Tadeo el explorador perdido es una entretenidísima y divertida aventura para disfrutar a pleno toda la familia. No priven a los más pequeños de ver esta linda historia sin groserías, escatología o gags burdos. El relato es muy dinámico y ameno. La cuidada estética, el diseño de los personajes, la paleta de colores, los fondos ...
Sin látigo pero con ideas Una verdadera sorpresa es la visión de esta película de animación española dirigida por Enrique Gato, que encuentra en el público infantil -y también adulto- un entretenimiento efectivo y sólido en sus rubros técnicos. Desarrollada luego de dos cortometrajes que tuvieron a Tadeo Jones como protagonista, la película instala el género de aventuras a gran escala más allá de su obvia referencia al personaje de la famosa saga de Spielberg. El albañil Tadeo sueña con ser un héroe, un arqueólogo como el que él admira en la televisión, pero su realidad es otra. Cuando se ve obligado a ocupar el lugar de otra persona, inicia una travesía al Perú que lo conducirá a las pistas de la ciudad perdida de Paititi. En su viaje lo acompañan su inseparable perro; una profesora; un vendedor peruano y un pájaro que se expresa a través de carteles. Todos lucharán contra una corporación de cazatesoros. Tadeo el explorador perdido en 3D acierta en el diseño de los personajes (en especial el líder de los villanos que parece salido de un film de Bond) y en los obstáculos que se les presentan a los protagonistas en una civilización rica en tesoros y peligros ocultos. Sin látigo, pero con sombrero y un anillo que perteneció a su padre, Tadeo no usa armas sino todo el ingenio que le permite su torpeza para llegar a la verdad y terminar con sus enemigos. La película exhibe una factura técnica deslumbrante que no tiene nada que envidiar a las producciones de la gran industria y el uso del 3D resulta eficaz porque potencia el vértigo de varias secuencias. Un hallazgo es la transición que muestra a Tadeo en un terreno de aventuras para luego descubrirlo como un simple obrero colgado de una grúa de la construcción. Plagada de acción y con algún chiste sobre Ricky Martin, la película es la excusa ideal para disfrutar en familia.
AVENTURAS ANIMADAS CON VIDA PROPIA Durante años he tenido que sufrir cuando los colegas abusan de un paternalismo provinciano al defender cine de género hecho fuera de Hollywood. Pero de tanto en tanto aparecen películas como Tadeo, el explorador perdido, que hacen que los elogios sean reales, ya que no se trata de un film que debe pedir disculpas a nadie por no estar hecho por la industria más grande del mundo. No estamos hablando aquí del cine de animación considerado arte superior (otro provincialismo, pero ahora de Hollywood) hecho en Francia, por ejemplo. Tampoco hablamos de maestros aislados como Miyazaki o ese gigante ignorado como es todo el animé japonés, siempre lejos de las pantallas comerciales del mundo. Acá estamos frente a un film de puro entretenimiento sin aspiraciones de autor. Una película destinada a todo público, con especial atención en el público infantil pero no el más pequeño, ya que hay aventuras, acción y algunos sustos. Es decir, una competencia en el terreno de los films de Pixar y la tradición Disney en general. Así es que Tadeo, el explorador perdido (Insólito: versión local del original, también en castellano, claro, es Las aventuras de Tadeo Jones), film de animación realizado en España, llega para pisar un terreno que pocos se atreven a tocar. Sin paternalismos ni sobreestimaciones, hay que decir que Tadeo el explorador perdido es una divertida y muy lograda película de aventuras, llena de humor y con un ritmo que nunca decae. Una buena película, tan simple como eso. El primer largometraje de un personaje que ya en el cortometraje había mostrado que funcionaba. Tadeo, un albañil español que ha soñado toda su vida un explorador aventurero como Indiana Jones, se encuentra de pronto con una verdadera aventura, un tesoro, una chica y unos buenos villanos. Los ingredientes conocidos del género, homenajeado de punta a punta pero con identidad propia. No es el homenaje ni el guiño y nada más, la película funciona aun si el espectador no reconoce ni uno sola de esas citas. De hecho el profesor que tanto admira Tadeo le regala un sombrero que perteneció a Indiana Jones y este le contesta que no le suena. El héroe, muy español a pesar de sus sueños de aventurero de Hollywood, es un personaje que se hace querer. De hecho todos los personajes son interesantes, los cómicos, los malos, los buenos, todos. Y las escenas de aventura funcionan siempre, así como las escenas de humor. Tadeo, el explorador perdido es una gran película, de esas que no hay que dejar pasar.
Arqueología animada La propuesta animada española Tadeo el explorador perdido (2012) se mete de lleno en el mercado internacional y, sin dudas, con buenos pronósticos. Dirigida por Enrique Gato y con un acertado desarrollo del 3D, es una apuesta diseñada para que compita con las grandes producciones de animación de la industria norteamericana. En cuanto producto, es una buena película de aventuras que logra el objetivo de entretener a los espectadores, aunque sin generar grandes carcajadas. Se destaca la acción a todo momento y un alto nivel técnico. A su vez, se aprecian durante la trama escenarios sudamericanos bien diseñados, paisajes que impresionan tanto cómo están definidos -sus decorados- como su colorido. No es ni más ni menos que la representación de Perú, imágenes de la ciudad perdida de Paititi y su legendario tesoro, que impactan -quizás acá esté lo novedoso del film- en la pantalla cinematográfica. Conocer la leyenda de los Incas y, que toda la familia pero en especial el público infantil, disfrute de su historia en forma animada con un lenguaje sencillo. Fuera de eso, no hay originalidades en los personajes y en sus vínculos; aunque sí están bien caracterizados. Esta película muestra una trama clásica, sin grandes pretensiones pero efectiva: una simple historia de amor, un perro fiel a su amo, un hombre que quiere convertirse en héroe y un rival con plata, fama y belleza que tiene conquistada a la chica dulce y atractiva. Su personaje principal Tadeo, quien siempre soñó en convertirse en un arqueólogo famoso, trabaja de albañil en la ciudad de Chicago. Modesto, ingenuo, torpe, simpático, querible y por momentos arriesgado y pícaro, este protagonista ya formó parte de dos cortometrajes de Gato; y era evidente que las ideas de este realizador se volcarían en un largometraje. Teniendo como referente al personaje de Indiana Jones pero en versión animada, Tadeo enfrenta a los cazatesoros cuando queda involucrado en una aventura que nunca imaginó y también deja como enseñanza la valoración que tienen los objetos más preciados. Sin embargo el condimento humorístico no termina de cumplir con las expectativas aunque, por suerte, siempre están los animales para salvar algunos de estos baches: Belzoni, un gracioso loro mudo, de mucho carácter y buen escritor y Jeff, el perro inquieto, amigo inseparable de Tadeo. Si bien la música no llega a encajar por completo en la narración, Tadeo el explorador perdido logra mantener un buen ritmo narrativo a lo largo de la trama a partir de un buen guión y una interesante experiencia visual. Satisfecho el cine español con esta película que seguramente ganará espectadores en todos los continentes.
Gran éxito de público en España (el personaje ya había sido objeto de dos cortometrajes premiados y de una serie de cómics), esta película sobre un ex obrero de la construcción devenido arqueólogo que lucha para evitar que los tesoros de los Incas caigan en las manos equivocados es una acumulación de fórmulas, estereotipos y parodias/homenajes/"préstamos" del cine hollywoodense (hasta se usan canciones del grupo juvenil One Direction). Tenemos al patético antihéroe (torpe y gordito), a la chica linda (un robo de Lara Croft), una historia a-la-Indiana Jones, malvados de manual, un perro fiel y otros personajes "simpáticos" (el loro mudo). El acabado técnico y la animación 3D son correctas, pero nada espectaculares. Se trata de un intento por competir con el cine norteamericano en su mismo terreno. La apuesta comercial puede haber resultado en un pleno. En el aspecto artístico, es menos de lo mismo. En el mejor de los casos, una derrota digna.
El Indiana ibérico Esta propuesta de origen español para todo público y generada a partir del éxito de dos cortometrajes es la carta de presentación del personaje Tadeo Jones: un albañil que de niño soñaba con convertirse en arqueólogo y formar parte de aventuras en busca de tesoros ocultos o misterios ancestrales, pero que se le negaron durante toda su existencia en un trabajo más que rutinario y carente de todo tipo de emociones. La idea como concepto y producto cinematográfico tiene por objeto ponerse a la par de los grandes Estudios como Disney o Pixar, aunque con menos ambiciones desde la gestación del proyecto y siempre concentrado en la mirada de afuera más que la de preservar una identidad para el adentro. En esa operación es donde se puede notar por un lado el acierto en la construcción de esta aventura animada en 3D, a la que no le falta acción pero tampoco le sobra nivel, equiparándose con cualquier film ATP que no necesariamente pase por el tamiz Pixar, como así también observar ciertas falencias sobre todo en materia de guión más que en lo referente a la dirección o a los rubros técnicos. El film de Enrique Gato comete el error de mirarse en un espejo que le queda demasiado grande; se somete de manera constante a una mirada externa con un forzado intento For export que le quita personalidad y lo estanca en un conformismo peligroso. Así, queda desaprovechado el diseño de los lugares en donde se desarrolla la acción como por ejemplo Machu Picchu y se transforma a una interesante leyenda incaica en un mero pretexto narrativo, que para el público infantil debería haber sido tratada con mayor respeto. Más allá de estas definiciones y apreciaciones particulares, estamos frente a una película que entretiene y cuenta con una sustanciosa galería de personajes secundarios atractivos, bien construidos desde el guión a cargo de Javier Barreira, Gorka Magallón, Ignacio del Moral, Jordi Gasull y Neil Landau, entre quienes se destaca un loro mudo de color rojo que actúa de alivio cómico, junto a un simpático perro, fiel compañero del protagonista Tadeo, quien se verá por azar involucrado en una expedición hacia el Perú ocupando el lugar de un experto en cultura incaica para dar con el tesoro perteneciente a los incas. Allí, además conocerá a la hija de otro avezado investigador de las culturas precolombinas –mezcla de Cachorra y Lara Croft- a quien deberá salvar de las garras del villano de turno, un hombre con una mano mecánica al que sólo le interesa la arqueología como negocio y también deberá alejarla de la influyente presencia de un explorador mediático con intenciones poco claras. No obstante, Tadeo, el explorador perdido es un digno intento de animación española destinado al público infantil que a pesar de sus desaciertos seguramente cuente con el apoyo del espectador argentino más pequeño por contar con los ingredientes básicos del entretenimiento: acción, humor y personajes queribles
Directo desde España nos llega Tadeo: El Explorador Perdido, film que se hizo con tres premios Goya incluyendo el de Mejor Película de Animación del 2012. Dirigida por Enrique Gato este cuasi homenaje ibérico a Indiana Jones tiene una larga historia que comenzó con su creación en el 2001 y, luego de varios cortos, la idea creció hasta convertirse en un largometraje. Indiana a la española Tadeo es un albañil que vive en la ciudad de Chicago, en Estados Unidos. Desde muy pequeño sueña con ser un arqueólogo famoso e ir de aventura en aventura descubriendo artefactos antiguos. Un día, tras ser despedido por su jefe, visita su amigo el Profesor Humbert, quien dirige el Museo Metropolitano de la ciudad. Allí, sin esperarlo, Tadeo comenzará una gran aventura que lo llevará hasta Perú y tras la búsqueda un tesoro Inca perdido. Pero las cosas nunca son tan simples, Tadeo y sus amigos Sara y Freddy no son los únicos tras las pistas de este secreto. Una corporación maligna de cazatesoros les pisa los talones para hacerse con el descubrimiento. Tadeo Jones y el Reino del Aburrimiento Se podría decir que Tadeo: El Explorador Perdido es dos películas en una. Por desgracia esto es una película mala y otra buena. Esto se debe a que, en los aspectos técnicos, el film no tiene absolutamente nada que envidiarle a producciones norteamericanas como las de Pixar o los estudios Dreamworks, pero narrativamente no podría ser más mediocre. Antes de sumergirnos en lo malo, comencemos por lo bueno. La animación del film es simplemente perfecta. Las locaciones generadas por computadora en mucho de los casos parecen reales y lo mismo las acciones de los personajes. La película no desaprovecha para nada su conversión a 3D, desde los primeros minutos, cuando vemos a un helicóptero volando sobre un rio con acantilados a los costados, quedamos impresionados y durante el resto del film esto nunca decae. Pero si bien técnicamente la película no tiene nada que envidiarle a Pixar, narrativamente es otra cosa completamente diferente. Si algo hace que tanto el público adulto como los niños amen films como Toy Story, Wall-E o Ratatouille, es que detrás de los chistes y la animación hay una temática que nos atrapa a nosotros los grandes. Tadeo: El Explorador perdido es absolutamente lo contrario, el film está hecho pura y exclusivamente para niños, pero con guiños que solo los adultos podrán captar. Esto termina provocando que por más que nos aburramos durante los 90 minutos, en algún momento larguemos alguna que otra carcajada mientras que los niños no entienden absolutamente nada de porque nos reímos. La película cuenta con infinidades de “homenajes” a Indiana Jones, Star Wars e incluso hay un chiste sobre Ricky Martin (¡!). Pero el principal problema de Tadeo está más allá y es lo básico de su guión. Hacer una película que apunte a un público infantil no significa que podamos descuidar este aspecto, o al menos eso no debería servir como excusa. Más allá de lo bueno de su mensaje, da la sensación que lo que busco Enrique Gato aquí es meter unas cuentas escenas de acción y simpáticos personajes para mantener a los niños entretenidos a lo largo de la película, y probablemente eso si lo haya logrado. Conclusión Hay poco y nada en Tadeo: El Explorador que nosotros los adultos encontremos interesante. Es una película que se ve muy linda, pero se la siente vacía. Si bien mi puntaje final sería un 40% entiendo que yo no soy el público al que apunta este film. No puedo asegurarle a los más grandes que vayan a pasar un buen rato pero no tengo dudas de que los más chiquitos le sacaran un mayor provecho a la película, por lo cual le otorgo un 10% extra.
Aventuras Animadas de Ayer y Hoy Allá muy lejos… por los años 80, la serie de Indiana Jones recuperó el amor por el serial y provocó un genuino interés por la arqueología, especialmente entre el público infantil, generando una serie de imitaciones, empezando por las dos mediocres adaptaciones de las aventuras de Allan Quatermain creadas por H. Rider Haggard. Con Richard “Shogun” Chamberlain y una joven Sharon Stone, las películas Las Minas del Rey Salomón y especialmente La Ciudad Perdida del Oro fueron rotundos fracasos a comparación de la saga de Spielberg y Lucas. Sin embargo, en materia de animación derivó a una excepcional serie de Disney llamada Patoaventuras o Duck Tales, donde el Pato Donald, sus sobrinos y especialmente el Tío Rico, emprendían aventuras por todo el mundo buscando tesoros perdidos. Una serie bastante inteligente que merece una revisión dado que tenía muy buenos guiones, y mejoraba acaso, el espíritu de aventuras que tenía Scooby Doo, por ejemplo. Las Patoaventuras sirven hoy en día como principal referencia posiblemente junto a las originales Indiana Jones de Tadeo, el Explorador Perdido, una película de animación española con bastante historia. Su director Enrique Gato, ya había filmado dos cortometrajes con el personaje Tadeo Jones, un torpe aspirante a arqueólogo que se metí en problemas debido a sus aspiraciones. El largometraje intenta mostrar la historia de Tadeo – Stones, cambió el apellido para no someterse a juicio con Lucas seguramente – que desde niño sueña con ser arqueólogo, pero en cambio termina siendo albañil de una obra de construcción. Tadeo intenta colaborar con el Museo con piezas que encuentra en las obras, pero ninguna realmente vale algo. Por una serie de confusiones, Tadeo se hace pasar por el director del Museo y termina yendo a Perú en busca de una ciudad perdida oculta bajo Machu Pichu y el tesoro de los Incas. En el medio se encuentra con la hija de otro arqueólogo que busca lo mismo, y ambos deberán encontrar la ciudad perdida antes que una empresa rival, que solo se quiere apoderar del oro. La historia del oro oculto de los Incas es remanida: La Ciudad Perdida del Oro justamente abarcaba ese tema, Indiana Jones y El Reino de la Calavera de Cristal también, así como el episodio piloto de las Patoaventuras dividido en cinco partes. O sea, no hay nada novedoso en el guión, pero Gato no lo intenta ocultar, de hecho el film se convierte en un homenaje puro a esas películas sumando referencias de la saga de La Momia de Stephen Sommers (especialmente la secuela) e incluso de Tintín . Los cinéfilos se van a deleitar con los miles de detalles que tienen co relación con dichos films e historias Sin embargo, al mismo tiempo, esto le juega un poco en contra al film, porque lo convierte en estructuralmente previsible. A pesar de tener un tono didáctico y estar apuntada a un público infantil, Tadeo es una película muy entretenida para adultos con algunos efectivos toques de humor. Hay dos personajes en particular: un loro mudo y un guía peruano, que remiten directamente al sarcasmo y la ironía de los Looney Tunes. Al no emitir palabras, el loro se comunica a través de carteles, lo cuál nos lleva a pensar directamente al Coyote y el Correcaminos, y por otro lado el estereotipado guía peruano – que puede resultar ofensivo, pero es simpático – tiene la magia y la chantería de Bugs Bunny o el Pato Lucas. Enrique Gato logra un producto visualmente muy digno con un elaborado trabajo de fondos tridimensionales – apenas por debajo de Pixar - atractivos personajes, y más allá de los clisés, una narración entretenida. El espíritu del cine de aventuras ochentonas sigue vivo en Tadeo, El Explorador Perdido.
Siempre se da la “discusión” cuando se estrena un film animado/infantil extranjero sobre la exhibición de copias doblas al castellano o en su idioma original subtitulado, para que los adultos también podamos disfrutar de las voces originales y además un plus, hay términos muy difíciles de traducir y que en el doblaje se pierde. Debo confesar que comúnmente me inclino por la primera opción, las copias dobladas sobre todo para los niños (a los que va dirigida la película) ayudan a preservar nuestro idioma si se quiere. El caso de “Tadeo, el explorador perdido” es bien particular; no estamos ante un film de habla extranjera (o no tanto), es un film español, pero aquí se decidió estrenar una copia doblada al castellano latino, lo cual no sería tan importante… sino fuese que en el medio se perdieron varias cosas. Este excelente film dirigido por Enrique Gato está basado en una serie de cortos de animación (búsquenlos por Internet porque son aún mejores) que luego pasaron al comic, y el año pasado aterrizó al largometraje con gran éxito en su país arrasando también con los Premios Goya. El personaje principal aquí lo conoceremos como Tadeo Stones, un obrero de la construcción, muy atolondrado, huérfano, que desde niño soñó con ser arqueólogo. Por esos avatares del destino o las coincidencias cinematográficas, dará con una de las partes de la tabla que sirve como mapa para encontrar la Ciudad Perdida de Paititi en Perú la cual debe entregar a su amigo restaurador de un museo. Pero cuando este último no pueda viajar, Tadeo lo reemplazará de emergencia, y una vez en las tierras de Alan García comienza su aventura, el profesor poseedor de la otra mitad de la tabla fue secuestrado por los villanos, unos piratas tecnificados cuyo líder hace acordar mucho a Dolph Lundgren, y Tadeo, junto a Sara, la hija del profesor, deberá rescatarlo y encontrar la Ciudad Perdida. En la aventura se sumarán el perro de Tadeo, el loro Belsani, un vendedor de baratijas peruano, y Max el héroe de Tadeo y prometido de Sara. El argumento no es complicado y está puramente pensado para el público infantil con chistes y guiños a cada paso; pero también ofrece aventuras constantes, casi sin dar respiro. La animación (sobre todo en los fondos con muy buen uso del 3D) es cuidadísima y muy lograda siendo de gran atractivo. Gato se aseguró que al paso de su personaje a la pantalla grande no le falte nada, es divertida, bien narrada, graciosa, no subestima ni a niños ni a adultos, y deja un hermoso mensaje; realmente estamos ante un producto de animación excelente. El problema es que el personaje de Enrique Gato se llama Tadeo Jones… La película originalmente “Las aventuras de Tadeo Jones”, y el guión original estaba lleno de guiños (como se podrán imaginar) a Indiana Jones en una simpatiquísima burla a la condición de obrero del personaje. Bueno, casi todo eso se perdió, en el doblaje varios términos y chistes desaparecen (lo extraño es que ocasionalmente se utilizan palabras propias de los españoles), y hasta alguna que otra escena. Lo mismo sucede con la banda sonora, reemplazada por canciones de grupos estadounidenses de moda como One Direction. Como sea, lo que veremos en Argentina, “Tadeo, el explorador perdido”, será una copia la quizás no tan completa aunque cosmopolita, pero mantiene aún el espíritu de la original y eso es lo que importa. Ante tanto film cargado de violencia, este Tadeo ofrece aventuras sin cesar pero siempre con un guiño a la inocencia.
Tadeo, el explorador perdido, es una muy buena opción para los más chicos. La película es otra clara muestra del crecimiento que tuvo en estos últimos años la industria española en materia de animación. El director Enrique Gato creó a este personaje que es una versión torpe de Indiana Jones en un cortometraje que ganó numerosos premios, entre ellos el Goya en el 2006, y en esta oportunidad expandió el concepto en un largometraje. La película presenta un argumento muy sencillo, cuyo contenido no tiene nada que envidiarle a las últimas entregas de Madagascar y La era de hielo, y se centra principalmente en la acción y la aventura que es en los aspectos donde se brindan los mejores momentos del film. También está muy logrado el trabajo que hicieron con el retrato de Cusco, Machu Picchu y otro zonas conocidas de Perú, donde transcurre la mayor parte de la trama. Tadeo fue un éxito importante en España y hace unos meses sorprendió también en la taquilla peruana. La verdad que no es una propuesta precisamente memorable dentro de este género, pero la animación es decente y el film está muy bien pensado para el público infantil que es el target al que apunta esta producción. En Argentina llega por suerte con un muy buen doblaje latino donde se destacan algunas leyendas de este campo como Esteban Siller (la recordada voz de Gárgamel en los Pitufos) y Jesse Conde (El señor Cara de Papa en Toy Story), cuyas voces pueden llegar a ser reconocidas por los adultos ya que aparecieron en centenares de dibujos animados. Es justo destacar también el trabajo de la cantante Belinda, quien interpretó al principal personaje femenino en un excelente tono neutro, a tal punto que jamás en la vida te enterarías que lo hizo ella, ya que no suena con acento mexicano. De hecho, después de escuchar el tema que grabó para este film y se escucha en los créditos finales creo que es mejor actriz de doblaje que cantante. Es interesante el éxito de Tadeo porque no tiene ningún elemento que genere una bisagra en la animación europea pero es un producto bien realizado que supo llegar a los chicos. Si la idea es ir al cine con niños esta es una buena propuesta que se puede tener en cuenta.
Este simpático y entretenido film de animación español -una ingenua historia de aventuras destinada a los chicos, pero, siguiendo el ejemplo de los productos norteamericanos de los últimos años, con abundantes guiños, quizás demasiados, al público adulto-, ha sido un éxito rotundo en su país y también más allá de sus fronteras. Está claro que su realizador, Enrique Gato, ha aprendido muy bien las lecciones de Hollywood y esa es su ventaja; por algo ha conseguido un triunfo comercial que se extendió en todas las direcciones: de Rusia, Turquía, e Israel a México, Brasil, Taiwan, Singapur y hasta China. Pero quizás ha aprendido esas lecciones tan de memoria que su película termina mostrándose algo más que inspirada en los films que le sirvieron de ejemplo. Desde la historia en sí misma -Tadeo es un pariente lejano de Indiana Jones en busca de algo parecido al Arca perdida- hasta cada uno de los personajes que lo rodean, o las situaciones por las que atraviesan -cómicas, tiernas o espectaculares- casi todo responde a modelos conocidos. Son personajes gratos, sus aventuras resultan entretenidas y a veces graciosas y están bien definidos en el dibujo, aunque carecen de cualquier sello que dé alguna seña de su origen y los diferencie de la animación convencional que hasta inunda los avisos comerciales. Salvo, quizás en algunos rasgos del albañil -arqueólogo o en los bichitos -el loro, el perro- que parecen ser acompañantes indispensables en este tipo de cuentos. Y aunque se comprende que haya sido el propósito de lograr difusión internacional lo que llevó a emplear el inglés y conservarlo en varias canciones, no deja de causar alguna molestia la irrupción de las canciones en ese idioma en las copias destinadas al público latinoamericano dobladas al español neutro (esa sí una sensata decisión, teniendo en cuenta que el habla de la península no siempre resulta comprensible entre nosotros). Sin duda es un paso importante el que han dado Gato y su equipo para afirmarse en el mundo de la animación. Sólo le falta atreverse a buscar su propio lenguaje. Quizás a los chicos que probablemente no hayan oído hablar del héroe de Spielberg (ni de Lara Croft o de la momia), poco les importe este "parentesco" y se entretendrán lo mismo con los modestos aventureros que logran asomarse a la ciudad perdida de los incas y comprometerse a guardar el secreto, pero los que sí tienen edad para haber sido espectadores de cine en los últimos veinte o treinta años lamentarán que el bien pertrechado equipo español no haya querido correr el riesgo de imaginar otro lenguaje y pintar un mundo con rasgos más propios.
Un tesoro animado Una verdadera y agradable sorpresa es esta película española, entretenida de principio a fin, y que no aburrirá a los adultos. Emular con estilo y darle una identidad personal, un gran desafío para el cine ibérico sobre todo si el producto a “clonar” es ícono en su género como sucedió con la saga de Indiana Jones. Con reminiscencias a El secreto de los Incas (1954), la ochentosa Alan Quatermain y toques de acción y animación versión Tomb Raider- La Momia, Tadeo, el explorador perdido en 3D da sobradas muestras de por qué se convirtió en la película de animación más taquillera del cine español. Con un guión entretenido de principio a fin -donde los adultos no se aburrirán- y un logrado trabajo en la construcción de los personajes secundarios, la aventura arqueológica de Tadeo viajó a Perú, precisamente hacia la ciudadela de Machu Picchu. Un dato: esta herramienta turística hecha filme llevó el día de su estreno a casi 40 mil personas al cine, lo que la convirtió en la más exitosa en la historia del cine del Perú. El director Enrique Gato lleva más de ocho años con la arqueo logía animada en la cabeza. Esta película es el tercer paso, primero el exitoso corto Tadeo Jones (2003) que tuvo, cuatro años después, Tadeo Jones y el sótano maldito (2007), con sendos Premios Goya. Entonces caía de maduro este largometraje que tiene como eje a una misteriosa piedra de la cual falta la otra mitad y abriría la puerta hacia la ciudad perdida de Paititi, una leyenda real en el universo arqueológico. Por un fortuito incidente, Tadeo -un obrero de la construcción en Chicago y soñador empedernido- se lanza hacia la aventura trasandina, con un altísimo vuelo de animación. Pero él no estará solo, lo acompañará Freddy, un guía local del cual se fuerza su característica ventajera y compradora, y la curvilínea Sara Lávrof -¿la unión de Lara Croft?- quien mezcla conocimiento, tenacidad y valentía, la contratara del ingenuo e inocentón Jones. Ambos deberán vérselas con Kopponen, jefe del grupo Oddyseus, quien se encarga de robar tesoros para venderlo al mejor postor, en complicidad con el soberbio Max Gordon, un pseudo arqueólogo que conquistó el corazón de Sara. Mención aparte para el loro Belzoni, mudo, de carácter fuerte y quien con ingeniosos tablones nos da su opinión. Humor, mucha acción, momias juguetonas y el acercamiento a la civilización inca, que como esta película, no deja de sorprender. La secuela de Tadeo Jones, el explorador perdido ya está en marcha.
A la búsqueda del tesoro maya El filme exhibe una buena concepción visual y cromática, atractivas locaciones con llamativas reproducciones de la cultura maya. Recomendada para chicos desde siete años. Tadeo es miedoso. Ha sido un chico muy sobreprotegido por su abuela desde que murieron sus padres. Pero él conserva el deseo de ser arqueólogo y explorador, además de ser tan valiente como lo fue su padre. Hay un amuleto que le dejó su padre, que seguramente le va a hacer cumplir su deseo, cuando sea grande. Tadeo crece, pero está empleado en la construcción como albañil y chofer de excavadoras. Y no deja de juntar objetos que encuentra bajo tierra en recuerdo del explorador que no pudo ser. Pero el azar cambia su destino. Su amigo y director de un museo, recibe parte de una tablilla de piedra, suerte de llave de acceso a Paititi, la legendaria ciudad pre-incaica. Una indisposición del director del museo lo hace partir hacia la Tierra Prometida, la tierra maya. Allí comenzará su ansiada aventura. Con Sara, una joven arqueóloga, Freddy, un divertido guía buscavidas, dispuesto siempre a "hacer negocios", Jeff, el perro de Tadeo y el divertido Belzoni, un loro mudo, con nombre de mago circense. EL ESPIRITU MAYA El personaje de Tadeo ya fue protagonista de cómics y cortos premiados y recibió varios premios. Este filme está estructurado como una comedia familiar de aventuras con el antihéroe que representa Tadeo, su mascota y personajes malos muy malos como Kopponen, cazatesoros del equipo Oddyseus, que saquea sitios arqueológicos en busca de tesoros escondidos y los revende al mejor postor. La historia tiene muy buenos momentos en el comienzo, con un argumento mejor estructurado, mientras que la segunda parte es más rica en acción y efectos especiales con intervención de espíritus mayas verdaderamente divertidos. Es muy buena la utilización de efectos especiales, los combates y la participación de personajes secundarios como Max Mordon, el arqueólogo admirado por todos, por protagonizar una serie de televisión de difusión masiva. "Tadeo el explorador perdido en 3D" exhibe una buena concepción visual y cromática, atractivas locaciones (las ruinas en la zona amazónica) con llamativas reproducciones de la cultura maya. Recomendada para chicos desde siete años.
Simpático émulo de Indiana Jones en 3D Apenas con un tibio precalentamiento llega a las salas este agradable dibujo español para niños, digno de mucha mayor difusión. Se trata del largometraje de aventuras de Tadeo Jones, un tipo singular que ya cuenta con dos cortos deliciosos, dos historietas regocijantes, y un centenar de premios para sus autores. Este largo, por ejemplo, ya ganó once, incluyendo los Goya de mejor guión, director debutante y, por supuesto, mejor animación. Los cortos, creados por Enrique Gato, se llaman "Tadeo Jones" (peleando con momias en el interior de una pirámide) y, el mejor, "Tadeo Jones y el sótano maldito". Las historietas, a cargo de Juan López Fernández, alias Jan, se llaman "Tadeo Jones y el secreto de Toaclum" y "Tadeo Jones en el Rally París-Paká. Todo, hecho un poco en la línea de fantasías y emociones en tierra exótica de Indiana Jones, Tin Tin, Alan Quatermain y otros prestigiosos personajes de conocimientos enciclopédicos, valor absoluto y amplio kilometraje recorrido por selvas, montañas, laberintos, bibliotecas y precipicios. Con una pequeña diferencia: Tadeo es sólo un noble bruto, un ingenuo medio asustadizo, obrero de una empresa constructora. Pero tiene un empeño ibérico absoluto, por no decir, al uso nostro, que es un gallego empecinado. El quiere ser como Indiana Jones y no hay quien lo calme. Ese empecinamiento, su entusiasmo a toda prueba, y una pequeña confusión, lo terminarán llevando a plena selva peruana junto a un perro, un loro que parece de los Angry Birds, un pícaro buscavidas local y una antropóloga de veras llamada Sara Lavrof, libre parodia de Lara Croft. Con ella enfrentará a perversos buscadores de un tesoro incaico, y acaso resuelva el misterio de la perdida ciudad de Paititi, supuesto El Dorado que en la actualidad congrega decenas de expediciones anuales por las fronteras de Perú, Bolivia y Brasil (dicho sea de paso, en la vida real parece que algunos exploradores se han perdido allí para siempre). Por ahí va el chiste, de dibujos amables, asunto entretenido, lindos fondos, personajes simpáticos, ritmo llevadero, y 3D para mayor disfrute. No será Pixar, pero igual se disfruta.
Buen salto de calidad en la animación española Enrique Gato, director y responsable de esta simpática aventura animada, nos presenta a Tadeo, un carismático y bien construido personaje que vendría a ser algo así como una suerte de Indiana Jones en versión, si se quiere, paródica. Con una primera media hora brillante y ultra dinámica, la película entretiene de modo visualmente adictivo, a base de una narración a puro ritmo con ligeros toques de humor, desplumados de doble sentido alguno. Lo bueno y atrayente de Tadeo, el explorador perdido radica en el curso de los acontecimientos: espontáneos, frescos y divertidos para el espectador. Todo esto reforzado por una animación de lujo, ostentosa, más una creación de paisajes tan colorida como alegre, estéticamente impecable, que da gusto observar y apreciar. Si nos remontamos a los puntos negativos, el film falla un poco en el desarrollo de la historia: al haber comenzado tan enérgicamente se le hace dificultoso mantener el compás, la armonía, cayendo levemente en la previsibilidad típica de toda cinta enfocada en el público infantil. Más allá de eso, nuestro protagonista parece ser la única figura dotada de mística, quedando los personajes secundarios prácticamente carentes de gracia o de algún tipo de atractivo diferente que entusiasme al espectador. Placentera y amena, la película se deja ver y resulta ideal para disfrutar en familia, siendo quizás la mejor obra cinematográfica de animación de la industria española. LO MEJOR: entretenimiento puro. Sana, graciosa, excelente ritmo. LO PEOR: no trasciende, cae en la obviedad de mitad hacia adelante. PUNTAJE: 6,20
Queremos tanto a Indiana Jones Estamos ante una película de animación española con todo lo necesario para competir en el mercado internacional. No solo porque técnicamente es excelente, sino porque tiene todos los recursos clásicos para ser una película tan entretenida, como accesible. Tadeo, el protagonista, es soñador y entusiasta, pese a no haber podido cumplir el sueño de convertirse en arqueólogo, ya que en cambio trabaja como albañil en una construcción. Sigue apasionado por la arqueología, lee, estudia, investiga, y busca rastros arqueológicos, aunque sea en el jardín de su casa. Finalmente, llega el día en que a causa de confusiones, y por cosas del destino, Tadeo se encuentra en Perú para vivir una gran aventura: tratar de encontrar una ciudad perdida Inca, que aún no se sabe si es mito o realidad. Junto a él se encuentran una atractiva arqueóloga, un gracioso guía peruano, su perro, y un loro mudo y con mal carácter que se comunica a través de carteles. Para cumplir con su objetivo, deberán enfrentarse a un grupo de malvados mercenarios, buscadores de tesoros, que tratarán de encontrar la ciudad antes que ellos. La historia está narrada como las clásicas películas de aventuras de los ochentas, y no podemos dejar de recordar a Indiana Jones, a quien parodian y homenajean en más de una escena. Tenemos al protagonista -quien gracias a su tesón y buenos valores, pasa de perdedor a héroe-, a sus compañeros a prueba de todo, y malvados inescrupulosos sin respeto por la arqueología, que solo piensan en el dinero. Visualmente es por demás prolija, el 3D y las texturas son impecables, y en cuanto a la estética no se han arriesgado demasiado; el diseño es clásico, con personajes redondeados, armónicos, algo no tan común en estos días en que muchas producciones recurren a estéticas bizarras o a propuestas mas arriesgadas e innovadoras para los ojos del público infantil. Luego de dos exitosos cortometrajes, Tadeo finalmente tuvo su película, una superproducción española, que se centra en un personaje clásico, un héroe, que por encima de todo es una buena persona, y revive los clásicos en los que las aventuras se vivían en selvas, pirámides, y desiertos.
Una de dibujitos que viene de España que cuenta prácticamente todo lo que le pasa a “Indiana Jones”, de diferentes películas más una trama ingenua del torpe y buenazo que después de mucho sufrir logra quedarse con la chica. Para muy chiquititos.
Tadeo es albañil en los Estados Unidos. Su prestigio como trabajador no es grande, pero es lo mejor que ha podido hacer para estar cerca de los lugares con los que sueña: las excavaciones. Él quiere ser arqueólogo, qué va, pero para eso hay que tener estudios, dinero, e incluso recibir un golpe de suerte. De todo eso le habla siempre su amigo, el profesor Humbert, hasta que un día la coincidencia o el destino tocan a la puerta de Tadeo. El profesor recibe un comunicado de un colega. Ha aparecido la otra mitad de una llave de piedra para ingresar a una ciudad sagrada llena de riquezas. Se le requiere de inmediato en Perú, territorio del desaparecido imperio Inca. Y, por un accidente, Tadeo termina viajando en su reemplazo. Tadeo, el explorador perdido es una película bastante entretenida. Buen panorama visual general, con escenarios suficientemente trabajados, reales, llenando bien los espacios. Los personajes en general están bien delineados, aunque podrían tener rostros más expresivos y sus movimientos podrían flexibilizarse mejor. La banda sonora, impecable. El lenguaje de la animación es universal. El de los niños también. Y está muy bien que un equipo de trabajo mayormente integrado y sobre todo dirigido desde la cabeza por españoles, haya hecho una película tan ambiciosa y lograda como Tadeo, el explorador perdido. No faltarán los que digan que se nota la influencia de Disney u algunas otras. No es problema. Es diferente el diálogo con el arte de los demás, que la copia. Aquí hay algo más importante, que es la evolución integral de un oficio con el que el mundo de habla hispana, mundialmente respetado por la talla de sus dibujantes, tiene en cierta medida una materia pendiente, que es el del cruce de la ilustración con los movimientos. Pero no sólo eso. El desarrollo de áreas profesionales ligadas a la producción de este tipo de cine en particular, también es imprescindible a esta altura del siglo. Una película que se puede disfrutar, que marca un norte para este género, dibujado y hablado en español, y con un entendimiento del mundo que corre a Estados Unidos del ombligo del planeta.
Aventuras a la española Nacido a partir de un cortometraje y con vida a través de las páginas del cómic, Tadeo Jones parece haber llegado para habitar en la pantalla grande: en este su primer largometraje -taquillero y premiado allá en España, de donde es originario- no sólo se logra una fluida adaptación del personaje al formato extendido, sino que además se evidencia un cariño por el cine de aventuras y por los viejos seriales, y por el entretenimiento sin mayores pretensiones. Es que esta producción animada en digital se reconoce deudora y heredera de la tradición de Indiana Jones, el arqueólogo más famoso de la historia del cine, pero el homenaje es a su esencia sin refugiarse en la copia. Ese, seguramente, sea su máximo triunfo: asumirse como un divertimento a partir de iconografía previamente pautada, pero construyendo algo nuevo en el camino. Con el modelo Disney-Pixar un poco sobre la espalda -evidente en el uso de la banda sonora y en el trabajo sobre la secuencia de títulos y la de créditos-, Tadeo, el explorador perdido arranca con un prólogo preciso en el que conocemos lo básico del personaje: un niño sin padres y cuidado por su abuela, que tiene el sueño de convertirse en arqueólogo. De ahí vamos a una elipsis. Y luego, ya grande, nos encontramos con un Tadeo que es apenas un trabajador de la construcción, aunque no pierde el objetivo de ser un aventurero. El conflicto estará puesto, entonces, en ver cómo ese tipo termina haciendo lo que le gusta. La película es bastante simple en su planteo pero no hay que entender eso como algo básico, sino como un gesto de coherencia con el tipo de relato que se intenta establecer: la idea del director Enrique Gato es mezclar un poco de aquellos seriales de aventuras, con los personajes de Indiana Jones y Tintín recubriéndolos con el humor torpe y físico de los clásicos del cómic español. Tadeo, el explorador perdido (extrañamente rebautizada aquí, cuando se trata de un film español) está construida a fuerza de chistes, de personajes bien ensamblados y empáticos (hay comics relief muy buenos como el loro mudo), y por si fuera poco con grandes escenas de acción, estupendamente pensadas y desarrolladas. En ese sentido, cumple con varios de los objetivo de lo que un buen film de aventuras debe ser. Sin embargo, por fuera de su preciso entretenimiento y su pericia técnica, hay que destacar la personalidad de una película que sabiéndose deudora de originales norteamericanos, nunca se achica y, por el contrario, exhibe con gracia sus propios aciertos. Sin ser una maravilla, es una pequeña lección de autonomía en un mercado como el del cine animado que está atosigado de muñequitos de moda.
No todo lo que brilla es oro Tadeo es un albañil soñador que desafía las reglas del mundo de los adultos. Por su comportamiento, el albañil es despedido por su jefe, pero, inquieto como en su niñez, Tadeo decide no bajar los brazos y concretar su sueño más deseado: ser explorador. De esta manera emprende una apasionante aventura. Por una confusión, Tadeo es tomado como un famoso arqueólogo y enviado a una expedición a Cuzco, Perú. Allí se encontrará con Sara Lavrof, hija del prestigioso Profesor Humbert, con quienes deberá salvar la mítica Ciudad Perdida de los Incas de un malvado grupo de cazatesoros. Acompañado de su simpático perro Jeff, un loro mudo y un buscavidas peruano, Tadeo se esfuerza para lograr alcanzar el objetivo. Pero no todo lo que brilla es oro, pues el grupo se encontrará con sorpresas que cambiarán el rumbo de la expedición. Con guiños a Indiana Jones, música de One Direction y un dinamismo propio de las películas infantiles de la modernidad. Una película que muestra que una mala noticia, como un despido, puede significar el pasaporte al verdadero propósito de la vida. Una aventura que transporta al público hacia los lugares más recónditos de Latinoamérica. Una historia que revaloriza los tesoros de la historia de la humanidad y prioriza a las personas que se quieren, por encima de valores tan insignificantes -pero tan de moda en estos días que corren- como la riqueza y la fama.
Uno pensaría que viniendo de algún país distinto de Estados Unidos una película de animación para chicos podría tener la posibilidad de una búsqueda interna de originalidad e incluso de identidad propia. En realidad es así en la mayoría de los casos, pero no en esta producción española ganadora del Goya 2012 a la mejor producción animada. El mismo director, Enrique Gato, ha dicho (palabras más palabras menos) que la idea era tomar estos personajes de un corto realizado en 2004 y convertirlo en largometraje para ayudar al éxito de taquilla, asegurar la continuidad de la productora, recaudar y hacer muchas más siempre en plano comercial. Pues bien, si el objetivo es ese, está cumplido. El guión de “Tadeo, el explorador perdido” toma, básicamente, la esencia de Indiana Jones en tono paródico (aunque Indiana ya era una suerte de parodia de los arqueólogos) para construir una aventura convencional y efectiva. O sea, imagine al Dr. Jones, sin plata, sin glamour, torpe y de pensamiento bastante básico. Un fracasado de optimismo exacerbado pues nunca se pierde el espíritu aventurero con el que arranca la escena inicial con Tadeo niño buscando tesoros en el jardín de su casa. Los años pasan y lo tienen como obrero de la construcción, sólo que esta vez irá, por accidente, en busca de una antigua ciudad perdida en el Perú. Esto será en compañía de Sara Lavrof , “inspirada” en la curvilínea Lara Croft del video juego Tomb Rider (otra aventurera) Hay villanos, hay personajes que aportan el tono cómico como Freddy, un indio peruano que vende de todo y, por supuesto, una leyenda que podría ser realidad. “Tadeo el explorador perdido” anda por el camino de ser un producto entretenido, recomendable para chicos (diría de hasta 9 ó 10 años) y para los que los acompañen al cine. Tiene la efectividad del ritmo narrativo, los buenos trabajos de doblaje (¿por qué la mímica de los labios habrá sido en inglés?) y algunos buenos gags cuando aparece la momia. Podría achacársele falta de originalidad para darle un alma a los personajes en lugar de buscar deliberadamente el código visual para relacionarlos con lo ya conocido (y exitoso). Acaso algunas escenas estén muy cercanas al plagio (la de una roca redonda que rueda hacia los personajes que vienen corriendo de frente, ¿le suena?), pero son detalles en los que podríamos fijarnos los que vamos al cine hace rato. Los chicos la van a pasar bien y de paso llevarse algún que otro mensaje sobre la perseverancia. En definitiva el paseo es para ellos, el cine queda para otro momento.
Una increíble aventura para toda la familia que se desarrolla durante el Imperio incaico. Se encuentra basada en una serie de cortometrajes dirigidos por Enrique Gato, una historia que tiene como único objeto llamar la atención de los más pequeños, su guión es simple y por supuesto previsible, entretiene, tiene muchos toques de humor que mantiene la atención de de la platea infantil, todo de forma liviano de esta forma logra arrancar varias carcajadas, pero tiene algunos toques para los adultos rindiendo un homenaje a la figura de Indiana Jones. Gira en torno a Tadeo (la voz de Óscar Barberán), a él lo crio su abuela, porque sus padres murieron en un accidente, ahora es un joven obrero, un tanto tonto, todos se ríen de él, que desde pequeño soñó en ser un importante arqueólogo, lugar que encuentra piensa que allí se encuentra un gran tesoro y nadie y le cree. Y llega lo que podría ser un gran día, su amigo, el profesor Humbert (voz de Carles Canut), recibe llamado de un colega, el profesor Lavrof. Algo encontró, una gran oportunidad y le envía los pasajes para Perú, en una gran Ciudad oculta de Gran Paitití una legendaria ciudad perdida inca, o reino o pre-inca, esconde grandes riquezas y Tadeo deberá explorar, huir de una banda de ladrones. Quienes lo ayuda es Sara, la hija de un anciano profesor y Freddy un peruano vendedor de baratijas. Este es el mayor de sus sueños explorar y vivir una aventura inolvidable, llega su gran deseo transformarse en un indomable explorador y el destino se encuentra del lado de Tadeo. Este es un mensaje muy positivo para los más chicos, se vos deseas mucho algo, bregas por eso esto se consigue, no lo dudes porque tarde o temprano las cosas llegan y no hay que darse por vencidos. El film tiene buenas secuencias de acción, imágenes coloridas en Paitití, algunos personajes carismáticos y divertidos, una buena opción para compartir un rato entretenido en familia, llena de sorpresas, a pesar que no es original. La podes ver en 2D y 3D.
Un producto digno y bien elaborado Tadeo Jones es un albañil español, con vocación de arqueólogo. Reside en Chicago pero su sueño de niño era recorrer el mundo buscando tesoros perdidos. Incomprendido por sus compañeros y estimulado por su abuela, alimenta un espíritu soñador que conserva de adulto y lo lleva a meterse en problemas cuando, en medio de la construcción de un rascacielos, se pierde entre las zanjas buscando algún objeto perdido con cierto valor histórico. Es para chequear la autenticidad de uno de los tantos trastos encontrados entre escombros que Tadeo cae en el estudio del profesor Miguel Humbert en el preciso instante en que el profesional es llamado de urgencia por un colega que acaba de completar un importante hallazgo en Cuzco. El siempre bien intencionado Tadeo lo traslada al aeropuerto, pero un accidente lo tienta a tomar el lugar del Humbert y llevar a Perú parte de la llave que abriría las puertas a Paititi, la ciudad perdida donde fuera trasladado el oro de los Incas. Una vez en tierra latinoamericana, Tadeo se encuentra con la bella Sara, una limeña heredera de la profesión de su padre, el profesor Lavrof, y quien se maneja segura con la ayuda de Freddy, un vendedor ambulante y baquiano. Bienvenido, Tadeo siente que entrar en el mundo de aventuras que imaginó es sencillo, hasta que es secuestrado por matones de una malvada corporación de cazatesoros. Liberarse y emprender un viaje por un territorio que esconde grandes misterios y un impresionante acerbo cultural serán desafíos que Tadeo asumirá junto con Freddy, un par de mascotas, y una Sara empeñada en devolverle al conocimiento y la ciencia el respeto perdido en pro de intereses de negociantes y contrabandistas. El personaje de Tadeo parodia al de Indiana Jones en este largo de producción ibérica y distribución norteamericana --Paramount-- que se encargó de realizar un importante promoción. Es una cinta que conserva la inocencia de las aventuras imaginables en juegos infantiles y los mecha con los guiños sarcásticos dirigidos al público adulto, siempre en base al personaje que encarnara para el cine de aventuras Harrison Ford. Aunque goza de un trabajo visual bien elaborado y un guión digno, Tadeo... no resulta impactante. Quizás le falte la complejidad de cintas de grandes productoras que bombardean las pantallas con títulos a cuál más competitivo en procura de ganarse un público sin distinción de edades. No obstante entretiene y puede resultar una buena opción para compartir con los chicos de la franja más joven de la familia.
Interesante y bien realizada película de animación digital que parodia los films de aventuras. Su peor defecto es sobreabundar en referencias al cine de aventuras, pero incluso así, la simpatía de los personajes y el diseño, así como los efectivos toques de humor bien español hacen que la película cree un aura de encanto propio de lo mejor que puede darl el género. Fábula sobre los sueños y la posibilidad de lograrlos, apunta a un público infantil pero, por suerte, no excluye en lo más mínimo al adulto.
Aventura en los valles sagrados Interesante es este primer trabajo en largo del director español Enrique Gato, que ya había creado dos cortos anteriormente acerca del simpático personaje que emula a Indiana Jones. En esta ocasión, nos trae una aventura en Latinoamérica, puntualmente en Perú, en donde Tadeo deberá defender los tesoros ancestrales de una ciudadela sagrada de las ambiciosas manos de una corporación caza tesoros (guiño, guiño, socialismo). La aventura planteada es muy atractiva, no por su originalidad y factura artística, pero sí por su locación, por la misión bien intencionada que debe llevar a cabo el protagonista y por la buena elección de personajes secundarios que acompañaron al protagonista. Perú es un destino muy de moda por estos momentos, es un país que respira misticismo y aventura, que ofrece belleza natural como pocas veces se puede apreciar en la vida. Situar un producto animado en Machu Picchu, el valle sagrado y Cusco, asegura una explosión de colores en la gran pantalla y el inmediato involucramiento para aquellas personas que hayan tenido la suerte de conocer estos paisajes y ruinas. Otro acierto fue el equipo que se conformó para acompañar a este albañil devenido en arqueólogo aventurero, un equipo formado por su fiel mascota, Jeff, la sexy profesora Sara, el alocado guía peruano y un loro mudo de pocas pulgas. La química entre todos ellos funciona muy bien y da lugar a momentos realmente divertidos, de un humor universal que va más allá de la comedia española. Por último, el espíritu del film es bien sano y útil para los tiempos en los que vivimos, un tiempo en el que los sueños se ven muchas veces relegados por las restricciones que nos auto asignamos o por las que nos impone la sociedad. En ese sentido, la aventura de Tadeo Jones cobra mayor importancia y hace que el espectador, sobre todo el niño, aprenda algunas buenas consignas para el futuro. Una buena aventura animada que apunta a un target más bien infantil, pero que no ignora por completo al adulto que muchas veces debe acompañar a los niños al cine brindándole algunos momentos que lo dejaran conforme. Más allá de que no tuvo mucho promoción en Argentina, es una buena opción para ver un producto distinto de lo que nos ofrece generalmente Pixar o DreamWorks.