La Alianza Anticomunista Argentina, conocida como la Triple A y desarrollada bajo las presidencias de Juan Domingo Perón y de María Estela Martínez, fue pionera en la utilización del aparato del Estado para asesinar y realizar otro tipo de atentados. Como se tiende a pensar la represión clandestina con un punto original sin pasado -el 24 de marzo de 1976 o, en todo caso, como algo restringido a las Fuerzas Armadas-, Parapolicial negro pone a la historia de los últimos años en una perspectiva más justa. El documental presenta varios testimonios en paralelo y recrea ambiguamente algunos momentos ficcionales que pueden o no ser ilustrativos de la historia que se está contando. El testimonio más rico, el que ameritaba una película por sí sola, es el de Ana María Gil Calvo, la viuda de Eduardo Almirón, uno de los líderes de la Triple A. Su testimonio, estudiadamente ingenuo y fresco, se va enrareciendo a lo largo de la película. A través de sus palabras nos asomamos a la intimidad de la mano derecha de López Rega en lo que se va convirtiendo en un relato entre kitsch y siniestro, entremezclando notas cariñosas en la puerta de la heladera con recuerdos de Khadafy y de Fraga Iribarne y pruebas de puntería de armas de fuego en su propia humanidad. Un segmento de la película está dedicado a la prehistoria de la Triple A, sus orígenes oscuros dentro de la propia fuerza policial. El trabajo periodístico es impecable, pero cierto apuro en contar demasiadas cosas y el tiempo perdido en las innecesarias reconstrucciones le juega en contra a una historia compleja y con muchos nombres. Uno de los entrevistados es editado de manera que todas sus pausas queden afuera, como si hablara a los saltos. Esta idea de "acelerar" un testimonio implica interesarse exclusivamente en el contenido textual de su declaración. Lo cierto es que los silencios, las pausas, las vacilaciones, son parte de lo que el testimoniante expresa: refuerzan, acentúan, relativizan lo que se está diciendo. Despareja, abrumadora, excesiva, Parapolicial negro se hubiera beneficiado de un recorte más austero de temas y elecciones formales. Aun así cuenta con un testimonio invalorable y desconocido hasta nuestros días, acompañado por un trabajo periodístico notable.
Un documental impresionante que investiga el nacimiento y los crímenes de la Triple A, sin dudas una cuenta pendiente de esclarecimiento definitivo y juicios imprescindibles. Testimonios para la sorpresa, la emoción y el horror.
Una historia violenta Este penúltimo trabajo de Javier Diment (La memoria del muerto, vista en el BAFICI 2012) combina documental y ficción para reconstruir la (pre)historia de los principales lìderes de la Triple A, organismo paraestatal responsable de cientos de muertes (como las de Rodolfo Ortega Peña, Silvio Frondizi y el padre Carlos Mujica) y miles de actos de violencia contra los militantes del campo popular en el perìodo previo al golpe militar de 1976. En tèrminos de investigaciòn -contò con el aporte de gente valiosa como Ricardo Ragendorfer y Nicanor Loreti-, la propuesta es más que sólida e incluye no pocos hallazgos (como el testimonio de la viuda de Eduardo Almirón Sena, uno de los jerarcas de las AAA, todo un exponente de aquella locura y de la insólita capacidad de negación de un ser humano) y una multiplicidad de capas, historias y puntos de vista. No me convenció, en cambio (admito que casi nunca me convencen), las escenas de ficción que intentan transportarnos a aquellos años de violencia desatada. En plan film-noir, Diment muestra las torturas, los asesinatos y las traiciones internas, pero allí no reside el fuerte de la película. Los pasajes de mayor potencia e intensidad se consiguen cuando los protagonistas de aquellos tiempos o los investigadores de este tema (como Marcelo Larraquy) aportan detalles, datos, anécdotas no demasiado conocidas sobre López Rega y su entorno, la burocracia sindical y los ex policías que integraron la Triple A, elementos que nos permiten dimensionar el grado de locura, fanatismo, impunidad y odio que guiaron su accionar. Un film duro, impiiadoso, desgarrador, riguroso y, sí, necesario.
Con una violencia exacerbada Si la violencia es una realidad, ciertos excesos producen un efecto contrario al que se quiere provocar y se supone que no se trata de una película ‘gore’. Correctos actores como Luis Ziembrowski, en el papel del inspector de policía apodado Robocop y Sergio Boris, que lleva el seudónimo de ‘Oreja’. Con una violencia exacerbada Es un documental que a través de distintos testimonios habla del nacimiento del grupo clandestino paramilitar de extrema derecha Tripe A (Alianza Anticomunista Argentina), que centró su acción en el asesinato de guerrilleros y políticos de izquierda en un número estimado en mil quinientas personas. La película se refiere a las responsabilidades por parte de López Rega, Ministro de Bienestar Social, ejecutores como Almirón Sena y Juan Ramón Morales, y su participación en hechos como la masacre de Ezeiza, la muerte del sacerdote Carlos Mugica, la del abogado Ortega Peña, defensor de sindicalistas y presos políticos, el secuestro y la muerte de Silvio Frondizi y Julio Troxler. Las amenazas de muerte a artistas son testimoniadas en el filme con una nota a Isabel Sarli, cuestionada por los desnudos de su películas. Y los distintos reportajes se refieren al grado de conocimiento que pudo haberle competido al presidente Perón respecto de la organización, así como las relaciones con miembros de la Policía Federal y bonaerense y las organizaciones sindicales. TESTIMONIOS Es importante la recopilación de testimonios que dan un vasto panorama del fenómeno Triple A y hablan de un amplio trabajo de producción, pero es lamentable la fusión con elementos de ficción que exhiben grados de violencia exacerbada. Si la violencia es una realidad, ciertos excesos producen un efecto contrario al que se quiere provocar y se supone que no se trata de una película ‘gore’. Correctos actores como Luis Ziembrowski, en el papel del inspector de policía apodado Robocop y Sergio Boris, que lleva el seudónimo de ‘Oreja’.
Admirable retrato del país del terror Esta película, alternativamente, estremece de espanto y hace reír también de espanto, pero con gusto. Se trata de una apabullante conjunción de testimonios y escenificaciones a propósito de dos famosos miembros de la Triple A, desde sus andanzas criminales dentro mismo de la policía, allá en los 60, hasta los dulces recuerdos de la viuda de uno de ellos en la actualidad. Lo de esta agradable señora es muy gracioso. «Eramos como los Ingalls», concede en un momento, y también muestra la foto con su padrino de casamiento: López Rega. Para ella, que hoy vive en España con un acento castizo similar al de otra agradable señora, su marido salía a repartir juguetes en misiones sin horario de Bienestar Social. Su marido era Eduardo Almirón, un policía decididamente corrupto, de grave prontuario interno ya a comienzos de los 60, dado de baja, pero reincorporado, ascendido y pasado a tareas especiales en 1973-74. Lo que víctimas e historiadores policiales cuentan de él, una parte de lo que cuentan, Luis Ziembrowski, Sergio Boris, Pablo Krinski, Emilio Laszlo, José Mehrez lo representan. Y a veces el espectador siente el impulso de apartar la vista de la pantalla. Quienes hablan son el general de brigada (RE) Juan Jaime Cesio, entonces coronel a cargo de la Secretaría General del Ejército, Sergio Bufano, Marcelo Larraquy, Carlos Petroni, Ricardo Ragendorfer y otros. Y Ana María Gil Calvo, viuda de Almirón. Cada vez que ella habla es un regocijo, en especial cuando por ahí se contradice, o no se sabe si está creando un personaje para tomarle el pelo al reportero. Y sin embargo es todo cierto, esa es su verdad. Como también lo es, aunque ponga los pelos de punta, la del poeta Gabriel Ruiz de los Llanos, un nacionalista de pluma y espada, verbo inflamado y dicción clara, que, bien erguido, recita las condenas a los rojos que publicaba por entonces en «El caudillo». Para mayor impresión, a veces la cámara lo toma desde abajo. Y el hombre da miedo. Eso era lo que muchos leían. Curiosamente, hoy el hombre sigue escribiendo. Es más amplio de lo que aparece en la película. Y no se puede dejar de coincidir con algunas cosas de mucho sentimiento argentino que escribe. Eso también es terrible. En suma, una película distinta, esclarecedora, inquietante. A veces hay que respirar hondo. Pero vale la pena. Hasta deberían pasarla en las escuelas, en especial las escuelas de policía.
La trágica Triple A Documental que combina cabezas parlantes y recreaciones. Parapolicial negro es un documental sobre el origen de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), construido con abundantes cabezas parlantes y recreaciones ficcionales que transcurren en la actualidad. Dos elementos que podrían ser motivo de prejuicio. Pero no: la película de Valentín Javier Diment no tiene los típicos vicios didácticos de muchos documentales históricos. Tampoco su estructura. Es dinámica, por momentos asombrosa y abre preguntas sobre el pasado y sus efectos sobre actualidad argentina. En primer lugar, cuenta con una entrevistada -un personaje central- nada convencional: María Gil Calvo, viuda de Eduardo Almirón, uno de los cabecillas del sangriento grupo parapolicial que, en los años previos al golpe militar del’ 76, asesinó a alrededor de 1.500 personanas. Esta entrevista, realizada en España cuando Almirón había sido extraditado desde ese país hacia la Argentina, es un verdadero hallazgo: sobre todo por el modo trivial, casi festivo, con que la mujer cuenta intimidades -a medida que avanza el filme, cada vez más oscuras y al mismo tiempo reveladoras- sobre Almirón. También hay valiosos y dinámicos testimonios de periodistas de investigación, historiadores, ex militantes y ex delegados sindicales, mechados con la lectura de rabiosos manifiestos anticomunistas a cargo de Gabriel Luis de los Llanos, poeta nacionalista que publicaba esos textos en la revista El caudillo , de la derecha peronista. Las salvajes recreaciones ficcionales, que aluden a la Triple A pero que tienden vínculos con las estructuras policiales actuales, están a cargo de Luis Ziembrowski y Sergio Boris, entre otros. A medida que avanza el relato, los cruces entre lo histórico, lo policial e incluso lo psicológico -el retrato intimista y sentimental que Gil Calvo va brindando de su marido- se convierten en un entramado absorbente, vital para comprender más los complejos ‘70. Cerca del final, el filme abre interrogantes acerca del grado de conocimiento de Perón sobre los crímenes de la Triple A y sobre la participación de sindicalistas aún hoy en funciones. Diment, con inteligencia, no ofrece respuestas cerradas.
Soy de los que ve muchos documentales, y en general, todos comparten ciertos parámetros similares para su construcción y desarrollo. De ahí que se parecen mucho al repetir la fórmula y si el tema no es interesante, pasan desapercibidos para la critica y el público. No sucede esto con este trabajo de Javier Diment. "Parapolicial negro", explora ideas distintas para enriquecer y tonificar su construcción. Ya sabemos, el tópico, era por demás potente (la prehistoria de la siniestra triple AAA, con todo lo que eso significa) por lo que lógicamente esperabamos un prolijo relato de investigación, plagado de testimonios fuertes sobre el tema dentro del estilo habitual para el género. En ese sentido, Diment elige un enfoque levemente diferente, sube la apuesta y busca conmover, no sólo desde las palabras. Intenta que ofrezca matices inquietantes, al incorporar dramatizaciones sobre el accionar de estos pesados criminales en situaciones violentas, en la piel del confiable Luis Ziembrowski y otros actores que componen cuadros aterradores. El film alterna (sobre todo en la primera mitad) el buceo habitual que se hace con testimonios valiosos de biógrafos, investigadores y sujetos de relieve, con segmentos donde se reconstruye, en base a material del relato (prolijamente evocado a través de diarios y fotos) escenas en las que estos sádicos ejecutaban sus actos sin ningún freno inhibitorio. Si bien, el director los fecha en el presente, es una cuestión de forma, están inspirados en los recorridos reales de esa banda y funcionan como boyas en el mar: esto pasó ayer y si mirás a tu alrededor, puede seguir sucediendo... Gran parte de la historia se centra en Eduardo Almirón, uno de los jefes de la Alianza Anticomunista Argentina, creada por López Rega en su ascenso al poder con el regreso de Perón. Conoceremos su prontuario y los deliencuentes con los que trabajó en los 60' en una cuidada reconstrucción histórica . Hay algo de original a la hora de retratarlo? Por un lado, historiadores prestigiosos... Por el otro, su viuda, María Gil Calvo, quien estuvo casada con este asesino hasta su muerte, le pone color al film (por decirlo de alguna manera). Ella trae los momentos más absurdos del film (mejor no anticipar) al describir desde su punto de vista, que la mala prensa es la que condenó a su marido a un final injusto. El film entonces tiene varias capas (es muy fuerte también la presencia del poeta nacionalista Gabriel Ruiz de los Llanos, leyendo fragmentos de su obra "El caudillo", que realmente, meten miedo -bah, eso quizás para cualquier zurdo que se precie de serlo!), hay mucha reconstrucción "dinámica", cambiante y vital que hace que "Parapolicial negro", vuele. Se devora, asusta lo que cuenta y funciona como una topadora: no es sólo conocer el pasado, es entender que esta "mano de obra" desocupada está viva, impune y haciendo sus negociados incluso hoy en día. Y es tanto lo que transmite, que afecta. Tomar conciencia de lo que presenta, deja huella. No vamos a anticipar más (hay que verlo, es necesario, realmente), saber es entender y eso es lo que aporta Diment en su trabajo: una mirada comprometida sobre una banda que mató y torturó sin control y las peligrosas ramificaciones y cuadros que la rodeaban, muchos de los cuales siguen intactos en lugares de poder, políticamente protegidos- Inquietante.
La historia reciente de nuestro país es demasiado tenebrosa y triste. Pero antes de los horrores que se cometieron durante la Dictadura, también existió una organización dedicada al secuestro, la tortura y la muerte: la Alianza Anticomunista Argentina, conocida como la Triple A, escuadrón ultraderechista que se encargó de amenazar y exterminar a políticos y guerrilleros de izquierda, y también a gente del mundo del arte y el espectáculo. Estos crímenes fueron catalogados como delitos de lesa humanidad, y parte de su accionar se puede ver en la premiada El Secreto de sus Ojos, de Juan José Campanella...
Documentando las fuentes de la violencia (contrarrevolucionaria) El documental Parapolicial negro. Apuntes para una prehistoria de la Triple A, del director Valentín Javier Diment, recorre, durante una hora y media, los más conocidos episodios del accionar de la Alianza Anticomunista Argentina: los asesinatos de Rodolfo Ortega Peña, el cura Mujica, Julio Troxler y Silvio Frondizi; las “listas negras”, que incluyeron no sólo a sindicalistas y militantes, sino a artistas (habla, por ejemplo, Isabel “Coca” Sarli, recordando las amenazas de la Triple A a ella y al actor y director Armando Bó), etcétera. En suma, hablamos de una estructura paraestatal, policial-militar, que cometió más de 1.500 crímenes en el período previo al golpe genocida del 24 de marzo de 1976. En Parapolicial… abundan los testimonios: militantes políticos y sindicales, periodistas e historiadores dedicados al tema de la (llamada demasiado genéricamente) “violencia política” y a la (eterna) corrupción de los cuerpos policiales y, “la perla”, el “riel” (o “viga maestra”) sobre el que se desarrolla el film: el testimonio de María Gil Calvo, viuda de Eduardo Almirón. Ella, una azafata española que conoció en aquellos años a Almirón, accedió a hablar, y mucho; proveyendo además fotos y papeles que demuestran –aunque ella lo niegue o se contradiga, en una (no tan, como se verá al final, en los títulos) asombrosa mezcla de surrealismo y cinismo– el rol de López Rega (a la sazón, padrino de la boda de Gil Calvo y Almirón) y del mismo Perón, en el desarrollo y funcionamiento de la Triple A. Los “periodistas policiales” e historiadores (Ricardo Ragendorfer, Marcelo Larraquy, Javier Diment) reconstruyen la trayectoria de Almirón y Juan Ramón Morales, de la Policía Federal, dedicados en la década de 1960 a realizar “mejicaneadas” (robar con una banda a otras bandas de ladrones o traficantes) y luego “pasados a disponibilidad”, a “vegetar” en la fuerza algunos años, hasta que a comienzos de los ‘70 serán convocados a servir a López Rega y a sus bandas, con cuartel general en el Ministerio de Bienestar Social. Otro protagonista que (re)aparece es el poeta nacionalista Gabriel Luis de los Llanos, (re)leyendo ante las cámaras sus versos, exaltando “la brutalidad” y “la grandeza” –junto a su odio a “los zurdos”–, que aparecieron en la revista de la derecha peronista El caudillo. Junto a esto, el documental, haciendo honor a su epígrafe, “cada uno elige cómo contarse la historia”, recrea, con actores (Luis Ziembrowski, Sergio Boris, Pablo Krinski, Javier Diment, Lorena Vega), con acontecimientos fechados en el presente, ese accionar paralelo de crímenes, robos e impunidad (política) que comenzaron en los ‘60, se desarrollaron la década siguiente y, tras el golpe militar de Videla y cía., se generalizaron en todo el país. En síntesis, Parapolicial… es un muy interesante documental, por momentos en apariencia complejo, pero que de conjunto, deja a las claras la formación, surgimiento y accionar de la Triple A. (Como dice en un momento Larraquy, se copió “el modelo” de “emplear bandas” que tenían –y tienen: recordar la desaparición de Jorge Julio López, o el crimen de Mariano Ferreyra– la burocracia sindical, las policías, y los grupos nacionalistas y/o peronistas.) Aunque hay que señalar que esta reconstrucción (con variados puntos de vista) peca de dar por sabido algo que tal vez no sea tan así para “el gran público”: el hecho de que, desde 1969 Argentina había entrado, desde el Cordobazo, en una etapa revolucionaria, de insurgencia obrera, juvenil y popular, y que esa etapa no la pudo cerrar ni Perón con las elecciones, ni el accionar de las AAA con sus “crímenes selectos”. Seguramente para el kirchnerismo y su (trucho) “setentismo” no es un documental cómodo, reivindicable: un militar retirado asegura que era imposible que Perón no sólo tuviera conocimiento de las AAA, sino que las dirigiera; y, por otra parte, se señala que el juez afín al actual gobierno nacional, Oyarbide, “cajoneó”, deja “dormir” la “causa Triple A” (donde están implicados burócratas sindicales, amigos o ex, del gobierno), mientras los mismos jefes de esa banda, Almirón y Morales, ya fallecieron. Y entonces, ¿quién queda –además de Isabel Perón– por interrogar para que se sepa la verdad, y para castigar por esos crímenes de luchadores obreros y populares? Y también, Parapolicial… deja a las claras cómo, en el presente, existen los canales, las vías y mecanismos para que esos comandos vuelvan a existir y se desplieguen, cuando el nivel de la lucha de clases requiera, a favor de la clase dominante, acciones contrarrevolucionarias.
Parapolicial negro. Apuntes para una prehistoria de la AAA Un documental de Valentín Javier Diment con secuencias de ficción. Una de las tantas formas de contar una historia que aún conlleva un debate pendiente. por Carlos Folias Durante estos días se viene exhibiendo en el Cine Gaumont Espacio INCAA km 0 (Rivadavia 1635 Ciudad de Buenos Aires) el documental de Valentín Javier Diment "Parapolicial negro. Apuntes para un prehistoria de la triple A". Diment, que viene de presentar en el BAFICI 2012 "La memoria del muerto", se ocupa en este caso de la tristemente célebre organización de ultraderecha (Alianza Anticomunista Argentina) que se dedicó al hostigamiento, amenaza y asesinato de toda persona a la que considerara enemiga por sus "ideas de izquierda" mediante secuestros, atentados, violaciones y demás atrocidades durante los años previos al desgraciado golpe militar de marzo de 1976 en Argentina. La organización que actuaba con total impunidad, por provenir del propio aparato estatal, contaba entre sus organizadores al nefasto José López Rega (Secretario de Juan D. Perón y Ministro de bienestar (?) social en el gobierno interino de Lastiri en 1973 y luego durante el de Perón y el de Isabel Martínez) y al comisario de la Policía Federal Alberto Villar. El documental, centrado principalmente en Rodolfo E. Almirón (ex subcomisario capturado en España y extraditado a la Argentina, encarcelado en el penal de Marcos Paz y fallecido en 2009) y Juan R. Morales (ex comisario fallecido en 2007 mientras cumplía arresto domiciliario) es fruto de un gran trabajo de investigación que aporta un material muy valioso para analizar lo acontecido en esos años violentos. Se han obtenido gran cantidad de testimonios (de periodistas, políticos, artistas...) y en especial el de la viuda de Almirón que resulta sumamente esclarecedor. Algunos se han seleccionado para integrar el film y otros que no quedaron en la edición final se darán a conocer luego, según lo expresado por el director, dada la importancia de los mismos como material para profundizar el estudio e investigación del tema. El director, además de los recursos propios del documental, incluye secuencias de ficción a cargo de un variado elenco de actores, en el que se destaca la actuación de Luis Ziembrowski, Sergio Boris, Pablo Krinski y el propio Diment. Así, la violencia expresada con total crudeza muestra su extensión en el presente, refieriendo a un pasado reciente que aún se sigue revisando y que así seguirá durante mucho tiempo dada la gran cantidad de interrogantes que aún subsisten. Un debate de la sociedad (y aún de la justicia por ser crímenes de lesa humanidad) sobre responsabilidades, complicidades y demás yerbas aún no resueltas y al que sin duda este film le hace un gran aporte.