Tinker Bell y la bestia de Nunca Jamás presenta un cuento agradable para pasar un buen momento con los más pequeños de la familia. A pesar del prejuicio que muchos varones tienen con los cuentos de hadas de que sólo son para nenas, en esta oportunidad la historia puede...
Fui el responsable de hacer todas las reviews de la saga Tinkerbell y tuve la oportunidad de verlas más de una vez por tener a una hija pequeña fan de las haditas. Era natural que fuera sin expectativas a la quinta entrega de una franquicia de Disney que se estrena en cine, sólo en algunos países. En USA este lanzamiento (como los anteriores) va directo a DVD / BR. Temas comerciales al margen, esta nueva aventura de Tink no aporta nada nuevo a lo ya conocido y explorado, ratificando los exponentes clásicos de la propuesta: ternura, algunas canciones, hadas valientes y un universo a medida de las nenas. Ya tuvimos a las fairies enredadas con piratas, encontrando hermanas en otras tierras, relacionándose con humanos escépticos, luchando por sostener el equilibrio de su pequeño mundo, etc... Llegó el turno de ver cómo les va con un animal no doméstico, y la protagonista no es la sino justamente el hada encargada del mundo de los animalitos: Fawn (en la versión en inglés, la voz la pone Ginnifer Goodwin, nada menos). Habituada a meterse en problemas, Fawn será el eje de la historia esta vez. Habiendo dado por accidente con un animal muy particular (hay una caída de un cometa que tendrá relación con esa aparición), ella irá contra las reglas y no avisará de su existencia, que parecería ser peligrosa a priori. Hay un grupo de hadas "exploradoras", especializadas en esta clase de problemas que se encarga de la seguridad de su poblado y su líder, capturaría a la bestia sin dudar, cosa que no es prioritaria para Fawn quien comienza a desarrollar una relación con el aparecido, no autorizada por el reino. Pero la Bestia de Nunca Jamás (de ella se trata), tiene una historia detrás (que no vamos a anticipar) y cuando Tink y sus amigas comiencen a darse cuenta de ello, tendrán que actuar en equipo para mantener el control de su comunidad y proteger a sus semejantes. En esta oportunidad, los temas giran sobre los valores que rigen el trato con los animales, el sentido de la responsabilidad (todas las entregas hacen este planteo), el vínculo con el diferente y la solidaridad como valor que debe estar siempre presente. Siempre digo que Disney le presenta a las nenas chicas de la familia, un compendio de ideas detrás de sus fairies que son una versión... simplificada? de sus guiones para producciones más amplias e importantes. Los aspectos técnicos son discretos pero efectivos y la banda sonora, cumple, como en otras oportunidades. Se deja ver. No hay nada aquí que no hayan experimentado antes, si siguen la saga. Destinada casi exclusivamente para las chicas chicas de la familia, "Tinkerbell y la Bestia de Nunca Jamás" es una nueva entrega que sólo complacerá a las seguidoras de las haditas. No esperen sorpresas.
Secundarios al poder La exitosa saga de películas con el tópico de hadas que Disney lanzó hace ya tiempo con Tinker Bell (2008), sigue rindiendo sus frutos. Si bien la mayoría de los films fueron destinados para el lanzamiento directo en el mercado hogareño de Estados Unidos, en Argentina, cada una de ellas ha tenido su estreno en salas, con una buena repercusión de público, principalmente infantil y femenino. Pero de a poco el estudio ha tratado de sumar a los niños incorporando personajes masculinos y hasta una élite de hadas ninjas para agregarle una dosis de acción a las películas. Y en el caso de Tinker Bell y la bestia de nunca jámas (Tinkerbell: The Legend of the Neverbeast, 2014) de Steve Loter, no será la excepción, sumando, además que por primera vez la famosa hada de los inicios de viejos programas de Disney, dejará su lugar en la acción a Fawn, una hada a la que los animales e insectos del mundo la pueden mucho más que cualquier indicación previa o norma que la regule. En la película todo comienza cuando Fawn se topa por accidente con Groof, una misteriosa bestia con la que entablará un vínculo luego de quitarle una astilla de una de sus patas. A pesar de las indicaciones de dejar de relacionarse con seres que pueden atentar con la integridad de la aldea y el resto de las hadas, Fawn avanza con la bestia y detecta que esta se encuentra sumida en una tarea bastante particular: construye con piedras seleccionadas y saliva una especie de torres, que generan intriga en Fawn y sospechas en el resto del grupo. Paralelamente a los encuentros, cada vez más frecuentes entre ellos, Nix, la líder de las hadas exploradoras, verá en la bestia a una terrible amenaza por lo que Fawn deberá mantenerla oculta sin exponerla al resto del grupo. Entre Groof y Fawn el vínculo será cada vez más fuerte, forjando una entrañable amistad, tal vez impensada para seres tan disimiles entre sí, y que si bien en una primera etapa del film la acción mostrará el intento del hada por relacionarse con la bestia, luego la película virará hacia una historia de protección en la que Fawn deberá arriesgar su propia seguridad con tal de evitar que el resto de las hadas, incluyendo a la reina Clarion, vean con malos ojos a su nuevo amigo. Steve Loter apuesta a escenas vertiginosas en la exploración de lo oculto a través de aquellas torres que Groof crea y que serán el objeto de una misteriosa tormenta que acechará a la aldea y en la que se descargarán los rayos que de ella provienen. El dinamismo de los planos aéreos, sumado al constante ir y venir de las hadas, hacen que la utilización del 3D potencie cada intervención de las mismas. El diseño de la bestia, como así también algunos detalles en las vestimentas de los protagonistas (el vestido de la reina Clarion, por ejemplo), realzan y llenan de color una propuesta que si bien transcurre de manera simple y lineal, busca su identidad en cada escena. Tinker Bell y la bestia de nunca jámas supera las expectativas puestas en este tipo de films con una historia de amistad a pesar de las diferencias y el empeño por respetar al otro.
Campanita lo ve desde la platea... y te baja línea pro-ambientalista. Lo primero que viene a nuestra mente después de contemplar los primeros minutos de Tinker Bell y la Bestia de Nunca Jamás (Tinker Bell and the Legend of the NeverBeast, 2014) son las sabias palabras de Lionel Hutz, ese abogado chanta de Los Simpsons, quien sentenciaba: "este es el caso de publicidad fraudulenta más inaudito desde la película La Historia sin Fin". Ustedes se preguntarán el porqué de esta asociación en principio totalmente random con la familia amarilla de Sprinfield, pues bien, resulta que la película que lleva el nombre de Tinker Bell en su título hace un uso puramente marketinero del hada, íntima amiga de Peter Pan y los niños perdidos. La historia no se centra en la susodicha Tinker Bell sino en Fawn, otra de las hadas. Así es, aparentemente no solo Star Wars goza de un vasto universo expandido. Y luego de hacer un poco de investigación, quien escribe descubrió que esta es la sexta película de Tinker Bell bajo este formato de "Tinker Bell presenta...". En esta entrega es Fawn la que lleva adelante el relato, un hada con una simpatía particular por toda clase de animales, y es así cómo descubre a una bestia mítica que despierta cada mil años según la leyenda, lo que la convierte en una potencial amenaza para la aldea de las hadas. Es por eso que la siempre simpática y positiva Fawn intentará descubrir cuál es el verdadero origen de la bestia antes de que ocurra una desgracia. Tinker Bell asistirá a Fawn en diversos pasajes del film, como para justificar su nombre en la marquesina y garantizar una venta satisfactoria de merchandising oficial de la factoría del ratón más famoso del mundo. De la misma forma que la Rana René pasó a llamarse Kermit the Frog a propósito del lanzamiento internacional de Los Muppets (The Muppets, 2011), Tinker Bell viene a reemplazar en clave anglosajona el nombre de Campanita, con el que era mejor conocido el personaje en estas tierras por todos aquellos que superamos la infancia hace ya un buen tiempo. La era moderna de la comunicación globalizada no deja espacio para nombres regionalistas, sépanlo. Con una estructura narrativa clásica, donde nada es lo que realmente parecía en un principio y la bondad oculta aflora en el momento preciso, Tinker Bell y la Bestia de Nunca Jamás ofrece una doble lectura con aires pro-ambientalistas y a favor de la preservación de las especies, haciendo especial hincapié en el delicado balance de nuestro ecosistema y el importante papel que desempeñan todos y cada uno de los seres vivientes. De seguro las mentes infantes captarán un muy pequeño fragmento de este mensaje ecologista y se entretendrán a lo grande con las aventuras de Fawn y su tropa de hadas... pero qué lindo que queda, ¿no? A tono con el universo de fantasía, Jennifer Godwin (Once Upon a Time, 2011) aporta su voz al personaje de Fawn y se destacan también las participaciones de Lucy Liu (Los Angeles de Charlie, 2000, y Kill Bill Vol.1, 2003) y Rosario Dawson (Sin City, 2005). En resumidas cuentas, Tinker Bell y la Bestia de Nunca Jamás será seguramente un entrenimiento más que aceptable para los más pequeños, y los más grandes que vayan en calidad de acompañantes agradecerán que los 76 minutos de duración pasan lo suficientemente rápido como para evitar preguntarse a dónde se fue Campanita y quién es esta Tinker Bell que pusieron en el título…
Hadas, bestias y una tierna amistad. Después de seis películas dedicadas a Tinker Bell y sus amigas, está claro que el personaje conocido por formar parte del relato de Peter Pan ya hace tiempo que tiene vuelo propio. De hecho, el vuelo y esas alitas brillantes que aparecen siempre en primer plano, demostrando una y otra vez el carácter mágico de todo el cuento, hicieron mucho por establecer la popularidad de esta serie de films entre el público infantil. Aunque los primeros intentos de establecer a Tinker Bell (la Campanita de antaño) no se destacaban por la sutileza de sus mensajes pedagógicos y en algún momento exageraban con las lecciones camufladas entre haditas varias, lo cierto es que en este caso la fórmula alcanzó su mejor medida. Esta vez en el centro del relato que transcurre en el bellísimo y pacífico mundo de las hadas está Fawn, cuya labor y pasión en la ordenada sociedad mágica es ocuparse del bienestar de los animales con los que conviven. Claro que el cariño y el cuidado de Fawn por todo bicho que se le cruce a veces provocan más de un inconveniente para el resto. Sus amigas, con Tinker Bell a la cabeza, la protegen y defienden incluso cuando insiste en cuidar a un pichón de águila que podría devorarlas sin esfuerzo, pero sus impulsos no son tan bien vistos por las exploradoras, una fuerza de elite encargada de cuidar la seguridad del valle de las hadas. Una seguridad que se verá seriamente amenazada cuando la tierna e impulsiva Fawn se cruce con la bestia del título. Una cruza entre oso, mono y comadreja, Gruff, así bautizado por su protectora, tiene unos ojos verdes y unos colmillos que no auguran nada bueno, al menos eso piensan todos menos Fawn. Con muchos momentos de humor que nunca abandonan la vocación familiar de todo el film (aquí no hay guiños cómicos diseñados para los adultos que dejen a los chicos afuera), la historia avanza de una escena de acción a la otra con alguna secuencia de emoción para equilibrar todo el asunto. Gracias a un papel protagónico bien escrito, a quien acompaña un grupo de personajes secundarios que aportan coherencia y variedad de miradas al relato, Tinker Bell y la bestia de Nunca Jamás entretiene, emociona y consigue que aun el mensaje lleno de lecciones sobre la vida resulte parte integral y necesaria de la trama.
Entretenimiento para niñas y poco más. Sexta película de Tinker Bell, desprendimiento de la historia de Peter Pan creada por J. M. Barrie y dueña de una franquicia que parece no agotarse. La película del año 2008 fue la única verdaderamente clase A de toda la saga y aunque casi todos los títulos posteriores fueron directo a DVD en Estados Unidos, su país de origen, acá una vez más se intenta con el cine. Sin duda el mercado local permite que se tome esta decisión, dejando de lados tantos buenos films de animación que jamás veremos en la pantalla grande. Tinker Bell y la bestia del Nunca jamás no presenta ni el más mínimo atisbo de novedad ni parece tampoco buscarlo. Fawn, el hada de los animales, tiene con ellos una debilidad absoluta. Eso lleva a que por momento ponga en riesgo la paz de su tierra y sus amigas hadas. Pero a pesar de experiencias complicadas en el pasado, Fawn apuesta una vez más cuando se encuentra con una bestia que, a juzgar por su aspecto, es merecedor de las mayores precauciones. Esta bestia, que le debe algo a los personajes de Miyazaki y también tiene un aire (bastante, hay que decirlo) al gato Chesire de Alicia en el país de las maravillas, será cualquier cosa excepto una amenaza real. No es la búsqueda del film la de transgredir reglas o inquietar al espectador. Su target es claro y hacia el entretenimiento para niñas apunta esta película, como lo hicieron las anteriores. Pero aunque su estética es pobre y sus intenciones humildes, eso no significa que haya que conformarse con poco. Se pueden hacer películas como esta sin tener que ser tan rutinario y carente de encanto. Le falta muchísimo a Tinker Bell y la bestia del Nunca jamás para convertirse en un film valioso, aun cuando sus fans queden más que conformes. Ginnifer Goodwin, una de las protagonistas de la exitosa serie Once Upon a Time da la voz para para el personaje protagónico, aunque en la versión en castellano no la podamos escuchar. Una pequeña referencia al mundo de las hadas, que tanto en el cine más comercial como en estos productos de consumo hogareño, parece estar pasando por una primavera a la que se vislumbra larga y productiva, más allá de sus escasos méritos artísticos.
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Un monstruo entre las hadas. Es muy entretenida y visualmente agradable. La bestia peluda es adorable. Suele decirse que los spin-off difícilmente tienen éxito: si esto es verdad, entonces Tinker Bell es la excepción que confirma la regla. Porque Campanita, el hada creada en 1904 por James Barrie como personaje secundario de Peter Pan, ya va por su sexta película propia: una por año desde que Disney lanzó la primera, en 2008. Pero en este caso, Tinker Bell se corre del primer plano para cederle el protagonismo a Fawn, otra de las hadas de la isla de Nunca Jamás. Fawn es el hada experta en animales -como los Pitufos, esta suerte de Barbies aladas se dividen el trabajo y cada una tiene su especialidad-, con predilección por la fauna salvaje. En una de sus exploraciones por la isla descubre a un monstruo peludo (adorable pariente de las criaturas que creó Maurice Sendak en su clásico libro infantil Donde viven los monstruos). Algunas hadas lo adoptan como amigo, pero otras lo consideran peligroso, del mismo modo en que resultaron otros seres adoptados en el pasado por Fawn, y quieren capturarlo. He ahí la moraleja de la película: las apariencias engañan. Más allá de esos toques de corrección política característicos de Disney, Tinker Bell y la bestia del Nunca Jamás cumple con los requisitos básicos de este tipo de películas: es entretenida (sobre todo para chicos de hasta ocho años) y es agradable visualmente, algo que se aprecia sobre todo en la versión 3D (los diferentes paisajes de la isla y la bestia peluda son los diseños más logrados). El aspecto musical también es correcto: las canciones no son gran cosa, pero tampoco molestan -lo mismo que el doblaje de castellano neutro-, y en estos casos eso es suficiente.
Tinker Bell se apresura a juzgar. Steve Loter, especialista en films de animación como "Los pingüinos de Madagascar", puso también su talento como guionista al servicio de esta sexta entrada en una impensada franquicia de Disney. Es que Tinker Bell/Campanita era conocida como el hada voladora del clásico relato "Peter Pan", historia que se fue alejando totalmente de las sucesivas producciones que el estudio del Ratón Mickey estrenó generalmente directo a DVD. Este caso de "Tinker Bell y la Bestia de Nunca Jamás" también estaba originalmente previsto para el mercado de directo a DVD, sólo que en los Estados Unidos tuvo un lanzamiento limitado en salas que evidentemente llevó a su estreno en los cines argentinos. Es un producto curioso, ya que la propia Tinker Bell es un personaje secundario en la historia, dominada por otras hadas colegas del paraje mágico donde vive (algunas que en la versión original tienen las voces de actrices tan talentosas como Anjelica Huston y Rosario Dawson), y por supuesto por la bestia de Nunca Jamas a la que se refiere el titulo, que da lugar a tonos más oscuros de lo visto anteriormente en esta saga, y que básicamente sirve para dar un mensaje acerca de que no hay que juzgar a nadie por su apariencia. "Tinker Bell y la Bestia de Nunca Jamás" no será precisamente una joya del cine animado, pero con su banda sonora llena de canciones insípidas para chicas, y sus tonos rosados, servirá para entretener a su público cautivo de preadolescentes que vienen siguiendo sus películas a través del DVD y el cine.
Una nueva película de Tinker Bell o Campanita llega a los cines, disfrutable para los más chiquitos, aunque no aporte nada nuevo. La hada más famosa de Disney, Tinker Bell ha expandido su personaje en un gran universo, y se ha alejado de la clásica historia de Peter Pan, que junto a otros personajes inocentes y adorables como ella, descubren el mágico mundo que habitan. En Tinker Bell y La Bestia de Nunca Jamás el protagonismo pasa en Fawn, el hada encargada de investigar y cuidar la naturaleza y todos los animales que habitan en el bosque. La idea del film es la del monstruo incomprendido pero bueno (como por ejemplo en Como entrenar a tu dragón). Aunque en ese ejemplo los “malos" de la película tardaban en aparecer; aquí son inexistentes; exaltando más su inocencia.
Confianza en lo desconocido. En esta nueva versión de la hadita de Disney, la sexta en la pantalla grande, Tinkerbell despliega una personalidad mucho más aventurera que contagia entretenimiento. La sexta película de Tinkerbell se editó directamente para el formato video en Estados Unidos pero llega a la Argentina como estreno de salas mayores. Si bien los filmes animados suelen ser menos extensos en general, éste dura "apenas" 76 minutos. Para lo que cuesta un ticket de cine hoy en día (en que los aumentos siguen ocurriendo a un compás sostenido) la experiencia puede tener gusto a poco. Pero es cierto también que esos minutos pasan rápido porque son entretenidos. Tal vez el rasgo distintivo de este filme sea la mayor dosis de acción que tiene en relación a los anteriores. Los filmes sobre esta hada de Disney estuvieron históricamente asociados a sensaciones y emociones más "tradicionales", por lo cual esta variante es bienvenida. Es más aventurera esta Tinkerbell y lo bueno es que esa dinámica mayor no ha repercutido en una importante pérdida del detalle. Cuando empieza el relato, un cometa verde surca el cielo del reino de las mágicas mujercitas aladas. Parece un fenómeno común pero no lo es. Engranajes secretos se mueven en la oscuridad y despiertan de su letargo a un enorme y atemorizante ser. Parece un bisonte, pero tiene cola y lengua de reptil, pinturas de alguna tribu en la pelambre y parece que, también, alas... Cuando lo oyen rugir en la espesura lejana todos quieren esconderse. Menos Fawn, el hada de los animales. Aunque la reina la advirtió, ella sigue siendo por demás curiosa. "Es muy valioso que te guíes por lo que te dice tu corazón, pero también debes darle un espacio a tu cabeza", le dijeron, palabras más, palabras menos. Se referían a su costumbre de traer animalitos a la aldea para recuperarlos de heridas y enfermedades, sin tomar en cuenta el peligro que puedan representar cuando se recobren. Fawn no hará caso. Se internará en la parte yerma del paisaje, dispuesta a conocer al monstruo al que todas temen y que a ella mientras lo espiaba le ha despertado ternura, simpatía y confianza. Algo que hace especiales a todas las películas de Tinkerbell es la observación del universo a escala diminuta. El mundo de las hadas está poblado por animales pequeños pero también se aprecia en él un cruce entre lo artesanal y la naturaleza. Una gota de agua puede ser un espejo. Una hoja de árbol, convertirse en un vestido traído de la modista. Un tallo, funcionar como el eje de una carreta. Y así. Tinkerbell todavía tiene magia. Y cuerda.
Ya el título adelanta que un animal legendario, que despierta la ternura de una de las amigas de la protagonista, pone el alerta a todas exploradoras que temen romper las reglas y hacer peligrar su hogar. Con el encanto de siempre y para su público cautivo.
Tinker Bell y La Bestia de Nunca Jamás, es la sexta película de la saga de el hada mas conocida en el mundo de la animación. Vamos a hacer un recorrido por esta película que sinceramente en principio pensé que me iba a hacer perder mi tiempo. Nunca Jamás En la tierra de las hadas vive Fawn (Ginnifer Goodwin) un hada bastante particular, ya que le gustan demasiado las criaturas salvajes. Una noche un comenta con un halo verde pasa por la tierra de las hadas despertando a una criatura milenaria que permanecía dormida hace 900 años. Fawn descubre esta criatura y llevada por su curiosidad intenta por todos los medios estudiarla y entenderla, pero existe la leyenda de que esa criatura viene para destruir el mundo como ellas lo conocen. Básicamente este es el argumento de Tinker Bell y La Bestia de Nunca Jamás, pero ustedes se preguntaran que pito toca Tinker Bell en toda esta historia, básicamente nada, Tinker está solo para ponerle nombre conocido a una historia totalmente nueva. Es realmente digno de recalcar que la falta de un antagonista firme en la historia no hace mas que demostrar lo solida y efectiva que es la historia de este film. La película es animación y está en 3D, realmente se nota la decisión de lanzar este producto directamente a video en Estados Unidos, nosotros tuvimos la suerte de que se estrenara en cines en una época donde no hay muchas películas para niños y sobre el segmento estaba medio descuidado. Disney se caracteriza por, tomas espectaculares como por ejemplo, vuelos mostrándonos el lugar, personajes conocidos y una estética sumamente colorida. No hay que subvalorar este film solo porque se trata de una película para los mas chicos, créanme que fui con esa idea y no podía estar mas equivocado. La compañía del ratón piensa sus productos de manera tan milimetrica que se nota en todo, desde el modelado de los personajes hasta las canciones. Está película tiene tres maravillosas canciones de KT Tunstall que se quedarán con nosotros después que dejemos el cine. Conclusión Tinker Bell y La Bestia de Nunca Jamás es una historia corta contada en forma de fábula que trata de mostrarnos los valores de la confianza en uno mismo como en los otros, enseñarnos a confiar en nuestro instinto y no guiarnos por las apariencias que a veces definitivamente engañan.
Emotivo final de la saga Tinker Bell que se despide del cine con la historia de la bestia del Nunca Jamás. Hubo niñas que derramaron un par de lágrimas en la función de prensa y también alguna colega que se enganchó con la trama de la película. La compañía del ratón Mickey tenía programado dos películas más con estos personajes pero los proyectos se suspendieron en el 2013 debido a que los productos de merchandising de la línea Disney Fairies declinaron sus ventas en los últimos años. Por ese motivo no habrá más filmes con estos personajes, salvo que el estudio cambie de planes. Cuando surgió la primera película en el 2008 recuerdo que esto me parecía una truchada pensada para explotar los personajes de Peter Pan. Sin embargo, cuando fui al cine con mi sobrina, que en ese momento tenía tres años, me sorprendí al encontrarme con una película muy cuidada en la trama y su realización que brindaba una excelente propuesta infantil. Estas producciones de John Lasetter (Toy Story) desarrollaron muy bien todo un universo de fantasía que fue creciendo con el transcurso de la saga y conectó muchísimo con el target de espectadores al que se dirigían estas historias. En general, niñas de cuatro a nueve años. Si comparamos estos filmes con otras propuestas clase B de Disney y algunas películas de animación que llegaron a los cines en el último tiempo, la saga Tinker Bell sobresale claramente por el contenido de sus argumentos. A los largo de seis entregas los guionistas jamás repitieron una misma formula argumental y presentaron historias que expandieron este universo de ficción. Por consiguiente, todas los capítulos fueron completamente diferentes. En este último episodio, el film retoma un poco el estilo de la película anterior. La trama se concentra más en el misterio y la aventura y Tinker Bell tiene un rol secundario. La gran protagonista esta vez es Fawn, el hada de los animales, a quien le cambiaron un poco la imagen para esta historia y la convirtieron en un personaje más interesante. El elemento que hace tan especial a este film es que La bestia del Nunca Jamás terminó siendo la película más emocional de la serie. Si bien no hay ningún "momento Bambi" a lo largo del conflicto, la relación entre Fawn y el monstruo está muy bien trabajada y el final puede generar alguna lágrima entre las niñas más sensibles. La verdad que en estos días donde los canales de televisión de esta compañía están plagados de propuestas de animación tontas y vacías de contenido (como Phineas y Ferb) y series live action con adolescentes obsesionados por ser famosos en el mundo del espectáculo, la saga Tinker Bell terminó siendo un bastión infantil de fantasía pura para los más chicos que estuvo en sintonía con el verdadero espíritu de Disney. Para tratarse de producciones clase B de un estudio importante, el mérito de estos filmes no fue para nada menor.
Una divertida fábula para los más pequeños. Todo se desarrolla en la hermosa y colorida aldea Pixie Hollow, donde vive la Hada Fawn (Voz original de Ginnifer Goodwin, "Once Upon a Time") sabe ser amiga, es divertida, solidaria, inquieta y muy comunicativa. Reina la armonía y la tranquilidad pero después del paso de un cometa aparece una especie de monstruo enigmático del país de “Nunca Jamás”. Las otras hadas consideran a este animalito como una amenaza en quien no deben confiar, piensan que va a destruir todo y quieren que se vaya de su territorio. Fawn cree en este ser gigante, peludo y de dientes grandes cuyo cuerpo es parecido al de una comadreja y sus comportamientos similares al de un mono. En un principio no se entienden demasiado pero luego Fawn intentará ayudarlo, comenzando a notar su amabilidad, bondad y que puede ser amigo, lo llama Gruff y luchará contra todo para lograr su objetivo, pero el resto de las hadas hablan de una profecía. Este animalito tiene ojos color verde, colmillos, alas, cuernos, cola y es torpe, hiere involuntariamente a una de las hadas por lo cual él también queda impresionado, pero después descubren lo que sucedió realmente. El film cuenta con las voces originales de: Ginnifer Goodwin (Fawn), Nyx (Rosario Dawson "Sin City, Trance"), Mae Whitman (Tinker Bell), Megan Hilty (Rosetta), Lucy Liu (Silvermist), Raven Symone (Iradessa), Chloe Bennet (Chase), Angelica Huston (Queen Clarion) y es dirigida por Steve Loter (“Kim Possible"; “Tarzan & Jane”) y producida por Makul Wigert (“Campanilla. El secreto de las hadas”; “Bolt: Un perro fuera de serie”). La historia está llena de magia, sorpresas y diversión en una fábula con momentos encantadores. Recomendada para niños menores de 8 años, que podrán apreciar las criaturas fantásticas y llenas de misterio. Es una película muy colorida que incluye varios mensajes entre los que se destaca aquel que nos habla de que no hay que jugar a los seres por su apariencia y a veces hay que ser menos prejuicioso. Visualmente atractiva sobre todo en la versión 3D, tiene simpáticas canciones, se encuentra llena de mensajes, emoción y magia. Cumple a la hora de entretener sobre todo a la platea más pequeña.
Las apariencias engañan “Tinker Bell y la bestia del Nunca Jamás” es la sexta película dedicada a esta hada y sus amigas, convirtiendo al personaje de Peter Pan, creado en 1904, en un ícono adoptado por los niños. Con todos los condimentos necesarios para que sea una buena película para los más chicos (entre 1 y 10 años), esta nueva propuesta de Disney resulta una opción emocionante y colorida con altas dosis de ternura y buenas canciones. El reino de las hadas es atractivo, enigmático y colorido. Allí la flora y la fauna son el leit motiv de estas adorables criaturas que cuidan de ellas con suma dedicación. Sin embargo, no todo es tan calmo; ya que durante una exploración, Gruff, una bestia peluda es descubierta por Fawn, un hada de la isla de Nunca Jamás experta en animales salvajes. Pero este animal con ojos verdes brillantes no es bienvenido en la Tierra de las Hadas, y ellas están decididas a capturar a la misteriosa bestia antes de que destruya su hogar. Mientras que algunas optan por adoptarlo y otras insisten en que es una amenaza, este monstruo se va ganando el corazón de las pequeñas criaturas voladoras. Poco a poco, ellas podrán ver el corazón tierno que se esconde bajo su brusco exterior. El propósito real de Gruff es la verdadera sorpresa de esta historia que emociona a los más chicos. Con paisajes florales, simpáticas melodías y una historia conmovedora, “Tinker Bell...” deja al descubierto la ingenuidad de la niñez. Pero lo más importante está en su moraleja, fundamental en los cuentos infantiles, que habla de no dejarse llevar por las apariencias y confiar en lo que dice el corazón.
Para quien escribe, Winnie Pu y Tinker Bell (junto con todos los que los rodean) son los personajes más insoportables, insulsos y vacíos de los estudios Disney. El caso del hada salida de Peter Pan es peor porque al tener todas la fisonomía de muñecas Barbie con alas, es decir, todas son bellas, cintura espigada, ojos claros, pelo de comercial de shampoo, etc, se da una suerte de discriminación por omisión. Hasta ahora en ´ésta saga no hay gordos, ni enanos, ni etnias (salvo algún hada negra u otra con pequeños esbozos de rasgos orientales). Fuera de los cánones de belleza de las hadas apenas si hay lugar para algún viejo o habitantes masculinos torpes o ridiculizados. Si este fuera el único problema, asumiendo que las niñas (y unos pocos varones) no prestan atención a estos detalles, vaya y pase. Pero los guiones tampoco ayudan y los diálogos tienen un vuelo bajísimo. Casi no ha habido conflictos en toda la saga, de manera tal que el cambio de director es la primera señal saludable que tiene “Tinker Bell y la bestia del Nunca Jamás”. Steve Loter, que también participa en el guión, corre al hada verde de la ecuación y se centra en otra del grupo, el hada de los animales. Hay un sonido gutural que se escucha en las tierras de Nunca Jamas, sobre ese sonido hay tejida una leyenda de un terrible monstruo destructor. Pero Fawn confía en sus dones para comunicarse con los animales y desconfía de lo que “otros” dicen. En esto de no juzgar al libro por la tapa comienza la construcción de una aventura dinámica que apunta al mensaje de no discriminar ni ser prejuiciosos. Al no olvidar que “Tinker Bell y la bestia del Nunca Jamás” debe ser ante todo una aventura, el realizador le imprime un ritmo mejorado respecto de todas las anteriores. El resultado es una suerte de resurrección de una saga que estaba agorada. Ya no ver a Tinker Bell y sus preocupaciones por como tiene el pelo, suma. Habrá que ver qué sucede con el resto.