”, 2012), nuevos recitales, una reveladora presentación en un concurso televisivo, shows que siempre se plantean como una despedida… pero siempre hay más, siempre aparece algo nuevo: la fuerza de la música que impulsa a Los Knacks, pareciera ser inagotable. Los hermanos Nesci aciertan en el tono del relato, nostálgico y potente, íntimo y sencillo, que van narrando con una fluidez digna de una ficción, en donde los propios protagonistas van generando –casi involuntariamente- material para que la trama fluya y sigan abriéndose nuevos episodios casi sin que los directores tengan que hacer ningún esfuerzo más que poner la cámara el momento justo y ser testigos de cada uno de los acontecimientos que a esta altura de la vida, les tiene deparado el destino a cada uno de los integrantes –tomando una inteligente distancia para perderse detrás de la cámara y dejar que cada uno de los Knacks tenga su particular lucimiento-. Cuando ya parece que el documental va cerrando y la banda se va despidiendo, en una especie de epílogo anticipado, aparecen algunos momentos dolorosos que permiten mostrar una vez más el poder sanador que tiene la música en cada una de sus vidas, lo que los sostiene frente a la adversidad. Una historia de sueños, de frustraciones, de deseos, del poder de la amistad, de las ganas de seguir nutriéndose de la música a pesar de todo. Una película de un reencuentro, del paso del tiempo, una invitación a no bajar los brazos y una cámara como la de los hermanos Nesci que envuelve a estos personajes humanos, queribles, entrañables, para contar una de las historias documentales mejor contadas del año y que ha sido merecedora del premio a la mejor película en la Sección Banda de Sonido Original en el 33º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. “LOS KNACKS – DEJAME EN EL PASADO” es claramente uno de los mejores trabajos del año dentro del documental, una de esas películas deliciosas, imperdibles, altamente recomendable.
Fecha de vencimiento para soñar Los Knacks: Déjame en el pasado (2018), explora en un largo recorrido los costados profesionales y humanos de una banda argentina que logró lo que pudo, a pesar de las expectativas de sus integrantes. Los directores Mariano y Gabriel Nesci se encuentran con Los Knacks, un grupo de jóvenes que a fines de los 60 cantaban rock en inglés subidos a la ola estilística de The Animals o los Beatles, pero en Argentina. El documental comienza contando la corta historia de esta banda que tuvo que poner en pausa su escalada cuando la dictadura de Onganía impuso un carácter estético más nacionalista y suprimió la posibilidad de que Los Knacks siguieran cantando en inglés. Esta pausa se transformó en décadas y estos directores llegan, no solo para reconstruir su pasado, sino también para conocerlos y seguirlos en un extraño intento por volver al ruedo. Las anécdotas, curiosidades con lo divertido y vertiginoso del recuerdo, toma otro sentido cuando la película profundiza sobre las grietas nostálgicas de ese deseo que aún añoran. Sentirse como un joven de veinte años y palpitar las mismas pasiones que en aquel entonces choca de una forma abrupta con la realidad de un físico de más de sesenta años. ¿Qué pasa cuando el cuerpo marca la cancha? Cuando se cae en la cuenta de que el deseo más fuerte no puede contra la imposibilidad más concreta y dura. El mundo parece ponerle una fecha de vencimiento a la posibilidad de soñar de estos hombres. La película madura minuto a minuto y va retratando capa por capa de una realidad que va mas allá de la finitud profesional, sino que es sobre lo finito de la vida humana y la incógnita de cómo vivirla. La vejez y la juventud dialogan a lo largo de la vida entera, se resignifican, se interpelan sin pausa y en constante retroalimentación. Los Knacks: Déjame en el pasado hace un recorrido de maduración igual que sus personajes. Va cambiando y transitando ese mismo proceso de reflexión mientras sucede.
Dirigida por Mariano y Gabriel Nesci, el film presenta una banda que quedó en el olvido: “Los Knacks”, filmada como un documental que cuenta como un grupo de jóvenes que comenzaron la aventura de cantar canciones en inglés en el Colegio Secundario recorrieron el difícil camino de la música. Siguiendo los pasos de “Los Beatles”, Los Knacks, intentaron emular al famoso cuarteto y surgieron en la misma década. Ya habían empezado a hacer shows con relativo éxito, especialmente en Mar del Plata donde tenían su legión de fanáticos y también cantaron en televisión con cierto suceso. Cuando todo parecía ir en escala ascendente, llegó la mala fortuna...ya que cuando asumió Juan Carlos Onganía, él mismo Presidente prohibió que los grupos de nuestro país canten en inglés y Los Knacks pasaron a estar en la lista negra, es decir, prohibidos. En vez de aceptar cantar en español (ellos decían que sus canciones eran para ser cantadas en inglés) e intentar seguir en el rubro, los integrantes, Oscar “Robbie” Paz (batería), Carlos “Charly” Castellani (voz y guitarra), Armando “Armi” Aschenazi (voz y guitarra), Vicente “Chito” Bulotta (teclados) y Eduardo “Mossy” Mykytow (bajo), decidieron separarse y terminar allí su corto camino. Ya habían grabado un disco debut para EMI con canciones propias, que quedó en el olvido. El mismo nunca llegó a editarse pero misteriosamente llegó a Europa, entonces sus simples o directamente el disco entero estaba en ciudades como Holanda, Barcelona y Grecia, además de Estados Unidos. Luego de la separación cada uno siguió su camino hasta que alguien descubre el material en distintos países del viejo continente y ésto llega a sus oídos. Mucha gente los conoce y son casi una banda de culto. La noticia genera un revuelo y una inyección de vida en todos los integrantes que se juntan después de muchos años sin verse. En un segundo intento se reúnen e intentan volver al ruedo con recitales y grabaciones nuevas, pero la edad y la energía ya no es la misma. El documental cuenta con las palabras de especialistas como Alfredo Rosso, entre otros. También participa el fan número uno de la banda, “Cali” Molina, quien coleccionó objetos insólitos y únicos del grupo y los ayudó en el camino de la vuelta tanto económicamente como espiritualmente. Vuelven a tocar en vivo varias veces a pesar de todo y contra todo. Ya nada es igual a la época en la que llenos de juventud, tenían el empuje necesario. La industria cambió, la gente no los conoce y ellos no son los mismos. Sin spoilear todo lo que va a suceder con cada uno de los integrantes, es una historia bien filmada, interesante, que nos muestra que a pesar del tiempo y las adversidades, se puede. Sobre todo, por amor a la música, a su eterna amistad y al placer de estar juntos. ---> https://www.youtube.com/watch?v=Uy4TRj-iy0o GENERO: Documental . DIRECCION: Gabriel Nesci, Mariano Nesci. ORIGEN: Argentina. DURACION: 107 Minutos CALIFICACION: Apta todo público FECHA DE ESTRENO: 07 de Noviembre de 2019 FORMATOS: 2D.
Para ser breves (pueden googlear o buscar en YouTube) Los Knacks fue una banda émula de los Beatles que surgió en 1963 del encuentro de un par de quinceañeros en el Colegio Nacional Pueyrredón. Cuatro años más tarde fueron descubiertos por Gustavo Lipekester, productor de Phillips, y se convirtieron en un veloz fenómeno popular (shows cada vez más grandes, apariciones en televisión). Sin embargo, justo cuando estaban por editar su primer disco (ya habían grabado varios singles), una ordenanza de la dictadura de Onganía los puso en una lista negra por cantar en inglés. Para 1970, el sueño había terminado y el grupo se disolvió. Flashforward a 2010. Los integrantes se reencuentran de forma casual y empiezan a descubrir que Los Knacks se han convertido en una banda de culto en los lugares más recónditos del planeta ¿Qué ocurrió? Aparentemente alguien robó las cintas de aquel fallido longplay, lo editó y el mismo se empezó a vender muy bien en el exteror. La cámara viaja por disquerías de todo el mundo y los vinilos no tardan en aparecer en las bateas o los depósitos (tampoco escasean sus fans). Tras ese prólogo veremos que Los Knacks se reúnen con algún cambio de integrantes, con nuevos conciertos y grabaciones que no resultan como lo habían pensado. No conviene adelantar nada más, pero lo cierto es que Mariano y Gabriel Nesci los siguieron durante casi una década en la intimidad y sobre los escenarios (también, ya septuagenarios, con sus achaques de salud). Película sobre segundas oportunidades, sobre los sueños (los delirios de grandeza) que se chocan contra la cruel realidad, sobre los prejuicios en el rock (y en la vida) contra los viejos, sobre las miserias del negocio vs. lo genuino y lo vocacional, sobre las amistades que se mantienen (o recuperan) en el tiempo, Los Knacks: Déjame en el pasado es un trabajo que “dialoga” con la obra previa de ficción de Gabriel Nesci, como Días de vinilo y Casi leyendas. El humor negro (autoparódico e irónico) de los propios integrantes de la banda resulta un bálsamo contra el patetismo en el que podía haber caído el documental, que se las ingenia muy bien para reconstruir el pasado de la banda casi sin contar con material de archivo de los '60 y sintoniza con los distintos estados de ánimo (de la euforia a la depresión) de estos encantadores viejitos rockeros que -cuando parecen están en la quiebra anímica y financiera- sacan recursos de donde no los hay. En ese sentido, es muy valiosa la aparición en distintos pasajes de un coleccionista y fan de la banda que en algunas épocas hasta se transformó en mecenas. La opinión de legendarios periodistas de rock como Alfredo Rosso y Claudio Kleiman aportan algo de contexto, pero el eje del film, su corazón, su alma, pasa por las historias de vida de estos músicos que pudieron ser estrellas y terminaron estrellados, que mostraron el talento y en algunos caso la perseverancia, pero nunca contaron con el timing ni la suerte que otros artistas menos dotados si tuvieron. Casi leyendas.
He aquí una historia de hermosos perdedores. Entre 1967 y 1970, Los Knacks se destacaron en la incipiente escena del rock nacional: con Los Beatles como espejo, durante tres años se lucieron con sus composiciones originales en inglés. Iban en ascenso y todo indicaba que la fama y la fortuna los esperaban ahí nomás. Pero tuvieron problemas internos y la dictadura de Onganía firmó su sentencia de extinción cuando prohibió la música que no fuera en castellano. Cuarenta años después de su separación, el quinteto vuelve al ruedo para que se cumplan aquellas promesas de la juventud. Mariano y Gabriel Nesci hicieron un paciente trabajo de seguimiento de la reunión de estos queribles antihéroes, registrando sus vivencias durante ocho años. El humor y la melancolía están entremezclados con maestría y sensibilidad extraordinaria en esta película que tiene pasajes desopilantes, pero sin que los directores hayan abandonado jamás el respeto y el cariño. Nunca caen en la tentación de burlarse de sus criaturas. Este cuento incluye una módica knackmanía; un hit (un cover del Submarino amarillo); canciones con títulos como Me siento mal y deprimido o Veinte años debajo de un felpudo; un único fan, coleccionista de memorabilia de la banda, devenido mecenas; videos de archivo del tecladista hablando en TV de su club de swingers o del guitarrista imitando a Frank Sinatra en bodas. También una manager chanta, una amarga incursión por un reality conducido por Bebe Contepomi y la insólita circulación de las copias de un disco pirata de Los Knacks por disquerías europeas. Enseguida queremos a estos cinco personajes que, con una ingenuidad conmovedora, parecen haber permanecido criogenizados durante cuatro décadas para despertar sin tomar conciencia de los cambios que hubo en el mundo. Porque Los Knacks volvieron con la ilusión de llenar estadios tocando aquellos buenos temas que algunos escucharon en los ’60. Y, aunque saben reírse de sí mismos, están perplejos de que su regreso no haya terminado en un Grammy. Pero Los Knacks no fracasaron: fueron felices tocando otra vez. Este documental es su gran éxito.
En el mejor cine documental suele ocurrir que la mejor historia cuenta con un protagonista carismático y fascinante. Los modos en que su director desarrolle ese relato decidirán luego si la historia de vida o de obra -o de ambas- tendrán en pantalla el interés que exhiben fuera de ella. Mucho más difícil de encontrar es un film documental que tenga cinco protagonistas magnéticos con tanto para contar que cada uno bien podría encabezar su propia película. Pero no. Porque Los Knacks: déjame en el pasado, la película escrita y dirigida por Mariano y Gabriel Nesci ( Casi leyendas) funciona en el encuentro de los caminos de Oscar "Robbie" Paz, Carlos "Charly" Castellani, Armando "Armi" Aschenazi Morón, Vicente "Chito" Bullotta y Eduardo "Mossy" Mykytow. Lo mismo que ocurría con Los Knacks, la banda que formaron a mitad de los años 60, cuando eran un grupo de estudiantes de secundario que casi sin saberlo fundó la movida de la música beat en la Argentina. Los detalles de como nació la banda ("la armé para él" dirá Robbie, el baterista y alma pater sobre Charly, cantante y guitarrista), su rápido ascenso hasta el borde de la fama y la llegada de la grabación del primer disco que nunca salió a la venta podrían ocupar todo el desarrollo de la película. Sin embargo, los directores lograron resumir el inicio en un primer acto al que no le falta nada para luego dedicarse al presente más cercano, al reencuentro y la refundación de la banda, cuarenta años después. Un volver a empezar contado con una emotiva combinación de melancolía, sueños frustrados, ilusiones delirantes y un amor por la música y los compañeros de ruta que resulta contagiosa.
“Los Knacks: Déjame en el pasado”, de Mariano y Gabriel Nesci. Por Ricardo Ottone La historia de Los Knacks en los 60 es breve y muy similar a otras historias de bandas que prometían y se quedaron en el camino. Fueron una de las primeras bandas de música beat en Argentina, influenciados por la British Invasion con los Beatles y los Kinks como referentes, fueron contemporáneos de los Shakers y los Mockers de Uruguay, con quienes compartían el hecho de cantar en inglés, y apenas anteriores a los Gatos, con quienes de todos modos llegaron a compartir cartel. Tuvieron un éxito considerable, rotación en radio, simples vendedores y recitales llenos, pero se separaron antes de editar un primer disco ya grabado cuando los acorraló la prohibición de la dictadura de Onganía de grabar en inglés y el auge del rock en castellano. Si se hubiera concentrado solo en esto, el documental duraba menos de media hora y no se hubiese diferenciado de otras tantas historias de artistas pioneros que no obtuvieron el reconocimiento de otros que vinieron después, como el redescubrimiento de la joya oculta u olvidada reivindicada tardíamente. Pero por suerte la historia de los Knacks tiene secuelas, y más de una. Otras aristas que los realizadores Mariano y Gabriel Nesci supieron reconocer y aprovechar para que este cuento de perdedores que se niegan a resignarse se convierta en algo más complejo e interesante. Las múltiples, y a veces sorprendentes, vueltas del relato que incluyen además de su fugaz gloria, el descubrimiento inesperado en el nuevo milenio de un lugar de culto en varios puntos del exterior, luego el intento de montarse a ese pequeño auge para reiniciar la banda y los intentos muchas veces frustrantes de poner ese sueño nuevamente en marcha. El problema de los integrantes nuevamente reunidos, y una de las claves del documental, es la pretensión de querer arrancar esta nueva etapa como si la pudieran retomar desde el punto exacto donde la dejaron, como si no hubiesen pasado más de cuarenta años y sin llegar a tomar conciencia del cambio dramático entre la escena que dejaron y el contexto actual de la música, de la industria, del consumo y de los medios. Y esto los convierte muchas veces en víctimas de un espejismo, dando casi por sentada una masividad a todas luces inexistente e improbable a futuro. Todos los miembros son personajes por derecho propio, con sus propios rasgos, historias de vida y posturas personales fuertes. Y todos ellos tienen sus luces y sombras. A veces son queribles, a veces despiertan ternura o solidaridad, y a veces dan ganas de darles un sopapo para que se despabilen. Hay momento de humor, de empatía, de tristeza, y también de incomodidad generada mayormente por las ínfulas que a veces demuestran. Los realizadores les dan la palabra y los muestran en todas sus variantes, aun las más problemáticas, pero no se ríen de ellos ni los exponen a la burla. Los muestran en su complejidad humana. Y si por momentos surge la risa, porque el humor está muy presente, se nota también el cariño y la empatía que hay con estos personajes. Uno no deja de entender las ansias, las ilusiones y el comprensible deseo de reivindicación después de años de silencio y frustración. Como una suerte de revancha de la vida que ellos consideran merecida y que tanto realizadores como espectador también desean o comparten. Hay un trabajo exhaustivo sobre el archivo, el de los 60 mayormente desconocido e inédito, que es todo un descubrimiento aún cuando no sobrevivieron filmaciones de la época, y también del archivo más actual (programas de TV o de radio) que es de lo más variopinto. Los realizadores siguieron a la banda por varios años (más de un lustro) y los acompañaron en varias circunstancias, algunas dramáticas, algunas conmovedoras, algunas desopilantes. Los Knacks… recuerda por momentos a otro rockumental como Anvil: The Story of Anvil (2008) en la forma en que muestra a un grupo que pelea en situaciones adversas que a muchas harían bajar los brazos con tal de seguir haciendo lo que aman, y siempre poniéndose de su lado. Porque ese es finalmente el mensaje final del film: que a estos viejos pioneros, poseedores de un empuje increíble, a veces un poco desconcertantes pero también queribles, aquello que los mantiene en movimiento, más allá del éxito, más allá del reconocimiento, y que le da sentido a sus vidas, es simplemente seguir juntos haciendo música. LOS KNACKS: DÉJAME EN EL PASADO Los Knacks: Déjame en el pasado. Argentina. 2018. Dirección y Guión: Mariano Nesci, Gabriel Nesci. Reparto: Armando Aschenazi Morón, Carlos A. Castellani, Oscar Paz, Vicent Bullota, Eduardo Mykytow, Hernán Paz, Fernando Pioli, Jorge Fernández. Fotografía: Sol Lopatín, Diego Poleri. Montaje: Alberto Ponce, Mariano Nesci. Música: Armando Aschenazi Morón, Carlos A. Castellani, Oscar Paz. Gabriel Nesci, Juan Pablo Adamo. Dirección de Sonido: Flávio Nogueira. Producción: Gabriel Nesci. Producción Ejecutiva: Miranda de Sá Souza. Distribuye: Primer Plano. Duración: 108 minutos.
Larga vida al rock and roll. Crítica de “Los Knacks: Déjame en el pasado” de Mariano y Gabriel Nesci. Pioneros del beat garage en Argentina, Los Knacks, ya entrados en años, deciden reunirse, convencidos de que esta vez finalmente obtendrán el reconocimiento que merecen. Pero los tiempos cambiaron, y la industria musical es muy diferente. Por Bruno Calabrese. Gregorio Carrizo era el mejor amigo de Maradona. Según Diego Armando, “Goyo” (así lo apodaban) era mejor que él. Su carrera parecía dirigida a ser tan exitosa como la del astro argentino, pero una fatídica lesión cuando apenas tenía 20 años lo convirtió en una de esas tantas promesas que no llegan a la cúspide del fútbol. O en este caso, en una triste comparación con el que muchos consideran el mejor futbolista de todos los tiempos. Así como en el fútbol son muchos los artistas que quedan en el camino y no llegan al status de legendarias bandas como The Beatles o The Rolling Stones. Es el caso de la banda argentina “Los Knacks”, posiblemente el mejor grupo beat de fines de los 60. La banda surge gracias al cimbronazo provocado por la aparición de la banda de Liverpool en todo el mundo. La alineación original, unos jovencitos de colegio secundario en aquella época, era Oscar “Robbie” Paz (batería), Carlos “Charly” Castellani (voz y guitarra), Armando “Armi” Aschenazi (voz y guitarra), Vicente “Chito” Bulotta (teclados) y Eduardo “Mossy” Mykytow (bajo), muchachos que justo cuando estaban grabando para la EMI Odeón su debut discográfico fueron prohibidos por el régimen militar en el poder por cantar en inglés. Su carrera fue corta y los hermanos Nesci cuentan su historia en solo 20 minutos. Lo que sigue después es la historia de una segunda oportunidad, cuando descubren en 2010 el culto inesperado que la banda generó en Europa. La reunión de ellos luego de cuarenta años de no tocar juntos los encuentra impecables en lo musical, aunque mo todo es color de rosa en el documental. El reencuentro no es como esperaban ellos, en el camino surgen contratiempos que debe afrontar la banda para poder demostrar que la magia está intacta. Los problemas son los que les toca vivir a la mayoría de las bandas de rock actuales, pero cuyo espíritu juvenil les permite sacarlos adelante. Ese espíritu está en el alma de The Knacks pero no así en el físico. Como dice Carlos Castellani ” No somos pendejos de 20 años”, por eso el tocar últimos, a las 2:30 de la mañana es algo que a ellos les cuesta y mucho. El documental refleja todo esos problemas que son comunes en el ámbito del rock, pero no solo eso aqueja a los integrantes de la banda, también enfermedades propias de la edad. Algunas crónicas, otras pasajeras; todos esos factores coaccionan para que la banda no pueda regresar de la manera que ellos esperan. Con todo esa mochila a cuesta, el disco lo llegan a grabar, a los tumbos, pero el sueño se concreta. Ahí surge otro inconveniente, el formato disco hoy no es una plataforma muy comercializada, por lo cual el éxito es casi nulo. Pero ellos no bajarán los brazos en pos de cumplir su sueños de ser reconocidos como se merecen. Por la música, para recuperar ese tiempo perdido que quedó entre medio de su fugaz éxito y la actualidad. Por eso, a pesar de los contratiempos, Los Knacks seguirán juntos, por que siempre habrá una excusa para juntarse; por los que se fueron y porque juntos hacen un equipo perfecto. A Goyo Carrizo el fútbol no le volvió a dar una oportunidad de destacarse, la música si la da, y ellos no piensan renunciar a pesar de los golpes que la vida les va dando en el camino. Gabriel Nesci, quien ya nos había sorprendido en el 2012 con la entrañable “Días de Vinilo”, vuelve a demostrar su pasión por el rock. Esta vez en compañia de Mariano, su hermano, con quien arman un equipo de dirección impecable. “Los Knacks: Dejame en el pasado” transpira vínilo, es una película llena de nostalgia, de sueños por cumplir, de un grupo de amigos que lucha contra el paso del tiempo. Un documental dinámico y emocionante; con una narrativa impecable, donde cada testimonio vale la pena y el amor por la música está presente en cada momento. Puntaje: 95/100
Los Knacks: déjame en el pasadoes un documental escrito y dirigido por los hermanos Gabriel y Mariano Nesci sobre una banda de rock argentina surgida a finales de la década del 60, que cantaban en ingles con un estilo similar al de Los Beatles. Pero su incipiente éxito fue interrumpido en 1970 por un decreto de Juan Carlos Ongania que prohibía que los artistas locales cantarn en un idioma extranjero. La película se divide en dos partes: la primera de ellas es en el pasado, donde vemos la formación de este grupo de jóvenes estudiantes secundarios, con Carlos “Charly” Castellani en guitarra y voz, Oscar “Robbie” Paz en la batería, Armando “Armi” Aschenazi también como voz y guitarra, Vicente “Chito” Bulotta en los teclados y Eduardo “Mossy” Mykytow en el bajo. Allí, por medio de entrevistas a los músicos en la actualidad y material de archivo fotográfico y audiovisual los conocemos a ellos, al contexto histórico en el que se formaron y su carrera ascendente en la escena local, que culmina en 1970 con un disco grabado pero nunca lanzado a la venta en nuestro país. A continuación hay un segundo acto, con la aparición de Eduardo Cali Molina, un coleccionista de vinilos que descubrió esta banda, considerada de culto en muchos lugares del mundo, algo que sus integrantes alejados de la música y con trabajos rutinarios no tenían idea. Y esto abre paso a un tercer acto, con el reencuentro de estos músicos 40 años después con el objetivo de volver a formar la banda, y vemos las consecuencias de este retorno de estos mismos integrantes en un ambiente diferente. Gabriel Nesci vuelve a demostrar su amor a la música, un tema presente en sus dos largometrajes anteriores, contando ahora esta historia real mediante el formato documental. Pero lo que hace que todo funcione es el enorme trabajo de investigación que llevo a cabo junto a su codirector, Mariano Nesci, el respeto al orden cronológico de los acontecimientos, y el carisma de cada uno de los integrantes de la banda en los que el amor por la música sigue intacto. Lo primero hace que el relato sea verosímil y comprobable, lo segundo es que sea fluido y atrape al espectador con suspensos y sorpresas. Y lo tercero aporta situaciones graciosas debido a circunstancias adversas que los convierten en un ejemplo a seguir. En conclusión, Los Knacks: déjame en el pasado, es una película fundamental para ver en estos tiempos actuales, porque nos pone de ejemplo a un grupo de personas talentosas, que tuvieron que atravesar situaciones adversas que les impidieron alcanzar el éxito merecido. Pero eso no los hizo renunciar a su pasión por la música, convirtiéndose en una banda de culto, y cuya historia pudo ser contada en este documental que seguramente tendrá el mismo destino.
Un documental de Mariano y Gabriel Nesci que cuenta la historia de Los Knacks, un grupo pionero del beat garaje en nuestro país. Cantaban y escribían en inglés, graban su primer larga duración en pleno ascenso y con los sabores del éxito cada vez más afianzado. Pero llega la dictadura de Onganía que prohíbe que artistas locales canten en inglés, ellos se niegan a adecuarse a esas circunstancias. Sienten que si cantan en castellano pierden su esencia, el LP queda archivado en la compañía discográfica y el destino de olvido queda aparentemente sellado, con una frustración tremenda. Medio siglo después descubren que ese trabajo de canciones inéditas fue pirateado y en países insospechados se transformaron en una banda de culto. Eso los alienta a un regreso con sabor a nostalgia, con sueños y dificultades para buscar una difícil segunda oportunidad. Un documental que reúne la nostalgia de un tiempo pasado, la injusticia de una situación política que los frena y el código de sueños inconclusos. Vale la pena.
Es algo muy común: todo artista aspira a triunfar, pero muy pocos lo consiguen. Y están los casos de quienes alcanzaron la cima, o estuvieron a centímetros de alcanzarla, pero pronto cayeron en un abismo… o peor, en el olvido. ¿Y qué pasa con quienes se niegan a ser una anécdota para volver al candelero o ponerse en marcha nuevamente? El director Gabriel Nesci no es ajeno a esa premisa, que exploró en la serie Todos contra Juan y en las películas Días de vinilo y Casi leyendas. Junto a su hermano, Mariano Nesci, continúa siendo fiel a sus preocupaciones en el documental Los Knacks, déjame en el pasado. A fines de los ’60, Los Knacks era una de las bandas beats argentinas que comenzaban a llamar la atención gracias a una serie de canciones pegadizas y al carisma de sus integrantes. Tenían todo para obtener el éxito, pero las circunstancias le jugaron en contra. Para empezar, el presidente de facto Juan Carlos Onganía prohibió que los músicos argentinos cantaran en inglés –justamente como Los Knacks- y todas las grandes posibilidades se esfumaron. Ante ese panorama, y por no querer ir en contra de sus principios creativos, cada uno de los miembros del grupo hizo su vida, la mayoría incluso lejos de los instrumentos y los micrófonos. Pero décadas más tarde, ya en el siglo XXI, al descubrir que sus discos son piezas de culto aquí y en otros países, deciden reunirse para volver a tocar y alcanzar la gloria que les fue esquiva. No es tan sencillo: casi nadie los recuerda y deben empezar de cero, tocando en lugares que no hacen honor a su talento. Y para colmo, ahora son personas mayores y la salud suele tambalear. Pero nada de eso les impide seguir adelante, con la pasión de siempre. Los Nesci acompañan a Los Knacks en este regreso, tanto en sus incursiones arriba de los escenarios como en la vida privada. Por sus ocurrencias y sus testimonios, se destacan Carlos “Charly” Castellani, vocalista y dueño de un negocio de teléfonos celulares, y Vicente “Chito” Bulotta, tecladista y ex responsable de una disco swinger. La cámara permite conocer a las personas detrás de los músicos, su visión de lo que fue, de lo que pudo haber sido y de las expectativas con la vuelta. En todo momentos, los Nesci tratan con cariño y respeto a estos antihéroes del rock nacional, de manera que los espectadores pueden conectar con ellos y acompañarlos en cada paso. La película también cuenta con testimonios de periodistas como Alfredo Rosso y Claudio Kleiman, y de músicos del calibre de Alejandro Medina, Willy Quiroga y Ciro Fogliatta. Los Nesci intercalan sus participaciones en momentos concretos, para aportar información específica, sin olvidar que el foco está puesto en la banda. Los Knacks, déjame en el pasado nos lleva por diferentes estados de ánimo -curiosidad, alegría, esperanza, decepción, emoción-, y nos recuerda que los sueños y los amigos nunca se abandonan y que el verdadero éxito está más lejos de lo material y más cerca de lo humano.
"Los Knacks": en busca de un lugar en el mundo “Cuando se terminó de grabar, antes de que entre en proceso de reproducción, nos dijeron ‘se acabó’”. Quien habla a cámara es Oscar Paz, alias Robbie, baterista del quinteto beat The Knacks. A la distancia, el recuerdo resulta tan anecdótico como funesto: la dictadura de Juan Carlos Onganía decidió prohibir la comercialización y difusión de cualquier banda de rock argentina que no cantara en castellano, corolario de esa mal llamada “defensa del idioma nacional”. Luego de un par de años de intensa actividad, a los chicos de la banda, que gracias a sus singles de temas originales y covers de The Beatles (siempre en estricto inglés) habían logrado posicionarse como un fenómeno local a punto de estallar, la noticia les cayó como una bomba: acababan literalmente de grabar profesionalmente su primer álbum, que quedaría sepultado en las bóvedas de la compañía discográfica. De allí en más, la historia parecía tenerles destinada la más densa de las brumas, apenas una nota a pie de página de algún texto nostálgico dedicado a rememorar una era olvidada. Pero esa no es la historia que los realizadores Mariano y Gabriel Nesci cuentan en Los Knacks – Déjame en el pasado. O, el menos, no es la única de las historias: ese fugaz período de éxito en la escena musical argentina, a fines de los años 60, ocupa apenas los primeros veinte minutos del documental. El resto es un improbable regreso, cuarenta años más tarde y contra todo pronóstico. Los hermanos Nesci (sin cortar la racha cinematográfico-musical, Gabriel es el director de los largos de ficción Días de vinilo y Casi leyendas) acompañaron a los miembros de la banda –los viejos y los nuevos, los idos y los recuperados– a lo largo de una década, desde los preparativos de un primer gig del reencuentro, que terminaría teniendo lugar en el Centro Cultural Recoleta en 2010, hasta tiempos más recientes. El disparador de esa reunión de amigos y colegas fue, como casi nunca suele ocurrir, casual y algo enigmático: en algún momento, alguien sacó de la grabadora las cintas originales de ese LP nunca editado y los Knacks, gracias a la piratería, terminaron convirtiéndose en un pequeño fenómeno de culto en Europa. Pero rockear después de los 64 no es tarea sencilla y la película no idealiza a la banda o a sus miembros. Por el contrario, los Nesci les dedican el suficiente espacio a las diversas y muchas veces intensas desavenencias entre los miembros, o entre ellos y su manager, las dificultades de hacerse de abajo nuevamente, los puntos de no retorno de una carrera contra reloj para llegar a ese elusivo estrellato. La idea de estar transitando una última oportunidad nunca deja de estar presente pero, al mismo tiempo, cada uno de los knacks es dueño de una mirada pragmática, ya sea que esté más cerca del realismo o de un esperanzado idealismo. La aparición de un coleccionista de discos y memorabilia que se presenta a sí mismo como el único fan genuino del grupo aporta un nuevo elemento a la cambiante dinámica del operativo retorno, que tendrá sus picos y mesetas, transformados por los realizadores en puntos bisagra de la narración. Si algo evita Los Knacks – Déjame en el pasado es el regodeo en la melancolía o la explotación de un pasado sublimado; mucho menos, transformar la historia en un objeto para el consumo irónico. Esa es su virtud más evidente: la de estos inveterados veteranos del beat rock es la lucha de cualquier banda por hacerse un lugar en el mundo, aunque ya no parezca haber sitio para ellos.
SEGUNDAS OPORTUNIDADES Los Knacks fue una de las bandas que salieron por estas tierras luego del éxito de The Beatles. Y si bien su carrera fue mucho más efímera (1967-70), lograron ser reconocidos en nuestro país. Sus integrantes siguieron con sus vidas (algunos se dedicaron a sus proyectos solistas, como opr ejemplo uno que tuvo una banda de covers de The Beatles y que apareció en el programa de TV Badía y Compañía). Pero esta historia que parece ocupar un pequeño espacio de tiempo tiene un giro sorpresivo: en 2010 descubren que un disco con varios temas que no habían llegado a sacar cuando terminaron su contrato con la grabadora Emi-Odeon en Argentina, fue editado en Europa. Ahí es en donde realmente comienza el documental de los hermanos Mariano y Gabriel Nesci. Los Knacks: déjame en el pasado aprovecha esa vuelta de la banda, que en realidad significó un comenzar de nuevo. Porque si bien algunos de sus integrantes tenían expectativas realmente altas, paulatinamente las tuvieron que ir bajando. Todo ese camino de reinventarse está contado de manera brillante y parece guionado, aunque es lo que realmente les sucedió. Cambios de integrantes, intentos de videoclips (es muy gracioso escuchar algunos de los integrantes cuando ven el resultado), shows en boliches, despedida en un teatro, presentación en una competencia televisiva (gran momento cuando Vitico de RIFF, que es uno de los jurados, les da su veredicto) son algunos de los momentos que el documental rescata, entre constantes ensayos y charlas con los integrantes. Con un gran trabajo de montaje que aborda varias décadas y hace un recorte preciso, el documental de los hermanos Nesci tiene entre sus temas principales las segundas oportunidades. Pero también, y fundamentalmente, la perseverancia y el acostumbrarse a que no van a ser lo que ellos pensaron que serían y que el tiempo ha pasado. Los Knacks: déjame en el pasado sigue a una banda que hubiera merecido mejor suerte.
Hubo un tiempo, cuando el rock comenzó a sonar con fuerza en los EE.UU. e Inglaterra, que se revolucionó la industria de la música y las cabezas de los jóvenes de entonces estallaron por los aires al escuchar el nuevo ritmo que se volvió adictivo y pasional. Muchos quisieron copiar a los nuevos grupos. Fue un territorio ocupado y dominado por hombres en sus comienzos. Allí, a mediados de los años ´60, unos quinceañeros argentinos se juntaron para tocar rock en inglés, como sus ídolos extranjeros, que editaban discos y se hicieron famosos. Estos adolescentes se llamaron Los Knacks, eran cinco que entre 1967 y 1970 tuvieron una fulgurante estadía dentro del universo rockero nacional. Era su momento, estaban en el lugar justo y en el momento indicado, pudo haber sido lindo y exitoso, pero abandonaron el barco cuando estaban en el muelle y comenzaban a levar anclas. Este documental se dedica a homenajearlos y a recorrer las vidas y las carreras de sus integrantes. Gabriel Nesci y Mariano Nesci lo realizaron de forma tradicional, durante los últimos ocho años, siguiéndolos paso a paso para rescatarlos del ostracismo y popularizar su breve pero contundente obra. Cada miembro del grupo habla a cámara y recuerda lo vivido. Por separado y todos juntos. Hay muy pocos archivos de la época. Algunas fotos en blanco y negro, recortes de diarios y revistas, como así también, afiches que anuncian los próximos recitales, generalmente compartiendo la programación con otros grupos, que luego tuvieron una mayor trascendencia. Ninguno vivió de la música. Nadie se salvó económicamente. Una mala decisión, o la colocación del orgullo y los principios por delante de los objetivos truncaron sus carreras. No quisieron transar con las imposiciones del gobierno de Onganía y es loable. Pero, cuando decidieron su regreso, ellos no cambiaron, el mundo, sí. La producción del documental recorre todos los detalles posibles, como ser que ellos tienen un único fan y un sitio de su casa está destinado a Los Knacks. O, más curioso aún, reeditaron sus canciones en Europa y los directores viajaron para comprobarlo y demostrarlo in situ. La película tiene ritmo, no es anodina. El eje principal del relato es la nostalgia y los recuerdos. Las tomas son de unos pocos segundos y luego pasan a otra, sin pausas. Y, por supuesto, la música que suena es la de ellos y sonaban bien. Lamentablemente creyeron, y aún creen, que hicieron lo correcto. Su meta fue morir con la suya. Gabriel Nesci, que tiene un interesante recorrido en TV y cine, siempre construyó héroes de ficción anónimos, es decir, personas comunes que pudieron ser algo importante, pero, por alguna circunstancia, no lo fueron y, en este caso, encontró seres reales, de carne y hueso, que les ocurrió algo parecido a sus personajes ficticios.
Hubo un grupo, a mediados de los sesenta, que empezó a tocar en el colegio y llegó a grabar sus canciones, cantadas en inglés, como Los Snacks. Los avatares políticos, derivados en presiones a las discográficas, quisieron obligarlos a pasarse al español, y la cosa no funcionó, y el grupo terminó separándose. Más de cuarenta años después, con las vidas de sus integrantes en distintas geografías y destinos, volvieron a reunirse. Su show de reencuentro, en el CC Recoleta, se pautó para un día en el que había paro. Pero quien espera cuarenta años bien puede esperar unas horas más. Así de increíble pero real es el material que tuvieron en sus manos los realizadores, Gabriel y Mariano Nesci, para contar la historia de esta banda oculta. Aunque de culto: testimonios de especialistas, disqueros, coleccionistas un poco freak dan cuenta del pequeño gran fenómeno. De Parque Rivadavia a Amsterdam o Valencia, la efímera obra de Los Knacks figura en listas y catálogos, atesorada por melómanos de distintos idiomas. Con su gran subtítulo, Déjame en el pasado, esta película absolutamente encantadora, trasciende lo entrañable para contarlo todo. Ese pasado de breve gloria, claro, pero también el que siguió, hasta este presente, con la alegría del reencuentro con la música pero también con las secuelas, personales y colectivas, del paso del tiempo.
Las mieles del éxito musical estaban muy cerca para varias bandas de la década del 60, época de revolución si las hubo en lo que a música se refiere. Y así era también para Los Knacks, quienes conformaron una banda que lograba un gran peso artístico, y aumentaba su presencia en shows, lo que los llevaba a un crecimiento que los catapultaría a la fama por siempre en cuanto a la historia del rock se refiere. Pero (siempre hay un pero) en esta historia hubo un golpe, y un decreto que, enfocado, teóricamente en la protección de la identidad cultural nacional hizo que la banda decidiera separarse para no perder la esencia musical que habían construido, considerando que todo su repertorio era compuesto y cantado en idioma inglés. Un poco de historia: Onganía toma el poder mediante un golpe de estado, derrocando al por ese entonces presidente Illia (al que nadie trataba bien, ni siquiera la prensa, que lo simbolizaba con una tortuga por su lentitud para tomar decisiones. Luego no estuvieron tan contentos con el resultado, y hubieran preferido que el buen Arturo Umberto continuara tomando decisiones, aunque fuera lentamente, pero ya era tarde). Entre todos los decretos del presidente de facto, uno impedía la reproducción en cualquier medio de canciones en inglés: el principio del fin para Los Knacks… al menos por un tiempo. Cada uno de los integrantes de la banda siguió su camino hasta que en un momento se reencontraron y decidieron volver a probar cómo se sentiría tocar de nuevo en público. De ahí en más, hubo cosas que tuvieron que descubrir solos. Por suerte, este excelente documental de Mariano y Gabriel Nesci tiene varias opciones de pantallas para que cada uno pueda descubrirlo por cuenta propia. Para los amantes de la música en general, y del rock en particular, “Los Knacks” es una excelente oportunidad para disfrutar.
Los Knacks. Déjame en el pasado, documental de Gabriel y Mariano Nesci, es una de las películas argentinas más emocionantes del año. Una epopeya cinematográfica que sorprende a todo nivel. Durante nueve años los hermanos Nesci siguieron la historia de una banda de los sesenta separada, por la coyuntura y por decisión propia, justo antes del momento que podría haber sido el más importante de su carrera musical. Los Knacks son los pioneros del beat garage en Argentina. Luego de varios singles y un crecimiento en popularidad graban su primer LP, pero antes de lanzarlo, la dictadura de Onganía prohíbe que los artistas locales canten en inglés. El álbum queda archivado en la compañía discográfica, y ellos, decepcionados y no aceptando volver a grabarlo en castellano, deciden separarse. Los primeros quince minutos de película cuentan esta historia y para entonces todos los que no recordábamos o conocíamos a la banda ya estamos fascinados por su música. Quince minutos de ese recuerdo y de sus integrantes años más tarde es todo lo que necesitamos para que nunca más nos olvidemos de ellos. Pero ese es solo el comienzo. Porque nada prepara al espectador que no ha leído algo sobre el film para lo que viene después. Como mencionamos, los realizadores siguen a los músicos durante nueve años y la película está llena de sorpresas increíbles que no anticiparemos acá. Pero la película tiene todos los ingredientes de una buena ficción, excepto por el hecho de que las cosas realmente ocurren y la emoción se multiplica. Esta historia, la de Los Knacks, la hemos visto en varias películas y no sería raro que este mismo documental pudiera ser material para una nueva ficción. Gabriel Nesci hizo, después de todo, Días de vinilo y Casi leyendas, esta última en mitad del proceso de realización de Los Knacks. El gran hallazgo de la película es conseguir que se entienda cada uno de los personajes, que escena tras escena podamos conocerlos y sentir por ellos una cercanía con sus deseos, sus broncas, sus angustias y sus alegrías también. Podemos ver, a lo largo de la historia, ver cómo cambian sus ideas, como renacen sus esperanzas e ilusiones, como van pasando el tiempo delante de nuestros ojos. Con el correr de los minutos estos excelentes músicos olvidados se convierten en banda de culto, en personajes al margen de la historia, en perdedores y finalmente en una victoria de una humanidad que conmueve profundamente. Con tanto material disponible queda en el talento de los directores el armar una narración como la que queda en la película. El film no se desvía, no hay sub historias ni ramificaciones que dispersan el eje. Si los primeros quince minutos son sorprendentes, los últimos son memorables. Hay tres o cuatro escenas que no son fáciles de encontrar en un documental, momentos de angustia y alegría, de la ya mencionada muchas veces emoción. Al terminar Los Knacks. Déjalo en el pasado queda en el espectador un enorme cariño por los personajes, una identificación que no elegimos, sino que se nos impone a fuerza de una humanidad gigantesca. El consejo final es buscar la música de Los Knacks y enamorarse de la banda que protagoniza esta película.