Mi amigo el terrícola Inspirada en E.T. El extraterrestre (E.T.: The Extra-Terrestrial, 1982) y en clásicos productos que reposan su mirada en la relación de terrícolas y alienígenas a partir de un fortuito encuentro, la película animada Luis y sus amigos del espacio (Luis and the aliens, 2018) busca persuadir al espectador con un mensaje, en apariencia ingenuo, pero que destaca la diferencia y el respeto por los demás como vector narrativo. Con una animación de trazos simples, muy simples, una paleta de colores primarios y el aval del CGI, los directores Wolfgang y Christoph Lauenstein (también guionistas) proponen en esta oportunidad el recorrido por los días de un pequeño niño, víctima de bullying en su escuela, que intenta salir adelante a toda costa a pesar de la indiferencia de su padre. Luis y sus amigos del espacio está presentada como un entretenimiento menor más dentro de la oferta de películas, que, apoyadas en su espíritu lúdico, terminan por construir alegatos en contra del asedio escolar, el abandono, y que a su vez buscan generar un espacio de reflexión en medio de punchlines y gags. Dividida en tres actos, con una presentación perfecta de los personajes y conflictos, luego una segunda instancia de resolución y puesta en acción, para más tarde presentar la transformación final de los involucrados, hay además en la propuesta un interés por recuperar ciertos discursos que pertenecen a la comedia silente que funcionan como ecualizador de sus líneas narrativas. Si Luis muestra una faceta más exploradora en el relato, el guion posibilitará que a partir de aunar fuerzas con los alienígenas, presentados como pequeñas babosas coloridas hambrientas y verborrágicas, el slaptick y la comedia de confusión, esa que encuentra en el abrir y cerrar puertas su magia, potencien algo más que la simpleza del disparador inicial que generó los movimientos de la película. Como toda película, y siendo la infancia, la soledad de los niños y el bullying, los ejes temáticos, los grandes cambios de los personajes secundarios, que no por casualidad en una primera parte se los construye con trazos gruesos (ejemplo, el vecino rico, que exige que la casa de Luis esté acorde a la línea de presentación del resto de la cuadra) para acelerar la rápida identificación de la mutación en los más pequeños, rasgo característico de todo el film, un entretenimiento efectivo que busca generar empatía inmediata con alguno de los protagonistas para suplir algunas carencias.
Siempre hay un alien a mano... El relato presenta inicialmente dos líneas de relato (la de los extraterrestres que llegan a la tierra, y la de Luis y su padre), una de las cuales quedará luego subsumida a las necesidades internas de la otra línea. En lo que refiere a la línea narrativa asociada a los alienígenas, la película propone un planteo interesante, la credulidad frente a la publicidad engañosa de la televisión, pero que a mi juicio pierde la efectividad potencial por ausencia de elementos que lo sostengan y/o lo desarrollen durante el resto de la trama. Este no desarrollo de la premisa convierte a los extraterrestres en unos personajes secundarios, con poco desarrollo de sus psicologías, siendo empleados (en su capacidad de mimetizarse con otras formas de vida) para un par de situaciones graciosas pero sin gran impacto en la estructura del relato. De hecho, todo el paralelismo inicial que plantea el film se desinfla en favor de un desarrollo dirigido a la trama de Luis y su peripecia. En cuanto a la línea narrativa del propio Luis, el planteo, sin ser original, resulta correcto, y su desarrollo en el resto del argumento cumple con su función. Es de lamentar, sin embargo, un desarrollo insuficiente de los personajes secundarios, no ya de los aliens, sino de los vecinos de frente (padres de su compañero bravucón) y de la muchacha que le gusta. En particular, los vecinos son personajes que habrían ameritado mayor participación en el doble conflicto que la película propone. La película tiene un planteo interesante (aunque no contundente) y un desenlace en el que alcanza a redimirse de ciertos defectos presentes en el desarrollo medio: conflicto laxo e indeciso en el nudo narrativo, y una relación no completamente orgánica con el desenlace.
Animación 3D alemana, en coproducción con otros países europeos. Ese formato se ha vuelto bastante estable, y eso no es un mérito per se: profesionalismo anémico en la estética (movimientos, colorización, música), narrativa con escaso interés (aquí, un chico de 12 años con padre ufólogo distraído, unos malos imposibles y, claro, los extraterrestres), algunas situaciones humorísticas aceptables (los aliens pueden convertirse en cualquier otro ser muy velozmente) y un mix de referencias visibles (Monsters, Inc., Men in Black). Por lo demás, decir que esto es una animación alemana no implica localización cultural: esto es cine-producto de ningún lugar.
Luis y sus amigos del espacio es una co-produccion entre Alemania, Luxemburgo y Dinamarca, la cual está dirigida por Christoph y Wolfgang Lauenstein. Se trata de la típica historia de un niño solitario, cuyo padre no le presta atención que descubre unos simpáticos extraterrestres no muy lejos de donde vive. Como el titulo sugiera se trata de una simple historia que termina siendo un arma de doble filo. Un arma de doble filo ya que si bien está pensada para niños tampoco corre ningún riesgo, no hay ninguna escena, ni personajes que no se haya visto en otras películas mucho más superiores. Los chistes son númerosos pero en muy contadas excepciones logran su cometido. La relación entre el personaje de Luis y los extraterrestres no está del todo bien trabajado y por eso hacia el final, cuando llega el clímax no hay emoción. La animación corre la misma suerte. A estas alturas cualquier película animada tiene que competir con Pixar y se nota las diferencias entre la gran productora y sus competidores. El diseño en Luis y sus amigos es correcto pero no hay imaginación, ni tampoco creatividad; Sino vean como son los personajes de los extraterrestres que se parecen a una copia barata de Mike Wazowski de Monster Inc. Pero a la vez esa falta de pretensiones le da encanto. Los directores solo buscaban una excusa para hacer una película para niños, a lo cuales respetan y no los toman por tontos, tampoco antepone un mensaje por sobre la historia, solo se dedican a narran de la manera más clara y coherente posible. Eso es su fuerte, todas las sub-tramas están bien llevadas y ninguna se alarga o es innecesaria. Es sobre todo una película que cree en el mundo en el mundo que está contando. El gran pecado de Luis y sus amigos del espacio es que es olvidable. Y es una pena porque hay talento detrás de escena, directores que entienden el material con el que están trabajando y una producción al servicio de una historia. Al final termina
A los 12 años la vida de Luis transcurre solitariamente. Frente al acoso escolar que sufre a diario por parte de sus compañeros y su padre ufólogo quien vive más dormido que despierto, sólo encuentra sosiego en el idílico enamoramiento que mantiene por la periodista de la clase. Todo esto cambiará completamente cuando tres alienígenas choquen su nave espacial contra el campo vecino. Estos divertidos extraterrestres que han venido a nuestro planeta simplemente en busca de un sofá masajeador, serán quienes ayuden a Luis a escapar de un infortunado destino. Este film se nutre de las herramientas argumentales más comunes del género de animación infantil. La película recurre así al “padre-científico-desaliñado”, despreocupado pero empático; al niño huérfano de madre, víctima del bravucón de la escuela; o a los vecinos superficialmente intachables, entre otros recursos usuales. Lo que -en principio- podría pensarse como un camino con poco riesgo y mucha garantía de éxito acaba, por el contrario, resultando en un producto con más falencias que aciertos. La película despliega una gama de matices en torno a diversos géneros cinematográficos. Los pasos de comedia se encuentran regulados por el simpático trío de extraterrestres (fácilmente comparables a tantos tercetos cómicos infantiles, incluso contemporáneos) mientras que la mirada dramático-emocional se presenta en la relación entre Luis y su papá. Al mismo tiempo, hay ciertos elementos de suspenso que aportan algunos personajes secundarios y, en su totalidad, la historia despliega una narrativa común a las aventuras de enredos. N obstante, ninguna de estas búsquedas llega a consolidarse de manera efectiva y, finalmente, la resolución termina siendo forzosa e inverosímil. En definitiva podrá entretener por momentos pero no es, en términos generales, una propuesta atractivamente conformada para niños ni adultos (M.S.)
Esta es una divertida aventura animada, de ciencia ficción para niños y adultos, entretenida y con lindos colores. Bajo la dirección de Wolfgang y Christoph Lauenstein (también guionistas), hacemos un estupendo recorrido con el niño Luis (víctima de bullying), que vive solo con su padre y como se relaciona con sus pares, pero va a encontrar a unos simpáticos amigos alienígenas con quienes vivirá momentos increíbles.
De los animadores que ganaran un Oscar de la Academia (en 1990 por su corto, "Balance"), Christoph y Wolfgang Lauenstein (con el apoyo de Sean McCormack) retoman su desarrollo como directores en "Luis and the Aliens", que en estas horas tiene estreno en su patria natal, Alemania. Este film sigue a la distribución internacional de otra producción de la compañía, (que también llegara a salas porteñas): "Ooops" Noah is gone..." que logró hacer respetables números en el mercado oriental. Hay una tendencia creciente en Europa Central a comenzar a generar productos de este género, siendo que es una demanda global sostenida, la de films familiares y sigue ofreciendo oportunidades para todos los jugadores. Pero volviendo a "Luis and the Aliens", debemos decir que no es de las más originales ideas que hemos visto. Se conforma de un puñado de influencias visibles ("ET", "Monster Inc", y alguna más que ahora no recuerdo), e intenta poner en perspectiva, una historia con cierto componente dramático (un chico de 12 años que sufre bullying en la escuela, abandonado por su padre, quien está dedicado a una actividad absorbente - el estudio de los ovnis- que no le permite cuidarlo, y que está a punto de ser enviado a una casa de servicios sociales) enmarcada en un conflicto básico, de descubrimiento y exploración de los diferentes. En la gran mayoría de títulos del género, la trama presenta como integrar a un diferente y se propone destacar que todos tenemos lugar y espacio para ser felices si sabemos respetarnos y cuidarnos. Bueno, más allá de algunas vueltas, Luis, el protagonista, vive la historia al pie de la letra. En pocas palabras, el protagonista es un chico lúcido, que entiende que le pasa y trata de cuidar a su papá (esto es fuerte), quien por una experiencia traumática con ovnis de pequeño, dedica su vida a esta investigación, más después de la pérdida de su esposa. Cierto día llegarán a su vecindario, tres alienígenas que vienen... de visita. Más precisamente a buscar comprar cierto electrodoméstico que vieron en la tevé. Sí, porque estos aliens, hacen zapping en el espacio (estaban en un crucero interestelar, bueno, es entendible) y son atrapados por una irresistible oferta de un canal de ventas. La cuestión es que Luis se enredará con ellos, pondrá al vecindario en alerta y tratará a la vez, de ayudarlos a conseguir lo que desean y volver al lugar donde corresponde. Hay alguna villana por ahí, un par de personajes simpáticos... algunas ideas ya vistas (la ingesta de ADN que les permite transformarse a los marcianos) y no mucho humor. Los Lauenstein se esfuerzan por hacer un producto con sello propio pero...la historia termina siendo demasiado convencional. Los rubros técnicos son correctos, pero como viene sucediendo últimanente, las realizaciones para chicos, no incluyen gags para los grandes que acompañan. Lo cual vuelve tedioso algunos pasajes para quienes acompañan a los peques. Esta tendencia sigue en aumento (y la veo preocupante), por lo que creo que hay que evaluar cada salida familiar al cine en forma estratégica. "Luis y sus amigos del espacio " es una realización con poco vuelo, cuyo fuerte es su conexión con el mundo infantil y que recupera algunas ideas ya vistas en otros títulos muy conocidos. Nada nuevo bajo el sol.
¿Ser o Parecer? Esa es la cuestión. El cine de animación de otras latitudes del planeta, fuera de Estados Unidos que pretende ser de audiencia masiva, anda en pleno debate para encontrar la fórmula que llene la billetera. Bastante pedregoso es el camino cuando en pos de ese objetivo se pierde la identidad artística, el gen creativo y la sana inquietud que lleva a romper esquemas para caer simplemente en burdas imitaciones. El estreno de la alemana “Luis y sus amigos del espacio” es un claro ejemplo, teniendo en cuenta que veintiocho años atrás dos de sus directores, Christoph Lauenstein y Wolfgang Lauenstein, se llevaban el Oscar a mejor corto animado por una pequeña joya llamada “Balance” (1989). Compare el lector esa pieza de poco más de siete minutos filmada con la técnica Stop Motion (si la busca en YouTube como “Balance Short Film” la encuentra fácilmente), con este estreno y verá lo que le digo. Del tercer co-director, Sean McCormack, conocemos “¡Uyyy! ¿Dónde está el arca?” (2015), aburrida película que desembarcó hace dos años por estas costas. No es que no se pueda contar por enésima vez la relación que establece un niño con alguien del espacio exterior. Sigue siendo poderoso ese vínculo entre la pureza del ser humano y su relación con lo distinto como mensaje antidiscriminatorio. El punto es cómo se logra y si realmente hay una intención de transmitir algo con eso o, como en este caso, apuntar a la máscara exterior y que los chicos coman pochoclos. Tres extraterrestres bastante torpes aterrizan en nuestro planeta destrozando su nave y viéndose ante la dificultad de adaptarse a un nuevo ambiente pero, sobre todo tratando, de volver a casa. En la pequeña comarca rural vive Luis, quien con sus problemas de cambio de etapa en su propia vida tiene bastante aunque. por supuesto. tendrá un anclaje importante cuando se encuentre con ellos. ¿La resolución estética del diseño? Uno tiene un ojo, el otro dos, el otro tres y parecen salidos de las sobras de bocetos que Pixar tiró a la basura cuando lanzó Monsters Inc, en 2001. Se pueden convertir en lo que quieran como para pasar (digamos) desapercibidos, y por supuesto se meterán en bastantes líos. Ni hablemos de la esquematización de los humanos que rodean a Luis, ni mucho menos de la obviedad de sus actitudes frente a la sospecha de que “algo raro pasa”. Un producto que no cae del todo gracias al timing del montaje y a algunos gags que funcionan bien y estiran la sonrisa un rato hasta que llega el siguiente, pero por supuesto no alcanzan para sostener un relato demasiado obvio y poco sutil para disfrazar la intención comercial.