Una producción regular que entretendrá a los pequeñines con un gran despliegue visual y un cuento sencillo y simpático pero con pocas ideas. Si bien la aventura y la acción están a la orden del día le falta algo que resalte, que sea llamativo o impacte, pues los personajes son...
Duro como enano de jardín. Sir Arthur Conan Doyle es el autor responsable de uno de los personajes más emblemáticos de la historia de la literatura, Sherlock Holmes, quien ha tenido inumerables relecturas desde los inicios del arte cinematográfico. Probablemente el bueno de Arthur jamás hubiese imaginado que el popular detective llegaría a tener una reinterpretación en el cine animado como la que nos entrega Sherlock Gnomes (2018). Como una suerte de spin-off de Gnomeo y Julieta (Gnomeo & Juliet, 2011), esta vez la pareja de enamorados cede su protagonismo a Sherlock Gnomes -cualquier similitud no es mera coincidencia- y su fiel compañero Watson, quienes tendrán que develar el misterio relacionado con la sorpresiva desaparición de los enanos de jardín de todo Londres. Mediante una estructura narrativa que impone cada cinco minutos una secuencia de persecución, pelea o algún otro tipo de suceso arriesgado para sus protagonistas con el acompañamiento de las tonadas rockeras más estándar imaginables, el guión de Ben Zazove da la sensación de no querer aburrir ni por un segundo a los más chicos, sin darse cuenta que en el proceso perderá irremediablemente a los más grandes… y por “más grandes” nos referimos a todo aquel mayor de diez años. El director John Stevenson, co-director de Kung Fu Panda (2008), hace lo que puede poniéndose al frente de la primer producción completamente animada de Paramount Animation, penando con un material que no logra despegarse de la media, ni siquiera aprovechando el talento vocal de intérpretes como Johnny Depp, Emily Blunt, James McAvoy, Michael Cane y Chiwetel Ejiofor, entre otros. Cargando con unos 87 minutos que se sienten más extensos de lo que deberían, el relato no puede escapar a los lugares comunes de este tipo de producciones animadas, apuntadas particularmente a la audiencia infantil, sin múltiples capas de lectura ni diferentes niveles de humor que capten la atención de franjas etarias diversas. Probablemente el trabajo sonoro y el diseño de arte sean los puntos más altos del film, con una labor interesante sobre los materiales generados por computadora, como la textura de los enanos de jardín y una paleta colorida que aprovecha cada rincón de fotograma. Con un giro innecesario en el tercer acto que confunde más de lo que simplifica, Sherlock Gnomes es una película animada que entretiene a los muy chicos, pero tiene poco para ofrecer a cualquier otro que caiga en la sala.
Enanos sin pistas Retomando la historia de los enanos de jardín que lucharon para estar juntos, pese a las adversidades y oposición de familias, Sherlock Gnomes (Gnomeo & Juliet: Sherlock Gnomes, 2018) es una película que deambula entre el clásico relato infantil y la ambición de ser un entretenimiento para adultos sin medir las consecuencias. Así como en la primera entrega el guion se inspiraba en Romeo y Julieta, en esta oportunidad el clásico personaje de Arthur Conan Doyle, Sherlock Holmes, se sumará a la desesperada búsqueda de Gnomeo y Julieta de sus amigos, trazando un relato signado por la tensión y la pesquisa, pero también el desconcierto y el copypaste. Mientras Gnomeo y Julieta junto a sus respectivas familias se adaptan a la vida en la ciudad, lugar a donde sus dueños han decidido trasladarse, el idilio de la mudanza, con el descubrimiento del espacio y el orden en comunidad, se quebrará por la desaparición de los enanos. Aparentemente el malvado Moriarty (villano que repite), una mezcla de bebé con Michelin, ha trazado un siniestro plan para desaparecer todos los adornos ornamentales de los jardines, entre ellos, los amigos y parientes de la dupla protagónica. Gnomes se sumará a la investigación que iniciarán Gnomo y Julieta para dar con los gnomos y con Moriarty, pero también para descubrir quién está detrás del robo de enanos. Como pasaba en la anterior película, Gnomeo y Julieta (2011), el realizador John Stevenson (Kung Fu Panda) desanda los caminos del relato con una sólida animación que recurre al 3D para construir visualmente el universo del film. Divide los gnomos en varias clases, y estereotipa a algunos a modo de “pitufos” con personalidades y profesiones. Además apela al conocimiento del espectador para avanzar en una trama que contiene multiplicidad de referencias a la cultura y consumos populares, punto controversial de la propuesta. El guion multiplica las referencias, pero desplaza a aquellos espectadores menos avezados, en este caso los niños, configurando una estructura dramática compleja que por momentos, entre sus giros e historias tangenciales, determinan un hilo no acorde al contrato de lectura de la película. El guiño en vez de atraer excluye, aun cuando se combina con el humor para desandar los pasos de la investigación, se traiciona al público y una vez que pasa esto, no se puede volver atrás, construyendo una anodina trama sin sorpresas. La frescura y originalidad de la primera parte se pierde, y excepto algunos momentos de animación en blanco y negro, con líneas simples y 2D, la multiplicación de canciones, la simpleza de resolución de conflictos y la imposibilidad de definir correctamente su espectador, resienten toda la propuesta. Sherlock Gnomes pese a contar con gags y humor, que resuelven la transición dramática y los giros narrativos, se debilita ante la imposición de una estructura que multiplica las líneas argumentativas, omitiendo concentrarse en aquello que importa, y transgrediendo a su audiencia.
Es la secuela de Gnomeo y Julieta (2011), también con producción ejecutiva de Elton John (no faltan los “cameos” u homenajes o guiños o como quieran llamarlo del músico), y hay tantas canciones del autor de Sacrifice que Sherlock Gnomes bien podría considerarse un musical de Elton John. Pero no vayamos tan a fondo. Los personajes centrales de aquel largo animado suman aquí a la pareja de investigadores, Sherlock Holmes y Watson. Ambos están tras la misteriosa desaparición de varios enanos de jardín. Gnomeo, Julieta y los padres de ella se han mudado del campo a la ciudad (Londres), y en un jardín que está bastante descuidado. Detrás de todo estaría Moriarty, némesis de Holmes -hay que ver cómo es representado-, pero el filme también tiene una vuelta de tuerca. No abunda el humor, por cierto, o el que está no arranca más que muecas. La sorpresa inicial se desvanece al poco tiempo. Y no es que sucedan pocas cosas sino que lo que sucede interesa poco. Dirigida por John Stevenson (codirector de Kung Fu Panda), vaya como anécdota en nuestro país que las voces originales son de Johnny Depp (Sherlock), James McAvoy (Gnomeo) y Emily Blunt (Julieta) Chiwetel Ejiofor (Watson), ya que la copias son en castellano.
La película de John Stevenson lleva a los personajes de Gnomeo y Julieta a Londres, y los hace participar en un misterio que los toca de cerca y que solo podrán resolver con la ayuda de Sherlock Gnomes, protector de los gnomos de la ciudad, y su compañero Watson. Con una trama de suspenso bastante sencilla y simpáticos toques de humor, Sherlock Gnomes es entretenida aunque algo esquemática. Las perfectas canciones de Elton John sacuden al espectador cuando lo que sucede en pantalla se vuelve un poco monótono y provocan una sonrisa inmediata (el músico es también productor de la película y hasta tiene un gnomo creado a su semejanza).
El jardín vacío Pánico en Londres: desaparecen los enanos de jardín sin explicación, los medios confundidos, Gnomeo y Julieta se pelean luego del idílico romance de maceta hasta que entra en escena el implacable Sherlock Gnomes y su fiel ladero Watson. Eso es lo que ofrece la apuesta animada de Paramount como desprendimiento de aquella Gnomeo y Julieta (2011). Sherlock Gnomes como su nombre lo indica introduce en el mundo de los gnomos animados a la creación literaria de Arthur Conan Doyle. Claro que al público menudo, a quien va expresamente dirigida la película, poco le importa el traspaso del detective más popular de la literatura al universo animado y nuevamente en una contienda con su archi enemigo Moryarti (aquí una suerte de bebé amarillo con cara de malo) y su método lógico deductivo para resolver el enigma de la desaparición. Resulta extraño que los guionistas se hayan tomado el mínimo trabajo de adosar a la trama algunos elementos de estas características cuando todo es despliegue visual, algún que otro chiste verbal y mucho movimiento con persecuciones y esos constantes estímulos que hacen el deleite de los más pequeños. Es muy probable que las versiones que se estrenen no tengan el plus del audio original para reconocer voces como las de Emily Blunt, Michael Caine o Johnny Depp entre otros personajes. Por eso a los más grandes les recomiendo llevarse un libro y si es posible uno de Sir Arthur Conan Doyle si los pequeños insisten en esta nueva aventura tamaño small animada por los jardines de Londres.
Dirigida por John Stevenson, codirector de Kung Fu Panda llega la secuela de “Gnomeo & Juliet” (2011). Esta vez, la parejita se muda junto a su familia y amigos a un nuevo jardín y su misión es dejarlo lo más lindo posible hasta que en un momento de distracción de la pareja, todos desaparecen. Para recuperarlos deciden llamar a Sherlock y su asistente Watson, quien se siente menospreciado por su “jefe” y ésto tendrá consecuencias a lo largo de la la historia. La culpa de la desaparición la tiene el mismo villano de la película anterior, Moriarty. Para recuperar a todos los enanitos deberán vivir un sinfín de aventuras llevados por distintas pistas. La película animada no deja de ser una historia simpática, con algunos gags para los más chicos, ya que los más grandes se van a aburrir. Tiene algo de acción y un poquito de suspenso acorde a la edad a la que está destinada. Los enanitos están muy bien logrados en cuanto a su textura. A Sherlock, salido de la pluma de Sir Arthur Conan Doyle, se lo presenta como a un ser muy antipático que genera rechazo, aunque al final se ablanda un poco. Las voces originales hacen que tengamos ganas de verla subtitulada, aunque sabemos que con chicos es imposible, pero están Johnny Depp, Emily Blunt, Michael Caine, etc. Una pena. Sólo para ir con los más cuiquitos. ---> https://www.youtube.com/watch?v=zC9b1orltc8 ---> Voces Originales: Johnny Depp, James McAvoy, Emily Blunt, Maggie Smith, Michael Caine, Chiwetel Ejiofor. Género: Animación . Dirección: John Stevenson. Origen: Estados Unidos. Duración: 87 Minutos Calificación: Apta todo público Estreno: 29 de Marzo de 2018 FORMATOS: 2D. UIP Argentina
La primera tuvo su encanto, la segunda no está tan lograda. Esta vez los enanos de jardín se meten con Sherlock Holmes y su Némesis Moriarty. El productor es Elton John que se homenajea a si mismo y hecha mano de su numerosísimo catálogo. No se sabe bien porque, nadie lo explica, el más malo, un chanchito rosa, quiere destruir a todos los enanos de jardín de Londres. Y Sherlock con Watson se transforman en los protectores. Por otro lado los personajes de la película anterior aterrizan en un jardín nuevo y Gnomeo y Julieta afrontan su primer desencuentro matrimonial. La aventura se centra en las maldades de Moriarty y las pistas que sigue el famoso detective. Y de tanto en tanto canciones de Elton para animar. No mucho más. Un producto que tiene una platea infantil y preadolescente adicta y la novedad de una animación sorprendente con respeto a los gnomos, perfecta, corpórea, única.
Secuela del éxito de 2011, "Sherlock Gnomes", de John Stevenson, recrea a su modo al famoso detective creado por Robert L. Stevenson dentro del mundo de las figuras de jardín. ¿Cómo es la vida de los muecos cuando no los vemos? No, no es Toy Story, porque falta un dato, son muñecos sí, pero de jardín. En 2011 "Gnomeo y Julieta" cayó dentro del mundo de la animación mainstream con una premisa que olía bastante a la maravillosa franquicia de los muchachos de Pixar. Sin embargo, a fuerza de recrear un clásico de la literatura, y otorgarle una atmósfera propia, se diferenciaba bastante de las aventuras de Woody, Buzz, y los demás. "Gnomeo y Julieta" eran dos gnomos de jardines distintos, uno de los Montesco y la otra de los Capuleto, que se enamoraban en medio de una guerra entre jardines. Nadie iba a descubrir a Shakespeare a través de esta película; pero cumplía con su cometido de ser una propuesta divertida, muy ligeramente basada en aquella la historia, y que se supo imponer en el mercado sin ser independiente, pero tampoco contando con el respaldo de una empresa de animación. Siete años pasaron de aquella, quizás algunos ya habían olvidado a la parejita feliz, y están de regreso. Sherlock Gnomes, aunque su título no lo explicite tan abiertamente, es secuela de aquella película. ¿Cuál es la fórmula? Para seguir con el mismo autor, por ejemplo, podrían haber hecho aparecer un tecero en discordia y que Gnomeo pierda la cabeza por celos, pero Otelo no es una obra demasiado fácil de adaptar a un público infantil. La opción es cambiar de rumbo. Mantener la idea de adaptar literatura clásica al mundo de lo enanos de jardín, pero en otro ámbito bien diferente. Roobert L. Stevenson se parece poco y nada a Shakespeare, y su personaje más célebre, Sherlock Holmes no encaja muy bien dentro del mundo de los Montesco y los Capuleto. Entonces, habrá que dejar descansar a Shakespeare. Tomar a aquellos personajes, para adaptarlos a otra historia diferente. En efecto, lo primero que podemos observar de Sherlock Gnomes, es que Gnomeo y Julieta están, co-protagonizan, pero encajan algo lateralmente en la historia; como si hubiese una necesidad de introducirlos para que esto sea una secuela. A diferencia del film anterior, Sherlock Gnomes no toma como referencia una novela específica de Robert L. Stevenson o su personaje Sherlock Holmes. Más bien se inspira (lejanamente) en el personaje, y hace uso de varias referencias. Todo comienza saltando del libro de relatos ala realidad. Un par de gnomos leen el relato de Sherlock, y tal parece que se inspira en un detective real. Sherlock Gnomes es más flaco y espigado que los gnomos, y hace uso de su capacidad deductiva (mediante unos inserts animados tradicionalmente que son lo mejor de la propuesta). Si bien arruina los planes de varios villanos, tiene un némesis en particular, Moriarty, otra figura de cerámica de jardín, con menos forma de gnomo que los demás, similar a una figura publicitaria, bastante creído y resentido. A su vez el detective cuenta con un colaborador, Watson (sí, los juegos de palabras en los nombres comenzaron y acabaron en Gnomes), el rechonchito cortés que recibe menos atención de la requerida. Luego de frustrar sus últimos planes, Sherlock cree haber derrotado a Moriarty para siempre. Si embargo, una ola de desapariciones de figuras en los jardines de Londres preocupa a tpdos, y Sherlock junto a Watson debe intervenir. ¿Y Gnomeo? ¿Y Julieta? La familia que ahora los reúne se muda a un nuevo jardín en Londres. Los cambios comienzan cuando ellos son nombrados como los nuevos patriarcas (o algo así) del jardín, adquiriendo nuevas responsabilidades. Julieta se toma su labor muy a pecho, y causará que Gnomeo se sienta algo apartado de su atención. Querrrán las vueltas forzadas del argumento que la pareja se vea envuelta en la investigación cuando las desapariciones los toquen de cerca. Así deberán unir fuerzas a regañadientes con el nuevo dúo. El argumento es sencillo, aún para una película infantil, y aunque presenta alguna vuelta de tuerca y sorpresa, es bastante menos ingeniosa y más obvia de lo que es presentada. Los nuevos personajes tienen personalidades bastante marcadas, y aunque es algo difícil empatizar con la figura bastante odiosa de Sherlock (arrogante hasta la exasperación), hay que destacar que posee carisma – aunque sea inverso –. Los que sí están algo desdibujados son Gnomeo y su pareja, con actitudes algo caprichosas y cambiantes, propias de un guion en el que no encuentran su lugar. Hay chistes amenos, ninguno para un carcajada amplia. No se abusa del humor adulto (aunque hay un personaje ya bastante comentado desde el afiche que puede causar algún interrogante), ni tampoco hay cantidad de referencias Pop más allá de un clip musical metido muy a la fuerza. "Sherlock Gnomes" no aprovecha demasiado la posibilidad de ser figuras inanimadas en movimiento. Casi no hay participación de humanos, y eso se siente como una posibilidad desaprovechada. Ofrece un rato entretenido, con diversión pasatista, pero que probablemente no dure mucho tiempo más después del visionado.
Por los jardines de Londres. Sherlock Gnomes y su fiel asistente Watson luchan contra el malvado Moriarty en el Museo de ciencias naturales de Londres. En paralelo, Gnomeo y Julieta se mudan a dicha ciudad junto con otros enanos de jardín. Básicamente, casi todo el elenco de esta comedia de aventuras para chicos, está formado por enanos de jardín. Salvo Sherlock, Watson y un par de personajes más, el resto tiene la forma de los conocidos adornos que han engalanado o no tanto, los jardines del mundo. Pero también hay algunas gárgolas, el mencionado Moriarty y también un importante número de gatos de la suerte (Maneki-neko) japoneses que, como todos saben, habitan en los barrios chinos del mundo, al menos los que están fuera de China. El destino de todos los personajes se entrecruzará y el famoso detective deberá resolver el complicado caso que se le presenta. La película, un tanto eufórica, pasa de una escena ruidosa a otra, como teniéndole miedo a los momentos de silencio o tranquilidad. Aun así, la aventura funciona, tiene unas vueltas de tuerca sorprendentes y un clímax en el Tower Bridge que muy entretenida. Si encuentran una versión en idioma original, el balance será positivo y marcará la diferencia, porque el elenco de voces es espectacular. Johnny Depp, James McAvoy, Emily Blunt, Chiwetel Ejiofor, Michael Caine, Maggie Smith, para mencionar a los más importantes. Y finalmente, pero no menos importante, si esta disparatada aventura con figuras de jardín convertidas en héroes tiene una utilidad, es la de presentarle a una nueva generación a Sherlock Holmes, la enorme creación de Arthur Conan Doyle. El más grande detective de todos los tiempos también puede ser admirado por los más chicos
Sherlock Gnomes no tiene mucha razón de ser. Garabatea una justificación con una sencilla escena inicial, que amplía el alcance de la que tenía Gnomeo and Juliet. En lugar de la lectura de un prólogo a la historia que estamos a punto de ver, se da cuenta de todas aquellas que se podrían llegar a contar, con clásicos cuyos títulos reciben un juego de palabras para adaptarse a las figuras de los jardines. Es una introducción simple, pero que abre el juego. No se limitará a los confines de la tragedia de William Shakespeare, sino que los ornamentos habitan en un universo literario más amplio, del cual es parte el célebre detective creado por Arthur Conan Doyle.
En un principio tiene un pequeño toque shakespeariano entre Gnomeo (Kelly Asbury) y Julieta, luego comienza toda la acción, se complica cuando desaparecen varios gnomes del jardín y esto deja paso a la investigación de Sherlock Gnomes (Johnny Depp / Ricardo Tejedo) y su ayudante Watson (Chiwetel Ejiofor / Oscar Gómez) quienes recorren las calles de Londres rodeados de personajes gárgolas de iglesia y figuras humanas, entre otras. Dirige John Stevenson (Kung Fu Panda), resulta divertida, con un ritmo sutil, un tono familiar, con chistes poco efectivos y todo el ritmo de las canciones de Elton John.
Hace unos años, la película Gnomeo y Julieta, sobre enanos de jardín que cobraban vida, resultó una genial sorpresa para algo que cualquiera hubiera tildado de bazofia. Esta secuela tiene como protagonista a un Sherlock Holmes de yeso y, aunque no tan sorprendente como la primera, hay una amabilidad y unas ganas de jugar y compartir con el espectador que generan la sonrisa. Eso sí, algún robo a cosas recientes (¿alguien dijo Minions?) se nota por ahí.