Interesante reflexión sobre la ceguera "¿Cómo se percibe el mundo a través del oído, el olfato y el gusto, sin involucrar la visión?" Sofía Vaccaro hace esta pregunta a un puñado de personas obligadas a percibirlo sin la vista, y por diversos medios procura hacernos sentir, aunque sea un momento, la sensación de miopía, incluso de ceguera. Imágenes vacilantes, sobreimpresas, fuera de foco. Sonidos abundantes, orientadores. Sensación de mareo, de esfuerzo permanente. Entre quienes responden, está Verónica González Bonet, una de las dos únicas periodistas ciegas que hay en la televisión mundial (tiene un espacio semanal por Canal 7), a quien vemos usando la computadora con un software de voz robótica. También está Silvia Gurfein, artista plástica de quien oímos un texto sobre visibilidad y vemos un óleo titulado "Un parecido que se deja atrás sin ser visto". Y el formoseño Mateo Terrile, joven bandoneonista de tango, miembro del grupo Quantum, que en cierto momento va caminando tranquilamente por la calle con Andrés, su hermano gemelo, ambos discapacitados visuales. ¿Cómo se imagina a sus pequeños hijos una madre ciega, mientras les da el desayuno y los vigila con admirable atención? ¿Y en qué momento advertimos que ese niño que corre por la plaza, y juega una cinchada en el recreo, no ve como los demás niños que lo acompañan? Pero igual le brilla la alegría, como cuando aprende a deletrear una frase en el sistema Braille que le enseña pacientemente la maestra. La idea es interesante, y ofrece descripciones y reflexiones poco transitadas por el espectador común, aunque el esquema expositivo (una sucesión de fragmentos dispersos, como asomos de percepción) puede cansar un poco. Y da la sensación de haber desaprovechado un poco a los entrevistados. Por cierto, varios de ellos se merecen una película propia. El trabajo remite directamente a un impresionante trabajo de Werner Herzog en su juventud, "El país del silencio y la oscuridad". Y permite recordar, de paso, dos hermosos documentales: "El último hombre", de Jaime Rest, sobre algunos miembros de la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos (la primera de esas características que hubo en el mundo) y el reciente "Gabor", de Sebastián Alfie, sobre un director de fotografía que perdió la vista pero no la memoria visual, ni la habilidad, ni el sentido del humor. Un recuerdo más lejano, pero presente en eso de tratar de entender cómo percibe el otro las cosas: el actor negro Sidney Poitier, caminando unos pasos con los ojos cerrados, tras advertir el amor que siente por él una blanquita ciega, en el relato antirracista "Cuando sólo el corazón ve" ("A Patch of Blue", 1965).
Percibir sin ver Dirigido por Sofia Vaccaro, ¿Qué ves? :: Ecos de lo inVISIBLE (2014), es un film que se centra en la importancia y el grado de desarrollo que adquieren el oído, el tacto, el olfato y el gusto, cuando la visión disminuye. Se trata de una experiencia sensorial que traslada al espectador a un universo que no le resultará indiferente. ¿De qué manera se percibe el espacio? ¿Cómo se realizan las actividades cotidianas cuando la vista es nublosa? ¿Qué rol ocupa el sonido y cómo se agudiza? Estos son algunos de los interrogantes que intenta responder ¿Qué ves? :: Ecos de lo inVISIBLE. A través de siete protagonistas que tienen diferentes grados de visión, entre los que se destacan una mamá que cuida a sus hijos, un niño que es aceptado por sus pares en la escuela, una artista plástica y un joven músico, el documental muestra cómo se convive con la dificultad y de qué forma se potencia el resto de los sentidos. Si bien la película de Vaccaro se sustenta en los testimonios, también se destaca por las imágenes y sonidos elegidos para acompañarlos. Hay momentos que le permiten al espectador disociar los sentidos y comprender la información que cada uno le proporciona. Como por ejemplo, los segundos en los que se observa en primer plano el accionar de una abeja al recolectar el néctar de una flor, mientras se escucha el zumbido que produce; o cuando sólo se percibe la voz de los actores del teatro ciego y la pantalla permanece en negro. Es indudable que los protagonistas tienen que enfrentar una realidad compleja todos los días. Pero además de mostrar las diferencias que deben atravesar en relación a personas videntes, el documental plasma la naturalidad con la que viven situaciones más que cotidianas: prepararse un café, tomar el subte y asistir a la escuela, entre muchas otras. El film de Vaccaro también manifiesta que el oído, el olfato, el gusto y el tacto redoblan su importancia cuando disminuye la visión. Porque es en ese momento cuando se convierten en los principales encargados de describir paisajes, objetos y personas. Siguiendo ese ejemplo, ¿Qué ves? :: Ecos de lo inVISIBLE propone un desarrollo, en parte vivencial, de un tema tan difícil como sensible. Y lo logra.
Mirar a través de los sentidos Siete personajes con distintos grados de visión y con diversas visiones del mundo son los protagonistas de este documental atípico que habla, a través de sus imágenes, de la necesidad de ser comprendidos por una sociedad que, muchas veces, no repara en la problemática de los no videntes. Con las participaciones de la artista plástica Silvia Gurfein, de actores y músicos del elenco de Teatro Ciego, de un artista sonoro y de dos niños, la realizadora va armando una especie de puzzle que invita a hacer partícipes a los espectadores de la imaginación de sus protagonistas. Una fotografía de indudable textura armoniza con las palabras que cada uno de esos protagonistas relatan sus propios e íntimos secretos, encomiables además porque nunca sucumben a la desesperanza. No fue tarea fácil, sin duda, trasladar a la pantalla grande esta problemática, pero Vaccaro supo salir indemne de su propósito gracias a su experimentación formal, apoyada firmemente en la riqueza del universo sonoro de su film.
El arte de poder ver con otras herramientas Ver sin ver. Ver utilizando otros sentidos. Ver lo invisible. Puede sonar a juego de palabras, pero el largometraje de Sofía Vaccaro demuestra que tal cosa no sólo es posible, sino algo cotidiano para aquellos que han perdido la vista o nunca tuvieron la posibilidad de relacionarse con el mundo a través de los ojos. La propuesta de ¿Qué ves? Ecos de lo invisible alterna recursos del documental tradicional, como la entrevista a cámara y el seguimiento en actividades diarias de los protagonistas, con segmentos que se proponen transmitir otras formas de percepción a partir de la experimentación visual y sonora. Las historias elegidas por la realizadora incluyen, entre otras, a una madre de dos hijos pequeños, ciega desde la infancia, un joven bandoneonista que sólo mantiene un cinco por ciento de visión en uno de los ojos, una artista plástica cuyas pinturas trabajan texturas y tonalidades, un músico experimental que realiza performances sonoras, un grupo de teatro que realiza obras a oscuras y un niño que comienza a dar sus primeros pasos en la lectoescritura Braille. Vaccaro entrelaza esos relatos personales y los presenta a la manera de un mosaico de ideas e impresiones, evitando relacionarlos de forma firme y clara o como elementos constitutivos de una tesis. Es una decisión y un riesgo que, en algunos momentos, hace que el film se entregue a una deriva no siempre interesante, pero que en otras instancias permite acercarse a los personajes desde su costado más humano y nunca como exponentes de un muestrario didáctico o aleccionador. Atravesando y enraizándose en esas historias, ¿Qué ves? presenta imágenes en movimiento donde la tonalidad, el contorno, el color, la luz y la sombra toman control por sobre la forma delineada con claridad. Algunas están fuera de foco o enmarcadas por máscaras que obturan parte del cuadro; otras fueron rodadas en 16mm, y en ellas se destacan ciertas imperfecciones del soporte fílmico como parte fundamental de su estética. Algo similar ocurre con la pista sonora, que se concentra en el aquí y el ahora de los reportajes y el registro directo, aunque de pronto comienza a acumular y mezclar capas de sonidos no siempre discernibles, un recurso expresionista cortesía del experimentado sonidista (a su vez realizador de dos largometrajes) Gaspar Scheuer. Si el título de la película hace referencia a las maneras en las cuales aquellos que no pueden ver “observan” a partir de las reverberaciones de lo invisible (“yo no veo negro, no veo nada. Es como si ustedes quisieran mirar por la nuca”, dice uno de los protagonistas), ¿Qué ves? permite al vidente comunicarse con ellos a partir de la empatía, nunca de la piedad o la simple curiosidad. Las expresiones artísticas –las sublimes, las fallidas y también las diletantes– pueden ser uno de los mejores mediadores entre esos dos mundos.
Un interesante documental que indaga sobre la percepción con artistas y gente con discapacidad visual y auditiva. VAYA
Los méritos de este filme sobre la ceguera quedan opacados por su excesiva ambición. “Vivimos en una sociedad donde resulta muy complejo ponerse en el lugar del otro”, dice Verónica González Bonet, periodista, madre de mellizos, ciega. Subsanar esa actitud es una de las metas de ¿Qué ves? Ecos de lo invisible: mediante los testimonios y el retrato de retazos de las vidas de González Bonet, un bandoneonista y su hermano mellizo (Mateo y Andrés Terrile) y dos chicos (Thiago Bazán y Nacho Spósito), nos enteramos de cómo se las arreglan todos ellos para desenvolverse sin utilizar un sentido primordial: la vista. En esas imágenes y esas palabras, el aspecto periodístico del documental, está lo más interesante de la película. Y el espectador se queda con ganas de saber más acerca de cómo hace una madre ciega para criar a dos hijos (que, además, sí pueden ver); cómo se integra un nene ciego a compañeros de escuela (que también pueden ver); cómo hace un músico ciego para aprender a tocar sin la posibilidad de leer un pentagrama. Pero la película no se limita a ser un registro periodístico de la cotidianidad de ciegos diversos; tiene ambiciones artísticas y filosóficas. Y es ahí donde pierde el foco, casi literalmente. Ilustradas con imágenes borrosas que, en claveexperimental, intentan emular una visión defectuosa, hay largas declaraciones de la artista plástica Silvia Gurfein y el artista sonoro Nicolás Varchausky, que reflexionan sobre lo visual, lo sonoro y la preponderancia de las imágenes en nuestra sociedad, entre otras cuestiones. Pero lo que más aportan es tedio, y terminan opacando los méritos del documental.
Una mirada diferente Las imágenes no son claras, el sonido tampoco. Bueno, no son claras en un sentido conservador de las imágenes y del sonido. Más claro sería decir que no son identificables, que no se pueden asir a ningún preconcepto. Son, y en el camino se van convirtiendo en algo, cuando nuestra comprensión superior -aunque eso está por verse- del que ve y oye termina por darles una forma. Con ese tipo de imágenes (visuales y sonoras) borrosas, fragmentadas, misteriosas juega constantemente la directora Sofía Vaccaro en ¿Qué ves? Ecos de lo invisible. Esos pasajes sirven para ilustrar instancias entre -o sobre- las entrevistas que van puntuando el documental: esos testimonios pertenecen a personajes que sufren algún tipo de discapacidad visual y que, de manera curiosa -o no tanto- han terminado vinculándose con el arte. Quienes aparecen en el film son Silvia Gurfein, Verónica González Bonet, Andrés y Mateo Terrile, Nicolás Varchausky, Nacho Spósito y Thiago Bazán, y de alguna u otra manera la mayoría está relacionada con el arte. Los protagonistas, entonces, logran reconvertir esa dificultad (que va de una ceguera total a una parcial pérdida de la visión) en un aparato artístico que se nutre de alguna forma de los sentidos. ¿Qué ves? Ecos de lo invisible trabaja dos vertientes: por un lado la discapacidad en choque constante con un mundo construido para aquellos que no la sufren; por otro, esa discapacidad vuelta regla y no excepción, poniendo en crisis el discurso audiovisual del que ve y oye sin dificultades mayores. La intromisión de la directora se da en esos focos, filtros y desfasajes visuales y sonoros que la película aporta para hacer físico, de alguna manera, el discurso de sus protagonistas. Vaccaro aborda acertadamente la mirada sobre la discapacidad, sin hacer una apología simplista de aquellos que la padecen: los muestra en su universo, haciéndose dueños de su mundo, pero mostrando de alguna forma sus fronteras. No es este un trabajo didáctico, sino uno que se pregunta más bien y pertinentemente sobre cuáles son los límites de la imagen (como elemento y como concepto) hacia un lado y otro de la discapacidad: en definitiva nos conduce a un mundo imaginario, donde ningún valor es asertivo y todo es relativo. Y donde la interpelación del título -ese ¿qué vemos?- es una invitación a transitar nuestros propios senderos audiovisuales. Por cierto que la excelente fotografía de Juan Barney y el sonido de Gaspar Scheuer aportan el grado de distinción necesario ante un trabajo que por momentos es pura experimentación. Y que incorpora, desde ahí, otro sentido: el táctil.
Percepciones ¿Cómo se percibe el mundo?, seguramente este interrogante resultó un interesante detonante para que la realizadora Sofía Vaccaro atravesara el universo de las preguntas en búsqueda de posibles respuestas, en un documental que a veces adopta la forma de ensayo cinematográfico y otras la más clásica con testimonios a cámara, pero que evade todo intento didáctico y se sumerge en la profunda subjetividad. Qué ves, ecos de lo invisible tiene la particularidad de fluir a la par de sus siete historias, las cuales se relacionan entre sí bajo el denominador común de la utilización de los sentidos, aunque predomina en varias de las anécdotas la carencia de uno de los sentidos más importantes: el de la vista. ¿Se puede ver sin ver?; hasta qué punto se reconfigura un espacio en la mente valiéndose de los otros sentidos como el oído o el tacto parece responder positivamente la experiencia de vida de una madre no vidente que cría en perfectas condiciones a sus hijos videntes o en la performance de un bandoneonista ciego que ejecuta junto a otra compañera de ruta melodías con alta sensibilidad. La misma que se reconoce en la enseñanza o dedicación de la escritura braile a un niño en plena etapa de descubrimiento de ese mundo de otras sensaciones más allá de la vista. Pero además de resignificar el uso de los sentidos, Vaccaro encuentra en su propia búsqueda otra modalidad que hace a la creatividad y a la experimentación, como por ejemplo el teatro oscuro, la conversión de la luz en sonidos o la técnica de una pintura concentrada en los destellos de una imagen. Esos elementos, a veces dispersos en el lienzo cinematográfico de Qué ves..., constituyen la verdadera esencia de este singular enfoque propuesto por la directora argentina y que merece la pena descubrir en la sala de cine.